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UNIDAD 1.

INTRODUCCIÓN

1. EL ESTUDIO HISTÓRICO DE LA FILOSOFÍA

“La Historia de la Filosofía es una parte de la Filosofía. Esto quiere decir que no se trata
de conocer una serie de datos, doctrinas o teorías sin más, sino de comprender lo que el
hombre ha pensado a través de los siglos y, tras una valoración crítica, aplicarlo a
nuestros problemas actuales.” (Goñi, p. 9)
“Partiendo de la concepción vista de filosofía como búsqueda de la verdad, el estudio de
su historia sólo tiene sentido si se entiende desde esa misma perspectiva, esto es, como
búsqueda en el pasado de algo que valga también para el presente. Una historia de la
filosofía que no sea búsqueda de la verdad, sólo puede interesar al erudito o al
anticuario.” (Yarza, p.18) “Ésta es la función de la historia de la filosofía, proponer el
pensamiento de los filósofos para que sirva de ayuda a nuestra inquisición de la verdad.”
(id., p. 19)

2. ANTECEDENTES DE LA FILOSOFÍA GRIEGA

Origen y función de la filosofía


En un momento u otro de su historia, aparecen en todas las comunidades interrogantes
que sobrepasan el límite de las exigencias del vivir cotidiano. Estas interrogantes pueden
referirse a las cosas y eventos del mundo físico, a la organización social y política de la
comunidad, a la naturaleza, las facultades y el destino del ser humano y, no en último
término, a la existencia y los atributos de Dios. Por ejemplo: ¿de qué está hecho el
mundo?, ¿todo es cambiante o existe una realidad inmutable?, ¿tiene derecho el más
fuerte a imponerse, sin tener que dar razón a nadie?, ¿desapareceré por completo cuando
muera o sobreviviré de algún modo?
Un abigarrado caudal de respuestas se atesora en los dichos, refranes y usos folclóricos
de los pueblos. La religión, la literatura y el arte tienen algo que decir en sus respectivos
lenguajes. La filosofía, por su parte, al entrar en escena, va precisando las interrogantes,
sistematizándolas y sometiendo a discusión crítica las soluciones encontradas.
El quehacer filosófico nunca arranca de cero: el punto de partida, tanto en la Antigüedad
como ahora, nos lo da el encuentro con una realidad “impregnada” por saberes, creencias
y valores que el filósofo encuentra establecidos, y no puede echar a un lado como si no
existieran, sino que encamina su trabajo a fundamentarlos o a cuestionarlos. Puede
ocurrir entonces la ratificación de cosas ya sabidas, la rectificación de resultados que se
habían dado por seguros y, como es natural, el descubrimiento e iluminación de aspectos
no tomados en consideración hasta entonces. La filosofía no es un trabajo terminado, sino
un proyecto en estado de reelaboración permanente.
La historia de la filosofía, en cuanto disciplina filosófica, participa en ese gran proyecto,
con el que estuvieron comprometidos los filósofos del pasado y están comprometidos los
cultivadores de la filosofía del presente.

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¿Es la filosofía un producto exclusivamente griego?
Durante mucho tiempo se discutió si existía una filosofía propia fuera del ámbito cultural
que remonta sus raíces a la cultura griega. Hoy suele admitirse que las sistematizaciones
intelectuales que pueden calificarse como filosofía no son un patrimonio exclusivo de la
herencia grecorromana. Así, junto a las tradiciones filosóficas occidental e islámica, que
entroncan directamente con la filosofía helénica, es posible destacar las tradiciones
filosóficas de la India y de China. Ninguna de ellas es unitaria en su interior; cada una
presenta escuelas y corrientes diversas, que se suceden en el tiempo o florecen en un
momento dado, sosteniendo con frecuencia posiciones mayormente antagónicas. Consta,
por lo demás, que las inquietudes filosóficas no han faltado en otras zonas del mundo.
Los aztecas de México, por ejemplo, “tenían una floreciente escuela de filósofos llamada
tlamatinime (« conocedores de las cosas»). Pero lo que nos queda son fragmentos de sus
enseñanzas...” (Solomon-Higgins, p. 75).

Nacimiento de la filosofía occidental


Es opinión generalizada que la filosofía griega nace cuando las explicaciones de la
mitología acerca del principio genético y constitutivo del mundo son sustituidas por
explicaciones de tipo racional. Un resquebrajamiento del crédito más o menos
incuestionado que se concedía a los relatos mitológicos, debido al auge tomado por
fundamentaciones basadas en causas de orden natural, se produce durante el siglo VI a.C.
entre los griegos de Jonia. Las inquietudes e indagaciones cosmológicas de Tales de
Mileto se consideran tradicionalmente como el punto de arranque de la filosofía griega, la
cual marca a su vez el primer hito de la filosofía occidental.
Eran tiempos agitados por fuertes convulsiones sociales, intrigas políticas y guerras de
los griegos entre sí y con otras naciones; algunos quieren ver en la inseguridad provocada
por aquellas situaciones un estímulo para la búsqueda de realidades más estables por vía
del análisis racional.
En décadas pasadas, era común figurarse la aparición de la filosofía griega (y, en general,
de la cultura griega) como un fenómeno endógeno y repentino. No obstante, actualmente
hay motivos para dar por seguro que se trata de la culminación de un largo proceso, en el
que intervinieron importantes influencias externas. Véase lo que afirma al respecto un
manual divulgativo de la Historia de la Filosofía:
“Muchas de las principales ideas de la filosofía griega, incluidos los intereses
fundamentales por la geometría y el concepto de alma, fueron importados directa o
indirectamente de otros lugares. De hecho, resulta más preciso considerar el gran
‘milagro’ de la Grecia antigua no como un inicio extraordinario, sino como la
culminación, el clímax, de una historia cuyos comienzos hemos olvidado” (Solomon, R.
C. y Higgins, K. M. Breve historia de la filosofía. Madrid, Alianza Editorial, 1999, p. 17).
Reconocer las influencias del exterior no le resta importancia a otras circunstancias
favorables para la consolidación de la actividad filosófica en el mundo griego. Son éstas,
por ejemplo, la institución de la polis, que propiciaba el uso público de la palabra, y la

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existencia de una capa social que disponía de ocio, es decir, tiempo libre, para entregarse
a pensar, pues la carga de los oficios manuales recaía sobre los esclavos.
Tras florecer en las colonias de la costa de Asia Menor, Sicilia y Sur de Italia, la filosofía
se establece en Atenas, donde alcanza un brillante desarrollo. La difusión de la filosofía
no estuvo exenta de episodios conflictivos y situaciones adversas para sus propulsores.

3. PERIODIZACIÓN DE LA FILOSOFÍA ANTIGUA

En el cuadro siguiente se detallan los grandes períodos en que se divide de ordinario la


filosofía antigua y las unidades en que distribuiremos su estudio. La periodización
reseñada no responde a una estricta secuencia cronológica: los últimos presocráticos, por
ejemplo, no son anteriores a Sócrates; los primeros pensadores cristianos no son
posteriores a la Edad imperial. Es posible encontrar otras divisiones y subdivisiones.

FILOSOFÍA PREÁTICA O PRESOCRÁTICA Unidad II. Los presocráticos


Predomina el tema cosmológico.
El ser y el devenir.

PERÍODO ANTROPOLÓGICO O HUMANISTA Unidad III. Los sofistas y Sócrates


El hombre y la sociedad en primer plano.
-Escepticismo y relativismo (sofistas).
-Búsqueda de conceptos objetivos (Sócrates).

CLASICISMO ÁTICO Unidad IV. Platón


Las grandes síntesis de Platón y Aristóteles. Unidad V. Aristóteles
Profundas indagaciones en cuestiones de
metafísica, psicología, ética, filosofía política…
-Dualismo ontológico (Platón).
-Hilemorfismo (Aristóteles).

HELENISMO Unidad VI. Helenismo y Edad imperial


Filosofía práctica: búsqueda de la felicidad.
Epicúreos, estoicos. Escépticos. Eclecticismo.

EDAD IMPERIAL ROMANA


Filosofía como doctrina de salvación.
Neoplatonismo.

FILOSOFÍA CRISTIANA ANTIGUA Unidad VII. Filosofía cristiana antigua


Fe cristiana y pensamiento pagano.
Desarrollo de una filosofía cristiana.
Transición a la Edad Media.

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LECTURAS PARA LA UNIDAD I

TIEMPO AXIAL, K. Jaspers


Esbocemos un esquema de la historia universal. / Hace milenios ya vivían hombres; su
existencia está demostrada por el hallazgo de huesos en capas geológicas que pueden
datarse en el tiempo. Hace milenios vivían hombres anatómicamente de todo punto
semejantes a nosotros; hay restos de instrumentos, incluso de pinturas. Únicamente desde
hace cinco o seis mil años tenemos una historia documentada y continua. / La historia
presenta cuatro profundos cortes.
Primero. Sólo inferible es el primer gran paso del nacimiento de las lenguas, de la
invención de instrumentos, del encender y usar el fuego. Es la edad prometeica, la base
de toda historia, a través de la cual se volvió el hombre por primera vez hombre frente a
un ser humano sólo biológico que no podemos representarnos. Cuándo fue ello, en qué
largos espacios de tiempo se distribuyeron los distintos pasos, no lo sabemos. Esta edad
tiene que retroceder hasta muy lejos y sustentar la múltiple del tiempo histórico
documentado, que es casi insignificante en comparación con ella.
Segundo. Entre 5000 y 3000 antes de Jesucristo se desarrollaron las altas culturas
antiguas de Egipto, Mesopotamia, el Indo, y algo más tarde del Hoangho, en China. Son
pequeñas islas de luz en la vasta masa de la humanidad que ya puebla el planeta entero.
Tercero. Por el 500 antes de Jesucristo –en el tiempo que va del 800 al 200– tuvo lugar la
cimentación espiritual de la humanidad, de la cual se nutre ésta hasta hoy, y es notable
que tuvo efecto simultánea e independientemente en China, India, Persia, Palestina y
Grecia.
Cuarto. Desde entonces se ha desarrollado un único proceso enteramente nuevo,
espiritual y materialmente decisivo, de igual jerarquía que los anteriores bajo el punto de
vista de su acción histórico-universal: la edad de la técnica científica, preparada en
Europa desde el fin de la Edad Media, constituida espiritualmente en el siglo XVII, en
amplio despliegue desde el fin del siglo XVIII, en un desarrollo vertiginosamente rápido
tan sólo desde hace algunos decenios.
Echemos una mirada a la tercera sección, por el 500 antes de Jesucristo. Hegel decía:
“toda la historia va a parar a Cristo y procede de Él. La aparición del Hijo de Dios es el
eje de la historia universal”. De esta estructura cristiana de la historia universal es
nuestra cronología el testimonio diario. Lo malo es que semejante manera de ver la
historia universal sólo puede tener valor para los fieles cristianos. Ni siquiera en
Occidente ha vinculado a esta fe el cristiano su interpretación empírica de la historia. La
historia sagrada se separó de la profana para el cristiano por la diversidad de sentido.
Un eje de la historia universal, en el caso de que lo haya, sólo podría encontrarse para la
historia profana, y aquí empíricamente, como un hecho, que en cuanto tal puede ser
válido para todos los hombres, también para los cristianos. Tendría que ser convincente
para Occidente y Asia y todos los hombres sin el patrón de medida del contenido de una
fe determinada. Brotaría para todos los pueblos un marco común de autocomprensión
histórica. Este eje de la historia universal parece estar en el proceso espiritual que tuvo
lugar entre 800 y 200 antes de Jesucristo. Entonces surgió el hombre con el que vivimos
hasta hoy. Llamemos concisamente aquel tiempo el “tiempo axial”.

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En aquel tiempo se aglomeran las cosas extraordinarias. En China vivieron Confucio y
Laotsé, surgieron todas las direcciones de la filosofía india, pensaron Mo-ti, Chang-tse,
Liedsi y otros innumerables; en la India surgieron los Upanichadas, vivió Buda, se
desarrollaron todas las posibilidades filosóficas hasta el escepticismo y el materialismo,
hasta la sofística y el nihilismo, como en China; en Irán enseñó Zaratustra la exigente
imagen del mundo de la lucha entre el Bien y el Mal; en Palestina aparecieron los
profetas, desde Elías, pasando por Isaías y Jeremías, hasta el segundo Isaías; Grecia vio a
Homero, a los filósofos Parménides, Heráclito, Platón, a los trágicos, a Tucídides y
Arquímedes. Todo lo simplemente indicado con tales nombres se desarrolló en aquellos
pocos siglos, con aproximada simultaneidad, en China, India y Occidente, sin que estos
pueblos supieran unos de otros.
Lo nuevo de aquella edad es en general que el hombre se vuelve consciente del ser en
su totalidad, de sí mismo y de sus límites. Hace la experiencia de lo temible del mundo y
de la propia impotencia. Plantea cuestiones radicales, se afana, ante el abismo, por
emanciparse y salvarse. Percatándose conscientemente de sus límites, se fija las más altas
metas. Hace la experiencia de lo incondicional en la profundidad del ser uno mismo y en
la claridad de la trascendencia.
[...] En aquella edad se produjeron las categorías fundamentales en las que pensamos
hasta hoy, y se crearon las religiones universales de las que viven los hombres hasta hoy.
[...] Por primera vez hubo filósofos. Los hombres osaron pisar como individuos sobre sus
propios pies. Pensadores solitarios y peregrinantes de China, profetas de Israel, son una
sola cosa, por muy distintos que sean unos de otros en sus creencias, contenidos y actitud
íntima. El hombre logró hacer frente íntimamente al mundo entero. Descubrió en sí el
origen desde el cual elevarse sobre sí mismo y sobre el mundo.
Entonces se cobra conciencia de la historia. Empieza algo extraordinario, pero se siente y
se sabe que antecedió un infinito pasado. Ya al comienzo de este despertar del espíritu
propiamente humano está el hombre sustentado por el recuerdo, tiene conciencia de ser
tardío, incluso de ser decadente.
Jaspers, K. La filosofía, Breviarios F.C.E. Trad. J. Gaos, 2ª. ed., 2ª. reimpr. México, 2003.
pp. 98-101.

EJERCICIOS DE APLICACIÓN

a. ¿Quién fue Karl Jaspers? Breve nota biográfica.


b. ¿Cuál es el eje de la historia universal, según Hegel? ¿Por qué Jaspers no está de acuerdo?
¿Cuál es la alternativa que propone como “tiempo axial”? Sus límites cronológicos.
c. “Cosas extraordinarias” que, según Jaspers, ocurrieron en el tiempo axial (en China, en la
India, en Irán, en Palestina, en Grecia).
d. “Lo nuevo” que trajo el tiempo axial, en opinión de Jaspers.
e. Comentario personal sobre cualquier aspecto de esta lectura que le haya parecido de interés.

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LOS INICIOS DE LA FILOSOFÍA EN GRECIA
Inicialmente la filosofía estaba mezclada con la mitología y con la cosmogonía; esto ha
llevado a preguntarse si la filosofía griega carece de antecedentes o no. Algunos autores
indican que las condiciones históricas dentro de las cuales emergió la filosofía (fundación
de ciudades griegas en las costas de Asia Menor y sur de Italia, expansión comercial, etc.)
son peculiares de Grecia y, por consiguiente, la filosofía sólo podía surgir entre los
griegos. Otros señalan que hay influencias “orientales”, por ejemplo egipcias. Otros,
finalmente, indican que en la China y especialmente en la India hubo especulaciones que
merecen sin restricción el nombre de filosóficas. Cualquiera que sea la posición que se
adopte es forzoso reconocer que los sentidos que ha tenido el término filosofía alcanzaron
su madurez sólo en Grecia.
Ferrater Mora, J. Diccionario de Filosofía Abreviado. Texto preparado por E. García
Belsunce y E. de Olaso. 4ª. ed. Edit. Sudamericana, Buenos Aires, 1974.

EJERCICIOS DE APLICACIÓN
a. Enuncie la interrogante planteada en el texto.
b. Mencione las tres respuestas que refiere el texto.
c. ¿Cuál es la opinión que emite el autor del texto?
d. Comentario personal sobre los diversos puntos de vista contenidos en el texto.
e. ¿Tiene usted conocimiento del pensamiento antiguo de China y la India? En caso negativo,
procure alguna información.

DEL MITO AL LOGOS


“Los hombres comenzaron a filosofar movidos por la admiración, y siguen haciéndolo.”
Esta sentencia de Aristóteles, que tiene su origen en Platón y que sigue aún válida en la
actualidad, entiende por “admiración filosófica” el asombro ante los fenómenos y los
acontecimientos inexplicables, del cual surge la cuestión acerca de las causas. En esta
sentencia se plantea el problema del origen y del inicio de la filosofía: la filosofía de las
distintas escuelas, profesional, no es la única que contiene un saber filosófico, sino que
éste se encuentra también presente en el mito, motivado a su vez por un cuestionamiento
asombrado en busca de una explicación. Y realmente no es sencillo establecer el límite
entre mito, pensamiento prefilosófico y filosofía, tal como lo sugieren las divisiones
establecidas por las historias de la filosofía.
Las materias a las que estos ámbitos del saber se dedican, es decir, la cuestión acerca del
inicio del mundo, la explicación de fenómenos de la naturaleza y de las instituciones y
normas sociales, son comunes a todos, pero se diferencian por el modo en que tratan
estos temas y, en concreto, por el modo específico que cada uno tiene de expresarlos. La
tan citada transición del mito al logos se manifiesta en la diferencia entre un lenguaje
narrativo de historias de dioses y de héroes y un lenguaje argumentativo. En lugar de una
explicación del mundo basada en los dioses, se busca progresivamente una forma
racional de dominio del mundo. Aristóteles ilustra esta diferencia como sigue: “Los
mitólogos han reflexionado sólo de modo comprensible para ellos mismos y no nos han
tomado en consideración. Ya que, al hacer de los dioses principios, remiten el origen de

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todo a ellos y afirman que todo lo que no disfruta de la ambrosía y el néctar es mortal,
entonces es evidente que con ello dicen algo que es comprensible para ellos, mientras que
sobre la actuación de estas causas han dicho algo del todo incomprensible para nosotros.
Pero no hay que aplicar consideraciones sesudas al conocimiento mítico. La información
hay que buscarla en aquellos que argumentan con pruebas”. El origen de la filosofía en
sentido estricto es el descubrimiento de la argumentación.
Delius, C. et al. 2005. Historia de la filosofía desde la Antigüedad hasta nuestros días.
Trad. D. Gamper. Könemann, Tandem Verlag GmbH

EJERCICIOS DE APLICACIÓN
a. De acuerdo con el texto, ¿es posible hallar algún elemento común en los orígenes del mito y
de la filosofía?
b. ¿Ofrece el texto alguna base para afirmar que Aristóteles apreciaba a los mitólogos como
fuente confiable de información filosófica?
c. ¿Cómo se manifiesta, según el texto, “la tan citada transición del mito al logos”?

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MITO Y FILOSOFÍA [C. Goñi, Historia de la filosofía, I. Filosofía antigua, pp. 12-15]
La filosofía es un saber de ultimidades, intenta dar una explicación última de la realidad,
por eso, se aproxima a otras formas de conocimiento que tienen la misma finalidad, como
la mitología, la religión o la poesía. El mito es una forma arcaica de explicar el comienzo
del mundo y el orden del universo. Los mitos son narraciones extraordinarias de origen
desconocido que hablan sobre dioses y héroes, y que pretenden dar respuesta a los
eternos interrogantes sobre el bien y el mal, lo humano y lo divino, lo racional y lo
irracional.
Los mitos, igual que la filosofía, ofrecen modelos interpretativos de la realidad. Pero,
mientras que el filósofo accede racionalmente a esos modelos y los expone de manera
racional, el hombre arcaico que creó los mitos llega a ellos por una especie de inspiración
y los vierte en narraciones llenas de elementos fabulosos. Se puede decir que los modelos
que nos transmiten los mitos son tan legítimos como los que nos ofrece la filosofía, lo
que ocurre es que la mitología carece de la elaboración racional que será propia de la
filosofía. Los mitos nos informan de verdades esenciales para el hombre, pero lo hacen
mediante rudimentos simbólicos que muchas veces las ocultan.
Veamos un ejemplo. Para dar razón del cambio de las estaciones, los antiguos griegos
contaban el mito del rapto de Perséfone, hija de Deméter, diosa maternal de la tierra,
protectora de los campos y los cultivos, señora del trigo y de todas las hortalizas. El
terrible Hades se enamoró de la joven y la secuestró. La madre se entristeció tanto que
olvidó sus deberes. De esta forma, la tierra quedó sumida en un continuo invierno. Los
hombres, entonces, suplicaron a Zeus que restaurara el orden perdido y el dios estableció
que Perséfone viviera la mitad del año con su madre y la otra mitad en el Hades. Los seis
meses que pasaba en los infiernos (otoño e invierno), Deméter, sumida en la tristeza, se
olvidaba de cuidar los campos; pero cuando recuperaba a Perséfone (primavera y
verano), madre e hija recorrían los campos dando vida a la naturaleza.

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Si nos fijamos únicamente en los elementos fabulosos, esta narración es cualquier cosa
menos una explicación de un fenómeno que, desde la racionalidad científica, es
meramente físico. Pero si prescindimos de la narración en sí, advertimos una verdad
fundamental: el paso de las estaciones es fijo y responde a una cadencia de muerte (otoño
e invierno) y vida (primavera y verano). Para el hombre antiguo, cuya vida depende de
las cosechas, el hecho de que el paso de las estaciones sea algo fijo es muy importante.
Según el mito, tal ritmo queda asegurado por las fuerzas más íntimas de la naturaleza,
simbolizadas por dos diosas, Deméter y su hija Perséfone.
La irrupción de la filosofía en el mundo griego suele interpretarse como el paso del mito
al logos, de la mitología a la razón. La fórmula es correcta si se interpreta ese paso no
como un abandono del mito a favor de la razón, sino como un proceso lento de convertir
la explicación mítica en explicación racional. Los elementos mitológicos perdurarán en la
filosofía a lo largo de la antigüedad en menor o mayor grado. El mito está presente en la
especulación presocrática, Platón utilizará muchas narraciones mitológicas y Aristóteles
mantendrá que el filósofo es un filómito, un amante de los mitos1.
__
1
ARISTÓTELES, Metafísica, 982b: «ὁ φιλόμυθος φιλόσοφός πώς ἐστιν», «el que ama los mitos en
es cierto modo filósofo». Sobre la importancia de los mitos en Platón, véase J. PIEPER, Los mitos
platónicos, Herder, Barcelona, 1998.
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MITO Y LOGOS (I. Yarza, Historia de la filosofía antigua, pp. 16-17)
En su intento de exponer las características novedosas del saber filosófico, Aristóteles
acude a su comparación con otras formas de saber, entre ellas los mitos. Ambos tipos de
conocimiento guardan para él una importante coincidencia, su origen en la maravilla:
sólo el reconocimiento de la propia ignorancia y la consiguiente maravilla ante los
fenómenos del mundo, abre la vía a la filosofía y a la creencia en el mito: «...por eso
también el que ama los mitos –filomythos– es en cierto modo filósofo; pues el mito se
compone de elementos maravillosos»10. A la vez, una diferencia fundamental separa
–para Aristóteles– ambos saberes, pues si la filosofía pretende ser saber científico,
racional, demostrado, el mito, aun ocupándose también del origen de la realidad toda, es
un saber fabulado, imaginado, que no puede dar razón de su verdad 11. Aristóteles se sitúa
de este modo dentro de una tradición crítica hacia los mitos –tradición iniciada ya por
Jenófanes (565-470 a.C.) y todavía viva en tiempo de Aristóteles– que los contrapone y
valora desde el saber científico, desde la razón –logos– rigurosa. De este modo, mito se
convierte en sinónimo de imaginario, no verdadero, fantástico, un modo de saber propio
de la infancia de la humanidad, previo al surgir del conocimiento filosófico.
Los mitos a los que Aristóteles se refiere son, principalmente, aquellos narrados por
Homero en la Ilíada y la Odisea, y por Hesíodo en su Teogonía y en Los trabajos y los
días, además de los transmitidos por la tradición órfica y los cultos mistéricos 12. Es
importante nacer notar el papel de primer orden del epos homérico en la formación de la
cultura del pueblo heleno: la religión oficial de los griegos, muchas de sus categoría
morales, su conciencia nacional e incluso el origen mismo de la especulación filosófica,
dependieron en alguna medida de él. Y no deja de ser curioso que fuera precisamente la

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tradición crítica, a la que Aristóteles pertenece, la que transmitió a la cultura occidental el
universo religioso homérico, una vez desacralizado y desmitificado.
Por otra parte, debe señalarse que la crítica de los filósofos hacia las narraciones míticas
va dirigida, sobre todo, a la forma como éstas presentan el mundo de los dioses, sin
rechazar, sin embargo, su contenido más profundo. Más que expresión de una conciencia
atea o agnóstica, tales críticas son una manifestación clara de una conciencia religiosa
más rigurosa y exigente, que va alcanzando una idea de Dios cada vez más elevada.
La configuración de la filosofía como ciencia supone, sí, un proceso de maduración
intelectual, de crecimiento interior del hombre y del pueblo griego y, sin embargo, tal
proceso no permite contraponer radicalmente el mito al logos. Esta contraposición
aparece hoy como algo forzada, como un tópico originado más por la mentalidad
racionalista del siglo pasado que por la realidad de los hechos 13. Obviamente cuando se
identifica verdad y ciencia, cualquier otra forma de saber no puede ser apreciada.
Hoy día la sensibilidad cultural es bien distinta y, paradójicamente, el riesgo que debe
evitarse es precisamente el contrario, la exaltación de todo saber arracional ante el
desprestigio, si no el desprecio, de cualquier saber teórico que pretenda presentarse como
riguroso y cierto. El modo más justo de entender el mito parece, pues, que debe situarse
entre los dos extremos. Más que interpretarlo en sentido reductivo, esto es, como ficción
o fábula, debe ser comprendido –como en las sociedades arcaicas– como expresión de las
verdades primordiales sobre el mundo y el hombre, como una historia sagrada y
verdadera no destinada a satisfacer una curiosidad científica, sino a revivir una realidad
originaria14. Ciertamente en el mito hay fantasía, «algo irreal, más espumoso y blando
que la dura y prosaica realidad o que las verdades abstractamente formuladas. Pero no es
sólo esto. Es también logos, idea, mensaje. Mito sin logos sería igual que un cuerpo sin
alma, un cadáver»15. El mito pretende responder a los interrogantes más inquietantes y
profundos del hombre, que tantas veces la razón no puede alcanzar. Pero más que una
respuesta precientífica, el mito supone una respuesta supracientífica, en cuanto trasciende
la visión técnico-científica del mundo y del hombre a la vez que armoniza con ella 16. El
mito supone, casi siempre, un esfuerzo, quizá el más adecuado, de conocer lo
incognoscible. Por eso, el mito no desaparece con el inicio del filosofar, sino que pervive
en las principales figuras del pensamiento griego y, cabría añadir, pervive todavía en
nuestros días aunque con una apariencia externa bien distinta de la de los mitos
homéricos.
___
9
E. Berti, «Quale senso ha oggi studiare la filosofía antica», en Studi aritotelici, L’ Aquila 1975, p.
40. 10 Aristóteles, Metafísica, I, 2, 982 b 18-19. 11 Cfr. ibíd., III, 4, 1000 a 18-19. 12 Pueden
encontrarse noticias sobre los rasgos principales de la religiosidad del pueblo griego en M.
Guerra, Historia de la religiones, 3 vols., Pamplona 1980 (cfr. v. I, cc. III-V; v. 3, cc II-III.
13
Exponente de tal mentalidad fue W. NESTLÉ (sic) quien en su libro Mythos und Logos, Stuttgart
1940, refiere a estos dos términos los dos polos entre los que oscila la vida del espíritu humano:
la representación mítica y el pensamiento lógico, entre sí opuestos. La victoria progresiva del
logos sobre el mythos sería el necesario destino de toda cultura madura. 14 Cf. M. Eliade, Mito e
realtà, Torino 1966. 15. M. Guerra, Historia de la religiones, o.c., v. 2, p. 59. 16. Cf. F. Graf, Il mito in
Grecia, Bari 1988.

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MITO Y LOGOS (Sanz Adrados y González Álvarez, Filosofía grecorromana, pp. 30-31)
Como decíamos antes, el origen de la filosofía se pierde en la espesura multisecular del
pensamiento mítico. Es imposible deslindar con claridad el terreno del mito, del terreno
de la filosofía, del logos, en la antigüedad. Todavía hoy resulta fácil detectar, en los
distintos sistemas de pensamiento contemporáneos, opciones de valor y marcos de
referencia simbólica, deudores de la profunda conciencia mitificadora que se da en el
hombre. ¿Cuál es si no la justificación última del marxismo, del existencialismo, del
personalismo o del positivismo?
Se puede decir que la filosofía surgió, tanto en Grecia como en la India y Egipto, de un
movimiento elitista de “desmitificación”, al poner en crisis la tradicional sabiduría
mística. Estas élites comenzaron a buscar lo “esencial”, no ya en la historia de los dioses,
sino en una situación “primordial”, en un “comienzo absoluto” que fuese la matriz del
Ser, la arché (principio).
Con todo, la desmitificación no fue completa, debido en parte a que se mantuvo el
prestigio de los “orígenes”, y en parte a que persistieron temas claves de la mitología
como el eterno retorno, la esencia que precede a la existencia, el papel decisivo de la
memoria, etc. Sólo el despertar posterior de la conciencia histórica gracias al
judeocristianimo, que implicaba una nueva forma de ser en el mundo, asestó un rudo
golpe al pensamiento mitológico, aunque sin destruirlo por completo.
La diferencia fundamental entre ambas formas de cosmovisión reside en el
cuestionamiento lógico de la realidad. El mito no da razón de sus afirmaciones. El logos,
como su mismo nombre indica es razón: prueba sus afirmaciones mediante deducciones
metódicas más o menos rigurosas.
El filósofo ya no se conforma con el pensamiento tradicional de su comunidad, aceptado
por los demás con una fe incuestionable. Él, a solas, libremente y con la fuerza de su
reflexión mental, examina y prueba lo que por sí mismo debe ser tenido como verdadero.
Esto es lo que el logos griego aporta al mito ancestral: un nuevo camino, más universal,
racional y humano para acercarse a la verdad.

EJERCICIOS DE APLICACIÓN
a. Resumen esquemático de alguna(s) de las lecturas sobre mito y logos.
b. Comparar las posturas respectivas de dos de estas lecturas.
c. Breve ensayo de reflexión personal sobre el tema de mito y logos.

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Más información sobre mito y logos en: López Pérez, R., El mito griego como antecedente de
la racionalidad filosófica. Dimensiones filosófica, histórica y epistemológica del mito griego y su
relación con el logos, entre los Siglos VIII y V a.C., Universidad de Chile, 2005, versión digital
accesible en: HTTP://WWW.CYBERTESIS.CL/TESIS/UCHILE/2005/LOPEZ_R/SOURCES/LOPEZ_R.PDF

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TEMA SUGERIDO PARA TRABAJO EN GRUPOS: EL PENSAMIENTO ORIENTAL

1. EL PENSAMIENTO DE LA INDIA

 Nociones generales: “darsana”; “dharma”; “karma”; “samsara”; “atman” y


“brahmán”.
 Semejanzas y/o diferencias que pueden encontrarse, en lo relativo al orden del
mundo, entre el pensamiento indio y la doctrina aristotélica.
 Textos representativos: los “Vedas”, cronología y clasificación; “Bhagavadgita” o
“Bhagavadguitá”; las “Upanishads”: en qué consisten, doctrina y derivaciones.

2. BUDA (560-640 a.C.)

 Primeros años y juventud; el abandono del hogar. La iluminación. Predicación y


fundación de comunidades.
 Enseñanzas de Buda: el sufrimiento: origen y camino para suprimirlo. La
aniquilación de la individualidad.
 Señalar alguna semejanza entre la doctrina de Buda y la de Platón.
 Difusión y supervivencia del budismo. ¿Qué es el “Dhammapada”? ¿Qué es el
“zen”?

3. CONFUCIO (551-479 a.C.)

 Notas biográficas. El momento histórico.


 Enseñanza: los “li” o costumbres; otros factores de la educación; el buen
gobierno. El noble y el hombre vil. El hombre y la comunidad: “yen”: no hay
humanidad sin comunicación; “shu” o conciencia de igualdad; autoridad.
 Actividad práctica de Confucio. Evolución del confucianismo.

4. LAO-TSE (siglo VI a.C.)

 Datos biográficos. El libro Tao Te King.


 Las tres fuerzas primordiales del taoísmo: “Yang”, “Yin”, “Tao”; significado;
representación gráfica.
 Signos de la presencia del Tao.
 El hombre auténtico y el Tao.

5. ZOROASTRO (siglos VII-VI a.C.)

 Datos biográficos. El Avesta.


 Enseñanzas: los dos principios contrarios.
 Difusión y supervivencia de la doctrina de Zoroastro. El maniqueísmo.

FIL-327 Unidad 1 2012 11


PARA CONSULTA Y REFERENCIA:

 Goñi Zubieta, C. (2002). Historia de la filosofía, I. Filosofía antigua. Madrid:


Palabra. Apéndice: El pensamiento oriental, pp. 303-321.
 Höffe, O. (2003) Breve historia ilustrada de la filosofía, El mundo de las ideas a
través de 180 imágenes. Traducción de José Luis Gil Aristu. Barcelona: Ediciones
Península. Versión digital: http://www.olimon.org/uan/hoffe-
breve_historia_de_la_filosofia.pdf. Capítulo IV: Una ojeada a la India y China,
pp. 83-93.
 http://es.wikipedia.org/wiki/Dhammapada [Contenido: el Dhammapada.]
 http://es.wikipedia.org/wiki/D%C3%A0o_D%C3%A9_Jing [Contenido: el libro
Dào Dé Jing (también llamado: Tao Te King).]
 http://es.wikipedia.org/wiki/Upanishad [Contenido: las Upanishadas.]
 http://es.wikipedia.org/wiki/Tao [Contenido: el Tao. Trae una imagen del taijitu
(o símbolo del yin y el yan).]
 http://es.wikipedia.org/wiki/Vedas [Contenido: los Vedas.]

FIL-327 Unidad 1 2012 12

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