Beruflich Dokumente
Kultur Dokumente
RESUMEN
En la biblioteca del convento de San Francisco en Santiago se encuentra una parte importante de la biblio-
grafía que aparece citada en los cuadros que representan la vida del santo. Este trabajo intenta reconstruir
el contexto intelectual de los franciscanos que, inspirados en las ideas de Joaquín de Fiore y Duns Scoto,
desarrollaron un proyecto teológico que supo crear una red de imágenes y conceptos plasmados en el
programa iconográico de la serie de 54 pinturas, constituyendo así un sistema de imágenes simbólicas
que interpretó las demandas americanas que buscaban legitimar las aspiraciones políticas y sociales del
mundo colonial andino a inales del siglo XVII.
1
Este artículo recoge parte de los resultados de la investigación desarrollada en Cusco,
Santiago y Madrid para el proyecto FONDECYT Regular 1131071 “Estudio iconológico de
la serie de pinturas que representan la vida de San Francisco de Asís en el Museo Colonial de
Santiago”. Agradezco especialmente las ideas, sugerencias y la estimulante colaboración de
mis co-investigadoras Sandra Accatino y Sarissa Carneiro.
194 CONSTANZA ACUÑA FARIÑA
ABSTRACT
The San Francisco Convent library in Santiago has an important and invaluable collection of books. The
ifty-four paintings that represent the Saint’s life include quotations from texts found in this library. The
purpose of this article is to rebuild the intellectual context of the Franciscans inspired by the ideas of
Joaquin de Fiore and Duns Scoto in order to understand the theological project through the paintings
and concepts included in their iconographic program. The paintings are a symbolic system that repre-
sents America’s attempts to legitimize the political and social aspirations of the Andean colonial world
in the late seventeenth century.
K W : Colonial library, Franciscan iconography, the art of memory, allegory of the Immaculate.
Eugenio Pereira Salas (65) cuenta que la serie de pinturas sobre la vida de San
Francisco del Museo Colonial de Santiago, obedece a la sugestión, un tanto disiden-
te, de Pedro de Alva y Astorga y su libro Naturae Prodigium et Gratiae Portentum
(Madrid, 1651), texto que establece un estrecho paralelo entre las vidas de Cristo y
San Francisco, llegando a proponer 3726 semejanzas2.
La concepción de San Francisco como un Alter Christus, tuvo una amplia difusión
durante la Alta Edad Media a partir de las teorías del abad calabrés Joaquín de Fiore.
Su interpretación del ángel del apocalipsis de San Juan Evangelista, visto como un
segundo Cristo que anunciaba “una renovatio, una Tercera Edad, aquella del Espíritu
Santo, que lograría el cumplimiento deinitivo, aquí en la Tierra, de las promesas del
Antiguo y del Nuevo Testamento” (Góngora, “El Nuevo” 201), fue interpretado por
San Buenaventura en su Leyenda Mayor (1261) con el propio santo de Asís. Alva y
Astorga es heredero de esa línea milenarista franciscana, continuando particularmente
con las obras de Bartolomé de Pisa en Las Conformidades (1590) y de Fray Miguel de
la Purísima en Vida Evangélica y Apostólica de los frailes menores (1641).
En La Profecía, pintura que inicia la serie de Santiago, aparecen San Juan
Evangelista, Joaquín de Fiore, una Sibila y San Francisco volando al centro del cuadro
como un ángel con los estigmas. Al fondo se puede ver tres soles sobre una cabaña,
y al interior de ella un fraile pintando el mismo cuadro.
Para entender la iconografía de esta serie, resulta importante analizar el primero
y el eltimo cuadro, donde se ve a la Virgen como Inmaculada con una lanza, junto
2
Este trabajo toma como punto de partida el análisis iconográico de la pintura “La
profecía” y su relación con la obra Naturae Prodigium de Alva y Astorga y el pensamiento de
Joaquín de Fiore. Véase mi texto “Naturae…” (en bibliografía).
DEL LIBRO A LA IMAGEN 195
al Niño Jeses que porta una ilacteria con un texto del Génesis, al papa Sixto IV y al
franciscano Duns Scoto matando al dragón del apocalipsis.
Existe, sin duda, en estas pinturas una relación con las poéticas del barroco
europeo, el pensamiento milenarista cristiano y los movimientos de sublevación an-
dina3. Parece importante plantear: ¿en qué sentido podríamos airmar que existe un
tipo de composición pictórica que logra sintetizar estas tradiciones y al mismo tiempo
interpretar el contexto cultural del Cusco de inales del siglo XVII?
Tratando de encontrar una solución a esa primera pregunta, y siguiendo un
método de análisis iconográico, comenzamos a investigar en la biblioteca que se
ubica justo al fondo del pasillo del patio central del convento de la Alameda. Ahí
encontramos las principales obras de Alva y Astorga, escritas en latín, entre ellas
Naturae Prodigium y Sol Veritatis, este eltimo un complejo tratado en defensa de la
Inmaculada Concepción, inspirado en el pensamiento del ilósofo franciscano Duns
Scoto (1266-1308) y en sintonía con otros teólogos franciscanos coloniales como el
chileno Alonso Briceño, que por la misma época interpretaba al Doctor Sublime en
su Prima Pars Celebriorum Controversiarum (Madrid, 1638).
Los temas y los títulos de los 54 cuadros de la serie están descritos en los
medallones o cartelas, donde cada episodio de la vida del santo es narrado a partir
de una referencia bibliográica. Los principales textos citados corresponden a San
Buenaventura, Tomás de Celano, Las Florecillas, fray Pedro Tossianense, fray Lucas
Uvaddingus, fray Iván de Soria Buitrón, Bartolomé de Pisa, Pedro de Alva y Astorga
y Fray Miguel de la Purísima.
Carmen García Atance de Claro ha logrado aclarar importantes dudas sobre
el programa iconográico de la serie a través de un detallado estudio que permitió
identiicar las fuentes literarias e iconográicas de la serie. Una rectiicación impor-
tante respecto a estudios anteriores se reiere precisamente a la identiicación de fray
Miguel de la Purísima.
Reiriéndose a él como uno de los cronistas franciscanos más importantes del
siglo XVII, su nombre aparece en el medallón de la pintura La Traslación del cuerpo
de San Francisco y El Barquero Moro, este, escrito al inal del medallón, dio pie a
3
Véase: J. Saranyana y A. De Zaballa. Joaquín de Fiore y América. Pamplona: Eunate,
1995; J. Lara. Birdman of Assisi, art and apocalyptic in the colonial Andes. Arizona: Arizona State
University. Bilingual Press, 2016; H. Urbano (Ed.). Mito y simbolismo en los Andes, la igura y
la Palabra. Cusco: Centro de Estudios Regionales Andinos Bartolomé de las Casas, 1993.
196 CONSTANZA ACUÑA FARIÑA
4
Sobre la historia de la serie y el círculo de Juan Zapaca Inca y Basilio Santa Cruz
véase, Gisbert y Mesa, Historia de la pintura cuzqueña.
5
“Las imágenes –dice Paleotti en su célebre Discorso (1582)– son instrumentos para
unir a los hombres con Dios…”, y Francisco Pacheco desarrolla la misma idea en su Arte de
la Pintura (1649): “Mas hablando de las imágines cristianas, digo que, el in principal será
persuadir los hombres a la piedad y llevarlos a Dios”.
6
En la quinta sesión del concilio provincial limeño, celebrada en la iglesia catedral
de la ciudad de los reyes el día 18 de octubre de 1583, respecto Del cuidado del culto divino,
decía: “Finalmente, puesto que se ha observado que la nación india es atraída sobremanera al
DEL LIBRO A LA IMAGEN 197
conocimiento y veneración del Dios supremo por las ceremonias externas, cuiden celosamente
los obispos y también los párrocos en lo que les ataña que se haga diligentemente y en lo posible
con lustre todo lo que concierne al culto divino. No descuiden de ningen modo el estudio de la
mesica entre ellos, ya sea poniendo cantores o usando mesica de lautas u otros instrumentos
[…]” (Lisi 227).
7
En su texto, Valadés sostenía: “[…] nosotros fuimos quienes hemos descubierto ese
arte, y lo hemos promovido, con frecuentes ayunos y desvelos […]. Por esta razón fue enviado
[tal método] al Consejo de Indias por conducto de los religiosos como puede verse en las pin-
turas que se insertan en nuestra obra […]. Se descubrió que este método era sumamente apto
[…] pues siendo [los indios] hombres sin letras, olvidadizos y amantes de la novedad y de la
pintura […] una vez que se terminaba el sermón, los mismos indios se ponían a comentar entre
sí aquellas iguras que les habían sido explicadas” (cit. en Mujica Pinilla 240).
8
El arte de la memoria “tiene su origen en una larga tradición en que las técnicas de
memoria de la retórica clásica interactuaron con las técnicas de la meditación monástica. Estas
enseñan de hecho a plasmar en la propia mente, a crear un mapa de ‘lugares’: aquí se insertan
los recuerdos de las cosas leídas y sentidas, de aquí se traen los materiales y las asociaciones
necesarias para nuevos pensamientos, nuevas palabras, nuevas obras” (Bolzoni. La rete…
XVIII-XIX).
198 CONSTANZA ACUÑA FARIÑA
9
En La perspectiva como forma simbólica, E. Panofsky concluye que los sistemas de
representación prospéctica elaborados en el curso de la historia, desde la antighedad al mundo
moderno, pertenecen a la cultura del periodo en el cual aparecen. Por lo tanto, para las distintas
épocas es esencial preguntarse no solo si conocen la perspectiva, sino de qué perspectiva se
trata (cf. Cieri Via 71).
DEL LIBRO A LA IMAGEN 199
2. LA BIBLIOTECA FRANCISCANA
Los libros que se conservan en las dos salas principales de la biblioteca del con-
vento de San Francisco de Santiago, conocida como la biblioteca de la Casa Grande,
nos permiten conocer el tipo de formación que era impartida por los franciscanos,
prácticamente desde su llegada a Chile en 1553. Existen dos inventarios, uno de 179910
y otro de 1864, donde se han contabilizado poco más de tres mil libros. La mayoría de
los textos están en latín y privilegian los estudios de arte y teología, escolástica, moral
y mística. Revisando las salas que corresponden a los siglos XVII y XVIII y tomando
como referencia los catálogos mencionados, entre los estantes hemos encontrado
algunos libros que son importantes para entender el contexto general de la formación
humanista y religiosa de los frailes durante el siglo XVII (libros de retórica, emble-
mática, tratados eclesiásticos, biografías de santos y místicos, doctrinas teológicas),
algunos que se relacionan en modo más directo con el programa iconográico de la
serie de pinturas –en la lista aparecen marcados con un asterisco aquellos citados en
los medallones de las pinturas–, sin embargo, varios de los ejemplares mencionados
en los catálogos ya no están físicamente, y en otros casos faltan algunos tomos11.
10
El Catálogo completo está en Archivo Nacional, Archivos Varios, Vol. 100. También
ver Góngora, “Notas para la historia de la educación universitaria en Chile”.
11
El valioso trabajo de besqueda, análisis y registro de estos volemenes fue realizado
por las tesistas del proyecto Thiare León y Catalina Dupont. También agradezco para la reali-
zación de esta investigación la disponibilidad y la generosidad de los padres franciscanos Jaime
Campos y Manuel Alvarado.
200 CONSTANZA ACUÑA FARIÑA
12
Reproducimos una selección de los títulos que resultan de interés para nuestro estudio
iconográico y también algunos autores que aparecen en la lista publicada por Mario Góngora
(“Notas” 180-87).
DEL LIBRO A LA IMAGEN 201
Hijo de criollos, nació en 1587; pasó muy pronto a Lima, donde tomó el hábito en
1605 y obtuvo por oposición la cátedra de ilosofía. Fue Guardián del convento
de Lima, Prior y Deinidor del Pere, Comisario y Visitador de Chile, luego de
Charcas, procurador en Roma para lograr la canonización de San Francisco
Solano. Publicó en Madrid su obra Prima Pars Celebriorum Controversiarum
(1638). La publicación de esta obra le valió a Briceño grandes recomendaciones
y obtuvo el obispado de Nicaragua en 1644 y el de Charcas en 1659, donde
falleció en 1667 (“Notas” 179).
13
De esta obra, Mujica Pinilla destaca el rigor académico de Briceño para defender al
beato Amadeo y su obra Apocalipsis Nova, y también para desmontar el aparato crítico del
dominico polaco Abraham Bzovio (Ángeles 61-65).
DEL LIBRO A LA IMAGEN 203
solicitándole una licencia para fundar un colegio destinado especialmente a los estudios
mayores de Artes y Teología14.
A pesar de que no se han encontrado conciertos o contratos que prueben que el
comitente de la serie de pinturas franciscanas fue directamente el obispo Humanzoro,
es indudable –considerando además su cargo de guardián del convento franciscano
del Cusco– que su gestión está detrás de la formación de la principal biblioteca de la
Orden y en el encargo de las pinturas de la vida de San Francisco de Santiago.
Otro antecedente importante es el retrato del obispo Humanzoro, pintado en una
luneta del convento franciscano del Cusco junto a fray Bernardino Cárdenas, misionero
y obispo de Paraguay que se transformó en un referente crucial para la defensa de los
indígenas. Ambos retratos fueron realizados por el pintor cusqueño Juan Espinoza de
los Monteros en 1668. Este dato es relevante, porque es el mismo año en que Basilio
Santa Cruz irma la serie cusqueña de la vida de San Francisco, y el año de la prime-
ra fecha que aparece en el cuadro La Tentación de la serie de Santiago. En 1668, el
mismo pintor irma el árbol genealógico de la Orden, cuadro de gran formato donde
aparecen todas las iguras más relevantes de su historia (una réplica de ese cuadro se
encuentra en la sacristía del convento de Santiago).
3. LA ALEGORÍA DE LA INMACULADA
14
[Carta de Fray Diego de Umanzoro, Obispo de Santiago]. Sección Chile, legajo nº
66, Archivo General de Indias, Sevilla.
DEL LIBRO A LA IMAGEN 205
Este concepto de la Virgen como madre del Mesías y de Dios aparece también en la
eltima pintura de la serie de Santiago, Alegoría de la Virgen (imagen 2).
La Virgen es caracterizada como la Inmaculada de inspiración apocalíptica:
vestida de blanco con un manto azul, pisando la media luna, coronada por dos ángeles
y atravesando con una lanza en forma de cruz al monstruo dragón que simboliza al
mal y a la herejía. Entre el coro de ángeles y frailes que sostienen algunos símbolos
de las letanías (escalera, torre), al lado derecho vemos al Niño Jeses que exhibe una
ilacteria que dice “Ipsa conteret caput tuum” (“ella misma quebrantará tu cabeza”).
A su lado vemos a San Francisco que está también sobre una nube con los atributos
de San Miguel, mientras Dios Padre sostiene el globo que representa al Mundo. En la
parte inferior aparecen dos frailes que tocan una vihuela y un violín. Uno de ellos tiene
la parte superior de su hábito rojo (al igual que el fraile a la derecha de San Francisco
que señala una estrella). M. Carmen García sostiene que estos serían frailes dominicos
y el eltimo, el propio Santo Domingo. Simbolizarían la unión y la fraternidad entre
ambas órdenes, reforzando la idea que está presente en toda la serie: la unión de las
dos órdenes justamente en el aspecto que habían sido antagonistas.
A los pies de la Inmaculada vemos a dos personajes: un cardenal abre las
fauces de la Bestia para que la Virgen le dé muerte con su lanza. El personaje de este
motivo, que se repite en otras pinturas andinas, ha sido identiicado por Mujica Pinilla
y Schenone como el papa franciscano Sixto IV, gran defensor de la Inmaculada; a
su lado el fraile que lo ayuda (sosteniendo además un estandarte) es el teólogo Duns
Scoto, el Doctor Sutil.
CONCLUSIONES
Por la misma época en que Alva y Astorga escribía sus libros en defensa de
la Inmaculada, el famoso predicador y teólogo del Cusco, Juan Espinoza Medrano15,
también defendía en sus sermones el sagrado misterio de la Virgen. En su sermón
“A la Concepción de Nuestra Señora. En la Catedral del Cuzco, año de 1670” decía:
15
Juan Espinoza Medrano fue profesor de teología, mesico, poeta y dramaturgo. Su
oratoria lo distinguió entre los predicadores más famosos de la América colonial. En 1662
escribió su obra más célebre, Apologético / En favor de D. Luis de Góngora. En 1668 –mismo
año de su muerte– se publicó su Philosoia Tomística en Roma. Sus sermones fueron reunidos
después de su muerte por su discípulo y primer biógrafo Agustín Cortés de la Cruz, quien los
publicó con el nombre de La Novena Maravilla (Valladolid 1695).
DEL LIBRO A LA IMAGEN 207
ese que los latinos llaman Coetus. Pues ese es el que en el Paraíso engañó a
Eva, dice San Pedro Damiano. Ese dragón es el que recabó con la prometida
divinidad la culpa original… Pero el Hijo de Dios, el Perseo Cristo, a quien vino
el profeta vestido de alas para la salud: Et sanitas in pennis eius, volando con
las plumas de la Redempción preservativa, acudió al golfo a libertar su Andró-
meda; embistió al monstruo y, ensangrentando las espumas lo despedazó en las
hondas; quedaron jaspeados de perpura los escollos, y hecho trozos el dragón
por el agua, lo dio en despojos a los pueblos de Etiopía (Espinoza Medrano 47).
Durante el siglo XVII las ideas de Santo Tomás de Aquino contrarias a la Inma-
culada Concepción de la Virgen estuvieron en el centro de las polémicas teológicas.
Sin embargo, en el Cusco, los alumnos y profesores del colegio de San Antonio, la
mayoría de origen indígena, lograron transformar la defensa de la Inmaculada y los
argumentos escotistas en un ideario teológico y político comen. De ello dan testimonio
tanto la pintura Jardín Místico de Espinosa de los Monteros y también el famoso cuadro
El Huerto de San Antonio, hoy en el Museo del Arzobispado del Cusco.
Los sermones de Espinoza Medrano en honor a la Virgen son el testimonio
más elocuente de esa diferencia cusqueña. Están concebidos como alegorías que citan
entre otros autores la inluencia de Duns Scoto. Especialmente el dogma que el Doctor
mariano llamó la redención preservativa, donde concluye que
BIBLIOGRAFÍA
Góngora, Mario. “El Nuevo Mundo en los escritos escatológicos y utópicos del siglo die-
ciséis al dieciocho”. Estudios sobre la Historia Colonial de Hispanoamérica. Santiago:
Editorial Universitaria, 1998. 201-234.
–––. “Notas para la historia de la educación universitaria en Chile”. Anuario de Estudios
Americanos, T. VI. Sevilla, 1949: 163-229.
Iturriaga, Rigoberto. “El sutil Doctor Fray Juan Duns Scoto y su doctrina teológica en
Chile”. Publicaciones del Archivo Franciscano, 19. Santiago, 1991.
–––. El Colegio de San Diego de Alcalá. Santiago, 4. P.A.F., 1990.
Espinoza Medrano, Juan. La novena maravilla. 1695. Lima: Fondo Editorial del Congreso
del Pere, 2011.
Guerra, José Antonio (Ed). San Francisco de Asís, escritos y biografías, documentos de
la época. Madrid: Biblioteca de Autores Cristianos, 2013.
Lisi, Francesco Leonardo. El Tercer Concilio Limense y la aculturación de los indígenas
sudamericanos. Estudio crítico con edición, traducción y comentario de las actas del
concilio provincial celebrado en Lima entre 1582 y 1583. Salamanca: Ediciones de la
Universidad de Salamanca, 1990.
Medina, José Toribio. Diccionario biográico colonial de Chile. Santiago: Imprenta El-
zeviriana, 1906. 883-884.
Mujica Pinilla, Ramón. Ángeles apócrifos en la América virreinal. Lima: Fondo de Cultura
Económica, 1996.
–––. “El arte y los sermones”. El Barroco Peruano I. Lima: Banco de Crédito del Pere,
2002. 219-313.
Oviedo Cavada, Carlos. “Diego de Humanzoro” Episcopologio chileno I, 1561-1815.
Santiago: Universidad Católica de Chile, 1992. 275-338.
Pereira Salas, Eugenio. Historia del Arte en el Reino de Chile: Santiago: Universidad de
Chile, 1965.
Rojas, Alicia. Pinturas Franciscanas. Santiago: Banco O’Higgins, 1981.
Schenone, Héctor. Iconografía del Arte Colonial, Santa María. Buenos Aires: Pontiicia
Universidad Católica Argentina, 2008.
Stoichita, Víctor. El ojo místico. Pintura y visión religiosa en el Siglo de Oro español.
Madrid: Alianza,1996.
Umanzoro, Diego (22 de abril de 1672) [Carta de Fray Diego de Umanzoro, Obispo de
Santiago]. Sección Chile, legajo nº 66, Archivo General de Indias, Sevilla.
Utrilla, Pedro Ignacio. “El pensamiento de Duns Escoto en la cultura de su tiempo”. Revista
Teológica Limense 3 (2008): 323-354.
Valadés, Diego. Retórica Cristiana. 1579. México: Fondo de Cultura Económica, 1989.
Imagen 1: Alegoría, Triunfo de la Virgen. Círculo de Juan Zapaca Inca, segunda mitad
siglo XVII. Museo de Arte Colonial de San Francisco, Santiago
Imagen 2: Portada del libro Sol veritatis de fray Pedro de Alva y Astorga. Madrid, 1665.