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Descripción:

Ejemplos:
Mediación: Una compañía aérea europea firmó un acuerdo con una compañía de
software de los Estados Unidos Americanos relativo al desarrollo de una
plataforma mundial para la administración de las ventas de billetes.
Posteriormente, se firmó un acuerdo de servicios profesionales, que contenía una
descripción más detallada del proyecto, así como los servicios de soporte técnico
que la compañía de software proporcionaría. Este último acuerdo incluía una
cláusula de Mediación ante la OMPI así como una cláusula de Arbitraje acelerado
ante la OMPI. La compañía aérea europea pagó varios millones de dólares
americanos por dicho software. Algunos años más tarde, la compañía aérea
rescindió el acuerdo. Como respuesta a esto, la compañía de software solicitó la
devolución del software aduciendo que la licencia había expirado. La compañía
aérea sostenía que la licencia no había expirado y que podía conservar y utilizar el
software, por lo que se inició la Mediación. El resultado de la Mediación fue una
nueva licencia entre las partes.
Conciliación: En un colegio de Cali(Bogotá), un niño de 12 años solía quitarle los
colores a una compañerita de su misma edad. La escena se repetía diariamente,
hasta que la menor, cansada de la situación, decidió acudir a uno de los
conciliadores de su centro educativo: un niño preparado para ayudar en la
resolución de conflictos escolares.
El conciliador citó a las partes involucradas y luego de dialogar, quedó al descubierto
que el comportamiento del niño se originaba en que sentía atracción por la niña y
robaba sus colores para llamar su atención. Luego de la revelación, el conciliador
logró que el menor se comprometiera a no perturbar más a la niña. Hasta hoy, el
compromiso sigue firme.
Para contribuir a la generación de la convivencia armónica y a la solución pacífica
de los conflictos, El Centro de Conciliación, Arbitraje y Amigable Composición de la
Cámara de Comercio de Cali adelanta el Programa de Competencias Ciudadanas
para la Promoción de la Convivencia Escolar, a través de la práctica cotidiana de la
conciliación. Lo que se busca es que, en las aulas, puedan resolverse los conflictos
sin que medie la violencia.
Negociación: Silvia y Martha, son dos prominentes abogadas latinoamericanas
quienes han decidido abrir su bufete en Nueva York. Están negociando la compra
de unos libros de derecho internacional usados por dos abogados veteranos, Jimy
y Lionel. Al comienzo de la reunión Jimy anuncia con voz firme: “Lo menos que
podemos aceptar por los libros son 13.000 dólares. Tómenlo o déjenlo”. Sin
embargo, Lionel discute con su socio: “pero hombre, si ellas apenas están
comenzando, ¿qué tal si los dejamos en 11.000?”. El precio justo de los libros en el
mercado es de 7.000 dólares, pero Jimy y Lionel montaron una escena en la cual
Jimy es el malo que hace exigencias extremas y Lionel es el bueno que se muestra
razonable. Para contrarrestar la táctica, Silvia responde: “Es interesante…! Hace
una pausa para pensar, y de pronto se echa a reír y exclama: ¡Ustedes son geniales!
Es la mejor representación del bueno y el malo que he visto en años. ¿Lo
planificaron o fue una coincidencia? Pero hablando en serio veamos si podemos
acordar un precio justo para estos libros. Jimy y Lionel no saben cómo reaccionar.
Realmente no pueden ofenderse puesto que Silvia los felicitó y no saben con
seguridad si ella hablaba en serio no. Tras neutralizar la táctica de sus oponentes
sin echar a perder la negociación, Silvia y Martha pudieron proceder a discutir la
compra por el verdadero valor. Es importante, para contrarrestar la táctica, hacerlo
de manera que no parezca un ataque personal a la contraparte. Finalmente, Silvia
no estaba interesada en ganar puntos en el enfrentamiento sino en comprar unos
libros de derecho por un precio justo.
Arbitraje: El consumidor llevó una radio al servicio técnico, donde le dijeron que el
problema era del sistema de alimentación y que la reparación era de unos 60 euros.
El cliente dejó el aparato para que lo arreglen. La sorpresa vino en el momento de
recogerlo, el técnico le explicó que el trabajo había sido más complicado de lo
previsto, ya que la avería era de un componente interno, no de la alimentación del
aparato. El resultado era que la factura ascendía a 85 euros.
La empresa probó ante el tribunal arbitral que el usuario había renunciado a la
elaboración de un presupuesto al firmar la orden de reparación.
Tras estudiar el caso y escuchar a ambas partes, el tribunal arbitral decidió dar la
razón a la empresa, teniendo en cuenta la documentación aportada, desestimando
así las pretensiones del reclamante, ya que él mismo había firmado la renuncia al
presupuesto.

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