Beruflich Dokumente
Kultur Dokumente
(Editor)
1
Universidad Nacional de Colombia
Manual formulación, diseño y evaluación programas penitenciarios 64
Para Redondo (1992), la eficacia penitenciaria (EP) es resultado del óptimo funcionamiento
de cada uno de esos niveles: la población penitenciaria (Po), el diseño organizacional (Do),
la estructura física (Ef) y el entorno penitenciario (Enp).
Ello implica que la eficacia de los programas de tratamiento puede aumentar o reducirse en
la medida de la presencia de unas dinámicas adecuadas o de, al contrario, dificultades de
diverso orden en cada uno de los componentes del conjunto del sistema.
Queremos resaltar en esta sección qué dificultades pueden presentarse en alguno de los
niveles, con el fin de que sean previstas en el diseño de los programas, para después pasar a
enunciar otros factores que pueden apoyar el éxito de los programas. Por otra parte, esta
enumeración no es exclusiva, sino que reúne situaciones o problemáticas encontradas en
diferentes contextos, ya que como lo indica Valverde (1991) la prisión es una de las
organizaciones que se parece más entre los países.
Nivel Directivo
Las Reglas Mínimas para el Tratamiento de los Reclusos de Naciones Unidas (1957)
insisten en la formación especializada que deben recibir para el ejercicio de su cargo los
futuros directores de establecimientos. Consideramos que, entre esta formación, tiene que
haber una actualización periódica en avances en criminología y en evaluación de
programas, especialmente en el conocimiento de los programas que a la fecha presentan
más tasas de éxito a la luz de la investigación sobre el campo.
Es necesario que los directivos tengan un conocimiento detallado de los programas que se
están implementando en el establecimiento y se involucren en la evaluación y seguimiento
de los mismos.
Diseño organizacional
A menudo, estas dos orientaciones, o fuerzas de la organización se oponen entre sí. Parece
que una no puede darse sin la otra; y ello no tiene por que ser así. Las condiciones de
seguridad pueden facilitar la ejecución de los programas penitenciarios, y estos últimos,
junto a unos rigurosos procesos de evaluación pueden contribuir a la seguridad, al mejorar
el clima social de los patios, aumentar la capacidad de control de la ira por parte de ciertos
reclusos, al reducir la dependencia de drogas, etc.
Algunos procesos organizacionales de especial relevancia para el tema que nos ocupa son:
La estructura piramidal jerarquizada, propia de las instituciones penitenciarias, que
fomenta la comunicación arriba-abajo, de manera que raramente se permite o facilita,
desde la dirección, los procesos de participación y de comunicación abajo-arriba. Ello
choca con la estructura que en principio generan los programas penitenciarios, que
facilitan la participación de los internos y una mayor horizontalidad de las relaciones
sociales.
Anguera y Redondo (1992) señalan que este tipo de instituciones se caracterizan por
unas dinámicas de inercia que afectan al ritmo y cronograma, de manera que los
tiempos entre cada sesión aumentan, para después detener su ejecución y llevar al
programa finalmente a su desaparición.
La ausencia de procesos de evaluación de la eficacia e impacto de los programas,
contribuye a su escasa permanencia y a su falta de credibilidad en el contexto de la
organización.
Es recomendable, dentro de los procesos organizacionales del establecimiento, que se
contemple una fase de socialización de la eficacia e impacto de los programas; con el
objetivo que los servidores penitenciarios den a conocer y reciban información sobre los
resultados y experiencias del tratamiento penitenciario.
Manual formulación, diseño y evaluación programas penitenciarios 68
Estructura arquitectónica
El entorno de la prisión
En el cuadro anexo, antes del recordatorio, se presentan algunos ejemplos de gestión de las
condiciones mínimas que exigen los programas penitenciarios.
En resumen:
Las características de los programas que SÍ son efectivos:
1. Programas bien estructurados, con un amplio soporte teórico y empírico.
2. Orientados hacia la aplicación de competencias y habilidades un en contexto real.
3. Se les enseña a los internos habilidades y competencias para el trabajo
Manual formulación, diseño y evaluación programas penitenciarios 71
4. Los profesionales que dictan los programas tienen un alto nivel de preparación y son
entusiastas frente a la posibilidad de cambio de los delincuentes, se convierten en modelos
positivos a nivel social.
5. Se realiza evaluación, seguimiento y monitorio a corto, mediano y largo plazo de los
programas, de los internos quienes participan y de los servidores penitenciarios que los
aplican.
La intervención grupal
La intervención grupal ha sido descrita como una de las intervenciones más utilizadas en
los programas penitenciarios. Siendo también, uno de los métodos tradicionales de
tratamiento en clínicas y centros de ayuda.
La intervención de grupo, ofrece a los internos la posibilidad de reflexión acerca de
conflictos propios de la etapa vital en la que se encuentran, y de realidades que viven
personas que llegan a un lugar en común, como lo es un establecimiento penitenciario. A
través, de este tipo de intervención se pueden establecer lazos que permiten la
comunicación abierta y franca entre los miembros del grupo, al tiempo que se evitan
posibles distorsiones cognitivas que ocurren cuando la intervención es individual.
La intervención grupal, es una de las modalidades más beneficiosas de intervención con
internos, ya que facilita el aprender de un modo interactivo, evidenciar el efecto que ejercen
sobre sus compañeros de grupo y proporciona la oportunidad de recibir una
retroalimentación inmediata. Además, complementa la evaluación que realiza el
Manual formulación, diseño y evaluación programas penitenciarios 72
Para que el grupo actúe como factor de cambio de conducta de sus miembros, es necesario
generar un clima de cohesión del grupo, que es determinado a menudo por sus experiencias
de vida (experiencias escolares y familiares, interacción con sus pares, estilos de vida
similares) y su situación actual (delito por el que se encuentra recluido, fase de seguridad
en la que se encuentra, resultados de la evaluación del CET, etc.).
Otro punto relevante es el acuerdo del grupo, respecto a los objetivos de la intervención y el
manejo del grupo desde un estilo democrático que permita y facilite que los miembros del
grupo participen, maximizando así la dimensión psicosocial del grupo y su función de
soporte; esto se puede ver reflejado en la descarga emocional de los miembros del grupo
durante la intervención, la facilidad con que compartan sugerencias, opiniones y
experiencias.
Las actividades que se realizan en la intervención grupal deben contar con un nombre;
plantear objetivos que indiquen las áreas que busque fortalecer o modificar la actividad;
describir la razón por la que se plantea el ejercicio, por qué es valioso para esa población y
las problemáticas asociadas, los materiales y las instrucciones donde se indica cómo
desarrollar cada una de los actividades. El cumplimiento de los objetivos se puede evaluar
en la incorporación de destrezas o competencias específicas y la aplicación de listas de
verificación de comportamientos y cuestionarios. Al igual, se recomienda proponer
ejercicios prácticos que los internos puedan aplicar en un contexto real entre el lapso de
tiempo trascurrido entre cada intervención grupal.
La literatura y la experiencia del grupo que realiza esta consultoría, en intervención grupal
con personas que han infringido la ley, evidencia la importancia de trabajar con grupos
conformados por máximo 12 personas; cuando el número de integrantes del grupo es
mayor, se dificulta el manejo del grupo y se limita la participación e interacción de los
Manual formulación, diseño y evaluación programas penitenciarios 73
Para recordar
La intervención penitenciaria, para alcanzar los mejores resultados posibles, exige unas
condiciones previas.
Ello implica reconocer las dificultades y oportunidades que se pueden presentar en los
diferentes niveles que constituyen el entorno penitenciario.
Este entorno está conformado por: los internos e internas, los servidores penitenciarios
y las directivas, por un lado, y la estructura organizacional y ambiental por otro. Un
tercer nivel es el entorno familiar, social, laboral, externo a la institución.
Estos deben contar con recursos de todo tipo exclusivos, permanentes y suficientes
para implementar, desarrollar y hacer el seguimiento del programa.
Referencias
Anguera, M. T. & Redondo, S. (1992). La evaluación de la intervención penitenciaria.
Delincuencia/Delinquency, Número monográfico.3; (3) 245-289.