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INSTITUTO ACADEMICO PANAMA

INSTACAP

ASIGNATURA: LOGICA Y FILOSOFIA

TEMA: ONTOLOGIA Y LA GNOSEOLOGIA COMO LA TEORIA DEL “SER” Y LA


TEORIA DEL “CONOCER”

PROFESOR: JULIO MENDOZA

ESTUDIANTE: SEBASTIAN MOSCOSO

GRADO: 12°

FECHA DE ENTREGA: VIERNES 30 DE AGOSTO DE 2019


1. Introducción
2. Fundamento ontológico del hombre
3. Clases de conocimiento
4. Descripción del acto del conocimiento
5. Problemas del conocimiento
6. Dogmatismo
7. Escepticismo
8. Escepticismo práctico: sofistas griegos
9. Empirismo
10. Criticismo
11. Conclusión
12. Referencias
INTRODUCCIÓN
Antes de entrar a estudiar el fundamento ontológico del hombre es preciso comprender que es
ontología.
La ontología es aquello que estudia el ser en cuanto ser, el interés por estudiar el ser se origina en la
historia de la filosofía, cuando esta surge de la necesidad de dar explicaciones racionales, no
mitológicas, a los fenómenos del mundo físico, también debemos recordar que el carácter universal
de la filosofía, tuvo su origen en la necesidad de un conocimiento valido a todo fenómeno, y en las
deficiencias de los conceptos inicialmente desarrollados, para ser llevados a la practica concreta en
los fenómenos físicos, o sociales. Es por esto que muchos pensadores se dedicaron a reflexionar
sobre cual podría ser el fundamento del mundo físico, pero que pasa, nosotros al observar a los
objetos que percibimos en el mundo físico nos damos cuenta que existen objetos líquidos, sólidos o
gaseosos, que algunos se componen de materia inerte, como la piedra, y otros, de materia viva. Es
así como encontramos diferentes elementos físicos, pero la razón nos exige pensar en un solo
elemento constitutivo de los demás. Dicho elemento fue propuesto por algunos pensadores quienes
suponían que podría ser: el agua (Tales de Mileto), el fuego (Heráclito de Éfeso), el aire
(Anaxímenes), y la combinación de los cuatro (Empédocles), pero Anaximandro propuso una solución
lógica, es decir que dicho elemento, debería ser indeterminado (a lo que llamó Ápeiron). Pero fue
Parménides quien propuso la mejor solución, este pensador sostuvo que existen dos caminos para
llegar al conocer, que son los sentidos, y la razón, por los sentidos se llega a lo cambiable, a lo
inseguro, y a lo desconfiable en los objetos, y por la razón se llega a lo universal, confiable e
inmutable. Tomando el segundo camino Parménides encontró algo común e indispensable a todo
objeto: Que cualquier elemento natural antes de tener alguna característica específica, tiene una sin
la cual no existiría, la de Ser, este ser es un elemento fundamental y no una característica que tienen
las cosas. Desde entonces se constituye a la Ontología como Ontos = Ser, y logos= estudio, en este
caso lo real es igual al ser, y el ser es igual al fundamento de toda realidad.

La filosofía aborda problemas que pueden ser encontrados en los más diversos campos de la
actividad humana. Sin embargo, entre la gama muy alta de problemas que preocupan a los filósofos;
es posible poner el relieve alguno muy especiales, debido a que de manera muy insistente y reiterada
han llamado la atención a los investigadores a través de los más de veinticinco siglos de desarrollo de
la filosofía en el mundo occidental. A estos problemas llamaremos problemas tradicionales de la
filosofía, uno de ellos es, indudablemente el problema del conocimiento, que será el que nos ocupe
ahora.
Como sabemos, la disciplina encargada del estudio del conocimiento, se denominada gnoseología.
Desde el punto de vista filosófico, el problema fundamental del conocimiento puede ser planteado en
términos de las siguientes interrogantes:
¿Cómo es el proceso del conocimiento?
¿Qué es el acto del conocimiento?
¿Es posible el conocimiento?
¿Cuál es el origen del conocimiento?
Cabe aclarar que, en el campo de estudio de la gnoseología, la rama que más se ha desarrollado de
la epistemología; por otro lado, el conocimiento llamado vulgar no es interesante filosóficamente, pues
es adquirido de forma asistemática, no metódica y sin interés en la causa de los fenómenos.
FUNDAMENTO ONTOLOGICO DEL HOMBRE
Para llegar al fundamento o principio ontológico debemos tener en cuenta varios aspectos, uno de
ellos es que muchos pensadores se han preocupado por resolver un problema planteado en la
antigüedad ¿ tiene el ser, propiedades comunes que lo caracterizan, en cuanto es ser?, si nosotros
observamos por ejemplo la botánica, allí la planta tiene la propiedad, atributo o característica de hacer
fotosíntesis, por lo que la fotosíntesis, se constituye en una característica de todas las plantas, pero
por ejemplo tener hojas trilobadas, no es una característica de la planta en cuanto es planta, sino de
ciertas plantas que tienen esta característica, esto se menciona por que la ontología no estudia seres
particulares, por ejemplo las propiedades del oxígeno. Sino que abarca un concepto de ser universal,
y que para el objetivo de este trabajo lo podemos asociar permanentemente con el hombre o el ser
humano. Es claro que todo ser tiene propiedades, y que estas propiedades se constituyen en
elementos fundamentales, que son universal (porque son del ser en cuanto ser), y de las cuales se
derivan los principios del ser, que vienen a constituir el fundamento, la base y la esencia misma de la
ontología.
Las propiedades del ser son aquellas características o aspectos inteligibles que le podemos aplicar o
predicar a todo lo que es, por el mismo hecho de ser, estas se deducen de nuestra inteligencia
comparando el ser con sus aspectos, captamos ciertas relaciones que el ser posee, y que nuestra
mente descubre, por lo que deducimos, que los atributos o propiedades del ser son aquellas
relaciones fundamentales, que afectan a todo ser en cuanto es ser. De estas características, se
derivan los principios, dichos principios son un juicio o afirmación que nos sirven de punto de partida
para otros conocimientos, que por tanto nos sirve de instrumento para conocer algo que nos es
menos claro. Estos principios tienen una característica, y es que son primeros principios; todos los
demás principios de las ciencias se basan en otros de ciencias más generales, y como ya sabemos la
ontología es la ciencia de las ciencias, la más general, porque trata del ser en cuanto ser; sus
principios no se basan en otros, y por eso son los primeros, lo anterior no quiere decir que nosotros
vamos a postular los principios “por que sí”, los vamos a justificar, no demostrándolos o sacándolos,
de otros superiores, porque así no serían los primeros, sino mostrando que se deducen
necesariamente de los atributos del ser en cuanto ser. Además, los principios son absolutos,
necesarios, y universales. Absolutos por lo expuesto anteriormente, necesarios por que se deducen
de los atributos necesarios del ser, y universales porque valen para todo ser, porque son deducidos
del ser en cuanto ser (lo que incluye al ser humano).
1. PRIMERA CARACTERÍSTICA: “EL SER ES DISTINTO O DETERMINADO”
Para llegar a esta conclusión debemos tener en cuenta que el ser no admite oposición, por que lo
único que se podría oponer al ser (que este fuera de él o que sea externo), sería el no – ser, y el no
ser, equivale a la no existencia, al vacío, y a la nada, es por simple lógica la nada lo que no se puede
oponer a algo, entonces lo dicho anteriormente significa, que el ser, no puede ser determinado o
distinguido, por otro que no sea el mismo; esta afirmación la hallamos de que si no fuera distinto o
determinado no podríamos conocerlo, porque sería el mismo no ser, y la nada de lo cual, no se
distingue el no ser de la nada, debemos recordar igualmente, que el estudio del ser en la ontología es
universal y que dicho ser es el fundamento de la realidad. Entonces concluimos que todo ser en
cuanto ser es distinto o determinado por si mismo.
2. SEGUNDA CARACTERÍSTICA: “EL SER ES UNO”
Cuando se habla de que el ser es uno, no se afirma que el ser es único, ya que sólo sería único si
existiera un solo ser, por ejemplo: cada persona tiene unidad, es una sola, pero no es única, porque
hay muchas personas, lo mismo ocurre con el ser, dentro de su naturaleza interior es uno, no se
podría pensar en seres diferentes, pues esto equivale a decir que habría un ser, y otro que no lo es,
que sería la nada, con lo que se justifica esta afirmación, y para hablar de esto tendríamos que
pensar en una multiplicidad de seres, lo cual constituye un error, dicha multiplicidad implica oposición,
división, y diversidad, con esto no se está negando que el ser no se pueda dividir, sino que no puede
ser dividido por otro, pero cabe la posibilidad de que el mismo ser pueda dividirse tal como una planta
o cualquier objeto físico.
3. TERCERA CARACTERÍSTICA: “EL SER ES IDÉNTICO A SI MISMO”
De las dos características anteriores la de unidad, y la distinción, nos damos cuenta de que llegamos
a ellas, porque el ser no admite oposición, por una razón ampliamente expuesta, pero es a través, de
esta afirmación que llegamos a la conclusión, de que, si el ser no tiene oposición, es porque es
idéntico a si mismo, en efecto por ser idéntico, a si mismo no admite que algo distinto a él se le
oponga. De ahí que el ser en cuanto ser sea absoluto, es decir, no se relaciona con otro pues fuera
de él no concibe sino la nada.
4. PRIMER PRINCIPIO: “DE IDENTIDAD”
Proviene en consecuencia de forma indudable, necesaria, y evidente de la característica de identidad
del ser, ¿por qué? El ser es el ser, y quien negare esta afirmación estaría en contra de lo expuesto
anteriormente, pero decir “lo que es, es lo que es” pareciera como un juicio meramente analítico, (B =
B) pero si nos damos cuenta, en toda oración hay una relación directa, entre el predicado, y el sujeto,
así decir: la tierra es redonda, corresponde a una relación directa, entre el sujeto, y el predicado,
llevando esto a la oración “el ser es el ser” nos damos cuenta del principio de identidad que posee el
ser.
5. SEGUNDO PRINCIPIO: “DE NO CONTRADICCIÓN”
Este principio no, es más, sino la no negación de la identidad del ser, el negar la identidad del ser
consigo mismo, equivale a poner al no ser, dentro del terreno del ser, con lo que se destruiría el ser,
por lo que el no ser es la nada. Entonces si afirmamos esto, el ser no lo podríamos negar, ya que no
podemos afirmar, y negar algo de un mismo sujeto, en el mismo momento. Ejemplo: yo no puedo
afirmar, de mi mismo que estoy sentado, y que no estoy sentado durante el mismo momento.
Además, si alguien niega la identidad del ser, niega la misma realidad.
6. TERCER PRINCIPIO: “DE TERCERO EXCLUIDO “
En el párrafo anterior se hablaba de la afirmación, y la negación, pues bien, el principio del tercero
excluido, nos dice que nosotros solamente, tenemos dos opciones en cuanto al ser, podemos afirmar
o negar la identidad del ser, pero nunca podemos pensar en una posición intermedia, dicha posición
solo se admite en la mente como duda, pero no es una posición posible entre la afirmación, y la
negación del ser.
7.CUARTA CARACTERÍSTICA: “EL SER ES SEMEJANTE”
Ya se habló de distinción, de unidad, y de identidad como posibles relaciones de oposición, con lo que
ahora hablaremos, de las tres propiedades, que pertenecen, a las relaciones de conveniencia, con
todos los seres (semejanza), con la inteligencia (inteligibilidad), y con la voluntad (bondad). El ser
además de ser idéntico así mismo, también es semejante ya que todos los seres, se asemejan en
cuanto son seres; así como todas las plantas se asemejan en cuanto que son plantas, es decir que el
ser en cuanto ser es semejante, todas las realidades se asemejan entre sí en cuanto son ser: el árbol
es, la flor es, el ave es, y aquí surge el principio de semejanza, el cual dice que todo ser en cuanto ser
es semejante a los demás.
8. QUINTA CARACTERÍSTICA: “EL SER ES INTELIGIBLE O VERDADERO”
El ser es aquel que abarca toda la realidad, es por esto que se afirma que todo ser al menos en
cuanto es ser, es asimilable por la inteligencia, es decir que nuestra inteligencia lo capta, lo conoce, y
lo entiende, por eso se afirma que el ser es inteligible, esta inteligibilidad del ser es llamada verdad
ontológica, entonces el ser, en cuanto ser, es verdadero. La verdad ontológica es la conformidad del
ser con la inteligencia, con esto no se quiere decir que todo ser sea conocido por nosotros, sino que
todo ser pueda captarse o ser conocido por la inteligencia, precisamente por el hecho de que es.
Además, la idea de ser, tiene extensión ilimitada, abarca la realidad, es trascendental, y también se
piensa que la inteligencia tiene poder ilimitado.
9. CUARTO PRINCIPIO:’’DE RAZON SUFICIENTE’’
Esta se basa en la verdad o inteligibilidad del ser. El ser es idéntico e inteligible, en virtud de que es.
(La inteligibilidad es la identidad del ser, con la inteligencia) Aquello en virtud de lo cual el ser es
inteligible, es llamado la razón o fundamento de ser, tenemos el principio ontológico: ‘’Todo ser tiene
razón suficiente’’, sin esta razón suficiente, se perdería su identidad consigo mismo, se volvería no-
ser ósea nada. Si un ser careciera de razón suficiente, de explicación, no seria inteligible, se
concebiría como un no ser, como un absurdo, como la no-realidad.
10. SEXTA CARACTERÍSTICA: ‘’ EL SER ES AMABLE O BUENO’’
Para entender esta característica ponemos un ejemplo: cuando tenemos sed, y nos encontramos
frente a una bebida fresca, sentimos deseo o atracción por beberla, si la tomamos experimentaremos,
una sensación equivalente, a un gozo, porque logramos la posesión, de un ser que convenía al
estado de deshidratación, en que nos encontrábamos. Nuestro apetito sensible logro un bien, lo que
le convenía.
Entonces a nivel ontológico definimos el bien como algo que le conviene, al apetito, y el mal como
algo que no le conviene, en el ejemplo anterior, un anillo no le conviene a nuestro apetito, el objetivo
es demostrar que el ser, es bueno, y amable, y esto se hace de dos maneras:
a. El ser es conveniente a sí mismo, porque siendo idéntico a si mismo, no puede no ser, el ser
es bueno pues es conveniente para si mismo, a su apetito de ser. Por otro lado, el ser es
conveniente a otro, porque en cuanto ser, presenta algo que corresponde al apetito de otro,
ya que el apetito es una carencia de algo, por tanto, este ser, conviene al apetito de otros.
b. Para que haya libertad en el hombre es necesario e indispensable que el ser, en cuanto ser,
sea bueno. Por ejemplo, si nos ponen a escoger, entre una manzana, y un libro ninguno de
esos dos seres, ejerce influencia alguna sobre nuestra voluntad, es decir que tiene una
bondad limitada, y nuestra voluntad tiene que ser ilimitada.
El mal no es ser, sino carencia de ser, ya que todo ser es bueno ontológicamente. Por ejemplo, la
enfermedad es un mal, porque es carencia de bien, porque carece de perfección o de ser. Por tanto,
el mal absoluto seria equivalente, a la total carencia del ser ósea el no ser, con lo que este mal no se
puede dar.
11. QUINTO PRINCIPIO: “DE FINALIDAD”
El fin tiene una conexión necesaria con el bien, más aún el fin, es bien. Por ejemplo: para que
estudiamos Física, matemáticas, química, desarrollo humano, etc.…, si nos preguntamos ¿por qué?
Encontramos que es para conseguir un diploma, y de esta manera un mejor status, una posición
laboral, etc. Ya que con ella vivimos dignamente, y cumplimos nuestra misión. De aquí descubrimos
que hay cosas que son medios para obtener otras, que son fines, y estos a su vez se convierten en
medios para otros fines superiores, hasta llegar a un fin supremo. Por lo tanto, el fin es un bien que
mueve el apetito, y lo sacia. El apetito esta ordenado al ser en cuanto ser, entonces podemos decir
que toda agente obra por un fin, ósea por un bien. El ser por el solo hecho de ser, esta dotado de un
apetito o deseo natural, así el deseo natural de todo ser es su propio fin, o bien no puede frustrarse o
ser vano.
Por último, enfocando todo lo recopilado en este trabajo podemos decir que el hombre como ser
humano, es: Distinto o determinado, uno, idéntico a si mismo, semejante, inteligible o verdadero, y
amable o bueno. El ultimo punto se presta mucho para confusión, por lo que es preciso aclarar que
cuando hablamos de ‘’bueno, y de amable’’ decimos que se trate del ser, de la naturaleza interior, de
la esencia misma de la vida, no del hombre dentro de su conducta humana.

Clases de conocimiento
Según Immanuel Kant existen 2 clases de conocimiento:
1.1 CONOCIMIENTO A PRIORI
Es aquel tipo de conocimiento que no necesita ser demostrado para que tenga validez; es decir, que
la validez es independiente de la experiencia sensible a nuestros sentidos de nuestros sentidos y se
basa de la razón para demostrar su validez. Este tipo de conocimiento es necesario y universal.
1.2 CONOCIMIENTO A POSTERIORI
Este tipo de conocimiento requiere necesariamente el concurso de la experiencia sensible para
establecer su validez; es decir, se da después de experimentarlo en la realidad. También se le llama
conocimiento sintético o factico
Descripción del acto del conocimiento
Llamado también acto cognoscitivo o proceso del conocimiento, por el cual se da la interrelación o
correspondencia entre dos elementos básicos: el primero es el sujeto que conoce, denominado el
sujeto que se cognoscente; y el segundo es el objeto que se conoce, llamado objeto conocido.
El conocimiento se presenta como una relación entre estos dos miembros, que permanecen en ella
eternamente separados el uno del otro. El dualismo de sujeto y objeto pertenece a la esencia del
conocimiento. (Hessen, 2000)
1.3 SUJETO COGNOSCENTE
Es el que se realiza o efectúa el acto del conocimiento mediante la captación o la aprehensión de las
propiedades del objeto conocido. Esta aprehensión puede ser entendida como una especie de
apropiación o captura de las propiedades del objeto conocido, con lo que resulta conocido,
formándose en el sujeto una imagen representativa del objeto. (Falcón Vera, 2005)
Vista desde el sujeto, esta aprehensión se presenta como una salida del sujeto fuera de su propia
esfera, una invasión en la esfera del objeto y una captura de las propiedades de éste. El objeto no es
arrastrado, empero, dentro de la esfera del sujeto, sino que permanece trascendente a él. No en el
objeto, sino en el sujeto, cambia algo por obra de la función de conocimiento. En el sujeto surge una
cosa que contiene las propiedades del objeto, surge una "imagen" del objeto. (Hessen, 2000)
1.4 OBJETO COGNOSCIDO
Es una cosa o ente, cuyas propiedades son aprehendidas por el sujeto cognoscente; este objeto,
elemento o ente puede ser sensible (carpeta, lápiz, regla, etc.). o ideal (como la personalidad, que es
un constructo psicológico; como la religión, que es un tema social). (Falcón Vera, 2005)
Visto desde el objeto, el conocimiento se presenta como una transferencia de las propiedades del
objeto al sujeto. Al trascender del sujeto a la esfera del objeto corresponde un trascender del objeto a
la esfera del sujeto. Ambos son sólo distintos aspectos del mismo acto. Pero en éste tiene el objeto el
predominio sobre el sujeto. El objeto es el determinante, el sujeto el determinado. El conocimiento
puede definirse, por ende, como una determinación del sujeto por el objeto. Pero lo determinado no
es el sujeto pura y simplemente, sino tan sólo la imagen del objeto en él. Esta imagen es objetiva, en
cuanto que lleva en sí los rasgos del objeto. Siendo distinta del objeto, se halla en cierto modo entre
el sujeto y el objeto. Constituye el instrumento mediante el cual la conciencia cognoscente aprehende
su objeto. (Hessen, 2000)

GNOSEOLOGIA

Problemas del conocimiento


Dogmatismo
Entendemos por dogmatismo (de δόγμα = doctrina fijada) aquella posición epistemológica para la
cual no existe todavía el problema del conocimiento. El dogmatismo da por supuesta la posibilidad y
la realidad del contacto entre el sujeto y el objeto. Es para él comprensible de suyo que el sujeto, la
conciencia cognoscente, aprehende su objeto. Esta posición se sustenta en una confianza en la razón
humana, todavía no debilitada por ninguna duda. (Hessen, 2000)
Termino que posee diferentes significados. En filosofía y ciencia, designa un procedimiento del pensar
que opera con conceptos y formulas invariables, sin tomar en consideración las condiciones
concretas del lugar y tiempo, o sea, haciendo caso omiso del principio que afirma el carácter concreto
de la verdad. (Iudin, 1988)
Este hecho de que el conocimiento no sea todavía un problema para el dogmatismo, descansa en
una noción deficiente de la esencia del conocimiento. El contacto entre el sujeto y el objeto no puede
parecer problemático a quien no ve que el conocimiento representa una relación. Y esto es lo que
sucede al dogmático. No ve que el conocimiento es por esencia una relación entre un sujeto y un
objeto. Cree, por el contrario, que los objetos del conocimiento nos son dados, absolutamente y no
meramente, por obra de la función intermediaria del conocimiento. (Hessen, 2000)

Escepticismo
El conocimiento no es posible, o mejor, no es posible saber si un conocimiento (Un juicio por ej.) es
verdadero o falso aun cuando éste lo sea. Es una actitud pesimista. (TEORIA DEL CONOCIMIENTO,
2009)
Es una posición muy radical ya que niega la posibilidad del conocimiento, lo cual debemos
abstenernos de formular y hacer juicios. Este no ve el objeto, su vista se fija tan exclusivamente en el
sujeto, en la función del conocimiento. Ignora por completo el objeto. También nos enseña que para
este no hay ninguna verdad. (García Anco, 2011)
ORIGEN:
Surge con los sofistas. Protágoras emplea la famosa frase “El hombre es la medida de todas las
cosas”. (García Anco, 2011)
Proviene del término griego sképtomai, que significa “examinar” o “indagar”. (La razón teórica:
conocimiento y verdad, 2000)
POSTURAS ESCEPTICAS
ESCEPTICISMO TEORICO:
PIRRÓN DE ELIS (360 -. 270 a. C.)
SEXTO EMPIRICO (Discípulo)
Para estos no es posible conocer la realidad, por lo que la única actitud razonables es abstenerse de
todo juicio hasta alcanzar una perfecta indiferencia.

Escepticismo práctico: sofistas griegos


Niega la existencia de un fin que dote la existencia de sentido objetivo a la vida del hombre. Como
consecuencia de lo anterior se niega todo bien moral racional que pueda guiar las acciones.
El único criterio de actuación humanas, por consiguiente, la utilidad. Es decir, aquello que permita
alcanzar el éxito. (La razón teórica: conocimiento y verdad, 2000)
1.4.3 ARGUMENTOS DE ESCEPTICISMO
Los argumentos presentados por los escépticos son muchos y muy variados, sin embargó, es difícil
encontrar en ellos razonamientos rigurosos. Enunciaremos algunas de las afirmaciones mediante las
cuales, según ellos, se evidencia la imposibilidad de un verdadero conocimiento.
• El carácter de nuestros sentidos que nos transmiten información cambiante.
• Los errores que cometen a veces nuestros sentidos como los espejismos o en la percepción
de los objetos a distancia.
• L a apariencia de la realidad de ciertas vivencias (como por ejemplo los sueños).
• La diversidad de posiciones entre los grandes pensadores ante los mismos problemas (el
llamado escandala philosophorum). (La razón teórica: conocimiento y verdad, 2000)

1.4.4 CONTRADICCIONES DEL ESCEPTICISMO

• Uno de los argumentos más antiguos es de índole lógica. El escepticismo se presenta como
la negación de toda la verdad, pero eso ya supone una afirmación dogmática y verdadera, que no hay
ninguna verdad.
• Desde el punto de vista práctico se ha criticado su viabilidad. Para poder vivir, hay que
conocer que lo que percibimos es –al menos-aproximadamente verdadero. Nadie niega el valor de la
información sensible, por ejemplo, en la actividad ordinaria.
• Los sentidos, cuando reciben su objeto propio, nos dan siempre un conocimiento certero. El
error solo sucede cuando hay un defecto orgánico o cuando se les pide a los sentidos que informen
sobre objeto que no corresponde a sus características singulares.
• Los casos de errores sensitivos que proponen los escépticos son muchas veces una
confirmación de la veracidad de su información.
• El conocimiento racional y el sensible están unidos en la percepción. Ambos son activos, pues
sin esa facultad no podríamos conocer, y ambos son pasivos pues precisan ser activados por algo
externo a ellos. Nuestra experiencia ordinaria, universalmente repetida nos indica que<<vemos,
olemos o tocamos>> cosas. (La razón teórica: conocimiento y verdad, 2000)

Empirismo

Teoría del conocimiento que considera la experiencia sensorial como única fuente del saber; afirma
que todo conocimiento se fundamenta en la experiencia y se adquiere atreves de la experiencia
(Iudin, 1988)

El empirismo (de έμπειρία = experiencia) opone a la tesis del racionalismo (según la cual el
pensamiento, la razón, es la verdadera fuente del conocimiento) la antítesis que dice: la única fuente
del conocimiento humano es la experiencia. En opinión del empirismo, no hay ningún patrimonio a
priori de la razón. La conciencia cognoscente no saca sus contenidos de la razón, sino
exclusivamente de la experiencia. El espíritu humano está por naturaleza vacío; es una tabula rasa,
una hoja por escribir y en la que escribe la experiencia. Todos nuestros conceptos, incluso los más
generales y abstractos, proceden de la experiencia. Mientras el racionalismo se deja llevar por una
idea determinada, por un ideal de conocimiento, el empirismo parte de los hechos concretos. Para
justificar su posición acude a la evolución del pensamiento y del conocimiento humano. Esta
evolución prueba, en opinión del empirismo, la alta importancia de la experiencia en la producción del
conocimiento. El niño empieza por tener percepciones concretas. Sobre la base de estas
percepciones llega paulatinamente a formar representaciones generales y conceptos. Éstos nacen,
por ende, orgánicamente de la experiencia. No se encuentra nada semejante a esos conceptos que
existen acabados en el espíritu o se forman con total independencia de la experiencia. La experiencia
se presenta, pues, como la única fuente del conocimiento. (Hessen, 2000).

Criticismo
Nombre que dio Kant dio a su filosofía idealista por entender que el objeto principal de la misma
estribaba en la crítica de la facultad cognoscitiva del hombre. (Iudin, 1988)
El subjetivismo, el relativismo y el pragmatismo son, en el fondo, escepticismo. La antítesis de éste
es, como hemos visto, el dogmatismo. Pero hay una tercera posición que resolvería la antítesis en
una síntesis. Esta posición intermedia entre el dogmatismo y el escepticismo se llama criticismo (de
χρίνειν = examinar). El criticismo comparte con el dogmatismo la fundamental confianza en la razón
humana.
El criticismo está convencido de que es posible el conocimiento, de que hay una verdad. Pero
mientras esta confianza induce al dogmatismo a aceptar despreocupadamente, por decirlo así, todas
las afirmaciones de la razón humana y a no reconocer límites al poder del conocimiento humano, el
criticismo, próximo en esto al escepticismo, une a la confianza en el conocimiento humano en general
la desconfianza hacia todo conocimiento determinado.
El criticismo examina todas las afirmaciones de la razón humana y no acepta nada despreocupada ‐
mente. Dondequiera pregunta por los motivos y pide cuentas a la razón humana. Su conducta no es
dogmática ni escéptica sino reflexiva y crítica. Es un término medio entre la temeridad dogmática y la
desesperación escéptica. (Hessen, 2000)
CONCLUSIÓN
La investigación que hemos adelantado sobre los fundamentos del ser es completa, puesto que
hemos agotado todas las relaciones, que puedan afectar al ser en cuanto ser (excepto aquellas que
no conozcamos). De esta manera hemos progresado en el conocimiento del ser en cuanto ser, pues
hemos conocido unos aspectos que no aparecían con la simple consideración de la idea de ser en
cuanto ser.
El objetivo de nuestro grupo fue o es (dependiendo del tiempo) el de desarrollar esta investigación en
forma eficaz, excelente, y que nos permitiese comprender en la mejor forma posible el tema, y de esa
manera transmitir esa comprensión a nuestros compañeros de clase, es por eso, teniendo en cuenta
lo cuidadosos que debemos ser en temas como el presente, que pueden generar mucha confusión,
que cada una de las lineas de este trabajo fue desarrollado en forma comprensiva, ya que nuestra
metodología fue la de recopilar la mejor información que pudiéramos obtener, estudiarla y escribirla
en el trabajo no en le misma forma en la que esta en los libros sino lo que nosotros entendimos
apoyados constantemente por la teoría generada en los textos utilizados para la presente
investigación.
TEMA: FILOSOFIA MEDIEVAL Y RENACENTISTA
La Filosofía Medieval

A. PADRES DE LA IGLESIA.
Nombre dado por la Iglesia católica a los autores que establecieron la doctrina cristiana antes
del siglo VIII. Los escritos de los Padres, o literatura Patrística, sintetizaron la doctrina cristiana tal y
como se encuentra en la Biblia, especialmente en el Evangelio, los escritos de los Padres Apostólicos,
las máximas eclesiásticas y las decisiones de los concilios de la Iglesia. Facilitaron un conjunto
doctrinal articulado de la enseñanza cristiana para su transmisión por todos los rincones del Imperio
romano.

Hay que tomar en cuenta que al principio la Iglesia no quería saber nada de la filosofía, ya
que estaban bajo la impresión de la nueva vivencia de su fe. Gracias a San Agustín, se puso un sí
positivo a la filosofía. Nosotros queremos dice San Agustín, hablar no solo con la autoridad de las
sagradas escrituras, sino también basados en la universal razón humana (Ratio: relación entre dos
cantidades). Si los filósofos han dicho algo que exacto ¿por qué no lo hemos de aceptar?, al fin de
cuentas puede incluso servir para razonar la fe y para comprenderla mejor.

En el siglo IV, la Patrística alcanza su plena madurez. Es el momento en que las herejías han
alcanzado su mayor agudeza y el gran movimiento maniqueo, que se extiende de oriente a occidente,
amenazan a la Iglesia. Por otra parte, el pensamiento cristiano ha adquirido profundidad y claridad, y
al mismo tiempo vigencia social en el Imperio Romano. El mundo antiguo está en su última etapa. Los
bárbaros están llamando desde hace tiempo a todas las puestas del Imperio; a lo largo de sus
fronteras se hace sentir la presencia de los pueblos germánicos, que se van infiltrando lentamente,
antes de realizar la gran irrupción del siglo V. Y sobre todo el paganismo ha dejado de existir; la
cultura romana se agota en el comentario y sigue nutriéndose, al cabo de los siglos de una filosofía la
griega que no es capaz de renovar. En este momento aparece San Agustín, la plenitud de la
Patrística, que resume en su personalidad inmensa el mundo antiguo, al que todavía pertenece, y la
época moderna, que anuncia, y cuyo punto de arranque es él mismo. En la obra agustiniana se cifra
este paso decisivo de un mundo a otro.

• San Agustín (354 – 430).


Es una de las figuras más emblemáticas de su tiempo, del cristianismo y de la filosofía. Su
personalidad tan original y abundante deja una huella profunda en todas las cosas donde pone su
mano. La filosofía y la teología medievales, es decir, lo que se ha llamado la Escolástica, toda la
dogmática cristiana, disciplinas enteras como la filosofía del espíritu y la filosofía de la historia,
ostentan la marca inconfundible que les imprimió. Más aún: el espíritu cristiano y el de la modernidad
están influidos decisivamente por San Agustín; y tanto la Reforma como la Contrarreforma han
recurrido de un modo especial a las fuentes agustinianas.
a. Verdad
b. Dios
Tesis filosóficas de San Agustín: c. Creación.
d. Alma.
e. El Bien.
f. La Ciudad de Dios.
a. Verdad: en encendidas controversias con los escépticos hizo triunfar San Agustín la
posibilidad de conocer la verdad. Los escépticos dicen “no existe la verdad; de todo se puede dudar”;
a lo que San Agustín replica “se podrá dudar todo lo que se quiere; de lo que no se puede dudar es
de la misma duda”. Existe pues la verdad con lo cual queda refutado el escepticismo.
San Agustín busca el prototipo de la verdad en las verdades matemáticas, cuando
dice, por ejemplo, que la proposición 7+3=10, es una proposición de vigencia universal para
cualquiera que tenga razón. Aquí donde se ve que 7+3 tiene que ser igual a 10, halla San Agustín lo
que también en otros casos debe ser verdad para todo espíritu racional, a saber, las reglas, ideas y
normas conforme a las cuales registramos y leemos lo sensible y al mismo tiempo lo estimamos y
rectificamos. Estas reglas son algo apriorístico, en lo cual el hombre, frente al mundo y su
experiencia, se demuestra superior, libre y autónomo.
b. Dios: el mismo San Agustín que busca la verdad en el interior del hombre, dice a la vez con
no menor énfasis: Dios es la verdad. San Agustín se eleva de lo verdadero singular a la
verdad una gracias a la que todo lo verdadero es verdadero para tener participación en ella.
Considera esta ascensión como prueba de que existe Dios y el mismo tiempo de lo que Dios mismo
es: el todo de lo verdadero, el ser bueno de todo lo bueno, el ser de todo ser. Así Dios es todo, pero a
la vez no es nada de todo, pues sobre puja a todo, ninguna categoría se le puede aplicar.
c. Creación: este concepto no es filosófico sino teológico. Por tanto, cuando San Agustín trata
de pensarlo, se le ofrecen inmediatamente dificultades filosóficas. En este caso, habría que admitir
también en Dios lo mutable. Por otra parte, la creación proviene de un acto libre de la voluntad de
Dios, y no es, por tanto, una procesión necesaria, como con frecuencia sé repitió contra la teoría de la
emanación. San Agustín deja por fin la cuestión en suspenso. Ve que no se puede resolver con
nuestros conceptos espaciales y temporales.
d. Alma: lo que San Agustín escribe sobre el alma, su fina intuición, su arte de ver y dominar las
cosas, su penetrante análisis y otras diversas cualidades lo revelan como sicólogo de primer orden.
El alma tenía para él especial interés. “A Dios y al alma deseo conocer”. El alma tiene
un efecto el primado frente al cuerpo. Cierto que San Agustín no es ya pesimista acerca del cuerpo: el
espíritu del cristianismo y su doctrina de la creación no lo permiten. No obstante, para San Agustín el
hombre es propiamente el alma. Y así, seguirá pensándose, aun después de que en la alta edad
media prospere la formula aristotélica de la unidad del cuerpo y el alma.
e. El Bien: cuando San Agustín habla en lenguaje religioso, el bien no es para él otra cosa más
que la voluntad de Dios. Pero cuando trata de descubrir los fundamentos más profundos, dice: “El
bien se da con la ley eterna”. Son las ideas eternas en la mente de Dios que, como para los
platónicos, también aquí constituyen el fundamento de conocer, del ser y del bien. Son un orden
eterno. No solo el hombre es bueno, también los seres son buenos y el conocimiento es verdadero,
con tal que se orienten conforme a este orden eterno.
f. La Ciudad de Dios: siempre tendrá lugar en la historia del mundo la lucha entre la luz y las
tinieblas, entre lo eterno y lo temporal, entre lo supra sensible y lo sensible, entre lo devino y lo anti
divino. En su gran obra la Ciudad de Dios San Agustín, muestra cómo los poderes del bien tienen que
luchar constantemente con los poderes del mal. Su sentido definitivo es el triunfo del bien sobre el
mal.

B. EL ESCOLASTICISMO.

Movimiento filosófico y teológico que intentó utilizar la razón


natural humana, en particular la filosofía y la ciencia de Aristóteles, para comprender el contenido
sobrenatural de la revelación cristiana. Principal movimiento en las escuelas y universidades
medievales de Europa, desde mediados del siglo XI hasta mediados del siglo XV, su ideal último fue
integrar en un sistema ordenado tanto el saber natural de Grecia y Roma como el saber religioso del
cristianismo. El término escolástica también se utiliza en un sentido más amplio para expresar el
espíritu y métodos característicos de ese momento de la historia de la filosofía o cualquier otro
espíritu o actitud similar hacia el saber encontrados en otras épocas. El término escolástica, que en
su origen designaba a los maestros de las escuelas monásticas o catedralicias medievales, de las
que surgieron las universidades, acabó por aplicarse a cualquiera que enseñara filosofía o teología en
dichas escuelas o universidades.

• Características Principales.
Los pensadores escolásticos sostuvieron una amplia variedad de ideas tanto en filosofía
como en teología. Lo que da unidad a todo el movimiento escolástico son las metas comunes, las
actitudes y los métodos aceptados de un modo general por todos sus miembros. La principal
preocupación de los escolásticos no fue conocer nuevos hechos sino integrar el conocimiento ya
adquirido de forma separada por el razonamiento griego y la revelación cristiana. Este interés es una
de las diferencias más características entre la escolástica y el pensamiento moderno desde el
renacimiento.
El objetivo esencial de los escolásticos determinó algunas actitudes comunes, de las que la
más importante fue su convicción de la armonía fundamental entre razón y revelación. Los
escolásticos afirmaban que el mismo Dios era la fuente de ambos tipos de conocimiento y la verdad
era uno de Sus principales atributos. No podía contradecirse a Sí mismo en estos dos caminos de
expresión. Cualquier oposición aparente entre revelación y razón podía deberse o a un uso incorrecto
de la razón o a una errónea interpretación de las palabras de la revelación. Como los escolásticos
creían que la revelación era la enseñanza directa de Dios, ésta tenía para ellos un mayor grado de
verdad y certeza que la razón natural. En los conflictos entre fe religiosa y razonamiento filosófico, la
fe era siempre el árbitro supremo, la decisión de los teólogos prevalecía sobre la de los filósofos.
Después de principios del siglo XIII, el pensamiento escolástico puso mayor énfasis en la
independencia de la filosofía en su campo propio. A pesar de todo, durante el periodo escolástico la
filosofía estuvo al servicio de la teología, no sólo porque la verdad de la filosofía estaba subordinada a
la de la teología, sino también porque los teólogos utilizaban la filosofía para comprender y explicar la
revelación.

Esta postura de la escolástica chocó con la llamada teoría de la doble verdad del filósofo y
físico hispano-árabe Averroes. Su teoría mantenía que la verdad era accesible tanto a la teología
como a la filosofía islámica pero que tan sólo la filosofía podía alcanzarla en su totalidad. Por lo tanto,
las llamadas verdades de la teología servían, para la gente común, de expresiones imaginativas
imperfectas de la verdad auténtica, sólo accesible por la filosofía. Averroes sostenía que la verdad
filosófica podía incluso contradecir, al menos de una forma verbal, las enseñanzas de la teología
islámica.

Como resultado de su creencia en la armonía entre fe y razón, los escolásticos intentaron


determinar el ámbito preciso y las competencias de cada una de estas facultades. Muchos de los
primeros escolásticos, como el eclesiástico y filósofo italiano san Anselmo, no lo consiguieron y
estuvieron convencidos de que la razón podía probar algunas doctrinas procedentes de la revelación
divina. Más tarde, en el momento de esplendor de la escolástica, el teólogo y filósofo italiano santo
Tomás de Aquino estableció un equilibrio entre razón y revelación. Sin embargo, los escolásticos
posteriores a santo Tomás, empezando por el teólogo y filósofo escocés Duns Escoto, limitaron cada
vez más el campo de las verdades capaces de ser probadas a través de la razón e insistieron en que
muchas doctrinas anteriores que se pensaba habían sido probadas por la filosofía tenían que ser
aceptadas sobre la base única de la fe. Una de las razones de esta limitación fue que los escolásticos
aplicaron los requisitos para la demostración científica, recogidos al principio en el Órganon de
Aristóteles, de una manera mucho más rigurosa que lo había hecho cualquiera de los filósofos
anteriores. Esos requisitos eran tan estrictos que el propio Aristóteles rara vez fue capaz de aplicarlos
en detalle más allá del campo de las matemáticas. Esta tendencia desembocó de forma teórica en la
pérdida de confianza en la razón natural humana y en la filosofía, como quedó caracterizada la
primera época del renacimiento, y así lo asumieron los primeros reformadores religiosos protestantes,
como Martín Lutero.
Otra actitud común entre los escolásticos fue su sometimiento a las llamadas autoridades,
tanto en filosofía como en teología. Esas autoridades eran los grandes maestros del pensamiento de
Grecia y Roma y los primeros Padres de la Iglesia. Los escolásticos medievales se impusieron a sí
mismos pensar y escribir mediante el estudio único e intensivo de los autores clásicos, a cuya cultura
y saber atribuían certezas inmutables. Tras alcanzar su plena madurez de pensamiento y producir los
primeros trabajos originales de filosofía, siguieron citando a las autoridades para dar peso a sus
propias opiniones, aunque a estas últimas llegaban en muchos casos de manera independiente.
Críticas posteriores concluyeron de esta práctica que los escolásticos eran meros compiladores o
repetidores de sus maestros. En realidad, los escolásticos maduros, como santo Tomás de Aquino o
Duns Escoto, fueron muy flexibles e independientes en su utilización de los textos de los clásicos; a
menudo con el fin de armonizar los textos con sus propias posiciones, ofrecieron interpretaciones que
eran difíciles de conciliar con las intenciones y motivos inspiradores en los clásicos. El recurso a la
cita de los clásicos fue, en muchos casos, poco más que un ornamento estilístico para empezar o
finalizar la exposición de las propias opiniones e intentaba demostrar que las ideas del exegeta eran
continuidad del pasado y no simples novedades. Novedad y originalidad de pensamiento no eran
perseguidos de forma deliberada por ninguno de los escolásticos sino más bien minimizadas lo más
posible.

Los escolásticos consideraron a Aristóteles la máxima autoridad filosófica, llamándole de


modo habitual “el filósofo”. El primer prelado y teólogo cristiano san Agustín fue su principal autoridad
en teología, tan sólo subordinado a la Biblia y a los concilios oficiales de la Iglesia. Los escolásticos
se adhirieron con mayor intensidad y sin ninguna crítica a las doctrinas emitidas por la jerarquía
eclesial al admitir las opiniones de Aristóteles en materia de ciencias empíricas, como la física, la
astronomía y la biología. Su aceptación sin crítica debilitó a la escolástica y fue una de las principales
razones de su desdeñoso rechazo por parte de los investigadores y sabios del renacimiento e incluso
de mucho tiempo después.

• Métodos Comunes.
Uno de los principales métodos de la escolástica fue el uso de la lógica y el vocabulario
filosófico de Aristóteles en la enseñanza, la demostración y la discusión. Otro importante método fue
enseñar un texto por medio de un comentario de alguna autoridad aceptada. En filosofía, esa
autoridad era atribuida de un modo casi mecánico y procedimental a Aristóteles. En teología, los
textos principales eran la Biblia y el Sententiarum Libri Quatuor (Cuatro libros de Sentencias) del
teólogo y prelado italiano del siglo XII Pedro Lombardo, una recopilación de las opiniones de los
primeros Padres de la Iglesia sobre problemas de teología. Los primeros escolásticos empezaron
asumiendo como ortodoxia intelectual el contenido de los textos que estaban comentando. Poco a
poco, conforme la práctica de la lectura fue desarrollando su propio poder de crítica, introdujeron
muchos comentarios suplementarios sobre algunos puntos que el propio texto no cubría o no había
resuelto de forma adecuada. A partir del siglo XIII, esos comentarios suplementarios, que expresaban
el pensamiento personal de los maestros, se convirtieron en la parte más amplia y trascendente de
los textos, resultando así que la explicación literal del texto era reducida a un simple pasaje de cada
exégesis.

Junto con los comentarios contaba la técnica de discusión por medio del debate público.
Cada profesor de una universidad medieval debía aparecer varias veces al año ante el cuerpo
docente y los alumnos, reunidos en asamblea, en un debate para defender los puntos cruciales de
sus propias enseñanzas frente a todo aquel que las pusiera en duda. Las ideas de la lógica
aristotélica se empleaban tanto en la defensa como en el ataque. En el siglo XIII el debate público se
convirtió en un instrumento educativo flexible para estimular, probar y comunicar el progreso del
pensamiento en la filosofía y teología. Después de la mitad del siglo XIV, sin embargo, la vitalidad del
debate público decayó y se convirtió en un rígido formalismo. Los participantes se sentían menos
interesados en el contenido real que en pequeños puntos de la lógica y nimias sutilezas del
pensamiento. Este tipo degradado de debate influyó mucho en dar una mala reputación a la
escolástica durante el renacimiento y posteriormente; en consecuencia, muchos pensadores
modernos lo han considerado un mero mecanismo lógico pedante y artificial.
• Principales Filósofos Escolásticos.
Entre los escolásticos más destacados de los siglos XI y XII se encuentran san Anselmo; el
filósofo, teólogo y profesor de lógica Pedro Abelardo y el filósofo y clérigo Roscelino, que fundó la
escuela de filosofía conocida como nominalismo. Entre los pensadores judíos del mismo periodo, el
rabino, filósofo y físico Maimónides intentó armonizar la filosofía aristotélica con la revelación divina
como se entiende en el judaísmo, en un espíritu similar al de los escolásticos cristianos. Los
escolásticos de la llamada edad de oro del siglo XIII incluyen a santo Tomás de Aquino y al filósofo
alemán san Alberto Magno, ambos pertenecientes a la orden de los dominicos; al monje y filósofo
inglés Roger Bacon, al prelado y teólogo italiano san Buenaventura, y a Duns Escoto, todos
pertenecientes a la orden de los franciscanos y al sacerdote seglar belga del siglo XIII Henry de
Ghent. El nominalismo se convirtió en la escuela filosófica dominante del siglo XIV, cuando la
escolástica empezó a declinar. El nominalista más importante fue el filósofo inglés Guillermo de
Ockham, un gran lógico que atacó todos los sistemas filosóficos de los escolásticos precedentes para
mantener en cambio que la razón humana y la filosofía natural tenían un campo de acción mucho
más limitado del que sus antecesores habían establecido.

Si bien es cierto que estos autores representan a la filosofía medieval, ahora veamos de una
forma más detallada uno a uno a los más importantes de estos en cuanto a la Escolástica:

- Escoto Eriúgena, Juan (c. 815-c. 877).


Es el creador del primer gran sistema filosófico de la edad media. Al parecer era descendiente
de escoceses, pero, como ya se ha dicho, debió nacer en Irlanda como así lo indica el uso del
seudónimo Johannes Ierugena o Eriúgena (que quiere decir "nacido en Irlanda"). En torno al 847
Carlos I, rey de Francia, le nombra supervisor de la escuela de la corte y le encarga que traduzca al
latín las obras del neoplatónico Dionisio el Areopagita. Eriúgena, que no quiso someter sus obras al
control de la censura, entró en conflicto con el papa Nicolás I. El rey Carlos le prestó su apoyo,
aunque tuvo que vivir recluido en la corte hasta la muerte del monarca en 877. Los concilios de
Valence (855), Langres (859) y Vercelli (1050) condenaron el tratado De Divina Praedestinatione
(Sobre la predestinación divina, 851), que defiende la creencia de Hincmar, arzobispo de Reims,
sobre el destino final de los individuos en el sentido de que éste no depende de Dios de una forma
absoluta, ya que la voluntad también tiene algo que decir sobre la salvación o la condenación. Por
otra parte, Eriúgena afirma también en sus escritos que no existe nada semejante a la condenación
como se cree conforme a la tradición. Todos los seres humanos, afirma, se transformarán por igual en
espíritus puros.

En su panteística obra De Divisiones Naturae (Sobre la división de la Naturaleza, 865-870),


rechaza la creencia cristiana de que el universo fuera creado de la nada. Sostiene más bien que el
mundo del espacio y del tiempo es una manifestación de las ideas presentes en el pensamiento de
Dios y describe a este dios como el punto más alto de toda la evolución. Eriúgena afirma también que
la razón no necesita ser sancionada por la autoridad; más bien al contrario, la razón es en sí misma la
base de la autoridad. La obra De Divisione Naturae fue condenada en 1225, en el concilio de Sens, y
el papa Honorio III ordenó que se quemara.

Suele creerse que Eriúgena escribió también una obra en la que negaba la presencia de
Cristo en la Eucaristía. Aunque algunos de los puntos de vista de Eriúgena pueden considerarse
heréticos, es respetado sin embargo por el alcance de su obra y lo más frecuente es que se le
considere como uno de los primeros representantes del escolasticismo.

- San Anselmo de Cantorbery (c. 1033-1109).


Teólogo, filósofo y Doctor de la Iglesia, que propuso una teoría sobre la existencia de Dios
que todavía hoy se sigue debatiendo.

Nació en Aosta (norte de Italia) en el seno de una familia acomodada. En 1060 ingresó en el
monasterio benedictino de Bec (Normandía), donde era abad el religioso y erudito Lanfranco.
Cuando, en 1070, éste fue nombrado arzobispo de Canterbury por el rey de Inglaterra Guillermo I el
Conquistador, Anselmo le sustituyó al frente del monasterio. Durante estos años alcanzó un gran
prestigio por sus conocimientos y piedad, y sus monjes le animaron a que pusiera por escrito las
meditaciones en que basaba sus enseñanzas. De esta manera redactó Monologium (1077), en el
que, reflejando la influencia de san Agustín de Hipona, presentaba a Dios como el Ser más supremo e
investigaba sobre sus atributos. Animado por la acogida que tuvo su obra, continuó con su proyecto
de comprensión de la búsqueda de fe, concluyendo Proslogium (1078), donde presentaba lo que en
el siglo XVIII llegó a conocerse como el argumento ontológico de la existencia de Dios. Sostenía que
incluso quienes dudaban de la existencia de Dios habrían de observar cierta comprensión sobre lo
que dudaban: es decir, comprenderían a Dios como un ser del que no se puede pensar algo más
grande. Puesto que es más grande existir fuera de la mente que sólo en la mente, un escéptico que
negara la existencia de Dios estaría incurriendo en una contradicción, ya que estaría afirmando que
es posible pensar en algo más grande que en un ser del que nada más grande se puede pensar. De
aquí que, por definición, Dios existe.

La crítica básica al argumento de san Anselmo es que no se puede deducir la existencia fuera
de la mente de nada, analizando su definición. Ya en su época, el monje Gaunilón de Marmoutier
puso objeciones a su razonamiento, como más tarde lo harían santo Tomás de Aquino e Immanuel
Kant. Sin embargo, René Descartes, Baruch Spinoza, Gottfried Wilhelm Leibniz y algunos pensadores
contemporáneos han emitido razonamientos similares.
En 1093, Anselmo fue llamado para suceder a Lanfranco como arzobispo de Canterbury.
Desde esta dignidad participó en una época de grandes conflictos con Guillermo II el Rojo, sucesor de
Guillermo I el Conquistador en el trono de Inglaterra, sobre la independencia de la Iglesia del poder
regio. Tanto durante su estancia en Inglaterra como en su posterior exilio italiano, san Anselmo estuvo
siempre enfrentado con los poderes seculares. A pesar de ello, continuó sus reflexiones teológicas,
escribiendo Cur Deus Homo, un estudio sobre la encarnación y crucifixión de Jesucristo como una
forma de expiación del pecado.

En 1100, cuando Enrique I heredó la corona inglesa, Anselmo regresó a Canterbury, siendo
posteriormente desterrado, de nuevo, por sus continuas controversias con el Rey. Hasta 1106 no
regresó a Canterbury, donde vivió hasta el día de su fallecimiento, ocurrido el 2 de abril de 1109. Fue
canonizado en 1163 y declarado Doctor de la Iglesia en 1720. Su festividad se celebra el 21 de abril.

- Abelardo, Pedro (1079-c. 1142).


Filósofo y teólogo francés, cuya fama como profesor le convirtió en una de las figuras más
célebres del siglo XII. Nació en Le Pallet (Bretaña) y dejó su hogar para estudiar en Loches con el
filósofo nominalista francés Roscelino y más tarde en París con el filósofo realista francés Guillermo
de Champeaux. Crítico de sus maestros, Abelardo comenzó a enseñar en Melun, en Corbeil y en
1108, en París. Pronto adquirió fama por toda Europa como profesor y pensador original. En 1117 se
convirtió en tutor de Eloísa, sobrina de Fulbert, canónigo de la catedral de Notre Dame en París.

Eloísa y Abelardo se enamoraron, y ella dio a luz un hijo a quien llamaron Astrolabio. Ante la
insistencia de Abelardo se casaron en secreto y convenció a Eloísa para tomar los votos sagrados en
la abadía benedictina de Saint-Argenteuil. Su tío Fulbert, al principio enfurecido por la relación entre
los dos y después algo aplacado por su matrimonio, decidió, no obstante, que Abelardo tenía que
abandonar a Eloísa en la abadía y castrarse. La pareja se separó entonces: Eloísa entró en una
orden de religiosas, mientras Abelardo se recogió en la abadía de Saint-Denis-en-France, en París.

La primera obra publicada de Abelardo, un tratado sobre la Trinidad (1121), fue condenada y
quemada por un concilio católico que se reunió en Soissons en ese mismo año. Obligado a dejar
Saint-Denis-en-France, Abelardo fundó una capilla y un oratorio, llamado la Paraclete, en Nogent-sur-
Seine. En 1125 fue elegido abad del monasterio de Saint-Gildas-de-Rhuis, donde escribió su
autobiográfica Historia Calamitatum (Historia de mis desventuras, 1132). En esa época comenzó la
famosa relación epistolar con Eloísa, cartas que han llegado a ser clásicos de la correspondencia
romántica. En 1140 san Bernardo de Claraval, eminente religioso francés quien consideraba que los
métodos dialécticos de Abelardo eran peligrosos y poco respetuosos con los dogmas de la fe,
convenció al concilio católico reunido en Sens, y al papa Inocencio II, de condenarlo por sus escritos y
enseñanzas racionalistas y escépticas. En su camino a Roma para apelar contra la condena, aceptó
la hospitalidad de Pedro el Venerable, abad de Cluny, y permaneció allí durante meses. Abelardo
murió en un priorato cluniaciense cerca de Chalon-sur-Saône. Su cuerpo fue llevado a la Paraclete;
cuando Eloísa murió en 1164 fue enterrada junto a él. En 1817 ambos cuerpos fueron trasladados a
una tumba común en el cementerio de Père Lachaise, en París.

El atractivo romántico de la vida de Abelardo a menudo oscurece la importancia de su


pensamiento. Fue, sin embargo, uno de los pensadores más destacados de la edad media. En el
énfasis que puso en la discusión dialéctica, Abelardo seguía al filósofo y teólogo del siglo IX Juan
Escoto Eriúgena , y precedía al filósofo escolástico italiano santo Tomás de Aquino. La principal tesis
dialéctica de Abelardo es que la verdad debe alcanzarse sopesando con rigor todos los aspectos de
una cuestión y se presentó en Sic et Non (Así y de otra forma, c. 1123). También se anticipó a la
posterior dependencia teológica de la obra de Aristóteles, más que de la de Platón.
Abelardo reaccionó con fuerza contra las teorías del realismo extremo, negando que los
conceptos universales tengan existencia independiente fuera de la mente. Según Abelardo, 'universal'
es una palabra funcional que expresa la imagen combinada de esas asociaciones comunes de
palabras dentro de la mente. Esta posición no es nominalista, porque Abelardo subraya que las
asociaciones de las cuales está formada la imagen y a las que se da un nombre universal tienen una
cierta semejanza o naturaleza común. Su teoría es un paso definitivo hacia el realismo moderado de
Aquino, pero carece de una explicación del proceso por el que se forman las ideas. En la evolución de
la ética, la mayor contribución de Abelardo fue sostener que un acto debe ser juzgado por la intención
que guía a quien lo realiza.

Además de las obras mencionadas, Abelardo escribió muchos libros en latín sobre ética,
teología y dialéctica, así como poesía e himnos religiosos.

- San Buenaventura (c. 1217-1274).


Teólogo cristiano y vicario general de los franciscanos, célebre por sus escritos espirituales,
se le conoció como el Doctor Seráfico.

Buenaventura nació en Bagnoregio (cerca de Viterbo, Italia), hijo de Juan de Fidanza. De


nombre Juan, ingresó en la Universidad de París en 1235, donde estudió bajo las enseñanzas de
Alejandro de Hales. Ingresó en la orden franciscana en 1243, y adoptó el nombre de Buenaventura y
profundizó en sus estudios hasta convertirse en maestro (profesor) de teología en 1254. Durante este
periodo preparó un comentario sobre las Escrituras, el Breviloquium y al igual que su coetáneo Tomás
de Aquino, trabajó para integrar la visión aristotélica en la tradición de san Agustín. Buenaventura
aceptó gran parte de la filosofía científica de Aristóteles, pero rechazó cuanto conocía de su
metafísica por insuficiente, ya que, según Buenaventura, al filósofo no le guiaba la luz de la fe
cristiana. La doctrina de la iluminación de la mente humana (el alma) por el divino —una forma de
identificar la verdad o falsedad del juicio— la tomó de las doctrinas de san Agustín. Su Itinerario de la
mente hacia Dios (1259) y sus breves tratados místicos reflejan su preocupación por la forma en que
el alma reconoce y se une a Dios.

Célebre por sus estudios y buen juicio, Buenaventura fue elegido vicario general de los
franciscanos en 1257, en un momento en que la comunidad se hallaba escindida a causa de la
controversia sobre hasta qué punto debía, como orden, respetar el compromiso de san Francisco con
la pobreza. Consiguió superar dicha división y por ello se le considera como el segundo fundador de
la orden. Escribió (1263) la versión oficial de la Vida de san Francisco de Asís, y se dedicó a viajar y a
predicar el estilo de vida franciscano.

El papa Gregorio X (Papa entre 1271 y 1276) le nombró cardenal arzobispo de Albano en
mayo de 1273 y Buenaventura colaboró en los preparativos del Concilio de Lyon convocado para
solventar el cisma con la Iglesia oriental. Murió el 15 de julio de 1274 en Lyon.

El papa Sixto IV santificó a Buenaventura en 1482 y en 1587 o 1588, el papa Sixto V le


nombró doctor de la Iglesia. Su festividad se celebra el 15 de julio.

- Averroes (1126-1198).
Filósofo árabe musulmán, físico, jurista maliki y teólogo ashari, nació en Córdoba, España. Su
padre, un juez de Córdoba, le enseñó jurisprudencia musulmana. En su ciudad natal también estudió
teología, filosofía occidental y matemáticas con el filósofo árabe Ibn Tufayl, y medicina con el médico
árabe Avenzoar. Averroes fue designado juez en Sevilla en 1169 y en Córdoba en 1171; en 1182 se
convirtió en el médico de Abu Yaqub Yusuf, el califa almohade de Marruecos y de la España
musulmana. La idea de Averroes de que la razón prima sobre la religión le llevó al exilio en 1195 por
orden de Abu Yusuf Yaqub al-Mansur; fue restituido poco antes de su muerte.

Averroes mantenía que las verdades metafísicas pueden expresarse por dos caminos: a
través de la filosofía (según pensaba el griego clásico Aristóteles y los neoplatónicos de la antigüedad
tardía) y a través de la religión (como se refleja en la idea simplificada y alegórica de los libros de la
revelación). Aunque en realidad Averroes no propuso la existencia de dos tipos de verdades, filosófica
y religiosa, sus ideas fueron interpretadas por los pensadores cristianos, que las clasificaron de
"teoría de la doble verdad". Rechazó el concepto de la creación del mundo en el tiempo: mantenía
que el mundo no tiene principio. Dios es el "primer motor", la fuerza propulsora de todo movimiento,
que transforma lo potencial en lo real. El alma individual humana emana del alma universal unificada.
Los amplios comentarios de Averroes sobre la obra de Aristóteles fueron traducidos al latín y al
hebreo y tuvo gran influencia tanto en la escolástica y la filosofía cristiana (en la Europa medieval)
como en los filósofos judíos de la edad media. Su principal obra original fue Tahafut al-Tahafut (árabe,
"La destrucción de la destrucción"), donde rebate una obra del teólogo islámico Algazel sobre la
filosofía. Es también autor de obras sobre medicina, astronomía, derecho y gramática.

- Maimónides (1135-1204).
Filósofo, matemático y físico hispanojudío. Nacido en Córdoba, fue también conocido como
Rambam (por las iniciales de su verdadero nombre, Rabí Mosheh ben Maimon). Tras ser conquistada
Córdoba, en 1148, por los almohades, que impusieron las leyes del islam tanto a cristianos como a
judíos, la familia de Maimónides decidió exiliarse. Después de errar durante años, se establecieron en
Egipto. Allí Maimónides llegó a ser rabino principal de El Cairo y médico de Saladino I, sultán de
Egipto y Siria.
La contribución de Maimónides a la evolución del judaísmo le proporcionó el sobrenombre de
segundo Moisés. Su gran obra en el campo de la legislación judía es la Mishné Torá (Repetición de la
Ley), desarrollada en 14 libros y escrita en hebreo (1170-1180), que siguió modificando hasta su
muerte. Además, formuló los Trece artículos de fe, uno de los diversos credos a los que numerosos
judíos ortodoxos todavía se adhieren. Está reconocido como el filósofo judío más importante de la
edad media. En Guía de perplejos, escrita en árabe (c. 1190), Maimónides intenta armonizar fe y
razón conciliando los dogmas del judaísmo rabínico con el racionalismo de la filosofía aristotélica en
su versión árabe, que incluye elementos de neoplatonismo. Esta obra, en la que considera la
naturaleza de Dios y la creación, el libre albedrío y el problema del bien y del mal, tuvo una gran
influencia en filósofos cristianos como santo Tomás de Aquino y san Alberto Magno. Su utilización de
un método alegórico, aplicable a la interpretación bíblica, que minimizaba el antropomorfismo, fue
condenada durante varios siglos por muchos rabinos ortodoxos; pero las cuestiones conflictivas de su
pensamiento han perdido relevancia en la época moderna. La fama de Maimónides como médico
igualaba a la que gozó como filósofo y autoridad en la ley judía. También escribió sobre astronomía,
lógica y matemáticas.

- Santo Tomás de Aquino (1225-1274).


A veces llamado doctor angélico y el príncipe de los escolásticos, filósofo y teólogo italiano,
cuyas obras lo han convertido en la figura más importante de la filosofía escolástica y uno de los
teólogos sobresalientes del catolicismo.

Nació en una familia noble en Roccasecca (cerca de Aquino, en Italia) y estudió en el


monasterio benedictino de monte Cassino y en la Universidad de Nápoles. Ingresó en la orden de los
dominicos todavía sin graduarse en 1243, el año de la muerte de su padre. Su madre, que se oponía
a la entrada de Tomás en una orden mendicante, le confinó en el castillo familiar durante más de un
año en un vano intento de hacerle abandonar el camino que había elegido. Le liberó en 1245, y
entonces Tomás viajó a París para completar su formación. Estudió con el filósofo escolástico alemán
Alberto Magno, siguiéndole a Colonia en 1248. Porque Tomás era de poderosa constitución física y
taciturno, sus compañeros novicios le llamaban buey mudo, pero Alberto Magno había predicho que
"este buey un día llenará el mundo con sus bramidos".

Tomás de Aquino fue ordenado sacerdote en 1250, y empezó a impartir clases en la


Universidad de París en 1252. Sus primeros escritos, en particular sumarios y explicaciones de sus
clases, aparecieron dos años más tarde. Su primera obra importante fue Scripta super libros
Sententiarum (c. 1256), que consiste en comentarios sobre una obra influyente relacionada con los
sacramentos de la Iglesia, conocida como el Sententiarum libri quatuor, del teólogo italiano Pedro
Lombardo. En 1256 a Tomás de Aquino se le concedió un doctorado en teología y fue nombrado
profesor de filosofía en la Universidad de París. El papa Alejandro IV, que ocupó la silla pontificia
desde 1254 hasta 1261, le llamó a Roma en 1259, donde sirvió como consejero y profesor en la curia
papal. Regresó a París en 1268, y en seguida llegó a implicarse en una controversia con el filósofo
francés Siger de Brabant y otros seguidores del filósofo islámico Averroes.

Estudio de Aristóteles y los averroístas para comprender la crucial importancia de esta


polémica en la evolución del pensamiento de Occidente, es necesario considerar el contexto en que
se produjo. Antes de Tomás de Aquino, el pensamiento occidental había estado dominado por la
filosofía de san Agustín, el gran Padre y Doctor de la Iglesia occidental durante los siglos IV y V, quien
consideraba que en la búsqueda de la verdad se debía confiar en la experiencia de los sentidos. A
principios del siglo XIII las principales obras de Aristóteles estuvieron disponibles en una traducción
latina de la escuela de traductores de Toledo, acompañadas por los comentarios de Averroes y otros
eruditos islámicos. El vigor, la claridad y la autoridad de las enseñanzas de Aristóteles devolvieron la
confianza en el conocimiento empírico, lo que originó la formación de una escuela de filósofos
conocidos como averroístas. Bajo el liderazgo de Siger de Brabant, los averroístas afirmaban que la
filosofía era independiente de la revelación. Esta postura amenazaba la integridad y supremacía de la
doctrina católica, apostólica romana y llenó de preocupación a los pensadores ortodoxos. Ignorar a
Aristóteles, tal como lo hacían los averroístas, era imposible, y condenar sus enseñanzas era inútil.
Tenía que ser tenido en cuenta. San Alberto Magno y otros eruditos habían intentado hacer frente a
los averroístas, pero con poco éxito. Santo Tomás triunfó con brillantez.

Reconciliando el énfasis agustino sobre el principio humano espiritual con la afirmación


averroísta de la autonomía del conocimiento derivado de los sentidos, Tomás de Aquino insistía que
las verdades de la fe y las propias de la experiencia sensible, así como las presentadas por
Aristóteles, son compatibles y complementarias. Algunas verdades, como el misterio de la
encarnación, pueden ser conocidas sólo a través de la revelación, y otras, como la composición de
las cosas materiales, sólo a través de la experiencia; aun otras, como la existencia de Dios, son
conocidas a través de ambas por igual. Así, la fe guía al hombre hacia su fin último, Dios; supera a la
razón, pero no la anula. Todo conocimiento, mantenía, tiene su origen en la sensación, pero los datos
sensibles pueden hacerse inteligibles sólo por la acción del intelecto, que eleva el pensamiento hacia
la aprehensión de tales realidades inmateriales como el alma humana, los ángeles y Dios. Para lograr
la comprensión de las verdades más elevadas, aquellas con las que está relacionada la religión, es
necesaria la ayuda de la revelación. El realismo moderado de santo Tomás afirmó los grandes
conceptos de su sistema en el pensamiento, en oposición al realismo extremo, el cual los proponía
como independientes del pensamiento humano. No obstante, admitía una base para los universales
en las cosas existentes en oposición al nominalismo y conceptualismo. En su filosofía de la política, a
pesar de reconocer el valor positivo de la sociedad humana, se propone justificar la perfecta
racionalidad de la subordinación del Estado a la Iglesia.

Santo Tomás primero sugirió su opinión madurada en De unitate intellectus contra averroistas
(1270). Esta obra volvió la tendencia contra sus oponentes, quienes fueron censurados por la Iglesia.

Santo Tomás dejó París en 1272 y se fue a Nápoles, donde organizó una nueva escuela
dominica. En marzo de 1274, mientras viajaba para asistir al Concilio de Lyon, al que había sido
enviado por el papa Gregorio X, cayó enfermo. Murió el 7 de marzo en el monasterio cisterciense de
Fossanova.
Con más fortuna que ningún otro teólogo o filósofo, santo Tomás organizó el conocimiento de
su tiempo y lo puso al servicio de su fe. En su esfuerzo para reconciliar fe con intelecto, creó una
síntesis filosófica de las obras y enseñanzas de Aristóteles y otros sabios clásicos: de san Agustín y
otros Padres de la Iglesia, de Averroes, Avicena, y otros eruditos islámicos, de pensadores judíos
como Maimónides y Solomon ben Yehuda ibn Gabirol, y de sus predecesores en la tradición
escolástica. Esta síntesis la llevó en la línea de la Biblia y la doctrina católica.

El éxito de santo Tomás fue inmenso; su obra marca una de las escasas grandes
culminaciones en la historia de la filosofía. Después de él, los filósofos occidentales sólo podían elegir
entre seguirle con humildad o inclinarse hacia alguna otra dirección diferente. En los siglos
posteriores a su muerte, la tendencia dominante y constante entre los pensadores católicos fue
adoptar la segunda alternativa. El interés en la filosofía tomista empezó a restablecerse, sin embargo,
hacia el final del siglo XIX. En la encíclica Aeterni Patris (Del Padre eterno, 1879), el papa León XIII
recomendaba que la filosofía de santo Tomás fuera la base de la enseñanza en todas las escuelas
católicas. El papa Pío XII, en la encíclica Humani generis (1950), afirmaba que la filosofía tomista es
la guía más segura para la doctrina católica y desaprobaba toda desviación de ella. El tomismo
permanece como una escuela importante en el pensamiento contemporáneo. Entre los pensadores,
católicos y no católicos, que han trabajado dentro del marco tomista, han estado los filósofos
franceses Jacques Maritain y Étienne Gilson.

Santo Tomás fue un autor prolífico en extremo, con cerca de 800 obras atribuidas. Las dos
más importantes son Summa contra Gentiles (1261-1264), un estudio razonado con la intención de
persuadir a los intelectuales musulmanes de la verdad del cristianismo y la Summa theologica (1265-
1273), en tres partes (sobre Dios, la vida moral del hombre y Cristo), de la que la última está
inacabada.

- Duns Escoto, Juan (c. 1266-1308).


Teólogo y filósofo escocés, creador de la escuela escolástica llamada escotismo. Nacido en
Duns, Lothian, Duns Escoto entró en la orden franciscana y estudió en las universidades de Oxford y
París. Más tarde impartiría clases en ambos centros sobre las Sentencias, el manual teológico básico
del teólogo italiano Pedro Lombardo. En 1303 se exilió de París por negarse a apoyar a Felipe IV, rey
de Francia, en su disputa con el papa Bonifacio VIII sobre la los impuestos con que se gravaban las
propiedades de la Iglesia. Después de un breve exilio Duns Escoto volvió a París, donde enseñó
hasta 1307. A finales de ese año fue enviado a Colonia, donde dio clases hasta su muerte, el 8 de
noviembre de 1308. Sus escritos más importantes son las dos colecciones de Comentarios sobre las
Sentencias y los tratados Cuestiones quodlibetic, Cuestiones sobre metafísica, y Sobre el principio
primero. A causa de su intrincado pero hábil método de análisis, en concreto en su defensa de la
doctrina de la Inmaculada Concepción (que el papa Pío IX definió como dogma de la Iglesia católica
en 1854), se le conoce como Doctor Subtilis (en latín, 'doctor sutil').

En su sistema de filosofía Duns Escoto analizó con precisión los conceptos de causalidad y
posibilidad en un intento de establecer una prueba rigurosa de la existencia de Dios, el ser primero e
infinito. No obstante, mantenía que para conocer la verdad en toda su amplitud y cumplir con el propio
destino eterno no debe limitarse a hacer uso de las intuiciones derivadas del conocimiento natural o la
filosofía, sino que también debe intentar conocer y aceptar la revelación divina. La revelación
complementa y perfecciona el conocimiento natural, y, en consecuencia, no puede haber
contradicción entre ellos. Para Duns Escoto, teología y filosofía son disciplinas distintas y separadas;
sin embargo, se complementan, porque la teología recurre a la filosofía como una herramienta. En su
opinión, el interés primordial de la teología es Dios, considerado desde el punto de vista de Su propia
naturaleza, mientras que la filosofía sólo apela a Dios en la medida en que Él es la causa primera de
las cosas. Al considerar la naturaleza de la teología como una ciencia, sin embargo, Duns Escoto se
apartó de forma clara de su precursor dominico, santo Tomás de Aquino. Mientras santo Tomás
definía la teología primero y ante todo como una disciplina especulativa, Duns Escoto abordaba la
teología como una ciencia práctica, interesada en cuestiones teóricas sólo en la medida en que éstas
se plantean como fin el salvar almas a través de la revelación. Argumentó que mediante la fe una
persona puede conocer con absoluta certeza que el alma es incorruptible e inmortal; la razón puede
argumentar con verosimilitud la existencia de tales cualidades del alma, pero no puede probar que
existan con exactitud.

Como santo Tomás, Escoto fue un realista de la filosofía, pero se distinguía de éste en ciertas
materias básicas. El principal punto de diferencia entre ellos está relacionado con sus ideas de la
percepción. Duns Escoto mantenía que una comprensión directa, intuitiva, de las cosas concretas se
obtiene tanto a través del intelecto como de los sentidos. Aquino, por otro lado, sostenía que el
intelecto no conoce por sí mismo la singularidad de las cosas materiales sino sólo las naturalezas
universales abstraídas a su vez de las percepciones.

Duns Escoto afirmaba que los universales no tienen una existencia separada de la mente
humana, sino que cada cosa separada o 'singular' posee una naturaleza distinta hacia el exterior que
comparte con otras cosas de la misma clase. Este hecho, pensaba, suministra el fundamento objetivo
de nuestro conocimiento sobre las verdades esenciales. Siguiendo la tradición franciscana
establecida por el teólogo italiano San Buenaventura, Duns Escoto recalcó la primacía de la libertad
humana y de los actos de amor sobre el intelecto. Evitaba una visión arbitraria o voluntarista de los
actos de Dios, aunque advertía al mismo tiempo que la existencia actual de las cosas depende de
una decisión libre tomada por Dios, y sostenía que las obligaciones morales dependen de la voluntad
de Dios. Esa voluntad, enseñaba, es libre por completo y no estaba formada o determinada por
motivos concretos. Dios ordena una acción no porque él vea que es buena, como afirmaba santo
Tomás, sino que la hace buena al ordenarla.
Duns Escoto fue uno de los más profundos y refinados teólogos y filósofos medievales
conocidos por su filiación escolástica. Durante muchos siglos después de su muerte, sus seguidores,
llamados escotistas, estuvieron en conflicto con los adeptos de santo Tomás, que eran llamados
tomistas.

- Ockham, Guillermo de (c. 1285-c. 1349).


Conocido como Doctor Invincibilis (en latín, ‘Doctor invencible’) y Venerabilis Inceptor (en
latín, ‘Venerable iniciador’), filósofo inglés y teólogo escolástico, considerado el mayor representante
de la escuela nominalista, la más consistente y directa rival de las escuelas tomista y escotista.

Nació en Surrey, Inglaterra. Entró en la orden de los franciscanos y estudió y enseñó en la


Universidad de Oxford desde 1309 hasta 1319. Acusado por el papa Juan XXII de impartir
enseñanzas peligrosas, permaneció en arresto domiciliario desde 1324 hasta 1328 en el palacio
papal de Aviñón (Francia) mientras se sometía a examen la ortodoxia de sus escritos. Se alió con los
franciscanos contra el papa en una disputa sobre la pobreza de la orden y huyó a Munich en 1328
para acogerse a la protección de Luis IV, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, que
había rechazado la autoridad pontificia en asuntos políticos. Excomulgado por el Papa, Ockham
escribió contra el papado y defendió al emperador hasta que este murió en 1347. El filósofo murió en
Munich, mientras intentaba lograr una reconciliación con el papa Clemente VI.

Ockham alcanzó la fama como alguien que aplicó la lógica de forma rigurosa para mostrar
que muchas creencias de los filósofos cristianos (por ejemplo que Dios es uno, omnipotente, creador
de todas las cosas, y que el alma humana es inmortal) no se podían probar mediante la razón
filosófica o natural, sino tan sólo a través de la revelación divina. Su nombre se atribuye al principio de
economía en lógica formal, conocido como ‘la navaja de Ockham’, según la cual las entidades no
tienen que ser multiplicadas sin necesidad.

C. FILOSOFÍA ARABE Y JUDÍA.


• Filosofía Árabe: los árabes conocen el pensamiento griego a través de Siria, y así la filosofía
va a servir para interpretar o comentar al Corán. Como la escolástica cristiana, se plantea aquí el
tema de las relaciones entre religión y filosofía. El
pensamiento griego aparece como un bloque, y así Aristóteles va unido sin distinciones claras a
doctrinas neoplatónicas. Hay, pues, un sincretismo o mezcla doctrinal a la base del pensamiento
árabe. Los principales
postulados de esta filosofía fueron realizados por Averroes.

• Filosofía Judía: Moisés Maimónides (1135 – 1024), cordobés, contemporáneo de Averroes,


autor de una Guía de Perplejos, aspira a armonizar filosofía y religión. Es una verdadera suma de
escolástica judía, el ejemplo más complejo perfecto de este tipo de obras en las filosofías orientales.
El objeto supremo de la religión y de la filosofía es el conocimiento de Dios; es menester poner de
acuerdo a los principios y resultados de ambas; el tratado de Maimónides se dirige a los que dueños
de esos conocimientos, están dudosos o perplejos acerca del modo de hacer compatibles las dos
cosas; se trata de una indecisión, no de un extravío.
La importancia de la filosofía árabe y judía, y en especial de sus principales representantes
Averroes y Maimónides, es grande; pero más aún por lo que han influido en la Escolástica cristiana,
que por su interés propio. No puede compararse al alcance metafísico y teológico de estos
pensadores con el de los grandes cristianos, fue el conocimiento de Aristóteles. Esto les da un
material filosófico enormemente superior al de los pensadores cristianos contemporáneos, y esta
ventaja durará hasta el siglo XVIII.

Filosofía renacentista

El tema del documental se puede decir que es: Un poco de la historia de los filósofos personajes del
renacimiento y de la época barroca.
La filosofía renacentista, se dio en Europa desde el siglo XIV hasta el siglo
XVI y marco el paso a la filosofía medieval a la moderna. Caracterizada por
un giro humanista en contraste con la filosofía medieval, se caracterizó por
haber tenido siempre a Dios en el centro. Su principal objetivo era justificar la
existencia de Dios. En el renacimiento, Dios y el cristianismo dejaron de ser el
punto central del pensamiento para dar al hombre como punto central.

Francis Beacon, nació en Londres en el año1562 y murió en el 1625, se le ha


llamado padre del empirismo moderno, fue acusado de corrupción. Fue el
filósofo de la ciencia original, el primero que describió no sólo las ambiciones
intelectuales de las características de la ciencia moderna, sino también las organizaciones donde
ésta se desarrolla. Fue un hombre brillante, socialmente ambicioso y arrogante, en su prolongada
carrera pública.
Bacon ostentó altos cargos en la administración y escribió extensamente sobre los beneficios públicos
de lo que ahora se calificaría como ciencia aplicada. Su consigna es saber, es poder. El piensa que se
debe destruir viejos ídolos que impiden el progreso. Tales como el ídolo de la tribu, el ídolo de la
caverna, los ídolos de la plaza y los ídolos del teatro.
Expone su método de inducción señalando tres pasos, primero señala fenómeno, segundo ausencia
del fenómeno, tres variaciones del grado que aparece.

Rene Descartes, nació en Haya en el año 1596 y murió en el año 1650. Estudio con los joceitas, se
especializo en lengua y literatura clásica.
Sus obras principales fueron discursos sobre el método, meditaciones sobre metafísica, principios
de filosofía, tratado sobre la actuación del alma, tratado acerca del hombre. La doctrina de descartes
comienza por la duda para barrer de su espíritu todo su prejuicio quiere partir de cero. Las reglas de
método son las siguientes, de la evidencia, del análisis, de la sostenéis y del control. Además de ser
racionalista era idealista.
Este filósofo y matemático francés ejerció una gran influencia en el pensamiento europeo del siglo
XVIII. Su Discurso del Método, para conducir la correctamente a la razón y buscar la verdad en la
ciencia sirvió de fundamento para que los intelectuales europeos tuvieran una profunda confianza en
la razón y en la ciencia.
Baruch de Spinoza nació en el año 1632- y murió en el año 1677, estudio el tabú, leyó el evangelio y
le causo profunda expresión... Se instaló en la Haya y trabajo puliendo diamantes la respiración del
polvo acabo con sus saludes.
Su doctrina, expuso toda filosofía en Dios, expuso que solo existía una sola sustancia Dios. Decía
que todas las cosas de este mundo, cuerpos y espíritus son formas distintas de manifestarse el
mismo dios. Decía que todo cuerpo es animado y todo espíritu tiene un cuerpo que sería Dios. Si la
pasión se exalta aseguro que desaparece el conocimiento racional, si el conocimiento se levanta la
última cavidad desaparece la pasión. Establece que no hay en el mundo ni tiene libertad, solo Dios
es libre... Para Spinoza, los seres humanos no están “situados en la naturaleza como un dominio
dentro de otro dominio”; sino que son tan parte de Dios o de la naturaleza, o del orden universal,
como otros objetos naturales. El que no se haya podido entender a Dios ha conducido a malas
interpretaciones, una de las cuales sostiene que la naturaleza existe sólo para el provecho personal.

Thomas Hobbes nacido en el año 1588 y murió en el 1679. Pasa 20 en Francia se familiariza con la
filosofía de Descartes, escribió en 1646 su obra “Leviatán”. Tuvo dos fuertes enemigos la iglesia de
Inglaterra y la Universidad de Hustborg. Según Hobbes el hombre es egoitsta, siempre busca el
placer y el poder. Solo el poder estaal absoluto garantiza la seguridad entre los ciudadanos y los
extranjeros.
La religión hace del miedo ante poderes desconocidos, se llama religó n aquella superstición, que
reconoce el estado. El rey es príncipe temporal ala ves sacerdote. Hobbes sostenía un materialismo
mecanicista. Según él todo es material, tanto las cosas naturales como las artificiales e incluso las
espirituales. Y la materia se encuentra regida por las leyes del movimiento. Incluso puede verse en
Hobbes a un pensador que intentó hacer de la Física del Movimiento de Galileo la ley de toda
realidad, siendo que para él no hay otra cosa más que cuerpos en movimiento.
BIBLIOGRAFIA

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Francis Bacon Filosofo Empirista Filosofo Medieval Pensador Edad Media (s.f.).el 23 de agosto de
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Spinoza La Inferioridad De Las Mujeres Filosofo Racionalista (s.f.). el 23 de agosto de 2015, de


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Miquituki (11 junio 2007) Documental Filosofia Medieval


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