VO ESPECIAL

UE

MONARQUÍA
N

LA CREACIÓN DE EUROPA
WWW.REVISTACLIO.COM / NÚMERO 34 / 5,00 €

00034

8 414090 255318

DINASTÍA MEROVINGIA/CARLO MAGNO Y EL IMPERIO CAROLINGIO/

LOS REYES CATÓLICOS Y LA MARCA HISPÁNICA/LOS BORBONES/
MONARQUÍAS EUROPEAS/SIGLO XXI
 E
DE L VER
EN DA
RIQ DE
UE RO
IV D ROS
E C TRO
AS
TIL
LA

HISTORIA
REVISTA DE

www.cliorevista.com

CIENCIA E HISTORIA

EL DESCUBRIMIENTO
DEL HELIO

LA GUERRA DE
HISTORIA MILITAR

CIEN AÑOS DE
LEGIÓN ESPAÑOLA TROYA
DE JUANA “LA LOCA” A
JUANA “LA BELTRANEJA”
LOS ORÍGENES
DE LA
RELIGIÓN Y
LA FIGURA
DE CRISTO EN
LA ANTIGÜEDAD

TEMPLARIOS
AUGE Y CAÍDA DE LOS MONJES GUERREROS
LA RUTA DE LA PRIMERA PABLO
LA SEDA DINASTÍA DE CARRIÓN
Y DE LAS EMPERADORES LOS PRIMEROS
PERLAS ROMANOS DE FILIPINAS
 ( Editorial)

el pasado presente
DIRECTORA: María Lorente
mlorente@revistascasual.com

COLABORADORES
Blanca Ramos Jarque, Sandra Ferrer, María Lorente
Javier Martínez-Pinna, Directora CLÍO

ASESORES
Óscar Fábrega, Raquel Berenguel, Ángel

Editorial
Sánchez Crespo, Juan Pablo Perabá, Javier
Ramos, Montserrat Rico Góngora,
Mª Ángeles López de Celis

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Juan Ramón Cabarroca El papel de la monarquía en la
Tel.: 675 68 71 49
jrcaba@revistascasual.com creación de Europa

P
C/ Aragón, 186, 1º 4ª.
08011 Barcelona.
Tel.: 93 368 75 61 ESE AL DESCRÉDITO GENERAL
Fax: 93 237 58 46 QUE EXISTE EN LA ACTUALIDAD
EDITA ACERCA DEL PAPEL DE LA
MONARQUÍA COMO SISTEMA DE
GOBIERNO, es innegable la fuerte
Administración
C/ Aragón, 186, 1º 4ª.
impronta que ha tenido en la formación de las
08011 Barcelona. fronteras europeas a lo largo de los últimos
Tel.: 93 368 75 61
Fax: 93 237 58 46 siglos.
En este número especial de CLÍO nos hemos
DISTRIBUYE
propuesto realizar un viaje en el tiempo para
contextualizar el origen de cada una de las casas
monárquicas que han existido a lo largo de la
GRUPO BOYACÁ
M-206; km 4,5. 28890 Madrid Historia, y señalar el papel que ha jugado cada
una de ellas.
IMPRIME
Altair
Por ello, retrocedemos siglos atras para
918 95 79 15 desdibujar las fronteras actuales y marcar
Impreso en España
aquellas que dieron origen a lo que hoy
Sobreprecio para Canarias 0,15 €
ISSN 2013-5920 conocemos como Europa. Asimismo, destacamos
Depósito Legal D.L.B. 5168-2017
a los reyes y reinas más relevantes para la
05/19 formación del mapa actual y apuntamos cuál
fue su hoja de ruta de gobierno, y cuáles fueron
Casual Magazines1
los descendientes que dejaron tras de sí para
1 Reservados todos los derechos. Se prohibe la reproducción total
continuar con su labor.
o parcial por ningún medio, electrónico o mecánico, incluyendo foto-
copias, grabados o cualquier otro sistema, de artículos aparecidos
en este número sin autorización expresa por escrito del director.
CLÍO no se hace responsable de las opiniones vertidas por sus
Pero no nos olvidamos del presente, por este
colaboradores.
motivo también hemos centrado nuestra atención
La publicación no se hace responsable de las opiniones
expresadas por los autores de los artículos. en el papel actual que juegan las monarquías
Esta revista ha recibido una ayuda de la aún existentes y cuál fue el motivo del declive de
Dirección General del Libro, Archivos y
Bibliotecas para su difusión en bibliotecas,
centros culturales y universidades de España, aquellas que han desaparecido. Esperamos que
para la totalidad de los números del año.
disfruten de este viaje por la Historia.

CLÍO 3
4 CLÍO
 (Sumario)
3 Editorial

ORIGEN MONARQUÍAS
6 El ORIGEN de las monarquías
14 El nacimiento del PARLAMENTARISMO europeo
22 MONARQUÍAS europeas
30 El origen de la MARCA HISPÁNICA

GRANDES DINASTÍAS
38 Dinastía MEROVINGIA
46 CARLOMAGNO y el imperio carolingio. La primera EUROPA unida
54 El origen de los BORBONES en ESPAÑA

CON NOMBRE PROPIO

62 Monarquías europeas. Los principales PROTAGONISTAS
70 REYES CATÓLICOS. Los creadores de ESPAÑA
78 REYES INTRUSOS. Carlos I, José Bonaparte y Amadeo de Saboya

PASADAO Y PRESENTE
86 El AZOTE de las monarquías
92 Monarquías en el SIGLO XXI. Su papel en la UNIÓN EUROPEA

CLÍO 5
 Europa ORIGEN MONARQUÍAS

EL ORIGEN DE LAS
INGIMAGE

6 CLÍO
MONARQUÍAS
¿CUÁNDO SURGIÓ LA MONARQUÍA COMO
SISTEMA POLÍTICO? ¿CUÁNDO SE INSTAURÓ
EN LOS TERRITORIOS QUE HOY CONOCEMOS
COMO EUROPA? ¿CUÁL FUE SU PASADO, Y
EN QUÉ BASES SE SUSTENTÓ PARA CREAR LA
ACTUAL ORGANIZACIÓN MONÁRQUICA?

WKZE'>^E,ͳZ^WK

L
A DESINTEGRACIÓN DEL IMPERIO RO-
MANO OCCIDENTAL, EN GRAN PARTE
CONSECUENCIA DE LA INCURSIÓN DE
PUEBLOS DE ORIGEN GERMÁNICO,
TRAJO CONSIGO LA ARTICULACIÓN
DE GOBIERNOS INDEPENDIENTES EN
LAS ANTIGUAS PROVINCIAS ROMANAS.
ESOS NUEVOS PUEBLOS TENÍAN UNA
ORGANIZACIÓN MONÁRQUICA, BASADA EN EL PO-
DER ABSOLUTO DE UN INDIVIDUO QUE REGÍA LOS
DESTINOS DE SU PUEBLO. Así, fueron surgiendo por
toda Europa diferentes pueblos, que sin alcanzar el es-
SOHQGRU \ OD PDJQ¯ƓFD HVWUXFWXUD TXH KDE¯D FRQVHJXLGR
obtener Roma, formaron una red de reinos con intereses
propios y sus correspondientes cuitas personales. Unos se
IXHURQLPSRQLHQGRDRWURVFRQPD\RURPHQRU«[LWRKDVWD
consolidarse o desaparecer, según el caso.

ESPAÑA
En Hispania se instaló, a partir del siglo V, el pueblo visigodo,
TXHSURYHQLHQWHGHOQRUWHGH(XURSDKDF¯DYDULRVVLJORVTXH
VHKDE¯DLGRLQWURGXFLHQGRHQWHUULWRULRURPDQRAtaúlfo fue el
primer monarca de este pueblo visigodo que reinó en Hispa-
nia, todavía bajo el dominio de Roma, aunque su independen-
cia fue tomando forma a medida que adoptó disposiciones
regias. Esa es la primera muestra de poder real o monárquico
autónomo en España, y se remonta, nada más y nada menos,
que a mil seiscientos años. La posterior conquista musulmana
dio paso al largo proceso denominado Reconquista. En varios
núcleos cristianos del norte peninsular, especialmente en As-
turias, se constituyeron reinos y espacios articulados monár-
quicamente que, de manera paulatina e ininterrumpida, pro-
cedieron a recuperar el territorio peninsular, teniendo como
UHIHUHQWHHOH[WLQJXLGRUHLQRKLVSDQRJRGR\FRPRREMHWLYR
su plena restauración.

CLÍO 7
 Europa ORIGEN MONARQUÍAS

Asturias, Galicia, León y Castilla, así

como Navarra, Aragón y los condados
REYES
catalanes consolidaron sus territorios CATÓLICOS.
favoreciendo también la creación de
nuevos reinos en los espacios adyacen-
tes. Así se articularon en la Península e
Islas, otros reinos como Portugal, Va-
lencia y Mallorca. Por aquellos siglos, el
sector peninsular correspondiente a Al-
Ándalus se organizó, como el cristiano,
al modo monárquico, constituyéndose,
según los distintos periodos, el Emirato
y el Califato de Córdoba y, después, los
reinos de Taifas.
La culminación de lo que convencio-
nalmente hemos denominado Recon-
TXLVWDDƓQHVGHOVLJOR;9WXYRFRPR
resultado la extinción del espacio his-
panomusulmán y la convergencia polí-
tica y territorial de las principales Coro-
nas españolas, las de Castilla y Aragón,
con unos mismos monarcas, los Reyes
Católicos Isabel y Fernando. La encar-
JDGDGHHVWDUHXQLƓFDFLµQRUHFRQTXLV-
ta fue la Casa de Trastámara, una rama
de la dinastía de origen castellano que
reinó en la Corona de Castilla de 1369
a 1555, como rama menor de la rei-
nante Casa de Borgoña, cuyos titulares
reinaron en Castilla y en León, desde
1126 hasta 1369, y que tuvo su origen
en el matrimonio de la infanta Urraca
–hija de Alfonso VI de León y de Cons-
tanza de Borgoña– con Raimundo de

/261$66$8'(/263$6(6%$-26</8;(0%85*2
LA CASA DE NASSAU, FAMILIA
ORIGINARIA DE NOBLES ALEMANES
DESCENDIENTES DE LOS CONDES DE
LAURENBURGO, SURGIÓ HACIA EL
AÑO 1100, CUANDO DICHOS NOBLES
CONSTRUYERON EL CASTILLO DE
NASSAU Y LUEGO ADQUIRIERON
POSESIONES EN EL MARGEN DERECHO
DEL RIN. Una rama de los Nassau, la
Casa de Orange-Nassau, ejerció un papel
determinante en la historia de los Países
Bajos, con Guillermo de Orange y su
GUILLERMO
DE ORANGE.
revuelta contra el dominio español.
Aunque los Nassau y Orange Nassau han
reinado históricamente en los Países Bajos,
en la actualidad, el rey Guillermo Alejandro
I pertenece a una familia noble alemana de
Mecklenburg, la Casa de Amsberg.
ů'ƌĂŶƵƋƵĞĚĞ>ƵdžĞŵďƵƌŐŽƟĞŶĞƐƵƐ
orígenes en la familia Nassau y ostenta,
ĞŶůĂĂĐƚƵĂůŝĚĂĚ͕ĞůơƚƵůŽĚĞ'ƌĂŶƵƋƵĞ
–o Gran Duquesa, si es mujer– el poder
monárquico sobre este pequeño Estado
que es una monarquía parlamentaria.

8 CLÍO
 MEROVEO,
FUNDADOR DE
LA DINASTÍA
MEROVINGIA. ABAJO,
REPRESENTACIÓN
DE MARTÍN I EL
HUMANO.

Borgoña, al cual se le encomendó el FRANCIA EL PRIMER REPRESENTANTE

gobierno del condado de Galicia en Por lo que respecta
1093. Fue una rama colateral de la Casa a Francia, cabe decir
HISTÓRICO de la dinastía
de Ivrea que gobernaba en el condado lo mismo que en lo merovingia, Childerico I, hijo
de Borgoña. referente a Hispania. de Meroveo, dominó la antigua
A los Trastámara se incorporó la Co- Fue el desmembra-
rona de Aragón mediante el Compro- miento del poder ro-
provincia romana de Béligca
PLVR GH &DVSH  TXH SXVR ƓQ mano sobre la Galia Segunda.
a la crisis sucesoria originada por la lo que llevó a pue-
muerte sin descendencia de Martín blos regidos por monarcas a conso- Francia, Bélgica, una parte de Ale-
I el Humano en 1410, y lo hizo hasta lidarse en tierras galas. La dinastía mania y de Suiza, entre los siglos V
1555; también se unió a esta casa el merovingia, proveniente de una es- y VIII. Eran descendientes de Mero-
Reino de Navarra, de 1425 a 1479, y tirpe germánica, gobernó la actual veo, un jefe militar franco, fundador
el Reino de Nápoles, de 1458 a 1501,
y de 1504 a 1555. Trastámara tomó su
nombre del Condado de Trastámara,
del latín Tras Tamaris, –más allá del río
Tambre– en el noroeste de Galicia, tí-
tulo que ostentaba antes de acceder
al trono Enrique II (1369-1379) tras la
guerra civil que terminó con el asesi-
nato en 1369 de su hermano Pedro I.
La Casa de Habsburgo o Casa de
Austria se hizo con la Corona tras
el reinado de los Reyes Católicos.
Tras la muerte, en el año 1700, de
Carlos II de España, último de los
Austrias, los Borbones franceses
se instalaron en el trono español
hasta la actualidad con alguna
breve excepción.
 Europa ORIGEN MONARQUÍAS

de la dinastía y también quien le dio

su nombre. El primer representante
histórico de la dinastía merovingia,
Childerico I, hijo de Meroveo, do-
minó la antigua provincia romana de
Bélgica Segunda.
Entre los siglos VIII y X se impuso
la dinastía carolingia o dinastía car-
lovingia de reyes francos que gober-
naron Europa Occidental entre los
siglos VIII y X. Su nombre deriva de
su fundador, el mayordomo de pala-
cio y vencedor de la batalla de Poi-
tiers, Carlos Martel.6XLQŴXHQFLDOOH-
gó también a Hispania hasta la zona
territorial denominada Marca
Hispánica, que comprendía
los territorios peninsulares
que hoy conforman Cata-
luña, Navarra y parte de Aragón.
La familia consolidó su poder desde
el segundo tercio del siglo VII, cuan-
GRFRQVLJXLµTXHHORƓFLRGHPD\RU-
domo de palacio fuese hereditario.
De esta forma, se convirtieron en los
verdaderos gobernantes de los fran-
cos; mientras que los reyes merovin-
gios, que habían tenido su poder en
los siglos anteriores, quedaron redu-
cidos a un segundo plano sin poder
efectivo.
El mayordomo de palacio Pipino el ESTATUA
Breve, nacido a comienzos del siglo VIII ECUESTRE DE
CARLOMAGNO.
–hijo de Carlos Martel y descendien-
te de Pipino el Viejo– logró destro-
nar al rey merovingio Childerico III, y

OTRAS MONARQUÍAS

>^ZW͕E,jE'ZK͗ZWͳ,͕^
EL NOMBRE DE UNA DINASTÍA NOBLE DE ORIGEN
MAGIAR, FUNDADA POR EL PRÍNCIPE ÁRPAD EN EL AÑO
890. Uno de sus descendientes, Esteban I͕ĐŽŶǀĞƌƟĚŽĂů
ĐƌŝƐƟĂŶŝƐŵŽ͕ĨƵŶĚſĞůZĞŝŶŽĚĞ,ƵŶŐƌşĂĞŶĞůĂŹŽϭϬϬϬ͘
>ĂĚŝŶĂƐơĂ,ŽŚĞŶnjŽůůĞƌŶͲ^ŝŐŵĂƌŝŶŐĞŶĚŝŽŽƌŝŐĞŶĂůĂ
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ŶĨĞďƌĞƌŽĚĞϭϴϯϭ͕ĞůŽŶŐƌĞƐŽŶŽŵŝŶſĂůƉƌşŶĐŝƉĞ
Luis de Orleans͕ŚŝũŽĚĞůƌĞLJ Luis Felipe I ĚĞ&ƌĂŶĐŝĂ͕ƉĞƌŽ
ĐŽŶƐŝĚĞƌĂĐŝŽŶĞƐŝŶƚĞƌŶĂĐŝŽŶĂůĞƐĚŝƐƵĂĚŝĞƌŽŶĂ>ƵŝƐ&ĞůŝƉĞ
ĚĞĂĐĞƉƚĂƌĞƐƚĂŵŽŶĂƌƋƵşĂƉĂƌĂƐƵŚŝũŽ͘dƌĂƐƐƵŶĞŐĂƟǀĂ͕
ĞůŽŶŐƌĞƐŽEĂĐŝŽŶĂůŶŽŵďƌſĞůϮϱĚĞĨĞďƌĞƌŽĚĞϭϴϯϭĂ
Erasmo Luis Surlet de ChokierƌĞŐĞŶƚĞĚĞůƌĞŝŶŽ͘&ŝŶĂůŵĞŶƚĞ͕
ƐĞĚĞƐŝŐŶſƌĞLJĚĞůŽƐďĞůŐĂƐĂ Leopoldo de Sajonia Coburgo.
>ŽƐƉĂşƐĞƐĞƐĐĂŶĚŝŶĂǀŽƐƟĞŶĞŶƐƵƐŽƌşŐĞŶĞƐŵŽŶĄƌƋƵŝĐŽƐ
ĞŶůŽƐƉƌŝŵĞƌŽƐƌĞLJĞƐǀŝŬŝŶŐŽƐĚĞůĂĐĂƐĂOlaf͕ƵŶĂĚŝŶĂƐơĂ

ϭϬ CLÍO

LUIS FELIPE I,
ÚLTIMO REY DE
FRANCIA.
décadas después
EN 1830, la casa de Orleans se tras la muerte del
convirtió en la casa gobernante, hijo de Carlomag-
cuando la Revolución de Julio depuso no, Luis I el Pia-
doso o Ludovico
a Carlos X y colocó en su lugar a Luis Pío, cuando los
Felipe III, duque de Orleans, quien hijos de este –Car-
reinó con el nombre de Luis Felipe I, los, Lotario, Luis,
Fiona y Elia– se
el último de los reyes franceses. repartieron el im-
ser reconocido rey de los francos con perio mediante el Tratado de Verdún
apoyo del Papa. Pipino fue sucedido del año 843. El poder de la dinastía
en el trono franco por Carlomagno. entonces fue disminuyendo.
Así surgió el gran Imperio carolingio, La parte media, tras ser disgrega-
que unió Carlomagno bajo su reina- da, se incorporó a la zona oriental.
do. Este imperio se disgregó pocas Los carolingios de la parte oriental
de caudillos y reyes de origen sueco, que conquistaron y ĚĞůĂĚŝŶĂƐơĂZŽŵĄŶŽǀ͘
dominaron Dinamarca en el siglo X. Los Románov eran una
:ĞĂŶͲĂƉƟƐƚĞĞƌŶĂĚŽƩĞ͕ un militar del Imperio ĨĂŵŝůŝĂĂƌŝƐƚŽĐƌĄƟĐĂ
napoleónico, reinó en Suecia como ĂƌůŽƐy/s, y en Noruega establecida en Moscú
comoĂƌůŽƐ///, entre 1818 y 1844 y, posteriormente, lo desde el siglo XVII,
hicieron sus sucesores. descendientes de
La Rusia imperial, denominada así desde la conquista de &ŝůĂƌĞƚŽ/de Moscú,
ůŽƐƚĞƌƌŝƚŽƌŝŽƐĐŽŵƉƌĞŶĚŝĚŽƐĞŶƚƌĞĞůŵĂƌĄůƟĐŽLJĞůKĐĠĂŶŽ ƵŶďŽLJĂƌĚŽʹŶŽďůĞ
WĂĐşĮĐŽ͕ŝŶŝĐŝĂĚĂƉŽƌWĞĚƌŽ/hasta el emperador EŝĐŽůĄƐ//y el ƚĞƌƌĂƚĞŶŝĞŶƚĞʹƋƵĞƐĞ
comienzo de la Revolución de 1917, estuvo gobernada por una ĐŽŶǀŝƌƟſĞŶƉĂƚƌŝĂƌĐĂ
ŵŽŶĂƌƋƵşĂŚĞƌĞĚŝƚĂƌŝĂůŝĚĞƌĂĚĂƉŽƌƵŶƌĞLJĂƵƚŽĐƌĄƟĐŽʹnjĂƌʹ de la ciudad.
se extinguieron con la muerte en el
año 911 de Luis el Niño, y en su lu-
gar se estableció la dinastía sajona
desde 919. La rama occidental de los
carolingios se extinguió entre el 888
y el 987, y a partir de esa fecha se es-
WDEOHFLHURQ ƓQDOPHQWH ORV &DSHWRV
en el trono de los francos, descen-
dientes de Hugo Capeto (938-996),
conde de París, rey de los francos y
fundador del linaje.
A partir de los Capetos y como ra-
mas o linajes de los mismos reinaron
en Francia los Valois, entre los años
1328 y 1589, durante tres periodos
distintos, y como descendientes de
ellos, pero con el mismo tronco co-
mún Capeto, lo harían otras Casas
como la de Alenzón, Borgoña o la
Tercera Casa de Anjou. Los Borbo-
nes también tienen su origen en la
dinastía capeta.
Por su parte, la Casa de Orleans o
Maison d'Orléans, también conocida
como Casa de Borbón-Orleans, fue du-
rante siglos una de las más importantes
familias francesas. El duque de Orleans
siempre ha sido un personaje estrecha-
mente ligado al rey de Francia. Sin em-
bargo, su irrupción como dinastía real
es muy posterior a la de los Carolingios,
Capetos y Borbones. En 1660 se le con-
cedió el título de duque de Orleans al
segundo hijo de Luis XIII de Francia,
Felipe, que será el fundador de la Casa
de Orleans, que se prolongará hasta
INGIMAGE
ZAR
NICOLÁS II.
CLÍO 11
 Europa ORIGEN MONARQUÍAS

AMADEO DE
SABOYA.

nuestros días. Estos ostentaron el título

de duque de Orleans junto con el de
premier prince du sang hasta la caída
de la monarquía borbónica.
En 1830, la casa de Orleans se con-
virtió en la casa gobernante, cuando
la Revolución de Julio depuso a Car-
los X de la restaurada casa de Borbón
y colocó en su lugar a Luis Felipe III,
duque de Orleans, quien reinó con el
nombre de Luis Felipe I, el último de
los reyes franceses.

EL SACRO IMPERIO ROMANO

GERMÁNICO Y LOS HABSBURGO
La Casa Habsburgo o Austria fue una de
ODV P£V LQŴX\HQWHV \ SRGHURVDV FDVDV
reales de Europa. Los Habsburgo ocu-
paron el trono del Sacro Imperio Roma-
no Germánico, de forma continuada,
entre 1438 y 1740. También ocuparon
en distintos momentos los Portugal, Bo- burgo controlaron el trono del Sacro
hemia, Inglaterra, Hungría y Croacia y el Imperio. ITALIA
Segundo Imperio Mexicano. Sin embargo, no fueron la única casa La Casa de Saboya –en italiano Savoia–
Originarios de un modesto castillo reinante en el centro de Europa. Los es una familia noble del norte de Italia,
en Argovia, actual Suiza, el fundador Hohenstaufen o Staufen, también fue- que tuvo su origen en el Ducado de
de la dinastía, el conde Radbot de ron una dinastía de emperadores del Saboya, y que en el siglo XIX y XX llegó
Habsburgo, pasó a controlar el casti- Sacro Imperio Romano Germánico, allá a ostentar las coronas del Reino de Ita-
llo como vasallo del duque de Suabia por el siglo XI, monarcas de Alemania lia y del Reino de España (1871-1873),
a principios del siglo XI. Por medio de y de Sicilia, originaria de la región de con el rey Amadeo I.
una política matrimonial y de alianzas, Suabia –Gibelinos–; lo mismo cabe de- Fue fundada por Humberto Mano
los Habsburgo comenzaron a exten- cir de la a Casa de Welf, o antigua Casa Blanca, nacido en Maurienne –Sabo-
GHUVXLQŴXHQFLDKDVWDTXHHQHOVLJOR de Baviera –Güelfos–. ya, Francia–. Humberto Mano Blanca,
XIII, Rodolfo I de Habsburgo, que
dominaba Alsacia, logró ser nombra-
do rey de romanos en 1273, durante RICARDO DE
PLANTAGENET.
el interregno subsiguiente a la muerte
de Federico II de Hohenstaufen. El
FRQŴLFWRHQWUH5RGROIR,\HOKHUHGHUR
de los Hohenstaufen, el rey Ottokar
II de BohemiaƓQDOL]µFRQHOWULXQIR
del primero que pasó a dominar tam-
bién los territorios de Austria, Estiria,
Carniola y Carintia, que formarían
parte de los territorios centrales
de la familia durante el resto de
VX KLVWRULD (Q  HO LQŴX\HQ-
te duque de Austria, Federico III, fue
elegido emperador del Sacro Imperio
Romano Germánico, y desde ese mo- EMBLEMA
DE LA CASA
mento hasta su disolución, los Habs- TUDOR.

12 CLÍO

LOS ORÍGENES DE LA MONARQUÍA
BRITÁNICA comienzan en la Casa de
Wessex, también llamada Cerdic o sajona,
compuesta por monarcas ingleses de la
línea sajona, comenzando por Alfredo el
Grande, rey de Wessex desde el año 871.
que murió aproximadamente en 1048,
obtuvo, para su hijo Odón, el título de
conde de Saboya, con dominios en
el norte de la Península italiana. Este
último, a través de su matrimonio con
Adelaida, heredera de Turín en el Pia-
monte, logró extender los dominios de
su casa. En los siguientes tres siglos, la
familia consiguió ampliar sus fronteras
en Francia, Italia y Suiza.
En 1388, Niza pasó a manos de la
familia, dando a Saboya una salida al
mar. En 1416, Amadeo VIII, conde de
Saboya, a través del apoyo del Sacro
Emperador Romano Segismundo, es-
tableció el Ducado de Saboya y fue su
primer duque. Amadeo cedió el duca-
do a su hijo Luis en 1434, y fundó una
orden religiosa en Italia, siendo elegido
VXPRSRQW¯ƓFHSRUHO&RQFLOLRGH%DVL-
lea, con el nombre de Félix V en 1440,
pero renunció al puesto nueve años
más tarde.
En 1536, los duques de Saboya per-
dieron todas sus posesiones en Sui-
za. Ese mismo año, Francisco I, rey
de Francia, invadió y ocupó el resto
de las posesiones de la familia. Sin
embargo, con la derrota de Fran-
cia ante España en 1559, la Paz de
&DWHDX&DPEU«VLVUHVWLWX\µHO'X-
cado a Manuel Filiberto, décimo
duque de Saboya, cuyo hijo, Carlos
Manuel, contraería matrimonio con
la infanta Catalina Micaela de Aus-
tria, hija del rey de España, Felipe II,
un matrimonio dinástico que asoció
a los Saboya a la familia de los Habs-
burgo.
Tras el reinado de Víctor Manuel III
durante la
Primera Gue-
rra Mundial y
también con
Benito Mus-
solini como
dictador, le
sucedió su
hijo Hum-
berto II, lla-
mado el rey
de mayo, porque solamente reinó del
9 de mayo al 12 de junio de 1946. Se
vio forzado a aceptar los resultados de
un referéndum que terminó con la mo-
narquía constitucional en Italia, dando
paso a la República.
INGLATERRA
Los orígenes de la monarquía británi-
FD FRPLHQ]DQ HQ OD &DVD GH :HVVH[
WDPEL«QOODPDGD&HUGLFRVDMRQDFRP-
puesta por los monarcas ingleses de la
línea sajona, comenzando por Alfredo
el GrandeUH\GH:HVVH[GHVGHHOD³R
871, cuya victoria sobre los daneses y
liberación de Londres en 878, llevó a la
creación del Reino de Inglaterra.
/D&DVDGH3ODQWDJHQHWIXHODGLQDV-
tía reinante en Inglaterra entre 1154 y
1399. Después de que el último Plan-
tagenet fuera obligado a abdicar, la
&RURQDSDVµDGRVUDPDVVHFXQGDULDV
GHODGLQDVW¯DSULPHUROD&DVDGH/DQ-
FDVWHU \ SRVWHULRUPHQWH OD &DVD GH
<RUN/DGLQDVW¯DDFDEµƓQDOPHQWHHQ
1485 con la muerte de Ricardo III, dan-
GRFRPLHQ]RDOJRELHUQRGHOD&DVDGH
Tudor.
La dinastía Plantagenet tiene su ori-
gen en Francia, más precisamente en
el condado de Anjou. En 1127, Godo-
fredo V de Anjou se casó con Matilde,
única hija del rey Enrique I de Ingla-
terra &RQ DQWHULRULGDG DO UHLQDGR GH
los Plantagenet, hay que mencionar la
&DVDGH1RUPDQG¯D\OD&DVDGH%ORLV
/D&DVDGH7XGRUR'LQDVW¯D7XGRU
de origen galés, gobernó el reino de
Inglaterra desde 1485 hasta 1603.
Su emblema era una rosa, la rosa
Tudor, de diez pétalos, cinco blan-
cos en el centro y cinco rojos en el
borde exterior. De esta forma se sim-
EROL]DEDODXQLµQGHOD&DVDGH<RUN
FRQOD&DVDGH/DQFDVWHU\HOƓQGH
la guerra civil que masacró Inglate-
rra durante el siglo XV.
$SDUWLUGHOD&DVDGH(VWXDU-
do –Stuart o Stewart–, que reinaba
en Escocia desde 1371, lo hizo en el
conjunto formado por esta con In-
glaterra e Irlanda hasta 1714, excep-
tuando el periodo de la República
(1649-1660).
El primer periodo de la dinastía abar-
có hasta la proclamación de la Repúbli-
ca, en 1649. Después de una década
regresaría la monarquía de los Estuar-
do. En 1689, Jacobo II fue depuesto
y reemplazado revolucionariamente
por su hija María II y el esposo de esta,
Guillermo III de Orange. A la muerte
de ella, en 1694, Guillermo III continuó
gobernando en solitario y tras su muer-
te, en 1702, subió al trono la última Es-
tuardo, Ana I, que se convirtió en la
SULPHUDUHLQDGH*UDQ%UHWD³DH,UODQ-
da hasta 1714. Al fallecer sin descen-
dencia directa le sucedió su pariente
lejano Jorge ILQVWDO£QGRVHDV¯OD&DVD
de Hannover, a la que seguiría la que
DFWXDOPHQWHUHLQDODGH:LQGVRU
CLÍO 13
Europa ORIGEN MONARQUÍAS

EL NACIMIENTO DEL

PARLAMENTARISMO
EUROPEO

14 CLÍO
 EN LA EUROPA DEL SIGLO XIII SEGUÍA VIGENTE LA
INACABABLE LUCHA ENTRE EMPERADORES Y EL
PAPADO POR CONSEGUIR EL DOMINIUM MUNDI,
PERO A PARTIR DE ESTE MOMENTO SERÁN LAS
MONARQUÍAS LAS QUE TOMEN PROTAGONISMO
POR SU ACIERTO A LA HORA DE AMOLDARSE
A LA NUEVA REALIDAD SOCIOECONÓMICA DE
LOS DISTINTOS REINOS DE OCCIDENTE TRAS
EL DESTACADO AUGE ECONÓMICO DE LOS
SIGLOS ANTERIORES. HASTA ESE MOMENTO LA
ATOMIZACIÓN POLÍTICA DE LA EUROPA FEUDAL
CONTRASTABA CON EL EMPEÑO DEL EMPERADOR
Y EL PAPA POR IMPONER SU AUTORIDAD EN UN
CONTINENTE TOTALMENTE FRAGMENTADO, PERO
ESTE VACÍO DE PODER NUNCA PUDO SER ASUMIDO
HASTA LA CONSOLIDACIÓN DE LAS MONARQUÍAS
NACIONALES.

WKZ:s/ZDZd1EͳW/EE

E
N LA EUROPA MEDIEVAL, A PARTIR DE UNA
FUNDAMENTACIÓN IDEOLÓGICA AÚN NO SU-
FICIENTEMENTE DESARROLLADA, SE PRETEN-
DE EXPRESAR LA PLENITUD DE LA SOBERANÍA
REAL AL RECONOCER AL MONARCA COMO EL
AGENTE PRINCIPAL A LA HORA DE TOMAR DECI-
SIONES POLÍTICAS, POR ENCIMA INCLUSO DEL
PAPA Y DEL EMPERADOR (REX IN REGNO SUO
EST IMPERATOR). Los teóricos del poder real trataron de buscar
SUHFHGHQWHV SDUD MXVWLƓFDU OD DXWRULGDG GHO VREHUDQR \ SRU HVR
UHFXUULHURQDOGHUHFKRURPDQR\DQXHYDVIµUPXODVFRPRODGLVWLQ-
FLµQHQWUHHOSRGHUGHORVFO«ULJRV\HOGHORVODLFRVIRUPXODGRSRU
Pedro el Craso en el siglo XI. Este planteamiento anunciaba una
UXSWXUDTXHVHFRQVLGHUDIXQGDPHQWDOSDUDH[SOLFDUODHYROXFLµQ
del pensamiento político europeo actual, especialmente a partir
GHOVLJOR;9,ODVHSDUDFLµQHQWUHOD,JOHVLD\HO(VWDGR
Otro planteamiento importante es la distinción entre el la con-
FHSFLµQGHOSU¯QFLSHFRPRSHUVRQDS¼EOLFD\ODprivata voluntas,
FRQORTXHVHDYDQ]DHQXQDLQWHUSUHWDFLµQDVFHQGHQWHGHOSRGHU
político, sustentado en la necesidad de un pacto para legitimar
la inserción social de la monarquía en el cuerpo social de los rei-
nos europeos. Como en tantos otros aspectos relacionados con la
FRQFHSFLµQTXHKR\HQG¯DWHQHPRVGHOPXQGRRFFLGHQWDOWDQWR

CLÍO 15
Europa ORIGEN MONARQUÍAS
HENRY BRACTON
ESTABLECE, A
MEDIADOS DEL SIGLO
XIII, UN PACTO O
CONTRATO FEUDAL.
desde el punto de vista político, so-
cioeconómico o ideológico, volve-
mos a ver en la Edad Media el origen
de conceptos y planteamientos tan
desarrollados como los que propo-
nen los pensadores franceses e in-
gleses del siglo XVIII sobre los que
se sustenta la naturaleza del estado
moderno.
FEUDALISMO
Desde el siglo XII los monarcas trata-
ron de combinar en su práctica políti-
ca la utilización de elementos teocrá-
16 CLÍO
ticos y feudales, con los que el rey se
situaba por encima de la comunidad
mediante relaciones feudovasalláti-
cas, pero como un miembro más de
la propia comunidad.
Destaca la alusión de Henry Brac-
ton, a mediados del siglo XIII, a un
pacto o contrato feudal como creador
de un lazo legal entre el señor y su va-
sallo, por lo que, como hemos dicho,
se anticipa a lo que mucho tiempo
después desarrollarán los ilustrados
en la Francia prerrevolucionaria.
De todo ello se deriva la creencia
de la ley como resultado de un pro-
ceso razonado, de consentimiento
e incluso de cooperación entre dis-
tintas partes. El predominio de una
de estas concepciones, la teocráti-
ca o la feudal, en las monarquías de
la Cristiandad dependerá de una
serie de factores y de la relación de
fuerzas entre el rey y los distintos
grupos de poder.
En Inglaterra, el abuso de Juan Sin
Tierra de su función teocrática, unido
a la perdida de Normandía, provocó
el levantamiento de los barones en
un proceso que terminó con la apro-
bación de la Carta Magna, como un
reconocimiento teórico del reparto
real de los poderes más acorde con
los principios feudales sobre los que
se va sustentar la monarquía inglesa.
Desde entonces, la ley será entendi-
da como resultado de un acuerdo en-
tre el rey y los barones, y como parte
EN EL SIGLO de un contrato feudal.
XV, siguiendo el Esta situación evoluciona en el
pensamiento político siglo XIV, en el que se considera la
ley, siguiendo el pensamiento po-
de Tomás de Aquino, lítico de Tomás de Aquino, como
se considera la ley UHŴHMR GH OD YROXQWDG UHDO GH ORV
como reflejo de la grupos privilegiados y de toda la
comunidad del reino expuesta en el
voluntad real, de los parlamento.
grupos privilegiados y En Francia la situación es distinta,
de toda la comunidad opuesta a Inglaterra, ya que aquí el
reparto de poderes se lleva a cabo
del reino expuesta en el con el predominio de la función teo-
parlamento. crática del monarca. Todo esto pue-
 de deberse a la debilidad de los vín-
culos feudales del rey de Francia y a
LA NATURALEZA DE LAS MONARQUÍAS la aparición de un grupo de intelec-
FEUDALES tuales estrechamente vinculados a
la corona que posibilitará el mante-
TRAS UN LARGO DE TIEMPO PERIODO CARACTERIZADO POR LAS nimiento de la naturaleza divina del
INVASIONES DE LOS PUEBLOS BÁRBAROS, EN EL CONTINENTE rey. Aun así, en la Francia de Felipe
EUROPEO EMPEZARON A SURGIR UNA SERIE DE IDENTIDADES, el Hermoso se convocan asambleas
SOBRE TODO DESDE EL PUNTO DE VISTA RELIGIOSO, ÉTNICO Y entre 1302 y 1303 a las que asisten
>/E'm1^d/KΈWZ/DZ^Dh^dZ^>E'h^ZKDE^Ή nobles, eclesiásticos y delegados
PRESIDIDAS POR UN MONARCA DE TIPO FEUDAL. En las nuevas de las ciudades. En ellas el rey ac-
ŵŽŶĂƌƋƵşĂƐĨĞƵĚĂůĞƐůŽƐƌĞLJĞƐĂƉĞŶĂƐƟĞŶĞŶŵĄƐƉŽĚĞƌƋƵĞĞůƌĞƐƚŽĚĞ túa como representante del pueblo
ůĂƐĐůĂƐĞƐƉƌŝǀŝůĞŐŝĂĚĂƐ͕ĐŽŶǀŝƌƟĠŶĚŽƐĞĞŶƵŶƉƌŝŵƵŶŝŶƚĞƌƉĂƌĞƐ͘>ĂďĂƐĞ por lo que, aunque por caminos di-
ĚĞƐƵƉŽĚĞƌƌĂĚŝĐĂ͕ĞŶůĂŵĂLJŽƌƉĂƌƚĞĚĞůĂƐŽĐĂƐŝŽŶĞƐ͕ĞŶƐƵĐĂƉĂĐŝĚĂĚ ferentes, llegará a las concepciones
ƉĂƌĂƌĞƉĂƌƟƌƉĂƚƌŝŵŽŶŝŽƐĞŶƟĞƌƌĂƐĞŶƚƌĞƐƵƐǀĂƐĂůůŽƐ͕ĞŶĨŽƌŵĂĚĞ ascendentes del poder vistas en In-
ĨĞƵĚŽ͕ůŽƋƵĞŚĂĐşĂĂĞƐƚŽƐĞŶůĂƉƌĄĐƟĐĂŝŶĚĞƉĞŶĚŝĞŶƚĞƐ͕ĂƚĞŶĚŝĞŶĚŽĂ JODWHUUD\TXHHQGHƓQLWLYDQRKD-
ůĂůſŐŝĐĂĚĞƐĐĞŶƚƌĂůŝnjĂĚŽƌĂƐƵďLJĂĐĞŶƚĞĂůƐŝƐƚĞŵĂĨĞƵĚĂů͘ĞĞƐƚĂĨŽƌŵĂ͕ cen más que fortalecer la posición
ŶŽƐĞŶĐŽŶƚƌĂŵŽƐĐŽŶƵŶĂƐŝƚƵĂĐŝſŶĞŶůĂƋƵĞůĂƌĞůĂĐŝſŶĞŶƚƌĞĞůƌĞLJLJůŽƐ de la monarquía por integrarse, a
ƐƷďĚŝƚŽƐŶŽĞƐĚŝƌĞĐƚĂ͕LJĂƋƵĞĞƐƚĂƐĞĚĞƐĂƌƌŽůůĂƉŽƌŝŶƚĞƌŵĞĚŝĂĐŝſŶĚĞůĂ diferencia del Papa y el emperador,
ŶŽďůĞnjĂ͕LJĂƐĞĂůĂŝĐĂŽĞĐůĞƐŝĄƐƟĐĂ͘ en la realidad social de su época.

LA RAZÓN DE TOMÁS DE AQUINO

(OHVSDOGDUD]RGHƓQLWLYRSDUDODDFHS-
tación teórica del poder regio lo dio
Tomás de Aquino, principal represen-
tante de la enseñanza escolástica y
FRQJUDQLQŴXHQFLDSRUODLQWURGXFFLµQ
del pensamiento aristotélico, el cual
considera compatible con la fe cris-
tiana en la Europa medieval, motivos
estos por lo que la Iglesia le consideró
como Doctor de la Humanidad, por
VXVHVWXGLRVGHƓORVRI¯D\WHRORJ¯D
Su pensamiento parte de la supe-
rioridad de las verdades teológicas
respecto a las racionales por emanar
directamente de la divinidad, aunque
VH³DODODVGLƓFXOWDGHVGHODUD]µQSDUD
entender la naturaleza de Dios. Esto
no es inconveniente para alcanzar co-
nocimientos verdaderos desde el pun-
WRGHYLVWDƓORVµƓFRHQWUHRWURVPRWL-
vos por no entrar en contradicción con
los principios teológicos del cristianis-
mo. Según el maestro de Aquino, lo
naturalmente innato en la razón es tan
verdadero que no hay posibilidad de
pensar en su falsedad. Y menos aún es
lícito creer falso lo que poseemos por
OD IH \D TXH KD VLGR FRQƓUPDGR SRU
Dios. Luego como solamente lo falso

>1K 17
Europa ORIGEN MONARQUÍAS

TOMÁS
DE AQUINO.
es contrario a lo verdadero, como cla-
UDPHQWH SUXHEDQ VXV PLVPDV GHƓQL-
ciones, no hay posibilidad de que los
principios racionales sean contrarios a
la verdad de la fe.
La razón, y esto marca la ruptura de-
ƓQLWLYD FRQ ORV SODQWHDPLHQWRV LGHR-
lógicos anteriores, es la herramienta
natural del hombre para conocer el
mundo, aunque deja claro que si se
llega a una contradicción real, no
aparente, entre una conclusión de fe
y una racional, se debe desechar la
última porque Dios es inefable.
Desde el punto de vista del
pensamiento político, Tomás de
Aquino introduce el concepto de
naturaleza desde una perspecti-
va aristotélica, como un elemento
que contiene su propia fuerza y
principios, y en los que sitúa los fe-
QµPHQRVVREUHORVTXHUHŴH[LRQD
En este sentido, el dogma no es
contrario al concepto de la natura-
leza; no la elimina, lo perfecciona.
Para el Doctor de la Iglesia, al
hombre en la esfera individual, le co-
rresponde en la esfera pública el con-
cepto de ciudadano, y ambos entran
dentro del orden natural. Es por esto
SRU OR TXH OD UD]µQ QDWXUDO H[LJH OD
asociación humana, para la que no son
necesarios los elementos sobrenatura-
les, siendo este el auténtico pilar sobre
el que se va a sustentar un concepto
LQH[LVWHQWHHQHOSHQVDPLHQWRPHGLH-
val: el Estado, separado de la Iglesia,
como régimen politicum frente al ré-
gimen regale asociado al concepto
teocrático del poder. De esta forma
el rey debe poseer plenos poderes y
no se ve obligado a dar cuenta de sus
decisiones, siempre y cuando estas se
adapten a las leyes del Estado.
'DQGR PXHVWUDV GH XQD H[WUDRU-
dinaria capacidad de anticipación,
Tomás de Aquino defenderá la con-
veniencia de que los dirigentes sean
escogidos por los miembros del pue-
blo, para poder convertirse en la per-
VRQLƓFDFLµQGHO(VWDGR

18 CLÍO
 Estos planteamientos no pudieron
REPRESENTACIÓN
ser comprendidos por los contempo-
DEL SEÑOR ráneos del santo, por lo que la evolu-
FEUDAL.
ción política solo pudo realizarse de
acuerdo con los intereses de la aris-
tocracia, la Iglesia y las ciudades. El
fortalecimiento real de la monarquía
se produce al quedar como un ele-
mento de equilibrio y arbitraje en un
proceso que no supone la negación
del feudalismo sino un resultado de
su maduración.

NUEVAS INSTITUCIONES
La inclusión de los reyes en el cuerpo
social no puede hacerse sin el desa-
rrollo de una serie de instituciones
adecuadas a la nueva situación. En
Francia durante el siglo XII se dan
pasos importantes en esta dirección,
mientras que en la centuria siguiente
el perfeccionamiento de los organis-
mos administrativos consolida los

CLÍO 19
 Europa ORIGEN MONARQUÍAS

poderes del rey. El alejamiento de la

alta nobleza por personal reclutado
en los territorios bajo control directo
del monarca supone un mayor con-
trol por parte del Estado.
Más relevante resulta la creación
de la Cancillería, para la redacción
\DXWHQWLƓFDFLµQGHORVGRFXPHQWRV
reales, y la Curia como institución
donde se reúnen los vasallos para
cumplir con sus obligaciones feu-
dales. La Curia evolucionará hasta
convertirse en un organismo admi-
nistrativo, germen de la curia in par-
liamento, o Parlamento, en la que se
discuten asuntos relacionados con la
justicia, y la curia in compotis domini
regis, como un Tribunal de Cuentas.
En Inglaterra, el prestigio y el po-
der de los reyes ingleses también
permiten crear una administración
sólida y centralizada. El antiguo Con-
sejo del Rey pasa a convertirse en el
Consejo Privado, uno de los princi-
pales órganos de gobierno de la mo-
narquía. El Exchequer también au-
menta su importancia por el control
ƓQDQFLHURTXHHMHUFHGHVGHVXVHGH
en Westminster. En la administración
de justicia se produce una división
de funciones entre el Banco del rey,
encargado de los grandes procesos
penales, y la Corte de las Audiencias
Comunes, centrada en la justicia or-
dinaria. Finalmente, la aprobación
de la Carta Magna es un intento de
recuperar los poderes perdidos des-
de la cúspide del sistema a partir de
la actuación del Parlamento, cuya
misión es asesorar al monarca y con-
sentir el establecimiento de nuevos
impuestos extraordinarios.
A partir del año 1258 se produce un
incremento de los poderes del Parla-
mento al asumir funciones judiciales,
SRO¯WLFDV\ƓVFDOHV\SRUVHUODDVDP-
blea en la que se produce el encuen-
tro de las fuerzas sociales para asimilar
las tensiones entre unas clases que se
ven afectadas por transformaciones
que alumbran nuevos tiempos.

20 CLÍO
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Nº
Provincia 
7HOpIRQR Nombre del titular 
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 Europa ORIGEN MONARQUÍAS

MONARQUÍAS
EUROPEAS

22 CLÍO
 D
PARA ENCONTRAR ESDE EL PO-
EL ORIGEN DE LAS DER QUE
MONARQUÍAS ES OFRECE EL
NECESARIO RETROCEDER DINERO, EL
EN EL TIEMPO HASTA LA ÉXITO MI-
DINASTÍA MEROVINGIA, LITAR O LA
INFLUEN-
QUE LUEGO DARÍA
CIA POLÍTI-
PASO A LA CAROLINGIA,
CA, ALGUNAS FAMILIAS PRIVI-
CUYO ESTANDARTE LEGIADAS HAN CONSEGUIDO
ERA LA PERSONA DE ASENTARSE EN UNA INSTITU-
CARLOMAGNO. SU CIÓN QUE, JUNTO AL PAPADO,
INSTAURACIÓN EN EL HA REGIDO LOS DESIGNIOS DE
PODER DARÍA FORMA EUROPA. La monarquía, a veces
A UN NUEVO TIPO DE originada en la simple posesión de
GOBIERNO, QUE PODRÍA tierras, como es el caso de los Ro-
DECLARARSE COMO mánov –un boyardo o terrateniente
EL GERMEN DE LAS moscovita que consiguió el patriar-
MONARQUÍAS ACTUALES. cado de la ciudad–, ha marcado
los designios de nuestra historia.
POR ÁNGEL SÁNCHEZ CRESPO Es cierto que su poder ha ido de-
creciendo. Hoy, las Constituciones
europeas que reconocen la monar-
quía parlamentaria otorgan a los
reyes un poder limitado, son repre-
sentantes investidos de honores;
pero hasta el siglo XIX su poder fue
absoluto o, al menos, los monarcas
EN ESPAÑA la lucharon para que así siguiera sien-
monarquía comenzó do, como ejemplo nuestro despre-
en Castilla. Lo cierto ciado Fernando VII.
es que el poder real, ESPAÑA
más allá de condes o En España la monarquía comenzó
señores territoriales, en Castilla. Tal vez sea una afirma-
ción cuestionable. Lo cierto es que
se plasmó en la figura el poder real, más allá de condes
de los primeros reyes o señores territoriales, se plasmó
visigodos, aquellos en la figura de los primeros reyes
visigodos, aquellos que aprove-
que aprovecharon la charon la decadencia romana para
decadencia romana conseguir atravesar los dominios
para conseguir del gran imperio de Roma e insta-
larse en Hispania. De los reyes vi-
atravesar los dominios sigodos, casi jefes de un clan, más
del gran imperio de que auténticos reyes, pasamos en
Roma e instalarse en la historia de España a la primera
casa o familia conocida en el papel
Hispania. de eso que hoy conocemos como
rey: los Trastámara.
En 1474 el rey Enrique IV de
Castilla murió, dejando un reino,
el de Castilla, inmerso en una gue-
rra civil, entre Isabel y Juana la
Beltraneja que, finalmente, ganó
la primera. En 1479 era Juan II de
Aragón el que moría, pasando el
trono a Fernando, a la sazón rey de
Castilla por matrimonio con la reina
Isabel; de esta manera se empezó a
gestar lo que sería la futura monar-
quía española.
En 1492 Isabel y Fernando con-
quistaron el Reino de Granada,
el último territorio islámico en la
Península, y en 1512, Fernando II
conquistó el Reino de Navarra con
el apoyo del partido beaumontés
y del papa Julio II, y lo incorporó
a Castilla en 1515. A la muerte de
la reina Isabel, le sucedió su hija
Juana, quedando su padre como
regente; a pesar de ser rechazado
por la nobleza castellana y reem-
plazado por el marido de Juana,
Felipe el Hermoso (que llegó a
ser jurado rey), Fernando volvió a
asumir la regencia tras la repenti-
na muerte de Felipe. Los condados
de Cataluña y otras formas de go-
bierno no tenían mucho que hacer
ante aquel avance inexorable de la
unión que hace la fuerza. Un ger-
men, al que muchos llaman Espa-
ña, y que quizá en nuestros días
esté más cuestionado que nunca,
empezó a formarse.
Después de la muerte del Rey
Católico hubo un periodo de ines-
tabilidad, debido a la incapacidad
mental de su hija Juana, que fue
aprovechado por su nieto Carlos
–Carlos I de España– para procla-
marse rey en Bruselas, lo que fue
reconocido en Castilla; pero en
Aragón no hubo acuerdo en acep-
tar y en aplicar el testamento del
Rey Católico por contravenir los
CLÍO 23
 Europa ORIGEN MONARQUÍAS

fueros, lo cual condujo a un perio-

do de interregno tácito, en el que
se paralizó el gobierno, hasta que
finalmente se consintió en jurar a
Juana y Carlos como reyes de Ara-
gón. La suerte estaba echada.
La Casa de Trastámara pasó a
reinar en Aragón mediante el com-
promiso de Caspe (1412), que puso
fin a la crisis sucesoria originada
por la muerte sin descendencia
de Martín I el Humano, en 1410.
Allí, contrariamente a la pérdida de
autoridad que sufrían los Trastáma-
ras castellanos, la rama aragonesa
protegía sus fueros. Fernando I ma-
nifestó su rechazo a estos fueros, y
bajo Juan II de Aragón y Fernando
el Católico, los Trastámara pudie-
ron superar parte de los escollos
de la organización feudal de la Co-
rona de Aragón.
La Casa de Trastámara, de ori-
gen castellano, que reinó en la
Corona de Castilla de 1369 a
1555, la Corona de Aragón, de
1412 a 1555, el Reino de Navarra,
de 1425 a 1479 y el Reino de Ná-
poles, de 1458 a 1501 y de 1504

EL CASO DE MÓNACO
MÓNACO FUE SIEMPRE CODICIADA COMO BASE NAVAL
POR LOS FRANCESES. En 1506, una revuelta popular en Génova
contra los franceses provocó uno de los hechos más trágicos de
la historia monegasca. El nuevo gobierno genovés comenzó un
asedio el 7 de diciembre. El nuevo señor de Mónaco, Luciano
Grimaldi (1481-1523), emprendió su defensa con la ayuda de
Francia, que estaba también en guerra con Génova. Sin embargo,
la ayuda francesa iba a traer consigo un precio.
Tras la conquista de Génova por parte de Luis XII, Luciano
'ƌŝŵĂůĚŝƌĞĐŚĂnjſĐŽŶƟŶƵĂƌƐŝĞŶĚŽǀĂƐĂůůŽĚĞ&ƌĂŶĐŝĂ͕ƉŽƌůŽƋƵĞ
fue encarcelado en Milán. Mediante la intercesión del papa Julio
II͕>ƵĐŝĂŶŽĮŶĂůŵĞŶƚĞĨƵĞůŝďĞƌĂĚŽĞŶϭϱϬϴ͕ƉĞƌŽĂƐĞƐŝŶĂĚŽƋƵŝŶĐĞ
años después. Tras su muerte, los primos genoveses deŐƵƐơŶ
Grimaldi –sucesor de Luciano y obispo de Grasse– le instaron a
unirse al emperador Carlos V, el más poderoso del momento y
posible protector de Mónaco. Se celebraron diversos tratados
de protección y autonomía con España (en 1512), Francia (1409,
1641 y 1861) y el reino italiano de Cerdeña.
En 1612, el señor de Mónaco, aprovechando cierta desidia
ĞƐƉĂŹŽůĂLJůĂŝŶƚĞƌǀĞŶĐŝſŶĚĞDŝůĄŶ͕ƚŽŵſĞůơƚƵůŽĚĞƉƌşŶĐŝƉĞ
soberano con tratamiento de alteza serenísima. Durante la
Revolución francesa, el país fue ocupado en 1793, situación que
perduraría hasta 1815. El Tratado de París de 1814 restaurará
ĮŶĂůŵĞŶƚĞĂůĂĚŝŶĂƐơĂ'ƌŝŵĂůĚŝĞŶůĂƉĞƌƐŽŶĂĚĞůƉƌşŶĐŝƉĞ
Honorato IV (1758-1819), que sucedió a su padre gracias, en
parte, a las conversaciones mantenidas entre su hermano José y
el ministro Talleyrand. Este tratado dejó a Mónaco bajo la tutela
ĚĞůƌĞLJĚĞĞƌĚĞŹĂ͕LJĨƵĞƌĂƟĮĐĂĚŽƉŽƌƐĞŐƵŶĚĂǀĞnjĞŶϭϴϭϱƚƌĂƐ
el breve regreso de Napoleón͘Ŷϭϴϲϱ͕ƐĞĮƌŵſƵŶĐŽŶǀĞŶŝŽĐŽŶ
&ƌĂŶĐŝĂĞŶůĂƐĐƵĞƐƟŽŶĞƐĚĞĂĚƵĂŶĂƐLJĂďŽůŝĐŝŽŶĞƐĚĞŝŵƉƵĞƐƚŽƐ
directos. Con el príncipe Alberto I, se procedió a abolir el
ĂďƐŽůƵƟƐŵŽĞŶϭϴϲϵ͘
PLAZA DEL
PALACIO DE
MÓNACO.

24 CLÍO
 a 1555, contó con Isabel I de Cas-
tilla, Fernando V de Castilla, Fer-
nando II de Aragón, Juana I de
Castilla, Juana I de Aragón y Fe-
lipe I de Castilla. Así, el germen
monárquico castellano se exten-
dió por lo que hoy es España.
Pero en algún momento el domi-
nio de una familia o Casa se rompe,
ya sea porque falte un heredero o
porque otra familia se imponga.
Así surgió en España el dominio de
los Austrias o Habsburgo. Felipe I
de Castilla había nacido en Brujas
–Flandes– era hijo de Maximilia-
no I de Austria, Sacro Emperador
Romano Germánico y de María de
Borgoña, y las conexiones entre fa-
milias hacen que unas predominen
sobre otras. Así comenzaron los
Habsburgo a reinar en España. A
partir de él, sus sucesores pertene-
cerán a la Casa de Austria: Carlos
I, Felipe II, Felipe III, Felipe IV y
Carlos II.
Pero al igual que los Trastámara
cedieron su poder a los Habsbur-
go, la muerte sin herederos de Car-
los II propició un nuevo cambio de
familia. Ahora en España les toca-
ba el turno a los Borbones. Tras la
Guerra de Sucesión, que enfrentó
a partidarios de los Habsburgo o
CORONACIÓN
DE HUGO austracistas, frente a los borbóni-
CAPETO.
cos del recién instalado en Madrid,
duque de Anjou, Felipe V o nieto
de Luis XIV, como quiera calificar-
se, los Borbones, de origen francés
y descendientes de la Casa Cape-
to, no abandonarían España. Es

AL IGUAL QUE LOS

TRASTÁMARA cedieron
el poder a los Habsburgo,
la muerte sin herederos de
Carlos II propició un nuevo
cambio de familia. Ahora
en España les tocaba el
turno a los Borbones.
CLÍO 25
 Europa ORIGEN MONARQUÍAS

cierto que tres veces tuvieron que

irse. La cobardía de Carlos IV unida
a la hipocresía de su hijo Fernando
VII dieron el trono a un hermano
del advenedizo en cuestiones mo-
nárquicas, Napoleón Bonaparte;
reinó José I en España.
La revolución de 1868 expulsó a
Isabel II de España y se proclamó
la Primera República, y permitió a
un Saboya italiano, Amadeo I, rei-
nar, pero por poco tiempo. Tras la
restauración borbónica, Alfonso
XIII siguió los pasos de su abuela
Isabel y abandonó España en 1931,
cuando se proclamó la Segunda
República. El dictador Francisco
Franco optó por Juan Carlos, hijo
de Juan de Borbón y así están las
cosas en nuestros días. Felipe VI,
nieto de Juan, bisnieto de Alfonso
XIII e hijo de Juan Carlos I es el ac-
tual rey Borbón de España. JUAN
DE GANTE.

FRANCIA
Entre los remotos años 420 y 751
reinó en lo que hoy conocemos
como Francia, aunque con distin-
tos límites territoriales, la llamada
dinastía Merovingia, que fundó
Faramundo, el duque de los fran-
cos salios de Francia. Después de
tres decenas de reyes, aproxima-
damente, triunfaron los carolingios
de Pipino el Breve, y pasando por
Carlomagno terminaron sus días
en mayo del año 987 al morir Luis
V el Holgazán.
Hugo Capeto, allá por el año
987 inició una saga que luego da-
ría lugar a la de los Bobones, la
dinastía Capeta. Quince monarcas
después de la que podríamos de-
cir pura dinastía Capeta, reinaron
catorce reyes más, ahora de la di-
nastía Valois, entre 1328 y 1589, el
primero Felipe VI, el último, En-
rique III. En definitiva, los Valois
eran una rama de la dinastía de los
Capetos que se subdividió en tres
LA NUEVA REPÚBLICA FRANCESA puso fin a la
monarquía en el país galo. En la actualidad, a pesar
de las reclamaciones monárquicas, Francia sigue
siendo una República sin visos de que la monarquía
vuelva a instaurarse.
periodos históricos; los Valois di- tador y emperador, pero no pudo
rectos (1328-1498), los Valois-Or- evitar la restauración borbónica
leans o segunda Casa de Orleans con Luis XVIII, apodado el Desea-
(1498-1515) y los Valois-Angulema do, que volvió a poner por delante
o Valois-Orleans-Angulema (1515- a los Borbones en 1814. Casi sin
1589). También los Capeto fueron tiempo para saborear la Corona,
el origen de otras Casas como la Luis XVIII se vio de nuevo relevado
de Alenzón, Borgoña o la Tercera por Napoleón I y por su hijo Napo-
Casa de Anjou y, por supuesto, de león II, pero por breve tiempo, el
los Borbones. que tardó, en cien días, en caer Bo-
Desde Enrique IV en 1589, al naparte. De nuevo volvió a tomar
decapitado por la Revolución el cetro Luis XVIII, al que siguió
Francesa, Luis XVI, en 1792, reina- el también Borbón, Carlos X. Los
ron los Borbones en Francia. Tras reyes franceses tuvieron su punto
la revolución, Napoleón Bonapar- final en Luis Felipe I de Orleans,
te hizo las veces de monarca, dic- que reinó entre 1830 y 1848. Los

26 CLÍO
 últimos meses de su reinado se
caracterizaron por la crisis general
que azotaba al país. Era una crisis
financiera, económica y política,
que se vio agudizada por la im-
prudencia del propio rey, quien no
supo ver el peligro que corría su
dinastía bajo la política ultracon-
servadora de Guizot.
Con su abdicación, la nueva
República francesa puso fin a la
monarquía en el país galo. En la
actualidad, a pesar de las reclama-
ciones monárquicas, Francia sigue
siendo una República sin visos de
que la monarquía vuelva a instau-
rarse, aunque en términos históri-
cos todo es relativo y casi siempre
repetitivo.

GRAN BRETAÑA
La Casa de Wessex, también lla-
mada Cerdic o sajona, formada
por monarcas ingleses de la línea
EDMUND DE
LANGLEY. sajona, comenzando por Alfredo
el Grande, rey de Wessex desde
el año 871, condujo a la creación
del Reino de Inglaterra tras su vic-
toria sobre los daneses y libera-
ción de Londres en el año 878.
La Casa de Plantagenet fue la di-
nastía reinante en Inglaterra entre
1154 y 1399. Esta tiene su origen
en Francia, más precisamente en
el condado de Anjou. En 1127, Go-
dofredo V de Anjou se casó con
Matilde, única hija del rey Enrique
I de Inglaterra. Con anterioridad
al reinado de los Plantagenet, lo
hicieron la Casa de Normandía y la
Casa de Blois.
Después de que el último Plan-
tagenet fuera obligado a abdicar,
la Corona pasó a dos ramas se-
cundarias de la dinastía: primero
la Casa de Lancaster y, posterior-
mente, la Casa de York. La guerra
GUERRA
INGLESA entre la Casa de Lancaster contra
DE LAS los de la Casa de York entre 1455
DOS ROSAS.
y 1487 tenía como objeto el que
ambas familias pretendieran el

CLÍO 27
 Europa ORIGEN MONARQUÍAS

ANDORRA
OBTUVO SU
INDEPENDENCIA
DE LA MANO DE
CARLOMAGNO.

trono de Inglaterra, por origen

común en la Casa de Plantage-
net, como descendientes del rey
Eduardo III.
La llamada Guerra de las dos
Rosas o Guerra de las Rosas se
generó en alusión a los emblemas
de ambas casas, la rosa blanca de
York y la roja de Lancaster, y se dio
principalmente entre los miem-
bros de la aristocracia terratenien-
te y ejércitos de los señores feu-
dales. El apoyo a cada uno de los
bandos dependió de los matrimo-
nios dinásticos entre la nobleza.
El patriarca de la casa de Lan-
caster, Juan de Gante, tuvo como
primer título el de conde de Rich-
mond, el mismo que detentaría
Enrique VII al final de la guerra. El
líder de la casa de York fue Edmun-
do de Langley, que ostentaba el
Señorío de Cambridge. Más tarde,
durante los reinados de los Tudor
y de los Estuardo, Richmondshire y
Cambridgeshire se transformarían
en focos principales de recusantes
y puritanos, respectivamente. Esta
guerra determinó el fin de la Edad
Media inglesa y el comienzo del
Renacimiento.
La Casa de Tudor o Dinastía Tu-
dor, de origen galés, gobernó el
reino de Inglaterra desde 1485
DURANTE LOS
hasta 1603. Su emblema era una REINADOS DE
rosa, la rosa Tudor, de diez péta- LOS TUDOR Y DE
los, cinco blancos en el centro y
cinco rojos en el borde exterior.
LOS ESTUARDO,
De esta forma se simbolizaba la Richmondshire y
unión de la Casa de York con la Cambridgeshire se
Casa de Lancaster y el fin de la
guerra civil que supuso el derra-
transformarían en
mamiento de sangre en Inglaterra focos principales de
durante el siglo XV. A partir de recusantes y puritanos,
1603 la Casa de Estuardo –Stuart
o Stewart– que reinaba en Escocia
respectivamente. Esta
desde 1371 lo hizo en el conjunto guerra determinó el
formado por esta con Inglaterra e fin de la Edad Media
Irlanda hasta 1714, exceptuando
el periodo de la República (1649-
inglesa y el comienzo del
1660). Renacimiento.
28 CLÍO
 LAS OTRAS MONARQUÍAS
EL REINO DE HUNGRÍA, CREADO EN TORNO AL AÑO 1000,
SE CONVIRTIÓ DURANTE LA EDAD MEDIA EN UNO DE LOS
PRINCIPALES REINOS EUROPEOS. Sin embargo, situado en
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el de Luis XIV͘
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Carlomagno͘ŽŵƉĂƌƚĞĐŽŵŽũĞĨĞƐĚĞƐƚĂĚŽĂůŽƐĐŽƉƌşŶĐŝƉĞƐ
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ĞŶůĂĂĐƚƵĂůŝĚĂĚ͕:ŽĂŶEnric VivesLJ Emmanuel Macron,
ƌĞƐƉĞĐƟǀĂŵĞŶƚĞ͘

El primer periodo de la dinastía dose así la Casa de Hannover, a la

abarcó hasta la proclamación de
Zz:KZ's la República en 1649. Después de
Z/EK
hE/K͘ una década regresó la monarquía
de los Estuardo. En 1689, Jacobo
II fue depuesto y reemplazado
revolucionariamente por su hija
María II y el esposo de esta, Gui-
llermo III de Orange. A la muer-
te de ella en 1694, Guillermo III
continuó gobernando en solitario
y tras su muerte en 1702 subió
al trono la última Estuardo, Ana
I, que se convirtió en la primera
reina de Gran Bretaña e Irlanda
hasta 1714. Al fallecer sin des-
cendencia directa, la sucedió su
pariente lejano Jorge I, instalán-
que seguiría la que actualmente
reina, la de Windsor. La Casa de
Windsor, previamente llamada
Casa de Sajonia-Coburgo-Gotha,
en alemán: Sachsen-Coburg und
Gotha, es la Casa Real del Reino
Unido de Gran Bretaña e Irlan-
da del Norte que fue renombra-
da el 17 de julio de 1917 por el
rey Jorge V, en el transcurso de
la Primera Guerra Mundial. Dado
el origen germánico del anterior
nombre y debido a que entonces
el Reino Unido estaba en guerra
contra Alemania, decidió adoptar
el nombre británico de Windsor
por una proclamación real.

>1K Ϯϵ
 Europa ORIGEN MONARQUÍAS

EL ORIGEN DE LA

MARCA
HISPÁNICA
INGIMAGE

30 CLÍO
 EN EL AÑO 785, LA SEPTIMANIA,
SITUADA EN LO QUE ACTUALMENTE
ES FRANCIA, SE EXTENDÍA HACIA
EL NOROESTE HASTA UNA LÍNEA
A MEDIO CAMINO ENTRE EL MAR
MEDITERRÁNEO Y EL RÍO GARONA;
EN EL ESTE, EL RÓDANO LA SEPARABA
DE PROVENZA; AL SUR SU LÍMITE LO
FORMABAN LOS PIRINEOS. A FINALES
DEL SIGLO VIII, LOS OMEYAS DE
AL-ÁNDALUS MERODEABAN EN LA
FRONTERA DE ESTE TERRITORIO QUE
PERTENECÍA AL GRAN CARLOMAGNO.
LOS MUSULMANES HABÍAN ENTRADO
VARIAS VECES EN LA AQUITANIA Y
NARBONENSE CREANDO UN ESTADO
DE TERROR EN LA POBLACIÓN Y DE
INQUIETUD EN SUS DIRIGENTES.

POR ÁNGEL SÁNCHEZ CRESPO

L
OS FRANCOS RESPONDIERON A
LAS OFENSIVAS MUSULMANAS
QUE PRETENDÍAN ADENTRASE
EN SU TERRITORIO. SOBRESA-
LÍA EN LAS BATALLAS CARLOS
MARTEL, EL MAYORDOMO DE
PALACIO Y JEFE SUPREMO DEL
EJÉRCITO FRANCO, ABUELO DE
CARLOMAGNO Y CONOCIDO POR SU CÉ-
LEBRE VICTORIA EN POITIERS, EN EL AÑO
732. Pero para frenar aquellas tentaciones in-
vasoras, nada mejor que una barrera fronteri-
za, un territorio intermedio con el que evitar
que los musulmanes penetraran en dominio
franco. Así surgió la Marca Hispánica. Servía
como barrera defensiva entre los omeyas de
Al-Ándalus y el imperio Carolingio franco –Du-
cado de Gascuña, Ducado de Aquitania y la
mencionada Septimania–. Ese territorio domi-
nado por los francos se extendía desde Pam-
plona hasta Barcelona, en contraposición a la
Marca Superior Andalusí, cuyos límites coinci-
dían aproximadamente con la provincia roma-
na y visigoda de la Tarraconense, compren-
diendo aproximadamente el territorio incluido

CLÍO 31
Europa ORIGEN MONARQUÍAS
LOS TERRITORIOS de influencia
carolingio que alcanzaron mayor
protagonismo fueron los de
Pamplona, constituido en el primer
cuarto del siglo IX en Reino de
Pamplona.
entre las orillas del Mediterráneo y los nacimientos
de los ríos Duero y Tajo.
TERRITORIOS CAROLINGIOS
Los carolingios intervinieron en el noreste peninsu-
lar con el apoyo de la población autóctona de las
montañas, y su dominio se extendió más al sur, tras
las conquistas de Girona en el año 785 y de Barce-
lona en el 801. Para gobernar estos territorios, los
reyes francos designaron condes, unos de origen
franco y otros autóctonos, atendiendo, según cada
caso, a la fidelidad prestada y a cuestiones de estra-
tegia militar.
Los territorios de influencia carolingia que alcan-
zaron mayor protagonismo fueron los de Pamplona,
32 CLÍO
constituido en el primer cuarto del siglo IX en Reino
de Pamplona, desde el año 824 al 1162, y del que se
formaría más tarde el
Reino de Navarra, hasta 1620; Aragón, constitui-
do en condado independiente en el año 809; Urgell,
importante sede episcopal y condado con dinastía
propia desde el año 815; y el condado de Barcelo-
na, que con el tiempo se convirtió en hegemónico
sobre sus vecinos, los de Osona y Girona.
La población que agrupaba este territorio era va-
riopinta. Entre ella se mezclaban etnias autóctonas,
íberos, hispanorromanos, vascones, celtas, bere-
beres, judíos, godos, y también árabes aliados o
conquistados. Lo mismo puede decirse de la Mar-
ca Superior Andalusí, en la que convivían diferentes
grupos y por los mismos motivos. En estas tierras
dominadas por los francos existían unos distritos
político-administrativos —Pallars, Ribagorza, Urgell,
Barcelona, Girona, Osona, Ampurias, Rosellón— que
recibían el nombre de condado, dentro del cual,
como subdivisión, había otra circunscripción menor,
el pago, como por ejemplo, Berga o Vallespir.
El origen de estos condados y pagos se remonta
a épocas anteriores a los carolingios, dada la coin-
cidencia entre sus límites y los de los territorios de
antiguas tribus íberas; como ejemplo, el condado
de Cerdaña, que correspondía al pueblo de los ce-
retanos, el de Osona al de los ausetanos, y el pago
de Berga a los bergistanos. Parece, por tanto, que
estos territorios tuvieron una entidad administrativa
en tiempos de los romanos y los visigodos, aunque
no estuvieron gobernados por condes, ya que en la
monarquía visigoda, los condes, situados en jerar-
quía por debajo de los duques, la máxima autoridad
provincial, gobernaban solo las ciudades, circuns-
cribiéndose su autoridad exclusivamente al ámbito
urbano, a menudo delimitado por murallas que se-
paraban el distrito rural dependiente de la ciudad.
Por consiguiente, para organizar los territorios ga-
nados al sur del Pirineo, los francos no crearon nin-
guna entidad, sino que se limitaron a conservar las
estructuras administrativas de sus pobladores.
͏^1^Yh͘͘͘
...La Hispánica no fue la única de las marcas
carolingias? También existían la Marca Sajona, la
Bretona, la Lombarda, la Ávara y la de Friuli, estas
dos últimas en el este de Europa.
 LA NUEVA CONFIGURACIÓN
TERRITORIAL
EL 11 DE MAYO EN 1258, CON EL TRATADO
CELEBRADO EN CORBEIL, ENTRE JAIME I DE
ARAGÓN, EL CONQUISTADOR, Y EL REY DE
FRANCIA, LUIS IX, SE PRODUJO LA DEFINITIVA
SEPARACIÓN DE LA INFLUENCIA FRANCA. Ambos
reyes cedieron derechos sobre sus
territorios; Jaime I cedió territorios occitanos y el
rey francés los condados catalanes, que pasaron a
depender del monarca de la Corona de Aragón.
Por este tratado, la hija de Jaime I, Elisabet, se casó
con Felipe, heredero de Luis IX a la muerte de su
hermano en 1260; el rey francés, como heredero
de Carlomagno, renunció a los derechos sobre los
condados de Ampurias, Barcelona, Besalú, Cerdaña,
ŽŶŇĞŶƚ͕'ĞƌŽŶĂ͕KƐŽŶĂ͕ZŽƐĞůůſŶLJhƌŐĞů͘:ĂŝŵĞ/͕Ă
cambio, lo hizo respecto a la comarca de la Fenolleda y
WĞƌĂƉĞƌƚƵƐĠƐ͕ƋƵĞŝŶĐůƵşĂŶůŽƐĐĂƐƟůůŽƐĚĞWƵŝůĂƵƌĞŶƐ͕
&ĞŶŽůůĞƚ͕ĂƐƚĞůůĮƐĞů͕WĞLJƌĞƉĞƌƚƵƐĞLJYƵĠƌŝďƵƐ͘
Además, renunció a sus derechos sobre Tolosa,
YƵĞƌĐLJ͕EĂƌďŽŶĂ͕ůďŝ͕ĂƌĐĂƐŽŶĂZĂƐĠƐ͕ĠnjŝĞƌƐ͕
dĞƌŵĞƐLJDĞŶĞƌďĠƐ͘dĂŵďŝĠŶƌĞŶƵŶĐŝſĂŐĚĞ͕EŝŵĞƐ͕
ZdZdK
ZŽƵĞƌŐƵĞ͕DŝůůĂƵLJ'ĂǀĂůĚĄ͘ Z>KD'EK͘
De algún modo, aquel tratado del siglo XIII trazó las
fronteras francesas y catalanas, o lo que es lo mismo,
ůĂƉŽƐƚĞƌŝŽƌĐŽŶĮŐƵƌĂĐŝſŶĚĞƉĂƌƚĞĚĞůĂĨƌŽŶƚĞƌĂ
hispano francesa. Aunque inicialmente la autoridad condal recayó
en la aristocracia local, tribal o visigoda, los intentos
:hEdK
de estos por convertir sus demarcaciones en seño-
^d^>1E^͕ ríos hereditarios, obligó a los carolingios a imponer
^ddhh^dZ
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condes de origen franco. De este modo, en Giro-
Z'ME͕^/dh na, Urgell y Cerdaña tuvieron una autoridad franca
E>/h
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impuesta por el imperio Carolingio como baluarte
contra la pujante expansión del emirato cordobés
/E'/D'

del poderoso Abderramán I, ya independizado de

Oriente.
Carlomagno consolidó su poder ocupando Riba-
gorza, Pallars, Cerdaña, Besalú, Osona y Barcelona,
donde estableció caudillos con prerrogativas milita-
res para oponerse a las ofensivas árabes. A lo largo
de todo el siglo IX, los condados hispánicos depen-
dieron del emperador carolingio.
Los condados pirenaicos orientales, que a partir
del siglo XIII constituyeron una entidad con una idio-
sincrasia común llamada Cataluña, no solo depen-
dían administrativamente del imperio Carolingio,
sino también desde el punto de vista eclesiástico. El

>1K 33
Europa ORIGEN MONARQUÍAS

poder religioso en estos condados dependió del ar-

zobispado de Narbona durante más de cuatrocientos
años, entre los siglos VIII y mediados del XII, cuando
en 1154 el papa Anastasio IV otorgó a la sede tarra-
conense el título de metropolitana.

UN IMPERIO EN CRISIS
A medida que el imperio Carolingio entró en crisis,
a causa de las divisiones internas, los condados se
fueron consolidando y adquiriendo autonomía has-
ta que el imperio se disgregó pocas décadas des-
pués, tras la muerte del hijo de Carlomagno, Luis I
el Piadoso. Los tres hijos de este –Carlos, Lotario y
Luis–, se repartieron el imperio mediante el Tratado
de Verdún del año 843, pero lejos de establecer un
reparto que proporcionara paz, el acuerdo dio lugar
a continuos conflictos entre los tres hermanos, agra-
vados por una serie de invasiones normandas entre
los años 856 y 861. Como consecuencia del reparto,
la Marca Hispánica correspondió a Carlos, apodado,
JUNTO A
el Calvo. El 16 de junio de 877 Carlos el Calvo firmó ESTAS LÍNEAS,
la Capitular de Quierzy, con la que se pretendía re- ESTATUA DE
WIFREDO EL
gular la buena marcha del imperio, estableciendo la VELLOSO.
heredad de los principados y cargos condales. Esta
disposición favoreció el proceso de independencia
de los condados de la Marca Hispánica a finales del
siglo IX.

WIFREDO EL VELLOSO
El culmen de esta situación de progresiva indepen-
dencia se concretó en la figura del conde Wifredo
el Velloso –Guifré el Pilós– (840-897). Wifredo fue
el último conde de Barcelona designado por la mo-
narquía franca y el primero que legó sus dominios
a sus descendientes. Conde de Urgell y Cerdaña,
recibió los condados de Barcelona, Girona y Besa-
lú de los reyes carolingios. Consiguió reunir bajo su
mando una serie de condados, pero al morir no los
transmitió unidos en un solo bloque a su heredero.
LOS GOBERNANTES DE LAS TAIFAS
no dudaron en recurrir a tropas
mercenarias cristianas, una de ellas la
de Rodrigo Díaz de Vivar, conocido en
árabe como sidi –el señor–, de donde
proviene el nombre con el que sería
conodio, El Cid.
34 CLÍO
ANDORRA, SUPERVIVIENTE
DE LA MARCA HISPÁNICA
EL PRINCIPADO DE ANDORRA ES, EN L A
ACTUALIDAD, L A ÚNICA PERVIVENCIA DE L A
MARCA HISPÁNICA. La jefatura del Estado está
compartida entre el presidente de la República
Francesa y el obispo de la Seo de Urgell.
Carlomagno, concedió la independencia a este
estado, a cambio de ayuda para su lucha contra
Al-Ándalus, y fue para acabar con las pugnas
por el poder, cuando en 1278 se estableció un
régimen de coprincipado, mediante el cual,
el conde francés de Foix y el obispo de Urgell
compartieron el gobierno de ese territorio.
Siglos después, la República Francesa originada
tras la Revolución Francesa (178-1799), renunció
a sus derechos sobre Andorra. Sin embargo,
Napoleón Bonaparte volvió a aceptar su
soberanía en 1806 por petición expresa de los
andorranos.
 Por ello, a su muerte en el año 897, la unidad se rom-
pió, si bien el núcleo formado por los condados de
Barcelona, Girona y Osona se mantuvo indiviso. De
esta forma, se creó la base patrimonial de la casa
condal de Barcelona, lo cual ha sido considerado por
sectores de la historiografía catalana como el inicio
de la independencia de la Marca Hispánica de estos
condados, que se aglutinaron en el siglo XIV en el
Principado de Cataluña.
Con Wifredo el Velloso, pasamos pues, de condes
meros administradores carolingios en el nacimiento
de la Marca Hispánica, a verdaderos señores feuda-
les que, si bien debían vasallaje al rey de los francos,
eran dueños de su propia realidad y la transmitían a
sus herederos. A ello hay que añadir que en aque-
llos tiempos del último tercio del siglo IX se produjo
la repoblación del área central de Cataluña, en gran
medida llevada a cabo por el propio conde de Bar-
celona y su familia, mediante la fundación de monas-
terios que organizaban la vida de los colonos.
INGIMAGE

El siglo X llegó marcado por la fragmentación po-

lítica de los condados orientales, aunque con una
afirmación de la hegemonía del conde de Barcelona,
que controlaba también Osona y Girona. Es el siglo

CLÍO 35
 Europa ORIGEN MONARQUÍAS
/E'/D'
LA LLEGADA DE LOS AMORÁVIDES
representó un freno temporal,
pero Barbastro, ciudad de enorme
importancia en la época, fue
recuperada definitivamente en el año
1101 por el rey Pedro I de Aragón, que
la convirtió en sede episcopal.
X, el del esplendor político y militar del califato de
Córdoba, por lo que el condado de Barcelona y el de
Osona se mantuvieron a la defensiva durante toda
esta época; no obstante, Almanzor atacó Barcelona
en el año 985 y la mantuvo en estado de sitio durante
más de una semana, para finalmente saquear la capi-
tal condal. Durante el ataque a Barcelona gobernaba
el conde Borrell II, que se refugió en las montañas
de Montserrat en espera de la ayuda del rey franco,
pero las esperadas tropas aliadas no aparecieron, lo
que generó un gran malestar.
En el año 988, aprovechando la sustitución de la
dinastía Carolingia por la dinastía Capeta, origen
de los Borbones, el conde de Barcelona, Borrell II,
no prestó el debido juramento de fidelidad al rey
franco, pese a que este se lo requirió por escrito; tal
vez recordaba su falta de apoyo cuando les espera-
ba oculto en Montserrat. Este acto es generalmente
interpretado como el punto de partida de la inde-
36 CLÍO
NUESTRA
SEÑORA DEL PUEYO,
MONASTERIO
EN BARBASTRO
Έ,h^͕Z'MEΉ͘
pendencia de hecho del condado de Barcelona y, de
algún modo, extrapolando la situación, el origen de
una Cataluña con entidad propia.
LOS CONDADOS SE EXPANDEN
Con la posterior desmembración del califato cordo-
bés, los condados de Urgell y de Barcelona pudieron
pasar a la ofensiva y, como el resto de los estados
cristianos, iniciar una expansión de su territorio me-
diante la repoblación de tierras y conquistas milita-
res, fundamentalmente gracias a lo recaudado en
forma de impuestos a las taifas andalusíes, que aho-
ra se hallaban en situación de desventaja.
Los lazos de dependencia de los condados res-
pecto de la monarquía franca se fueron debilitando
de forma ostensible. La autonomía se consolidó al
afirmarse los derechos de herencia entre las fami-
lias condales. Esta tendencia fue acompañada de un
proceso de unificación de los condados hasta for-
mar entidades políticas más amplias. Ya en el siglo
XI, las ansias de expansión de las familias condales
se dirigieron a la conquista de nuevos territorios, en
concreto, hacia aquellos que en su momento fueron
musulmanes.
Los gobernantes de las taifas no dudaron en re-
currir a tropas mercenarias cristianas, una de ellas
la de Rodrigo Díaz de Vivar, conocido en árabe
como sidi –el señor–, de donde proviene el nombre
con el que sería conocido, El Cid. Probablemente
 TAPIZ SOBRE UNA
DE LAS BATALLAS QUE
LIBRÓ EL CONOCIDO
COMO EL CID
CAMPEADOR.
par ticipó en la batalla de Graus, acontecida en el
año 1063, donde peleó, por primera vez, a las ór-
denes del rey taifa de Zaragoza, Al-Muqtadir, y de
Sancho II de Castilla, contra los aragoneses de
Ramiro I, quien ya había intentado repetidas veces
apoderarse de las ciudades islámicas de Barbastro
y Graus, lugares estratégicos que formaban una
cuña entre sus territorios. No hay que olvidar que
Barbastro era la capital del distrito nororiental de
la taifa de Zaragoza por aquel entonces, y esta loca-
lidad acogía un impor tante mercado. En la batalla
de Graus murió Ramiro I de Aragón. Su sucesor en
el trono, Sancho Ramírez, con la ayuda de tropas
de condados francos ultrapirenaicos y en unión con
Armengol III, conde de Urgell, que murió en com-
bate, tomó Barbastro en 1064.
La llegada de los almorávides representó un freno
temporal a esta expansión, pero Barbastro, ciudad
de enorme importancia en la época, fue recupera-
da definitivamente en el 1101 por el rey Pedro I de
Aragón que, con el permiso del Papa, la convirtió
en sede episcopal, trasladando la sede desde Roda
de Isábena. En el año 1137 se produjo, en la ciudad,
uno de los acontecimientos históricos más relevan-
tes; en el barrio del Entremuro, en Barbastro, se fir-
maron los esponsales entre el conde de Barcelona,
Ramón Berenguer IV, y Petronila, hija de Ramiro II
el Monje. Ramón Berenguer IV fue hasta su muerte,
conde de Barcelona y príncipe de Aragón. El hijo
ALFONSO II fue el primer rey
de Aragón que, a su vez, fue
conde de Barcelona, títulos que
heredaron a partir de entonces
todos los reyes de la Corona de
Aragón que le sucedieron.
de ambos, Alfonso II, fue el primer rey de Aragón
que, a su vez, fue conde de Barcelona, títulos que
heredaron a partir de entonces todos los reyes de la
Corona de Aragón.
La boda se celebró mucho más tarde –Petronila
tenía solamente un año cuando fue prometida–, en
el mes de agosto del año 1150, en Lleida, que había
caído en manos del propio Ramón Berenguer IV y
del conde Armengol VI de Urgell un año antes. Ya a
principios del siglo XII, el conde Ramón Berenguer
III (1082-1131) de Barcelona había incorporado a sus
dominios el condado de Besalú, el de Cerdaña, y
había conquistado parte del de Ampurias. Más allá
de los Pirineos, también controlaba el de Provenza.
Otros condados, como Pallars, Urgell, Rosellón y lo
que quedaba por conquistar del de Ampurias, aca-
baron integrándose posteriormente en la Corona
de Aragón, entre el último tercio del siglo XII y el
siglo XIV.
CLÍO 37
España GRANDES DINASTÍAS

38 CLÍO
 DINASTÍA
MEROVINGIA
LOS MEROVINGIOS GOBERNARON LA AMPLIA
REGIÓN COMPRENDIDA ENTRE LOS PIRINEOS Y EL
RÍO ELBA (LA ACTUAL FRANCIA, ASÍ COMO PARTES
DE BÉLGICA, SUIZA Y ALEMANIA) DURANTE CASI
250 AÑOS, ENTRE LOS SIGLO V Y VIII, SIRVIENDO DE
NEXO DE UNIÓN ENTRE EL IMPERIO ROMANO Y LA
EDAD MEDIA. DURANTE MUCHO TIEMPO FUERON
BASTANTE DESCONOCIDOS, EXCEPTO PARA LOS
FRANCESES Y LOS HISTORIADORES, PERO EL ÉXITO
DE EL CÓDIGO DA VINCI LES PUSO DE ACTUALIDAD.

D
POR ÓSCAR FÁBREGA, HISTORIADOR

URANTE MUCHO TIEMPO, LOS HISTO-

RIADORES FRANCESES, EMPEÑADOS EN
ENSALZAR LA FIGURA DE CARLOMAGNO
Y DE LA DINASTÍA CAROLINGIA, ACUSA-
RON INJUSTAMENTE A LOS GOBERNAN-
TES ANTERIORES, LOS MEROVINGIOS, DE
SER UNOS REYES INCULTOS Y BÁRBAROS.
Incluso en tiempos recientes se siguió ali-
mentando esta idea por culpa de las ideas nacionalistas de la
Francia moderna, llena de resentimiento hacia Alemania, ya
que allí se situaba el origen de estas gentes.

¿QUIÉNES FUERON, REALMENTE, LOS MEROVINGIOS?

En efecto, los merovingios fueron uno de los pueblos germáni-
cos, procedentes del norte de Europa, que, como bien sabrán,
jugaron un papel determinante en la caída del Imperio roma-
no. Siendo estrictos, todo parece indicar, según ellos mismos
afirmaban, que eran descendientes de los sicambrios, una de
estas tribus germánicas, que aparecieron en el siglo I y se de-
sarrollaron en la orilla derecha del río Rin, entre los ríos Ruhr y
Sieg –lo que actualmente es el Estado alemán de Renania del
Norte-Westfalia–, aunque no está muy claro que sea así.
Los propios merovingios pensaban que sus antepasados si-
cambrios procedían de una tribu escita o cimeria que ante-
riormente había vivido en las cercanías de la desembocadu-
ra del río Danubio y que era conocida como la tribu de los

CLÍO 39
España GRANDES DINASTÍAS
francos en honor a un mítico jefe
llamado Franko. Esto forma par-
te de la leyenda, pero sí es cierto
que los merovingios eran uno de
los pueblos francos, cuyo origen
sigue siendo un misterio, aunque
lo cierto es que fueron una coali-
ción de pueblos (usítepes, brúcte-
ros, sicambrios) que se unieron en
su avance hacia el oeste desde la
zona del bajo Rin, en torno al siglo
III de nuestra era.
Sea como fuere, el primer rey
merovingio fue Childerico I (436-
40 CLÍO
481), nombrado monarca en el
año 457, en cuya tumba, descu-
bierta en 1653, se encontró un
anillo que le identificaba como
rey de los francos —anillo con el
que se imprimían sus propias mo-
nedas—, en aquel momento foe-
deratus del decadente Imperio
romano.
Su padre, según la leyenda,
fue un tal Meroveo, que se pro-
clamó rey, supuestamente, en el
año 448, aunque su existencia
histórica no está demostrada. Se-
gún Gregorio de Tours, Meroveo
gobernó hasta el año 457 y parti-
cipó en la batalla de los campos
cataláunicos contra Atila, que se
produjo en el año 451. Lo cierto
es que fue el que dé nombre a
esta estirpe de reyes, ya que to-
dos ellos se reconocerán como
sus legítimos descendientes.
UNA HISTORIA COMPLEJA
El hijo de Childerico I fue Clodo-
veo I (481-511). Durante su reina-
do se consolidó su estirpe sobre
el resto de reyezuelos francos.
La aplastante victoria alcanzada
por Clodoveo sobre los alamanes
(496?) y su bautismo católico por
el obispo de Reims (498) convir-
tieron al nuevo soberano nacional
franco en el poder político-militar
más importante de las Galias. Sus
rivales eran los godos y los bur-
gundios. Se alió con los segundos
LOS MEROVINGIOS y derrotó militarmente a los visi-
eran uno de los pueblos godos (matando a su rey, Alarico
francos, cuyo origen II), que se vieron desplazados ha-
cia el sur, conservando una franja
sigue siendo un misterio, de terreno en la costa mediterrá-
aunque lo cierto es que nea, la Septimania o Narbonense.
fueron una coalición de Clodoveo se convirtió en el pri-
mer rey que gobernó sobre todas
pueblos que se unieron las tribus de los francos, y hoy
en su avance hacia el en día se considera el verdadero
oeste desde la zona del fundador de Francia —si somos
algo ligeros con qué es Francia—.
bajo Rin. Además, gracias a él, la Iglesia se
 convirtió en aliada de la dinastía
merovingia.
EL MITO MODERNO DE LOS MEROVINGIOS Al morir Clodoveo, se dividió
el reino en cuatro partes iguales,
COMO CONSECUENCIA DEL TREMENDO ÉXITO QUE OBTUVO una para cada uno de sus hijos,
L A NOVEL A EL CÓDIGO DA VINCI, DE DAN BROWN, LOS según las costumbres de la épo-
MEROVINGIOS SE PUSIERON DE MODA. Esta obra se hacía eco de ca, que consideraban las conquis-
una supuesta sociedad secreta, el Priorato de Sión, que en teoría se tas territoriales de la misma ma-
había encargado de custodiar durante siglos, y en secreto, la dinastía nera que los bienes personales o
de los merovingios. los bienes muebles: Clotario I se
En realidad, todo esto procedía de una serie de documentos falsos convirtió en rey de Soissons, de
que un francés llamado Pierre Plantard creó a principios de los años Reims y de los francos; Childe-
sesenta con la insana intención de argumentar que lo había encontrado berto I, rey de París; Clodomiro I,
el famoso Bérenger Saunière, cura de Rennes-le-Château, eran una rey de Orléans, y Teodorico I, rey
serie de genealogías que demostraban la supervivencia secreta del de Reims. Este último completaría
linaje merovingio, gracias a la protección del citado Priorato de Sión. la expansión franca en las Galias
Según estas obras apócrifas, esta estirpe se había perpetuado conquistando el reino burgundio
hasta la actualidad, terminando, precisamente, en el propio Plantard, y anexionando la Provenza os-
que así se apuntaba a sí mismo como candidato al trono de Francia, trogoda. A partir de entonces, la
algo absurdo ya que Francia, como tal, no existía. Sería lo mismo que cosa se pone confusa.
considerar a Don Pelayo rey de España, cuando en realidad fue rey de Los diferentes reinos merovin-
Asturias. gios (Neustria, Austrasia y Bur-
Lo curioso es que estas obras creadas por Plantard, que reciben gundia) se pelearon entre sí en
el nombre de Dossiers Secrets, sirvieron para que los autores de intestinas guerras civiles. Solo se
la exitosa e imaginativa obra El enigma sagrado (Michael Baigent, volvió a alcanzar cierta estabili-
Richard Leigh y Henry Lincoln; 1982) fuesen mucho más allá y dad con Clotario II (584-629), hijo
planteasen que los merovingios se habían mezclado con los herederos de Chilperico I. Este, al final de
de la descendencia de Jesús y María Magdalena… sus días, consiguió unificar todos
los reinos, que fueron heredados
por su hijo, Dagoberto I (603-
639), que también gobernó bajo
su autoridad a toda la monarquía
merovingia, además de someter
a los sajones, los gascones y los
bretones.
A partir de entonces tuvo lugar
un fenómeno curioso: los mayordo-
mos de palacio, que eran realmente
los que gobernaban, fueron poco
a poco adquiriendo poder y con-
virtiéndose en una casta paralela
TXHDOƓQDODFFHGHU¯DDOWURQRGHORV
francos. Y en parte se debió a que
los hijos de Dagoberto I eran aún
muy pequeños cuando este falleció,
y durante un tiempo los mayordo-
mos ocuparon la regencia. Además,
el reino se había dividido de nuevo,
ahora entre Neustria y Austrasia.
Finalmente, Pipino II de Heris-
tal (635-714), mayordomo de Aus-

CLÍO 41
España GRANDES DINASTÍAS

trasia, accedió al trono durante los

reinados de Teodorico III (654-
691) y de Dagoberto II (652-679).
Así comenzó el ascenso paulatino
al trono de la casa de Heristal, que
se vería confirmado por su hijo ile-
gítimo, Carlos Martel (686-741),
mayordomo de palacio de varios
reyes merovingios (Dagoberto III,
Chilperico II y Teodorico IV), que
llegó incluso a gobernar en dos
ocasiones sin ser rey.
Los hijos de Carlos Martel, Pi-
pino el Breve (715-768) y Carlo-
man (715-754), heredaron el car-
go de mayordomo en Neustria y
Austrasia, respectivamente, tras
la muerte de su padre en el año
741. Ambos serían los senescales
del último rey merovingio, Chil-
derico III (714-755). En noviembre
del 751, Pipino le derrocó y se hizo
coronar como rey de los francos.
Hasta aquí la historia de esta mí-
tica casta que gobernó parte de
lo que actualmente consideramos
como Francia a lo largo de dos siglos
y pico… Aunque en realidad en po-
cas ocasiones llegaron a dominarla
entera. Dagoberto I, por ejemplo,
sí lo hizo. Su nieto, Dagoberto II, en
cambio, solo fue rey de Austrasia.

CULTURA Y SOCIEDAD
MEROVINGIA
Clodoveo y sus descendientes se
consideraron a sí mismos como

LOS HIJOS DE
CARLOS MARTEL,
Pipino el Breve
y Carloman,
eredaron el cargo
de mayordomo en
Neustria y Austrasia,
respectivamente, tras
la muerte de su padre
en el año 741.
42 CLÍO
MEROVEO
AUNQUE SU EXISTENCIA HISTÓRICA ES DISCUTIDA, LOS
MEROVINGIOS AFIRMABAN QUE FUE REY DE LOS FRANCOS ENTRE
450 Y 458. dĂŵďŝĠŶůŽĂĮƌŵĂďĂGregorio de Tours en su Historia Francorum
(Historia de los francosͿ͕ĞƐĐƌŝƚĂĂŵĞĚŝĂĚŽƐĚĞůƐŝŐůŽs/͕ĂƵŶƋƵĞƐƵƚƌĂďĂũŽĚĞ
ŝŶǀĞƐƟŐĂĐŝſŶ͕ĨƵĞŶƚĞƉƌŝŵĂƌŝĂƉĂƌĂĐŽŶŽĐĞƌůŽƐŽƌşŐĞŶĞƐĚĞůŽƐŵĞƌŽǀŝŶŐŝŽƐ͕
ŚĂƐŝĚŽďĂƐƚĂŶƚĞĐƌŝƟĐĂĚŽƉŽƌůŽƐŚŝƐƚŽƌŝĂĚŽƌĞƐŵŽĚĞƌŶŽƐ͘
'ƌĞŐŽƌŝŽŚĂďůſĚĞĚŽƐũĞĨĞƐĨƌĂŶĐŽƐ͕FaramondLJƐƵŚŝũŽClodión el
Cabelludo͕ĐŽŵŽůŽƐƉƌŝŵĞƌŽƐƋƵĞƐĞůĂŶnjĂƌŽŶĂůĂĐŽŶƋƵŝƐƚĂĚĞůĂƐ'ĂůŝĂƐ͕
ĂĚĞŵĄƐĚĞŝĚĞŶƟĮĐĂƌĂůƐĞŐƵŶĚŽĐŽŵŽĞůƉĂĚƌĞĚĞMeroveo͘EŽŚĂLJ
ĞǀŝĚĞŶĐŝĂĚĞƋƵĞĞƐƚŽĨƵĞƐĞĂƐş͘
WŽƌŽƚƌŽůĂĚŽ͕ĞŶůĂCrónica de Fredegario͕ƵŶĂǀĂƐƚĂŽďƌĂĐŽŵƉƵĞƐƚĂ
ƉŽƌĐŝŶĐŽƚŽŵŽƐƋƵĞĨƵĞĞƐĐƌŝƚĂĞŶƚƌĞĞůϲϱϴLJĞůϲϲϬƉŽƌFredegario, un
ĐƌŽŶŝƐƚĂĨƌĂŶĐŽ͕ƐĞĐƵĞŶƚĂŽƚƌĂŚŝƐƚŽƌŝĂƐŽďƌĞĞůŵşƟĐŽDĞƌŽǀĞŽ͕ƋƵĞĂů
ƉĂƌĞĐĞƌĞƐƚĂďĂŵƵLJĞdžƚĞŶĚŝĚĂĞŶƚƌĞůŽƐŵĞƌŽǀŝŶŐŝŽƐ͕ĂƵŶƋƵĞĞƐĐůĂƌĂŵĞŶƚĞ
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>ĂůĞLJĞŶĚĂ͕ƉƌŽďĂďůĞŵĞŶƚĞ͕ŚĂĐĞƌĞĨĞƌĞŶĐŝĂĂůŽƌŝŐĞŶĚĞůŽƐĨƌĂŶĐŽƐĐŽŵŽ
ŚĂďŝƚĂŶƚĞƐĚĞůĂĐŽƐƚĂĚĞůŵĂƌĚĞůEŽƌƚĞ͕LJĂƋƵĞΗDĞƌͲΗƐŝŐŶŝĮĐĂΗŵĂƌΗ͕
ĂƵŶƋƵĞĂůŐƵŶŽƐĞƐƚƵĚŝŽƐŽƐŚĂŶƉƌŽƉƵĞƐƚŽƋƵĞĞůŵŽŶƐƚƌƵŽŵĂƌŝŶŽƉŽĚƌşĂ
ŚĂďĞƌƐŝĚŽƵŶĐŽŶƋƵŝƐƚĂĚŽƌĞdžƚƌĂŶũĞƌŽƋƵĞǀĞŶşĂĚĞůŵĂƌ͙
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ƌĞLJůĞŐĞŶĚĂƌŝŽ͘

herederos de Roma, aunque no

cuestionaron en ningún momento
la legitimidad del emperador que
gobernaba el Imperio romano de
Oriente, en Constantinopla. Admi-
nistraron sus dominios a la manera
romana, cobrando impuestos, nom-
brando condes y dejando la elec-
ción de los obispos en manos de
los monarcas. Además, crearon el
germen del posterior feudalismo, al
descentralizar la gestión dando po-
der a los señores locales más aleja-
dos de los centros urbanos.
Recordemos que solo duran-
te breves periodos de tiempo se
unificó el reino; por lo tanto, cada
uno de los reinos tenía su propia
capital: la de Neustria (al noroeste
de la actual Francia) era Soissons,
la de Austrasia (la zona noreste)
fue Meltz, y la de Burgundia (al
sur, en torno al valle del Ródano)

CLÍO 43
 España GRANDES DINASTÍAS

fue Lyon —hay que tener en cuenta

que durante los dos siglos y me-
dio de dominio merovingio los te-
rritorios de cada uno de estos rei-
nos casi nunca fueron constantes.
Aún no había una nobleza es-
tablecida, pero aquí se dieron
los primeros pasos. Sí que había
una clara estratificación social.
La clase más alta estaba formada
por los reyes, sus familiares y los
grandes señores de la guerra, así
como por los descendientes de
las antiguas familias senatoriales
galorromanas. Los obispos tuvie-
ron bastante poder en aquella so-
ciedad, ya bastante cristianizada,
y ejercieron como intermediarios
entre las clases medias y las altas
jerarquías merovingias.
La realeza era hereditaria, las
mujeres no podían gobernar y los
reyes eran mayores de edad con
tan solo doce años. Una curiosa
característica es que todos los
monarcas merovingios llevaban
el pelo largo, un signo visible de
su alta extracción social. Cortar el
pelo de un príncipe era quitarle
sus derechos.
Por supuesto, los reyes tenían
poder absoluto: podían crear y
anular leyes, tenían el derecho
de reunir a los ejércitos —no eran
permanentes— y declarar gue-
rras, y eran jueces supremos. Si
bien tenían una capital, vivían casi
siempre en el campo, en una villa.
Sus ministros, sus empleados y
toda su corte les seguían de villa
en villa. Era, en definitiva, una es-
pecie de gobierno nómada.
Con el paso del tiempo, confor-
me fueron perdiendo poder los
reyes en favor de los mayordomos
de palacio y de los condes de pro-
vincias, la sociedad se hizo cada
vez más aristocrática y feudal.
Lo que sí que se mantuvo igual
es el estatus de las clases menos
favorecidas, convertidos en vasa-

44 CLÍO
llos de los condes y duques, y de
los reyes. Además, había esclavos,
casi siempre prisioneros de gue-
rra, pero también descendientes
de los siervos galorromanos o
deudores que no habían podido
pagar sus deudas.
Durante los primeros tiempos,
siguiendo una clara inspiración
germánica, tanto los miembros
de las clases altas como los de las
clases medias se enterraban con
sus armas de guerra: los prime-
ros, con la característica espada
de doble filo y el francisc (un ha-
cha de chorro de un solo filo), y
los segundos con la scramasaxe,
una espada corta de un filo. De
aquí se puede deducir que la ma-
yoría de los hombres poseían, al
menos, esa espada corta. Será
diferente en los siglos siguientes,
cuando la nobleza se reserve el
derecho de portar armas. Poste-
riormente, conforme se fueron
cristianizando aquellas gentes, se critura se practicaba en papiro, un
abandonaron estas prácticas para
LA NOBLEZA era material que no resiste el paso del
acogerse a los cánones cristianos. hereditaria, las mujeres tiempo, muchas de sus obras fue-
Las mujeres de alto linaje, por no podían gobernar y ron copiadas por los posteriores
otro lado, eran enterradas con to- carolingios. Gracias a ello pode-
das sus galas y joyas.
los reyes eran mayores mos formarnos una idea de cómo
En otro orden de cosas, los me- de edad con tan solo era la vida intelectual de estas gen-
rovingios mantuvieron relaciones doce años. Una curiosa tes. Sabemos, por ejemplo, que las
comerciales con otros estados del clases altas eran bastantes cultas y
mundo mediterráneo y del norte,
característica es que todos sabían leer y escribir, y no solo por
incluso con el extremo oriente. los monarcas merovingios obligación profesional, sino que
Destacaron especialmente por llevaban el pelo largo, un leían y escribían por placer. Esto
sus excelentes metalúrgicos y or- puede parecer baladí, pero en los
febres, que poco tenían que envi-
signo visible de su alta siglos siguientes las clases altas no
diar a los del Imperio romano. extracción social. cultivaron apenas la cultura, y la es-
Desde un punto de vista artís- critura y la lectura se convirtieron
tico, los merovingios destacaron mente en pleno apogeo del góti- en un privilegio de los monjes.
de forma especial por sus escul- co) y la abadía de Saint-Germain- Por otro lado, sabemos que las
turas, sobre todo por sus elabo- des-Prés, ambas en París, son de mujeres de las clases altas eran
rados sarcófagos y altares, pero origen merovingio. las encargadas de la educación
también por su arquitectura, cla- Además, aunque se han conser- de sus hijos, por lo que también
ramente influida por Roma. Obras vado muy pocos textos de esta sabían leer y escribir. Además,
como la Basílica de San Martín, época —merece la pena destacar el tenían derecho a una parte de la
construida en Tours a finales del Sacramentario Gelasiano, del siglo herencia, y se sabe que muchas
siglo V, o la primitiva Basílica de VIII, que se encuentra en la Biblio- fundaron con sus propios bienes
Saint-Denis (reformada posterior- teca Vaticana—, debido a que la es- monasterios y conventos.

CLÍO 45
 España GRANDES DINASTÍAS

CARLOMAGNO
Y EL IMPERIO CAROLINGIO
LA PRIMERA EUROPA UNIDA
TRAS LA CAÍDA DEL IMPERIO ROMANO DE OCCIDENTE, EN EL SIGLO V, LOS
INVASORES “BÁRBAROS” ESTABLECIERON SU AUTORIDAD EN LA MAYOR PARTE
DE LOS TERRITORIOS QUE OCUPABA, DISGREGÁNDOSE EN VARIOS REINOS.
EN EL NORTE DE FRANCIA TOMARON EL PODER LOS FRANCOS MEROVINGIOS,
QUE TERMINARON SIENDO ABSORBIDOS POR SUS PROPIOS MAYORDOMOS DE
PALACIO, INICIÁNDOSE ASÍ LA DINASTÍA CAROLINGIA, DINASTÍA QUE LLEGÓ A
GOZAR DE GRAN ESPLENDOR CON EL EMPERADOR CARLOMAGNO, QUE BAJO SU
BATUTA REUNIFICÓ GRAN PARTE DEL DESAPARECIDO IMPERIO.

POR RAQUEL BERENGUEL Y ÓSCAR FÁBREGA, HISTORIADORES

L
OS FRANCOS FUERON UNA SERIE DE PUEBLOS DE RAÍCES GERMANAS, PROCEDEN-
TES DE LAS REGIONES DEL NORTE DE LA ACTUAL ALEMANIA, QUE ADQUIRIERON
PODER CONFORME SE FUERON EXPANDIENDO POR EL NORTE DE EUROPA, HASTA
QUE ACABARON ORGANIZANDO SU PROPIO REINO CON LA DINASTÍA MEROVIN-
GIA, QUE GOBERNÓ A LO LARGO DE VARIOS SIGLOS EN LAS ZONAS COMPRENDI-
DAS POR LA ACTUAL FRANCIA, BÉLGICA Y PARTE DE ALEMANIA.
La dinastía merovingia fue destronada y sustituida por la dinastía carolingia en el siglo
VIII. Esta dinastía surgió de la unión de los hijos del obispo franco Arnulfo de Metz (582-
640) y Pipino de Landen —o Pipino el Viejo— (c. 580-639), Ansegisel y Bega, respectivamente, padres de
Pipino de Heristal (c. 635-714), que a su vez se convertiría en bisabuelo del futuro Carlomagno. Nació
así un linaje que durante varias décadas asumió el cargo de mayordomos de palacio de los reyes francos
merovingios. Estos mayordomos eran los primeros intendentes del rey —lo más parecido a la figura del pri-
mer ministro contemporánea— y eran los que realmente gobernaban a los francos. No en vano, los reyes
merovingios se ganaron el apelativo de "reyes holgazanes".

EL NACIMIENTO DE UNA NUEVA DINASTÍA

Pipino de Heristal fue sucedido como mayordomo de palacio por su hijo ilegítimo Carlos Martel, "el Mar-
tillo", (686-741), que ganó mucho poder y prestigio gracias a su victoria en la batalla de Poitiers contra los

46 CLÍO
CLÍO 47
 musulmanes del califato omeya (en
el año 732), pero que nunca llegó
CORONA DE
CARLOMAGO. a ser rey, aunque estuvo a punto de
serlo tras la muerte de Teodorico
IV (737), cuando tomó el poder de
forma ilegítima y lo mantuvo hasta
el final de sus días (741).
Siendo estrictos, con él comenzó
realmente la dinastía carolingia —
de ahí su nombre—. Le sucedieron
en el cargo sus hijos Carloman
(715-754), mayordomo de palacio
de Austrasia, y Pipino el Breve
(715-768), mayordomo de palacio
de Borgoña, de Neustria y de Aus-
trasia, después de que su hermano
le cediese sus territorios en el 747
para hacer una vida monástica, y,
desde el año 751, rey de los fran-
cos con el nombre de Pipino III,
tras destronar al último rey mero-
vingio, Childerico III, con el apoyo
del papa Zacarías y de los nobles
más importantes.
Un año más tarde, Pipino y su
esposa Berta fueron consagrados
por San Bonifacio, nombrado ar-
zobispo y delegado por el Papa

CARLOMAGNO Y SUS HIJAS

L A AC TITUD DE C ARLOMAGNO HACIA SUS
HIJA S FUE MUY CUESTIONADA, E INCLUSO
HA SIDO TACHADA POR ALGUNOS COMO
DE SALVA JISMO, porque las mantuvo en casa
junto a él y nunca permitió que contrajeran
matrimonio, posiblemente para evitar futuras
sublevaciones de yernos por ostentar su poder.
Aun así les permitió mantener relaciones
extramaritales, llegando incluso a honrar a
sus concubinos, y tuvo aprecio por los hijos
bastardos que engendraban. Así sucedió, por
ejemplo, con la relación que su hija Bertha
mantuvo con un miembro de la corte de
envergadura como fue Angilberto, con el que
tuvo dos hijos, relación que finalizó cuando
este decidió entregarse a la vida monástica.
Tras la muerte de Carlomagno, su hijo Luis las
desterró de la corte y las envió a una serie de
conventos que su padre había elegido.

48 CLÍO
CARLOMAGNO se
convirtió en el máximo
exponente de la dinastía
carolingia y su reinado
fue la época de mayor
esplendor.

anterior, Gregorio III, y que tam-

bién apoyaba a Pipino. Por medio
de esta unción, la Iglesia reconocía
a la nueva dinastía.
El matrimonio tuvo bastantes hi-
jos, cuatro mujeres y tres varones.
Uno de ellos, también llamado Pipi-
no, falleció muy joven. Los otros dos
heredaron, tras la muerte de Pipino
III en el año 768, el cargo de reyes
de los diferentes territorios que con-
siguió gobernar el padre. Así pues,
el primogénito, Carlos, el futuro,
Carlomagno, heredó los territorios
de Austrasia, Neustrasia y Aquitania,
TXH HUDQ ODV ]RQDV P£V FRQŴLFWLYDV MUERTE DE
CARLOMAGO.
por las continuas rebeliones que allí
se producían; y su segundo hijo,
Carloman, los territorios de Aquita-
nia interior, Septimania, Alamania,
Alsacia, Provenza y Borgoña. Por otro, estaban las marcas, una los francos desde 768, rey nominal
Solo tres años después, en el 771, serie de divisiones administrativas de los lombardos desde 764 e Im-
falleció Carloman, pero, aunque ubicadas en las zonas fronterizas perator Romanorum —emperador—
dejó esposa y herederos, nunca rei- del imperio, con una mayor pre- desde el 25 de diciembre, día de
naron porque su hermano Carlos se sencia y militar y bajo el control Navidad, del año 800, cuando fue
apoderó de todos sus territorios. de los marqueses. Y, por último, ungido por el papa León III en la
estaban los ducados, gobernados Basílica de San Pedro de Roma,
CARLOMAGNO por los duques, que eran los que hasta su muerte, consiguiendo re-
Carlomagno, cuya fecha de na- tenían mayor rango de nobleza en unificar la mayor parte del antiguo
cimiento es incierta (742, 747 o esta escala piramidal. Eran territo- Imperio romano de Occidente bajo
748), compartió durante tres años rios que gozaban de mayor auto- el poder de los francos.
el reinado con su hermano Carlo- nomía y que solo debían una serie Desde el punto de vista económi-
man. Tras apropiarse de las pose- de tributos al emperador. co, se produjo una fuerte recesión,
siones de este, pasó a gobernar El emperador era el que ostenta- debido, entre otros factores, a que
un vasto reino que fue dividido en ba el máximo poder en esta jerar- el comercio por el Mediterráneo
diferentes circunscripciones ad- quía política y era quien convoca- estaba cerrado por el avance del
ministrativas. Por un lado, estaban ba a los ejércitos, administraba la Islam. Otro agravante fue el escaso
los condados, gobernados por los justicia real, designaba los títulos metal valioso para la acuñación de
condes, nombrados por el propio nobiliarios y les otorgaba mayor o moneda, lo que hacía difícil la ob-
rey, que ostentaban el poder ju- menor fuerza política. tención de artículos de lujo, ya que
dicial y militar sobre sus dominios Carlomagno se convirtió en el las minas estaban agotadas.
y tenían sus propios ejércitos a su máximo exponente de la dinastía El sistema económico se soste-
servicio, además de encargarse de carolingia y su reinado fue la épo- nía y se basaba principalmente en
cobrar los impuestos de sus zonas. ca de mayor esplendor. Fue rey de la agricultura y en la propiedad

CLÍO 49
 España GRANDES DINASTÍAS
territorial. Las consecuencias más
inmediatas fueron que la mediana
y pequeña propiedad desapare-
ció en favor de los grandes terra-
tenientes, que se fueron haciendo
cada vez más ricos y poderosos,
creándose así el germen del siste-
ma feudal.
Los feudos practicaban un go-
bierno autárquico, procurándose
los recursos para abastecer sus
necesidades por sí mismos sin de-
pender de una red comercial exte-
rior y a la vez un sistema político de
CARLOMAGNO
practicó una política
de conquistas con la
intención de recuperar
y unificar el antiguo
Imperio romano de
Occidente y anexionarlo
bajo la supremacía
carolingia.
50 CLÍO
vasallaje en la que se confiaba en
la lealtad del pueblo libre al empe-
rador. Este también fue el origen
de futuros problemas, ya que los
vasallos, en la práctica, le debían
lealtad tanto al emperador como a
su señor feudal local. Con el tiem-
po otorgaron mayor fidelidad a sus
señores que al propio emperador,
lo que facilitó las divisiones inter-
nas y las luchas intestinas.
Otro motivo por el que el Imperio
carolingio se fue debilitando paulati-
QDPHQWHIXHURQORVFRQŴLFWRVE«OLFRV
con otros reinos fronterizos. Carlo-
magno practicó una política de con-
quistas con la intención de recuperar
\XQLƓFDUHODQWLJXR,PSHULRURPDQR
de Occidente y anexionarlo bajo la
supremacía carolingia que había co-
menzado su padre Pipino III. Por ello,
durante su reinado tuvieron lugar va-
rias campañas contra los sajones (en-
tre el 772 y el año 804), consiguiendo
ƓQDOPHQWHDPSOLDUODVIURQWHUDVKDVWD
el este del río Elba, aunque no pudie-
ron quitarles su dominio en Bretaña.
También derrotó al duque de Babie-
ra, Tasilón II, que se levantó en armas
contra él monarca carolingio en el
año 788, anexionándose una serie de
territorios que se corresponden con
la Austria actual y parte de Croacia; y
realizó varias conquistas al norte de la
Península ibérica.
En resumidas cuentas, Carlomagno
consiguió su objetivo y llegó a contro-
lar un vastísimo imperio que abarcaba
los territorios de las actuales Francia,
Alemania, Austria, Suiza, Bélgica, Ho-
landa, Croacia y la República Checa,
así como el norte de Italia, contando
siempre con el apoyo del papado de
Roma. Un vastísimo imperio que no
sobreviviría a su muerte en el año 814.
SUCESIÓN Y DECADENCIA
Carlomagno tuvo veinte hijos con
ocho de sus diez mujeres conoci-
das, entre esposas y concubinas, que
mantenía en la corte e incluso viaja-
ban con él en las campañas militares.
De su matrimonio con Hildegarda
en el año 757/8, hasta la muerte de la
reina, en el año 783, nacieron nueve
hijos, entre los que estarían sus he- BERTA, MADRE DE CARLOMAGNO
rederos: Carlos el Joven, (772/74-
811), nombrado rey de los francos; BERTA O BERTRADA DE LAON, NACIDA ENTRE 710 Y 727, FUE ESPOSA DE
Carloman, rebautizado como Pipi- PIPINO EL BREVE Y MADRE DE CARLOMAGNO Y CARLOMÁN. Su origen es
no (773/78- 810), que fue monarca ĐŽŶĨƵƐŽ͕ƉĞƌŽƉĂƌĞĐĞƐĞƌĞůĞƐůĂďſŶĞŶƚƌĞůĂƐĚŝŶĂƐơĂƐŵĞƌŽǀŝŶŐŝĂLJĐĂƌŽůŝŶŐŝĂ͕LJĂƋƵĞ
de los lombardos en Italia; y Luis I ƚŽĚŽĂƉƵŶƚĂĂƋƵĞĨƵĞŚŝũĂĚĞCaliberto (HerbertͿLJGisela, condes de Laon, por lo
(778/20-840), apodado "el Piadoso" ƋƵĞĞƐƚĂƌşĂĞŵƉĂƌĞŶƚĂĚĂĐŽŶĚŽƐĚĞůĂƐĨĂŵŝůŝĂƐŵĄƐŝŵƉŽƌƚĂŶƚĞƐĚĞůŽƐĨƌĂŶĐŽƐ͗ůŽƐ
o Ludovico Pío, que fue quien he- ŵĞƌŽǀŝŶŐŝŽƐLJůŽƐŚƵŐŽďĠƌƟĚĂƐ͘
redó el título de emperador, ya que Li rouman de Berte͕ƵŶƉŽĞŵĂĠƉŝĐŽĚĞůƐŝŐůŽy///ĞƐĐƌŝƚŽƉŽƌĞůƉŽĞƚĂĚĞ Brabante
sus hermanos murieron antes de la Adenet-le roi͕ĐƵĞŶƚĂůĂŚŝƐƚŽƌŝĂĚĞĐſŵŽWŝƉŝŶŽ el Breve͕ĂƉŽĚĂĚŽĂƐşƉŽƌƐƵĞƐƚĂƚƵƌĂ
muerte de Carlomagno. Era un hom- ;ŵĞĚşĂϭ͕ϯϳŵͿ͕ĐŽŶƐŝŐƵŝſĐĂƐĂƌƐĞĐŽŶĞƌƚĂĞŶĞůĂŹŽϳϰϵ͕ĂƵŶƋƵĞĞƌĂƐƵĐŽŶĐƵďŝŶĂ
bre débil de carácter e indeciso, algo ĚĞƐĚĞƋƵĞƉŝĚŝſƐƵŵĂŶŽĞŶĞůϳϰϭ͕ĐƵĂŶĚŽĞůůĂƚĞŶşĂƐŽůŽϭϱĂŹŽƐ͘ŶĞƐƚĂŽďƌĂƐĞůĂ
que se manifestó en una mala ges- ĚĞƐĐƌŝďĞĐŽŵŽĚŽƚĂĚĂĚĞŵƵĐŚĂďĞůůĞnjĂLJŐƌĂŶĞƐƚĂƚƵƌĂ͕ĂƵŶƋƵĞƉĂƌĞĐĞƐĞƌƋƵĞƚĞŶşĂ
tión del imperio, que facilitó y provo- ƵŶĂĚĞĨŽƌŵŝĚĂĚ͕ƵŶƉŝĞŵĄƐŐƌĂŶĚĞƋƵĞŽƚƌŽ͕ƉŽƌůŽƋƵĞƐĞůĞŽƚŽƌŐſĞůĂƉŽĚŽĚĞΗůĂ
có, en parte, su desmembramiento. ĚĞůƉŝĞŐƌĂŶĚĞΗ͘ŶŽƚƌĂƐĨƵĞŶƚĞƐ͕ŝŶĐůƵƐŽ͕ƐĞĚĞĐşĂƋƵĞƚĞŶşĂĂůŐƵŶŽƐĚĞĚŽƐƉĞŐĂĚŽƐŽ
Durante el reinado de Luis I se su- ĞůůůĂŵĂĚŽƉŝĞĚĞKĐĂ͕ĚĞĂŚşƋƵĞƚĂŵďŝĠŶƐĞůĞĐŽŶŽnjĐĂĐŽŵŽΗZĞŐŝŶĂƉĞĚĞĂƵĐĂĞΗ͘
cedieron tres guerras civiles entre ƵŶƋƵĞŶŽĞƐƚĄĐůĂƌŽĐƵĂŶĚŽŶĂĐŝſƐƵƉƌŝŵĞƌŚŝũŽ͕Carlos͕ĞůĨƵƚƵƌŽĂƌůŽŵĂŐŶŽ͕
sus propios hijos por temas de he- ƚŽĚŽƉĂƌĞĐĞŝŶĚŝĐĂƌƋƵĞǀŝŶŽĂůŵƵŶĚŽĂŶƚĞƐĚĞƋƵĞƐĞƐĂŶĐŝŽŶĂƐĞĐĂŶſŶŝĐĂŵĞŶƚĞůĂ
rencias. Designó a su primogénito, ƵŶŝſŶĞŶƚƌĞƐƵƐƉĂĚƌĞƐ͕ĞŶĞůĂŹŽϳϰϵ͕ĂƵŶƋƵĞĐŽŶǀŝǀşĂŶĚĞƐĚĞĞůϳϰϭ͘
Lotario, el título de coemperador ũĞƌĐŝſŐƌĂŶŝŶŇƵĞŶĐŝĂĞŶWŝƉŝŶŽƉĂƌĂƋƵĞĚĞƐƚƌŽŶĂƐĞĂůƌĞLJŵĞƌŽǀŝŶŐŝŽChilderico
(desde el 817), por lo que sus her- III͕ƋƵĞĨƵĞĞŶĐĞƌƌĂĚŽĞŶƵŶĐŽŶǀĞŶƚŽ͕LJƐĞƉƌŽĐůĂŵĂƐĞƌĞLJ͘Ɛş͕ĚĞƐĚĞĞůĂŹŽϳϱϭ͕
manos, Luis (rey de Baviera) y Pipino WŝƉŝŶŽLJĞƌƚĂƐĞĐŽŶǀŝƌƟĞƌŽŶĞŶƌĞLJĞƐĚĞůŽƐĨƌĂŶĐŽƐ͘
(rey de Aquitania), se convirtieron en >Ă/ŐůĞƐŝĂůĂĐŽŶƐŝĚĞƌĂďĞĂƚĂ͘
sus vasallos. Esto provocó que los
propios hijos de Luis I intentasen de-
rrocar y destituir a su propio padre.
El asunto se complicó en el año
829, cuando el emperador deci-
dió dar el reino de Alemania a su
hijo Carlos el Calvo, fruto de su
segundo matrimonio, provocando
entre sus otros hijos un tremendo
enfado. De nuevo se aliaron para
enfrentarse a su padre, al que con-
siguieron destronar en el año 830,
sustituyéndolo en el cargo su hijo
Lotario. Pero Luis I volvió a ser res-
tituido en la asamblea de Nimega.
Estas rencillas familiares continua-
ron cuando, tras la muerte de Pipino
I de Aquitania (en el año 838), se pro-
dujo una nueva división en el impe-
rio y Carlos el Calvo pasó a ser rey
de la Aquitania occidental. Luis el
Germano, rey de Baviera, se suble-
vó un año más tarde y, aunque la re-
vuelta fue sofocada, aquí se marcó el
origen del posterior Imperio romano
germánico.
Luis I falleció en el año 840 y, tras
tres años de guerras intestinas, se
FRQVLJXLµ ƓUPDU XQ WUDWDGR PH-

CLÍO 51
 España GRANDES DINASTÍAS

CORONACIÓN
DE CARLOMAGO.

diante el que se intentó solucionar el

LA ESCUELA PALATINA DE CARLOMAGNO problema sucesorio de los reinos, la
OODPDGD SD] GH 9HUG¼Q ƓUPDGD HQ
CARLOMAGNO QUISO ELEVAR EL NIVEL CULTURAL DE SUS NOBLES el año 843. Lotario heredó la zona
CON EL FIN DE FORTALECER SU IMPERIO, FUNDANDO LA ESCUELA de Aquisgran y Roma, que a su vez
PALATINA, ubicada en el palacio de Aquisgrán (residencia del emperador se dividió en tres provincias (Lotarin-
en la capital del imperio). Allí se formarían los hijos del emperador y los gia, Burundia e Italia), que heredaron
de los funcionarios de la corte, convirtiéndose en un modelo para otras sus dos hijos, y que posteriormente
escuelas que surgirían posteriormente en Europa. Recibían formación de fueron absorbidas por el Imperio ro-
arte, ciencias, letras y conocimientos sobre la historia de la antigüedad, mano germánico. Alemania fue para
haciendo especial hincapié en asignaturas como Retórica, Gramática, Luis el Germano, que estableció su
Dialéctica, Geometría, Astronomía, Aritmética y Música. residencia allí, y Francia para Carlos el
Este Renacimiento carolingio, como han denominado algunos a esta Calvo, que a su vez tuvo problemas
apuesta de Carlomagno por la cultura y las artes latinas, también se territoriales con su sobrino Pipino II.
plasmó en el arte de la época, en el que se mezclaron las influencias del Todas estas subdivisiones territo-
arte clásico griego con el cristiano y el bizantino. riales debilitaron el Imperio carolin-
gio hasta tal punto que terminó su-
cumbiendo. A la vez, fueron el origen
de los posteriores estados europeos.
El último rey carolingio fue Luis V
(967-987), reinó solamente en Fran-
cia…, y solo durante un año, ya que
murió al caer de su caballo cuando
apenas había transcurrido un año
desde que se había ceñido la corona.
&RQ VX PXHUWH VH SXVR ƓQ D OD GL-
nastía Carolingia, ya que, al morir sin
descendencia, fue elegido como nue-
vo monarca Hugo Capeto (940-996),
hijo de Hugo el Grande, iniciándose
así la nueva dinastía de los Capetos.
52 CLÍO
 España GRANDES DINASTÍAS

EL ORIGEN DE LOS
BORBONES
EN ESPAÑA

54 CLÍO
 CON LA MUERTE DE CARLOS II, ÚLTIMO REY DE LA CASA DE AUSTRIA, SE DESENCADENÓ
UNA GUERRA DE SUCESIÓN EN ESPAÑA QUE AFECTÓ A LAS PRINCIPALES POTENCIAS DEL
VIEJO CONTINENTE. EN 1713 FELIPE V FUE FINALMENTE RECONOCIDO COMO NUEVO REY
DE ESPAÑA E INICIÓ UN PROGRAMA DE REFORMAS QUE ANTICIPARON LA DESTACABLE
RECUPERACIÓN ECONÓMICA QUE PROTAGONIZÓ EL PAÍS DURANTE EL SIGLO XVIII.
DURANTE SU REINADO, FELIPE V IMPULSÓ LA RACIONALIZACIÓN DE LA ADMINISTRACIÓN
CON LA INTENCIÓN DE FORTALECER EL ESTADO Y DE ESTA FORMA PROMOVER EL
DESARROLLO ECONÓMICO DE UN REINO SUMIDO, HASTA ESE MOMENTO, EN UNA
GALOPANTE CRISIS. LA NUEVA DINASTÍA INTENTÓ PONER EN MARCHA, DE IGUAL FORMA,
UN PROCESO DE REFORMA AGRARIA PARA SUPERAR EL ANCESTRAL ATRASO DEL CAMPO
Y AL MISMO TIEMPO SE LLEVARON A CABO POLÍTICAS PARA FOMENTAR EL COMERCIO, LA
PRODUCCIÓN INDUSTRIAL Y MEJORAR LAS VÍAS DE COMUNICACIÓN, Y ASÍ POSIBILITAR LA
FORMACIÓN DE UN MERCADO NACIONAL, UNIDO Y COHESIONADO, QUE REPERCUTIESE
EN BENEFICIO DE TODOS SUS SÚBDITOS.

WKZ:hEW>KWZΘ:s/ZDZd1EͳW/EE

L
A HISTORIA DE LOS BORBONES EN ES-
PAÑA ES TURBULENTA, UNA LARGA
TRAVESÍA A LO LARGO DE LOS TRES ÚL-
TIMOS SIGLOS, Y SU ORIGEN LO PODE-
MOS HACER REMONTAR A LA MUERTE
SIN DESCENDENCIA DEL ÚLTIMO REY
DE LA DINASTÍA DE LOS AUSTRIAS, EL 1
DE NOVIEMBRE DEL AÑO 1700. Carlos
II había sido proclamado rey a la tierna edad de 4 años,
pero nunca se puso demasiado esmero en su educación
puesto que se creía que viviría poco tiempo. A su falta de
formación se le sumó el escaso interés por las letras y su
falta de resolución y capacidad de mando, defectos de-
sastrosos para un gobernante y que hicieron que sus de-
FLVLRQHVHVWXYLHUDQVLHPSUHLQŴXHQFLDGDVSRUODVSHUVRQDV
de su entorno. A partir de 1696, la salud del rey sufrió un
deterioro importante, al punto que se empezó a especu-
lar con su muerte y a dar por hecho que no tendría hijos.
Quedaba sobre la mesa la cuestión de la sucesión a la Co-
rona española, un aspecto de trascendental importancia
que provocó una compleja red de intrigas palaciegas con
implicaciones en las relaciones diplomáticas entre las po-
tencias europeas.
En un primer testamento, que no se ha conservado, re-
dactado el 13 de septiembre de 1696, Carlos II legaba to-
dos los dominios de la Monarquía a José Fernando de Ba-
viera, de tres años de edad, príncipe elector y bisnieto de
Felipe IV. Sin embargo, José Fernando moriría tres años
después. Ante esta situación el Consejo de Estado emitió
XQDFRQVXOWDHQGRQGHVHHVSHFLƓFDED4XH9XHVWUD0D-

CLÍO 55
 España GRANDES DINASTÍAS

RETRATO DE
FELIPE V.

jestad ceda el todo de la Monarquía

a un nieto del rey de Francia, con la
seguridad de no haber incorpora-
ción de las dos coronas", aunque
HO UH\ QR WRPDU¯D OD GHFLVLµQ GHƓQL-
tiva hasta que desde el Consejo de
Castilla se le puso en conocimiento
de "el abismo de confusión en que
quedarían estos reinos si V. M. falta-
se sin dejar dadas sobre la sucesión
ODVP£VHƓFDFHVSURYLGHQFLDV)LQDO-
mente, el 3 de octubre de 1700 Car-
ORV,,ƓUPµXQQXHYRWHVWDPHQWRSRU
el que nombraba heredero universal
a Felipe de Anjou, futuro rey Felipe
V, nieto del rey de Francia Luis XIV.

GUERRA DE SUCESIÓN
Las potencias europeas, sobre todo
Inglaterra y Países Bajos, reacciona-
ron desfavorablemente, pues veían
con enorme recelo el aumento de
poder del rey de Francia, que con
toda seguridad iba a ejercer una
QRWDEOH LQŴXHQFLD VREUH VX MRYHQ
e inexperto nieto. Por otro lado, el
emperador Leopoldo I, de la Casa
de los Habsburgo, también reclama-
ba derechos a la Corona española
en la persona de su hijo menor, el
archiduque Carlos, alegando lazos
familiares. Ante esta situación, y te-
niendo en cuenta el peligro que para
muchos reinos europeos suponía la

LA SITUACIÓN DE LA ARMADA ESPAÑOLA A PRINCIPIOS DEL SIGLO XVII

TRAS LA MUERTE DE CARLOS II LA SITUACIÓN DE LA
ARMADA ERA DESASTROSA: APENAS DOS DOCENAS DE
BARCOS SE PODÍAN CONSIDERAR EN CONDICIONES DE
ENTRAR EN COMBATE. Esto explica el gran empeño que
se depositó en la reforma que pusieron en marcha grandes
estadistas del momento, como José Patiño y el Marqués de la
Ensenada.
El primero emprendería una ambiciosa reorganización
territorial, creando los tres departamentos marítimos –Norte,
Mediodía y Levante– en los que se construyeron las tres bases
navales que aún hoy perduran en España: Ferrol, Cádiz y
Cartagena. La Armada española llegaría a dar marinos de la talla
de Blas de Lezo o Pedro Mesía de la Cerda, y posteriormente,
durante el reinado de Carlos III, de Jorge Juan.

56 CLÍO

GUERRA DE
SUCESIÓN. CAÍDA
DE LA CIUDAD DE
BARCELONA.
SRVLEOHXQLµQGLQ£VWLFDGH)UDQFLD\
(VSD³DHO9LHMR&RQWLQHQWHHQWUµHQ
HVWDGR GH HEXOOLFLµQ /XLV ;,9 WUDV
FRQVXOWDU D VXV PLQLVWURV DFHSWµ HO
WHVWDPHQWR &XDOTXLHU PRYLPLHQWR
VHWHQ¯DTXHGDUFRQSUHFDXFLµQSDUD
HYLWDU XQ FRQŴLFWR GH JUDQ HQYHUJD-
GXUDDQLYHOHXURSHRTXHKLFLHVHSH-
OLJUDUODVXSHUYLYHQFLDGHODVJUDQGHV
SRWHQFLDV GHO FRQWLQHQWH (Q FRQWUD
GHORSURPHWLGRHOGHIHEUHURGH
 /XLV ;,9 FRPHWLµ OD WHPHULGDG
GHDQXQFLDUHOPDQWHQLPLHQWRGHORV
GHUHFKRVGH)HOLSH9DOD&RURQDGH
)UDQFLDORTXHHQODSU£FWLFDVXSRQ¯D
OD IXWXUD XQLµQ GLQ£VWLFD GH (VSD³D
INGIMAGE
15 de mayo de 1702 LA GUERRA DE SUCESIÓN
ODV SRWHQFLDV ƓUPDQ-
WHV GHO 7UDWDGR GH-
comenzaría en la frontera de Francia
FODUDURQ OD JXHUUD D con el resto de los estados firmantes
)UDQFLD\D(VSD³D de la Gran Alianza, trasladándose
/D *XHUUD GH 6XFH-
VLµQ FRPHQ]DU¯D HQ
después a la propia España, donde se
OD IURQWHUD GH )UDQFLDconvertiría en una guerra civil.
FRQHOUHVWRGHORVHV-
WDGRVƓUPDQWHVGHOD*UDQ$OLDQ]DWUDV- &DVWLOODORKDU¯DD)HOLSH9/DJXHUUDVH
ODG£QGRVHGHVSX«VDODSURSLD(VSD³D SURORQJDU¯D KDVWD  FXDQGR FDH
GRQGH VH FRQYHUWLU¯D HQ XQD JXHUUD %DUFHORQDDPDQRVGHORVHM«UFLWRVGHO
FLYLO/D&RURQDGH$UDJµQDSR\DU¯DDO UH\ERUEµQ$OO¯Rafael de Casanova,
DUFKLGXTXH&DUORVPLHQWUDVTXHODGH P£[LPDDXWRULGDGPLOLWDUGHODFLXGDG
\)UDQFLD$HVWRVHOHVXPDODFRQ-
FHVLµQD)UDQFLDSRUSDUWHGHOUH\GH EN LA GUERRA DE
SUCESIÓN ESPAÑOLA,
(VSD³D GH LPSRUWDQWHV SULYLOHJLRV LAS TROPAS DE FELIPE
V DERROTAN A LOS
HFRQµPLFRV D ODV FRORQLDV DPHUL- ALIADOS.
FDQDV HQWUH HOORV HO PRQRSROLR GH
LPSRUWDFLµQ GH HVFODYRV HO IDPRVR
ŏDVLHQWRŐ HQ FRQWUD GH ORV LQWHUHVHV
GHOFRGLFLRVRUHLQRGH,QJODWHUUD
(VWR HV PXFKR P£V GH OR TXH HV-
WDEDQ GLVSXHVWRV D DFHSWDU LQJOHVHV
\KRODQGHVHVTXHMXQWRFRQORVDXV-
WULDFRV ƓUPDQ HO 7UDWDGR GH OD *UDQ
$OLDQ]D GH /D +D\D SRU HO TXH VH
DSR\DEDQ ODV SUHWHQVLRQHV DXVWU¯D-
FDV DO WURQR HVSD³RO )LQDOPHQWH HO

CLÍO 57
 España GRANDES DINASTÍAS

negándose a rendir el último bastión

del archiduque Carlos, dictó el 11 de
septiembre un llamamiento que decía
"[…] todos como verdaderos hijos de la
Patria, amantes de la libertad, acudirán
DORVOXJDUHVVH³DODGRVDƓQGHGHUUD-
mar gloriosamente su sangre y su vida
por su Rey, por su honor, por la Patria y
por la libertad de toda España".

FELIPE V
Cuando Felipe V fue obligado a via-
jar hacia España para ser nombrado
rey, no era más que un niño delicado,
criado entre mimos y con una preo-
cupante tendencia hacia la melanco-
lía. Según sus biógrafos, entre ellos
Henry Kamen, en la vida de nuestro
primer representante de la dinastía
borbónica podemos encontrar mu-
chas luces y no pocas sombras. Al pa-
recer, el joven rey sufría un trastorno
bipolar que le provocaba constantes
cambios de humor y comportamien-
tos de tipo maníaco depresivo, pero
a pesar de sus evidentes trastornos
mentales, Felipe V "el Animoso" tuvo
el buen criterio, durante sus momen-
tos de lucidez (que también los tuvo),
de rodearse de importantes persona-
lidades y destacados políticos sobre
cuyas espaldas recayó la responsabi-
lidad de sacar a la monarquía espa-
ñola de la grave crisis que sufría des- RETRATO
GHƓQDOHVGHOVLJOR;9,, DE FELIPE V,
DURANTE SU
Durante su reinado se inició en Espa- NIÑEZ.
ña toda una serie de reformas tanto
administrativas como económicas o

EL ORIGEN DE LA BANDERA NACIONAL

DURANTE EL REINADO DE FELIPE V, EN 1732, SE

DISPUSO QUE TODOS LOS BUQUES DE GUERRA
ESPAÑOLES DEBÍAN ENARBOLAR LA BANDERA
NACIONAL, BLANCA CON EL ESCUDO DE ARMAS REALES.
Sería en 1785 cuando Carlos III, tras un concurso convocado
para elegir una bandera para nuestra Armada, adoptó la
ĚĞĮŶŝƟǀĂƌŽũĂLJŐƵĂůĚĂƉŽƌƐĞƌŵĄƐĨĄĐŝůŵĞŶƚĞǀŝƐŝďůĞĞŶĞů
mar por sus vivos colores. En un principio sería limitado a
barcos de guerra, extendiéndose posteriormente a puertos
LJĨƵĞƌƚĞƐĐŽƐƚĞƌŽƐ͘EŽƐĞƌşĂĂĚŽƉƚĂĚĂŽĮĐŝĂůŵĞŶƚĞĐŽŵŽ
bandera nacional hasta 1843 por Isabel II.

58 CLÍO
 LA FAMILIA
DE FELIPE V.
militares que supusieron un cambio
de paradigma con respecto a los reyes
de la anterior dinastía. La reforma de la
Administración estuvo motivada por
diversos factores, entre los que cabría
GHVWDFDU HO FDU£FWHU U¯JLGR LQHƓFD] \
EL REINADO DE LOS PRIMEROS
ellas las relacionadas con la hacienda,
la guerra y el orden público.
La combinación de esta centralización
político-administrativa con una serie de
reformas de tipo económico orientadas
por primera vez a una concepción mer-
cantilista de la eco-
nomía tuvo efectos
EHQHƓFLRVRV SDUD
V, hasta tal punto de que en algunas re-
giones de la España actual se le sigue
considerando uno de los grandes res-
ponsables de los males que aquejan al
país desde tiempos pretéritos (aunque
para ello se haya hecho uso de un evi-
dente proceso de manipulación histó-
ULFDFRQƓQHVSRO¯WLFRV
Como dijimos, el reinado de los
BORBONES EN ESPAÑA se caracterizó el conjunto del país, primeros borbones en España se ca-
por el intento de establecer un programa poniendo las bases racterizó por el intento de establecer
de la recuperación un programa de reformas para dar
de reformas para dar solución a los económica y la mo- solución a los muchos problemas que
muchos problemas que aquejaban al dernización de la aquejaban al reino, pero también por
reino, pero también para crear un nuevo maquinaria del Es- crear un nuevo modelo de Estado en
tado. el que se incrementase la igualdad
modelo de Estado. Es precisamente entre las distintos territorios que for-
en lo referente al maban la monarquía, aunque para
burocratizado de la anterior Adminis- proceso de centralización política lle- ello fuese necesario reducir los privi-
tración y el hecho de que la monarquía vado a cabo por los distintos gobier- legios económicos que representa-
tuviera que implantarse en medio de nos del rey donde radica el aspecto ban los antiguos regímenes forales,
una guerra civil, lo que propiciaría re- más polémico de la biografía de Felipe señoriales y regionales.
formas más radicales.
La máxima expresión de lo que fue-
ron estas reformas la tenemos en los
llamados Decretos de Nueva Planta,
puestos en marcha durante la Gue-
rra de Sucesión y que supusieron la
supresión de los fueros de Aragón,
Valencia, Cataluña y Mallorca. Estos
territorios fueron organizados, al igual
que el resto del país, en provincias y ca-
pitanías generales (excepto Navarra y
Vascongadas). Al mismo tiempo, para
PHMRUDUODHƓFDFLDGHO(VWDGRVHLQWUR-
GXMRODƓJXUDGHORVLQWHQGHQWHVTXH
desempeñaban múltiples tareas, entre

CLÍO 59
 España GRANDES DINASTÍAS

RETRATO DE
FERNANDO VI
EL PRUDENTE.
Este es el verdadero motivo por el
TXHORVJUXSRVP£VEHQHƓFLDGRVHFR-
QµPLFDPHQWHFHORVRVJXDUGLDQHVGH
VXV SURSLRV SULYLOHJLRV HQ FRQWUD GH
ORV LQWHUHVHV GHO UHLQR KD\DQ FDUJD-
GRODVWLQWDVFRQWUDODGHFLVLµQGHORV
primeros borbones de suprimir los
IXHURV cHVWDWXWRV MXU¯GLFRV GH RULJHQ
PHGLHYDO DXQTXH OD VXSUHVLµQ GH
HVWRVSULYLOHJLRV\SRUORWDQWRGHORV
IXHURV TXH EHQHƓFLDEDQ OµJLFDPHQ-
WHDODDOWDDULVWRFUDFLDVXSXVLHVHQHQ
UHDOLGDGHORULJHQGHOGHVDUUROORHFR-
QµPLFRGHODVUHJLRQHVSHULI«ULFDVGHO
UHLQR DO TXHGDU OLEUHV GH H[HQFLRQHV
\ OLEHUWDGHV VH³RULDOHV \ IRUDOHV TXH
REVWDFXOL]DEDQVXGHVDUUROOR

REFORMISMO BORBÓN
El reformismo de los distintos gobier-
QRVGHOUH\)HOLSH9FRQWLQXµFRQ Fer-
nando VI el Prudente 
FRQTXLHQ(VSD³DPDQWHQGU£XQDSRO¯-
WLFDGHQHXWUDOLGDGJUDFLDVDOEXHQKD-
FHUGHJosé de Carvajal \HO0DUTX«V
GH OD (QVHQDGD FHQWUDQGR VX DFFLµQ
GH JRELHUQR HQ OD UHVWDXUDFLµQ GHO
poder naval para así poder mantener
DELHUWDVODVY¯DVGHFRPXQLFDFLµQFRQ
ORV WHUULWRULRV DPHULFDQRV VHULDPHQWH
DPHQD]DGRV SRU HO LQFUHPHQWR GHO
SRGHUGHOD$UPDGDEULW£QLFDDSHVDU
de su derrota frente a la monarquía es-
SD³RODHQODDQWHULRU*XHUUDGHO$VLHQ-
WRHQODTXHEULOODURQFRQOX]SURSLD
$ )HUQDQGR 9, OH VXFHGLµ Carlos III
HQ  LQLFL£QGRVH XQ SHULRGR GH
WUHLQWD D³RV GH LPSRUWDQWHV UHIRUPDV
TXHDEDUFDURQP¼OWLSOHVDVSHFWRVGHOD
DFWLYLGDG HFRQµPLFD SRO¯WLFD FXOWXUDO
\ UHOLJLRVD SLORWDGRV WRGRV HOORV SRU
una serie de personajes imbuidos del
HVS¯ULWXGHOD,OXVWUDFLµQ\TXHFRQWULEX-
\HURQDGLIXQGLUORVSULQFLSLRVVREUHORV
TXHVHVXVWHQWµHO(VWDGRQDFLRQDO
(Q VXV HVFULWRV ORV LOXVWUDGRV HVSD-
³ROHVOlavideFloridablancaJove-
FRQMXQWR\SRUHVRDERJDURQSRUXQD
serie de programas para mejorar la si-
WXDFLµQGHOFDPSRGHODVLQIUDHVWUXF-
WXUDVGHODLQGXVWULD\SDUDIRPHQWDUHO
OLEUHFRPHUFLR
'HVJUDFLDGDPHQWH OD PHUD H[LVWHQ-
FLDGHHVWDSRO¯WLFDUHIRUPLVWDSRUSDUWH
GHOD&RURQD\ODVPHGLGDVSURJUHVLVWDV
de sus ministros ilustrados terminaron
DVXVWDQGRDORVJUXSRVSULYLOHJLDGRVWDO
\FRPRVHSXHGHFRPSUREDUFRQORVVX-
FHVRVDFRQWHFLGRVGXUDQWHHOPRW¯QGH
marinos de la talla de Blas de Lezo o llanosřVHUHƓULHURQDORVSUREOHPDV (VTXLODFKH HQ  (Q  FXDQGR
Pedro Mesía de la Cerda QDFLRQDOHV FRPR HOHPHQWRV GH XQ PXHUH &DUORV ,,, OD VRFLHGDG HVSD³R-

/$&216,787&,•1'(

EL PROCESO DE CONVERSIÓN DE ESPAÑA EN UN

^dKͳE/MEDKZEK/E//KWKZ>K^
WZ/DZK^KZKE^>>'Z1Z/^d>/Z
WZ/E/W/K^>^/'>Ky/yKE>WZ/DZ
CONSTITUCIÓN DE NUESTRA HISTORIA, aprobada el 19
de marzo de 1812, mientras los española (especialmente el
pueblo en armas) luchaban contra el francés para recuperar
ƐƵŝŶĚĞƉĞŶĚĞŶĐŝĂ͘ŽŵƉƵĞƐƚĂƉŽƌϯϴϰĂƌơĐƵůŽƐ͕ůĂĐŽŶŽĐŝĚĂ
como “la Pepa” consagraba la soberanía nacional, la división
ĚĞƉŽĚĞƌĞƐLJůŽƐĚĞƌĞĐŚŽƐƉŽůşƟĐŽƐĨƵŶĚĂŵĞŶƚĂůĞƐ͕ĐŽŵŽůĂ
libertad civil, de prensa y el derecho de propiedad, de los que
gozaban los españoles “de ambos hemisferios”.

60 CLÍO

JOSÉ DE
CARVAJAL.
la se encuentra dividida entre los que
pretenden continuar por la senda de la
modernidad y los que se aferran en de-
fender sus privilegios dando la espalda
a los intereses del reino.
A FERNANDO VI le sucedió Carlos III en
1759, iniciándose un periodo de treinta
años de importantes reformas que
abarcaron múltiples aspectos de la actividad
económica, política, cultural y religiosa,
pilotados por una serie de personajes
imbuidos del espíritu de la Ilustración.
VUELTA AL PASADO
Con los reinados de Carlos IV y Fer-
nando VII, la monarquía española se
adentrará en aguas turbulentas, obliga-
da a superar un reto que llegará a ame-
nazar su propia supervivencia, aunque
a pesar de todo nada podrá detener
la formación del Estado moderno del
que seguimos siendo deudores, proce-
so este que se desarrolla a lo largo del
siglo XIX cuando España deja atrás las
formas del Antiguo Régimen durante el
reinado de Isabel II entre 1833 y 1868.
Tras la muerte de Fernando VII se ini-
ció una larga guerra civil que enfrentó
a los carlistas de tradición absolutista
contra los isabelinos, partidarios del
liberalismo. El triunfo de los últimos
permitió la
transforma-
ción de las
antiguas es-
tructuras de
poder y la im-
plantación de
una monar-
quía constitu-
cional y parla-
mentaria.
La burguesía,
clase social emergente, controlará el
nuevo sistema mediante la práctica del
sufragio censitario y el establecimiento
de un orden jurídico que permitió el
desarrollo del capitalismo y con este, la
conversión de la propiedad señorial en
propiedad privada, y el asentamiento
de la libertad de contratación, industria
y comercio.
A pesar de todo, España siguió su-
friendo continuos pronunciamientos
militares y revueltas populares, una
VLWXDFLµQTXHVHSURORQJµKDVWDHOƓ-
MARQUÉS
DE LA
ENSENADA.
nal del reinado de Isabel II en 1868,
cuando se vio obligada a elegir el
camino del exilio después de la revo-
lución “Gloriosa,” a la que le sucedió
un periodo de tremenda inestabilidad
(El Sexenio Democrático o Revolucio-
nario), en los que se sucedieron varios
regímenes políticos.
El Sexenio Democrático ha sido con-
siderado como la última etapa de la
revolución liberal en España, pero el
intento de instaurar un sistema más
democrático llegó en el momento me-
nos adecuado. En el país se produjeron
WRGRWLSRGHFRQŴLFWRVŊOHYDQWDPLHQWRV
carlistas, guerra en Cuba y revueltas
VRFLDOHVŊFRPRFRQVHFXHQFLDGHODXJH
del socialismo y el anarquismo. El fraca-
so del Sexenio tras la regencia, la mo-
narquía democrática de Amadeo de
Saboya y la República condujo al pe-
riodo de la Restauración borbónica en
la persona de Alfonso XII, un sistema
ideado por Canovas que se fundamen-
ta en la alternancia de poder entre dos
grandes partidos políticos, el conserva-
dor y el liberal, cuya descomposición
provocará la proclamación de la Segun-
da República y, posteriormente, el inicio
de la Guerra Civil.
CLÍO 61
Protagonistas REYES Y REINAS

MONARQUÍAS
EUROPEAS
D
LOS PRINCIPALES E ENTRE TODOS
ELLOS, CARLO-

PROTAGONISTAS MAGNO, CONSI-

DERADO EL PA-
DRE DE EUROPA,
SOLO UNOS POCOS MONARCAS HAN CAMBIADO EL CURSO DE LA HISTORIA FUE SU PRIMER
DURANTE SU REINADO, AUNQUE LA MAYORÍA DE ELLOS HAN TENIDO EN SU EMPERADOR.
MÁS O MENOS DURADERO MANDATO ALGUNA TRASCENDENCIA. VAMOS A Los elementos de
la cultura grecorromana, del cristia-
HACER UN REPASO A AQUELLOS QUE REALMENTE CAMBIARON EL CURSO
nismo y de los pueblos bárbaros se
DE LA HISTORIA, YA SEA POR SUS CAMPAÑAS MILITARES O POR SUS IDEAS entremezclaron para dar origen a la
POLÍTICAS O RELIGIOSAS, AQUELLOS HITOS QUE HAN CONVERTIDO A cultura occidental.
EUROPA EN LO QUE ES EN NUESTROS TIEMPOS. Probablemente nacido en Hers-
tal, Bélgica, el 2 de abril de 742, 747
POR ÁNGEL SÁNCHEZ CRESPO o 748, murió en Aquisgrá el 28 de

62 CLÍO
enero de 814, fue rey de los fran-
cos desde 768, rey nominal de los
lombardos desde 764 e Imperator
Augustus desde el año 800 hasta su
muerte. Hijo del rey Pipino el Bre-
ve y de Bertrada de Laon, sucedió
a su padre y reinó con su hermano,
Carloman I. La muerte de Carlomán
evitó que estallara la guerra entre
ambos hermanos, cuyas relaciones
siempre fueron tensas. Reforzó las
amistosas relaciones que su padre
había mantenido con el papado, y se
convirtió en su protector tras derro-
tar a los lombardos en Italia.
Asimismo, combatió a los musul-
manes que amenazaban sus pose-
siones en la Península ibérica y luchó
contra los pueblos eslavos. Tras una
larga campaña logró someter a los
sajones, obligándolos a convertirse
al cristianismo para incorporarlos a
su reino; ese fue el inicio del Sacro
Imperio Romano Germánico.
Expandió los distintos reinos fran-
cos hasta transformarlos en un im-
perio, al que incorporó gran parte
de Europa Occidental y Central.
Conquistó Italia y fue coronado Im-
perator Augustus por el papa León
III, el 25 de diciembre del año 800,
en Roma.
Comúnmente se ha asociado su rei-
nado con el Renacimiento carolingio, un
resurgimiento de la cultura y las artes la-
tinas, a través del Imperio carolingio, que
estableció una identidad europea co-
mún. Por medio de sus conquistas en el
extranjero y sus reformas internas, Car-
lomagno sentó las bases de lo que sería
Europa Occidental en la Edad Media.
ISABEL LA CATÓLICA
Isabel I de Castilla, (Madrigal de las
Altas Torres, 1451-Medina del Cam-
CLÍO 63
Protagonistas REYES Y REINAS

po 1504), representante de la Casa LOS REYES

CATÓLICOS EN LA
Trastámara, no estaba destinada a CONQUISTA DE
ocupar el trono, pero su determina- GRANADA.
ción le permitió conquistarlo.
Ya dueña de la Corona, ejerció por
sí misma el poder y llevó al reino de
Castilla a la cúspide de su prestigio.
Junto a Fernando II de Aragón, su
esposo, se produjo un auge de la
economía, la conclusión de la Re-
conquista a los musulmanes de todo
el territorio peninsular y el fortaleci-
miento de la fe católica. Implantó la
Santa Hermandad, institución en-
cargada de garantizar la estabilidad
del orden público y la administra-
ción de justicia, abolió las prerroga-
tivas otorgadas a la nobleza por En-
rique IV, y convirtió el Consejo Real
en el principal órgano de gobierno
del reino.
Saneó
la Ha- cienda pública, gracias a un estric- proceso de unificación religiosa con
to sistema fiscal, e incentivó el de- la expulsión de los judíos (1492) y los
sarrollo de la ganadería ovina y del mudéjares (1502). Pero, sin duda, su
comercio lanero. Además, supo ca- mayor hito fue el apoyo a la expe-
nalizar la tradición militar y expansi- dición que culminaría con el descu-
va de Castilla hacia la conquista del brimiento de América por Cristóbal
reino nazarí de Granada, último bas- Colón (1492).
tión islámico en la Península (1492),
y la guerra contra los musulmanes PERSONAJES ILUSTRES
norteafricanos, a los que arrebató Durante el reinado de Carlos I de
Melilla (1497). España y V del Sacro Imperio Roma-
En materia religiosa, Isabel la Ca- no-Germánico (Gante, 24 de febrero
tólica llevó a cabo una profunda re- de 1500-Cuacos de Yuste, 21 de sep-
forma eclesiástica con la ayuda del tiembre de 1558), España se convir-
cardenal Cisneros. Creó el Tribunal tió en la primera potencia mundial.
de la Inquisición para velar por la or- Su hijo Felipe II seguiría sus pasos
todoxia católica (1478) y culminó el llegando a consolidar un fabuloso

ISABEL LA CATÓLICA llevó a cabo una

profunda reforma eclesiástica con la ayuda
del cardenal Cisneros. Creó el Tribunal de
la Inquisición para velar por la ortodoxia
católica y culminó el proceso de
unificación religiosa con la expulsión
de los judíos y los mudéjares.
64 CLÍO

imperio producto de las conquistas
de los Trastámara y los Habsburgo,
que solo la resistencia inglesa pudo
frenar con su reina Isabel I, otra de
las grandes figuras de la monarquía
europea, en concreto, de la dinastía
Tudor, capaz de vencer a la Armada
Española, gobernar en la Inglaterra
protestante y liderar la edad dorada
inglesa de la exploración, las artes y
las ciencias.
Tampoco podemos olvidar a En-
rique VIII de Inglaterra, padre de
la mencionada Isabel I. El rey Tu-
dor, además de por su obesidad,
su promiscuidad y su facilidad para
emplear el hacha del verdugo para
deshacerse de sus esposas, se esta-
bleció como jefe supremo de la Igle-
sia inglesa, rompiendo con la Iglesia
católica romana, y logrando fortale-
cer el poder real. Un hecho trascen-
dental en la historia europea, que
aún en nuestros días sigue vigente.
Pero si el dominio de Europa ini-
ciado por Carlomagno tuvo su con-
tinuación con los Trastámara de
Isabel de Castilla y Fernando de
Aragón, a los que sucedieron los
RETRATO DE
JORGE III DE
INGLATERRA.
LA OTRA CARA DE LA MONEDA
SI ALGUNOS REYES Y REINAS HAN SIDO EL MOTOR DE SUS REINOS, HAY
QUE DESTACAR TAMBIÉN A AQUELLOS, QUE POR RAZONES OPUESTAS, HAN
DEJADO SU IMPRONTA EN LA HISTORIA DE EUROPA. EL DESGOBIERNO, SU
CRUELDAD O LA LOCURA MARCARON SUS AÑOS COMO MONARCAS.
Leopoldo II de Bélgica, rey de los belgas entre 1865 y 1909, fue el fundador y
único propietario del Estado Libre del Congo, un proyecto privado encabezado por
ĠůŵŝƐŵŽ͘hƟůŝnjſĂůĞdžƉůŽƌĂĚŽƌ Henry Morton Stanley para ayudarle a reclamar el
ŽŶŐŽ͕ƵŶĄƌĞĂƋƵĞĂĐƚƵĂůŵĞŶƚĞŽĐƵƉĂůĂZĞƉƷďůŝĐĂĞŵŽĐƌĄƟĐĂĚĞůŽŶŐŽ͘ŶůĂ
Conferencia de Berlín de 1884-1885, las naciones europeas con intereses coloniales
ʹƋƵĞƉĂĐƚĂƌŽŶĞůƌĞƉĂƌƚŽĚĞĨƌŝĐĂʹƐĞĐŽŵƉƌŽŵĞƟĞƌŽŶĂŵĞũŽƌĂƌůĂǀŝĚĂĚĞůŽƐ
ŚĂďŝƚĂŶƚĞƐŶĂƟǀŽƐĚĞůŽŶŐŽ͕ĂůƟĞŵƉŽƋƵĞĐŽŶĮƌŵĂƌŽŶƐƵƉŽƐĞƐŝſŶƉŽƌƉĂƌƚĞĚĞ
>ĞŽƉŽůĚŽ//͘^ŝŶĞŵďĂƌŐŽ͕ĚĞƐĚĞƵŶƉƌŝŶĐŝƉŝŽ͕ĞůŵŽŶĂƌĐĂŝŐŶŽƌſĞƐƚĂƐĐŽŶĚŝĐŝŽŶĞƐ
LJĂŵĂƐſƵŶĂŐƌĂŶĨŽƌƚƵŶĂŐƌĂĐŝĂƐĂůĂĞdžƉůŽƚĂĐŝſŶĚĞůŽƐƌĞĐƵƌƐŽƐŶĂƚƵƌĂůĞƐĚĞůƉĂşƐ
ʹĐĂƵĐŚŽ͕ĚŝĂŵĂŶƚĞƐLJŽƚƌĂƐƉŝĞĚƌĂƐƉƌĞĐŝŽƐĂƐʹLJůĂƵƟůŝnjĂĐŝſŶĚĞůĂƉŽďůĂĐŝſŶŶĂƟǀĂ
como mano de obra forzada y esclava. Su régimen africano fue responsable de la
muerte de casi quince millones de congoleños, aunque las cifras oscilan y las más
ŽƉƟŵŝƐƚĂƐůĂƐĚĞũĂŶĞŶŽĐŚŽŵŝůůŽŶĞƐ͕ĐŽŵŽƐŝĞƐƚĂĨƵĞƌĂƵŶĂĐĂƚĄƐƚƌŽĨĞŵĞŶŽƌ͘
Erik XIV de Suecia parece ser que fue un paranoico que mandaba asesinar a quien
ŽƐĂƌĂƌĞşƌƐĞĨƌĞŶƚĞĂĠů͘ƵƌĂŶƚĞƵŶƟĞŵƉŽƉĞŶƐſƋƵĞĠůĞƌĂƐƵƉƌŽƉŝŽŚĞƌŵĂŶŽ͘
No es el único caso de reyes con demencia. En España, Felipe VƉĂĚĞĐŝſĂƚĂƋƵĞƐĚĞ
ŵĞůĂŶĐŽůşĂLJƐƵŚŝũŽ Fernando VI ƚĞƌŵŝŶſƉƌŽƉŝŶĂŶĚŽŵŽƌĚŝƐĐŽƐĞŶůĂƐŶĂƌŝĐĞƐĚĞ
sus criados, hasta el punto de que su hermano, Carlos III͕ƉŝĚŝſƋƵĞƐĞĐŽŶƚƌŽůĂƌĂ
"moderadamente" a su hermano.
ƵƌĂŶƚĞůŽƐƐĞŝƐĂŹŽƐƋƵĞĚƵƌſƐƵƌĞŝŶĂĚŽ͕ĞŶƚƌĞϭϯϮϮLJϭϯϮϴ͕Carlos IV de Francia
ŝŶĐƌĞŵĞŶƚſůŽƐŝŵƉƵĞƐƚŽƐ͕ŝŵƉƵƐŽƚƌĂďĂũŽƐŽŶĞƌŽƐŽƐLJĐŽŶĮƐĐſƉŽƐĞƐŝŽŶĞƐĚĞĂƋƵĞůůŽƐ
ƋƵĞŶŽĞƌĂŶĚĞƐƵĂŐƌĂĚŽ͘ĚƋƵŝƌŝſƵŶƚĞŵŽƌŝƌƌĂĐŝŽŶĂůŚĂĐŝĂƚŽĚŽůŽƋƵĞůĞƌŽĚĞĂďĂ͕
ŝŶĐůƵƐŽŵĂŶĚſĞũĞĐƵƚĂƌĂƐƵƐƉƌŽƉŝŽƐĐĂďĂůůĞƌŽƐƉŽƌŵŝĞĚŽĂǀĞƌƐĞƚƌĂŝĐŝŽŶĂĚŽ͘WŽƌ
ŵŽŵĞŶƚŽƐŶŽƌĞĐŽŶŽĐşĂĂƐƵĞƐƉŽƐĂĞŚŝũŽƐ͕ŶŝƚĂŵƉŽĐŽƐĂďşĂƋƵŝĠŶĞƌĂĠůŵŝƐŵŽ͘
En 1811, Jorge III de Inglaterra ƐƵĨƌşĂƵŶĂĚĞŵĞŶĐŝĂƚŽƚĂů͕ĚĞŵŽĚŽƋƵĞƐĞĚĞĐŝĚŝſ
ĐŽŶĮŶĂƌůŽĞŶĞůĐĂƐƟůůŽĚĞtŝŶĚƐŽƌŚĂƐƚĂƐƵŵƵĞƌƚĞ͘ůŐƵŶĂƐǀĞĐĞƐŚĂďůĂďĂƐŝŶƉĂƵƐĂ
ĚƵƌĂŶƚĞŚŽƌĂƐ͕ĚĞĐşĂƋƵĞĐŽŶǀĞƌƐĂďĂĐŽŶůŽƐĄŶŐĞůĞƐLJƐĂůƵĚſƵŶĂǀĞnjĂƵŶƌŽďůĞƋƵĞ͕
según él, era el rey Federico Guillermo III de Prusia.
CLÍO 65
 Protagonistas REYES Y REINAS

CONTRASTES EN ESPAÑA
ISABEL DE CASTILLA, CARLOS I Y FELIPE II LOGRARON FORJAR UN IMPERIO
INIGUALABLE, PERO LA DECADENCIA DEL MISMO FUE IRREVERSIBLE. Los tres
ƷůƟŵŽƐƵƐƚƌŝĂƐŶŽƐŝŐƵŝĞƌŽŶĞůĞũĞŵƉůŽĚĞƐƵƐĂŶƚĞĐĞƐŽƌĞƐ͘Felipe III ŶƵŶĐĂƚƵǀŽŐĂŶĂƐ
ĚĞƌĞŝŶĂƌ͕ƋƵŝnjĄůĂĨƵĞƌƚĞƉĞƌƐŽŶĂůŝĚĂĚĚĞƐƵƉĂĚƌĞ͕Felipe II,ůŽĂŶƵůĂƌĂ͕ƉĞƌŽŚĂƐƚĂƉĂƌĂ
ĞŶĐŽŶƚƌĂƌĞƐƉŽƐĂĚĞĐůŝŶſĞŶůĂĚĞĐŝƐŝſŶƉĂƚĞƌŶĂ͘WŽƌƐƵƉĂƌƚĞ͕Felipe IV ĨƵĞƵŶƌĞLJĚĞ
ĐŽŶƚƌĂƐƚĞƐ͕ƉĞƌŽƐƵƉƌŽŵŝƐĐƵŝĚĂĚƐĞdžƵĂůůĞƚĞŶşĂŵĄƐƟĞŵƉŽĞŶůĂƐĐĂůůĞƐĚĞDĂĚƌŝĚ
ďƵƐĐĂŶĚŽĞůƉůĂĐĞƌƋƵĞĞŶĞůZĞĂůůĐĄnjĂƌŐŽďĞƌŶĂŶĚŽ͘^ƵŚŝũŽ͕Carlos II,ƋƵŝnjĄĐŽŵŽ
ĐŽŶƐĞĐƵĞŶĐŝĂĚĞůĂĐŽŶƐĂŶŐƵŝŶŝĚĂĚĚĞůŽƐ,ĂďƐďƵƌŐŽ͕ƌĞƐƵůƚſĞƐƚĠƌŝů͕ĂĚĞŵĄƐĚĞŶŽĞƐƚĂƌ
ĚŽƚĂĚŽƉŽƌůĂƐůƵĐĞƐĚĞůĂŝŶƚĞůŝŐĞŶĐŝĂ͘dƌĂƐƐƵŵƵĞƌƚĞƐĞƉƌŽĚƵũŽůĂ'ƵĞƌƌĂĚĞ^ƵĐĞƐŝſŶ
ƐƉĂŹŽůĂ͕ĚĞŶĞĨĂƐƚĂƐĐŽŶƐĞĐƵĞŶĐŝĂƐĞŶĂůŐƵŶŽƐƚĞƌƌŝƚŽƌŝŽƐĚĞƐƉĂŹĂ͕ĐŽŵŽĞŶĂƚĂůƵŹĂ͕
ĚŽŶĚĞĂƷŶƐĞƌĞĐƵĞƌĚĂ͘Felipe V͕ĞůƉƌŝŵĞƌŽƌďſŶƚĞƌŵŝŶſƐƵƐĚşĂƐŝŶĐĂƉĂnjĚĞƌĞŐŝƌƐƵƐ
ĚĞƐƟŶŽƐ͕ŚĂĐŝĞŶĚŽůĂƐǀĞĐĞƐĚĞƌĞŝŶĂůĂĐŽŶƐŽƌƚĞ Isabel de Farnesio͘Fernando VI͕ŚŝũŽĚĞ
&ĞůŝƉĞs͕ƉĞƌĚŝſůĂĐĂďĞnjĂĚĞƵŶŵŽĚŽĚĞĮŶŝƟǀŽĂůŵŽƌŝƌƐƵĞƐƉŽƐĂBárbara de Braganza͘ >h/^y/s͕
KEK/K
Carlos IIIŽĨƌĞĐŝſƵŶƌĂLJŽĚĞůƵnjĐŽŶƐƵĚĞƐƉŽƟƐŵŽŝůƵƐƚƌĂĚŽ͘ůƌĞLJ͕ĚĞůƋƵĞůŽƐ KDK>
Zz^K>͘
ŵĂĚƌŝůĞŹŽƐĚĞĐşĂŶƋƵĞƐƵĨƌşĂΗŵĂůĚĞƉŝĞĚƌĂΗƉŽƌƐƵĂĨĄŶĐŽŶƐƚƌƵĐƚŽƌĚĞŵŽŶƵŵĞŶƚŽƐLJ
ĞƐƚĂƚƵĂƐ͕ĂƉŽƌƚſƵŶĂŝƌĞĨƌĞƐĐŽƋƵĞĚĞƐĂƉĂƌĞĐŝſĐŽŶƐƵŝŶĚŽůĞŶƚĞŚŝũŽCarlos IV LJƐƵŝŶĨĂŵĞ
ŶŝĞƚŽFernando VII͘
José Bonaparte͕ŚĞƌŵĂŶŽĚĞNapoleón͕ĚĞũſĚĞƐĞƌƌĞLJĚĞƐƉƵĠƐĚĞŚĂďĞƌŵĂŶĚĂĚŽ
ĐŽŶƐƚƌƵŝƌƵŶĂƐĐƵĂŶƚĂƐƉůĂnjĂƐLJŚĂĐĞƌƌĞĨŽƌŵĂƐĂƌƋƵŝƚĞĐƚſŶŝĐĂƐĞŶDĂĚƌŝĚ͘Isabel II͕ŚŝũĂĚĞ llamados Habsburgo o Austrias Ma-
&ĞƌŶĂŶĚŽs//͕ƌĞŝŶſĞŶƚƌĞůƵĐĞƐLJƐŽŵďƌĂƐĐŽŶůĂƐ'ƵĞƌƌĂƐĂƌůŝƐƚĂƐƉŽƌůĂůĞŐşƟŵĂƐƵĐĞƐŝſŶ yores, Carlos I y Felipe II, el poder ha
ĂůƚƌŽŶŽĚĞƉŽƌŵĞĚŝŽ͖ƚĞƌŵŝŶſĞdžŝůŝĄŶĚŽƐĞƚƌĂƐĞůƚƌŝƵŶĨŽĚĞůĂZĞǀŽůƵĐŝſŶ'ůŽƌŝŽƐĂ͘ ido cambiando de país y de casa real
Amadeo de Saboya ůůĞŐſĂƐƉĂŹĂĐŽŶďƵĞŶĂƐŝŶƚĞŶĐŝŽŶĞƐ͕ƉĞƌŽĨƵĞŝŶĐĂƉĂnjĚĞƐŽƉŽƌƚĂƌĞů a lo largo de la historia.
ƚĞŵƉĞƌĂŵĞŶƚŽĞƐƉĂŹŽůLJůĂĐŽŶŇŝĐƟǀŝĚĂĚĚĞƐƵĠƉŽĐĂ͘
ĞƐƉƵĠƐĚĞůĂƌĞƐƚĂƵƌĂĐŝſŶďŽƌďſŶŝĐĂƌĞŝŶſAlfonso XII͕ƚĂŵďŝĠŶŵƵLJĂĮĐŝŽŶĂĚŽĂůĂƐ NUEVOS AIRES
ĞƐĐĂƉĂĚĂƐŶŽĐƚƵƌŶĂƐLJ͕ƐƵŚŝũŽAlfonso XIII͕ĚĞƐƉƵĠƐĚĞŚĂďĞƌĂƉŽLJĂĚŽĂMiguel Primo Luis XIV, el Rey Sol, gobernó Fran-
de Rivera yƌĞƟƌĂƌůĞĞƐĞŵŝƐŵŽĂƉŽLJŽ͕ƚƵǀŽƋƵĞƐĂůŝƌĂůĞdžŝůŝŽƚƌĂƐůĂƉƌŽĐůĂŵĂĐŝſŶĚĞůĂ cia durante 72 años desde 1643
^ĞŐƵŶĚĂZĞƉƷďůŝĐĂ͘ a 1715. Su reinado está marcado
dƌĂƐĞůƉĂƌĠŶƚĞƐŝƐĚĞůĂĚŝĐƚĂĚƵƌĂĚĞFranco͕ƉƌŝŵĞƌŽ Juan Carlos I LJƐƵŚŝũŽFelipe VI͕ por un aumento de la influencia de
ĞŶůĂĂĐƚƵĂůŝĚĂĚ͕ŚĂŶĐŽŶƟŶƵĂĚŽƌĞƉƌĞƐĞŶƚĂŶĚŽĂůĂĂƐĂĚĞŽƌďſŶ͘ůƟĞŵƉŽƐĞƌĄũƵĞnj Francia en Europa, consiguiendo
ĚĞƐƵƐĂĐƚƵĂĐŝŽŶĞƐ͕ƉŽƌƋƵĞĞŶŵĂƚĞƌŝĂĚĞƌĞŝŶĂĚŽƐ͕ĂŶƚĞƐĚĞůĂŶnjĂƌƵŶũƵŝĐŝŽŽƐĞŶƚĞŶĐŝĂ grandes victorias militares contra
ĚĞĮŶŝƟǀĂ͕ŚĂLJƋƵĞĚĞũĂƌƋƵĞĞůƉĂƐŽĚĞůŽƐĂŹŽƐ͕ĞůĚĞƐĐƵďƌŝŵŝĞŶƚŽĚĞůĂƐƌĞĂůŝĚĂĚĞƐLJĞů otros Estados europeos. Luis XIV
ƌĞƉŽƐŽĚĞůŽƐƐĞŶƟŵŝĞŶƚŽƐŚĂŐĂŶƐƵƚƌĂďĂũŽ͘ encarnó a Francia en su sola perso-
na, mediante la centralización abso-
luta, la obediencia pasiva y el culto
a la personalidad real. Todo estaba
ZdZdK
&ZEEKs//͘ bajo su control, desde las disputas
teológicas hasta el mínimo detalle
del ceremonial. La rígida etiqueta
que impuso en la Corte fue, en sus
manos, un instrumento de gobier-
no. Después de haber protagoniza-
do once guerras en cuarenta años,
el poder de los nobles pasó a de-
pender de la capacidad que demos-
traran en la Corte de complacer al
rey. Su reinado estuvo señalado por
el fasto y la euforia, sobre todo en
los primeros años, cuando brillaban
en la comedia, Molière, y en la ópe-
ra, Jean-Baptiste Lully, y el propio

66 >1K
 RETRATO
DE NAPOLEÓN
BONAPARTE.

TRAS LA REVOLUCIÓN,
Francia siguió
acaparando el centro
de atención en Europa,
ahora con Napoleón
Bonaparte, emperador
de Francia y rey de Italia.
Luis bailaba disfrazado de Dios del
Olimpo.
Desde Francia dirigió los desti-
nos de otras monarquías europeas.
Su nieto Felipe V fue el primer Bor-
bón reinante en España, tras fallecer
el último de los Austria españoles,
Carlos II. Los todopoderosos Bor-
bones deben a Luis XIV su predomi-
nio en el país galo y en España y, a
día de hoy, aquí siguen siendo sus
descendientes quienes reinan.
Tras la Revolución, Francia siguió
acaparando el centro de atención en
Europa, ahora con Napoleón Bona-
parte, emperador de Francia y rey
de Italia. Durante su gobierno como
emperador logró tomar el control de
casi toda Europa. Considerado uno
de los grandes genios militares de
la Historia, revolucionó los sistemas
militares de la época, y sus ansias

CLÍO 67
 Protagonistas REYES Y REINAS

de expansión, que resultaron ser su

perdición, llegaron a poner en jaque
a la misma Rusia. Desde su posición
de dominio extendió su poder gra-
cias a su familia; su hermano José
reinó en España como José I. Los
Bonaparte también se hicieron con
la Corona de Holanda, de Westfalia
y de la Toscana. El famoso mariscal
de Napoleón, principal actor en la
Guerra de la Independencia Espa-
ñola, Joaquim Murat, terminó sien-
do rey de Nápoles, y Jean-Baptiste
Bernadotte, un militar del empera-
dor, reinó en Suecia como Carlos
XIV y en Noruega como Carlos III.

LA PRIMACÍA DE INGLATERRA
Por su parte, Inglaterra se convirtió
en una gran potencia mundial gra-
cias a los Hannover. Con la reina
Victoria I, Inglaterra llegó al máxi-
mo potencial económico posible,
gracias a la Revolución Industrial, y LA REINA
el Imperio británico llegó a ser uno VICTORIA
JUNTO A
de los imperios más extensos de la ABDUL
KARIM.
Historia. Durante sesenta y cuatro
años (1837-1901) fue la más pode-
rosa monarca britá-
nica, emperatriz
de la India y reina Coburgo-Gotha en 1840. Sus nue- más agresivas o de gobernantes
de medio mundo, ve hijos y 26 de sus 42 nietos contra- crueles: "No es costumbre nuestra
encarnó el mo- jeron matrimonio con miembros de anexionar países –dijo– a no ser que
delo de valores la realeza o de la nobleza europea, nos veamos obligados o forzados a
férreos y estricta lo que le valió el apodo de abuela hacerlo". Y lo cierto, es que se de-
moral “victoriana” de Europa, extendiendo el dominio bieron ver obligados a ello, porque
propio de la épo- de su Casa Hannover por todo el se anexionaron bastantes.
ca. Se casó con continente.
su primo, el Victoria entendía la expansión del EL PODER RUSO
príncipe Al- Imperio británico como civilizado- Siguiendo periplo por Europa llega-
berto de ra y beneficiosa, ya que protegía a mos a Rusia. La ciudad de San Peters-
Sajonia- los pueblos nativos de las potencias burgo fue fundada por el zar Pedro

INGLATERRA SE CONVIRTIÓ
EN UNA GRAN POTENCIAL
MUNDIAL gracias a los
Hannover. Con la reina Victoria
I, Inglaterra llegó al máximo
potencial económico posible.

el Grande, el 27 de mayo de 1703,
con la intención de presentarla como
la "ventana de Rusia hacia el mundo
occidental". A partir de entonces se
convirtió en capital del Imperio ruso
durante más de doscientos años. Sus
intentos por modernizar una Rusia
anclada en la Edad Media, hacen de
Pedro el Grande, además de su mano
de hierro en asuntos de gobierno y re-
presión de sus enemigos, uno de los
monarcas más importantes de la his-
toria de Europa.
Pedro reorganizó el ejército ruso
de acuerdo con los estándares euro-
peos de la época, y soñó con hacer
de Rusia un poder marítimo. Encontró
una fuerte oposición interna a sus po-
líticas, pero, como hemos señalado,
acabó brutalmente con toda forma de
rebelión contra su autoridad, que no
fueron pocas: la rebelión de los Strelt-
RETRATO DE
PEDRO
EL GRANDE,
DE RUSIA.
sí, los Baskires, los Astracán, e incluso
la gran revuelta civil de su reino, la re-
belión de Bulavin.
Pedro buscó ganar más salidas al
mar. En ese momento solo tenía la
salida al Mar Blanco, a través de la
ciudad de Arjángelsk. El mar Báltico
estaba en esos tiempos controlado
por Suecia en el norte, mientras que
el mar Negro estaba dominado por el
Imperio otomano en el sur. Pedro que-
ría controlar el Mar Negro, pero para
ello tenía que expulsar a los tártaros
de las áreas subyacentes. Fue obliga-
do, mediante un acuerdo con Polonia
que cedía Kiev a Rusia, a luchar contra
Jan de Crimea y contra su superior,
el sultán otomano. Su primer objetivo
fue capturar las fortalezas otomanas
de Azov, cerca del río Don. En el vera-
no de 1695 organizó las campañas de
Azov para tomar las fortalezas, pero
sus intentos fracasaron. Pedro volvió
a Moscú en noviembre de ese año, y
pronto comenzó la construcción de
una gran Armada. Envió unas treinta
naves contra los otomanos en 1696,
capturando a Azov en julio de ese año.
El 12 de septiembre de 1698 Pedro el
Grande IXQGµRƓFLDOPHQWHODSULPHUD
base naval rusa, Taganrog.
Siguiendo con Rusia, entre 1762 y
1796, la Emperatriz de Toda Rusia,
como se denominaba a Catalina la
Grande IXH XQD ƓJXUD FODYH GH VX
época que, sin duda alguna, marcó
una etapa muy importante en la histo-
ria de Rusia, convirtiéndose en una de
las líderes más destacadas del país.
Bajo su reinado, el Imperio ruso logró
grandes avances gracias a las amplia-
ciones de territorio y las mejoras del
sistema administrativo. La emperatriz
continuó la labor emprendida por su
antecesor en el trono, Pedro I el Gran-
de, basada en la occidentalización
progresiva de Rusia hasta convertirla
en una potencia europea. Sus prin-
cipales aspiraciones eran quitarle a
Turquía zonas esteparias adyacentes
al Mar Negro, la península de Crimea
y el Cáucaso del Norte, y arrebatar a
Polonia sus tierras ucranianas y bielo-
rrusas occidentales. Ambos retos fue-
ron conseguidos sin perder ninguna
guerra durante todo su reinado.
CLÍO 69
LOS CREADORES
DE ESPAÑA
LA VERTEBRACIÓN DE UN PAÍS ES UNA TAREA DIFÍCIL
Y GRANDES PERSONAJES DE LA HISTORIA COMO
ALEJANDRO MAGNO, JULIO CÉSAR O ALFONSO X
EL SABIO FRACASARON EN EL INTENTO.
ISABEL Y FERNANDO DEBIERON PENSAR EN ELLOS
CADA VEZ QUE PROFUNDIZABAN EN LAS REFORMAS
ECONÓMICAS, SOCIALES Y CULTURALES CON LAS
QUE CONFIABAN CONVERTIR SUS REINOS EN UN PAÍS
MODERNO, A LA ALTURA DE FRANCIA O INGLATERRA.
ILUSIÓN Y GANAS NO LES FALTARON. LOS REYES
CATÓLICOS DE CASTILLA Y ARAGÓN DEJARON
UNA IMPRONTA TAN PERSONAL EN LAS TAREAS DE
GOBIERNO QUE NO ES POSIBLE HABLAR DE LA HISTORIA
EUROPEA DEL TRÁNSITO DEL SIGLO XV AL XVI SIN
REFERIRSE A ELLOS.
POR JAVIER RAMOS

F
UE UNA ÉPOCA PROMETEDORA. EL ESPÍRI-
TU DEL RENACIMIENTO REINABA ENTRE LAS
GRANDES PERSONALIDADES DE LA POLÍTICA
Y DE LA CULTURA. LUIS XI, LORENZO EL MAG-
NÍFICO, LUDOVICO EL MORO O MAXIMILIANO
DE HABSBURGO ERIGIERON SÓLIDOS ESTA-
DOS. Además, concedieron al arte el privilegio de
crear la realidad y no solo de reflejarla, mediante
el mecenazgo a artistas singulares.
Leonardo, Miguel Ángel y Durero ofrecieron una diversi-
dad de soluciones a una Europa en busca de su propia iden-
tidad. Se reconciliaron los negocios del Mediterráneo con las
utopías del Atlántico: la aventura marítima de Bartolomeu
Díaz con la de Colón; la cartografía de Martín Behaim con la
astronomía de Copérnico, y, por extraño que parezca, el lujo
con la devoción.
La sociedad europea rechazó las calamidades del pasado,
en especial la peste y el hambre, que habían asolado el conti-
nente durante más de cien años (desde los aciagos días de la
Muer te Negra) y aceptó un nuevo paradigma moral presente

CLÍO 71
Protagonistas REYES Y REINAS
LA VIRGEN DE LOS REYES
CATÓLICOS, PROCEDENTE
DEL REAL MONASTERIO DE
SANTO TOMÁS DE ÁVILA Y
ACTUALMENTE EN EL MUSEO
DEL PRADO, ES UNA PINTURA
AL TEMPLE SOBRE TABLA DE
123 X 112 CM, Y SU FECHA SE
ESTABLECE ENTRE 1491 Y 1493.
en los libros de Erasmo, Vives,
Ariosto, Rabelais y Lutero. Fue-
ron libros que se difundieron con
rapidez gracias a la expansión
de la imprenta, el revolucionario
invento de Guttenberg. No en
vano, hacia el año 1500, los talle-
res se habían establecido en más
de 250 lugares, desde Sevilla a
Amberes o Venecia.
EL CUERPO ADMINISTRATIVO
La España de los Reyes Católicos
fue una época prometedora en
72 CLÍO
dos sentidos. Por una parte, faci-
litó la toma de importantes inicia-
tivas gubernamentales encamina-
das a la creación de un aparato
administrativo racionalizado, con
regidores y otros funcionarios pú-
blicos que limitaron los excesos de
las autoridades locales y el desme-
surado poder de la alta nobleza.
Y, por otra, ofreció razones para
el optimismo a toda una genera-
ción de hombres y mujeres nacida
en torno a la década de 1450, la
generación de los Reyes.
En sus escritos, Diego de Vale-
ra propuso una panoplia comple-
ta de normas morales con el pro-
pósito de educar a esa generación
en el servicio y el amor a la patria.
Este tránsito a la modernidad no
debía hacerse contra la élite nobi-
liaria y urbana, ya que la experien-
cia de Ricardo II en Inglaterra así
lo aconsejaba.
Los privilegios de la nobleza, de
la Iglesia y del patriciado urbano
no fueron derrocados, pero la ve-
loz expansión de nuevas clases so-
ciales (funcionarios y mercaderes)
y los beneficios de la guerra de
Granada limitaron su influencia.
El ambicioso proyecto político
de Isabel y Fernando pretendía
erradicar las lacras sociales me-
diante la creación de un ideal co-
lectivo. Los cristianos nuevos bus-
caron acomodo en una sociedad
dominada por el casticismo de los
LOS PRIVILEGIOS DE cristianos viejos. La modernidad
LA NOBLEZA, de la española se encontró así unida al
Iglesia y del patriciado desarrollo de la picaresca, al tono
paródico de la novela y al uso de
urbano no fueron la ironía en contra de los poderes
derrotados, pero la públicos.
veloz expansión de Sin embargo, el mayor debate
fue el resultado de la política de
nuevas clases sociales los Reyes Católicos en favor de la
y los beneficios de la unida de la Corona de Castilla y la
guerra de Granada de Aragón, así como la creación
de un estado dinástico que pu-
limitaron su influencia. siera fin a una sociedad diversifi-
 cada y separada, es decir, injusta.
Antonio de Nebrija, a través de
DOS CORONAS EN UNA la Gramática de la lengua espa-
ñola, intentó superar las resisten-
TRAS LA RECONQUISTA CASTELLANA DE LA PENÍNSULA IBÉRICA, cias mediante la más innovadoras
LOS REINOS CRISTIANOS SE HABÍAN REDUCIDO A CUATRO EN de las operaciones intelectuales
EL SIGLO XV. ŶĂƐƟůůĂ͕IsabelŐŽnjĂďĂĚĞƵŶƉŽĚĞƌƚĞƌƌŝƚŽƌŝĂůƋƵĞ del momento: el uso social de la
ŐĞŽŐƌĄĮĐĂŵĞŶƚĞĂďĂƌĐĂďĂŽĐŚŽĚĞŶƵĞƐƚƌĂƐĂĐƚƵĂůĞƐĂƵƚŽŶŽŵşĂƐ;'ĂůŝĐŝĂ͕ lengua castellana, conver tida en
ƐƚƵƌŝĂƐ͕ĂŶƚĂďƌŝĂ͕ĂŵďĂƐĂƐƟůůĂƐ͕džƚƌĞŵĂĚƵƌĂ͕ŶĚĂůƵĐşĂLJDƵƌĐŝĂͿ la inseparable compañera del im-
ƌĂĞůƌĞƐƵůƚĂĚŽĚĞƵŶĂŝŶƚĞƌŵŝŶĂďůĞĐĂĚĞŶĂĚĞƉĂĐƚŽƐ͕ŵĂƚƌŝŵŽŶŝŽƐĚĞ perio español en América.
ĐŽŶǀŝǀĞŶĐŝĂ͕ďĂƚĂůůĂƐĐĂŵƉĂůĞƐLJĂůŐƷŶƋƵĞŽƚƌŽŵĂŐŶŝĐŝĚŝŽ͘ĂƐƟůůĂƐĞ La unidad territorial encontraría
ĐŽŶǀŝƌƟſĂƐşĞŶůĂƉŽƚĞŶĐŝĂŝďĠƌŝĐĂŚĞŐĞŵſŶŝĐĂ͘ también razones en el humanismo
>ŽƐƌĞŝŶŽƐĚĞůƌĞLJFernandoĂŐƌƵƉĂďĂŶĂůĂƐĐŽŵƵŶŝĚĂĚĞƐĂĐƚƵĂůĞƐĚĞ de Lucio Marineo Sículo y Pedro
ƌĂŐſŶ͕ĂƚĂůƵŹĂ͕sĂůĞŶĐŝĂLJĂůĞĂƌĞƐ͕ƵŶŝĚĂƐƚƌĂƐƵŶƉƌŽĐĞƐŽĚĞƐŝŐůŽƐ͘ Mártir de Anglería, quienes pro-
WĞƌŽƵŶĂƐĞƌŝĞĚĞĐŽŵƉůĞũĂƐĐŝƌĐƵŶƐƚĂŶĐŝĂƐƉƌŽǀŽĐĂƌŽŶĂůĚĞĐĂĚĞŶĐŝĂĚĞůĂ pusieron recuperar el sentido uni-
ŽƌŽŶĂĚĞƌĂŐſŶĞŶĞůƐŝŐůŽys͘>ĂĚĞŵŽŐƌĂİĂĨƵĞůĂƉƌŝŶĐŝƉĂůĐĂƵƐĂĚĞů tario de la Hispania romana. Se tra-
ŽĐĂƐŽĂƌĂŐŽŶĠƐ͗ĂƚĂůƵŹĂ͕sĂůĞŶĐŝĂ͕ĂůĞĂƌĞƐLJƌĂŐſŶũƵŶƚĂƐŶŽƌĞƵŶşĂŶ ta, por tanto, de España, una tierra
ŶŝƵŶŵŝůůſŶĚĞŚĂďŝƚĂŶƚĞƐ͕ŵŝĞŶƚƌĂƐƋƵĞĂƐƟůůĂƚĞŶşĂƐĞŝƐŵŝůůŽŶĞƐ͘Ŷ destinada a ser la cuna de una civi-
ĞůŽŵƉƌŽŵŝƐŽĚĞĂƐƉĞƐĞĞůŝŐŝſĐŽŵŽƌĞLJĚĞƌĂŐſŶĂ&ĞƌŶĂŶĚŽĚĞ lización cristiana y europea.
dƌĂƐƚĄŵĂƌĂ͕ƐŽďƌŝŶŽĚĞůƷůƟŵŽƌĞLJĐĂƚĂůĄŶLJŚĞƌŵĂŶŽĚĞůĞŶƚŽŶĐĞƐƌĞLJĚĞ
ĂƐƟůůĂ͕Enrique III͘ LA RECONQUISTA
>ĂĐŝƌĐƵŶƐƚĂŶĐŝĂĚĞƋƵĞĞŶůŽƐĚŽƐŐƌĂŶĚĞƐƌĞŝŶŽƐŚŝƐƉĄŶŝĐŽƐƐĞƐĞŶƚĂƌĂ Se recurrió a la figura de Isidoro
ůĂŵŝƐŵĂĚŝŶĂƐơĂĨƵĞĚĞĮŶŝƟǀĂƉĂƌĂƐƵƵŶŝĮĐĂĐŝſŶĞŶůĂƐƉĞƌƐŽŶĂƐĚĞƐƵƐ de Sevilla para legitimar la Re-
ƌĞƐƉĞĐƟǀŽƐŶŝĞƚŽƐ͗/ƐĂďĞůĚĞĂƐƟůůĂLJ&ĞƌŶĂŶĚŽĚĞƌĂŐſŶ͘hŶŝĚŽƐĂŵďŽƐ conquista como un deber patrióti-
ƌĞŝŶŽƐ͕ƚŽŵĂƌŽŶ'ƌĂŶĂĚĂLJĐŽƌŽŶĂƌŽŶƉŽƌĮŶůĂZĞĐŽŶƋƵŝƐƚĂ͘ co. Esta es la voluntad política de
dĂŶƐŽůŽƋƵĞĚĂďĂŶŽƚƌŽƐĚŽƐƌĞŝŶŽƐĞŶůĂWĞŶşŶƐƵůĂ͗EĂǀĂƌƌĂLJWŽƌƚƵŐĂů͘ los Reyes, mediante la cual se en-
ůĐƌĞĐŝŵŝĞŶƚŽĚĞĂƐƟůůĂLJƌĂŐſŶůŽƌĞĚƵũĞƌŽŶĂƵŶĞŶĐůĂǀĞĨƌŽŶƚĞƌŝnjŽĐŽŶ riqueció infinitamente la memoria
ĂŵďŽƐ͕LJůŝŵŝƚĂĚŽĂůŶŽƌƚĞƉŽƌ&ƌĂŶĐŝĂ͘dƌĂƐůĂŵƵĞƌƚĞĚĞCarlos III el Noble͕ dinástica de las casas reales de
ƐƵŚŝũĂLJŚĞƌĞĚĞƌĂĚŽŹĂBlancaƐĞĐĂƐſĐŽŶƵŶŝŶĨĂŶƚĞĐĂƐƚĞůůĂŶŽLJůĂĐĂƐĂ Aragón y Castilla, pues el deseo
ĚĞdƌĂƐƚĄŵĂƌĂĚŽŵŝŶſƚĂŵďŝĠŶƐŽďƌĞĞůƌĞŝŶŽŶĂǀĂƌƌŽ͕ĂƵŶƋƵĞůĂĂŶĞdžŝſŶ de la unión de los diferentes rei-
ĮŶĂůĨƵĞŽďƌĂĚĞ Fernando el Católico͕ƚƌĂƐƵŶĂǀŝĐƚŽƌŝŽƐĂĐĂŵƉĂŹĂƉŽƌ nos peninsulares arranca en el si-
ĂƋƵĞůůĂƐƟĞƌƌĂƐLJĂĞŶƚƌĂĚŽĞůƐŝŐůŽys/͘ glo XII, cuando un cronista señaló
>ĂƐĐŽƌƚĞƐĚĞWŽƌƚƵŐĂůƉƌŽĐůĂŵĂƌşĂŶĞŶϭϱϴϭƌĞLJĂ&ĞůŝƉĞ//ĚĞƐƉĂŹĂ͕ que “en España todos los reyes pa-
ƋƵĞŚŝnjŽǀĂůĞƌƐƵƐĚĞƌĞĐŚŽƐĐŽŵŽŶŝĞƚŽƉŽƌǀşĂŵĂƚĞƌŶĂĚĞManuel I rientes son”. Se refería al hecho de
ĚĞWŽƌƚƵŐĂů͘ƵƌĂŶƚĞůŽƐƐŝŐƵŝĞŶƚĞƐƐĞƐĞŶƚĂĂŹŽƐ͕ƐĞĐƵŵƉůŝſĂůĮŶůĂ que el emperador Alfonso VII de
ĂƐƉŝƌĂĐŝſŶĚĞůŽƐdƌĂƐƚĄŵĂƌĂ͗ůĂƵŶŝĚĂĚĚĞůĂWĞŶşŶƐƵůĂ͘ Castilla y León estaba casado con
Berenguela, hermana de Ramón
Berenguer IV, conde de Barcelo-
na y príncipe de Aragón. Gracias a
esa unión se consiguió la primera
expedición unitaria contra la, por
entonces, ciudad musulmana de
Almería.

UNA AMALGAMA DE
TERRITORIOS
El Estado dinástico de los Reyes
Católicos fue un conglomerado
de territorios diversos, ver tebra-
dos mediante transformaciones
jurídicas en unos casos y hacen-

CLÍO 73
Protagonistas REYES Y REINAS

dísticas en otros. La convicción

renacentista de que el Estado
era una obra de ar te, convir tió
la política en la impulsora de las
reformas, pero también en la res-
ponsable de los fracasos. La so-
ciedad no estuvo a la altura de los
proyectos políticos de los Reyes
Católicos, pero tampoco ellos
mismos a veces estuvieron a la al-
tura de las circunstancias.
Se trata de la clásica paradoja de
las épocas prometedoras: es necesa-
rio un fuerte carácter optimista para
iniciar las reformas, pero el predomi-
nio de dicho estado provoca que los
reformistas emprendan transforma-
ciones que superan con creces la ca-
pacidad de cambio en la sociedad en
un breve periodo de tiempo. Y, por
eso mismo, necesitan compensar
con algunas medidas que contentan
a los sectores inmovilistas.
Mientras se trazaban ambiciosos
proyectos de modernización, un po-
deroso grupo cercano a los Reyes
Católicos actuaba incesantemente a
favor de la creación del Tribunal del
6DQWR 2ƓFLR /D SRVLELOLGDG GH TXH
alguien pudiera ser llevado ante un
juez sin garantías jurídicas fue un mo-
mento delicado de la historia españo-
la, pues traicionó siglos de libertad y
seguridad jurídica y atentó contra los
fueros y leyes inscritas en las Partidas.
¿Merecía la pena llevar al país a la rui-
na moral de la delación, del despre-
cio de los derechos individuales y la
opresión de las minorías en nombre
de un imperativo religioso? Y aunque
los Reyes nunca quisieron los efectos
de la Inquisición, sus decisiones pare-
cen desmentirlo. Primero la apoyaron
FRQWUD VLJQLƓFDGRV GLVLGHQWHV \ P£V
WDUGH ƓUPDURQ HO GHFUHWR GH H[SXO-
sión del pueblo judío.
Los monarcas promovieron unas
vigorosas relaciones internaciona-
les, a veces con astucia y otras con
malicia, pero siempre cargadas de
sentido patriótico. Se creó así la

74 CLÍO
 DE EXCOLMUGADOS A CATÓLICOS
CUANDO EL 19 DE OCTUBRE DE 1469, ISABEL Y FERNANDO
CONTRAÍAN MATRIMONIO EN EL VALLLISOLETANO PALACIO DE LA
FAMILIA VIVERO, EN FRÍA CEREMONIA Y CON ESCASOS ASISTENTES,
TODOS LOS PRESENTES TENÍAN PLENA CONCIENCIA DE HALLARSE
PRESENCIANDO UN ACTO PLENAMENTE ILEGAL. Impulsada por la
ĚĞĐŝĚŝĚĂǀŽůƵŶƚĂĚĚĞƐƵƐƉĂƌƟĚĂƌŝŽƐ͕/ƐĂďĞůĐŽŶƚƌĂǀĞŶşĂůŽƉĂĐƚĂĚŽĐŽŶƐƵ
ŚĞƌŵĂŶŽ͕ĞůZĞLJ͕LJƐĞĐĂƐĂďĂƐŝŶŝŶĨŽƌŵĂƌůĞƉƌĞǀŝĂŵĞŶƚĞ͘ĂĚŽĞůŐƌĂĚŽ
ĚĞĐŽŶƐĂŶŐƵŝŶŝĚĂĚĞdžŝƐƚĞŶƚĞĞŶƚƌĞůŽƐĐŽŶƚƌĂLJĞŶƚĞƐĞƌĂƉƌĞĐĞƉƟǀŽĐŽŶƚĂƌ
ĐŽŶƵŶĂĂƉƌŽďĂĐŝſŶƉĂƉĂů͕ƋƵĞůſŐŝĐĂŵĞŶƚĞƐŽůŽƉŽĚƌşĂŽďƚĞŶĞƌƐĞĐŽŶĞů
ďĞŶĞƉůĄĐŝƚŽĚŽĐƵŵĞŶƚĂĚŽĚĞEnrique.
/ŐŶŽƌĂŶĚŽĞůZĞLJĞůƉůĂŶ͕Paulo IIƌĞĐŝďŝſƵŶĂƚŽƐĐĂĨĂůƐŝĮĐĂĐŝſŶĞŶůĂƋƵĞ
ƐĞƐŽůŝĐŝƚĂďĂƐƵĂƉƌŽďĂĐŝſŶĚĞůŵĂƚƌŝŵŽŶŝŽ͘^ŝŶĞŵďĂƌŐŽ͕ĞůWŽŶơĮĐĞ;ĐŽŶ
ŵƵĐŚĂƌĂnjſŶŝƌƌŝƚĂĚŽƉŽƌĞůŝŶƚĞŶƚŽĚĞĞŶŐĂŹŽͿůĂŶĞŐſ͘ƋƵĞůůŽŶŽƉĂƌĞĐŝſ
ĚĞƐĂŶŝŵĂƌĂƋƵŝĞŶĞƐĞƐƚĂďĂŶƌĞĂůŝnjĂŶĚŽůĂŐƌĂŶŽƉĞƌĂĐŝſŶĚĞƵŶŝƌĂůĂƐ
ĚŽƐŽƌŽŶĂƐĂůƉƌĞĐŝŽƋƵĞĨƵĞƐĞ͘ůƐŝŐƵŝĞŶƚĞŝŶƚĞŶƚŽƉƌĞƐĞŶƚſŝŶĐůƵƐŽƵŶĂ
ŵĂLJŽƌŐƌĂǀĞĚĂĚ͕LJĂƋƵĞƐĞƵƟůŝnjſƵŶĂďƵůĂĂŶƟŐƵĂLJƉĞƌƚĞŶĞĐŝĞŶƚĞĂŽƚƌĂƐ
ĚŽƐƉĞƌƐŽŶĂƐ͕ĞŶůĂƋƵĞůŽƐĚĂƚŽƐĚĞůŽƐŇĂŵĂŶƚĞƐŶŽǀŝŽƐƐĞŚĂďşĂŶŝŶĐůƵŝĚŽ
ĨƌĂƵĚƵůĞŶƚĂŵĞŶƚĞ͘ƐƚŽLJĂǀŝŶŽĂĐŽůŵĂƌůĂƉĂĐŝĞŶĐŝĂĚĞůWĂƉĂLJĚĞĐŝĚŝſůĂ
ĞdžĐŽŵƵŶŝſŶĚĞůĂƉĞƌƟŶĂnjƉĂƌĞũĂ͘
Ɛş͕ĂƋƵĞůůŽƐƋƵĞƐĞƌŝĂŶĐŽŶƐŝĚĞƌĂĚŽƐůŽƐŵĄƐĞƐĨŽƌnjĂĚŽƐĚĞĨĞŶƐŽƌĞƐ
ĚĞůĂĨĞƉĂƐĂƌŽŶĂǀŝǀŝƌĂƌƌŽũĂĚŽƐĂůƐĞŶŽĚĞůĂ/ŐůĞƐŝĂ͕ĞŶƵŶĂƵŶŝſŶ
ENLACE DE
>K^Zz^ ŵĂƚƌŝŵŽŶŝĂůůĞŐĂůŵĞŶƚĞŝŶĞdžŝƐƚĞŶƚĞ͘WŽĐŽƐĂŹŽƐŵĄƐƚĂƌĚĞ͕Alejandro
dM>/K^͘
Borja͕ĂƋƵĞůĨƵƚƵƌŽƉĂƉĂŽƌŐŝĂĞĮĐĂnjĂŐĞŶƚĞĚĞůŽƐŝŶƚĞƌĞƐĞƐĚĞůŽƐZĞLJĞƐ
ĞŶZŽŵĂ͕ĐŽŶƐĞŐƵşĂĚĞůWĂƉĂĚĞƚƵƌŶŽĞůůĞǀĂŶƚĂŵŝĞŶƚŽĚĞůĂƐĂŶĐŝſŶ͘

imagen de unos reyes sutiles y vi-

LA RENDICIÓN sionarios. Vemos a Isabel y Fernan-
DE GRANADA. do en el campamento de Santa Fe,
a escasos kilómetros de Granada,
apoyando el proyecto de Colón de
navegar por el Atlántico por una
ruta diferente a la portuguesa; pro-
yecto que daría lugar al descubri-
miento de América.
Imaginamos a Isabel aceptando
de buen grado ese reto, con una
sonrisa en los labios, algo tan extra-
ño en ella que forjó la leyenda de
que tuvo que empeñar sus joyas per-
sonales como prenda del crédito. La
historieta es bonita, aunque falsa, y
demuestra que, ante los aciertos, el
pueblo siempre busca una heroína
generosa como lo será en adelante
Agustina de Aragón encendiendo
la mecha de los cañones o Mariana
Pineda bordando la bandera de la
libertad frente al absolutismo.

CLÍO 75
 Protagonistas REYES Y REINAS

ERRORES Y ACIERTOS
Otro de los grandes aciertos de los
Reyes Católicos fue el nombramien-
to de Gonzalo Fernández de Cór-
doba, el Gran Capitán. La defensa
de los intereses de la Corona en
Italia se convirtió en el principal ob-
jetivo para este capitán andaluz. El
orgullo de participar en la vertebra-
ción de un nuevo país presidió to-
das sus actuaciones: desde las vic-
torias en el campo de batalla sobre
los ejércitos franceses hasta el buen
gobierno del Reino de Nápoles.
En veinticinco años (los que van
del decisivo 1479 al terrible 1504,
fecha de la muerte de Isabel), la Es-
paña de los Reyes Católicos fue tan-
to un momento decisivo en la mo-
dernización de la sociedad como de
opresión para el pueblo. Su máxima
aspiración fue conseguir la unión
GHƓQLWLYD GH ORV UHLQRV HV GHFLU OD
creación de España.
El lector de estas líneas podrá
mostrar su malestar con este proyec-
to político o, por el contrario, sentir-
se confortado con él, ya que ambas
posturas son habituales en el día de
hoy. Aun así es imposible no atender
OR TXH OOHJµ D VLJQLƓFDU \ TXH KR\
permanece vivo en la memoria so-
FLDOJUDFLDVDODƓUPH]DGHORVV¯PER-
los que los mismos Reyes Católicos
FUHDURQSDUDV¯HO\XJR\ODVŴHFKDV
La suprema ironía de la historia de
España a comienzos del siglo XVI es
que la gente que contemplaba el
proyecto político de los Reyes Ca-
tólicos descubría en él una mons-
truosa confusión. Sin embargo, no
parecían alarmarse por ello, sino
que más bien se exaltaban ante la
perspectiva de un Imperio vincula-
do a la existencia de España. Es una
mirada utópica de la que solo fue-
ron capaces los erasmistas que ro-
dearon al nieto de los Reyes Católi-
cos y heredero de los reinos, Carlos
de Gante, que pasará a las páginas
de la historia como Carlos V.

76 CLÍO
 LLEGARON UN DÍA PARA OCUPAR
EL TRONO ESPAÑOL EXASPERANDO
A SUS SÚBDITOS. CARLOS I, JOSÉ
BONAPARTE Y AMADEO DE SABOYA
SE ENFRENTARON A UN PUEBLO
CELOSO DE PERDER SU IDENTIDAD
QUE LOS CONSIDERÓ SIEMPRE
EXTRANJEROS. AUNQUE LOS TIEMPOS
Y LAS CIRCUNSTANCIAS DE SU
ASCENSO FUERON DISTINTAS, TODOS
TUVIERON EN COMÚN SER OBJETO DE
DESAFECCIÓN.

POR MONTSERRAT RICO GÓNGORA

E
L 20 DE FEBRERO DE 1500, NA-
CÍA EN UNA LETRINA DEL PALA-
CIO GANTE QUIEN LLEGARÍA A
SER CARLOS I DE ESPAÑA –Y V
DE ALEMANIA–. Era hijo de Fe-
lipe de Habsburgo –apodado El
Hermoso– y de la infanta Juana
de Castilla –a quien conocerían
como La Loca–. Entonces parecían escasas las
posibilidades de que ocupara el trono español,
aunque para esas fechas hacía tres años que su
tío el príncipe Juan de Aragón había fallecido,
según las malas lenguas, por un exceso de tra-
to carnal con su esposa. Esta era Margarita de
Austria, la misma dama que lo iba a educar con
cuidados maternales cuando su madre doña
Juana dio los primeros síntomas de enajenación
mental. La muerte de su desdichado tío le había
despejado algunas zarzas del camino, pero su
abuelo Fernando de Aragón aún se creía joven
para aumentar la familia, por eso cuando enviu-
dó de Isabel de Castilla contrajo nuevas nup-
cias con la joven francesa Germana de Foix. Por
suerte para Carlos aquel enlace no dio los frutos
esperados porque a Germana se le fue la mano
con el pasticici al testicoli de toro, una receta
afrodisíaca que se llevó a Fernando el Católico a
la tumba –feliz, eso sí– en la población extreme-
ña de Madrigalejo,
Por fin, el destino se había conjurado para
ofrecer a Carlos el inmenso reino de Aragón
como herencia de su abuelo materno y el in-

CLÍO 79
Protagonistas REYES Y REINAS
JUNTO A
ESTAS LÍNEAS,
RETRATO DE JOSÉ I
BONAPARTE.
EL DESTINO se había conjurado para
ofrecer a Carlos el inmenso reino de
Aragón como herencia de su abuelo
materno y el inconmensurable reino
de Castilla, como herencia de su
abuela materna.
conmensurable reino de Castilla –que había crecido
con las posesiones de ultramar después del descu-
brimiento de América– como herencia de su abuela
materna. La casualidad quiso que su hermano Fer-
nando, educado en España y por el que pueblo es-
pañol sentía predilección, se convirtiera en sobera-
no de Austria.
LLEGADA A ESPAÑA
Su primer contacto con España tuvo lugar de manera
accidental en la aldea asturiana de Tazones –cerca de
Villaviciosa–, donde desembarcó con su séquito el 17
de septiembre de 1517 en mitad de un temporal. Los
oriundos, espantados, creyeron que acababan de lle-
gar a sus costas piratas dispuestos a desvalijarlos. Bien
80 CLÍO
mirado no se equivocaron mucho, porque el joven mo-
narca antepuso sus intereses particulares a los de la
QDFLµQ\ƓQDQFLµFRQODVULTXH]DVGH(VSD³DVXFDUUHUD
de obstáculos hacia el trono imperial, que no era here-
ditario, sino electivo. España pagó su viaje ostentoso
para ser coronado en Aquisgrán, y los Fugger pusie-
ron a su disposición un préstamo con que sobornar a
los príncipes electores, que luego se cobraron con el
derecho a explotar las minas de mercurio de Almadén
en Ciudad Real.
No tenía que pasar mucho tiempo para que los es-
pañoles se rebelaran contra aquella injusticia. Además,
ORVŴDPHQFRVKDE¯DQDFDSDUDGRORVSXHVWRVGHODSDUDWR
administrativo y la nación se descapitalizaba de manera
DODUPDQWHMXVWRFXDQGRD6HYLOODOOHJDEDODŴRWDGH,Q-
dias cargada de oro y riquezas.
Uno de los mayores expoliadores fue Guillermo de
Croy, señor de Chièvres, un hábil diplomático que
HMHUFLµ XQD LQŴXHQFLD WRWDO VREUH HO HPSHUDGRU \ DO
que los españoles apodaron “cabrito” y dedicaron el
verso: “Líbreos Dios ducados de a dos, que el señor
de Chièvres no topó con vos”. La señora de Chiévres,
aprovechándose del ascendente de su esposo, le fue a
la zaga, pues consta en un documento de la diputación
de Cataluña –al que hace referencia Modesto Lafuen-
te– que necesitó un convoy de trescientos caballos y
ochenta mulas para llevarse a Flandes las riquezas que
había expoliado.
Solo se necesitaba un motivo para que saltara la
chispa, y la ocasión se prestó cuando Carlos, en su
itinerancia por el país para ser jurado, ninguneó a los
valencianos que lo aguardaban y desanduvo el cami-
no hasta Valladolid para solicitar cuatro cientos mil
ducados con los que financiar su viaje al corazón del
imperio cuando su abuelo Maximiliano, titular del
mismo, acababa de fallecer. El malestar pronto corrió
como un reguero de pólvora y estalló la rebelión de
los Comuneros que consideraban a Juana, incapaci-
tada y recluida en Tordesillas, la verdadera reina, y a
su hijo un intruso.
En circunstancias dramáticas, con nocturnidad y bajo
XQD OOXYLD WRUUHQFLDO &DUORV , VDOLµ GH 9DOODGROLG FDPL-
no de A Coruña para embarcarse, mientras su guardia
abría fuego contra los descontentos que le cortaron el
paso. Antes de abandonar la Meseta, fue interceptado
por los representantes de Toledo y Salamanca –entre
ellos Maldonado, que pronto lideraría a los Comuneros–
que le arrancaron el compromiso de no descapitalizar
el reino y el de no entregar los cargos de gobierno a los
H[WUDQMHURV3RUƓQODŴRWDSXGRSDUWLUGHOSXHUWRJDOOH-
go el 20 de mayo de 1520, gracias a que Pedro Ruiz de
 EL REY CARLOS I
DE ESPAÑA, JUNTO
A SU MUJER,
ISABEL.

la Mota, obispo de Badajoz, intervino para decir a los

sublevados que el emperador había decidido: “Vivir y
morir en este reino”.
RETRATO DEL
FELIPE II,
Su primer compromiso solo lo cumplió a medias,
HIJO DE CARLOS I porque parte de su reinado estuvo ausente, pero no
DE ESPAÑA.
faltó a su palabra dada cuando enfermo y agotado
eligió para acabar sus días un monasterio de Jeró-
nimos en las últimas estribaciones de la Sierra de
Gredos, en las inmediaciones de Cuacos de Yuste.
Entonces la malquerencia de los españoles se había
apaciguado algo, gracias en parte al exquisito tacto
con que su esposa Isabel de Portugal supo regentar
el reino durante sus largas ausencias.
Aunque había nacido en Lisboa, como hija de la
infanta María de Castilla, hablaba perfectamente
castellano, lo que le permitió sentirse menos extraje-
ra entre sus súbditos, porque su esposo hablaba fla-
menco. En 1539 Carlos I de España se quedó viudo,
pero nunca más se volvió casar, ni le tentó la idea de
abandonar la nación que lo había combatido y que,
con razón, lo acusaba de inmolar a la flor y nata de la
nobleza española en las guerras de Italia –donde ya
se había medido con Francisco I de Francia en su
reivindicación por Nápoles y el Milanesado, y don-
de había de hacerlo con sus sucesores.

CLÍO 81
Protagonistas REYES Y REINAS

LOS FUSILAMIENTOS
DEL 3 DE MAYO,
OBRA DE FRANCISCO
DE GOYA.
JOSÉ BONAPARTE
Casualmente en Italia nació, en 1768, nuestro siguiente
protagonista, José Bonaparte, unos meses antes de
que la isla de Córcega fuera vendida por la República
de Génova a Francia, un suceso reciente que no iba a
ser bien asimilado por los corsos de carácter y formación
italianos –y que fue determinante para forjar el tempera-
mento de su hermano Napoléon–.
-RV«  HUD HO SULPRJ«QLWR GH XQD SURO¯ƓFD IDPLOLD GH
la pequeña nobleza corsa, hijo de Leticia Ramolino y
de Carlos María Bonaparte –discreto adepto de Pas-
quale Paoli que acababa de constituir un movimiento
patriótico independentista para librar a la isla de la tu-
tela de Francia–.
Oscurecido por la luz de su hermano, y aunque era
el primogénito, se plegó siempre a sus deseos, incluso
cuando se trató de aceptar su política matrimonial, pues
se casó con Julia Clary, una antigua novia de Napoléon.
Cuando el emperador francés despojó del trono de Es-
paña a los Borbones, José era rey efectivo de Nápoles y
Sicilia. El ensayo para la expropiación del reino había teni-
do lugar en la población de Bayona el 1 de mayo de 1808,
donde Napoléón había citado a los reales huéspedes Car-
los IV, su esposa María Luisa de Parma, y a un anodino he-
redero llamado Fernando –que ya apuntaba maneras en el EL 4 DE JUNIO DE 1808, en su
arte de la estupidez, pero en el que los españoles acaba-
ban de poner sus esperanza–. Los protagonistas del drama
reino de Nápoles, José Bonaparte
habían llegado hasta allí por caminos distintos, después de conoció la noticia de que un
meses de turbamultas en el país, porque el pueblo español decreto imperial acababa de
comenzaba a estar harto de la monarquía decadente y me-
diocre representada por los reyes padres, pero mucho más
concederle el trono de España. El
de que el legítimo titular del trono, Carlos IV, hubiera deja- 8 de julio prestó juramento.
do todas las responsabilidades del gobierno en manos de
su valido, Manuel Godoy, a la postre amante de su esposa. El 4 de junio de 1808, en su reino de Nápoles, José
En la búsqueda de un arbitro internacional, marcharon por Bonaparte conoció la noticia de que un decreto imperial
separado hasta Bayona en la esperanza de que Napoleón acababa de concederle el trono de España. El 8 de julio
Bonaparte les diera la razón, pero una vez allí, cayeron en prestó juramento. Unos días después escribió una carta
su trampa, porque el emperador había previsto arrebatar- a su hermano llena de malos presentimientos: “Enrique
les el trono de España. IV tenía un partido, Felipe V no tenía sino un competidor,
Mientras se desarrollaba la conferencia de Bayona, te- y yo tengo por enemiga una nación de doce millones de
nía lugar el alzamiento del pueblo de Madrid con el pre- habitantes, bravos y exasperados hasta el extremo. Todo
texto del llanto del infante Francisco de Paula, al que lo que se hizo aquí el 2 de mayo es odioso, no se han
intentaban acomodar en el coche que tenía que llevarlo tenido ninguna de las consideraciones que se debían
junto a sus padres a Francia. Pedro Velarde y Luis Daoiz de tener para con este pueblo. Los hombres honrados
ŊHQWUHRWURVŊGHPDQHUDHVSRQW£QHDFRQVLJXLHURQLQŴD- no me son más afectos que los pícaros. No señor, estáis
mar las iras de los paisanos mal armados. Joaquín Mu- equivocados, vuestra gloria se hundirá en España”. No se
rat –gran duque de Berg– reprimió el alzamiento con equivocó.
dureza. En la madrugada del 3 de mayo, en una orgía de José Bonaparte, rey de España –aunque lo excluyan
sangre, cerca del Prado, tuvieron lugar los fusilamientos DOJXQDV FURQRORJ¯DV RƓFLDOHVŊ DEROLµ GXUDQWH VX UHLQD-
que magistralmente pintaría Goya. GRODWHUURU¯ƓFD,QTXLVLFLµQ\GRWµDOSD¯VGHODSULPHUD

82 CLÍO
Constitución en 1812 –La Pepa– para sacarlo de su retra-
so secular, pero era lo que era –un intruso–, y el pueblo
español no estuvo dispuesto a darle una oportunidad.
Entonces España exportó al mundo la palabra “guerri-
lleros”, que hacía referencia a la agrupación de personas
levantadas en armas que, sin instrucción ni disciplina,
estaba siendo capaz de poner en jaque al mayor ejér-
cito de Europa.
Para cumplir con nuestra aferrada tradición, José Bo-
naparte también tuvo su apodo –“Pepe Botellas”– que,
dicho sea de paso, tuvo más que ver con la supresión
del impuesto a los alcoholes y con la concesión de la
libertad de horarios a las botillerías, que con su inclina-
ción a la bebida.
El declive de José Bonaparte, como era de esperar,
fue la consecuencia lógica de la derrota de Napoleón
en 1813, que arrastró en su caída las monarquías de
nueva factura que había creado en una política marca-
damente nepotista.
AMADEO DE SABOYA
El siglo XIX aún no había acabado cuando llegó un nuevo
intruso. La ocasión se prestó esta vez con el derrocamiento
de la reina Isabel II tras la “Gloriosa Revolución” de 1868.
Para sofocar los disturbios sociales se creó un gobier-
QRSURYLVLRQDOFX\DMHIDWXUDVHFRQƓµDOJHQHUDOSerrano
y se convocaron Cortes constituyentes. A principios de
junio de 1869 se aprobó una nueva Constitución que es-
tableció como régimen español la monarquía, algo que
desconcertó mucho a los revolucionarios que acababan
de derrocar del trono a una reina. Quedaba meridiana-
mente claro el desprecio a los Borbones. En enero de
ese mismo año, el gobierno ya se había expresado en
estos términos: "Tiene más seguro porvenir las institu-
ciones liberales garantizadas con la solemne y sucesiva
estabilidad del principio monárquico, que sometidas al
peligroso ensayo de una forma nueva sin precedentes
históricos en España y sin ejemplos en Europa dignos de
imitarse".
El gobierno presidido por Juan Prim reprimió con
dureza el levantamiento de los republicanos y buscó
candidatos a ocupar el trono español. Por su idoneidad
se sondeó la candidatura de Antonio de Orleans, du-
que de Montpensier –esposo de Luisa Fernanda de
Borbón, por lo tanto cuñado de la destronada–, pero
quedó descartado después de batirse en duelo y matar
a Enrique de Borbón que había defendido a su cuñada
Isabel II de las agrias críticas de las que era objeto. En la
perseguida unión ibérica, se pensó en el rey consorte de
Portugal, Fernando de Sajonia-Coburgo Ghota, pero
era muy mayor y él mismo propuso a su yerno Leopol-
do de Hohenzollern, algo que molestó a los franceses
CLÍO 83
 Protagonistas REYES Y REINAS
RETRATO DE
AMADEO DE
SABOYA.
EL PRIMER CONTACTO DE
AMADEO DE SABOYA con España
había tenido lugar en 1865 cuando,
con veinte años de edad, su padre lo
envió en misión diplomática para limar
las asperezas surgidas con la dinastía
borbónica, a raíz de la expulsión de
su pariente Fernando II del reino de
Nápoles-Sicilia.
ante la posibilidad de quedar cercados por una nueva
nación emergente –que se llamaría Alemania–, y en 1870
declararon la guerra a Prusia que retiró su candidatura.
Otro candidato fue el general Baldomero Espartero,
que había ganado popularidad durante las guerras car-
listas, aunque fracasó en su regencia durante la minoría
84 CLÍO
AMADEO DE
SABOYA FRENTE
AL ATAÚD
DEL GENERAL
PRIM.
de edad de Isabel II al sofocar con mano dura los distur-
bios sociales en Barcelona. Igual que rey portugués de-
clinó el ofrecimiento a causa de su avanzada edad. Solo
quedada Amadeo de Saboya, que no era un candidato
cualquiera, sino el nieto de Carlos Alberto de Saboya y
Carignano, rey de Piamonte-Cerdeña –que, puesto a la
hora de los tiempos, había otorgado a sus súbditos una
Costitución liberal en 1848– e hijo de Victorio Emanue-
le II, que en marzo de 1861, tras la anexión voluntaria al
reino de Piamonte de los pequeños estados trasalpinos,
había sido proclamado rey de Italia.
El primer contacto de Amadeo con España había te-
nido lugar en 1865 cuando, con veinte años de edad,
su padre lo envió en misión diplomática para limar las
asperezas surgidas con la dinastía borbónica, a raíz de
la expulsión de su pariente Fernando II del reino de
Nápoles-Sicilia, pieza indispensable para completar la
XQLƓFDFLµQGH,WDOLD(QVXSULPHUYLDMHOHIDVFLQDURQODV
tierras de Andalucía, donde asistió a los toros, y quedó
gratamente impresionado por el talante español. Inclu-
so se pensó en un concertado matrimonio del prínci-
pe italiano y la primogénita de Isabel II –apodada La
Chata–, algo que no prosperó, de modo que Amadeo
contrajo matrimonio con María Victoria del Pozzo, hija
Carlo Emanuele, Príncipe de la Cisterna.
Amadeo de Saboya, duque de Aosta, recibió en el pa-
lacio Pitti de Florencia la comisión que le ofrecía el trono
de España y el 3 de noviembre de 1870 el general Prim
QRWLƓFµDODV&RUWHVVXDFHSWDFLµQ(UDHOVHJXQGRUHLQR
que se le ofrecía, porque también los griegos le habían
ofrecido el trono de Grecia unos años antes tras expul-
sar a Otón I.
CAMINO AL TRONO
Amadeo embarcó en la Spezia y llegó el 30 de diciem-
bre al puerto de Cartagena, donde conoció la noticia
de que su valedor Juan Prim acababa de morir. Tres días
antes había sido objeto de un atentado en la madrileña
calle del Turco. Como no se había detenido al autor del
FULPHQVHVXVSHQGLµHOGHVƓOHTXHVHKDE¯DSUHSDUDGR
para recibirlo. Su esposa Victoria del Pozzo, que acaba-
da de dar a luz por segunda vez, llegó a España unos
meses después que él, sin sospechar que la soledad le
había brindado la ocasión de perderse en escarceos
amorosos por los barrios de Madrid que no llegaron a
más, hasta que apareció en su vida Adela Larra, hija del
célebre escritor que se había suicidado de un disparo
frente al espejo en 1837.
9LFWRULDIXHLQIRUPDGDGHODLQƓGHOLGDGGHVXHVSRVRPH-
diante una carta anónima, cuando se disponía a partir junto
a sus dos hijos desde el puerto de Alessio para establecer-
VHGHƓQLWLYDPHQWHHQ(VSD³D(QODSREODFLµQJHUXQGHQVH
de Rosas, donde se improvisó una escala, dio por primera
vez muestras de su compromiso social al interesarse por los
asilos y guarderías que había en la población. Durante su
breve reinado se distinguió por su sensibilidad con los más
desfavorecidos y por fundar una guardería para las lavan-
deras de Madrid, que, en señal de gratitud, enviaron una
FRURQDGHŴRUHVHOG¯DHQTXHPXULµSUHPDWXUDPHQWHHQ
San Remo, en 1876, a los veintinueve años.
Amadeo de Saboya se propuso vivir sin ostentaciones
en un espacio reducido del palacio real para restringir
la iluminación. Cuando Isabel II, exiliada en París, se en-
teró de su extravagancia exclamó: "¡Pobres jóvenes! ¡No
podrán moverse!".
Como no podía ser de otro modo, el irónico pueblo
español no tardó en apodarlo Macarroni I. Su desco-
nocimiento del idioma sirvió para considerarlo falto de
entendederas, pero pronto dio pruebas de sus capaci-
dades políticas y de su honestidad personal, algo que
la nobleza y la aristocracia no pudieron perdonarle,
porque como rey liberal quiso abolir la esclavitud en las
colonias, lo que chocó frontalmente con sus intereses.
En enero de 1873 vino al mundo Luis Amadeo, el pri-
mer infante nacido en España, pero la estabilidad de
Amadeo de Saboya en el trono hacía aguas. Ya en abril
de 1872, Carlos VII, que había recogido el testigo de las
pretensiones dinásticas de la rama carlista, desde Gine-
bra había declarado la tercera guerra carlista al grito de:
"¡Abajo el extranjero!".
3DUDSRQHUƓQDXQUHLQDGRHQHOTXHVHKDE¯DQVXFHGL-
do tres elecciones a Cortes y seis gabinetes ministeriales,
Amadeo de Saboya abdicó el 11 de febrero de 1873, no
sin dar sus razones a los diputados: "Estad seguros que al
desprenderme de la corona, no me desprendo del amor
a esta España tan noble como desgraciada”.La respuesta
no se hizo esperar y se proclamo la Primera República.
CLÍO 85
 Pasado y presente ACTUALIDAD

EL AZOTE DE LAS
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POR ÁNGEL SÁNCHEZ CRESPO

H
AGAMOS UN RECORRIDO POR
AQUELLOS MOMENTOS HISTÓRI-
COS QUE CAMBIARON EL CURSO
DE SU HISTORIA DERROCANDO
REYES, a veces mediante la violencia
y la sangre, otras, con la invitación ma-
WHUL]DURQSRUODFULVLVJHQHUDOTXHD]RWDEDHOSD¯VXQDFULVLV
ƓQDQFLHUD HFRQµPLFD \ SRO¯WLFD TXH VH YLR DJXGL]DGD SRU
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reino. Manuel II de Portugal DSRGDGR O Patriota y O Des-
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FRANCIA: LUIX XVI (1789)
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Luis XVII HQWRQFHV QL³R WDPEL«Q VXIULµ XQ VHFXHVWUR TXH
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HFRQµPLFRVWHUULWRULDOHV\SRO¯WLFRVTXHDIURQWDEDHOSD¯VHQ
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SXODUHV(QVHKDE¯DSURGXFLGRHODVHVLQDWRGHCarlos I
de Portugal\VXKHUHGHURHOSU¯QFLSH Luis Filipe(QHO
UH\0DQXHO,,KHUHGHURGHORVIDOOHFLGRVVHH[LOLµHQ,QJODWH-
UUDWUDVODSURFODPDFLµQGHOD3ULPHUD5HS¼EOLFD3RUWXJXHVD
UDEDQHOWURQR7RGRWHUPLQµFRQLuis Felipe I de Orleans, 32/21,$(67$1,6/$2,,<1,&2/ƒ6,,
HO¼OWLPRUH\GHORVIUDQFHVHV(OGHIHEUHURGHGHMµ 3RORQLDHVXQRGHORV(VWDGRVHXURSHRVTXHP£VVHKDYLVWR
GHVHUUH\WUDVXQRV¼OWLPRVPHVHVGHUHLQDGRTXHVHFDUDF- PRGLƓFDGRSRUJXHUUDVHLQYDVLRQHV3ULPHURIXHXQUHLQR

86 CLÍO
MONARQUÍAS
medieval del siglo XI al XVI, después formó una mancomuni-
dad junto a Lituania, hasta el reparto de Polonia entre Rusia,
Austria y Prusia durante el reinado de Estanislao II, que se
vio forzado a abdicar en 1795, sin nombrar sucesor. El exmo-
narca se exilió en San Petersburgo, donde pasó sus últimos
años. Murió en 1798. El territorio se convirtió también en un
ducado con el imperio de Napoleón Bonaparte entre 1807
y 1815, para volver a ser un reino durante otros cien años,
buena parte de ese tiempo bajo el control de los zares rusos:
con el zar Alejandro I hasta 1825 y con Nicolás I hasta 1831.
Después pasó a control alemán en 1915, hasta la derrota de
las potencias del Eje en la Primera Guerra Mundial en 1918,
cuando Polonia inició su II República, tras la caída del zar Ni-
colás II, en 1917. En 1939 Polonia fue ocupada por la Alemania
QD]L\OD8566KDVWDHOƓQDOGHOD6HJXQGD*XHUUD0XQGLDOHQ
1945, cuando se constituyó la República Popular de Polonia,
que se desarrolló hasta 1989, siendo hoy una República par-
lamentaria sin visos de un retorno monárquico.
RUSIA: NICOLÁS II (1917)
Nicolás II de Rusia (San Petersburgo, 6 de mayo-Ekaterimbur-
go, 17 de julio de 1918) fue el último zar de Rusia.
El Imperio ruso, que se constituyó en 1721, tuvo a Nicolás
II como el último zar de su historia, tras su ejecución por los
partidarios de la Revolución Bolchevique de 1917. En plena
Primera Guerra Mundial, los insurgentes de la revolución
de febrero, hastiados por la guerra y el hambre, además de
por un sistema político casi medieval, obligaron a Nicolás II
a abdicar, pero este, en un intento de perpetuar la monar-
quía, abdicó en su propio favor y en el de su hijo. La familia
Romanov fue retenida en uno de sus palacios y el 17 de ju-
OLRVXVPLHPEURVMXQWRDORVP£VƓHOHVGHVXVHUYLFLRIXHURQ
fusilados. Los cadáveres se desintegraron con fuego y ácido
para evitar que alguien intentase recuperar los cuerpos para
darles sepultura y arengar una restauración monárquica. Ru-
sia se convirtió en república, primero como URSS y, con la
desintegración de esta en 1991, como Federación de Rusia.
ESTONIA Y LETONIA:
ZARES RUSOS (1918)
La historia monárquica de los territorios de Estonia y Letonia
está ligada a los zares rusos y siguieron sus vicisitudes. Cuan-
do se produjo la Revolución Bolchevique y el asesinato del
zar, proclamaron su independencia.
El 24 de febrero de 1918, Estonia declaró su independencia
de Rusia e instaló un gobierno provisional, pero los alemanes
ocuparon Tallin y el gobierno estonio fue obligado a exiliar-
se. Tras la derrota de Alemania en la Primera Guerra Mundial
CLÍO 87
 Pasado y presente ACTUALIDAD
comenzó la Guerra de Independencia
GH(VWRQLD(QIHEUHURGHORVHV-
tonios derrotaron al Ejército Rojo, y en
QRYLHPEUHGHOPLVPRD³RDODVWURSDV
de mercenarios alemanes. El 2 de fe-
EUHURGHOD8566UHFRQRFLµSRU
el Tratado de Tartu, la derrota militar y
la independencia del país.
Letonia comenzó en 1918 su guerra
de independencia, que terminaría en
 LJXDO TXH HO JRELHUQR VRYL«WLFR
TXH VH HVWDEOHFLµ HQ HVH SHULRGR 6X
LQGHSHQGHQFLDRƓFLDOGH5XVLDVHSUR-
clamó el 11 de agosto de 1920. Veinte
D³RV P£V WDUGH DPERV SD¯VHV YROYH-
rían a perder su independencia ante la
88 CLÍO
EL ZAR RUSO
NICOLÁS II Y
EL ZARÉVICH
ALEXEI.
URSS, a través del Tratado de No Agre-
sión entre Alemania y la URSS. Con el
ƓQGHOD8QLµQ6RYL«WLFDYROYLHURQDVHU
independientes en 1991.
REPÚBLICA CHECA Y ESLOVAQUIA:
CARLOS I (1918)
(Q  FRQ PRWLYR GHO GHUUXPED-
PLHQWR GHO ,PSHULR DXVWURK¼QJDUR
WUDV HO ƓQ GH OD 3ULPHUD *XHUUD 0XQ-
GLDO\ODDEGLFDFLµQGHOUH\Carlos I de
Habsburgo, los territorios de la actual
5HS¼EOLFD &KHFD \ (VORYDTXLD IXHURQ
XQLƓFDGRVHQIRUPDGHXQVROR(VWDGR
UHSXEOLFDQR (VWD XQLƓFDFLµQ VH HVWD-
EOHFLµSRULQLFLDWLYDGHODVJUDQGHVSR-
tencias europeas a través del Tratado
de Saint-Germain-en-Laye. La federa-
ción dejó de existir durante la ocupa-
ción alemana, que dividió el país en el
Protectorado de Bohemia y Moravia y
el Estado eslovaco. Checoslovaquia se
UHXQLƓFµFRQODOLEHUDFLµQSRUSDUWHGH
los soviéticos, del territorio, y pasó a ser
uno de los países satélites de la URSS,
DXQTXHFRQDOJXQRVHSLVRGLRVVXEYHU-
sivos como la Revolución de Terciope-
OR GH 3UDJD HQ  &RQ HO ƓQ GH OD
URSS, la federación se mantuvo unida
hasta que en 1993 se decidió su esci-
sión en Chequia y Eslovaquia.
FINLANCIA: FEDERICO CARLOS
DE HESSE (1918)
Finlandia formó parte de Suecia has-
ta que en 1809 fue anexionada por el
Imperio ruso, convertida en el Gran
Ducado de Finlandia. Las revolucio-
QHVEROFKHYLTXHVGHIHEUHUR\RFWXEUH
GH  GHVHPERFDURQ HQ OD DEGLFD-
ción zar Nicolás II de Rusia y, con ello,
la unión entre Rusia y Finlandia perdió
VX EDVH OHJDO DO PHQRV VHJ¼Q FRQVL-
GHUDEDQHVWRV¼OWLPRV$V¯HOGHGL-
FLHPEUHGHHVHD³RHO3DUODPHQWRGH
Finlandia proclamó su independencia.
(VWDQRIXHHIHFWLYDKDVWDODƓUPDGHO
Tratado de Brest-Litovsk, en Bielorru-
sia, el 3 de marzo de 1918, por el que la
8566UHQXQFLDEDDVXVREHUDQ¯DVREUH
el país escandinavo.
6LQ HPEDUJR $OHPDQLD GHVHPEDU-
có tropas en Hanko y tomó Helsinki el
GHDEULOGH(OGHRFWXEUHHO
6HQDGR ƓQODQG«V GHVLJQµ FRPR UH\
electo a Federico Carlos de Hesse, un
príncipe alemán. La derrota de Alema-
QLDSHUPLWLµD)LQODQGLDDEROLUODPRQDU-
TX¯DFRQODDEGLFDFLµQGH&DUORV,HO
GHGLFLHPEUHGH(VWDPRQDUTX¯D
tuvo una duración de dos meses y el
rey nunca fue coronado, ni llegó a pisar
VXHOR ƓQ«V )LQODQGLD VH FRQYLUWLµ HQ
XQD5HS¼EOLFDLQGHSHQGLHQWH
ALEMANIA: GUILLERMO II (1918)
Alemania dejó de ser un imperio
FRQHOƓQGHOD3ULPHUD*XHUUD0XQ-
GLDO\ODLQVWDXUDFLµQGHOD5HS¼EOL-
 LA REINA
ESPAÑOLA
ISABEL II.

EL CASO DE ESPAÑA
EL 30 DE SEPTIEMBRE DE 1868, LA REINA ISABEL II
TUVO QUE ABANDONAR ESPAÑA TRAS EL TRIUNFO
DE LA REVOLUCIÓN GLORIOSA. Tras el paréntesis
republicano, de la mano del general DĂƌơŶĞnjĂŵƉŽ, su
hijo ůĨŽŶƐŽy//accedió, de nuevo, al trono.
KƚƌŽŵŽŵĞŶƚŽĐƌşƟĐŽƉĂƌĂůĂŵŽŶĂƌƋƵşĂƐĞƉƌŽĚƵũŽ
al proclamarse la Segunda República. Las elecciones
municipales de 1931 dieron el triunfo a los republicanos
ĞŶůĂŵĂLJŽƌşĂĚĞůĂƐĐĂƉŝƚĂůĞƐĚĞƉƌŽǀŝŶĐŝĂ͕ůŽƋƵĞƐĞ
consideró un triunfo republicano.ůĨŽŶƐŽy///abandonó
España. Tras la victoria de &ƌĂŶĐŽ en la Guerra Civil,
ƐƉĂŹĂĐĂƌĞĐŝſĚĞŵŽŶĂƌĐĂ͕ƐŝďŝĞŶĞůƉƌŽLJĞĐƚŽĨƌĂŶƋƵŝƐƚĂ
parecía tener previsto a largo plazo la restauración
ŵŽŶĄƌƋƵŝĐĂĞŶůĂĮŐƵƌĂĚĞ:ƵĂŶĂƌůŽƐ/͕ŚŝũŽĚĞůůĞŐşƟŵŽ
heredero a la Corona, su padre, :ƵĂŶĚĞŽƌďſŶ.

ca de Weimar. Guillermo II (Berlín,
1859-Doorn, 1941) sería el último
káiser del imperio y el último rey de
Prusia al abdicar el 9 de noviembre
de 1918 y cruzar la frontera alemana
hacia su exilio en los Países Bajos.
7UDVODƓUPDGHO7UDWDGRGH9HUVDOOHV
en 1919, se solicitó su extradición,
pero la reina Guillermina de Holan-
da la rehusó.
Ni el partido nazi, ni Hitler, tuvie-
ron nunca la mínima intención de
establecer un poder monárquico en
Alemania, para ello estaba el pro-
pio Hitler que como Führer ejerció
el poder omnímodo durante toda
la Segunda Guerra Mundial hasta su
derrota.
AUSTRIA Y HUNGRÍA: CARLOS I
(1918)
El Imperio austro-húngaro cayó tras
HOƓQGHO3ULPHUD*XHUUD0XQGLDO\
con él, la monarquía de los Habs-
burgo terminó su dominio sobre el
territorio el 11 de octubre de 1918
con la abdicación del rey Carlos I de
de la Austria alemana para consti-
tuirse en la I República de Austria
al año siguiente. En 1934 el fascis-
mo se apoderó de Austria, luego se
produjo el Anschluss nazi de 1938
y la ocupación aliada tras la guerra,
en 1945, hasta constituirse en una
república federal y democrática en
1955.
A los pocos días del exilio del rey
en Suiza, Hungría se proclamó Repú-
blica Magiar. Sin embargo, incapaz
de mantener su unidad territorial
tuvo que ceder el poder a una coali-
ción de comunistas y socialistas que
proclamaron la República Soviética
ALEMANIA dejó de
ser un imperio con
el fin de la Primera
Guerra Mundial y la
instauración de la
República de Weimar.
Guillermo II sería
Húngara en marzo de 1919. En 1920
se restauró la monarquía, pero sin
rey, con un regente, el almirante
Miklós Horthy. En 1944 cayó bajo
el dominio alemán, y después de la
Segunda Guerra Mundial el país se
constituyó como la República Popu-
lar de Hungría hasta la revolución de
1989 que convirtió al país en Repú-
blica Constitucional Parlamentaria.
ISLANDIA: CHRISTIAN X (1944)
Cristián X de Dinamarca fue el úl-
timo soberano de Dinamarca-Islan-
dia, pues el territorio se independizó
como república en 1944. Entre 1918
y 1944 Islandia sería un país sobera-
no, pero con un rey danés, Cristián
X de Dinamarca. El 31 de diciembre
de 1943 el Acta de Unión, documen-
to que establecía las relaciones en-
tre ambos países, expiró, y el 20 de
mayo de 1944 los islandeses votaron
en un referéndum a favor de poner
ƓQDODXQLµQFRQ'LQDPDUFD\HVWD-
blecerse como república.

$XVWULD\,9GH+XQJU¯D3HUVHQEXUJ
Baja Austria, 1887-Funchal, Portu-
gal, 1922).
Austria tuvo un año de transición
en el que se proclamó la República
el último káiser del
imperio y el último rey
de Prusia al abdicar el 9
de noviembre de 1918.
<8*26/$9,$3('52,,
El reino de Yugoslavia aglutinaba
a los actuales países de Eslovenia,
Croacia, Bosnia y Herzegovina, Ser-
bia, Montenegro y Macedonia. Ter-
CLÍO 89
 Pasado y presente ACTUALIDAD

minó formalmente el 27 de marzo así mismo rey, y huyó del país cuan-
de 1941 con la regencia de Pablo do entraron los fascistas italianos de
de Yugoslavia, aunque la monar- Mussolini.
quía continuó hasta que Pedro II Albania era el único Estado euro-
(Belgrado, 1923-Los Ángeles, 1970) peo con un monarca musulmán. El
fue depuesto por el Parlamento de la rey y su gobierno fueron forzados al
Yugoslavia socialista en 1945. En mayo exilio, y Albania dejó de ser un Esta-
de 1941, los ustacha ya habían pro- do independiente, convirtiéndose en
clamado la independencia del nue- una colonia italiana. El trono albanés SIMEÓN II.
vo Estado Independiente de Croa- le fue otorgado entonces al rey Víc-
cia, caía Belgrado ante los nazis, se tor Manuel III de Italia y, pese a que
rendía el ejército, y el Gobierno y el Zog todavía era el monarca legítimo
rey partían al exilio, instalándose en
EN 1973 militares
JORGE VI DEL
$WHQDV -HUXVDO«Q \ ƓQDOPHQWH HQ REINO UNIDO.
Londres. monárquicos
BULGARIA: SIMEÓN II (1946) intentaron, sin
El último zar de Bulgaria fue el niño éxito, devolver la
Simeón II, entre 1943 y 1946, aun-
que la regencia la ocupaba su tío, el
monarquía a Grecia.
príncipe Kyril, que fue condenado y El dictador Georgios
ejecutado tras la invasión soviética Papadopoulos declaró
del país.En septiembre de 1946 se
celebró un referéndum que arrojó
a Grecia república el 1
más de un noventa por ciento de vo- de junio de ese mismo
tos a favor de la creación de una Re- año.
pública socialista, y la abolición de la
monarquía, por lo que la familia real
se exilió primero a Egipto y luego a
España, aunque el rey nunca abdicó.
Simeón se convirtió en un hombre
de negocios y se casó con una aristó-
crata española, Margarita Gómez-
Acebo, con quien tuvo cinco hijos.
Desde España, Simeón mantuvo
contacto con la vida política búlgara.
Recuperó la ciudadanía búlgara en
1996 y regresó a su país en 2001, ga-
nando las elecciones parlamentarias
y convirtiéndose en primer ministro
de Bulgaria, pero no en rey.

ALBANIA: ZOG I (1946)

El Reino de Albania fue una monar-
quía constitucional desde la disolu-
ción de la I República, en 1928, hasta
la ocupación italiana en 1939. Su últi-
mo rey fue Zog I, de nombre Ahmet
Muhtar Zogolli, que había sido jefe
de Estado y primer ministro durante
el periodo republicano. Se coronó

90 CLÍO
 VÍCTOR MANUEL
III DE ITALIA.
del país, nunca trató de recuperarlo,
aunque, eso sí, se llevó una gran par-
te de las reservas de oro del país.
Con la llegada del comunismo fue
depuesto en 1946, prohibiéndo-
se su retorno al país bajo pena de
muerte, pero mantuvo el título de
rey en el destierro. Murió en 1961
cerca de París y un grupo de alba-
neses exiliados proclamaron rey a su
hijo Leka. En 2012 sus restos morta-
les fueron trasladados a Albania a un
CONSTANTINO mausoleo.
II DE GRECIA.
mento de su país desde 1947. Murió
en diciembre de 2017 y ha sido el
último mandatario de la Segunda
Guerra Mundial en fallecer. En la ac-
WXDOLGDG 5XPDQ¯D VH GHƓQH FRPR
un Estado nacional, soberano e in-
dependiente, unitario, indivisible y
republicano.
IRLANDA: JORGE VI (1949)
El moderno Estado irlandés consi-
guió su independencia efectiva del
Reino Unido en 1922, tras una gue-
rra de independencia que acabó
,7$/,$+80%(572,, FRQ OD ƓUPD GHO 7UDWDGR DQJORLU-
Humberto II de Italia fue el último
rey de Italia, por un período de 33
días, lo que le llevó a ser conocido
como el "Rey de mayo".
Durante la dictadura fascista de
%HQLWR 0XVVROLQL HO UH\ 9¯FWRU 0D-
nuel III se mantuvo como jefe de Es-
tado de Italia, aunque sin poder al-
guno, si bien se mostró simpatizante
con el fascismo. Abdicó en favor de
VX KLMR +XPEHUWR ,, SHUR HQ HO UH-
feréndum del 2 de junio de 1946 la
landés. Aunque en principio Irlanda
fue un dominio dentro del Imperio
británico, con el nombre de Estado
Libre Irlandés, en 1931 obtuvo su
completa independencia legislativa
y en 1937 adoptó una nueva Cons-
titución y el nombre de Irlanda. En
1949 se eliminaron los derechos de
ODƓJXUDGHOUH\GH,UODQGDJorge VI
del Reino Unido, y el país se decla-
ró república.
ciudadanía italiana decidió que la
forma de Estado del país debía ser
BENITO la república. El pueblo no olvidó el
MUSSOLINI Y
ADOLF HITLER.
coqueteo con Mussolini de los Sa-
boya.
RUMANÍA: MIGUEL I (1947)
Rumanía dejó de ser una monar-
TX¯DWUDVHOƓQGHOD6HJXQGD*XHUUD
Mundial y la intervención en el país
de la Unión Soviética. El rey Miguel
I negoció la intervención de EE.UU.
y del Reino Unido para evitar la caí-
da de Rumanía en la órbita soviética,
pero en 1947, la Asamblea General
obligó al rey a abdicar, fue expulsa-
do del país y despojado de la ciuda-
danía. Se refugió en Londres hasta
que se trasladó a Suiza. En 1997
pudo regresar a su país y se le devol-
YLHURQSURSLHGDGHVFRQƓVFDGDVDVX
familia, recuperando el título de rey
en 2001. Diez años después pronun-
ció su primer discurso ante el Parla-
*5(&,$&2167$17,12,,
Constantino II de Grecia, príncipe
de Dinamarca, fue rey de los hele-
nos entre 1964 y 1973. Es hijo del
rey Pablo I de Grecia y Federica de
Hannover.
Grecia ha sido un reino en tres
periodos diferentes. El último de ellos
comprendió los años entre 1944 y 1973,
aunque desde la imposición de la dic-
tadura de los coroneles, en 1967, el rey
Constantino II mantuvo el título en el
exilio, en Roma. Al día siguiente del gol-
pe de Estado del 21 de abril, el rey juró
el nuevo régimen dictatorial, en un in-
tento de dar un contragolpe que fraca-
só. Entonces se vio obligado a exiliarse
con su familia. En 1973 militares monár-
quicos intentaron, sin éxito, devolver la
monarquía a Grecia. El dictador Geor-
gios Papadopoulos declaró a Grecia
república el 1 de junio de ese mismo
año, decisión que fue refrendada por
un plebiscito el 29 de julio.
CLÍO 91
 Pasado y presente ACTUALIDAD

MONARQUÍAS
EN EL SIGLO XXI
SU PAPEL EN LA UNIÓN EUROPEA

92 CLÍO
 «EUROPA ES MÁS QUE UN CONTINENTE. ES, SOBRE TODO, UNA CONCEPCIÓN DE LA VIDA
FUNDADA EN PRINCIPIOS HUMANISTAS Y CRISTIANOS ORIENTADOS A LA BÚSQUEDA DE LA
JUSTICIA Y DE LA LIBERTAD, UNA Y OTRA AL SERVICIO DEL BIEN COMÚN Y DE LA DIGNIDAD DEL
HOMBRE». ESTAS PALABRAS FUERON PRONUNCIADAS POR EL REY DE ESPAÑA, JUAN CARLOS
I, EN EL PALACIO DEL QUIRINAL, SEDE DEL GOBIERNO ITALIANO, EN EL TRANSCURSO DE LA
CEREMONIA EN LA QUE LE FUE ENTREGADO EL PREMIO CARLOMAGNO, EL 20 DE MAYO DE 1982.
WKZDǒE'>^>MW>/^

L
ARGO HA SIDO EL RECORRIDO
DEL VIEJO CONTINENTE DESDE
ENTONCES, Y MUCHAS LAS VICISI-
TUDES QUE LA UNIÓN EUROPEA SE
HA VISTO OBLIGADA A GESTIONAR
A LO LARGO DE LOS ÚLTIMOS CUA-
RENTA AÑOS DE SU EXISTENCIA
COMO CASA COMÚN DE MILLO-
NES DE EUROPEOS, para los que la democracia,
el desarrollo social y la prosperidad económica han
sido y son objetivos irrenunciables.
Pero si analizamos en esencia este proyecto con-
tinental desde sus albores a mediados del siglo XX,
bien podría parecer que cier-
tos pilares básicos de tan am-
bicioso proyecto, tales como PARA COMPRENDER la
la democracia con mayúsculas, persistencia de las casas
chocarían frontalmente con
una concepción monárquica reales en el continente
de la jefatura de los Estados europeo hay que
miembros. Por consiguiente,
¿cómo podría explicarse que introducirse de lleno en el
sigan manteniendo sus reyes debate entre monárquicos
y reinas, algunos de los paí-
ses económica y políticamente
y republicanos.
más consolidados del mundo?
¿Cuál sería entonces la función de las monarquías
en Europa?
Fernando Vallespín, acreditado politólogo y pro-
fesor de la Universidad Autónoma de Madrid, con-
cluye que no hay incompatibilidad entre monarquía
y calidad democrática. Tal es así que algunos países
monárquicos como Noruega, Suecia o Dinamarca se
encuentran posicionados entre los más democráti-
cos del mundo. En ellos, no solo no se reniega de
la monarquía, sino que está considerada como una
institución con altos niveles de aceptación por parte
de sus ciudadanos, porque siempre funcionó con la
precisión de un reloj suizo.
Pero si intentamos reproducir el análisis contrario,
en absoluto llegaremos a la conclusión opuesta, ya
que la monarquía tampoco supone una condición
necesaria para alcanzar mayores cotas de calidad
democrática. Finlandia, por ejemplo, se encuentra
en el ránking de los países con mayores cotas de
democracia y prosperidad económica y es una re-
pública.
A principios del siglo XX solo había tres repúbli-
cas en Europa. Hoy, son ocho las monarquías par-
lamentarias pertenecientes a la zona comunitaria:
Reino Unido, España, Bélgica, Holanda, Dinamarca,
Suecia, Noruega y Luxemburgo; además de Mó-
naco, Liechtenstein, Andorra y el Vaticano, fuera de
la Unión. En total, suman doce frente a los cuarenta
y nueve países que conforman la vieja Europa. En
todos ellos, la jefatura del Estado recae sobre el rey,
cargo hereditario, y la jefatura política y del gobierno
sobre el primer ministro, que es designado por su
parlamento nacional. Entonces,
¿es la monarquía una institu-
ción exclusivamente simbólica,
teniendo en cuenta que carece
de poder político? Interesante
pregunta. Dado que su poder
no es político ni económico,
debemos concluir que la le-
gitimidad de la monarquía se
asienta sobre la ejemplaridad y
el mantenimiento de una serie
de conductas y valores que re-
presentan la idiosincrasia de un
pueblo. Un escándalo en el seno de una casa real
tiene consecuencias significativamente más graves
que si el protagonista fuera un político.
Según la acertada definición de José María Por-
tillo Valdés, relevante historiador de la Universidad
del País Vasco: "Los monarcas no tienen funciones
políticas concretas, y las que eventualmente puedan
ejercer no las llevan a cabo por sí mismos, sino a tra-
vés del gobierno. No obstante, tienen una función
institucional muy importante, que no es ni más ni
menos que asumir la representación del Estado en
el exterior".
Al hilo de lo expuesto, no cabe la menor duda
de que este marco simbólico de contención y re-
presentación en el que se mueven las monarquías
ha permitido a muchas naciones con profundas
diferencias internas permanecer unidas y desa-
rrollar un proyecto común a lo largo del tiempo.
Un país como Bélgica habría sido inviable sin el

CLÍO 93
 Pasado y presente ACTUALIDAD

CORONACIÓN
DEL REY
FELIPE VI
DE ESPAÑA.

aglutinante de su monarquía. Lo
mismo sucede con el Reino Unido
o España, estados compuestos por
pueblos y naciones históricamente
diversas, que han permanecido uni-
das porque se identifican con la fi-
gura común de su rey.
"En el caso español, el rey Juan
Carlos se manifestó como figura
imprescindible para la transición, la
condición sine qua non, teniendo
en cuenta que hablamos de un pro-
ceso que no fue rupturista, en el que
el monarca representó el papel de
garante de la continuidad entre un
régimen y otro", afirma Vallespín,
en relación con la caída de la dicta-
dura de Franco y la instauración en
España de la monarquía parlamen-
taria, que tuvo lugar en 1975, tras la
muerte del dictador que gobernó el
país durante cuarenta años.
En el caso del Reino Unido, la mo-
narquía cumple además una función
adicional que no se da en los otros
casos: mantiene la continuidad con
el viejo imperio británico a través
de la Commonwealth, una manco-
munidad de cincuenta y tres países
independientes que cooperan entre
sí y tienen una jefatura de Estado
común encarnada en la reina Isa-
bel II. Estas naciones, dispersas por
todo el mundo, se suman a las ocho
europeas que tienen, a día de hoy,
una monarquía parlamentaria como
forma de gobierno.
Recapitulando. Entonces, ¿por qué
no se discute abiertamente la posi-
bilidad de abandonar los sistemas
monárquicos en el seno de la Unión Sin embargo, para comprender la problemas políticos y construyó un
Europea? Porque, hasta los republi- persistencia de las casas reales en el suelo que conjuntamente hoy pue-
canos más recalcitrantes saben que continente europeo hay que intro- den pisar ideologías dispares sin
la cuestión introduciría mucho ruido ducirse de lleno en el debate entre que se creen, por ello, demasiados
en el sistema. Además, los costes que monárquicos y republicanos. conflictos. Claro que, si esa utilidad
llevaría aparejados la instauración de Los partidarios de la república desaparece, el cuestionamiento de
una república serían desmesurados, siempre defendieron que, no solo la institución se hará, por lógica, más
y se introduciría un elemento de cris- no es necesaria una monarquía para vehemente.
pación y confrontación muy poco de- organizarse democráticamente, sino Dentro de la Unión Europea, no
seable en estos momentos. que es más democrático no tenerla. así en Mónaco, Liechtenstein o el
Por lo tanto, los especialistas coin- Pero los defensores de la institución Vaticano, los reyes son figuran sim-
ciden en que, ni en España ni en el argumentan por la vía de la utilidad bólicas, representativas, obligadas
resto de Europa, existe en la actuali- con poderosos razonamientos, por- a firmar leyes y decretos y dedica-
dad un debate relevante en torno a que, según ellos, durante muchos das a la inauguración de centros
la supervivencia de las monarquías. años la monarquía evitó eventuales públicos, entregas de premios y al

94 CLÍO

ejercicio de la mediación para con-
seguir que empresas de su ámbito
nacional consigan contratos sus-
tanciosos fuera de las fronteras del
país. Por consiguiente, sobreviven
sin un poder efectivo u oficial más
allá de su propia influencia política
y económica.
Al hilo de lo expuesto, los monár-
quicos han conseguido que la po-
blación interiorice la oportunidad
de las casas reales a base de repetir
las bondades de su utilidad con el
apoyo de los medios de comunica-
ción y al margen de la racionalidad
de sus proposiciones. Estos ven a los
reyes como los abanderados de la
continuidad histórica, de la "identi-
dad nacional" de sus países y como
garantes de la unidad de sus Esta-
dos nacionales, además de como
legítimos representantes de los mis-
mos en el extranjero, es decir, como
auténticos embajadores de lujo. La
insistencia en estas ideas es especial-
mente enérgica en aquellos países
con una supuesta diversidad terri-
torial, como Bélgica, Reino Unido y
España. Sin los reyes, subrayan, estos
Estados no podrían mantenerse uni-
dos y se desmembrarían por la pu-
janza de las distintas sensibilidades
nacionales.
PROCLAMACIÓN
DE DON JUAN
CARLOS COMO
REY DE ESPAÑA.
Así, los porcentajes de aceptación en el 75% de los países del mundo.
popular de la monarquía en No- No se puede considerar a nadie re-
ruega, Dinamarca, Suecia y Reino presentante legítimo de un país en el
Unido, por ejemplo, son bastante extranjero, si no ha sido elegido de-
elevados. En Bélgica, sin embargo, mocráticamente por sus ciudadanos;
los índices de popularidad de la mo- ni se debería mantener con dinero
narquía se encuentran en el 60%; y público por la misma razón y, sobre
en España cayeron al 49’9% durante todo, que es completamente irracio-
la última etapa de reiterados es- nal que la Jefatura del Estado sea
cándalos protagonizados por Juan hereditaria, puesto que no existen
Carlos I, aunque parecen haberse garantías de idoneidad para el cargo
recuperado ligeramente tras su ab- de los sucesores consanguíneos
dicación y el ascenso al trono de su no sometidos al escrutinio de unas
hijo Felipe VI. elecciones democráticas, y a los, en
Por el contrario, los argumentos el colmo de los privilegios, la ley les
republicanos a las proposiciones ampara y exime de ser procesados si
monárquicas se basan en el conven- cometen algún delito.
cimiento de que un país no necesita Por todo lo dicho, y a pesar de los
personalizar su identidad histórica en argumentos republicanos de peso
un individuo o en una familia, siendo aquí expuestos, la institución monár-
la continuidad del propio Estado su- quica no parece estar en cuestión
ficiente para ello, tal y como ocurre en el seno de la Unión Europea en
LOS PORCENTAJES de aceptación de monarquía en
España cayeron al 49,9% durante la última etapa de
reiterados escándolos del rey Juan Carlos I, aunque
parecen haberse recuperado ligeramente tras su
abdicación y el ascenso al trono de Felipe VI.
CLÍO 95
 Pasado y presente ACTUALIDAD

la actualidad, y el debate acerca de

su utilidad se manifiesta irrelevante
para una opinión pública que no la
considera entre sus preocupaciones
más acuciantes. Lo que sí aparece
en el debate es la necesidad de una
regulación legal de las actividades
económicas de las familias reales.
Porque, sin esta precisión legal y
normativa, no es posible establecer
las limitaciones inherentes a una dig-
nidad y responsabilidad de ámbito
europeo.
Y, llegados a este punto, no está
de más hacer un somero repaso, por
orden alfabético, de las casas reales
europeas.

BÉLGICA
Tiene forma de monarquía heredita-
ria constitucional. El título oficial del
rey es Rey de los Belgas. Desde julio
de 2013, el cargo lo ostenta Felipe
I, nacido en 1960. Es hijo del ante-
rior Rey de los Belgas Alberto II y de
su esposa la reina Paola, dama de la
nobleza italiana de la familia Ruffo
di Calabria. La esposa del rey Felipe
es la reina Matilde y tienen cuatro
hijos nacidos entre 2011 y 2008, de
los cuales la mayor, Elisabeth, es la
heredera al trono.
DINAMARCA
La monarquía danesa es la más an-
tigua del mundo. La actual monarca
es la reina Margarita II. Su esposo
es el príncipe Enrique, puesto que,
normalmente, en una monarquía, el
consorte de la que es reina por dere-
cho propio no recibe el tratamiento
de rey. Son padres de dos hijos, de
los cuales, el mayor, Federico, es el
heredero al trono. Está casado con
la australiana Mary Donaldson, y tie-
nen cuatro hijos.
ESPAÑA
La nuestra se define como una mo-
narquía parlamentaria. El monarca
es, desde junio de 2014, el rey Fe-
lipe VI de Borbón, nacido en 1968.
Es hijo del anterior rey de España,
Juan Carlos I, y de su esposa la reina
Sofía, princesa de Grecia. La esposa
de Felipe VI es la reina Letizia. Tie-
nen dos hijas, Leonor (2005) y Sofía
(2007). Por ser la primogénita, Leo-
nor es la heredera de la Corona es-
pañola, ostentando, por ello, el título
de Princesa de Asturias. Sofía recibe
la dignidad de Infanta de España.
HOLANDA
En los Países Bajos ostenta la corona,
desde abril de 2013, el hijo mayor de
la reina Beatriz, el rey Guillermo Ale-
jandro, nacido en 1967. Su esposa es
la economista argentina, nacida en
1971, Máxima Zorreguieta, hoy reina
Máxima. El matrimonio tiene tres hijas,
de las cuales, la mayor, Catalina Ama-
lia, nacida en 2003, es la heredera. En
la monarquía holandesa el heredero es
el primogénito, sea hombre o mujer.
REINO UNIDO
La monarquía que rige Inglaterra es
una monarquía constitucional. La
CORONACIÓN
DE LA REINA
ISABEL II DE
INGLATERRA.
actual monarca es la reina Isabel II,
la mayor de los monarcas europeos
actuales, con 92 años de edad. Es
hija de Jorge VI y está casada con el
príncipe Felipe de Edimburgo, na-
cido príncipe de Grecia. Como en la
monarquía danesa, en la británica los
consortes tampoco adquieren el título
de rey. Isabel y Felipe tienen cuatro
hijos, siendo el heredero el mayor,
el príncipe Carlos. Su esposa Lady
Diana, falleció en accidente de trá-
fico. Actualmente está casado con Ca-
mila Parker-Bowles y, aunque esta
es legítimamente princesa, no utiliza
su título en señal de respeto a la me-
moria de su predecesora, utilizando
en su lugar el título de duquesa con
tratamiento de Alteza Real. El príncipe
Carlos tiene dos hijos de su matrimo-
nio con Diana. La monarquía británica
es la más cara de Europa, con un pre-
supuesto en torno a cincuenta millo-
nes de euros anuales, aunque tiene a

96 CLÍO

EL PRÍNCIPE
HAAKON, DE
NORUEGA, Y
SU ESPOSA, LA
WZ/E^Dddͳ
MARIT.
NO CABE DUDA de que el marco simbólico de
contención y representación en el que se mueven
las monarquías ha permitido a muchas naciones con
profundas diferencias internas permanecer unidas y
desarrollar un proyecto común a lo largo del tiempo.
gala ser la más transparente a la hora V de Noruega, cuya esposa es la
de detallar sus gastos. A pesar de su reina Sonia. Tienen dos hijos, Marta
elevado presupuesto, está muy por Luisa, nacida en 1971, y Haakon, en
debajo de los ciento doce millones 1973. Cuando ambos nacieron, No-
asignados al presidente de la repú- ruega era otro de los países donde
blica de Francia. se daba preferencia a los varones
sobre las mujeres para heredar el
LUXEMBURGO trono, y Haakon fue nombrado he-
La forma de gobierno de Luxem- redero. Esta ley sálica fue abolida en
burgo es la monarquía constitucional 1990, pero no se le confirió efecto
y parlamentaria. El actual monarca retroactivo. El príncipe Haakon está
es el Gran Duque Enrique, casado casado con la princesa Mette-Marit,
con la cubana María Teresa Mestre. que aportó al matrimonio un hijo de
Junto con la reina de Holanda, son soltera. El matrimonio tiene otros
las dos consortes latinoamericanas dos hijos en común.
que reinan en Europa. El matrimo-
nio tiene cinco hijos, de los cuales SUECIA
el heredero es el mayor, Guillermo, Monarquía constitucional. El mo-
nacido en 1981 y casado con la con- narca es Carlos Gustavo, oficial-
desa belga Estefanía de Lannoy. mente rey Carlos XVI Gustavo.
Este rey está emparentado con
NORUEGA nueve monarcas europeos y con
Es una monarquía constitucional. dos consortes: Sofía de España y
El actual monarca es el rey Harald Felipe de Edimburgo. Carlos Gus-
tavo está casado con la reina Sil-
via, de origen alemán. Tienen tres
hijos: Victoria, Carlos Felipe y
Magdalena. Cuando nació el se-
gundo, que fue el primer varón,
fue proclamado heredero, al conti-
nuar vigente la ley sálica que daba
preferencia a los varones sobre las
mujeres en la línea sucesoria. Pero
las presiones sociales obligaron al
parlamento a abolir la norma y, al
contrario que en Noruega, en Sue-
cia sí que tuvo efecto retroactivo.
Por lo tanto, se realizó el perti-
nente cambio y la heredera pasó
a ser la primogénita, la princesa
Victoria, nacida en 1977. Está ca-
sada con Daniel Westling y por
el momento tienen dos hijas. La
monarquía sueca es la segunda
más barata de Europa, con un
presupuesto de doce millones de
euros. Por debajo de ella, está la
monarquía española, con un pre-
supuesto de 8’2 millones de euros.
A modo de conclusión, podría-
mos decir que la Monarquía es,
para muchos, una institución ar-
caica que debió ser abolida hace
siglos, en el mismo momento en
que se empezó a dudar acerca de
si el poder de los reyes procedía
de Dios, y a cuestionar que los
hijos de los reyes heredasen de
sus padres la jefatura de un Es-
tado. Sin embargo, para otros, las
casas reales actuales en nada se
parecen a las monarquías de an-
taño, puesto que apenas detentan
algún poder.
Aunque, en los sistemas monár-
quicos, el jefe del Estado no se elige
mediante un sistema democrático,
para sus partidarios esto lo com-
pensa el hecho de que sale más ba-
rato mantener una familia real que
un presidente de República, según
estadísticas. Y, por último, un mo-
narca, al no pertenecer a una región
geográfica ni a una ideología política
determinada, los reyes son los repre-
sentantes idóneos de un país entero.
Dadas las circunstancias, en el
futuro, la polémica continuará ser-
vida…
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