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CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

SALA DE CASACIÓN LABORAL

Radicación No. 44155

Acta No. 22

Magistrado Ponente: FRANCISCO JAVIER RICAURTE GÓMEZ

Bogotá D.C., veintiséis (26) de junio de dos mil doce (2012).

Decide la Corte el recurso de casación interpuesto por el


apoderado judicial de la SOCIEDAD NACIONAL DE LA
CRUZ ROJA COLOMBIANA, contra la sentencia proferida
por el Tribunal Superior de Descongestión del Distrito
Judicial de Bogotá D.C., el 30 de septiembre de 2009, en el
juicio que en su contra promovió ANA CARDEE BAQUERO
TRUJILLO.

ANTECEDENTES
ANA CARDEE BAQUERO TRUJILLO llamó a juicio a la
SOCIEDAD NACIONAL DE LA CRUZ ROJA COLOMBIANA,
con el fin de que, previa declaración de que el contrato de
trabajo existente entre las partes terminó por decisión
unilateral de la trabajadora y por justa causa, se condene a
la demandada al pago de la indemnización prevista en el
artículo 64 del Código Sustantivo del Trabajo y a la
bonificación por retiro voluntario establecida en la cláusula
sexta de la convención colectiva de trabajo vigente entre la
demandada y sus trabajadores y, las costas del proceso.

Como sustento de sus peticiones, afirmó en síntesis, que


trabajó para la demandada entre el 21 de enero de 1975 y el
28 de enero de 2005, desempeñándose primeramente como
administradora de bienes inmuebles, y luego, desde el 25 de
agosto de 2003 como administradora del Albergue de Paso
en Bogotá, cargo que tenía asignadas unas funciones
específicas -que enumera en extenso-, y también de control
administrativo; fue trasladada el 22 de abril de 2004 a la
Oficina de Personal con unas funciones, que dice, no son
del nivel de las que realizaba en el cargo anterior, como
tampoco corresponden a la función de administrar; que el
17 de enero de 2005 se le traslada como jefe de almacén,
asignándole las funciones de archivo, ensamblaje y venta de
botiquines, generándole lo anterior una desmejora en sus
condiciones de trabajo, por cuanto ensamblar y vender
botiquines no son equivalentes a las funciones que como
administradora desarrollaba en cargos anteriores, situación
que originó de su parte la terminación del contrato el 28 de
enero de 2005.
Sostiene que los traslados a los que fue sometida no fueron
justificados en razones administrativas o tecnológicas por el
empleador; que devengó como último salario básico
mensual la suma de $1.641.000,oo, y el promedio mensual,
con todos los factores salariales $2.346.825,oo, siendo éste
el que tuvo en cuenta la demandada al momento de
efectuar la liquidación de cesantías.

Al dar respuesta a la demanda (fls. 59 a 70), la accionada se


opuso a las pretensiones y, en cuanto a los hechos, los
aceptó en gran parte, aclarando que en la liquidación final
de prestaciones sociales se indicó que el cargo de la actora
era el de administradora, negó tener conocimiento de los
motivos por los cuales ésta dio por terminada la relación
laboral, que “nunca se dio la desmejora alegada”, que la
convocada a juicio siempre justificó de manera verbal los
traslados, como también se le indicaron a la actora las
causas de éstos y, que la convención colectiva no se aplica a
todo el personal. En su defensa propuso las excepciones de
inexistencia de las obligaciones reclamadas, cobro de lo
debido (sic), prescripción y buena fe.

El Juzgado Veinte Laboral del Circuito de Bogotá, mediante


sentencia del 28 de abril de 2006, absolvió a la enjuiciada
de todas las pretensiones de la demanda, y condenó a la
parte vencida al pago de las costas.
LA SENTENCIA DEL TRIBUNAL

Al conocer, por apelación interpuesta por la parte


demandante, el Tribunal Superior de Descongestión del
Distrito Judicial de Bogotá, mediante fallo del 30 de
septiembre de 2009, revocó la sentencia del a quo y, en su
lugar, condenó a la demandada a pagar a favor de la
accionante la suma de $71.629.792,65, por concepto de
indemnización por despido injusto y, se abstuvo de imponer
costas.

En lo que interesa al recurso extraordinario, el Tribunal


refirió que en el despido indirecto o “autodespido” la actitud
del trabajador es activa, en cuanto ejercita la iniciativa de
terminar unilateralmente el contrato, por lo que la
contingencia procesal es mayor para aquél debiendo
decidirse inversamente si el hecho imputado al patrono
constituye o no justa causa para la terminación del
contrato, si tiene la gravedad requerida para ello y, si se
logró demostrar en el curso del juicio esta justa causa.

Estableció además que deben aparecer claramente


demostradas las circunstancias de presión patronal que
indujeron a la renuncia, provocada por la actitud del
empleador.
Luego de delimitar el ámbito del litigio, y transcribir el
contenido de la carta por medio de la cual la actora dio por
terminado el contrato de trabajo, procedió a verificar la
existencia de la misma, señalando que:

“…la demandada en la contestación de la demanda,


asume como ciertos los hechos de la demanda en
cuanto a que la actora sí desempeñó el cargo de
administradora de bienes inmuebles, que entre las
funciones que desempeñaba antes de que fuera
trasladada fue las de programar, dirigir, y
supervisar las actividades que se desarrollaban en
el Albergue y que sí fue trasladada, ratificándose
con la carta dirigida el 1 de agosto de 2003, en la
que se le comunica a la demandante que se le
traslada como Administradora del Albergue de Paso
(folio 87). Así mismo, el representante legal de la
demandada confiesa que “... Es cierto, durante la
vinculación laboral de la demandante la misma
presto (Sic) sus servicios como administradora del
ALBERGUE DE PASO… en efecto la señora fue
trasladada de manera transitoria al almacén con el
fin de que colaborara en unas actividades
humanitarias que eran requeridas por la demandan
(Sic) y en efecto debía colaborar con la
implementación de los botiquines...” (folio 117 y
119). Igualmente, se desprende de la plenaria carta
dirigida a la actora en la que se informa que “:..le
comunico que la Sociedad Nacional de la Cruz Roja
Colombiana, la traslada al Almacén, a partir del día
de hoy...” (Folio 86), resultando entonces, que la
actora sí fue administradora y fue trasladada al
almacén.”

El sentenciador de segundo grado, para verificar si la


desmejora alegada por la demandante vulneraba su
dignidad, se remitió a los testimonios rendidos por Andrés
Silva Sánchez y Cerveleón Palacios Espitia, de los cuales
concluyó que, “si bien no hay desmejora de tipo económico,
hubo desmejora en detrimento de la dignidad de la misma,
pues como se indicó arriba las funciones que desempeñaba
antes del traslado eran de administradora, y posteriormente,
bajo (sic) notablemente en las actividades realizadas en la
misma, como son colocar implementos que iban en cada
botiquín, cuando en el cargo anterior, propendía por dirigir y
supervisar circunstancias de más alto rango, como se
comprobó dentro del infolio.”

La anterior decisión, la apoyó en sentencia proferida por


esta Corporación el 10 de diciembre de 1987, de la que no
indicó su radicación.

Conforme lo anterior, estimó el juez colegiado que la falta en


que incurrió la demandada facultó a la demandante para
finiquitar el vínculo que los ligaba, dado que el traslado del
que fue objeto por su empleador “se revela como un abuso
de la condición preeminente al impedirles a los trabajadores
el desempeño de sus funciones sin una razón justificable y
se revela más como un acto encaminado a promover un
despido indirecto prospectivo”.

En ese orden, al tomar el promedio salarial por valor de


$2.346.825, punto que la accionada no controvirtió en la
contestación, como tampoco los extremos laborales, -21 de
enero de 1975 hasta el 28 de enero de 2005-, estableció un
total de 30 años y 8 días y, dada la fecha de ingreso, liquidó
con base en el literal d) del artículo 7 del Decreto 2351 de
1965, la indemnización por despido injusto en
$71.629.792.65.
Sobre la bonificación por retiro voluntario peticionado por la
demandante, señaló el ad quem que teniendo en cuenta que
la actora en los hechos del escrito génesis de este asunto,
refiere que por causa imputable al empleador se vio en la
obligación de terminar el vínculo contractual, coligió que no
era procedente condenar a la accionada al pago de la
bonificación por retiro voluntario, al no existir voluntad de
parte sobre aquella.

EL RECURSO DE CASACIÓN

Interpuesto por la parte demandada, concedido por el


Tribunal y admitido por la Corte, se procede a resolver.

ALCANCE DE LA IMPUGNACIÓN
Pretende la recurrente que la Corte case “PARCIALMENTE la
sentencia de segunda instancia, en cuanto confirmó la
condena por indemnización por despido (indirecto), y en sede
de instancia se servirá confirmar la sentencia absolutoria de
primera instancia; sobre costas resolverá de conformidad.”

En subsidio, “si mantiene la condena por indemnización por


despido, en sede de instancia REFORMARÁ la condena
citada para reducirla sobre la base mensual de
$1.641.000,oo, en vez del salario de la condena del Tribunal
que fue sobre la base de $2.346.825, mensuales sobre
costas resolverá de conformidad.”

Con tal propósito presenta un cargo, por la causal primera


de casación, que fue replicado, y se estudia a continuación.

CARGO ÚNICO

Acusa la sentencia recurrida de violar indirectamente, por


aplicación indebida, del ordinal b) numeral 8° del artículo
7° del Decreto 2351 de 1965, numeral 9° del artículo 59 del
C.S.T., artículo 64 del C.S.T. modificado por el artículo 6°
de la Ley 50 de 1990, y artículo 28 de la Ley 789 de 2002.
La censura le endilga al Tribunal, los siguientes errores de
hecho:

“1° Dar por establecido, sin estarlo, que la


demandante fue desmejorada con el traslado de la
oficina de personal al almacén de la demandada.

2° No dar por establecido, estándolo, que el


traslado de la Administración del Albergue a la
oficina de personal se cumplió el 22 de abril de
2004 (9 meses antes de la terminación del contrato)
sin objeción entonces de la actora, lo que significa
que no es un hecho actual que pueda aducir la
actora en su carta de terminación del contrato.

3° No dar por probado, estándolo, que el último


salario de la actora fue de $1.641.000,oo y no de
$2.346.825,oo como lo estimó el Tribunal.

4° No dar por probado, estándolo, que la actora no


demostró la desmejora en el traslado tal como lo
invocó en su carta de despido (indirecto).”

Como pruebas apreciadas erróneamente, señala la carta de


la actora por medio de la cual la demandante da por
terminado el contrato de trabajo por causas imputables al
empleador (fl. 17), la contestación a la demanda, la carta de
traslado al Albergue (fI. 87), la declaración del
representante legal de la demandada (fIs. 117 a 119), el
traslado al Almacén comunicación del fI. 86, las
declaraciones de Andrés Silva Sánchez (fI. 111) y Cerveleón
Palacios (fI. 114) y la liquidación final de acreencias
laborales (fIs. 42 y 43).

En la demostración, sostiene la censura que la actora en su


carta de terminación del contrato por causas imputables al
empleador, invocó dos traslados, “el primero del Alberque a
la oficina de personal señalando que éste ocurrió el 22 de
abril de 2004 (9 meses antes de su retiro), lo que significa
que no reclamó entonces por ese traslado, siendo lejano a su
retiro, o sea no es un hecho actual a la citada carta; el
segundo de la oficina de personal al Almacén el 17 de enero
de 2005, hecho reciente pero intrascendente para que
implique un atentado del empleador a la dignidad de la
actora como lo indica en su carta.”

Asegura que las declaraciones de los testigos no son


convincentes para aceptar que la trabajadora sufrió una
desmejora, por cuanto fue simplemente un cambio de
funciones que en nada la demeritaban, que, si en gracia de
discusión, se aceptara que hubo desmejora en el último
traslado, la liquidación de la indemnización debía hacerse
con el salario de la liquidación (fls. 43 y 44) y, no con el
fijado por el ad quem sin respaldo probatorio.
LA RÉPLICA

Dice que el alcance de la impugnación es contradictorio, por


cuanto no es posible atacar el fallo del Tribunal al confirmar
un fallo condenatorio que no existió, circunstancia que
obliga a esta Corporación a desechar el cargo, además, por
cuanto la censura no explica asertivamente los errores
cometidos por el sentenciador de segundo grado.

Señala además, que no es cierto lo sostenido por el


recurrente sobre la carta de despido, por cuanto en la
demanda inicial se señaló que la desmejora se hizo con dos
traslados, situación que avizoró el Tribunal, por lo que no
hay apreciación errónea de tal medio de prueba; que tanto
la carta de despido indirecto como la demanda señalan
claramente que la desmejora, -con la intención de ser
disimulada-, se hizo en dos momentos, y así lo entendió el
ad quem. En ese sentido, no por ser la desmejora en dos
momentos se desvirtúa la causal, todo lo contrario,
confirma la actitud persecutoria del empleador.

Sostiene que la censura no explica la razón por la cual no le


resultan convincentes los testigos y que no hay ningún
error sobre el salario que el Tribunal estableció para la
indemnización por despido, por cuanto la accionada en su
contestación de demanda no controvirtió el hecho que así lo
afirmaba el libelo genitor.

CONSIDERACIONES DE LA CORTE

Aunque asiste razón a la réplica en cuanto a la


contradicción planteada por la censura, al solicitar a esta
Corporación casar parcialmente la sentencia impugnada,
que confirmó la condena por indemnización por despido
indirecto, para que en sede de instancia, confirme la
absolutoria de primer grado, lo cierto es que tal
irregularidad en su formulación no inhabilita la demanda
para su estudio, pues se logra entender con cierta claridad
qué es lo que se pretende con el recurso extraordinario, esto
es, casar la sentencia recurrida, para que esta Corte en
sede de instancia, confirme la proferida por el a quo.

Ahora si bien es cierto, la censura enlistó siete pruebas


como erróneamente apreciadas por el Tribunal, en la
demostración del cargo sólo alude a la carta de terminación
de contrato, la “liquidación de la indemnización”, y las
“declaraciones de los testigos”.

Advierte la Sala que respecto de los demás medios de


convicción, no se detiene a demostrar qué es lo que cada
una de esas pruebas, individualmente consideradas,
acredita, como tampoco a explicar por qué fueron
equivocadamente apreciadas, su incidencia respecto de los
errores presuntamente cometidos, la estructuración y
dimensión de los yerros respectivos, téngase en cuenta que
no basta relacionar las pruebas, sino cumplir la anterior
carga, por lo que resulta incompleta la acusación pues es
deber del recurrente, si quiere salir airoso en la acusación,
socavarlas a todas ellas so pena que la decisión se
mantenga soportada en las que no fueron objeto de debate.

Así lo ha sostenido esta Sala, en sentencia de 10 de


noviembre de 2004, rad. 22193, reiterada entre otras, en la
del 29 de junio de 2011, radicación 41516.

Con todo, de la lectura de los presuntos errores de hecho


cometidos por el Tribunal referentes al traslado, es preciso
apuntalar lo siguiente:

El despido indirecto o auto despido es el resultado del


comportamiento que de manera consciente y por iniciativa
propia hace el trabajador a fin de dar por terminada la
relación laboral, por justa causa contemplada en la ley,
imputable al empleador. Esta decisión debe ser puesta en
conocimiento a este último, señalando los hechos o motivos
que dieron lugar a la misma, además de ser expuestos con
la debida oportunidad a fin de que no quede duda de cuáles
son las razones que dieron origen a la finalización de la
relación laboral.
Precisa la Sala, que el contenido de la carta de despido
corresponde a manifestaciones de parte que requieren para
su confirmación de otros medios probatorios que
corroboren lo dicho, lo cual se dio en el sub lite.

Además encuentra esta Corporación que el Tribunal no


apreció erróneamente la antecitada prueba, pues allí se
consigna la causa por la cual se dio por terminado el
contrato de trabajo por parte de la trabajadora, que fue lo
que de ella concluyó el juzgador y no otra cosa.

Asimismo, no incurrió en yerro alguno al considerar que


debían verificarse los hechos que dieron origen a esa
decisión.

Ahora bien, sobre la falta de inmediatez alegada por la


demandada, debe recordarse que la jurisprudencia de la
Sala ha advertido que la ley no exige que el despido sea
inmediato o simultáneo con el hecho que da lugar al mismo,
sino que debe darse dentro de un tiempo razonable que no
quede duda que el motivo del rompimiento es el alegado.
Debe pues aparecer claro el nexo causal entre la
terminación y el hecho que la genera, de manera que no es
cualquier dilación la que puede ser alegada, sino aquella
injustificada y evidentemente tardía, pues no debe
desconocerse que en la mayoría de los casos deben ser
verificados los hechos y aún calificados, bien por el
empleador, ora por el trabajador, en tratándose del despido
indirecto.
En el sub judice, la actora fue trasladada por la demandada
en varias ocasiones y en diferentes cargos, los que de
acuerdo al contenido de la carta dirigida por la demandante
por medio de la cual da por terminada la relación laboral
con la Sociedad Nacional de la Cruz Roja Colombiana, así
como de los hechos 4º y 10º de la contestación de la
demanda (fl. 61), el primero de ellos se surtió el 22 de abril
de 2004, del cargo de Administradora del Albergue de Paso
a la Oficina de Personal, y luego, el 17 de enero de 2005, al
“Almacén”.

Encuentra esta Corporación sobre la falta de inmediatez


reprochada por la recurrente, que la misiva de terminación
del vínculo empleaticio fue recibida por la demandada el 28
de enero de 2005 (fl. 17 del cuaderno principal), por lo que
no se evidencia en modo alguno la falta de inmediatez
pregonada por la sociedad demandada. Téngase en cuenta
que la razón por la cual la accionante dio por terminada la
relación laboral, tiene como sustento los distintos traslados
a los que se vio sometida, y que el último de ellos, acaeció el
17 de enero de 2005. Se reitera entonces, que la razón de
ser por la cual la trabajadora consideró dejar a un lado el
contrato de trabajo “con justa causa”, fueron los traslados,
siendo el último de ellos, el 17 de enero de 2005, por lo que
al presentarse la carta de terminación el 28 de esa misma,
fue concomitante con el hecho que originó tal decisión.
Conviene recordar que esta Sala de la Corte ha sostenido
invariablemente en su jurisprudencia que el poder
subordinante que tiene el empleador, de donde nace el “ius
variandi”, esto es, la facultad de variar las condiciones
iniciales de trabajo, no puede ser ejercido de manera
omnímoda y arbitraria, pues tiene sus límites en los
derechos propios del trabajador, por lo que su ejercicio
siempre ha de obedecer a razones objetivas y válidas, sean
de orden técnico u operativo que lo hagan ineludible o, al
menos, justificable (Ver sentencia del 26/07/1999, Rad.
10969).

Y en sentencia del 30 de junio de 2005, radicación 25103,


la Sala adoctrinó lo siguiente:

“Con todo y al margen de lo anterior, es pertinente


recordar que mientras exista nítidamente expuesta
la causa del traslado, y el cambio de sitio de
trabajo no sea de tal identidad que afecte o
desmejore al empleado en las condiciones de
trabajo, en su situación personal, social o
familiar que han de determinarse para cada
caso en particular, es dable entender que esa
variación respecto a lo que inicialmente se había
sometido al trabajador, obedeció al poder legítimo o
facultad que tiene el empleador para ejercer el ius
variandi, sin que ello implique de ninguna manera
una modificación del contrato de trabajo ni violación
del mismo y menos violación de derecho alguno,
donde es el trabajador el que está sujeto a las
conveniencias y necesidades razonables del
patrono, y no el empleador a las comodidades o
ventajas de su servidor u operario.” (Negrillas fuera
de contexto).

De lo anterior, y de las circunstancias descritas en la carta


de autodespido, analizadas en conjunto, con los demás
medios probatorios, muestran elementos de juicio que
corroboran la justa causa aducida por la demandante.

Bajo esa óptica, era dable que el Tribunal concluyera que


los traslados de que fue objeto la demandante por la
llamada al proceso, vulneró su dignidad, dado que el
cambio del cargo que venía ejerciendo y que contaba con
funciones administrativas, fue diametralmente opuesto al
ocupado posteriormente, -implementación de botiquines-,
cargo del que valga señalar no se le está brindando un tinte
despectivo en esta decisión, sino que dada la variación
ostensible que sufrió la demandante en los distintos
cambios en sus funciones, sí hubo una desmejora en las
condiciones de su trabajo.

Por otro lado, debe decirse que la prueba testimonial no es


calificada en casación laboral para estructurar yerros
facticos, ésta solo podría estudiarse en la medida que
prospere cualquiera de los otros yerros que se denuncian,
respecto a la prueba calificada, lo cual no ocurre en este
proceso, por manera que, al no darse tal circunstancia, es
irrelevante consideración alguna al respecto.

Huelga decir, que esta Corporación ha sostenido que es un


deber de la Corte, en su condición de Tribunal de casación
y en todos los casos en que no se configure error de hecho
manifiesto, respetar las apreciaciones razonadas, como la
que tuvo el Tribunal en este asunto, después de analizar las
circunstancias del proceso.

Sobre la pretensión subsidiaria en casación, se observa que


su sustentación se asemeja a un alegato de instancia, sin
realizar la censura ningún esfuerzo argumentativo, pues
solo afirma que el salario que debía tomarse para efectuar
la liquidación de la indemnización por despido injusto, era
el señalado en la liquidación de folios 43 y 44, y no, el que
para tales efectos tomó el sentenciador colegiado, sin
ningún respaldo probatorio.

Encuentra la Sala, que el Tribunal al liquidar la


indemnización reseñada en ningún momento se
fundamentó en la liquidación de prestaciones sociales, sino
en la aceptación que de los salarios efectuó la sociedad
enjuiciada en la contestación de la demanda, pues según el
ad quem “la accionada no lo controvirtió en la contestación.”
En ese sentido, yerra el recurrente porque debió alegar la
falta de estimación y no la errónea apreciación, con la
correspondiente y debida adecuación argumentativa.

Se precisa, igualmente que si bien es cierto el censor


mencionó en los medios probatorios apreciados
erróneamente la contestación de la demanda, no señaló
argumentación alguna que permita derruir lo resuelto por el
colegiado con fundamento en dicho medio de convicción.

De lo expuesto, el cargo no prospera.

Costas en el recurso extraordinario a cargo de la parte


recurrente. Como agencias en derecho a su cargo se fija la
suma de SEIS MILLONES DE PESOS ($6.000.000)
MONEDA CORRIENTE.

En mérito de lo expuesto, la CORTE SUPREMA DE


JUSTICIA, SALA DE CASACIÓN LABORAL, administrando
justicia en nombre de la República y por autoridad de la ley,
NO CASA la sentencia dictada el 30 de septiembre de
2009, por el Tribunal Superior de Descongestión del
Distrito Judicial de Bogotá D.C., dentro del juicio ordinario
laboral promovido por ANA CARDEE BAQUERO TRUJILLO
a través de apoderado contra la SOCIEDAD NACIONAL DE
LA CRUZ ROJA COLOMBIANA.
Costas en el recurso extraordinario, conforme se indicó en
la parte motiva.

CÓPIESE, NOTIFÍQUESE, PUBLÍQUESE Y DEVUÉLVASE


EL EXPEDIENTE AL TRIBUNAL DE ORIGEN.

FRANCISCO JAVIER RICAURTE GÓMEZ

JORGE MAURICIO BURGOS RUÍZ ELSY DEL


PILAR CUELLO CALDERÓN
RIGOBERTO ECHEVERRI BUENO LUIS GABRIEL
MIRANDA BUELVAS

CARLOS ERNESTO MOLINA MONSALVE CAMILO


TARQUINO GALLEGO

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