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La belleza como finalidad de lo viviente

Por:
Paula Alejandra Rozo Penagos (0501065)

A lo largo de la existencia del hombre en la tierra, se han forjado infinidad de


sucesos, seres y fenómenos en los que este ha adoptado como objetivo suyo
entender todo lo que a su alrededor acontece a partir de cuestionamientos
anticipados. Aristóteles en sus manuscritos metafísicos manifestó
escuetamente el siguiente pensamiento: “Todos los hombres tienen el deseo de
saber. El placer que nos causa las percepciones de nuestros sentidos es una
prueba de esta verdad”.1 De modo que es indiscutible su consigna al entrar a
indagar en su inminente investigación sobre los animales donde se vislumbra
enlazada la filosofía con la ciencia. En el presente escrito se abarcará la
investigación empírica de Aristóteles en el mundo de la biología-zoología
basada en observaciones naturalistas y en la contemplación teórica como en la
rememoración de sus ideas filosóficas, lo cual contempla la vía principal y de
los primeros escalafones de la ciencia.

En el tratado de la investigación sobre animales Aristóteles ubica el estudio de


la vida por la diversidad de formas en las que esta se encuentra presente,
describe como una realidad neta, fascinante e incorruptible el hecho de que
múltiples seres dispuestos en la naturaleza (atractivos o no a los sentidos), son
una fuente inagotable de vastos conocimientos, en donde se distingue un
dominio teleológico para justificar la existencia de cada forma viviente.
Como primera medida Aristóteles describe estructuras corporales y expone
diferencias entre animales, en cuanto a modos de vida, modos de reproducción,
de locomoción entre otros, incluyendo al ser humano y con este abasteciendo
de ejemplos equiparables con las demás creaturas, puesto que es evidentemente
que la humana es la estructura que más se conoce.
Entre estas diferencias establece excepciones para cada determinación, por
ejemplo en el apartado de diferentes modos de vida, donde se expone que
muchos animales terrestres obtienen alimento en ecosistemas hídricos mientras
que muchos organismos acuáticos no están dispuestos para obtener alimento de
1. Aristóteles Metafísica, traducción Patricio de Azcarate (1873).
2.
C. R. S. HARRIS, The Heart and the Vascular System in Ancient Greek Medicine. From Alcmaeon to Galen, Oxford, 1973.
3.
Cf. De anima, 1 4,408b17
la tierra, de allí el planteamiento que demuestra que en la naturaleza domina el
orden.
Además de la observación para lograr estas afirmaciones el filósofo griego hizo
analogías entre los seres vivos y sus órganos, en donde empírica y hábilmente
empleo la anatomía comparada a partir de disecciones, también conocimientos
coloquiales de la época y además de observaciones hechas específicamente por
él, estaban las recogidas por pescadores, cazadores y viajeros, a la par, en base
a conocimientos seguidos de tradiciones se evidenciaban corrientes de
superioridad que hoy por hoy pueden ser erróneas en cuanto al predominio del
macho sobre la hembra o de la derecha sobre la izquierda, con esto es claro que
las influencias sociales entran a canalizar de alguna forma la ciencia.
Con este cumulo de saberes, Aristóteles hizo una clara distinción entre
vertebrados e invertebrados, donde los primeros poseían sangre y los segundos
carecían de ella hipotéticamente. Se puede inferir que este punto marca
indiscutiblemente el nacimiento de su tesis en la que refuta a Platón, pues
declara que el corazón y no el cerebro es el órgano de control para las facultades
superiores del hombre, ya que se consideró como el cimiento de la inteligencia2
puesto que este contiene el calor vital por ser un contenedor sanguíneo.
Entre su obra, llama la atención descripciones en cuanto al carácter de los
animales, que podrían tomarse como actitudes humanas, entre indolentes y
reacios, prudentes y tímidos, astutos y malvados, creando un paralelo
inmensurable entre todos los animales diferentes del hombre, dónde estos a
pesar de poseer la facultad de la memoria y el aprendizaje carecen de la
habilidad de recordar3, esta afirmación se basa en la idea aristotélica en la que
según el tipo de vida, se distingue un tipo de alma, que para este caso expuesto,
en el caso de los animales sería el alma sensible , y para el hombre la
exclusividad del alma intelectual.
Indudablemente Aristóteles en conjunto con pensadores de la época, dieron
pasos agigantados para el avance de la ciencia, en este caso para la biología en
su constante e imparable trabajo por conocer la vida, sus partes, sus formas y
manifestaciones, pretendiendo así entender el orden y funcionamiento de este
mundo animal tan diverso y esplendoroso, evadiendo su existencia de cualquier
condición de azar y atándola a una finalidad única e inexorable reservando un
importante lugar en la belleza de lo viviente.

1. Aristóteles Metafísica, traducción Patricio de Azcarate (1873).


2.
C. R. S. HARRIS, The Heart and the Vascular System in Ancient Greek Medicine. From Alcmaeon to Galen, Oxford, 1973.
3.
Cf. De anima, 1 4,408b17

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