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Ahora, puede elegir siempre y cuando no olvide que la elección tomada nunca podrá

superar su estructura sintética; es decir, como elección mínima, el yo puede elegir a


partir de lo que es, pero nunca podrá destruir con elecciones eso que él mismo es

que la síntesis libre aún sin poner en el estado inocente del espíritu es inocencia porque
no tienen dentro de su posibilidad el conocimiento del bien y del mal. En consecuencia,
una vez despierte la ignorancia, no solo se acordará de que puede oponerse a su estado
anterior a partir de una la libertad que nunca dejar de ser su cosa contraria, sino que
recordará

De lo contrario, quién asumirá explicativamente la afirmación de Kierkegaard, según la


cual, la concepción inocente del espíritu: “concuerda perfectamente con la de la Biblia,
la cual, al negarle al hombre en el estado de inocencia el conocimiento de la diferencia
entre el bien y el mal, condena todas las meritorias fantasías católicas” (2007, p. 101).
En consecuencia, una vez despierte de la ignorancia no solo se acordará de que puede
contrariar su estado anterior; esto es, la libertad para nunca dejar de ser una cosa
contraria, sino que se acordará

Además, insertado en esta lucha con el cristianismo Kierkegaard pretende lo más


decisivo; esto es, inmortalizar los efectos anticristianos de la angustia obteniendo el
concepto, el concepto original. El objetivo de El concepto de la angustia es indagar la
condición de posibilidad, el supuesto anticipador del pecado original. Al indagar esto, se
indaga, a su vez, una condición original que es puesta en la angustia. Si la angustia
resulta ser otra cosa, el pecado mudará su cualidad porque depende de la información
esencial del embrión. Ahora, ¿qué quiere decir angustia original? “El pecado original es
lo presente, es la pecaminosidad, y Adán sería el único hombre en que no hubo
pecaminosidad puesto que ésta fue introducida por él” (Kierkegaard, 2007, p. 75).
Luego, como el pecado, la angustia original nunca se reemplaza ni se deja a un lado,
porque si Adán estaba antes del inicio de toda humanidad, en el lugar de nadie,
entonces, él podría haber sido muchas cosas, pero menos aquella pecaminosidad; es
decir, el pecado original, requiere estar siempre presente y en toda la humanidad, porque
si faltase alguna vez o fuese emplaza por otra cosa, no sería original.
¿por qué Kierkegaard precisa ir más allá de ciencia cristiana, la dogmática, y del
cristianismo bíblico para explicar la real angustia que recorre la inocencia del bien y del
mal y posibilita el pecado? ¿Acaso el cristianismo no es la cosa más humana posible en
cuanto considera la realidad y no exclusivamente la idealidad? Ocurre que, el
cristianismo y, si fuese el caso, la dogmática, explicarían la angustia en dirección de la
fe como medio de elevación y no como un estado permanente lejos de su elevación.
Contrario a este proceder, Kierkegaard observa que, para sus propósitos de fundamentar
el concepto de la angustia, es más preciso revelar las raíces profundas que alcanza este
concepto en la naturaleza humano hasta convertirse en un estado, en una permanencia,
en una quietud muy poca movida que atrapa y enreda todo a su paso. Esta es la razón
que justifica traer, al tratamiento de la angustia como supuesto del pecado original, la
ciencia psicológica, pues “Esto permanente de lo que el pecado brota, este su supuesto
dispositivo, esta posibilidad real del pecado..., todo esto sí que representa un objeto
interesante para la Psicología”. (Ibid. p. 68). Si “El objeto de la Psicología tiene que ser
algo estable, que permanezca en una quietud algo movida, pero que no sea una pura
inquietud, algo que no cesa de reproducirse y reprimirse”, entonces, por encima de otras
ciencias y presupuestos la angustia es su objeto. En tanto la psicología es la ciencia
humana de los conflictos del alma que se tornan imperecederos bajo una estructura
objetiva de permanencia y la angustia es propiamente objeto de la psicología, se afirma
con esto que ni la dogmática ni el cristianismo, en tanto presupuestos en relación con lo
divino, condición de estado para quietud tan solo algo movida, prefiere traer a colación
la ciencia psicológica, pues con esta ciencia quiere explicar más la permanencia de la
angustia por ser esta permanencia lo viable si ha de fundamentar el concepto

En tratamientosposteriores que aparece, la inmediatez del que comienza a encarnar su


Todo está listo, se proyecta una luz nimia, se abre el telón, Aparece la nada en el
escenario y surge una indecisión
La angustia no quiere perderse en la posteridad de la reflexión que vive con la tentación
de olvidar el material primario
De todos modos, aunque no sea el objeto propio de la inocencia, la libertad de la síntesis
sigue siendo un concepto axis mundis en lo relativo a la inocencia y a la angustia, pues,
una vez despierte la ignorancia, el espíritu requiere poder oponerse a su estado anterior
a partir de una libertad que nunca deje de ser su cosa contraria.
Para Kierkegaard, esta correlación originaria de la angustia con la nada, establecida y
sellada por el vínculo imborrable del nacimiento, es factible, porque “(…) la angustia es
la realidad de la libertad en cuanto posibilidad frente a la posibilidad” (Ibíd.). Esto
quiere decir, que la angustia es la “realidad posible” de la libertad en cuanto ella misma
es la posibilidad enfrentada a su nueva posibilidad. La angustia es “esta realidad” y la es
con la medida, con el cuanto de la posibilidad; de modo que, si es esta realidad, debe ser
proporcionalmente esta posibilidad. Por tanto, la angustia es libertad y posibilidad, para
ella no hay nada imposible.

En retrospectiva, si el lector ha interpretado la inocencia hasta aquí en la clave cotidiana


y lógica de la abolición,

En vista de la explicación, la frase de Kierkegaard: “la realidad de la libertad”, se


estructura de forma dialéctica. La angustia no es la realidad, sino la realidad posible de
la libertad, pues ella es realidad en la medida que es posibilidad frente a la posibilidad.
Con esa medida y según lo esbozado, la angustia no puede ser estrictamente la realidad
porque la posibilidad puede quedar en la nada y perfectamente es pensable que “La
angustia es una impotencia (…) en la que se desvanece la libertad” (Ibíd. p. 136).

Así, el bien y el mal es la forma singular como Kierkegaard retoma en El concepto de la


angustia su crítica de toda una vida a la filosofía especulativa: “Por eso la filosofía
desecha el pensamiento que intentaría significar que todo hubiese podido ser de otra
manera” (1995, p. 30).
Para introducir el problema. Shestov: “(…) esta concepción (…) se parece mucho a la
interpretación que del pecado original proporciona la filosofía especulativa” (1952, p.
114)
Para introducir el problema. Shestov: “Si otro hubiese pronunciado estas palabras,
Kierkegaard se habría ciertamente perturbado por ello; habría recordado todo lo que dijo
a propósito de la filosofía especulativa y de las verdades objetivas descubiertas por esta
filosofía” (1952, p. 116)
Frases contundentes para cerrar: “La serpiente sugirió al primer hombre la angustia,
la angustia de la Nada, que, aunque mentirosa, es aplastante e invencible” (1952, p.
118).
Susana Münnich: “La duda radical del filósofo es una pantalla, una mentira, porque en
el fondo no ha dudado de nada, por el contrario, se ha servido de la filosofía para probar
y confirmar sus prejuicios originarios. Piensa que todo verdadero cristiano no debe
apoyarse en nada, solo en la incertidumbre objetiva” (1986, p. 8).
Susana Münnich: “Cuando el espíritu despierta de su ensueño, surge el pensar filosófico
con su búsqueda de la verdad” (1986, p. 8) Más adelante, en un pie de página explica:
“(…) El concepto de la angustia (…) identifica la caída del hombre con el despertar de
lo espiritual” (Ibid.).
Para introducir el problema. Shestov: “Parece que Kierkegaard, que glorificaba tan
ardientemente lo absurdo, habría tenido que ser la última persona que vinculase el
conocimiento al despertar del espíritu. Y menos todavía habría tenido que ver la
capacidad de distinguir entre el bien y el mal una ventaja espiritual” (1952, p. 115)
PALABRAS MIAS PARA LA DISCUSIÓN AL FINAL: “Con esto, Kierkegaard
estaría diciendo que la ausencia de una presencia activa de conocimiento objetivo torna
cuestionable los primeros comienzos de la humanidad en el Edén, pues el hombre se
hallaría con una cierta imperfección: LA INOCENCIA.”
“PEOR AÚN, AUNQUE LA INOCENCIA SE PIERDE CON EL PECADO, CON
CULPA, EL MENSAJE DE KIERKEGAARD ES QUE, AÚN ASÍ, NO HAY QUE
EXTRAÑAR LA AUSENCIA DE CONOCIMIENTO OBJETIVO”

Según el estudio comparativo realizado por Beabout, el término angustia en los trabajos
de Søren Kierkegaard “(…) does not appear to be employing the term in the technical
sense that he developed and made explicit in The Concept of Anxiety” (1960, p. 20-21).
A diferencia de los otros escritos, en donde los términos Angest o Angst se definen
según el contexto o según las palabras posteriores que le sigan, en El concepto de la
angustia el término alcanza la consciencia de sus primeras causas; es decir, se explica a
sí mismo y, en cuanto tal, queda estructurado para explicar la existencia humana. La
angustia pasa de ser definición a ser concepto. De ahí que, si uno está en procura de
entender este concepto tan fundamental, por ser el supuesto originario que antecede las
dos ideas más caras de Kierkegaard: la fe y el pecado, es casi que forzoso analizar El
concepto de la angustia.

Esto no solo viene a explicar la posibilidad de que exista la inocencia, sino también lo
que sea ella. En efecto, la inocencia del espíritu se origina porque el ser humano puede
vivir sin ponerse como un yo y, mientras nunca se haya puesto, ignorará que llegar a ser
sí mismo no es algo que se produzca a la cuenta de tres, ni algo inmediato que comienza
desde que venimos al mundo; al contrario, es algo que implica la libertad de tomar por
uno mismo esa elección por la cual se quisiera vivir y morir. En este contexto, se
entienden las siguientes afirmaciones de Beabout:

Si la inocencia radica en olvidar que el ser humano es espíritu y ser espíritu, entre otras
cosas, significa vivir como un yo libre; entonces, es lógico pensar que la inocencia sea
olvidar la libertad, como también sea el olvido de aquella responsabilidad consecuente a
los actos libres. En este sentido, lo único que hace Söderquist es tomar el problema
desde los pies hasta la cabeza: no es libertad ni responsabilidad, son ambas, pues la
inocencia consiste en tener una consciencia poco formada sobre la responsabilidad de la
libertad.

y, además, que gana el plus de estar mínimamente acorde con El concepto de la


angustia. En esta obra, se fija que la ensoñación del espíritu en el estado de inocencia se
debe también a la no-realidad o al no-despertar de la estructura sintética del ser humano.
Además, en varias ocasiones, esta obra marca lo siguiente: “Pero es una síntesis, y por
eso puede angustiarse” (2007, p. 269), En otras palabras, si la síntesis es angustia,
entonces se relaciona esencialmente con la nada que bordea el misterio de la inocencia.
Esto quiere decir que, al menos, el concepto de síntesis sí está en el axis mundi del
misterio a diferencia del pecado. Por ende, es lógicamente viable que Beabout se incline
por interpretar que la inocencia es ignorancia de libertad, de aquella libertad que, en el
despertar del espíritu, mana de la síntesis en cuanto contradicción creadora de
alternativas

Para seguir la interpretación de Shestov y establecer su viabilidad, se proponen los


siguientes objetivos: 1) situar en contexto la nada y la angustia a partir del concepto
preliminar de la inocencia 2) explicar el concepto de la nada y su relación originaria con
la angustia 3) desvelar cuál es el tratamiento filosófico de la nada 4) Por último, indagar
por qué la ética normativa se mantendría en el pensamiento de Kierkegaard
De esta alianza con la filosofía racional, es cómo se obtiene la alianza de Kierkegaard
con la ética normativa en cuanto pieza fundamental que articula el sistema de la
racionalidad.

En líneas generales, se abren los siguientes objetivos específicos: 1) situar en contexto


la nada y la angustia 2) explicar el concepto de la nada y su relación originaria con la
angustia 3) exponer el enfrentamiento de Kierkegaard con el cristianismo 4) desvelar
cuál es el tratamiento filosófico de la nada 4) Por último, indagar por qué la ética
normativa se mantendría en el pensamiento de Kierkegaard

Afrontada la última cuestión sobre el misterio de la inocencia, se dan cumplimento a


dos de los objetivos planteados en el marco de lo actualmente previsto. El primer
objetivo desarrollado, arrojó la pauta para saber que la nada y la angustia se entienden a
partir del concepto matriz de la inocencia. El segundo objetivo, permitió entender que la
nada es el desaparecer de la posibilidad y que su relación original con la angustia se
cifra en que ella capta ese algo suyo que no es nada. Por lo demás, la inocencia del bien
y del mal termina siendo el misterio que no entiende, cómo alojar la nada puede
engendrar tanta preocupación, tantos sentimientos dispares, tanta lucha.

La diferencia sexual entre el bien y el mal es conocimiento y todo conocimiento


presupone algo “de razón”. Acto seguido, nace la ética como forma de afrontar el
problema de la razón pura o el problema de cómo el “tener razón” sobre el bien y el mal
se torna realidad. A partir de aquí, la ética se articula en el esquema de la racionalidad
por cumplir el rol que tienen los súbditos hacia el rey cuando el gobierno del imperio no
es solo ser la cabeza visible y pensante. En esencia, como diría, Agnes Heller, el rol de
la ética es desarrollar el conocimiento racional en “(…) el mundo de los rubios y ojos
azules” (1984, p. 136).

La búsqueda conducirá hacia la ética normativa, pues la prohibición del fruto del bien y
del mal, el “no comerás” bendito, le revelará a Kierkegaard que la ingesta del fruto tiene
el poder para cambiar la historia de la nada en los primeros acontecimientos del Génesis
bíblico y de la humanidad
La ligación interna entre el espíritu y la síntesis hace que en la inocencia del yo se
encuentra implicada la inocencia de la libertad.
Por tanto, la crítica analizada al concepto de la fe coloca sus motivos precisamente en
la lucha que de la fe parecen estar revisadas ¿por qué Kierkegaard cuando comienza a
contrastar el momento de la renuncia y el momento de la recuperación solo reconoce la
fe en el segundo momento y no en el primero?, ¿por qué afirma que Abraham no
renunció a Isaac en virtud de la fe, sino que lo recupero en virtud de ella?

“tuviste que coger el cuchillo antes de recuperar a Isaac y poder conservarlo para
siempre” (P. 641.)
“En el mundo del espíritu, por el contrario, no acontece lo mismo. En él reina un orden
eterno y divino” “y solamente el que coge el cuchillo recupera a Isaac” (p. 644).
“A los entusiastas admiradores, en efecto, les parecería mi resignación infinita algo
mucho más ideal y poético que el pálido prosaísmo del patriarca. Su juicio, sin
embargo, no podía ser más equivocado, puesto que mi resignación inmensa no era más
que un sucedáneo de la fe”. (652)
“Si la fe no puede santificar la acción en la que se intenta matar al propio hijo, entonces
Abraham debe ser juzgado exactamente como cualquier otro hombre en el mismo caso”
(p. 647). En efecto: “Y sólo por la fe se asemeja uno a Abraham, en modo alguno por el
crimen y el asesinato (p. 648). Abraham tuvo fe y convirtió la muerte en algo santo, en
algo bueno, en una renuncia voluntaria de aquello que más se ama por un Dios
insondable y superior a la medida humana. Lo que hizo Abraham requiere fe o todo está
perdido. Ahora, ¿en qué momento la fe se torna resignación? ¿En qué momento el acto
de fe manifiesta que se arrepiente, que se lamentará si no recupera lo que perdió? ¿En
qué momento la fe enflaquece y decisión apasionada de la renuncia se convierte
enseguida en nostalgia? ¿En qué momento la fuerza se desvanece y lo grandioso se
arruina? En qué momento Abraham siente resignación si, como dice Kierkegaard,
“Abraham no ha dejado lamentaciones” ni en el sacrificio ni en la recuperación.
“Abraham, por la fe, dejó el país de sus antepasados y fue un extranjero en la Tierra
prometida”
“(…) pero mucha mayor cosa es mantener lo temporal después de haber renunciado a
ello” (p. 637). Será que el Dios insondable, el cual pide lo impensable, comenzará a
seguir el pensamiento lógico de que “lo mayor es mejor que lo menor”. Si lo sigue
tendrá que seguirlo siempre, porque lo mayor siempre será mejor que lo menor. Pero,
¿acaso Dios no es el Dios que de repente piensa en lo imposible, en lo absurdo? ¿Acaso
Dios no es el Dios que se permite elegir libremente por encima de los cálculos
prudentes de la razón? “Y con todo Abraham era el elegido de Dios”, y Dios eligió a lo
peor entre el pueblo, a un hombre moribundo de vejez sin descendencia y ese “era el
mismo Señor el que le sometía a prueba”.
Ahora, el otro problema de esas “estructuras lógicas” es que si Abraham actuase así
entonces su fe por la renuncia habría disminuido impulso creyendo que es mucho mayor
recuperar lo perdido. Abraham hubiese engañado al mismo Dios si en el fondo le
dominaba el pensamiento de lo mayor. La renuncia de Abraham no habría tenido el
valor exigido por Dios para vincularse con el misterio si Abraham si Abraham hubiese
visto más elevado recuperar lo renunciado. Además, según Kierkegaard, Abraham no
solo debería pensar en lo más elevado, sino en lo “inevitable” de la recuperación. Las
leyes físicas insoslayables de la gravedad en el salto, en el despojo de la tierra, le
condenan a pisar tierra otra vez.
“El verdadero arte en este orden de cosas consiste en aterrizar de tal modo que en el
mismo momento parezca que se está detenido y en marcha, transformando
constantemente en marcha acompasada el salto hacia la vida y expresando
absolutamente el sublime impulso alado en el mismo caminar a pie sobre la tierra firme”
(p. 659).

“Abraham, por la fe, dejó el país de sus antepasados y fue un extranjero en la Tierra
prometida”
“(…) y creyó para esta vida. Porque si su fe se hubiera referido solamente a la vida
futura, no le habría costado apenas nada despojarse de todo para abandonar en seguida
un mundo al cual ya no pertenecía” (p. 638) Con esas ideas podemos vincular T Y T con
CA…A partir de la penetrante idea ética de que: “pertenecemos esencialmente a esta
vida, pertenecemos, no somos abandono… y la vida ahora vivida no se vive a partir del
abandono” Luego, esta es la condición sin la cual no se puede vivir y no se puede tener
fe. Luego, la fe estaría sujeta a una condición y Dios también.
Para cerrar con broche de oro, bien sugestivos: “A esto yo respondería abiertamente:
«No poseo la fe en absoluto. La naturaleza me ha dado una buena cabeza y los hombres
de mi tipo tienen siempre grandes dificultades para hacer el movimiento de la fe” (p.
649).
El problema fundamental de negarle a la “resignación infinita la fe” para tornar
inevitable el camino a la repetición:
“(…) puesto que quien se resigna infinitamente se basta también a sí mismo y no se
decepciona por nada” (p. 662) “(…) porque cuanto más se haga entrar en el juego la
fatalidad, tanto más dudosa resultará la normalidad del movimiento” “La resignación
infinita es el último estadio que precede inmediatamente a la fe” (p. 664)
Hilar todo eso con la idea en mi trabajo: de que en la resignación infinita se darían 3
absurdos: sacrificar a Isaac por un Dios insondable, incierto, el cual es un enigma para
el mundo, sacrificar a Isaac por un propósito individual y sacrificar a Isaac sin recibir
nada a cambio, por nada más…

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