Sie sind auf Seite 1von 17

UNIDAD 4.

FUNDAMENTOS BIOLÓGICOS DE LA CONDUCTA

Desde el origen de la civilización, con la creación de asentamientos fijos y el paso de


una humanidad arcaica de cazadores recolectores, nómada, a una sociedad de
agricultores, con cultos religiosos, templos, jefes de la tribu (formas primitivas de
gobierno); desde siempre que ha empezado a haber un siempre, vamos, un código de
conducta (normas) y unos castigos, los seres humanos nos hemos sentido especialmente
preocupados por la libertad y la responsabilidad, por la pregunta de qué será aquello que
nos hace actuar como lo hacemos: ¿los dioses nos guían? ¿Nuestras almas nos mueven?
¿Es un accidente muchas veces nuestro obrar, algo fortuito que sucede en función de
circunstancias a las que reaccionamos? ¿Somos, como dice Homero, “de la estirpe de
las hojas”, seres puramente naturales, reemplazables, y nos sucedemos según una rutina
similar a la que guía el cambio de las estaciones?

Es un debate aún abierto y por resolver, la discusión entre lo innato (innatismo,


nacemos con lo más importante de nuestro comportamiento ya predeterminado) y lo
adquirido (ambientalismo: son las sucesivas experiencias marcadas por el ambiente las
que determinan cómo somos), en inglés: Nature vs. Nurture, la naturaleza (herencia
genética) y la crianza (cultura). El pensamiento clásico se ha pronunciado en ambos
sentidos:

- En cuanto a la importancia del aprendizaje y el entorno Ortega y Gasset dice: “el


hombre no tiene naturaleza, sino historia”; y los seres humanos tendríamos como
segunda naturaleza las costumbres (el concepto de segunda naturaleza se suele
asociar desde Aristóteles al aspecto adquirido de su comportamiento, ese aprendizaje
social que le influiría más en su comportamiento que su aspecto animal innato). Esta
corriente ha confiado siempre en la capacidad de la enseñanza (oficial y también la
informal, por parte de familia, amistades, etc.) y otras iniciativas sociales en el
proyecto de mejorar el carácter, la forma de ser, y por lo tanto la actitud y las
acciones de los individuos.

- El innatismo se ha basado más en las leyes de la genética desde la fundación de esa


disciplina por Mendel, y en ella ha destacado Edward Wilson con la disciplina que
contribuyó a fundar, la sociobiología, según la cual los aspectos fundamentales de
nuestra conducta tendrían una raíz biológica, codificada en nuestros genes. Estas
tendencias básicas se habrían ido fijando a lo largo de miles de años de evolución
(entre las más representativas estarían el impulso de agresión para asegurar la
supervivencia; el encontrar ciertos rasgos físicos más atractivos como signos de una
mayor probabilidad de reproducción; la empatía como una capacidad que aseguraría
el trabajo en grupo para la caza, defensa…

ASPECTOS INNATOS DE LA CONDUCTA

Las investigaciones psicológicas actuales están se encuentran divididas en lo referido a


qué proporción de las conductas son aprendidas; y cuáles dependerían de legado que
viene dado por herencia genética. El consenso varía según la época, pero acaba
estableciéndose en un término medio: según esto, la influencia sería más o menos del
50% - 50 %.

Konrad Lorenz, fundador de la etología, analizando el comportamiento de los diversos


animales llegó a la conclusión de que la inmensa mayoría de sus comportamientos no
eran algo aprendido, sino innato en su especie, instintos. Un ejemplo sería en el caso de
los ánades y otros patos: lo que siguen las crías no es a la madre, sino a cualquiera que
se ponga en movimiento delante de ellos.

En los seres humanos hay una serie de conductas heredadas (algunas de ellas persisten
hasta la vida adulta), denominadas reflejos arcaicos o primarios, que resultan muy útiles
tanto para alimentarse como para defenderse del medio ambiente. Esto depende de su
sistema nervioso, el cual rige todas las respuestas, tanto innatas como aprendidas.

COMPONENTES DEL SISTEMA NERVIOSO RELEVANTES PARA LA CONDUCTA

El sistema nervioso es el principal mecanismo que emplea el cuerpo humano para


estructurar, procesar y transmitir la información en su interior. Su funcionamiento es
electroquímico, es decir, funciona combinando química e impulsos eléctricos para
almacenar y comunicar la información de la manera más eficiente posible.

El sistema nervioso está compuesto, principalmente, por el sistema nervioso central


(encéfalo y médula espinal), encargado de la percepción, las emociones y los
razonamientos más complejos, así como gran parte de las funciones vegetativas (el
sueño, el apetito, etc.) y el sistema nervioso periférico compuesto por los nervios
motores, que activan músculos y tendones, pero también aquellos que controlan las
vísceras, la sudoración, el pulso, etc., (estos últimos conformando el sistema nervioso
autónomo, que controla los actos involuntarios, de respuesta automática.)

Veamos los elementos básicos de ese sistema:

La unidad básica del sistema nervioso es la neurona, la célula nerviosa. “El médico
italiano Camillo Golgi sostenía que el cerebro era una red de conexiones sin
interrupciones. Basándose en la investigación de Golgi, el científico español Santiago
Ramón y Cajal aplicó nuevos métodos de tinción de las neuronas para observar sus
enmarañadas ramificaciones y descubrió lo que Golgi no había podido discernir: que
cada neurona es una célula distinta, separada de todas las demás.

Las neuronas envían señales a través de unas prolongaciones llamadas axones, y las
reciben a través de las prolongaciones receptoras, denominadas dendritas. Entre el
extremo de los axones y el de las dendritas hay un pequeño espacio: la hendidura
sináptica. Posteriormente los científicos descubrirían que los axones vierten un cóctel de
sustancias químicas en dicho espacio para desencadenar una señal en la neurona vecina.

Cada neurona tiene un promedio de 10.000 sinapsis (conexiones con otras neuronas).
¿Siguen algún orden esas conexiones, o son puramente aleatorias? ¿Se producen esas
conexiones preferentemente con algún tipo específico de neuronas?
(…) Lichtman y Kasthuri descubrieron que cada neurona establece casi todas sus
conexiones con una sola neurona, y evita escrupulosamente conectarse con casi todas
las otras células apiñadas a su alrededor.” (Nature, Marzo 2015)

"La neurona, pues, realiza las funciones básicas de este sistema en tanto sirve de
eslabón comunicante, de receptores y efectores, a formando de fibras nerviosas. Un
“cableado cebrebral” según Wedden de “de unos 160.000 kilómetros de fibras
nerviosas (una longitud equivalente a cuatro veces la circunferencia de la Tierra) que
constituyen la sustancia blanca y que conecta los diversos componentes del
cerebro, dando origen a todo lo que pensamos, sentimos y percibimos.” (Nature)

A su vez, los científicos han establecido la importancia de nuestra herencia genética


para la conformación de esa red neuronal. “Se diría que el cerebro tiene un paisaje
genético enormemente definido y preciso, en el que ciertas combinaciones de genes
desempeñan determinadas tareas en diferentes localizaciones. Cabe la posibilidad de
que el secreto de muchas enfermedades neurológicas se esconda en ese paisaje, por la
activación o la desactivación anómala de determinados genes.”

Entonces, ¿es genética, heredada, la estructura de nuestro cerebro y sus capacidades, su


los límites y posibilidades de su funcionamiento?

A partir de los años 90 del pasado siglo, se pusieron de moda los estudios con gemelos
idénticos, en los que se hizo un seguimiento para comprobar si el ambiente podía influir
mucho o poco en el desarrollo de dos individuos con un punto de partida genético tan
similar, si no idéntico. Los resultados han sido variables, pero, a grandes trazos, y sin
que esta cuestión se haya cerrado, se ha venido a considerar que mientras que gran
parte de los rasgos físicos tienen un carácter predominantemente hereditario, las
diferencias psicológicas están mucho menos marcadas. Según el resumen de Oliver
James, características tan importantes como la propensión a la violencia o las
tendencias sexuales apenas se heredan. La tendencia a extroversión (ser más abierto)
y la tendencia a emocionarse con facilidad tendrían un carácter heredable de en torno a
un 40%, mientras que la creatividad (25%) y la memoria (32%) lo serían menos.

De la lista de enfermedades y trastornos más o menos heredables, es relevante conocer:

- Las enfermedades que dependen más del ambiente son: las depresiones leves, las
adicciones, los trastornos de personalidad y de alimentación, las tendencias a la
violencia y las neurosis.

- Entre las enfermedades que, en cambio, tienen un fuerte componente genético,


destacarían: la esquizofrenia, el autismo, las depresiones graves y la bipolaridad
(trastornos maníacos-depresivos).

Es importante tener esto en cuenta a la hora de conocer la herencia genética de una


misma, sabiendo siempre que el horizonte de rasgos heredables condiciona la vida de
los individuos y ha de ser tenido en cuenta para prevenir antes que curar (con hábitos
saludables, evitando situaciones muy estresantes o el consumo de drogas, acudiendo a
terapia, etc.). La herencia no constituye una condena por sí sola, puesto que las más
heredables de las enfermedades dependen también del medio, de las actitudes y
actividades a las que nos entregamos, para manifestarse o no, ya que lo que hacemos en
el día a día facilita la expresión de ciertos genes. El genotipo, la base genética, puede
dar lugar a diversos fenotipos el desarrollo de distintos rasgos físicos y psicológicos.
Pero ¿qué componentes de nuestro sistema nervioso son los más relevantes para
explicar aquello que sí condiciona nuestra conducta por parte de nuestra biología?

Con el fin de explicar los componentes más importantes de nuestra conducta, conviene
primero hacer un breve recorrido de los modelos que se han hecho de nuestro sistema
nervioso central para dar razón de nuestra conducta.

En la década de 1960, Paul Maclean propuso un modelo que ha tenido mucho éxito en
las explicaciones de nuestro comportamiento, el del cerebro triuno. Según este
modelo, nuestro cerebro tendría una estructura en tres partes que dependería en su
formación de los miles de años de evolución que han llevado de una célula a
organismos más complejos, de los reptiles a los mamíferos y de estos mamíferos a
nosotros, los homo sapiens sapiens. Tendría tres capas, en sentido metafórico, tres
niveles organizados según su complejidad y antigüedad, del más primitivo y compartido
por un mayor número de especies al más reciente, el que sería exclusivo de los seres
humanos:

-La primera capa, que algunos han llamado “cerebro reptiliano”, porque la
compartiríamos hasta con las salamandras y los dragones de komodo. estaría encargada
de las funciones automáticas, la regulación de la temperatura, el apetito, la agresión
inconsciente, defensiva, etc. Es lo que luego se comprobó que realizaba el sistema
nervioso autónomo, y que está mucho más interconectado con el resto de componentes
de lo que Maclean planteaba.
-La segunda capa, sería ya propia de los mamíferos, y estaría encargada de las
emociones; si percibimos las circunstancias adecuadas para sentir miedo, sería el área
encargada de elaborar esa emoción, que comunicaría a la primera capa la necesidad de
temblar o tensar los músculos (invervarlos), de agitar la respiración y activar la
sudoración, etc., y a la vez activaría la tercera capa (estrategias de huída, etc.).
-La tercera capa: sería exclusiva del ser humano, el neocórtex o neocorteza, encargada
de los razonamientos, el lenguaje, la planificación a corto o largo plazo, las decisiones
morales... es decir, todo lo que solemos clasificar entre las funciones superiores y que
veremos más adelante con mayor detalle.

Sin embargo, este modelo modular y separado de las distintas funciones ha sido
abandonado. Como explica Sapolsky, en su ensayo Compórtate, "no existen realmente
centros en el cerebro para comportamientos particulares o concretos", la actividad de
esas tres capas no es tan fácilmente separable. Podemos hablar de áreas más o menos
encargadas de ciertas zonas, pero sus funciones no pueden aislarse. Bien, pero, entonces
¿qué áreas son fundamentales para explicar nuestro comportamiento?

Empecemos por las más básicas:


Sistema nervioso autónomo: del que ya hemos hablado, dividido entre simpático y
parasimpático. El Sistema Nervioso Simpático media en las reacciones de miedo, lucha,
huída y en la respuesta sexual. En su funcionamiento intervienen diversos neurotrans-
misores, pero destaca la adrenalina. El Sistema nervioso parasimpático se encarga de las
reacciones inhibitorias (el control de los gastos innecesarios de energía) y por lo tanto
en los estados de relajación.
Sistema límbico: es la serie de estructuras encargadas de procesar las emociones, en
este destaca la amígdala, a la que merece la pena dedicarle una sección:

La amígdala:
La amígdala es una estructura situada en el encéfalo y conectada a múltiples áreas del encéfalo,
es fundamental por cuanto realiza múltiples funciones:

1. Integración de las respuestas emocionales: La amígdala coordina las respuestas


emocionales y por ella asociamos nuestras vivencais a sensaciones positivas o negativas,
gratificantes o aversivas.

2. Inhibición o control del miedo y desencadenamiento de la reacción lucha/huida: Es una


función que ha permitido la supervivencia de nuestra especie, estimulando o suprimiendo la
respuesta de lucha/huida. Se ha comprobado cómo lesiones en la amígdala pueden provocar
comportamientos agresivos y a la vez hacer que desaparezca el miedo, con los riesgos que ello
comporta.

3. Desarrollo emocional: la amígdala contribuye a que, en coordinación con la corteza cerebral,


aprendamos de nuestras emociones y sepamos aplicar mejores estrategias para el manejo de
nuestros sentimientos en función de experiencias pasadas y de las circunstancias.

4. La memorización: es importante darnos cuenta de cómo la amígdala influye en la


consolidación de nuestros recuerdos: solemos retener aquello que más nos importa, la respuesta
emocional es fundamental para la consolidación de nuestros recuerdos. Como explica Oscar
Castillero en el blog psicologíaymente.com: "incluso cuando el hipocampo falla y no permite
almacenar ciertos recuerdos, la amígdala permite que se preserve un cierto recuerdo emocional
de una situación, por lo cual es posible, que se tenga mucho miedo a los perros (memoria
emocional) sin recordar por qué ocurrió esto (debido al estrés que se sufrió en un evento
traumático con un perro, ese recuerdo "narrativo" de lo que ocurrió no se ha conservado)."

5. Regulación conducta sexual: esto es relevante porque nos permite comprobar que la
actividad sexual desconectada de sentimientos intensos, en ausencia de actuación de la
amígdala, tiene un carácter netamente distinto de cuando existe una vinculación emocional. Sin
la existencia de esa participación de las emociones, el acto podrá ser sexual pero no íntimo.

6. Agresividad: por último, y de esto existen muchos estudios, se ha comprobado que los daños
en la amígdala conducen a comportamientos agresivos o a su ausencia, de manera que ciertos
sujetos (de diversas especies) se volvieron totalmente mansos al serles extirpada esta zona del
encéfalo, mientras que otros, por verse estimulada, se volvieron extremadamente violentos.

Dos ejemplos bien célebres de esto último fueron los controvertidos casos de Charles Whitman,
el francotirador del campanario de Tejas, y la terrorista Ulrike Meinhof. Charles Joseph
Whitman fue estudiante universitario y ex-marine que en 1966 disparó desde una torre del
campus de la Universidad de Texas contra la multitud, asesinando a 15 personas e hiriendo a 32
antes de ser abatido. En su nota de despedida pedía que le hicieran una autopsia para descubrir
la raíz de su trastorno y los fuertes dolores de cabeza que sentía, al hacerlo se le descubrió un
glioblastoma que presionaba su amígdala. Ulrike Meinhof fue una teórica política y activista
que a partir de cierto momento se integró a Facción Armada del Ejército Rojo, un comando
terrorista de extrema izquierda que atentaba principalmente contra figuras de la política alemana
de conexiones con el antiguo régimen nazi, pero que fue también culpable de víctimas
inocentes. El comportamiento de Meinhof en sus últimos años fue muy radical, exacerbado, y al
hacérsele la autopsia se barajó que una operación que había recibido en su etapa moderada
podría haber tenido como resultado la sobreestimulación de la amígdala y esta podría haber
tenido un papel relevante en su carácter atormentado y vehemente, y tal vez en su elección de un
programa ideológico más extremo. Aunque ¿podemos estar seguros? Desde luego que no.

Cito estos dos casos, que trata Sapolsky en su libro Compórtate, para que el estudiante se haga
una serie de preguntas: ¿qué dice esto de nuestra responsabilidad individual? ¿Si se comprueba
que al eliminar cierta parte del cerebelo, la radicalidad desaparece, sería legítima cierta
lobotomía con fines democráticos?

La corteza cerebral
La corteza cerebral tiene múltiples funciones, desde el procesamiento de las sensaciones hasta el
inicio del movimiento y su coordinación, desde la asociación de ideas hasta la articulación del
lenguaje y la elaboración de análisis con los mayores niveles de abstracción.
Para el tema que nos ocupa, nos conformaremos con desarrollar un poco las funciones de el
lóbulo frontal:
Hablando de lesiones y de su efecto en nosotros, es interesante conocer el primer caso
relevante para el desarrollo de la neuroanatomía: el caso de Phineas Gage. Este obrero
del ferrocarril sufrió en 1848 un accidente que supuso que se le incrustara una barra de
hierro en el cráneo, destruyéndose gran parte del lóbulo frontal. El trabajador vivió
durante más de doce años, pero ya no volvió a ser el mismo: era mucho menos
afectuoso y más impulsivo, más perezoso y a la vez más agresivo, y sus inhibiciones y
sus escrúpulos morales habían desaparecido, podía hablar, moverse y actuar a muchos
respectos como cualquier otro, pero ya no tomaba las decisiones correctas, no sabía
controlarse.

Esto orientó a los médicos en el descubrimiento de la importancia de un área


fundamental para la planificación a largo plazo y la toma de decisiones morales, y
que suele estar conectada con el sistema límbico en su funcionamiento. Esto ha
permitido abandonar definitivamente el modelo de Paul Maclean, ya que, como
venimos afirmando implícitamente, nuestros razonamientos sobre lo que está bien y está
mal están conectados con nuestras emociones, nuestro razonamiento moral se vincula a
nuestros sentimientos tanto como a nuestros valores, y nuestra voluntad.

Esto se puso de manifiesto en dos experimentos distintos:

- El dilema del tranvía: desarrollado por Philippa Foot, según el cual habría que elegir entre usar
una palanca para desviar un vagón de ferrocarril y que de esa forma muera una persona en lugar
de cinco. Dos estudiosos, al estudiar la actividad cerebral de sujetos sometidos a esa prueba
comprobaron que la mayoría elegían hacerlo mientras se activaba su lóbulo frontal
(curiosamente, decidían no hacerlo si en vez de una palanca tenían ellos que empujar a la
persona para salvar a 5, lo que ello indica para el control de armas...).

-Experimento del marshmallow (del dulce): este experimento de los años 60 dirigido por Walter
Mischel puso a prueba la capacidad de aplazar la gratificación ("aguantarse las ganas") de varios
niños en relación con un dulce; se les prometía que se les darían más dulces si esperaban un
tiempo antes de comérselo, aquellos que sabían contenerse se supone que tendrían mayor éxito
en el futuro por su desarrollo del lóbulo frontal, su capacidad de dirigir el comportamiento con
vistas a un fin. Este experimento no ha logrado replicarse y existen dudas de que pueda aislarse
el desarrollo cerebral de los niveles de estrés y las circunstancias económicas del niño (más bien
al contrario: es más fácil aplazar el caramelo si se está acostumbrado a comerlos).
UNIDAD 5: ESTADOS DE CONCIENCIA:

a) EL SUEÑO:

El sueño ha sido un objeto de estudio descuidado por la ciencia médica hasta mediados
del siglo XX, cuando se empezó a monitorear y a medir a partir del registro mediante
encefalogramas (medición de la actividad cerebral eléctrica) electrooculogramas
(medición del movimiento ocular), electrocardiogramas (seguimiento de la actividad
del corazón, y ede otras pruebas.
En 1957, los expertos en fisiología W. C. Dement y N. Kleitman describieron cinco
fases del sueño, las cuales se darían de forma continua mientras nosotros
dormimos. El sueño se estructuraría en ciclos, es decir, sucesiones de fases, de entre 90
y 110 minutos aproximadamente: nuestro cuerpo pasaría por entre cuatro y seis ciclos
de sueño cada noche de descanso adecuado.
Durante la primera mitad de la noche predominan las fases lentas del sueño, mientras
que el sueño rápido o REM es aquel en el que tienen lugar los sueños y las
pesadillas, y se vuelve más frecuente a medida que la noche avanza. Veamos en qué
consiste cada uno de estos tipos de sueño.:
"El sueño lento conforma cerca del 80% del sueño total. Tiene
Fase 1: adormecimiento
La fase 1 del sueño, que supone menos del 5% del sueño total, está constituida por los
periodo de transición entre vigilia y sueño. Aparece también entre los diversos ciclos
de sueño. En esta fase es en la que perdemos conciencia del entorno y a veces se
producen leves alucinaciones visuales y como anticipos del sueño, llamadas
"alucinaciones hipnagógicas", especialmente en niños y personas narcolépticas.
En esta fase se emiten las ondas alfa, las cuales se presentan también se dan cuando
estamos relajados en la vigilia, especialmente al cerrar los ojos. En esta fase es fácil
despertar cuando hay ruidos fuertes
Fase 2: sueño ligero
El sueño ligero sigue a los periodos de adormecimiento. Durante la fase 2 la actividad
fisiológica y la muscular disminuyen significativamente y la desconexión con el
entorno se intensifica, de forma que el sueño se vuelve cada vez más profundo.
Esto se relaciona con la mayor presencia de ondas theta, más lentas que las alfa, y la
aparición de fenómenos que dificultan el despertar. La fase 2 del sueño es la más
frecuente de las 5, llegando a constituir aproximadamente el 50% del sueño nocturno
total.
Fases 3 y 4: sueño delta o profundo
Hoy en día se sueñe hablar de ellas como de una sola, al margen del modelo inicial de
Kleitman y Dement. En estas fases predominan las ondas delta, que se corresponden
con el sueño más profundo. Es por ello que estos periodos son conocidos habitualmente
como “sueño de ondas lentas”.
Durante el sueño lento la actividad fisiológica se encuentra muy disminuida, aunque el
tono muscular aumenta. Se considera que nuestro cuerpo descansa y se recupera más
marcadamente en estas fases que en el resto.
Muchas parasomnias son características del sueño de ondas lentas; en concreto, durante
estas fases se producen la mayor parte de los episodios de terrores nocturnos,
sonambulismo, somniloquia y enuresis nocturna. (Ver trastornos del sueño).
Sueño de ondas rápidas o REM (fase 5)
Los movimientos oculares rápidos que se producen durante esta fase le dan su nombre
más conocido: MOR, o REM en inglés ("rapid eye movements"). Otros signos físicos
del sueño REM son la fuerte disminución del tono muscular y el aumento de la
actividad fisiológica, de forma opuesta al sueño profundo.
También se conoce a la fases REM como sueño paradójico porque durante esta fase
es difícil que nos despertemos a pesar de que las ondas cerebrales predominantes son las
beta y las theta, similares a las de la vigilia.
Esta fase constituye un 20% del sueño total. La proporción y duración del sueño REM
aumenta progresivamente a medida que la noche avanza; esto se relaciona con la mayor
presencia de sueños vívidos y narrativos durante las horas que preceden al despertar.
Del mismo modo, en la fase REM se dan las pesadillas.
Se cree que el sueño REM es fundamental para el desarrollo cerebral y la
consolidación de recuerdos nuevos, así como su integración con los que ya existían.
Un argumento a favor de estas hipótesis es el hecho de que la fase REM es
proporcionalmente mayor en niños.

¿Por qué es tan importante el sueño nocturno? SELECCIÓN DE ARTÍCULOS

El sueño intenso ha favorecido la cognición humana


Los humanos muestran unos patrones de sueño más eficientes en comparación con otros
primates, según un estudio reciente. Scientific American. Jan Dönges (5 de enero de 2016)

La evolución ha hecho de los humanos una suerte de "durmientes de alto rendimiento".


La comparación con otros primates demuestra que Homo sapiens destaca entre las
demás especies en lo que se refiere al descanso: pasa menos horas durmiendo y muestra
una fase REM (movimiento rápido de ojos) más prolongada. Ello permite que
dispongamos de más tiempo para adquirir y transmitir nuevas habilidades y
conocimientos, indican los investigadores.

Los antropólogos David Samson y Charles Nunn, de la Universidad Duke, han


investigado, mediante métodos estadísticos, la conducta del sueño de diversos primates.
Entre otros resultados han hallado que si bien un lemur ratón gris duerme entre 14 y 17
horas al día, las personas tenemos suficiente con unas 7 horas de sueño diarias. Además,
mientras que los lemures y los macacos solo necesitan un 5 por ciento de sueño REM
para recuperarse, dicha fase ocupa un 25 por ciento de nuestro descanso.

Dormir poco favorece los lapsos cognitivos


La privación de sueño interrumpe la comunicación de las neuronas, fenómeno que afecta la
memoria y la percepción visual. Investigación y ciencia 08/11/2017

Un equipo internacional de investigadores ha constatado que la falta de sueño


interrumpe la capacidad de las células cerebrales para comunicarse entre sí, lo que lleva
a lapsos mentales temporales que afectan nuestra memoria y percepción visual, según
publica la revista Nature Medicine.

«Hemos descubierto que privar de sueño al cuerpo también roba a las neuronas la
capacidad de funcionar correctamente. Eso allana el camino a los lapsos cognitivos en
nuestra percepción y reacción ante el mundo que nos rodea», explica Itzhak Fried,
profesor de neurocirugía en la Universidad de California en Los Ángeles y en la de Tel
Aviv y uno de los autores del estudio.

El estudio abre nuevos interrogantes sobre cómo se afronta el problema de la falta de


sueño en las sociedades actuales. «El sueño inadecuado ejerce en nuestro cerebro una
influencia similar a beber demasiado. Sin embargo, no existen estándares legales o
médicos para identificar a las personas que conducen cansadas por la carretera como si
sucede en el caso de los conductores ebrios», apunta Fried.

Dormir poco aumenta el riesgo de resfriarse


Las personas que duermen seis o menos horas durante la noche son más propensas a
padecer un resfriado común. Scientific American, Jan Osterkamp, (14.09.2015)

Si duerme seis o menos horas por lo noche es probable que corra un mayor riesgo de
resfriarse en comparación con las personas que dedican siete o más horas a ello. Según
una reciente investigación, la falta de sueño debilita el sistema inmunitario y favorece la
infección por el virus del resfriado común.

"Un sueño breve desempeña un papel más importante en el riesgo de resfriase que
cualquier otro factor", indica Aric Prather, de la Universidad de California en San
Francisco y uno de los autores del estudio. Según los resultados de su trabajo, la edad, el
nivel de estrés, el grado de educación, los ingresos e incluso fumar no parecen tener
tanta importancia: "Considerando todos estos factores, estadísticamente, los hábitos de
sueño resultan más determinantes".

(…)"No dormir lo suficiente va más allá de causar aturdimiento o irritabilidad;


afecta fundamentalmente a la salud física", concluye Prather.

La salud mental del adolescente padece si no duerme lo suficiente


Cada hora menos de sueño nocturno eleva los riesgos de depresión. Sci. Am. Archivo.

Son muchos los estudios que han examinado los diferentes efectos de no dormir lo
suficiente. En un nuevo trabajo, publicado en febrero pasado en Journal of Youth and
Adolescence, se adopta un enfoque más matizado, pues se propone determinar el coste
que les supone a los adolescentes cada hora menos de sueño nocturno.

Los investigadores exploraron una muestra de 27.939 estudiantes de secundaria de


barrios residenciales de Virginia. Según los Institutos Nacionales de Salud de EE.UU.,
los adolescentes necesitan, en promedio, dormir nueve horas por la noche, pero solo un
3 por ciento declaraba dormir tanto; un 20 por ciento de los encuestados decía dormir
cinco horas o menos. La media, según estos informes subjetivos, era de 6,5 horas de
lunes a viernes. Tras tener en cuenta variables ambientales, como la renta o el estatus
familiar, los investigadores determinaron que a cada hora de sueño perdida se asociaba
una probabilidad un 38 por ciento mayor de sentirse triste y sin esperanza, un 42 por
ciento más de pensamientos suicidas, e incrementos del 58 y el 23 por ciento,
respectivamente, de tentativas de suicidio y de abuso de sustancias.

Estos hallazgos no son de carácter causal, sino correlacional, es decir, no demuestran


que los déficits en sueño sean responsables de estos problemas. De hecho, muy bien
pudiera ocurrir lo contrario, pues la depresión y la angustia se acompañan de insomnio.
"Pero la mayoría de los datos obtenidos en investigaciones respaldan que el sentido
causa-efecto va de la falta de sueño a los trastornos, y no al contrario", explica Adam
Winsler, coautor del estudio y profesor de psicología en la Universidad George Mason.
Los déficits en sueño merman la función cerebral y perturban todavía más regiones
donde tropiezan incluso los adolescentes bien descansados: la función ejecutiva, el
control de sí mismos y la prudencia en sus juicios.

Asocian la falta de sueño con el exceso de comida


La ingesta de calorías tarde en la noche, cerca de la hora de dormir, podría alentar la aparición
de diversas enfermedades, entre ellas la obesidad y la diabetes. Sci. American, Archivo
“Nuestros hábitos alimenticios podrían estar relacionados con la cantidad y calidad del
sueño que tenemos en las noches. Un nuevo estudio encontró dos asociaciones: la
primera es que las personas que duermen más consumen menos calorías; y la segunda
es que buena parte de las personas que creen que están haciendo tres comidas diarias,
en realidad comen también muchos aperitivos o “snacks”, con lo que aumentan su
ingesta calórica. Estas personas también experimentaron más episodios de insomnio.”
TRASTORNOS DEL SUEÑO (Parasomnias: Fuente: Web del instituto del sueño)

- Pesadillas: En los adultos, las pesadillas están relacionadas en ocasiones con algunas
enfermedades tanto psicológicas como médicas, e incluso con la toma de algunos
fármacos.

-Sonambulismo: Es un trastorno que ocurre generalmente en el primer tercio de la


noche (Fases III y IV), provocando despertares, en los que la persona puede realizar
acciones sencillas (sentarse en la cama), o más elaboradas (ir a otro cuarto de la casa,
esconderse, intentar abrir la puerta de la calle…). No responde ante estímulos externos y
presenta dificultad para despertarse ante los intentos de los demás. No debemos
despertar al sonámbulo, únicamente acompañarlo a la cama. Si se despiertan se
encontrarán confundidos, pero sin mostrar alteración cognitiva o conductual. Al día
siguiente no recuerdan el episodio. Al igual que el resto de las parasomnias es frecuente
en la infancia y tiende a desaparecer en la adolescencia, aunque puede observarse en
adultos entre 18 a 35 años. No se encuentran diferencias respecto al sexo. En los casos
severos se prescribe medicación.

-Somniloquio: Este trastorno consiste en emitir sonidos verbales sin significado


completo durante el sueño, estando estos sonidos relacionados frecuentemente con los
sueños. Es más frecuente en varones y suele aparecer en la infancia, aunque puede
presentarse en cualquier edad. Cuando el problema se mantiene hasta la edad adulta
suele estar asociado con situaciones de estrés, episodios de fiebre y otros trastornos de
sueño, como la apnea o los terrores nocturnos. No existe un tratamiento específico para
ello.

-Bruxismo: Este trastorno consiste en emitir sonidos verbales sin significado completo
durante el sueño, estando estos sonidos relacionados frecuentemente con los sueños.
Es más frecuente en varones y suele aparecer en la infancia, aunque puede presentarse
en cualquier edad. Cuando el problema se mantiene hasta la edad adulta suele estar
asociado con situaciones de estrés, episodios de fiebre y otros trastornos de sueño, como
la apnea o los terrores nocturnos. No existe un tratamiento específico para ello.
-Insomnio: Es el trastorno de sueño más frecuente en la población general. Consiste en
una reducción de la capacidad para dormir, pudiendo manifestarse de diversos modos
que dan lugar a diferentes tipos de insomnio:

 Insomnio de inicio: problemas para iniciar el sueño en menos de 30 minutos.


 Insomnio de mantenimiento: Problemas para mantener el sueño, produciéndose
despertares nocturnos de más de 30 minutos de duración, o despertando
definitivamente de manera precoz consiguiendo un tiempo total de sueño escaso.
La falta de sueño puede afectar de modo negativo a la vida de la persona que lo sufre,
provocando deterioro social, ocupacional (en el trabajo), etc. El número de horas de
sueño necesarias varía de unas personas a otras. Aunque la media diaria es de 7 horas y
media, existe un rango que oscila entre 4 (“poco dormidores”) a 10 horas (“grandes
dormidores”), considerándose estos valores dentro de la normalidad.

Existe también una diferenciación entre aquellos que suelen estar más despiertos o
despejados temprano por la mañana, "alondras" o early risers y aquellos que suelen
rendir más por la noche y retrasar la hora de ir a dormir night owls, o búhos nocturnos,
los cuales suelen tener mayores dificultades para madrugar.

Conocer el tipo de ciclo de sueño que tenemos y nuestras condiciones óptimas para
dormir (hay quien necesita más silencio u oscuridad, etc.) es fundamental para evitar el
insomnio. Asimismo, es importante cambiar los hábitos inadecuados, como los
pensamientos erróneos que aumentan la preocupación, y reducir la elevada
activación emocional previa al sueño. En ocasiones, el médico podrá prescribir
fármacos para ayudar a resolver el problema, entre los que se encuentran:
- Suplementos de melatonina (también conocida como hormona del sueño) los cuales pueden
ser útiles para tratar los trastornos del sueño, como la fase de sueño retrasada, y para
proporcionar un poco de alivio del insomnio y del desfase horario. Por lo general, la melatonina
es segura para el uso a corto plazo.
-Benzodiazepinas e hipnóticos: son más eficaces pero tienen mayores efectos secundarios y
facilidad de generar dependencia, además de ser peligrosos en caso de exceso en las tomas.
Solamente han de tomarse con prescripción médica.

-Narcolepsia: La narcolepsia es un trastorno de sueño de origen


neurológico caracterizado por excesiva somnolencia diurna, acompañada a menudo de
de hipotonía muscular (flojera). La prevalencia de la enfermedad en Europa es de un 3-5
por 10000 habitantes, manifestándose, en general, entre la segunda y tercera décadas de
la vida. Existe un componente genético importante, por lo que varios integrantes de una
misma familia pueden verse afectados (cerca del 1-2 % en familiares de primer grado).
LA HIPNOSIS
La historia de la hipnosis ha sido larga y muy novelesca, demasiado como para que sea
fácil resumirla. Hasta llegar a su uso clínico por parte de grandes psicólogos como
Milton Erickson, pasó por su empleo en barracas de feria y charlatanes (aún hoy los
magos y mentalistas la usan como espectáculo). El primero que planteó la posibilidad
de un "magnetismo" que encantaría a los animales y a las personas "por igual" fue F.
Anton Mesmer, que fue considerado padre de la hipnosis moderna aunque él no
usara ese término, y además partiera de numerosos postulados falsos para lo que se
llamó la doctrina del mesmerismo, según la cual existiría un "fluído" con el que podría
contribuir a la curación del paciente, mediante el uso de metales, instrumentos
magnetizados y ciertos procedimientos bastante teatrales. James Braid partió de sus
descubrimientos para acuñar el término "hipnotismo" en honor a la personificación
griega del sueño, hipnos. Braid, cirujano de profesión, llegó a la hipnosis interesado por
formas de anestesia como la que luego ha tenido esta como aplicación clínica: observó
que los pacientes podían entrar en un estado de sugestión al fijar su atención en un
objeto brillante cercano de los ojos (inducción por fijación de la atención), y así se
convirtió en un pionero.

La historia de la hipnosis clínica desde entonces ha sido larga, pero entre los grandes
psicólogos destaca como dijimos Milton Erickson. El método ericksoniano, se
caracterizaría por considerar la hipnosis como una forma de comunicación, basada en
cuentos, narraciones, en un uso particular y cuidadoso del lenguaje, que,
combinado con técnicas de otros métodos de hipnosis para llevar al paciente al estado
de trance, permitiría ayudar a que el paciente realice un cambio a mejor en su vida sin
que esto le resulte tan difícil o sienta que se está realizando una imposición de autoridad
sobre él, sino que sienta que la transformación ha sido tan sólo facilitada por la hipnosis.

¿QUÉ ES Y CÓMO FUNCIONA LA HIPNOSIS?

Aquí es mejor citar directamente al doctor García Higueras de psicoterapeutas.com

"Podemos citar la definición de la British Psychological Society (2001) como punto de


partida y para tener una idea general de en qué consiste:

'El término hipnosis denota una interacción entre una persona, el hipnotizador, y
otra persona o personas, el sujeto o los sujetos. En esta interacción el hipnotizador
intenta influir en las percepciones, sentimientos, pensamientos y conductas de los
sujetos pidiéndoles que se concentren en ideas e imágenes que evoquen los efectos
deseados. Las comunicaciones verbales que el hipnotizador utiliza para alcanzar estos
efectos se llaman sugestiones. Las sugestiones se diferencian de otras clases de
instrucciones cotidianas en que implican que el sujeto experimenta la respuesta que
sigue la sugestión con éxito como involuntaria y sin esfuerzo. Los sujetos pueden
aprender a utilizar la hipnosis por sí mismos en la autohipnosis'.

La hipnosis se da en una interacción entre dos personas con la característica de que una
de las personas, el hipnotizado, deja el control de sus procesos cognitivos, afectivos y
conductuales a otra persona, el hipnotizador. El abandono del control es totalmente
voluntario y puede ser retomado por el hipnotizado en cualquier momento.

Entre los procesos de los que se abandona el control están:

La atención. El hipnotizador dirige la atención del hipnotizado, quien deja de


preocuparse por otros estímulos que no sean los que le indica el hipnotizador, sean estos
estímulos reales o imaginarios; hasta tal punto que el hipnotizador llega a ser el único
vínculo del sujeto con el mundo exterior.

El control de la conducta voluntaria. De acuerdo con el grado en el que cooperan, los


sujetos abandonan hasta cierto punto el control dejándolo al hipnotizador, en el sentido
de que hacen cualquier cosa que el hipnotizador le diga que haga y acatan sus
"prohibiciones" (siempre con la decisión libre de cooperar).

Quizás el efecto más profundo de la hipnosis es el sentimiento de que tus acciones te


están ocurriendo, más que las estás haciendo. El hipnotismo no es un procedimiento que
sea aplicado por un operador externo, sino que es una respuesta interna que un sujeto
da. Esta respuesta depende del grado de estimulación que se haya dado a la imaginación
del sujeto .

Mitos que hay que derribar

1. La habilidad para experimentar los fenómenos hipnóticos no indica credulidad o


debilidad mental;
2. La hipnosis no está relacionada con el sueño. Existe la hipnosis despierta en la
que el profesos Capafons es uno de los investigadores más activos en la
actualidad.
3. La sugestionabilidad hipnótica depende más del esfuerzo y de la habilidad del
sujeto que de las habilidades del hipnotizador;
4. Las personas retienen la capacidad de controlar sus conductas durante la
hipnosis, son conscientes de su alrededor y pueden observar los sucesos que
ocurren fuera del marco de las sugestiones;
5. La amnesia espontánea posthipnótica es relativamente poco frecuente;
6. Se puede responder a las sugestiones con y sin hipnosis, y la función de una
inducción hipnótica es meramente la de incrementar la sugestionabilidad,
aunque muy sucintamente;
7. La hipnosis no es un procedimiento peligroso cuando la practican clínicos e
investigadores cualificados;
8. La mayoría de los sujetos hipnotizados no están simulando ni simplemente
acatando (complying) las sugestiones;
9. La hipnosis no incrementa la precisión de la memoria, sino que por el contrario
provoca falsos recuerdos; además
10. No fomenta que se re-experimenten, de forma literal, los sucesos de la infancia.

Mitos existentes sobre la hipnosis y los hechos reales que los


contradicen (APA, 2007)
Mitos FALSOS Hechos CIERTOS

La persona hipnotizada quedará


bajo el control del hipnotizador, Independientemente de lo profundamente que esté hipnotizado la
que le puede obligar a decir o a persona no pierde el control en ningún momento de la sesión.
hacer cualquier cosa que desee.

La hipnosis es algo que se le hace


La hipnosis es una habilidad que se aprende. Es una herramienta que
a la gente, mas que algo que uno
cada uno puede usar para sentirse mejor.
se pueda hacerse a sí mismo.

La gente puede quedar atrapada


La persona puede finalizar la hipnosis cuando quiera y salir del estado
en un estado de hipnosis y no
hipnótico a voluntad.
puede salir de él cuando quiera.

Las investigaciones indican que la gran mayoría de las personas se


La persona tiene que ser muy pueden beneficiar de la hipnosis. Más aún, ser hipnotizable o elegir
hipnotizable o sugestionable para responder a las sugestiones que se le hagan significa solamente que se
que la hipnosis funcione. tiene la habilidad de utilizar la hipnosis en su beneficio. No significa en
absoluto ser débil o crédulo.

Durante la hipnosis la persona Durante la hipnosis la persona no está dormida ni inconsciente. Aunque
está inconsciente. se puede sentir muy relajada, está activamente participando en la sesión
de hipnosis.

Das könnte Ihnen auch gefallen