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“El Aborto es una de las principales causas de morbilidad, discapacidad y mortalidad materna y

a la vez, es la causa con una mayor posibilidad de ser intervenida” (Ministerio de salud de
Colombia, s.f.). En términos abstractos divisivos de derechos fetales, derechos de las mujeres,
creencias religiosas, principios legales y posiciones políticas, el tema del aborto es debatido por
los defensores y opositores. La salud pública por otro lado, al estar basada en evidencia científica
y guiada por valores de salud, puede iluminar objetivamente el debate y resaltar la realidad de lo
que finalmente le sucede a las mujeres (F & Fathalla, 2019).
En una resolución de la Asamblea en mi 1967, la Organización Mundial de la Salud (OMS)
reconoció el aborto como un grave problema de salud pública. Después de más de 50 años, el
problema sobre el aborto como salud pública sigue en pie. La salud pública se preocupa por
promover la salud, prevenir enfermedades y prolongar la vida a través de los esfuerzos
organizados de la sociedad (F & Fathalla, 2019).
En términos de seguridad, la OMS define los abortos como seguros, menos seguros y peligrosos.
Cuando “se realizan con un método recomendado por la OMS que es apropiado para la duración
del embarazo y si la persona que proporciona o apoya el aborto está capacitada” se define como
un aborto seguro, cuando cumplen con el método o el criterio del proveedor pero no con ambos
ahí se considera un aborto menos seguro y los abortos peligrosos cuando no cumplen ni con el
método ni con el criterio del proveedor, como cuando implican la ingestión de sustancias causticas
o cuando personas no capacitadas usan métodos peligrosos.
El costo de la mortalidad y la morbilidad del aborto inseguro son imprescindible para la acción
de salud pública. A nivel mundial, entre el 4,7% y el 13,2% de todas las muertes maternas pueden
atribuirse a complicaciones debido a un aborto inseguro (F & Fathalla, 2019). En términos
humanos, esto se traduce en aproximadamente 47,000 vidas de mujeres jóvenes en la flor de su
vida que se pierden innecesariamente cada año. A nivel mundial, la tasa estimada de letalidad
relacionada con el aborto (es decir, el número de muertes por cada 100,000 abortos inducidos)
disminuyo en un 42% entre 1990-1994 y 2010-2014 de 108 a 63.
El aborto es un tema serio que debe ser tratado con mucha delicadeza, hay quienes piensan que
legalizarlo está mal, otros que está bien, en realidad el aborto no debería ser legal, no por el
derecho a la vida que tiene el feto, sino por la vida que se está poniendo en riesgo, es decir la de
la madre, sin importar si fue con su consentimiento o no, el acto de abortar ya trae consigo ciertas
repercusiones a futuro, como no poder quedar en embarazo o peor, la muerte (eso ultimo
dependiendo donde se haga el procedimiento, si es seguro o no) no obstante, en Colombia la corte
Constitucional reconoce que la interrupción voluntaria del embarazo es un derecho inminente
ligado al derecho a la vida, a la salud, a la integridad, a la autodeterminación, intimidad y dignidad
de las mujeres. La interrupción voluntaria del embarazo por las tres causales descritas en la
sentencia C-355 de 2006, es un derecho fundamental de las mujeres que debe ser garantizado por
el sistema de seguridad social en salud (Ministerio de salud de Colombia, s.f.).
Se puede concluir entonces que el aborto es un procedimiento que puede poner en riesgo la salud
o incluso la vida de la mujer, y que por tal razón no debería de legalizarse, este procedimiento
solo debería permitírseles a las mujeres víctimas de una violación o cuyo un embarazo sea un
riesgo para su salud e integridad.

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