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En esta cultura precolombina, también conocida como moche, hubo grandes ingenieros
que excavaron canales en medio del desierto para regar sus cultivos, y levantaron
palacios, templos y enormes pirámides de adobe. Estas últimas construcciones, conocidas
como huacas (palabra que en lengua quechua designa un lugar de culto), fueron el centro
religioso y político de cada comunidad.
El territorio Mochica estaba dividido en dos grandes regiones: Mochica Norte (Piura,
Lambayeque y Jequetepeque) y Mochica sur (valles de Chicama, Moche, Virú, Chao,
Santa y Nepeña).
Por esos tiempos, se establecían jerarquías de poder; la cual estaba encabezada por los
caciques o sacerdotes; después estaba el pueblo, quienes se encargaban de los trabajos
de oficio y del campo. Por otra parte, los moche se destacaron como guerreros, tal como
se presentan en las vasijas y representaciones cerámicas y escultóricas; los cuales
disfrutaban de un nivel especial. Por otra parte, supieron explotar los recursos de su
territorio.
Sacerdotes mochicas portan copas con la sangre de los prisioneros sacrificados. Fresco.
Museo Nacional de Arqueología e Historia del Perú, Lima.
EL ARTE MOCHICA
Revela un depurado manejo del diseño y la forma. Los artesanos mochicas fueron
creadores de un estilo singular y muy elaborado; el cual se expresó a través de la alfarería,
la pintura mural y la metalurgia.
CERÁMICA
La cerámica moche tenía valor ornamental, ceremonial y utilitario. Entre sus características
destacadas podemos mencionar que era escultórica, realista, documental y pictórica.
Aunque al principio se moldeaba a mano, se desarrolló pronto el uso de moldes, lo que
facilitó la producción en serie pero siempre se retocaban los ejemplares para
individualizarlos en alguna medida.
La cerámica ceremonial, que ofrece los ejemplares más bellos, presenta formas variadas
entre las cuales figuran los vasos con asa estribo, los de pico cilíndrico con asa curva y
hueca, y las botellas muy achatadas, con una boca estrecha y unas asas que sobresalen
lateralmente. La forma de estos vasos se logra por medio de modelado realizado a mano.
Los motivos decorativos son numerosísimos y están pintados fundamentalmente con
colores rojo castaño y blanco crema.
Cerámica mochica erótica
Larco Hoyle caracteriza cada una de las fases con las siguientes particularidades:
FASE MOCHICA I
FASE MOCHICA II
Se inicia el refinamiento de esta cultura. Las paredes de los vasos se afinan sin perder su
solidez, el ceramio está cubierto por una fina capa de engobe cuidadosamente pulida. Los
hornos abiertos con abundante oxigenación fueron perfeccionados. La cerámica es un
poco más grande que Mochica II. Los recipientes son de mayor capacidad. Las asas y los
picos se afinan notablemente, siendo las primeras elípticas y los picos pequeños,
acampanulados y con reborde casi imperceptible. Los ceramios son de líneas armónicas y
proporcionadas. Las esculturas antropomorfas son verdaderos retratos de personas. La
escultura religiosa adquiere importancia.
FASE MOCHICA IV
FASE MOCHICA V
La cerámica de este período, por sus formas y decorado, constituye el "arte barroco" de la
cultura mochica. Se reduce en tamaño pero el asa se alarga, siendo el pico más pequeño.
El asa toma una forma triangular acentuada y el pico es de naturaleza troncocónica con
bordes afilados del interior hacia afuera. Las representaciones geométricas abundan. El
motivo escultórico pasa a segundo plano, desplazado por el arte pictórico.
ARQUITECTURA
Como base para sus construcciones emplearon adobe, puesto que era la materia prima
que tenían a mano.
La mayoría de los centros mochicas disponían de dos huacas, una de mayor tamaño que
la otra. Entre estas dos edificaciones se encontraban las ciudades: las residencias, los
cementerios y los almacenes, entre otros establecimientos urbanos.
La Huaca del Sol es un inmenso edificio que mide más de 40 m de altura y tiene cinco
terrazas superpuestas. A 500 m de esta huaca, se alza la Huaca de la Luna, de 21 m de
altura y de tres terrazas; esta se destaca por sus bellas pinturas murales en alto y bajo
relieve. Se cree que la Huaca del Sol era un centro administrativo, mientras que la Huaca
de la Luna era un centro religioso.
Huaca del Sol, Moche, Trujillo.
Se logró gran perfección en la pintura realizada con finos tonos que, con frecuencia,
llegan al rojo sobre fondo amarillo. La temática de estos dibujos alterna un realismo
objetivo con secciones pictográficas complicadas sobre todo en la representación de las
divinidades. Domina la temática una preocupación constante por las representaciones de
ambientes paisajísticos: colinas de líneas quebradas e irregulares, el mar, con
ondulaciones simétricas y paralelas, plantas con detalles típicos, animales fácilmente
identificables. Se han descubierto también entre las ruinas de los edificios pintura mural
en las que los mochicas utilizaron los colores con mayor libertad y profusión que en la
cerámica.
Huaca de la Luna. Representación de Aiapaec: dios más destacado, creador de todo. A
este dios se le ofrecían sacrificios humanos.
Huaca de la Luna. Pintura mural con diseños policromados y variados diseños en relieve.
Representados también en Huaca Cao Viejo o El Brujo.
METALURGIA Y ORFEBRERÍA