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Sobre la ejecución

judicial del laudo


arbitral
Por Saúl Suárez Gamarra
Nuestra Constitución Política reconoce, además de la jurisdicción ordinaria y
de la jurisdicción militar, una jurisdicción arbitral, pese a no contar ésta con la
posibilidad de ejecutar directamente lo que se resuelva en su sede. En este sentido,
cuando un laudo arbitral se encuentra consentido o ejecutoriado y 1a parte a quien
se impone obligaciones no 1as cumple, la contraparte debe recurrir al Poder
Judicial para ejecutar el laudo.
El laudo arbitral firme constituye un título de ejecución y se ejecuta al igual
que una resolución judicial.
A los efectos de ejecutar un laudo arbitral, el interesado debe:

- Cumplir con los requisitos comunes exigidos para toda demanda y que se encuentran
descritos en los artículos 424 y 425 de nuestro Código Procesal Civil.
- Según lo dispone el artículo 85 de la Ley General de Arbitraje, se debe
acompañar a la demanda copia del convenio arbitral, del laudo arbitral en primera
instancia arbitral, del laudo en segunda instancia arbitral o de la sentencia judicial
que resuelva la apelación o de la sentencia judicial que resuelva la anulación, en su
caso.
Un requisito no señalado expresamente por la Ley de Arbitraje, pero que se
encuentra implícito a los efectos de pedir la ejecución de un laudo, es que se debe
acompañar también ala demanda de ejecución, la resolución del árbitro o del
Tribunal (según sea el caso) que declara consentido el laudo.
A través de nuestra experiencia profesional, hemos tenido oportunidad de
conocer casos en los cuales la sede arbitral señala que se encuentra imposibilitada
materialmente de conocer si se ha presentado o no un recurso de anulación contra
su laudo, por lo que no puede expedir una resolución de consentimiento del mismo.
En efecto, el artículo 71 de la Ley General de Arbitraje señala que el recurso de
anulación de laudo se interpone directamente ante el Poder Judicial, por lo que la
sede arbitral sólo tendrá conocimiento de la existencia del recurso de anulación
cuando el Poder Judicial le solicite la remisión del expediente que contiene la
tramitación del proceso arbitral. Antes de este pedido, la sede arbitral se encuentra
imposibilitada materialmente de conocer si se encuentra en trámite o no un recurso
de anulación contra el laudo.
Esta situación se agrava aún más cuando se advierte, hasta donde conocemos,
que ninguna Corte Superior del país tiene una base de datos que le permita otorgar
constancia alguna que certifique si se está tramitando o no en su distrito judicial
algún recurso de anulación contra determinado laudo cuya ejecución es solicitada
por la parte interesada; constancia que consti1uiría, entendemos, el único
documento sobre cuya base la sede arbitral podría otorgar, con total certeza, una
resolución de consentimiento del laudo.
El juez declarará inadmisible una demanda de ejecución de laudo a 1a cual no
se le acompañe la resolución de la sede arbitral que lo declare consentido. En este
escenario, otorgará un plazo al demandante para que acompañe esta resolución de
consentimiento bajo apercibimiento de rechazar la demanda.
En estos casos, resulta pertinente poner en conocimiento del juez la
imposibilidad material de la sede arbitral para expedir la resolución de
consentimiento del laudo y la resolución de la sede arbitral que así lo exponga.
Asimismo, debe recordarse que ningún juez puede dejar de administrar justicia por
defecto de la norma. En este sentido, consideramos que una solución práctica sería
solicitar al juez notifique a la demandada para que, en un plazo determinado,
presente al juzgado copia del cargo de la demanda de anulación de laudo en caso la
haya presentado, bajo apercibimiento de admitir a trámite la demanda de ejecución.
En la medida que no se corrija legislativamente este tema o no se implemente
la infraestructura necesaria que le permita a 1as Cortes Superiores de Justicia de la
República expedir "Constancias de No Presentación de Recursos de Anulación",
deberán ser los jueces quienes, a través de soluciones como la propuesta y
respetando el derecho de defensa de la contraparte, permitan que los procesos de
ejecución de laudos sean finalmente tramitados superando defectos normativos
como el comentado en estas líneas. Carece de sentido que el sistema de arbitraje en
el Perú vea entrampada su etapa de ejecución cuando justamente una de 1as
finalidades del arbitraje es procurar un sistema ágil y seguro para 1a solución de
conflictos que supere 1as deficiencias legales o de infraestructura propias de
nuestra tradicional jurisdicción ordinaria.
Art. publicado en Síntesis el lunes 04 de febrero de 2002

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