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CRIMINOLOGÍA LIC.

JORGE FRANCISCO CASTRO MUÑOZ

FMIC UNIVERSIDAD MEXICANA DE EDUCACIÓN A DISTANCIA

UNIDAD I

INTRODUCCIÓN A LA CRIMINOLOGÍA

I.1. La ciencia criminológica.


I.2. Carácter científico de la Criminología.
I.3. Concepto de Criminología.
I.4. Objeto de la Criminología.
I.5. Método de la Criminología.
I.6. La Criminología y las ciencias.
I.7. Ciencias que auxilian a la Criminología.
I.8. Derecho Penal y la Criminología.
I.9. Política Criminológica.
Autoevaluación. Cuadro Resumen.

INTRODUCCIÓN A LA CRIMINOLOGÍA

PRESENTACIÓN

Tomando en cuenta que la Criminología es reconocida como una ciencia social que a
partir de diversos enfoques metodológicos se ocupa del estudio del fenómeno criminal,
puede establecerse que su objeto de estudio aborda diversos rubros tales como el delito,
el delincuente, la política criminal, el control social y los procesos de criminalización, entre
otros. A pesar de ser la Criminología una ciencia reciente y haber sido cuestionada en
cuando a su autonomía y su independencia disciplinaria, la criminología moderna ha
alcanzado su identidad científica social a través de una diáfana definición de sus dos
objetos de estudio (conducta desviada y control social) y un manejo coherente e
integrados de métodos de estudio provenientes de las ciencias positivas y sociales. Lo
anterior va siendo cada vez más necesario dentro del marco de la sociedad de riesgo en
la cual nos desarrollamos y que se caracteriza por una mayor incidencia en crímenes,
también cada vez más violentos y que causan mayor afectación no sólo a los bienes
jurídicos tradicionalmente tutelados por el Estado, sino que están generando verdadera
afectación a bienes jurídicos colectivos, de ahí la necesidad de la Criminología.

Ahora bien, ante todo es necesario contextualizar la materia de estudio dentro de la


ciencia jurídica en general y las ciencias penales en particular. Así, una de las ciencias de
estudio del Derecho que preponderantemente se encargan de analizar el fenómeno
delincuencial es la Criminología que se circunscribe en el marco del Derecho Penal.

Tomando como punto de partida el estudio de la criminología en cuanto a las


delimitaciones conceptuales, objeto de estudio, método de la criminología, relaciones
entre la conducta denominada antisocial y el delito, es posible plantear las directrices
necesarias para poder analizar detalladamente un posicionamiento sintético entre las
características y motivaciones de la conducta criminal y las diversas formas de abordaje al
fenómeno delincuencial, a través del estudio de la criminología en el ámbito de las
ciencias penales, haciendo hincapié en la relación que existe con el Derecho Penal y la
criminología, así como con la política criminológica.
Al finalizar esta Unidad, el alumno tendrá como:

Objetivo

Conocer el concepto, objeto y método de la Criminología, sus relaciones con otras


ciencias y su importancia en el marco del Derecho Penal.

CONTENIDO

I.1. La ciencia criminológica.


I.2. Carácter científico de la Criminología.
I.3. Concepto de Criminología.
I.4. Objeto de la Criminología.
I.5. Método de la Criminología.
I.6. La Criminología y las ciencias.
I.7. Ciencias que auxilian a la Criminología.
I.8. Derecho Penal y la Criminología.
I.9. Política Criminológica.
Autoevaluación. Cuadro Resumen.

I.1. La ciencia criminológica.

En función de la definición de Criminología es posible considerar a ésta como ciencia, los


razonamientos que a continuación se exponen justifican esta afirmación.

Aristóteles definió la ciencia como el conocimiento de las cosas por sus causas. Señala
que sólo conociendo las causas de las cosas podremos conocer la esencia de las
mismas, el simple conocimiento de la cosa sin las causas, es un conocimiento trunco.

Para que una ciencia pueda considerarse como tal necesita, en primer lugar, un objeto de
estudio bien determinado, en segundo lugar un método de investigación, en tercer lugar
reunir un conjunto de conocimientos, y por último, los conocimientos deben estar
ordenados, sistematizados, jerarquizados.

Los conocimientos científicos deben ser verificables, es decir, pueden ser puestos a
prueba por diversos investigadores y ellos deben llegar a la conclusión de que la creencia
en el conocimiento está justificada. Sin embargo y tratándose sobre todo de ciencias
sociales, la certeza es manejada como probabilidad y, no como seguridad. El orden se
interpreta como sistema, es decir, una organización en un esquema o estructura
inteligibles.

Los conocimientos científicos deben ser generales, principalmente en Criminología, para


que la explicación y la prognosis puedan ser de aplicación lo más amplia posible.

Es posible pues, fundamentar la razón por la cual la Criminología es una ciencia, en


primer lugar, es un conjunto de conocimientos, conocimientos que le aportan todas las
otras ciencias, y cuando se dice todas las ciencias, es que se nutre de todo conocimiento,
el arte, la técnica, las disciplinas, las ciencias, han cooperado para formar el edificio
científico de la Criminología, sin querer esto decir que se trata de un simple hibridismo
como algunos autores han considerado.
Al tener un objeto de estudio, La criminología reúne otra característica para pretender ser
una ciencia autónoma, independiente de las ciencias y disciplinas que llevan sus
conocimientos.

La Criminología no solamente reúne, acumula y repite conceptos, sino que, por medio de
la síntesis, aporta conocimientos nuevos y diferentes, bien ordenados, divididos en áreas
y temas concretos, con hipótesis y soluciones propias.

La Criminología tiene además métodos de investigación, métodos que le aportan otras


ciencias y métodos y técnicas que ella misma ha desarrollado.

I.2. Carácter científico de la Criminología.

Para iniciar éste apartado, es menester hacer la aclaración de que, el carácter científico
de la Criminología, en diversas ocasiones ha sido tema de debate, pudiéndose encontrar
así, las opiniones más contrarias unas de otras, desde las de autores que niegan a la
materia objeto de nuestro estudio su carácter científico, hasta los que desde su personal
óptica la consideran una superciencia, sin faltar por supuesto las siempre necesarias
opiniones eclécticas.

Por lo anteriormente expuesto puede observarse que el carácter científico de la ciencia


criminológica no se acepta de manera general por la totalidad de estudiosos en la materia,
así, sus opiniones se pueden agrupar en:

a. Quienes afirman que no es una ciencia, y b. Quienes son partidarios que constituye
una ciencia. Los puntos de vista en el sentido de que la Criminología no es una ciencia,
guardan infinidad de matices desde los que afirman que se trata de una hipótesis de
trabajo, pasando por aquellos que la consideran como una simple disciplina, hasta los que
afirman que se reduce a una técnica o a un arte.

Los autores que conceden a la ciencia que aquí se estudia la categoría de tal, son muy
numerosos, por lo que en una primera aproximación, es posible determinar que de
acuerdo al rigor metodológico a que es sometido el estudio de la Criminología,
indiscutiblemente, permite ver que estamos sobre áreas de conocimiento con un
basamento previo de carácter epistemológico que concede la categoría de ciencia a la
materia de nuestra incumbencia.

El 15 de abril de 1876, se publicó en Milán, Italia, la famosa obra de Cesar Lombroso “El
Tratado Antropológico Experimental del Hombre Delincuente” y, con ello se inicia la
ciencia criminológica por la senda de la investigación sistemática.

I.3. Concepto de Criminología.

Actualmente es aceptada como definición de Criminología la propuesta por Benigno Di


Tullio en términos de que la Criminología, es la ciencia de la generosidad, dejando
puntualizado que éste concepto distingue a uno de los mejores criminólogos del mundo.

Sin embargo, en un criterio unificador de posturas ideológicas y corrientes de estudio se


ha considerado a la Criminología como una Ciencia sintética, causal, explicativa, natural y
cultural de las conductas antisociales. Esta definición es la que ha sido aceptada en
México y la que actualmente prevalece en programas oficiales tanto de estudio como de
aplicación de políticas criminológicas.

En esta última definición se reúne una serie de elementos que son considerados
generalmente como correctos, aunque por supuesto, perfectibles y necesarios de
aclaración ya que la definición de la Criminología es aún un problema a discutir. Varios
autores se niegan a definirla, otros dan definiciones plenamente tautológicas o puramente
etimológicas.

Procurando unificar criterios sobre la Criminología, en 1955 se reunieron un grupo de


eminentes criminólogos en el Bedford College de Londres, destacando entre ellos
personalidades como: Pinatel, Grassberger, Ribeiro, Cornil y López Rey entre otros. En
esta reunión, patrocinada por la UNESCO y organizada por la Sociedad Internacional
de Criminología, se llegó a importantes acuerdos en lo referente al contenido, alcances y
fin de la enseñanza criminológica.

La opinión a la que se adhirieron la mayoría de los participantes al coloquio de Londres


sobre el concepto de la Criminología, fue propuesta por Benigno Di Tullio, dentro de la
línea clásica de Enrico Ferri en el sentido de que la Criminología debe ser una ciencia
sintética que se basa en la antropología y en la sociología criminal.

La conclusión a la que se llegó en el coloquio de Londres sobre la definición de la


Criminología es la siguiente: “Esta ciencia sintética se propone, hoy como ayer, la
disminución de la criminalidad, y en el terreno teórico que debe permitir llegar a este fin
práctico que se propone el estudio completo del criminal y del crimen, considerado este
último no como una abstracción jurídica, sino como una acción humana, como un hecho
natural y social. El método utilizado por la Criminología es el método de la observación y
de experimentación, empleado en el marco de una verdadera clínica social”.

Para hacer un análisis detallado de la definición propuesta, es necesario hacer una


aclaración sobre el vocablo Criminología, con el propósito de contextualizar, puntualizar y
comprender la materia que nos ocupa. El término Criminología es un término
convencional, en el Derecho Romano se observa que los romanos distinguían entre
delitos y crímenes, la diferencia es la siguiente, los crímenes eran perseguidos por el
Estado, mientras que los delitos eran perseguidos por los particulares. En un principio los
crímenes quedaban reducidos a unos cuantos, tales como la traición a la patria, el
parricidio, sacrilegio, estupro e incesto. Es decir, se identificaba como crimen a los delitos
muy graves, y así es como la palabra crimen se va a aplicar generalmente a homicidio y
aún más justamente al homicidio calificado.

De esta manera se tiene que lo primero que se estudió en al siglo antepasado para formar
la ciencia criminológica fue a los criminales, delincuentes generalmente homicidas y, por
lo tanto, se fue pensando no estudiar en este ámbito al ladrón común y corriente, al
delincuente habitual, sino estudiar únicamente a los grandes asesinos.

Es el antropólogo francés Pablo Topinard el primero en utilizar el vocablo Criminología,


sin embargo, quién acuñó el término para que llegara a ser verdaderamente internacional
y aceptado por todos fue el jurista italiano Rafael Garófalo, quién junto con sus
compatriotas César Lombroso, quién habla de Antropología Criminal y Enrico Ferri, que
denomina la materia Sociología Criminal, se pueden considerar los tres grandes que
fundan la Criminología, llamándoseles por esto Evangelistas de esta ciencia. Así pues,
debe aclararse que no es pues la Criminología el estudio de los criminales tomando como
criminal al asesino, sino que es el estudio de los criminales tomando como tales a todos
aquellos que cometen alguna conducta antisocial.

Debemos pues entender que los términos crimen, criminalidad y criminal, son
convencionales y no conllevan en forma alguna un sentido despectivo, etiquetador o
estigmatizante, sino que sirven para diferenciar al simple antisocial y a sus conductas, del
delincuente, del delito y de la delincuencia, términos que tienen una fuerte implicación
jurídica.

Así las cosas es indispensable puntualizar ante todo que no todo sujeto antisocial o
desviado de los lineamientos socialmente aceptados, es un delincuente, así como no todo
delincuente es, por fuerza, un antisocial. De la misma manera, no toda desviación
comporta delito, ni todas las conductas previstas y tipificadas por las leyes penales deben
considerarse a priori como antisociales; debe entenderse también que no todo desviado
es un antisocial, aunque todo antisocial es, por lógica, un desviado.

Es verdad que etimológicamente Criminología deriva del latín crimen -criminis, y del
griego logos, tratado y, considerando el concepto crimen como conducta antisocial, y no
como delito, delito grave o de lesa humanidad, la Criminología puede mantener su original
denominación.

Resulta adecuado pues conservar la denominación tradicional de la Criminología,


reconociendo que quizá podría encontrársele un nombre mejor, lo mismo ha sucedido en
muchos casos, en aras de la claridad, así, a la histeria se le sigue llamando en esta forma,
a pesar de que el útero (histero) no intervenga en esta dolencia, la denominación de
Derecho Internacional continúa vigente, no obstante que nación es un término sociológico
y no jurídico. No obstante, debe aceptarse la definición actual de la Criminología
tomándola como un verdadero paradigma socialmente establecido que rige y determina el
estudio analítico de la conducta antisocial y, en ese orden de ideas también al fenómeno
delincuencial.

En términos generales es posible considerar a la Criminología como una ciencia sintética,


causal explicativa, natural y cultural de las conductas antisociales. Esta definición
inicialmente fue expuesta por Mariano Ruiz Funes en el año de 1952, posteriormente la
misma fue completada y perfeccionada por el maestro Quiroz Cuarón1.

En relación con el primer autor, la criminología era considerada por éste como una
“ciencia sintética y empírica, sus límites están fijados por su contenido: el estudio triple del
delincuente y del delito bajo los aspectos antropológico – biológico, psicológico y
sociológico”2. Posteriormente sustituyó el término delincuente y delito por el de fenómenos
criminales.

La anterior definición se ha adherido sustancialmente a las necesidades académicas en


nuestro país, por lo que ha sido utilizada en diversos programas oficiales de estudio de la
mayoría de las escuelas de Derecho. Esta definición reúne una serie de elementos que
son considerados correctos, aunque desde luego, del todo perfectible y de necesaria
aclaración.
1 QUIRÓZ CUARÓN, Alfonso. “Evolución de la criminología”. Derecho Penal Contemporáneo, No. 3, Abril 1965.
México, D. F., p. 17.
2 RUIZ FUNES, Mariano. “Conferencias”. Revista Penal e penitenciaria. Año X, Vol. IX – X. Sao Paulo, Brasil. 1949.
p. 55.
Intentando desglosar la definición aludida anteriormente y una vez sostenido que la
Criminología es una ciencia sintética, causal explicativa, natural y cultural de las
conductas antisociales, puede establecerse que es una ciencia, en virtud de que tiene
objeto y métodos propios, así como fines específicos.

Es sintética, ya que se trata de una ciencia a la que concurren varias disciplinas tales
como la Biología, la Sociología, la Psicología, entre otras, pero todas ellas en estrecha
interdependencia. Cabe aclarar que no se trata solamente de un conjunto de ciencias
aglomeradas, sino una síntesis, es decir, un todo coherente para poder explicar las
causas, factores o motivos de las conductas antisociales.

Se trata de una ciencia causal explicativa, porque pretende descubrir las causas o
factores que influyen en el fenómeno criminal, y explicar a través de principios o leyes
tales fenómenos, para que de esta manera pueda buscarse la prevención del delito que
es uno de los rubros principales de ésta materia.

También se dice que es natural y cultural, ya que la Criminología estudia la conducta


criminal como un hecho o acaecer de orden natural, atribuida al hombre como un ser de la
naturaleza y es cultural, atendiendo a que además de la individualidad biológica natural, el
delito o fenómeno delincuencial característico de la conducta antisocial es un producto
social, o sea, cultural. Todo delito, se produce dentro de un contexto natural, social y
cultural

La definición de Criminología, desde siempre y hasta la fecha es un problema, ya que


muchos autores se niegan a definirla, otros dan definiciones plenamente tautológicas o
puramente etimológicas. En este sentido, Rodríguez Manzanera sostiene que “procurando
unificar criterios sobre la enseñanza de la Criminología, en 1955 se reunieron una pléyade
de criminólogos en el Bedford College de Londres, estando presentes, entre otros:
Grassberger, Cornil, Ribeiro, Sellin, Pinatel, Erra, Mannheim, Sulhi, Dimitrijevic y López
Rey. Esta reunión, patrocinada por la UNESCO y organizada por la Sociedad
Internacional de Criminología fue por demás fructífera, ya que se llegó a importantes
acuerdos en lo referente al contenido, alcance y fin de la enseñanza criminológica. La
opinión a la que se adhirieron la mayoría de los participantes al coloquio de Londres sobre
el concepto de la Criminología, fue propuesta por Benigno Di Tullio, dentro de la línea
clásica de Enrico Ferri: La Criminología debe ser una ciencia sintética que se basa en la
Antropología y en la Sociología Criminales. La conclusión a la que se llegó en el
mencionado coloquio es la siguiente: Esta ciencia sintética se propone, hoy como ayer, la
disminución de la criminalidad, y en el terreno teórico que debe permitir llegar a este fin
práctico, propone el estudio completo del criminal y del crimen, considerado este último no
como una abstracción jurídica, sino como una acción humana, como un hecho natural y
social. El método utilizado por la Criminología es el método de observación y de
experimentación, empleado en el marco de una verdadera clínica social”3.

En este punto y a efecto de proporcionar una visión más panorámica de la ciencia de la


Criminología y, aún tomando en consideración que no existe un acuerdo definitivo sobre
la definición de la Criminología, a continuación, se mencionan algunas de las principales
conceptualizaciones de tratadistas importantes en la materia.

3 RODRÍGUEZ MANZANERA, Luis. “Criminología”. Decimonovena edición. Editorial Porrúa. México. 2004. p. 6.
Rafael Garófalo conceptualiza a la Criminología como la “ciencia del delito”, pero
haciendo una diferencia entre delito sociológico o natural, al que llama también crimen y,
el delito jurídico. Este último sería el que el legislador considera como tal y lo incluye en el
código penal. Por el contrario, el delito social o natural es una lesión de aquella parte del
sentido moral que consiste en los sentimientos altruistas fundamentales de piedad y
probidad, según la medida en que se encuentran en las razas humanas superiores, cuya
medida es necesaria para la adaptación del individuo a la sociedad.

Constancio Bernaldo de Quirós, define la Criminología como la ciencia que se ocupa de


estudiar al delincuente en todos sus aspectos,

expresando que son tres grandes ciencias las constitutivas, a saber, la ciencia del delito, o
sea el Derecho Penal, la ciencia del delincuente, llamada Criminología, y la ciencia de la
pena, conocida como Penología. Cabe hacer mención que este autor es uno de los pocos
que establece la diferencia entre Criminología y Criminalogía, aclarando que el vocablo
Criminalogía es singular y por lo tanto es el estudio del delito en particular, en tanto que
Criminología es el plural y está referida a la ciencia que abarca todo el conjunto.

Para Cuello Calón “la Criminología es el conjunto de conocimientos relativos al delito


como fenómeno individual y social”.

Resten opina que la Criminología consiste en la aplicación de la Antropología diferencial


al estudio de los factores criminógenos de origen biológico, fisiológico, psicológico y
sociológico, y en la búsqueda de sus bases racionales en qué apoyar la profilaxis del
crimen y la regeneración del criminal.

Durkheim sostiene un punto de vista particularmente digno de tomarse en consideración,


toda vez que destaca la existencia de ciertos actos que presentan un carácter exterior y
que, una vez realizados, determinan por parte de la sociedad esa reacción particular que
se denomina pena, haciendo con ellos un grupo sui generis al cual se impone una rúbrica
común, llamando delito a todo acto castigado, y haciendo del delito así definido el objeto
de la ciencia especial que constituye la Criminología.

LECTURA.
RODRIGUEZ Manzanera, Luis. “Criminología“. Decimanovena Edición.
Editorial Porrúa. México. 2004. p.p. 5 a 12.

I.4. Objeto de la Criminología.

Toda investigación con pretensiones científicas debe procurar el esclarecimiento de las


causas que producen los fenómenos que desea estudiar. Sin embargo, es prácticamente
imposible encontrar un proceso causal aislado en si mismo, por lo que se impone fijar un
límite más o menos arbitrario, para no perdernos en la infinita ramificación de la causa de
lo causado.

La ciencia criminológica tiene por objeto el estudio de la delincuencia tanto individual,


como del fenómeno de la criminalidad en general. Para llegar a profundizar en ese estudio
requiere conocer las causas, factores o condiciones por las que se rige la conducta
delictiva.
El delito es el resultado de una conducta humana, que se debe a una o varias causas,
motivos o factores. Este proceso, para algunos no es fatal, ya que el hombre puede
determinar su conducta sea o no para la producción del ilícito, dicho de otra manera,
puede conducirse con un margen de libertad, y la expresión de la misma nos dará a
conocer la personalidad de su autor. “Vana ilusión es la libertad humana“, afirman los
deterministas, ya que el actuar de la persona es el resultado de complejas fuerzas ajenas
al hombre, que no están bajo su control.

Actualmente ésta postura determinista no es muy aceptada al igual que el criterio a


ultranza de libertad, más bien se piensa que en la comisión de un delito pueden operar
causas o factores determinadas por el medio ambiente y otros que se deben a la
constitución del propio delincuente, pero existiendo un margen para que el individuo
pueda elegir entre cometer o no el delito.

Por otra parte, no puede pretenderse que las relaciones causales que se producen en la
conducta delictiva, sean en la estricta forma que aparecen en las ciencias naturales como
la física, la química, fisiología, etcétera, ni tampoco puede aspirarse en nuestro campo a
la formulación de leyes de carácter científico como en las ciencias naturales
mencionadas, pues por tratarse de problemas causales diversos, no deben ser
comprendidos como fenómenos naturales, sujetos a rígidos procesos causales, sino que
han de ser comprendidos por el sentido o significado que encarnan.

Sin embargo, el carácter científico de la Criminología, no puede encontrarse únicamente


en la investigación de las causas del fenómeno criminal, que fue la postura inicial de los
estudiosos de ésta materia, orientación lógica en su tiempo ya que la Criminología surge
cuando imperaba el positivismo, corriente que pretendía lograr una eficaz lucha contra el
crimen por medio de un minucioso estudio de sus causas, pero utilizando exclusivamente
el método científico experimental, excluyendo cualquier abstracción lógica que impediría
el estudio objetivo de este campo de la especulación.

El marco positivista de nuestra ciencia orienta a la Escuela Antropológica, de donde


arranca la Criminología, pero pronto es superada esta fase, pues el delito no es
únicamente un hecho jurídico, una abstracción lógica normativa, y no basta considerar al
delito como fenómeno humano, sino que es también un producto cultural y no puede ser
desmembrado, pues una conducta solo puede considerarse como delictuosa si la norma
jurídica así lo establece. Esta última consideración ha orillado a varios tratadistas y
estudiosos tanto de las Ciencias penales como de la Criminología a emitir un juicio en el
sentido de que la Criminología no tiene realmente objeto propio, pues la noción de delito,
es eminentemente jurídica.

La razón anterior no sería suficiente, ya que un mismo objeto puede serlo para varias
ciencias, como lo es el hombre para la Antropología, la Medicina, la Psicología entre otras
muchas.

Si no se tiene una gran precisión en cuanto al objeto de estudio de la Criminología, puede


entrarse en serias complicaciones. La confusión en el objeto de estudio de la Criminología
es lo que ha producido que no esté clara en ocasiones, la diferencia entre la ciencia del
Derecho Penal y Criminología, entre Medicina Forense y Criminología, entre Criminalística
y Criminología, creando un fenómeno de invasión de campos científicos.
El objeto condiciona el método de estudio, y hay posibilidad que para el estudio de un
mismo objeto se constituyan varias ciencias por lo que, la idea de ciencia única con objeto
único va desapareciendo, lo anterior se hace por comodidad o por exigencias
metodológicas o de investigación.

Hay que recordar que la escolástica distinguió un objeto formal, que confiere a todo
sistema un sentido homogéneo, y un objeto que podíamos llamar material, que puede ser
estudiado desde diversos ángulos.

En el caso de la Criminología, no hay duda de que el objeto de estudio son las conductas
antisociales y, por lo tanto, los sujetos que las cometen. La cuestión del objeto de estudio
de la Criminología es por demás controvertida, por lo que se recomienda al estudiante de
la materia, investigar las diversas opiniones existentes al respecto, de los diferentes
autores.

LECTURA.
REYES Echandía, Alfonso. “Criminología”. Segunda reimpresión de la octava
edición. Edit. Temis, S. A. Colombia. 1996. p.p. 2 a 13.

I.5. Método en la Criminología.

Como se ha señalado puntualmente, el hombre es el objeto de estudio de la Clínica


Criminológica. A decir de Quiróz Cuarón, citado por Rodríguez Manzanera, en su tratado
de Criminología: “Es el enfermo el que proporciona el material para el clínico, y es el
hombre delincuente el que da nacimiento a la Antropología Criminológica, a la Psicología
Criminológica, Biología y Sociología Criminológica, y a un reciente cambio de actitud de la
sociedad frente al delincuente al que primero eliminó (muerte, esclavitud, segregación),
luego simplemente conservó (reclusorios), y, en nuestros días se esfuerza por tratarlos
técnicamente para inocularlo de valores readaptatorios y estar en posibilidad de
reinsertarlo en la sociedad”4.

Una de las preocupaciones más importantes entre los criminólogos clínicos debe ser, sin
duda, el respeto a los derechos y a la dignidad del hombre, delincuente o no ya que antes
de llegar a violar las leyes, el delincuente es un individuo que lucha por la existencia. Se
sabe, o debería saberse que la única forma de lograr un futuro mejor para la humanidad,
es el anteponer a todo problema político o social aquel de la mejoría de la persona
humana.

Con el cuidado máximo al respeto a los derechos y dignidad del hombre en el estudio
clínico criminológico se deberá buscar el conocimiento del delincuente o presunto
delincuente; pues como dice Di Tullio: “No se puede, pues, dejar de sentir la necesidad de
conocer la personalidad del reo y la dinámica de su delito, y de recurrir, por ello, a las
ideas y a los métodos propios de la Criminología y, más precisamente de la Criminología
Clínica, que se ocupa del estudio de las conductas antisociales o delictivas, basado sobre
el análisis profundo de casos individuales, sean normales, anormales o patológicos”.5

En el estudio clínico criminológico se manejará una serie de métodos fundamentales y


complementarios. Los métodos fundamentales son:

4 RODRÍGUEZ MANZANERA, Luis. “Criminología”. Decimonovena edición. Editorial Porrúa. México. 2004. p. 40.
5 RODRÍGUEZ MANZANERA, Luis. “Criminología”. Decimonovena edición. Editorial Porrúa. México. 2004. p. 403.
a. La Entrevista criminológica, con el conocimiento personal y directo del individuo.
b. El Examen médico, con inclusión de su historia clínica médica completa así como
revisión de todos y cada uno de sus aparatos y sistemas, señalando alguna entidad
patológica posible así como el tratamiento prescrito.
c. El examen psicológico, dando como resultado datos sobre la personalidad.
d. Encuesta social, sobre el medio en que el individuo se ha desarrollado.

Por su parte los métodos complementarios pueden ser, entre otros:

a. La observación directa, en que se procura determinar la actitud íntima del sujeto y su


comportamiento actual. Estos datos son proporcionados por el personal que está en
contacto con el individuo, en caso de estar en institución, ya que de lo contrario es
imposible esto.
b. Observación indirecta; por medio de monitores, cámaras o registros visuales o
auditivos, aunque éste método tiene varias limitaciones de orden técnico y ético.
c. Exámenes complementarios, principalmente el psiquiátrico, los biomédicos,
neurológicos, genéticos, endocrinológicos, fisiológicos, psicológicos, y los sociológicos
(mediante entrevistas complementarias, sociogramas, sociometría, religión, cultura).

De lo anterior se deduce que el trabajo clínico en el momento actual sólo puede


efectuarse en forma interdisciplinaria, pues es punto menos que imposible que el
criminólogo posea un caudal de conocimientos tan vasto como para aplicar los métodos
fundamentales y complementarios por sí solo.

Los planes y diseños de investigación deberían estar dominados por el conocimiento


mutuo, constante, de todos los enfoques, pues como se ha señalado, la crítica más
frecuente que se le hace a los estudios clínicos es la falta de suficiente conocimiento, de
la necesidad de tomar en consideración las variables sociales, y la regularidad de la
estructura social general. Es evidente que la comprensión y conjunción integral, será
posible hasta que se llegue a diseños de investigación combinados o integrados.

El estudio clínico criminológico, idealmente debe llevarse a cabo por un criminólogo


clínico calificado junto con el equipo técnico interdisciplinario, quiénes después de
observar e interpretar las opiniones parciales; pasarán a describir, clasificar y explicar al
criminal y a su conducta, llegando con esto al diagnóstico, para continuar hacia el
pronóstico y aconsejar un tratamiento, éstos, diagnóstico, pronóstico y tratamiento son
tres objetivos básicos de la Clínica Criminológica.

LECTURA.
RODRÍGUEZ Manzanera, Luis. Op. Cit. p.p. 35 a 82.

I.6. La Criminología y las ciencias.

A partir de Augusto Comte renació el interés por clasificar las ciencias y ahora es usual al
iniciar el estudio de una disciplina, tratar de encuadrarla en una clasificación, y aún
cuando esto no deja de ser aventurado en nuestro tiempo, por los continuos cambios, se
cree conveniente citar algunas clasificaciones, que guardan íntima relación con la
Criminología.

El destacado penalista de origen español Luis Jiménez de Asúa, consigna un cuadro de


las ciencias penales como sigue:
ANTROPOLOGÍA CRIMINAL
PSICOLOGÍA CRIMINAL

A) CRIMINOLOGÍA

BIOLOGÍA CRIMINAL
SOCIOLOGÍA CRIMINAL
FILOSOFÍA
HISTORIA

B) CRIMINALÍSTICA
DOGMÁTICA
CRÍTICA Y REFORMA O POLÍTICA
CRIMINAL
C) DERECHO PENAL
D) PROCESO PENAL
E) DERECHO PENITENCIARIO
ESTADÍSTICA
F) CIENCIAS AUXILIARES MEDICINA LEGAL
PSIQUIATRÍA FORENSE 6

Puede observarse el muy destacado lugar que ocupa en esta clasificación la Criminología.

Es conveniente señalar que el concepto de Ciencias Penales se refiere al conjunto de


ciencias y disciplinas que estudian el delito, el delincuente, las penas y medidas de
seguridad desde diversos puntos de vista filosófico, jurídico, o causal explicativo.

Por supuesto que no todos aceptan la denominación de ciencias penales ya que otros
tratadistas utilizan denominaciones como Enciclopedia Penal, Enciclopedia Criminológica,
Cuadro de las Disciplinas Criminológicas, Ciencia General del Derecho Penal y Ciencia
Penal General. Una reciente clasificación formada por Pavón Vasconcelos y referida por
Rodríguez, es la que se apoya en un triple criterio para encuadrar las disciplinas que se
ocupan del delito, delincuente y penas – medidas de seguridad.

Algunos autores pretenden establecer precedencia jerárquica entre las ciencias que
forman el conjunto de ciencias penales y criminales. Los criminólogos defensores de la
constelación criminológica, colocan la Criminología en el puesto de honor, poniendo a las
demás ciencias a su servicio. Los dogmáticos celosos consideran única ciencia sustancial
principal, el Derecho Penal, desarrollando las restantes disciplinas técnicas, artes,
fórmulas, etcétera, una función de complemento, y de ayuda en sus investigaciones y
resultados.

El justo medio aristotélico, es sin duda, la adecuada solución a esta cuestión de


precedencia, ya que una y otra disciplina se apoyan, así la Criminología servirá al
legislador, al juez, al abogado, y el Derecho Penal será siempre referencia obligada al
criminólogo, de tal suerte que debe hablarse de interdependencia del Derecho Penal y la
Criminología, de una cooperación o auxilio mutuo.

LECTURA.
RODRÍGUEZ Manzanera, Luis. Op. Cit. p.p. 35 a 40.
I.7. Ciencias que auxilian a la Criminología.

La Criminología sienta sus bases y se apoya en diferentes ciencias, tales como


Psicología, Sociología, Medicina, Derecho, Criminalística, Antropología, Balística, Física,
Química, Biología, Arqueología, entre otras ciencias que aportan elementos básicos para
la comprensión del ser humano, sus conductas, sus motivaciones, y sus hechos.

En este punto se tratará de exponer el concepto de síntesis y las materias que componen
la gran ciencia criminológica. Las materias que a continuación se proponen para formar la
síntesis son un mínimo requerido, en forma alguna se trata de una enumeración limitativa,
ya que pueden concurrir beneficiosamente otras disciplinas de acuerdo al problema
concreto a resolver.

Por síntesis se entiende la composición de un todo por la reunión de sus partes, es algo
más que la simple suma y compendio de una materia o cosa. En la química por ejemplo,
se describe la síntesis como la formación de una sustancia compuesta mediante la
combinación de elementos o substancias más sencillas.

En Criminología el concepto es similar, pues esta ciencia está formada por la suma y el
compendio interrelacionado de sus diversos componentes. Usando la anterior analogía es
posible explicar la Criminología como una materia nueva, autónoma e independiente,
formada por la combinación de otras materias, sino más simples si más especializadas.
Quizá la característica más sobresaliente de la Criminología es ser sintética, si no se llega
a la síntesis no hay Criminología o Sociología Criminológica, podrá haber una parte, podrá
existir Psicología Criminológica o Sociología Criminológica, pero no Criminología.

A nivel de interpretación individual - el criminal -, sólo puede hablarse de estudio,


diagnóstico o pronóstico criminológico, si se llega a la síntesis de una serie de materias,
en tanto no se logre esto tendremos tan solo un estudio médico, psicológico,
antropológico o sociológico del criminal.

Los estudios, investigaciones o exploraciones parciales no constituyen Criminología, sino


fragmentos criminológicos, y se insiste en el punto por ser uno de los errores más
comunes, al creer que cuando se estudia un barrio criminógeno se está haciendo
Criminología y esto sería tan sólo Sociología Criminológica o que cuando se realiza un
estudio psicológico del criminal se hace Criminología, siendo que esto sería Psicología
Criminológica.

Para Almaraz, referido por Rodríguez Manzanera, investigar los factores psíquicos y los
sociales que intervinieron en la génesis de un delito no es hacer Psicología o Sociología
criminales, sino aplicar los métodos y los datos de la Psicología y la Sociología para
explicar la conducta de un delincuente singular. Estos procedimientos e investigaciones
se acostumbran agrupar bajo el nombre de Criminología, cuando con ellos se trata de
descubrir las causas de un delito concreto, es decir, de explicarlo científicamente.

Es necesario hacer una distinción entre ciencias criminológicas y criminologías


especializadas o criminologías analíticas, para poder llegar al concepto de Criminología
general o Criminología Sintética. Las criminologías analíticas o especializadas son
tentativas de explicación del fenómeno criminal tomando como punto de partida una
ciencia específica, y así se podría hablar de Criminología Antropológica (Lombroso),
Criminología Biológica (Exner), Criminología Sociológica (Ferri), o Criminología
Psicológica (Gemelli, Hentig). En todos estos casos los autores desarrollan una verdadera
Criminología, dándole una orientación determinada, y aunque predominando un método
no desdeñan los demás. Lo anterior se explica por la profesión o preparación particular de
cada tratadista, es de notarse que hay países con una dirección fácilmente identificable,
así, en Italia la Criminología es Biológica, mientras que en Estados Unidos es Sociológica.

Las ciencias criminológicas, por lo general son en su origen ramas, divisiones o


aplicaciones de otras ciencias, sus áreas están claramente determinadas y su
metodología tiene una gran pureza, así por ejemplo, la Psicología Criminal sería una rama
de la Psicología General, y la Sociología Criminal lo sería de la Sociología General. En el
momento en que estas ramas buscan integrarse a un todo, que es la Criminología, se
convierten en criminológicas, y pasan a ser parte integrante de la Criminología General o
Sintética.

De manera general, es posible afirmar que los componentes mínimos de la Criminología


son los siguientes:

• Antropología Criminológica.
• Biología Criminológica.
• Psicología Criminológica.
• Sociología Criminológica.
• Derecho Penal.
• Criminalística.
• Victimología.
• Penología.

La lista no es limitativa, en un momento dado puede auxiliarse la criminología de otras


ciencias o disciplinas, no obstante, ésta que se ha enunciado es la que cubre un mínimo
indispensable para llegar a una síntesis adecuada.

La Criminología es pues, una ciencia abierta a toda nueva conquista del saber, por esto
es una ciencia joven que no puede envejecer, ya que se ve continuamente renovada por
los descubrimientos científicos.

LECTURA.
RODRÍGUEZ Manzanera, Luis. Op. Cit. p.p. 59 a 117.

I.8. Derecho Penal y la Criminología.

Con el propósito de desarrollar el estudio de la relación existente entre la Criminología y el


Derecho Penal en cuanto al fenómeno delincuencial contemporáneo, es necesario
contextualizar la materia de estudio dentro de la ciencia jurídica en general y las ciencias
penales en particular.

Así, una de las ciencias de estudio del Derecho que preponderantemente se encargan de
analizar el fenómeno delincuencial es la Criminología que se circunscribe en el marco del
Derecho Penal.

Tomando como punto de partida el estudio de la Criminología en cuanto a las


delimitaciones conceptuales, objeto de estudio, relaciones entre la conducta denominada
antisocial y el delito, es posible plantear las directrices necesarias para poder analizar
detalladamente un posicionamiento sintético entre las características y motivaciones de la
conducta criminal y las diversas formas de abordaje al fenómeno delincuencial, a través
del estudio de la Criminología en el ámbito de las ciencias penales.

La relación existente entre la Criminología y el Derecho Penal, se sustenta en el estudio


de la enciclopedia de las ciencias penales que no es otra cosa más que el esquema de
las ciencias que se ocupan del análisis en cierta manera de las conductas consideradas
antisociales, así como la normatividad que las regula.

El principio general tiene excepciones, toda vez que las ciencias penales estudian
también conductas parasociales y asociales, así como los sujetos que las cometen,
mientras que las normas penales rigen ciertas conductas que no son en si antisociales,
pero que son consideradas en esta forma por el legislador por su carácter de conductas
antijurídicas.

Así pues, en el estudio correlativo del Derecho Penal y la Criminología, existen diversos
esquemas de la enciclopedia de las Ciencias Penales, no obstante uno de las que ofrece
mayores ventajas de comprensión es el propuesto por Rodríguez Manzanera, que a
continuación se incluye.

CIENCIAS CRIMINOLÓGICAS

1. Antropología Criminológica.
2. Psicología Criminológica.
3. Biología Criminológica.
4. Sociología Criminológica.
5. Ciencias Penales.
6. Criminalística.
7. Victimología.
8. Penología.

CIENCIAS HISTÓRICAS Y FILOSÓFICAS

1. Historia de las Ciencias Penales.


2. Ciencias Penales Comparadas.
3. Filosofía de las Ciencias Penales.

CIENCIAS JURÍDICO – PENALES

1. Derecho Penal (Dogmática penal).


2. Derecho Procesal Penal.
3. Derecho Ejecutivo Penal.
4. Derecho de Policía.
5. Derecho Victimal.

CIENCIAS MÉDICAS

1. Medicina Forense.
2. Psiquiatría Forense.
CIENCIA BÁSICAS, ESENCIALES O FUNDAMENTALES

1. Metodología.
2. Política Criminológica.7

En este sentido se encuentra que las Ciencias Penales se dividen en cinco grandes
partes, a saber, Criminología, Historia y Filosofía, Ciencias Jurídicas, Ciencias Médicas y
Ciencias Básicas, llamadas también fundamentales, esenciales o indispensables. Como
puede observarse en el cuadro de las Ciencias Criminológicas, se trata de ciencias del
mundo del ser, mientras que las ciencias jurídico – represivas, son ciencias del mundo del
deber ser, es decir, las dos son totalmente diferentes y no puede por ello confundirse a la
Criminología que es el estudio del criminal, así como del crimen y de la criminalidad, con
las ciencia del Derecho Penal y la ciencias jurídico represivas, pues éstas estudian
normas jurídicas que nos dicen cómo debe ser el hombre, qué es lo que debe hacer y qué
es lo que debe omitir, es decir, se está ante un mundo normativo frente a un mundo
naturalístico cultural. Por estas razones, puede entenderse que las ciencias criminológicas
componen la Criminología General o Sintética.

Así mismo, tomando en consideración que como conjunto de normas jurídicas el Derecho
Penal se forma por el conjunto de ordenamientos, el Derecho penal se aplica para
designar tanto al conjunto de normas jurídico penales -ordenamiento jurídico penal-, como
también a la ciencia del Derecho Penal. Como ciencia el derecho penal se constituye por
conceptos jurídicos sobre el delito, el delincuente y la pena.

Recuérdese que el Derecho penal es la rama del Derecho público interno relativa a los
delitos, a las penas y a las medidas de seguridad, que tienen por objeto inmediato la
creación y la conservación del orden social. Se deducen de este concepto naturaleza,
materia y fin del Derecho Penal. También el Derecho Penal puede conceptuarse como el
conjunto de normas jurídicas emitidas por el Estado, relativas a la clasificación de las
conductas que constituyen los llamados delitos y las consecuencias que tales conductas
provocan.

De los conceptos ya vertidos se desprende que el Derecho Penal constituye el conjunto


de normas jurídicas que definen las conductas más graves que el Estado no está
dispuesto a tolerar, y a las que se denominan como delitos, así como las penas o medidas
de seguridad que tales conductas merecen, procurando el mantenimiento del orden social
a través de la salvaguarda de los bienes jurídicos más importantes para el ser humano.
También conviene recordar que al Derecho Penal suele designársele como derecho
criminal, derecho de la defensa social, derecho punitivo.

Por cuanto hace a las ciencias auxiliares del Derecho Penal, la enciclopedia de las
ciencias penales, busca reunir desde varias perspectivas, las explicaciones, conceptos,
teorías sobre el fenómeno delictivo.

Dentro de ese cúmulo de saber, el Derecho Penal representa solo una parte del
conocimiento, cuyo objeto de estudio se centra en el estudio del delito, delincuente y
delincuencia, necesariamente al abordar a ese trinomio requiere interrelaciona con otras
disciplinas que le sirven de sustento.

7 RODRÍGUEZ Manzanera, Luis. Op cit. p. 84.


Cabe hacer mención que respecto de las ciencias auxiliares del Derecho Penal, no hay
acuerdo unánime entre los tratadistas, razón por la cual se presentan las disciplinas a que
más se recurre en los distintos ámbitos de la aplicación del Derecho Penal.

LECTURAS.

ORELLANA Wiarco, Octavio A. “Manual de Criminología”. Séptima


edición. Edit. Porrúa. México. 1999. p.p. 53 a 62.
RODRÍGUEZ Manzanera, Luis. Op. Cit. p.p. 90 a 110.

I.9. Política Criminológica.

La Política Criminológica es concebida como un instrumento de cambio social que busca


romper la incomunicación que existe entre los planificadores de diversas actividades y
sectores, buscando dirigir todo hacia una sola resultante, la Justicia Social. Esta forma de
concebir la Política Criminológica supera en mucho la idea que se tenía en la primera
mitad del siglo pasado, en que se reducía a un simple legislar adecuado.

Debe buscar en la actualidad, con gran ambición, enfrentarse a la crisis de justicia,


replanteando estrategias de desarrollo social, mediante la elaboración sistemática de
planes de desarrollo integral, basados en informes sociales previos, proporcionando las
rutas sociales adecuadas a los requerimientos de desarrollo nacional y enfocando su
atención y esfuerzos en la prevención fáctica del delito con miras a una verdadera justicia
social. La Política Criminológica es pues, una estrategia global, una protección general del
hombre en la colectividad, ya que si se quiere verdaderamente realizar las reformas
sociales que son indispensables para la política racional de lucha contra la criminalidad o
el desvío negativo, es necesario hacerlo dentro de las estructuras no sólo jurídicas o
legales, sino también económicas y políticas.

Algunos autores consideran que la Política Criminológica es simplemente el


aprovechamiento práctico, por parte del legislador, de los conocimientos adquiridos por
las ciencias penales, a fin de dictar las disposiciones pertinentes para el logro de la
conservación básica del orden social. Otros tienen un concepto más amplio, considerando
que la misma no se reduce tan sólo a legislar sino a tomar medidas preventivas de
carácter social, económico, psicológico, etcétera. La política criminológica no se agota en
el arte de legislar, aunque Política y Derecho aparecen estrechamente unidos.

El transformar los conocimientos criminológicos en exigencias político criminales, y éstas


a su vez en reglas jurídicas de lege lata o ferenda, es un proceso cuyos estudios
concretos son igualmente importantes y necesarios para el establecimiento de lo
socialmente justo, ya que una política criminológica que se enfrenta con los fines y
contenidos sociales del Derecho Penal, está fuera de lo jurídico. Es a la Política
Democrática, más que al Derecho al que debe pedirse la solución de la crisis de la justicia
penal y del control de la criminalidad. El Derecho y la Técnica Jurídica pura no son
suficientes para combatir racional ni eficazmente al fenómeno de la delincuencia.

En la actualidad todas las sociedades se transforman con gran velocidad, produciendo


factores criminógenos y nuevas formas de criminalidad, ante esta situación es necesario
que cada país, cultura y civilización indiquen los males que a ella afectan, ya que el
crimen solamente podrá ser analizado estudiando la estructura que lo ha producido, es
decir, el fenómeno de la criminalidad no podrá explicarse si no es dentro de un contexto
social que se da en un tiempo y en un espacio específicos. Las formas y modalidades de
la criminalidad se han ido transformando a la par del desarrollo social, no así nuestros
sistemas de prevención, ya que actualmente se encuentran desvinculados de los cambios
técnicos y científicos, lo que acarrea su ineficacia.

Nuestras Leyes, Códigos, Instituciones Sociales, Poder Judicial, y aún autoridades, se


han anquilosado en el transcurso del tiempo hasta empezar a producir lo mismo que
combaten. El precio del progreso y de la transformación socioeconómica exigida por la
sociedad de consumo que se ha desarrollado es elevado en términos de inadaptación y
delincuencia. En la mayoría de los países el Derecho Penal es un subsistema
excesivamente estático del control social.

Como todo sistema jurídico, se funda en normas cuya estabilidad asegura ciertamente la
seguridad de los justiciables, pero que no implica una discordancia entre los Bienes
Jurídicos Tutelados y las necesidades e intereses actuales de la vida social que durante
los últimos decenios ha sido particularmente móvil.

En México, como país en vías de desarrollo, es indudable la existencia de una


criminalidad dependiente en gran medida de inadaptación económica y cultural que
predomina en un gran sector de la población y que aunado con algunos factores
criminoimpelentes y criminoprecipitantes, así como a estímulos criminógenos
importantes, ofrecen una panorámica general de la situación real de la criminalidad.

Por otro lado los cambios técnicos han producido nuevas formas de criminalidad que
quedan fuera de nuestros Códigos, entre las que se tienen varias actividades engañosas
que obstaculizan el desarrollo de país, tales como las propias de la denominada "cifra
negra" de la criminalidad, integrada por las actividades ilegales o cuasilegales no
detectadas, ya que constituyen acciones ocultas y complicadas, transacciones y
procedimientos refinados que escapan fácilmente a los alcances de la Ley. Aparte de las
"cifras negras" de los delincuentes que evitan toda acción judicial, existen, cifras "doradas"
de criminalidad que se ubican en las esferas políticas y que ejercen su poder
impunemente, perjudicando a la ciudadanía y a la colectividad en beneficio de su
oligarquía, o que disponen de un poder económico que se desarrolla en perjuicio del
conjunto de la sociedad.

Esto muestra que muchas veces se etiqueta de "criminales" a quienes sólo requerían
ayuda económica, y no se persigue q quienes realmente necesitan un tratamiento o
simplemente un escarmiento por perjudicar a toda la colectividad. Los límites de la
represión penal deben ser fijados en función de la evolución sociocultural de la
colectividad, ya que la misma complejidad de la estructura social ha modificado
lentamente el estilo criminal. Por eso al analizar la prevención del crimen y la justicia
penal dentro de este contexto, se encuentran lacras, ineficacia y corrupción, puesto que
se encuentra esencialmente viciada.

Es necesario iniciar programas de prevención que contemplen los aspectos humanos,


tomando en cuenta los factores de cambio; deben ser planes proyectivos, es decir, que
prevean mediante métodos de evaluación apropiados, tales como nuevas medidas de
abordaje del crimen y llevar así a cabo una actualización continua, dentro de un marco
científico, jurídico, económico y social que asegure una auténtica Justicia Social.
Asimismo, la política criminal o criminológica, como se le ha denominado indistintamente,
se refiere también a la determinación del contenido y función de la justicia penal bajo un
determinado modelo de regulación de ésta y en función de la realización de actividades
puntuales con la finalidad de mejorarla. No obstante lo anterior, para algunos, es
simplemente un conjunto de métodos con los que una sociedad determinada organiza las
respuestas al fenómeno criminal.

La delincuencia en nuestro país, entendida en un sentido amplio como cualquier tipo de


manifestación criminal observable en una colectividad humana, constituye un fenómeno
social de grave entidad, dado que incide directamente en el bienestar y seguridad social
de todos los habitantes de nuestro país, al atentar de manera directa contra una serie de
valores humanos considerados como de mayor envergadura, tales como la vida, la
libertad, la salud colectiva, la propiedad, entre muchos otros, de ahí que resulte válido
afirmar que la delincuencia in genere es una amenaza para todo Estado de derecho y
para la estabilidad político-social de cualquier nación.

En este sentido, es conveniente destacar que el Ius Poenale ha jugado un importantísimo


papel como herramienta de control social, cuya legitimación subyace en el hecho de que
las leyes penales son necesarias para el mantenimiento de la forma de la sociedad y del
Estado.

Por esto es factible establecer un concepto de política criminal más utilitario, entendida en
términos de una sistematización sociopolítica y jurídica de las prioridades, actividades y
medios dirigidos al control y eventual erradicación de los fenómenos delincuenciales
suscitados en un territorio determinado. Así, todas las acciones que enmarcan a la política
criminológica son previstas como medios dirigidos al control y eliminación de la
delincuencia o, siendo realistas, a disminuir hasta un límite tolerable las acciones
delictivas en una sociedad cada día más abatida por el fenómeno criminal.

La política criminal o criminológica debe estar guiada o delimitada por algunos principios
que garantizarán que no se encuentren acciones que, si bien impacten a la delincuencia,
puedan a su vez dañar los más elementales derechos de los ciudadanos, sobre estos
principios, pueden incluirse como razones de cada uno de ellos, en síntesis los principios
de política criminal y los principios de legitimidad.

Estos principios señalan la facultad del Estado para planificar, actuar y adoptar las
medidas necesarias para combatir la criminalidad. La facultad se encuentra referida a la
soberanía estatal, su forma de gobierno, el bien colectivo y los fundamentos
constitucionales que dotan de validez los actos de autoridad tendiente a prevenir y a
reprimir las conductas delictivas.

El Estado, como expresión de la sociedad organizada, está facultado para reprimir la


criminalidad por medio de los instrumentos de control social, legislación penal sustantiva y
procesal, policía preventiva, órganos de procuración de justicia penal, tribunales e
instituciones de readaptación social que constituyen la legítima reacción de la sociedad,
dirigida a la reprobación y condena del comportamiento desviado de los individuos y a la
reafirmación de los valores y de las normas sociales.
Principio de mínima intervención.

El Derecho Penal, por la naturaleza de la sanción, por la relevancia de los bienes jurídicos
que tutela, debe ser la última ley aplicable, el último medio de control social, sin embargo
en la actualidad nos encontramos a la Ley Penal como última ratio legis. Siempre que se
puedan utilizar otros medios menos drásticos para ordenar una determinada conducta con
eficacia, debe prescindirse del Derecho Penal, que para el logro de sus objetivos debe
previamente acudir a otros medios jurídicos menos drásticos, y sólo cuando éstos resulten
insuficientes e ineficaces debe acudir al derecho penal, siempre y cuando se tenga la
plena convicción de que éste será el mejor recurso.

Es válido comentar que existen bienes jurídicos que requieren de una tutela por parte del
Estado, y que en ocasiones la tutela puede darse por medios distintos al Derecho Penal
que garantizan precisamente el respeto a los mismos, estamos hablando de medidas de
Derecho Administrativo e, incluso, de otro tipo de medidas que resultan menos lesivas en
cuanto a la sanción para el infractor de la norma. Este principio, que es complementado
con el principio de tutela del bien jurídico preferente, garantiza que únicamente los bienes
de mayor valía permitan la aplicación de una norma que tutelará penalmente los intereses
sociales contenidos en la misma.

Principio de bien jurídico.

El bien jurídico se refiere a la tutela de un ente protegido por el Estado, cuando el


legislador observa que ese ente es valioso para el ser humano, aplica una tutela prevista
en una norma. Se habla aquí entonces de un bien jurídicamente tutelado. Cuando ese
ente resulta ser de gran valía y de fundamental protección para el creador de la ley, y
requiere tutelarlo mediante una norma penal, lo vincula a la descripción típica de una
hipótesis legislativa que tutelará desde el ámbito de las leyes penales.

El Derecho Penal se caracteriza por proteger los valores fundamentales del orden social,
por ello, debe limitarse al castigo de conductas que violan los más elementales deberes
ético-sociales. Elemento fundamental para que sea admisible la tipificación de un delito es
que exista una necesidad social digna de protegerse. Esa necesidad social es condición
sine qua non para dar intervención al Derecho Penal. Si no nos encontramos ante un bien
jurídico que merezca ser protegido penalmente, se estaría violando el principio de la
intervención mínima penal.

Dentro de este principio, se encuentra un doble carácter fragmentario, permite proteger


los bienes jurídicos fundamentales de una comunidad, y sobre la base de ataques que
realmente impliquen peligro o menoscabo a estos bienes jurídicos. Donde basten la
reparación del daño y la indemnización del perjuicio, ha de retraerse el Derecho Penal,
por ser la pena la reacción más enérgica. Una característica más de este principio en
relación con los bienes jurídicos es que los que serán protegidos se encuentran
vinculados con valores e intereses que son percibidos universalmente en la conciencia de
todos los ciudadanos como comportamientos capaces de desencadenar la reacción
social, es decir, de suscitar indignación moral e irritación, en la colectividad.

Principio de acto o conducta.

Este principio se refiere a la necesaria vinculación delito-conducta. Los tipos penales sólo
prohíben u ordenan acciones u omisiones. Se garantiza entonces un Derecho Penal de
acto y se elimina la posibilidad de aplicar un Derecho Penal de autor. Se castiga por lo
que se hace o deja de hacerse cuando existe una norma prohibitiva o una norma
preceptiva, no por lo que se es.

Principio de Tipicidad.

Está relacionado al tipo penal como garantía de legalidad. Las conductas que aparejan
una sanción deben estar consideradas en una hipótesis normativa preceptuada en un
cuerpo legal. Para el castigo, entonces, debe existir una perfecta adecuación entre los
elementos de la descripción típica y la conducta desplegada por el actor de la misma.

No existe pena sin tipicidad.

Este principio debe referirse también a la antijuridicidad de la conducta ya que, como se


sabe, el encuadramiento de una conducta al tipo sólo indicia la antijuridicidad. Puede
entonces señalarse que para el estudio de la existencia del delito sobre la base de la
relación lógica de los elementos del delito, debe fincarse la misma en la existencia de una
conducta que reúna todas las circunstancias y supuestos del tipo penal que se trate.

Principio de culpabilidad.

En este principio se estudia el grado de la pena. Esto es, la cantidad de sanción que debe
acompañar a un tipo penal, los límites y máximos alcanzados en cuanto a la imposición
de la pena por una conducta cometida. La pena, pues, no debe rebasar la medida de
culpabilidad.

Aquí, el principio de culpabilidad tiene la función de asegurar al particular que el Estado


no extienda su potestad penal más allá de lo que le corresponde a un individuo respecto a
su responsabilidad.

Principio de presunción de inocencia y retribución.

Se encuentran en este principio (todavía no adoptado en nuestro sistema jurídico


mexicano, pero en vías de serlo a la luz de las reformas constitucionales en materia
judicial de 2008) varios fundamentos sobre la relación culpabilidad-responsabilidad, así
como fundamentos constitucionales de legislación sustantiva y adjetiva que deben
garantizarse si contamos con una política criminal adecuada.

En primer lugar, habrá que hacerse referencia a la garantía constitucional de demostrar la


culpabilidad de un sujeto conforme a las leyes establecidas por el orden positivo. De la
misma manera y relacionado con el precepto estudiado en líneas anteriores, puede verse
que la aplicación de una pena debe ser justa retribución de la conducta cometida y con la
sanción equivalente al grado de culpabilidad demostrado. Así pues, la pena entendida
como retribución además de su finalidad preventiva debe ser equivalente, e impuesta con
legalidad.

De aquí, pues, la necesidad de contar con ordenamientos penales que equilibren, y no


adopten medidas ni de flexibilidad ni de exceso en el quantum de la pena. Por otra parte,
y en atención a la búsqueda de la certeza y a la carga probatoria, se señala la necesidad
de que el Ministerio Público demuestre la culpabilidad del sujeto antes de la aplicación de
una medida penal e inclusive de que la acción penal deje de ser exclusiva de éste órgano
administrativo.

Principio de prevención.

La pena debe tener la función no sólo de retribuir, sino también de prevenir el crimen. La
pena se justifica por la ejemplaridad de su aplicación. La prevención vista, pues, desde la
esfera de prevención general, para evitar futuras conductas ilícitas y, en especial, para
evitar la reincidencia. Lo cual es una exigencia incuestionable para el Estado de Derecho
contenida en el aforismo de nulla poena sine lege.

Principio de jurisdiccionalidad.

El Estado, a pesar de contar con su facultad de imperio, debe quitarse la investidura de


ente soberano y realizar una construcción técnica artificial, que es el proceso, con la
finalidad de tutelar y salvaguardar los derechos fundamentales del ciudadano ante la
aplicación de una medida tan relevante como es una sanción penal. Esta construcción
técnica artificial elimina la posibilidad de cualquier selección personal y otorga reglas
claras (Derecho Adjetivo Penal) ante la aplicación del Derecho Penal Sustantivo. Esta
pues, es una garantía de política criminal, que impone limitantes al mismo Estado para la
aplicación de la sanción y así requiere que, antes de la sanción, se deba llevar un proceso
ante los tribunales judiciales previamente establecidos, observando todas las garantías
procesales existentes. Este principio se considera fundamental, y necesariamente se
vincula con el principio de legalidad señalado en líneas anteriores.

En atención a la política criminológica que se pretende aplicar en el Estado Mexicano,


existen serias fracturas. De hecho, no se puede señalar que exista una política criminal de
Estado mientras no existan acciones articuladas. En un criterio razonable es factible
sostener que las características del fracaso de las acciones del combate al crimen
persistirán mientras no exista la unidad de esfuerzos, cuando no se encuentre una política
criminal integral, cuando no se redoblen esfuerzos y recursos sigan dispersos
produciendo que las acciones sigan siendo aisladas.

Dentro de las políticas públicas, se debe priorizar la política criminal dada en la base de
los principios resumidos en líneas anteriores, y partiendo siempre de un diagnóstico real,
de un estudio criminológico serio, que tome en cuenta las estructuras institucionales
existentes para su solución, articulada en su operación y planificada con base en las
garantías constitucionales existentes.

Como se sabe, la seguridad jurídica depende en mucho de un Poder Judicial


independiente que garantice decisiones legales, justas e imparciales, que legitimen el
ejercicio del poder, teniendo a los textos normativos de ley y como instrumento garante de
justicia y no solamente como escudo.

LECTURA.
RODRÍGUEZ Manzanera, Luis. Op. Cit. p.p.119 a 145.

Autoevaluación.

1. Fundamente la afirmación de que la Criminología es una ciencia.


2. ¿Cuáles son los dos grupos de opiniones respecto del carácter
científico de la Criminología?
3. Mencione la obra y el autor con la cual se inicia la ciencia
Criminológica mediante la investigación sistemática.
4. Mencione las definiciones de Criminología propuestas por Benigno
Di Tulio y Cuello Calón.
5. ¿Cuáles son los basamentos científicos principales en relación con
otras ciencias sobre los que se respalda la Criminología?
6. ¿Quiénes son llamados los tres grandes evangelistas que fundan la
ciencia de la Criminología?
7. Exprese la definición general y de aceptación actual más
reconocida del concepto Criminología.
8. Explique los requerimientos necesarios para el profundo estudio de
la criminología así como el objeto de estudio de la misma.
9. ¿En qué momento adquiere autonomía y rango de ciencia la
Criminología?
10. Explique en qué consisten los puntos que estudian los métodos
sociométricos de la Criminología.
11. Mencione la clasificación del método estadístico de investigación en
el área de la Criminología.
12. Explique
la relación existente entre el Derecho Penal y la
Criminología.
13. Describa en qué consiste la Política Criminal y exprese su opinión
personal al respecto.

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