Beruflich Dokumente
Kultur Dokumente
I. DATOS GENERALES:
- Denominación: “¡No pienses así ¡”
- Institución educativa: I.E. Cesar Abraham Vallejo Mendoza– 81003
- Dirigido a: Alumnos del 4” P” nivel primario
- Tiempo de duración: 45 minutos
- Fecha de ejecución:
- Lugar: Aula de clases
- Responsable: Practicante de Psicología Alexandra Thorres
- Asesora:
II. FUNDAMENTACIÓN
La palabra respeto proviene del latín respectus y significa “atención” o “consideración”. De
acuerdo con el diccionario de la Real Academia Española (RAE), el respeto se asocia con el
acatamiento que se hace a alguien; incluye atención y cortesía. El respeto es un valor que
permite al ser humano reconocer, aceptar, apreciar y valorar las cualidades del prójimo y sus
derechos. Es decir, el respeto es el reconocimiento del valor propio y de los derechos de los
individuos y de la sociedad (S.A 2018)
III. OBJETIVO
Fomentar la capacidad de respetar a los demás.
Del mismo modo debe de estar preparado para mantener el orden en el salón.
VI. METODOLOGIA:
- Dinámicas
- Contar cuentos.
VII. DESCRIPCIÓN DE LA SESIÓN:
_____________________________ _____________________________
Alexandra Thorres Ballón Sandra Izquierdo Marín
Practicante Asesor
Prácticas Pre Profesionales Prácticas Pre Profesionales
Universidad César Vallejo Universidad César Vallejo
Marco teórico
Uno de los filósofos que mayor influencia ha ejercido sobre el concepto de respeto ha sido el
alemán Immanuel Kant. En su filosofía moral, este pensador afirma que los seres humanos
deben ser respetados porque son un fin en sí mismos. Al ser un fin en sí mismos conservan
un valor intrínseco y absoluto. El respeto exige la comprensión del otro: ponerse en sus
zapatos, tratar de comprender su posición. No basta solamente con no agredirlo o ignorarlo,
implica escucharlo con atención y sin el ánimo de cuestionar sus ideas. El respeto hace una
diferenciación total entre la persona y lo que esta piense o diga en un momento dado. Impulsa
al ser humano a aceptar sus diferencias personales, recordando que todos tienen derecho a
ser como son. Podríamos pensar que faltar al respeto es simplemente tener malos modales:
hablar con la boca llena, presentarnos sucios a la escuela o al trabajo y empujar a los otros
para pasar. Sin embargo, significan poco en comparación con las verdaderas faltas de respeto:
tocar a alguien sin su consentimiento, burlarnos de una religión, de un trabajo o una forma
de vida diferente a la nuestra, querer utilizar a los demás como medios para nuestros planes,
abusar de quienes están en desventaja (ancianos, enfermos, niños o animales). Debe evitarlo
siempre. A veces la mejor forma es seguir las reglas. Pensar siempre “¿Debo hacer esto o
no?”, es solo el primer paso. El gran progreso en la búsqueda del respeto no está en la
inteligencia, sino en el corazón: el amor a los demás sirve de guía e inspiración para cuidarlos
y honrarlos por formar parte de la vida. El valor del respeto se ejerce cuando mostramos
aprecio y cuidado por el valor de algo o de alguien. Puede estar dirigido hacia los derechos
y la dignidad de las otras personas, hacia los de nosotros mismos y también hacia el entorno
natural, incluyendo las plantas y los animales que lo integran. Nos ayuda a conservar intacto
aquello que más apreciamos en la vida y nos enseña a reconocer aquello que más aprecian
los demás. (S.A 2018)
Anexos
Había una vez un conejo que se llamaba Serapio. Él vivía en lo más alto de una montaña con
sus nietas Serafina y Séfora. Serapio era un conejo bueno y muy respetuoso con todos los
animales de la montaña y por ello lo apreciaban mucho. Pero sus nietas eran diferentes: no
sabían lo que era el respeto a los demás. Serapio siempre pedía disculpas por lo que ellas
hacían. Cada vez que ellas salían a pasear, Serafina se burlaba: 'Pero mira que fea está esa
oveja. Y mira la nariz del toro'. 'Sí, mira que feos son', respondía Séfora delante de los otros
animalitos. Y así se la pasaban molestando a los demás, todos los días.
Un día, cansado el abuelo de la mala conducta de sus nietas (que por más que les enseñaba,
no se corregían), se le ocurrió algo para hacerlas entender y les dijo: 'Vamos a practicar un
juego en donde cada una tendrá un cuaderno. En él escribirán la palabra disculpas, cada vez
que le falten el respeto a alguien. Ganará la que escriba menos esa palabra'.
'Está bien abuelo, juguemos', respondieron al mismo tiempo. Cuando Séfora le faltaba el
respeto a alguien, Serafina le hacía acordar del juego y hacía que escriba en su cuaderno la
palabra disculpas (porque así Séfora tendría más palabras y perdería el juego). De igual forma
Séfora le hacía acordar a Serafina cuando le faltaba el respeto a alguien. Pasaron los días y
hartas de escribir, las dos se pusieron a conversar: '¿no sería mejor que ya no le faltemos el
respeto a la gente? Así ya no sería necesario pedir disculpas'.
Llegó el momento en que Serapio tuvo que felicitar a ambas porque ya no tenían quejas de
los vecinos. Les pidió a las conejitas que borraran poco a poco todo lo escrito hasta que sus
cuadernos quedaran como nuevos. Las conejitas se sintieron muy tristes porque vieron que
era imposible que las hojas del cuaderno quedaran como antes. Se lo contaron al abuelo y él
les dijo: 'Del mismo modo queda el corazón de una persona a la que le faltamos el respeto.
Queda marcado y por más que pidamos disculpas, las huellas no se borran por completo. Por
eso recuerden debemos respetar a los demás así como nos gustaría que nos respeten a
nosotros'.