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AXIOLOGÍA
Axiología, o filosofía de los valores, es la rama de la filosofía que estudia la
naturaleza de los valores y juicios valorativos.
La axiología contemporánea, no solo trata abordar los valores positivos, sino
también los negativos (o anti-valores), analizando los principios que permiten
considerar que algo es o no valioso, y considerando los fundamentos de tal juicio.
La investigación de una teoría de los valores ha encontrado una aplicación especial
en la ética y en la estética, ámbitos donde el concepto de valor posee una relevancia
específica. Algunos filósofos como los alemanes Heinrich Rickert o Max Scheler han
realizado diferentes propuestas para elaborar una jerarquía adecuada de los
valores. En este sentido, puede hablarse de una «ética axiológica», que fue
desarrollada, principalmente, por el propio Scheler y Nicolai Hartmann. Desde el
punto de vista ético, la axiología es una de las dos principales fundamentaciones de
la ética junto con la deontología.
Objetivismo.
El objetivismo axiológico rechaza la tesis del subjetivismo al afirmar, por el contrario:
hay objetos valiosos en si (es decir, al margen del sujeto).
Lo bueno y lo bello existen idealmente como entidades supra empíricas,
intemporales, inmutables y absolutas que existen en sí y por si, independientemente
de cómo se plasmen en las empíricas, temporales, mudadizas y relativas e
independientemente también de la relación que el hombre pueda mantener con ellas
conociéndolas o intuyéndolas.
El objetivismo, en un extremo opuesto, argumenta que los valores son descubiertos,
no atribuidos por nosotros a las cosas. El diamante siempre será más valioso que
el grafito por sus propiedades objetivas de dureza, brillo y transparencia. El hombre
puede descubrir la esencia de los valores del mismo modo que puede aislar un color
del espectro es indiferente a su esencia que una persona los realice en ella o los
descubra ya que los valores no resultan afectados por las vicisitudes humanas: son
absolutos y objetivos. Pese a nadie juzgase que el asesinato es malo el asesinato
seguiría siendo malo.
Aun cuando el tema de los valores es considerado relativamente reciente en
filosofía, los valores están presentes desde los inicios de la humanidad. Para el ser
humano siempre han existido cosas valiosas: el bien, la verdad, la belleza, la
felicidad, la virtud. Sin embargo, el criterio para darles valor ha variado a través de
los tiempos. Se puede valorar de acuerdo con criterios estéticos, esquemas
sociales, costumbres, principios éticos o, en otros términos, por el costo, la utilidad,
el bienestar, el placer, el prestigio.
TEORÍA DE LA LIBERTAD CON RESPECTO A LOS ACTOS
Después de haber demostrado que la virtud depende de nosotros, es preciso tratar
del libre albedrío y explicar lo que es el acto libre y voluntario, porque tratándose de
la virtud, el libre albedrío es el punto verdaderamente esencial.
La palabra voluntario designa, absolutamente hablando, todo lo que hacemos sin
vernos precisados por una necesidad cualquiera. Pero esta definición exige quizá
que se la aclare por medio de algunas explicaciones. El móvil que nos hace obrar
es en general el apetito. Pueden distinguirse tres especies de apetitos: el deseo, la
cólera y la voluntad. Indaguemos en primer lugar si la acción a que nos obliga el
deseo es voluntaria o involuntaria. No es posible que sea involuntaria. ¿Por qué?
¿Y de dónde nace esto? Todo lo que hacemos que no proceda de nuestra libre
voluntad, sólo lo hacemos por una necesidad que nos domina; y en todo lo que se
hace por necesidad, advertimos un cierto dolor como su resultado. El placer, por lo
contrario, es una consecuencia de lo que hacemos movidos por el deseo. Así, pues,
las cosas que se hacen por el deseo no pueden ser involuntarias, por lo menos en
este sentido, y antes bien son ciertamente voluntarias.
Es cierto que a esta teoría podría oponerse la que se ha ideado para explicar la
intemperancia: «nadie, se dice, hace el mal por mero gusto sabiendo que es el mal,
y por lo tanto, el intemperante incapaz de dominarse, sabiendo que lo que hace es
malo, no por eso se abstiene de hacerlo, y es porque sigue el impulso de su deseo.
No obra con una voluntad libre y se ve arrastrado por una necesidad fatal.»
Refutaremos esta objeción con el mismo razonamiento sentado más arriba. No, el
acto que provoca el deseo no es un acto necesario, porque el placer es el resultado
del deseo, y lo que se hace por placer jamás nace de una necesidad inevitable.
También se puede probar de otra manera, que el hombre estragado obra con plena
voluntad, porque al parecer no puede negarse que los hombres injustos son injustos
voluntariamente; es así que los hombres estragados son injustos y cometen una
injusticia; luego el hombre corrompido que no es dueño de sí mismo, comete
voluntariamente los actos de intemperancia que ejecuta.
LA OBLIGACIÓN MORAL
La obligación moral se define como la presión que ejerce la razón sobre la
voluntad, enfrente de un valor. Por ello, está lejos de ser una presión originada en
la autoridad, o en la sociedad, o en el inconsciente, o en el miedo al castigo. La
obligación moral no es la obligación que se siente por la presión externa, ni mucho
menos ese tipo de acción psíquica originada por el inconsciente.
Cuando una persona capta un valor con su inteligencia, se ve solicitada por dicho
valor, y entonces la inteligencia propone a la voluntad la realización de tal valor.
Pero la inteligencia presiona suavemente, sin suprimir el libre albedrío;
simplemente ve una necesidad objetiva y como tal la propone a la voluntad para
su realización. Se trata pues, de una exigencia propia de la razón, fundamentada
en un valor objetivo, pero nacida en lo más íntimo y elevado de cada hombre: su
propia razón. Por lo tanto la obligación moral es autónoma y no incompatible con
el libre albedrío
La conducta moral es obligatoria, el sujeto se halla obligado a comportarse de
acuerdo a una regla o norma de acción y evitar los actos prohibidos. Ésta impone
deberes al hombre ya que toda norma se funda en un deber. Tanto el sujeto como
la voluntad del mismo son libres, éste puede escoger entre varias alternativas, las
normas morales requieren que su acatamiento sea fruto de unaconvicción interior
y no como el derecho y el trato social. La conducta moral, es libre y obligatoria
que, lejos de excluir la necesidad, la supone, conciliándose dialécticamente con
ella. La necesidad no se identifica con la obligatoriedad moral sino que la excluye.
La libre elección que supone la libertad es algo limitada, ya que a pesar de las
opciones, estamos "obligados" a escoger una y solo una como a correcta, pero no
deja de ser libertad ya que somos nosotros mismos lo que decidimos limitarla.
JUICIO MORAL:
El juicio moral está comprendido por 3 elementos; el objeto está referido por la
conducta elegida por el sujeto, las circunstancias es el grupo de condiciones que
acompañan el acto y la intención es aquello por el cual el hombre realiza una
determinada acción.
Ningún código moral puede darme la respuesta; he de tomar una decisión moral
en función de mi propia reflexión sobre los principios morales y decidir libremente
mi forma de actuar ante este dilema moral.
Para realizar una acción moral, tengo que tener en cuenta los principios morales,
las reglas de aplicación al caso concreto en cuestión, pero además he de poner en
juego la libertad de mi voluntad.
SIGNIFICADO DE JUICIO MORAL
El juicio moral está comprendido por 3 elementos; el objeto está referido por la
conducta elegida por el sujeto, las circunstancias es el grupo de condiciones que
acompañan el acto y la intención es aquello por el cual el hombre realiza una
determinada acción.