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que la síntesis libre aún sin poner en el estado inocente del espíritu es inocencia porque
no tienen dentro de su posibilidad el conocimiento del bien y del mal. En consecuencia,
una vez despierte la ignorancia, no solo se acordará de que puede oponerse a su estado
anterior a partir de una la libertad que nunca dejar de ser su cosa contraria, sino que
recordará
Según el estudio comparativo realizado por Beabout, el término angustia en los trabajos
de Søren Kierkegaard “(…) does not appear to be employing the term in the technical
sense that he developed and made explicit in The Concept of Anxiety” (1960, p. 20-21).
A diferencia de los otros escritos, en donde los términos Angest o Angst se definen
según el contexto o según las palabras posteriores que le sigan, en El concepto de la
angustia el término alcanza la consciencia de sus primeras causas; es decir, se explica a
sí mismo y, en cuanto tal, queda estructurado para explicar la existencia humana. La
angustia pasa de ser definición a ser concepto. De ahí que, si uno está en procura de
entender este concepto tan fundamental, por ser el supuesto originario que antecede las
dos ideas más caras de Kierkegaard: la fe y el pecado, es casi que forzoso analizar El
concepto de la angustia.
Esto no solo viene a explicar la posibilidad de que exista la inocencia, sino también lo
que sea ella. En efecto, la inocencia del espíritu se origina porque el ser humano puede
vivir sin ponerse como un yo y, mientras nunca se haya puesto, ignorará que llegar a ser
sí mismo no es algo que se produzca a la cuenta de tres, ni algo inmediato que comienza
desde que venimos al mundo; al contrario, es algo que implica la libertad de tomar por
uno mismo esa elección por la cual se quisiera vivir y morir. En este contexto, se
entienden las siguientes afirmaciones de Beabout:
Si la inocencia radica en olvidar que el ser humano es espíritu y ser espíritu, entre otras
cosas, significa vivir como un yo libre; entonces, es lógico pensar que la inocencia sea
olvidar la libertad, como también sea el olvido de aquella responsabilidad consecuente a
los actos libres. En este sentido, lo único que hace Söderquist es tomar el problema
desde los pies hasta la cabeza: no es libertad ni responsabilidad, son ambas, pues la
inocencia consiste en tener una consciencia poco formada sobre la responsabilidad de la
libertad.
La búsqueda conducirá hacia la ética normativa, pues la prohibición del fruto del bien y
del mal, el “no comerás” bendito, le revelará a Kierkegaard que la ingesta del fruto tiene
el poder para cambiar la historia de la nada en los primeros acontecimientos del Génesis
bíblico y de la humanidad
La ligación interna entre el espíritu y la síntesis hace que en la inocencia del yo se
encuentra implicada la inocencia de la libertad.
Por tanto, la crítica analizada al concepto de la fe coloca sus motivos precisamente en
la lucha que de la fe parecen estar revisadas ¿por qué Kierkegaard cuando comienza a
contrastar el momento de la renuncia y el momento de la recuperación solo reconoce la
fe en el segundo momento y no en el primero?, ¿por qué afirma que Abraham no
renunció a Isaac en virtud de la fe, sino que lo recupero en virtud de ella?
“tuviste que coger el cuchillo antes de recuperar a Isaac y poder conservarlo para
siempre” (P. 641.)
“En el mundo del espíritu, por el contrario, no acontece lo mismo. En él reina un orden
eterno y divino” “y solamente el que coge el cuchillo recupera a Isaac” (p. 644).
“A los entusiastas admiradores, en efecto, les parecería mi resignación infinita algo
mucho más ideal y poético que el pálido prosaísmo del patriarca. Su juicio, sin
embargo, no podía ser más equivocado, puesto que mi resignación inmensa no era más
que un sucedáneo de la fe”. (652)
“Si la fe no puede santificar la acción en la que se intenta matar al propio hijo, entonces
Abraham debe ser juzgado exactamente como cualquier otro hombre en el mismo caso”
(p. 647). En efecto: “Y sólo por la fe se asemeja uno a Abraham, en modo alguno por el
crimen y el asesinato (p. 648). Abraham tuvo fe y convirtió la muerte en algo santo, en
algo bueno, en una renuncia voluntaria de aquello que más se ama por un Dios
insondable y superior a la medida humana. Lo que hizo Abraham requiere fe o todo está
perdido. Ahora, ¿en qué momento la fe se torna resignación? ¿En qué momento el acto
de fe manifiesta que se arrepiente, que se lamentará si no recupera lo que perdió? ¿En
qué momento la fe enflaquece y decisión apasionada de la renuncia se convierte
enseguida en nostalgia? ¿En qué momento la fuerza se desvanece y lo grandioso se
arruina? En qué momento Abraham siente resignación si, como dice Kierkegaard,
“Abraham no ha dejado lamentaciones” ni en el sacrificio ni en la recuperación.
“Abraham, por la fe, dejó el país de sus antepasados y fue un extranjero en la Tierra
prometida”
“(…) pero mucha mayor cosa es mantener lo temporal después de haber renunciado a
ello” (p. 637). Será que el Dios insondable, el cual pide lo impensable, comenzará a
seguir el pensamiento lógico de que “lo mayor es mejor que lo menor”. Si lo sigue
tendrá que seguirlo siempre, porque lo mayor siempre será mejor que lo menor. Pero,
¿acaso Dios no es el Dios que de repente piensa en lo imposible, en lo absurdo? ¿Acaso
Dios no es el Dios que se permite elegir libremente por encima de los cálculos
prudentes de la razón? “Y con todo Abraham era el elegido de Dios”, y Dios eligió a lo
peor entre el pueblo, a un hombre moribundo de vejez sin descendencia y ese “era el
mismo Señor el que le sometía a prueba”.
Ahora, el otro problema de esas “estructuras lógicas” es que si Abraham actuase así
entonces su fe por la renuncia habría disminuido impulso creyendo que es mucho mayor
recuperar lo perdido. Abraham hubiese engañado al mismo Dios si en el fondo le
dominaba el pensamiento de lo mayor. La renuncia de Abraham no habría tenido el
valor exigido por Dios para vincularse con el misterio si Abraham si Abraham hubiese
visto más elevado recuperar lo renunciado. Además, según Kierkegaard, Abraham no
solo debería pensar en lo más elevado, sino en lo “inevitable” de la recuperación. Las
leyes físicas insoslayables de la gravedad en el salto, en el despojo de la tierra, le
condenan a pisar tierra otra vez.
“El verdadero arte en este orden de cosas consiste en aterrizar de tal modo que en el
mismo momento parezca que se está detenido y en marcha, transformando
constantemente en marcha acompasada el salto hacia la vida y expresando
absolutamente el sublime impulso alado en el mismo caminar a pie sobre la tierra firme”
(p. 659).
“Abraham, por la fe, dejó el país de sus antepasados y fue un extranjero en la Tierra
prometida”
“(…) y creyó para esta vida. Porque si su fe se hubiera referido solamente a la vida
futura, no le habría costado apenas nada despojarse de todo para abandonar en seguida
un mundo al cual ya no pertenecía” (p. 638) Con esas ideas podemos vincular T Y T con
CA…A partir de la penetrante idea ética de que: “pertenecemos esencialmente a esta
vida, pertenecemos, no somos abandono… y la vida ahora vivida no se vive a partir del
abandono” Luego, esta es la condición sin la cual no se puede vivir y no se puede tener
fe. Luego, la fe estaría sujeta a una condición y Dios también.
Para cerrar con broche de oro, bien sugestivos: “A esto yo respondería abiertamente:
«No poseo la fe en absoluto. La naturaleza me ha dado una buena cabeza y los hombres
de mi tipo tienen siempre grandes dificultades para hacer el movimiento de la fe” (p.
649).
El problema fundamental de negarle a la “resignación infinita la fe” para tornar
inevitable el camino a la repetición:
“(…) puesto que quien se resigna infinitamente se basta también a sí mismo y no se
decepciona por nada” (p. 662) “(…) porque cuanto más se haga entrar en el juego la
fatalidad, tanto más dudosa resultará la normalidad del movimiento” “La resignación
infinita es el último estadio que precede inmediatamente a la fe” (p. 664)
Hilar todo eso con la idea en mi trabajo: de que en la resignación infinita se darían 3
absurdos: sacrificar a Isaac por un Dios insondable, incierto, el cual es un enigma para
el mundo, sacrificar a Isaac por un propósito individual y sacrificar a Isaac sin recibir
nada a cambio, por nada más…