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Interpreta los indicadores de la salud, tomando como base las características más
relevantes de la MEF que podrían influir en la salud reproductiva:
a. Características básicas de la vivienda y de las MEF
Servicio de electricidad
Entre los servicios básicos, destaca la energía eléctrica como el servicio de mayor cobertura
en las viviendas del país. A nivel nacional, el 95,3% de las viviendas tenían acceso a este
servicio en el 2018, constituye una tendencia hacia el incremento de 4,1 puntos porcentuales
respecto al año 2013 (91,2%). Según el área de residencia los hogares más beneficiados
fueron las del área urbana, donde el servicio cubre al 98,7%, en el área rural, solo alcanza a
un 83,6%. No obstante, fue en esta área donde se dio el mayor incremento en comparación
al área urbana (10,7%).
En los últimos cinco años, se aprecia que la proporción de viviendas que cuentan con fuente
de agua para beber por red pública a nivel nacional no tuvo variación significativa (de 79,9%
a 80,3%); sin embargo, en el área rural hubo una variación importante de este servicio, que
paso de 68,7% en el 2013 a 74,5% en el 2018.
Una comparación de los últimos cinco años muestra que en el 2018 el 72,1% de las viviendas
tenía servicio higiénico con inodoro conectado a la red pública, observando un incremento
de 7,5 puntos porcentuales en comparación al año 2013 (64,6%). El 6,0% de las viviendas
aún carece de este servicio, aunque en comparación con el año 2013 (9,9%) ha tendido a
mejorar. De modo similar ha tendido hacia una mejora las viviendas con letrina.
Según el área de residencia, la proporción de viviendas en el área urbana que tenían servicio
higiénico conectado a red pública (incluye red pública dentro y/o fuera de la vivienda) fue
considerablemente mayor que en el área rural (87,3% y 20,4%, respectivamente).
El mayor porcentaje de viviendas sin servicio higiénico se presentó en el área rural (18,6%),
en comparación al área urbana (2,2%)
Material del piso
En el 2018, la mayor proporción de viviendas cuyo material principal del piso es tierra/arena,
se encontraba en el área rural (66,5%), con una diferencia de 56,8 puntos porcentuales con
respecto al área urbana (9,7%). Esta proporción es importante por su relación con las
enfermedades a las que están expuestas las niñas y niños.
Otro material que predomina en el piso de las viviendas es la de cemento o ladrillo, alcanza
a un 22,2% en el área rural, aún distante del área urbana cuya proporción llega al 53,7%. Para
aquellas de piso de madera o entablado, el 8,9% se encuentra en el área rural.
El teléfono residencial o fijo es un bien que tenía el 23,0% de los hogares del país en el 2018;
con respecto al año 2013 la proporción disminuyó en 4,4 puntos porcentuales (27,4%). La
computadora es un bien que poseía el 31,5% de hogares en el 2018. Esta proporción a nivel
nacional tendió a un ligero aumento respecto al año 2013 (29,9%).
De cada 1 000 niñas y niños que nacieron en Perú durante los 0 a 4 años anteriores a la
encuesta (fecha central: julio 2015), 15 murieron durante el primer año, igual número para el
período 5 a 9 años anteriores (fecha central: julio 2010) y 23 para el período 10 a 14 años
anteriores (fecha central: julio 2005). Las estimaciones se consideran razonables si se tiene
en cuenta el aumento del acceso de la población a los servicios de salud, principalmente en
las áreas rurales.
La mortalidad en la niñez, medida como muertes antes del quinto cumpleaños por cada 1 000
nacidos vivos, alcanzó durante el último quinquenio la cifra de 19; mientras que para el
quinquenio inmediatamente anterior fue de 18; y, para el quinquenio 10 a 14 años anteriores
fue de 27 defunciones de niñas y niños por cada mil nacidos vivos.
Los descensos observados en los tres últimos quinquenios son igualmente importantes en la
mortalidad posneonatal (de 11 a 5 defunciones por cada mil nacidos vivos). Estos resultados
tendrían mayor relación con las condiciones de salud imperantes en el entorno de las
niñas/niños. La disminución de la fecundidad también ha tenido un rol importante en la baja
de la mortalidad, pues ha descendido la proporción de embarazos de alto riesgo.
Mortalidad materna
Asimismo, se estima que la mortalidad materna se redujo en un 49,7% entre los años 1994-
2000 y 2004- 2010 al pasar de 185 a 93 muertes maternas por cada 100 000 nacidos vivos,
estos resultados muestran un descenso continuo a favor de la salud materna.
c. Atención materna
La Encuesta Demográfica y de Salud Familiar 2018 señaló que el 93,7% de partos fueron
asistidos por personal de salud calificado, es decir, por un médico, obstetra o enfermera;
cobertura que incrementó sobre el 52,5% desde el periodo 1991-1992.
A nivel nacional, se han logrado avances importantes en la asistencia del parto, así, el
porcentaje de mujeres que recibieron atención de personal calificado se incrementó en 8,7
puntos porcentuales, entre los años 2011 y 2018. Entre 1996 y 2011 aumentó en 28,6 puntos
porcentuales; y en el periodo 1991-92 y 1996 en 3,9 puntos porcentuales. Esta tendencia
refleja un mayor acceso de la atención en el parto por un profesional de la salud; así como
un acercamiento a la meta de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, relativos a la mortalidad
materna.
El promedio de estatura en las mujeres en edad fértil (15 a 49 años de edad) fue 153,2
centímetros, medida que refleja una ligera tendencia en aumento en comparación al año 2013,
cuyo promedio de estatura fue 152,3 centímetros. La estatura promedio en el área urbana
(153,7 centímetros) es mayor en 2,6 cm que en el área rural (150,8 centímetros).
Estado nutricional de las mujeres en edad fértil según Índice de Masa Corporal (IMC)
A nivel nacional, el porcentaje de delgadez en las mujeres fue 1,6%; similar porcentaje se
aprecia en el área urbana, en tanto que en el área rural fue 1,2%. Por otro lado, no hay
diferencia alguna en el grupo de las mujeres con sobrepeso; en tanto que, el porcentaje de
mujeres en edad fértil con obesidad fue más alto en el área urbana ( 25,1%).
El 31,1% de las mujeres sin nivel de educación, manifestaron tener conocimiento de las ITS;
asimismo el 43,5% de las ubicadas en el quintil inferior declararon ambas situaciones. Por
otro lado, el 45,6% de las residentes en el área rural declararon conocer las ITS. Además,
manifestaron tener mayor conocimiento las mujeres cuya lengua materna fue el Castellano
(78,4%).
En el periodo transcurrido entre las encuestas del 2000 y 2018, el conocimiento sobre las ITS
aumentó en 25,3 puntos porcentuales. El 74,7% de mujeres entrevistadas en el 2018, conoce
sobre las ITS y el 25,3% declaró desconocerlas, entonces se debe reconocer que existe un
grave problema de salud, pues implica un riesgo potencial de adquirirlas y esto incluye la
posibilidad de padecer secuelas y complicaciones importantes al no atenderlas a tiempo, así
como las importantes implicancias económicas y sociales que eso representa.
Respecto a ITS específicas, la más conocida fue la sífilis (41,9%) y la gonorrea (37,2%), en
el año 2018.
La sífilis fue la enfermedad más reconocida por las mujeres con nivel de educación superior
(55,9%) y el quintil superior de riqueza (52,6%). Por área de residencia fue mayor en la
urbana (44,0%) que en el área rural (24,4%).
La gonorrea fue más conocida en mujeres con educación superior (48,3%), ubicadas en el
quintil superior de bienestar (44,1%) y las solteras que han tenido relaciones sexuales
(44,5%). Por área de residencia fue mayor en la urbana (38,5%).
f. Violencia familiar
El 58,9% de mujeres fueron víctimas de violencia psicológica y/o verbal ejercida alguna vez
por el esposo. En este tipo de violencia predomina alguna situación de control (54,6%). Las
más frecuentes fueron la manifestación de celos (41,0%) y la insistencia en saber a dónde va
(37,1%). Le siguen el impedimento a que la visiten o que ella visite a sus amistades (15,6%),
la acusa de ser infiel (14,2%), y/o desconfía con el dinero (10,3%).
En la violencia psicológica también se encuentra el 18,4% de las mujeres alguna vez unidas,
que manifestó haber experimentado situaciones humillantes (si le había dicho o hizo cosas
para humillarla delante de los demás). Por otro lado, el 16,1% enfrentó las amenazas de su
pareja de irse de la casa/ o quitarle las hijas/os, o la ayuda económica y el 8,9% declaró que
les amenazaba con hacerle daño.
Violencia física
El 30,7% de las mujeres alguna vez unidas sufrieron violencia física; este tipo de violencia
consistió en que fueron empujadas, sacudidas o que su pareja les tiró algo (27,1%), siguen
las abofeteadas y/ o que les retorcieron el brazo (18,2%), las golpeadas con el puño o con
algo que pudo dañarlas (15,3%) y aquellas que las han pateado o arrastrado (9,8%). También
manifestaron otras formas de violencia física que, aunque se presentan en menor porcentaje,
podrían ser peligrosas y hasta causar la muerte, como tratar de estrangularla o quemarla,
amenazarla, atacarla con cuchillo, pistola u otra arma.
Violencia sexual
El 6,8% de las mujeres alguna vez unidas fueron violentadas sexualmente; revelaron que
fueron obligadas por su esposo o compañero a tener relaciones sexuales (6,3%) y/o realizar
actos sexuales que ella no aprobaba (3,4%).
Violencia física y/o sexual ejercida contra la mujer en los últimos 12 meses
En el año 2018, las mujeres que fueron víctimas de violencia física y/o sexual por parte del
actual o último esposo o compañero en los 12 meses anteriores a la entrevista, generalmente
fueron aquellas que tenían educación secundaria (12,9%). Según área de residencia se
observa similar comportamiento en el área urbana (11,0%) y rural (10,6%).
La Encuesta Demográfica y de Salud Familiar también preguntó a las mujeres, si alguna vez
ellas habían maltratado físicamente a su esposo o compañero en momentos que él no la estaba
golpeando o maltratando. El 9,1% respondió que ejerció este tipo de violencia alguna vez;
en su mayoría fueron las mujeres residentes en el área urbana (10,6%) y con educación
superior (10,8%).
Teniendo como referencia los últimos 12 meses, el 3,5% de las mujeres alguna vez unidas
reconoció haber maltratado físicamente a su esposo o compañero, en mayor porcentaje las
residentes en el área urbana (4,1%) y aquellas que alcanzaron educación secundaria (4,3%).
Edad
A nivel nacional, el 29,1% de los hombres eran menores de 15 años de edad, porcentaje
mayor que el registrado en las mujeres (26,6%). Esta diferencia se refleja de manera
similar en el área urbana y rural.
Nivel Educativo
Quintil de riqueza
La edad mediana al primer nacimiento aumenta con el nivel educativo, de 19,6 años entre
las mujeres sin educación a 20,9 años en las que tienen secundaria; igualmente, con
respecto a los quintiles de riqueza se incrementa de 19,8 años en las del quintil inferior a
23,4 en las del cuarto quintil de riqueza.
Ocupación
El 72,7% de las mujeres entrevistadas realizó algún tipo de trabajo en los 12 meses
anteriores a la encuesta: que incluye 62,7% con ocupación en la semana anterior al día
de la entrevista (semana de referencia) y 10,0% ocupadas en algún momento dentro de
los últimos 12 meses.
Ámbito geográfico
Toma de decisiones
Según la ENDES de 2018, el 35,5% del total de mujeres actualmente unidas desea tener
hijas o hijos, o tener más si ya tienen hijas o hijos. Por área de residencia no se aprecia
diferencia entre área urbana y rural.
En promedio, el 11,5% desea tener una hija o hijo pronto (antes de los próximos dos
años), lo cual fue mayor en el área urbana que en la rural (12,5% y 8,3%,
respectivamente).
En tanto que las que desean tener otra hija o hijo más tarde (desean esperar dos o más
años) alcanzan a 23,5%. Según el área de residencia, fue mayor en el área rural (26,7%)
que en la urbana (22,6%)
Según la ENDES del 2018, más de tres cuartos de mujeres actualmente unidas (casadas
y/o convivientes) estaban usando algún método anticonceptivo al momento de la
Encuesta (76,3%); el 55,0% algún método moderno y el 21,3% alguno tradicional. Si se
compara con el 2013, los cambios no son drásticos, se nota una tendencia hacia la
disminución del uso de métodos tradicionales y el incremento de los modernos.
Según área de residencia de las mujeres, la diferencia es notable en el tipo de método que
usan; en el área urbana predomina el uso de los métodos modernos (56,4%) frente a
50,3% en el área rural; en cambio, el uso de métodos tradicionales o folclóricos es mayor
en el área rural que en la urbana (26,6% y 19,7%, respectivamente).
Las mujeres en edad fértil que tenían algún seguro de salud (SIS o EsSalud) alcanzan a 7
de cada 10 (70,6%), la mayor proporción cuenta con el Seguro Integral de Salud (SIS)
(44,5%); en tanto, que más de un cuarto con EsSalud (26,1%).
Según área de residencia, tuvieron acceso al Seguro Integral de Salud el 37,1% de las
mujeres en edad fértil que residen en el área urbana y el 78,8% en el área rural. En cambio,
cuentan con seguro de EsSalud el 30,2% de las mujeres en edad fértil urbanas y solo el
7,1% de las rurales.
Según región natural, las mujeres en edad fértil que están afiliadas al SIS en mayor
proporción se ubicaron en la Selva (66,8%) y en la Sierra (58,6%). Mientras que las
mujeres afiliadas a EsSalud en su mayoría se ubicaron en Lima Metropolitana (35,0%) y
Resto Costa (26,7%).
Por área de residencia, las mujeres en edad fértil muestran que las que no cuentan con
algún seguro de salud se ubican en menor proporción en el área rural (13,8%) y por región
natural en la Selva (17,5%).
Consumo de tabaco
Según región natural, en el año 2018, Lima Metropolitana y la Selva presentaron mayores
porcentajes de personas que fuman diariamente cigarrillos; 2,4% y 2,0%, respectivamente