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El páncreas es una glándula alargada en la que se describe una cabeza, un cuerpo y una cola.
La cabeza es una porción expandida que se ubica en la curva con forma de C del duodeno. Está unida
al duodeno mediante tejido conjuntivo. El cuerpo del páncreas, de ubicación central, atraviesa la línea
media del cuerpo humano y la cola se extiende hacia el hilio del bazo.
El conducto pancreático (de Wirsung) recorre toda la longitud de la glándula y desemboca en el
duodeno a la altura de la ampolla hepatopancreática (de Vater), a través de la cual también se
introducen en el duodeno el colédoco y la vesícula biliar.
El esfínter hepatopancreático (de Oddi) rodea a la ampolla y no sólo regula el flujo de la bilis y
del jugo pancreático hacia el duodeno sino que también impide el reflujo de los contenidos intestinales
hacia el conducto pancreático. En algunas personas, está presente un conducto pancreático accesorio
(de Santorini). Una capa delgada de tejido conjuntivo laxo forma una cápsula alrededor de la glándula.
Desde esta cápsula, el tabique se extiende hacia la glándula, dividiéndola en lobulillos mal definidos.
Dentro de los lobulillos, un estroma de tejido conjuntivo laxo rodea las unidades
parenquimáticas. Entre los lobulillos, cantidades abundantes de tejido conjuntivo rodean los grandes
conductos, vasos sanguíneos y nervios. Además, en el tejido conjuntivo que rodea el conducto
pancreático, existen glándulas mucosas pequeñas que drenan en el conducto. El páncreas es una
glándula exocrina y endocrina, la función doble del páncreas está repartida en dos componentes
estructuralmente distintos.
• El componente exocrino sintetiza y secreta enzimas hacia el duodeno que son
indispensables para la digestión en el intestino.
• El componente endocrino sintetiza las hormonas insulina y glucagón y las secreta hacia la
sangre. Estas hormonas regulan el metabolismo de la glucosa, los lípidos y las proteínas en el
organismo.
El componente exocrino se encuentra en toda la glándula; dentro del páncreas exocrino, se
encuentran dispersos cúmulos celulares bien definidos denominados islotes de Langerhans que
constituyen el componente endocrino.
PÁNCREAS ENDOCRINO
INSULINA
La insulina, sintetizada y secretada por las células B, posee un
conjunto impresionante de «primeros». Fue la primera hormona
aislada de animales en una forma que podía ser administrada de
modo terapéutico a los humanos; la primera hormona de la que se
determinó su estructura primaria y terciaria; la primera hormona cuyo
mecanismo de acción se dilucidó; la primera hormona en
determinarse por radioinmunoensayo; la primera hormona conocida en ser sintetizada a partir de un
precursor mayor (prohormona), y la primera hormona en ser sintetizada mediante tecnología del ADN
recombinante.
ESTRUCTURA Y SÍNTESIS DE LA INSULINA
La insulina es una hormona peptídica que consta de dos cadenas longitudinales, una cadena
A (21 aminoácidos) y una cadena B (30 aminoácidos). Dos enlaces disulfuro unen la cadena A a la
cadena B y un tercer puente disulfuro se localiza en la cadena A.
La síntesis de la insulina está dirigida por un gen del cromosoma 11, miembro de una
superfamilia de genes que codifican factores de crecimiento relacionados. El ARNm dirige la síntesis
ribosómica de la preproinsulina, que contiene cuatro péptidos: un péptido señal, las cadenas A y B de
la insulina, y un péptido conector (péptido C). El péptido señal es escindido en una fase muy temprana
del proceso biosintético (mientras aún se están ensamblando las cadenas peptídicas), lo que da
proinsulina. A continuación, la proinsulina es transportada al retículo endoplásmico, donde, con el
péptido conector aún unido, se forman puentes disulfuro para dar lugar a una forma «plegada» de
insulina. La proinsulina es empaquetada en gránulos secretores en el aparato de Golgi. Durante este
proceso de empaquetado, las proteasas escinden el péptido conector, con lo que se produce insulina.
La insulina y el péptido conector escindido son empaquetados juntos en gránulos secretores y
cuando la célula B es estimulada, son liberados en cantidades equimolares a la sangre. La secreción
del péptido conector (péptido C) es la base de una prueba sobre la función de la célula B en personas
con diabetes mellitus de tipo I que reciben inyecciones de insulina exógena. (En estas personas, las
concentraciones séricas de insulina no reflejan las tasas
secretoras endógenas.) La insulina es metabolizada en el
hígado y en el riñón por enzimas que rompen los enlaces
disulfuro. Se liberan las cadenas A y B, ahora inactivas, y se
excretan por la orina.
REGULACIÓN DE LA SECRECIÓN DE LA INSULINA
4. La despolarización abre los canales del Ca2+ sensibles al voltaje. Los canales del Ca2+,
también en la membrana de la célula b, están regulados por cambios en el voltaje; se abren por
despolarización y se cierran por hiperpolarización. La despolarización causada por el ATP abre
estos canales del Ca2+ (etapa 6). El Ca2+ fluye al interior de la célula b debajo de su gradiente
electroquímico y aumenta la concentración intracelular de Ca2+ (etapa 7).
La acción de la insulina sobre las células diana comienza cuando la hormona se une a su receptor
en la membrana celular. El receptor de insulina es un tetrámero compuesto de 2 subunidades α y
dos subunidades β (fig. 9-29). Las subunidades a están situadas en el dominio extracelular, y las
subunidades β abarcan la membrana celular. Un enlace disulfuro conecta las dos subunidades α y
cada una de las subunidades α está conectada a una subunidad β por un enlace disulfuro. Las
subunidades β tienen actividad tirosina cinasa. La insulina actúa tal como se describe:
1. La insulina se une a las subunidades α del receptor tetramérico de insulina, produciendo un
cambio de conformación en el receptor. El cambio de conformación activa la tirosina cinasa en la
subunidad β, que se fosforila en presencia de ATP. En otras palabras, la subunidad β se fosforila.
2. La tirosina cinasa activada fosforila otras proteínas o enzimas implicadas en las acciones
fisiológicas de la insulina, como son las proteínas cinasas, las fosfatasas, las fosfolipasas y las
proteínas G. La fosforilación activa inhibe estas proteínas para producir las diversas acciones
metabólicas de la insulina.
3. El complejo insulina-receptor es internalizado (es decir, es llevado al interior de la célula) por su
célula degradado por proteasas intracelulares, almacenado o reciclado en la membrana celular para
ser utilizado de nuevo. La insulina
regula por disminución su propio
receptor al disminuir la velocidad de
síntesis y al aumentar la frecuencia de
degradación del receptor. La
regulación por disminución del receptor
de insulina es, en parte, responsable
de la menor sensibilidad a la insulina de
los tejidos diana en la obesidad y en la
diabetes mellitus de tipo II. Además de las acciones descritas, la insulina se une también a elementos
del núcleo, del aparato de Golgi y del retículo endoplásmico. Así, la insulina estimula la transcripción
génica de modo similar a las acciones de las somatomedinas, IGF-1 e IGF-2.
ACCIONES DE LA INSULINA
GLUCAGÓN
El glucagón es sintetizado y secretado por las células A de los islotes de Langerhans. En la mayoría
de los aspectos (es decir, regulación de la secreción, acciones y efecto sobre las concentraciones en
sangre), el glucagón es la «imagen especular» de la insulina. Así, mientras la insulina es la hormona
de la «abundancia», el glucagón es la hormona de la «inanición». En contraste con la insulina, que
promueve el almacenamiento de los combustibles metabólicos, el glucagón promueve su
metabolización y utilización.
ESTRUCTURA Y SÍNTESIS DEL GLUCAGÓN
El mecanismo de acción del glucagón sobre las células diana comienza con la unión de la hormona
a un receptor de la membrana celular, que se acopla a la adenilil ciclasa por una proteína Gs. El
segundo mensajero es AMPc, que activa las proteínas cinasas que fosforilan diversas enzimas; las
enzimas fosforiladas median a continuación en las acciones fisiológicas del glucagón.
Como hormona de la inanición, el glucagón promueve la movilización y utilización de nutrientes
almacenados para mantener la concentración de glucosa en sangre en el estado de ayuno. Las
principales acciones del glucagón se realizan sobre el hígado (a diferencia de la insulina, que actúa
sobre el hígado, el tejido adiposo y el tejido muscular).
El glucagón tiene los siguientes efectos sobre las concentraciones en sangre:
♦ Aumenta la concentración de glucosa en sangre. El glucagón aumenta la concentración de
glucosa en sangre por medio de las siguientes acciones coordinadas:
(1) El glucagón estimula la glucogenólisis y, simultáneamente, inhibe la formación de glucógeno a
partir de la glucosa.
(2) El glucagón aumenta la gluconeogénesis al disminuir la producción de fructosa 2,6-bisfosfato,
que reduce la actividad fosfofructocinasa. Así, el sustrato es dirigido hacia la formación de
glucosa. Los aminoácidos son utilizados para la gluconeogénesis, y los grupos amino
resultantes son incorporados a la urea.
♦ Aumenta la concentración en sangre de ácidos grasos y de cetoácidos. El glucagón
aumenta la lipólisis e inhibe la síntesis de ácidos grasos, lo que desvía también los sustratos hacia la
gluconeogénesis. Los cetoácidos ácido b-hidroxibutírico y ácido acetoacético se producen a partir de
ácidos grasos.
SOMATOSTANINA
La somatostatina pancreática, polipéptido de 14 aminoácidos, es secretada por las células D de los
islotes de Langerhans. (La contrapartida gastrointestinal de la somatostatina tiene 28 aminoácidos y
comparte muchas de las acciones fisiológicas de la hormona pancreática.) La secreción de
somatostatina está estimulada por la ingestión de todas las formas de nutrientes (es decir, glucosa,
aminoácidos, y ácidos grasos), por varias hormonas gastrointestinales, por el glucagón y por agonistas
b-adrenérgicos. La secreción de somatostatina se ve inhibida por la insulina por medio de un
mecanismo paracrino en el interior del islote.
La somatostatina pancreática inhibe la secreción de insulina y de glucagón por medio de
acciones paracrinas sobre las células A y B. Así, la somatostatina es secretada por las células D en
respuesta a una comida, se difunde a las células A y B próximas e inhibe la secreción de sus
respectivas hormonas. Aparentemente, la función de la somatostatina es modular o limitar las
respuestas de la insulina y del glucagón a la ingestión de alimento.
La somatostatina es secretada por las células D de los islotes. Es idéntica a la hormona secretada
por el hipotálamo que regula la liberación de somatotrofina (hormona de crecimiento) desde la
adenohipófisis. Si bien el papel preciso de la somatostatina en los islotes no está claro, se ha
demostrado que inhibe la secreción de insulina y glucagón. También suprime la secreción exocrina del
páncreas.
SECRECIÓN DE SALIVA
La saliva contiene dos tipos principales de secreción proteica:
1) una secreción serosa rica en ptialina (una α-amilasa), que es una enzima destinada a digerir los
almidones
2) una secreción mucosa con abundante mucina, que cumple funciones de lubricación y protección de
la superficie.
Las principales glándulas salivales son
Las parótidas, secretan casi exclusivamente una saliva serosa
Las submandibulares secretan ambos tipos.
Las sublinguales secretan ambos tipos.
Glándulas bucales diminutas. Solo secretan moco
La secreción diaria normal de saliva oscila entre 800 y 1.500 ml, con un promedio de 1.000 ml y
un pH de 6-7 que son límites favorables para la acción digestiva de la ptialina
Secreción de iones en la saliva
La saliva contiene, sobre todo, grandes cantidades de iones potasio y bicarbonato y La
secreción salival se produce en dos fases: en la primera intervienen los ácinos y en la segunda, los
conductos salivales.
Los ácinos producen una secreción primaria que contiene ptialina, mucina o ambas sustancias en
una solución de iones con una concentración no muy distinta de la del líquido extracelular. Cuando la
secreción primaria fluye por los conductos, se establecen dos procesos de transporte activo que
modifican en gran medida la composición iónica de la saliva:
En primer lugar, se produce una reabsorción activa de iones sodio a lo largo de todo el conducto
salival y, al mismo tiempo, se secretan activamente iones potasio, que se intercambian por los
de sodio. De esta forma, se reduce mucho la concentración salival de iones sodio, al tiempo
que aumenta la de potasio. Sin embargo, la reabsorción de sodio supera a la secreción de
potasio, por lo que en los conductos salivales se crea una negatividad de alrededor de –70 mV;
a su vez, esta negatividad facilita la reabsorción pasiva de iones cloruro; por tanto, las
concentraciones salivales de iones cloruro descienden mucho para acoplarse a las bajas
concentraciones de iones sodio.
En segundo lugar, el epitelio ductal secreta iones bicarbonato hacia la luz del conducto. Esta
secreción se debe a un intercambio pasivo de bicarbonato por cloruro, aunque también podría
ser consecuencia de un proceso de secreción activa.
El resultado neto de estos procesos de transporte es que, en condiciones de reposo, las
concentraciones salivales de:
iones sodio y cloruro alcanzan solo alrededor de 15 mEq/l
iones potasio se aproxima a 30 mEq/l,
iones bicarbonato varía de 50 a 70 mEq/l,
FUNCIONES DE LA SALIVA EN RELACIÓN CON LA HIGIENE BUCAL
Esta secreción desempeña un papel muy importante en la conservación de los tejidos bucales
sanos ya que La boca contiene grandes cantidades de bacterias patógenas que pueden destruir con
facilidad sus tejidos y provocar caries dentales. La saliva ayuda a evitar este deterioro de varias
maneras:
1. El flujo de la saliva ayuda a lavar y a arrastrar los gérmenes patógenos y las partículas alimenticias
que les proporcionan el sostén metabólico.
2. La saliva contiene varios factores que destruyen las bacterias, entre ellos iones tiocianato y distintas
enzimas proteolíticas (la más importante es la lisozima), que:
Atacan a las bacterias
Favorecen la penetración en las bacterias de los iones tiocianato para que puedan ejercer
su acción bactericida
Digieren las partículas alimenticias, contribuyendo así a la eliminación del sustrato
metabólico utilizado por la flora bucal
3. La saliva suele contener cantidades significativas de anticuerpos que destruyen a las bacterias
bucales, incluidas algunas de las causantes de la caries dental.
REGULACIÓN NERVIOSA DE LA SECRECIÓN SALIVAL
Se demuestra que las glándulas salivales están controladas sobre todo por señales nerviosas
parasimpáticas procedentes de los núcleos salivales superior e inferior del tronco del encéfalo.
Los núcleos salivales se encuentran situados aproximadamente en la unión entre el bulbo y la
protuberancia y se excitan tanto por los estímulos gustativos como por los estímulos táctiles
procedentes de la lengua y otras zonas de la boca y la laringe. Muchos estímulos gustativos,
especialmente los amargos (causados por los ácidos), desencadenan una copiosa secreción de saliva,
a veces hasta 8 a 20 veces superior a la basal.
Las señales nerviosas que llegan a los núcleos salivales desde los centros superiores del
sistema nervioso central también pueden estimular o inhibir la salivación.
La estimulación simpática también puede incrementar la salivación en cantidad moderada,
aunque mucho menos de lo que lo hace la parasimpática. Los nervios simpáticos se originan en los
ganglios cervicales superiores, desde donde viajan hasta las glándulas salivales acompañando a los
vasos sanguíneos.