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Bueno, pero si todavía están leyendo esto, podemos empezar con la edad de la
Tierra: 4 mil 500 millones de años de edad. Desde su nacimiento, ha estado
rotando alrededor de una estrellita solitaria la que llamamos Sol, la cual está a
4.2 años‑luz de su vecina más cercana llamada Próxima Centauri. ¡4.2 años‑luz!
Esto significa que a la luz (la cosa más rápida que existe) le tomaría 4.2 años
llegar desde Próxima Centauri al Sol.
Esta replicación, moldeada gracias al medio ambiente, ocurrió en todas las orillas
de nuestra joven Tierra, y con el pasar de los años, la complejidad de estas
moléculas se incrementó gradualmente. Poco a poco las moléculas se volvieron
más hábiles para desarrollar ciertas tareas, y se dieron cuenta que, si formaban
grupos, las diferentes tareas podían ser llevadas a cabo por diferentes
‘departamentos’. Tal como una fábrica. Esta mini fábrica hoy en día la llamamos
“célula”.
Con el pasar del tiempo, la vida empezó a entender los ciclos de la Tierra. Los
menos aventureros se escondieron en cavernas o en las profundidades del mar,
pero otros aprendieron a vivir y convivir con los cambios de la naturaleza. Los
más hábiles, incluso aprendieron a sincronizar sus hábitos alrededor de estos
cambios naturales, entre estos astutos organismos encontramos a la mayoría de
los animales y las plantas quienes aprendieron cuando comer, cuando dormir,
cuando reproducirse, cuando es conveniente estar activos, o cuando es mejor
guardar recursos para alguna escasez cíclica como el invierno.
Después de Copérnico, pasaron otros 100 años antes de que otra persona se
atreviera a pensar diferente a la norma represiva de la edad media y le diera a la
Astronomía otra oportunidad para romper las cadenas del misticismo. Su nombre
era Johannes Kepler y a pesar de que sus ideas fueron inspiradas por ideas
místicas como los ‘Siete Cielos’ de Ptolomeo y los ‘Sólidos Platónicos’ de
Pitágoras, Kepler era un poco más astuto un poco más curioso.
Con la ayuda de su mentor Tycho Brahe, Kepler se dio cuenta que Marte tenía
una órbita elíptica. De hecho, es la más elíptica de todos los planetas en el
sistema solar, y una vez se dio cuenta de esto, entendió que el bailecito que
Marte hace en los cielos es simplemente un tema de percepción. En ese
momento, ante esta revelación, las ideas de Kepler empezaron a tener mucho
más sentido y la caja de Pandora fue abierta.
En apenas un par de años Kepler escribió las dos leyes de movimiento planetario
las cuales son esenciales hoy en día para nuestros viajes espaciales e hizo otro
montón de descubrimientos que años después fueron la inspiración de científicos
como Newton y Galileo.
Capitulo 4: Cielo e infierno.
Al mismo tiempo, nuestra fascinación por los planetas y otros cuerpos celestes
aumentó significativamente gracias a avances tecnológicos como el telescopio.
Galileo fue la primera persona en observar a Venus (la diosa del amor) a través
de su revolucionaria invención en 1609, y desde ese entonces nuestra imagen
de esta diosa nunca volvería a ser la misma. Al ver a Venus desde tan cerca,
miles de preguntas encontraron respuestas. Entendimos cosas como su tamaño,
su densa atmósfera, y el hecho de que su rotación es opuesta a los demás
planetas. También descubrimos que sus días son más largos que sus años.
Hubo otras preguntas por las que se tuvo que esperar más de tres siglos para
obtener las respuestas. En el siglo XX, alrededor de doce objetos hechos por el
hombre pisaron el suelo de Venus, con los cuales hemos aprendido un par de
datos curiosos. Por ejemplo, su temperatura atmosférica es de 480°C y su
presión atmosférica es 90 veces mayor a la de la Tierra. También nos dimos
cuenta que llueve ácido sulfúrico en esta atmósfera donde el efecto invernadero
es devastador. De repente, Venus empezó a verse menos como la diosa del
amor y más como la mismísima encarnación del infierno.
Es poco probable que los humanos colonicemos Venus, y hoy en día hay muy
poco por aprender de él (o ella), pero aun así es un buen recordatorio de cómo
se pueden tornar las cosas cuando el efecto invernadero se lleva al extremo.
Capitulo 5: Blues para un planeta rojo.
De cualquier forma, Marte era tan alucinante para los astrofísicos del siglo XIX
que Percival Lowell hizo el descubrimiento más importante de la historia (o al
menos eso creyó). Al parecer Percival veía ciertos canales en la superficie de
Marte. Estos canales tan simétricos, Percival concluyó, debían ser canales de
irrigación sugiriendo vida inteligente.
Muchos artefactos exploradores se han enviado a Marte, y aun así nos falta
mucho por aprender. Los primeros artefactos enviados por la Unión Soviética
fallaron misteriosamente. Luego, las misiones ‘Viking’ de los Estados Unidos
revelaron cierta información útil, pero ni un solo signo de vida. Hoy en día, Marte
sigue siendo estudiado muchísimo, y es (de lejos) el mejor prospecto para una
segunda colonia humana.
Es muy probable que encontremos microbios o Marscrobios como Bill Nye les
llama, en los próximos 50 años. Y este descubrimiento va a cambiar al mundo.
Capitulo 6: Historias de viajero.
Los Voyagers tomaron unas fotos increíbles de estos planetas y sus lunas, y hoy
en día están en medio del cinturón de Kuiper a las afueras del sistema solar,
viajando a unos 16 km/s, 12 veces más rápido que una bala. Ningún otro objeto
hecho por el hombre ha estado tan lejos.
Fue precisamente este mismo espíritu aventurero que hizo de Los Países Bajos
una potencia mundial en muchas áreas de la ciencia en el siglo XVII, durante el
Siglo de Oro Neerlandés. En esta época surgieron varias mentes brillantes, y se
formularon muchísimas preguntas importantes, como las que se hizo Christiaan
Huygens.
Huygens era un berraco, su casa estaba llena de objetos de alrededor del mundo
y grandes pensadores de la época eran sus huéspedes constantemente. Isaac
Newton lo llamaba “el matemático más elegante. Un verdadero visionario este
tipo. Propuso la idea de gérmenes como organismos microscópicos que causan
enfermedades, fue el primero en medir el tamaño de Venus, el primero en
descubrir que el día Marciano era casi tan largo como el nuestro, y descubrió
Titán una de las lunas de Saturno, todo esto en sus veintes.
Todas estas naves exploradoras enviadas al espacio desde los ‘70s en adelante,
han traído una cantidad impresionante de conocimiento sobre nuestro sistema
solar. De cierta forma, estos artefactos hechos por el hombre son los
exploradores de nuestra época.
Capitulo 7: El espinazo de la noche.
La historia nos ha mostrado que los exploradores nacen a partir de las ideas de
los visionarios. Los visionarios son personas curiosas, que formulan las
preguntas que nadie más se atreve a hacer. Y cuando las preguntas correctas
son estimuladas sin represión, los deseos de explorar surgen por sí solos.
Tales de Mileto fue uno de los primeros científicos Jonios que adoptaron esta
forma de pensar. Tales aprendió a medir la altura de las pirámides médiate el
tamaño de su sombra y la posición del sol. Tales también avanzó la base para
conceptos y teoremas geométricos establecidos por Euclides unos mil años
después, y fue una de las primeras personas en estudiar los magnetos.
Esta idea de un mundo perfecto, místico, e invisible a los sentidos, fue aceptada
incondicionalmente por los primeros cristianos. Y prácticamente es la fundación
de todas las religiones. No estoy seguro si esto fue bueno o malo, pero los pros
y los contras de esta forma de pensar se han evidenciado con el pasar de los
siglos. La edad media es un ejemplo de lo dañino que la religión puede llegar a
ser. Pero también hay que mencionar que Kepler y Newton fueron un buen
resultado, ya que ellos fueron inspirados en gran parte por la idea de un ser
supremo y omnipotente. Pero no nos equivoquemos, fue la observación y la
curiosidad que llevó a sus descubrimientos, no un ser supremo.
Capítulo 8: Viaje a través del espacio y tiempo.
Bueno, basta ya de historia. Hablemos del espacio una vez más. Hablemos de
la luz. Al parecer nada puede viajar más rápido que ella. Pero, aun así, tiene un
límite. En el vacío del espacio la luz viaja a trescientos millones de metros por
segundo ni más ni menos pero este límite de velocidad tiene sus ventajas. Es
más, es gracias a este límite que podemos calcular la distancia a la que están
las estrellas. Uno de los métodos para calcular esto es mediante la observación
de eventos llamados, velas estándar.
Uno de los ejemplos más extraños de esta dependencia del tiempo y la velocidad
de la luz se llaman cuásares, y son unos de los objetos más viejos del universo.
Lo más probable es que estos cuásares ya no existan, o que se hayan
transformado en alguna otra cosa. Porque han pasado miles de millones de años
desde que su luz fue emitida, y a este punto ya debieron haber cambiado de
estado tal vez convirtiéndose en galaxias o en algo que ni siquiera hemos visto
y lo que vemos desde aquí son apenas fantasmas de algo que ya no existe. De
hecho, una hipótesis es que estos cuásares son lo que las galaxias solían ser en
su infancia. El cuásar más cercano a nosotros está a 2 mil 300 millones de años
luz. Entonces lo que observamos es luz que ha estado viajando por el espacio
desde que la vida en la Tierra era apenas unicelular y no se agruparía para
formar organismos multicelulares por otros 1700 millones de años.
La fusión de helio en este Sol moribundo durará por milenios, pero todo este
tiempo el Sol tendrá una diferencia significativa entre la temperatura extrema de
su centro y la temperatura menor de la superficie rojiza. Esta diferencia de
temperatura inflará al Sol como un globo hasta consumir las órbitas de Mercurio
y Venus, y probablemente la Tierra. Una estrella en este estado es denominada
gigante rojo y es muy inestable.
Obviamente hay mucho que no sabemos con certeza, pero nuestro aprendizaje
es exponencial, y las respuestas poco a poco se van revelando gracias a la
ciencia y la observación.
Capítulo 11: La persistencia de la memoria.
En este episodio analizamos un poco el canto de las ballenas, vimos que cada
mes del año el canto es diferente. También vimos como el cerebro ha
evolucionado alrededor de los siglos, el cual ha crecido debido a la inteligencia
que el ser humano ha adquirido, observamos las funciones del cerebro y todo lo
que hemos logrado saber y almacenado en nuestra biblioteca biológica.
En medio de este universo tan enorme, es muy común hacernos esta pregunta:
¿Será que estamos solos? Y esto desenvuelve muchas otras preguntas como:
¿Cómo llegamos a ser lo que somos? Para responder la primera solo se necesita
una palabra, sí o no, aunque no la sabemos. Pero para responder la segunda se
necesita una respuesta mucho más compleja. ¿Cómo llegamos a ser lo que
somos?
La principal razón por la cual hemos llegado a ser tan complejos como lo somos
hoy en día, es nuestra capacidad de transmitir información. Esto es hecho
mediante el ADN.
Y lo que es aún más importante, esta nueva información puede dominar algunas
de las cosas que nos dice el ADN. Eso es lo asombroso de la corteza cerebral,
puede desautorizar lo que nos dice nuestro cerebro reptiliano, y reemplazar esos
comportamientos con prácticas útiles como la bondad, la curiosidad, la
honestidad, y el buen carácter las cuales suelen ser supremamente valiosas hoy
en día. Sin embargo, desafortunadamente no hemos encontrado un sistema de
alta fidelidad como el ADN, para replicar toda esa información útil que
aprendemos durante nuestras vidas. Puede que, si le enseñemos a nuestros
hijos algunas cosas, y muchas personas hoy en día lo hacen muy bien mediante
libros y otros medios, pero mucha de esta información se pierde.
En este episodio vemos a un francés que desde su infancia tenía un don sobre
los idiomas y que descubrió el idioma de los egipcios, analizamos la estructura
del alfabeto egipcio y descubrimos el significado de algunos jeroglíficos.
La posibilidad de que haya vida en algún otro lugar del universo. En mi opinión
es muy matemático y medio aburrido, entonces no voy a entrar en detalle.
Además, ha habido muchísimos avances e hipótesis en este campo, entonces
mejor los dejo que busquen en Google y encontrarán que la probabilidad de que
estemos solos es muy [¡muy!] pequeña. Otra cosa es que no estemos mirando
donde es (o como es). No estamos solos, es cuestión de tiempo que
encontremos otras formas de vida inteligente. Leanse este artículo de Wait But
Why sobre La paradoja de Fermi.
Carl nos dice que una de las características que nos hacen tan buenos para
sobrevivir es el hecho de que nos preocupamos por los demás. Este es un
comportamiento que se lo debemos nuestro sistema Límbico nuestro cerebro
mamífero el cual evolucionó precisamente por eso, nos ayuda a sobrevivir. El
problema es que nuestro cerebro reptiliano aún está allí, y a veces entra en
conflicto con nuestra tendencia a ser compasivos.
Carl exhorta a todas las personas que lean este libro a que presten más atención
a las cosas que nos unen y nos ayudan a progresar juntos. Dice que todo
empieza con el amor a nuestros hijos y con la estimulación de su curiosidad.
También nos cuenta que “la probabilidad de que una sociedad se vuelva violenta,
siendo físicamente amorosa hacia sus niños y aceptando el sexo premarital, es
del dos por ciento”.