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CAPITULO III

OBLIGACIONES DE HACER

1. NOCIONES GENERALES
La palabra hacer, de acuerdo con la Real Academia de la Lengua Española, tiene varias
acepciones. Sin embargo, las que revisten interés para el Derecho de Obligaciones son las que se
refieren a:

a) Producir una cosa, darle el primer ser;


b) Fabricar, formar una cosa dándole la figura, norma y traza que debe tener;
c) Ejecutar, poner por obra una acción o trabajo.

De acuerdo con las tres acepciones del término "hacer" que hemos recogido en líneas anteriores,
podemos orientarnos en dos grandes sentidos:

 Hacer implica producir una cosa (o mejor dicho un bien, dentro de la terminología utilizada
por nuestro Código Civil y el Derecho moderno). Ese bien podrá ser tanto material como
inmaterial.
 Hacer implica ejecutar alguna acción o trabajo.

Pues bien, en Derecho de Obligaciones, las obligaciones de hacer constituyen el segundo rubro
clasificatorio de la gran clasificación de las obligaciones según su objeto, junto a las de dar y no
hacer.

2. DEFINICIONES
Las obligaciones de hacer consisten en actos positivos mediante los cuales se realizan servicios,
como puede ser, por ejemplo, el caso de la prestación que consista en realizar la pintura de un
cuadro, o ejercer la defensa en un proceso, o escribir una obra literaria.

Estas obligaciones “imponen al deudor el desarrollo de una actividad que permita al acreedor
la satisfacción de su interés (prestar un trabajo, ejecutar alguna obra, gestionar un asunto)”.
Tienen pues por objeto uno o varios actos del deudor distintos de la entrega de la cosa.

Por su naturaleza son consideradas obligaciones positivas, pues, se encuentran constituidas por
una prestación, acción, comportamiento, conducta, acción, acto debido u actividad, que
justamente consisten en un hacer, producir, realizar y, o ejecutar algo. Por las obligaciones de
hacer, el deudor o sujeto pasivo de la relación obligacional se encuentra comprometido,
sometido o ligado frente al acreedor o sujeto activo o frente a un tercero a realizar, efectuar,
ejecutar, producir o realizar algo en provecho, beneficio o utilidad de otros, quienes asumen la
facultad, el derecho o la potestad de exigir dicha prestación o conducta de hacer algo.

3. OBJETO DE LA PRESTACION
El objeto de la prestación puede consistir en hacer, realizar, producir o ejecutar una cosa o bien
material, sea bien mueble o bien inmueble así como en efectuar, producir o realizar un bien
inmaterial, sea una actividad o profesión intelectual de cualquier índole, una creación artística,
etc.

Por la obligación de hacer el deudor se compromete, o se somete, a hacer, ejecutar o realizar


algo en beneficio del acreedor o de un tercero y ambos tienen la facultad de exigir ese hacer.
Citaremos algunos ejemplos:

Una obligación de hacer un bien material mueble:


Alex Caballero Peña (deudor) se compromete a hacer un juego de muebles de sala con 1 sillón
grande, 1 sillón mediano y 2 sillones pequeños, de cuero color marrón, a Karla Flores González
(acreedora) para el día 5 de noviembre de este año.
Una obligación de hacer un bien material inmueble:
Hugo Dávila Castillo (deudor) se compromete en construir - hacer - un edificio de 6 pisos, con 1
departamento por piso, y cada departamento debe tener 1 baño completo con ducha, lavatorio,
etc. de color celeste, con 3 dormitorios, 1 espacio para la sala y el comedor, una cocina amoblada
de color amarillo, 3 cuartos, con 1 cuarto de servicio, todo el departamento con el piso de
mármol color crema, y 1 lavandería, a Juan Manuel Casas Estaca (acreedor) para el día 7 de abril
del próximo año.

Una obligación de hacer un bien inmaterial:


Luis Oviedo García (deudor) se compromete a producir y escribir - hacer – una obra literaria
bibliográfica sobre la historia de la familia de Antonio Rojas Parra para Beatriz Sarmiento Rojas
(acreedora) para el día 15 de noviembre de este año.

Cecilia Duarte León (deudora) se compromete a dibujar - hacer – en carboncillo, un cuadro de 1


metro de largo y 1metro con 20 centímetros de ancho con el retrato del perro de Anita López
Caballero (acreedora) para el día 2 de diciembre del presente año.

4. PLAZO Y MODO DE CUMPLIMIENTO DE LA OBLIGACION


Antes de entrar a hablar sobre el plazo y modo en estas obligaciones, conviene indicar que el
plazo y modo en las obligaciones de hacer tienen un carácter especial. En las obligaciones de
hacer, el tiempo y el modo son sumamente importantes, lo que no necesariamente ocurre con
las obligaciones de dar, en que la demora en el cumplimiento y su modo pueden resultar sin
mayor importancia.

Al respecto, OSTERLING PARODI afirma que “Conviene aclarar que los principios del plazo y modo
son comunes a todo el derecho obligacional. Sin embargo, en las obligaciones de hacer, ellos
suelen tener mayor significación. En la obligación de hacer, el tiempo y el modo son, usualmente,
esenciales; lo que no ocurre con igual frecuencia en las obligaciones de dar, en las que algún
retraso en el cumplimiento de la obligación o alguna modificación en el modo pueden ser
irrelevantes. Debe puntualizarse por ello que la norma se ubica no en homenaje a la tradición,
sino para remarcar la importancia de tales características en las obligaciones analizadas.”

4.1. Oportunidad o Plazo

Se puede definir al plazo como la época que se fija para el cumplimiento de la obligación.
La idea de tiempo se utiliza para designar el momento inicial o final de la obligación y el
momento de producción de sus efectos.

El acreedor puede exigir el cumplimiento de la obligación una vez que se ha cumplido el


tiempo o plazo que las partes establecieron para ello. En ese momento la obligación se
convierte en exigible y el deudor se apresta a ser requerido, si no ha cumplido con lo
estipulado.

En toda obligación de hacer debe establecerse un plazo señalado de manera expresa o


tácita para su cumplimiento.

Ejemplos:

a) Plazo señalado de manera expresa:


María Cervantes Lira (deudora) se compromete a hacer una torta de matrimonio,
con masa elástica de color blanco, de tres pisos, con dos caídas de agua en el
costado, para el día 22 de diciembre de este año antes de las cuatro de la tarde
para Juana Córdova Reyes (acreedora).

b) Plazo señalado de manera tacita:

María Cervantes Lira (deudora) se compromete a hacer una torta de matrimonio,


con masa elástica de color blanco, de tres pisos, con dos caídas de agua en el
costado, para el día del matrimonio de su mejor amiga Juana Córdova Reyes
(acreedora), para antes de las cuatro de la tarde. Se sobreentiende que como es su
amiga conoce cuando celebrara su matrimonio y, por ende cumplirá con su
prestación antes o el día mismo del matrimonio.

Las obligaciones de hacer deben cumplirse dentro del plazo establecido, es decir, dentro
del plazo oportuno, para que no se configure el incumplimiento tardío de dicha
prestación.

Sin embargo, puede suceder que aun así el plazo no haya sido establecido de ninguna
manera, en ese caso “si el plazo no fue fijado por las partes, será el exigido por la
naturaleza de la obligación o las circunstancias del caso. Así, existen servicios que
prestados a destiempo, dejan de tener utilidad, como puede ser el caso de contratar un
abogado para defender un juicio y que este profesional presente la demanda cuando el
derecho ha caducado.”

4.2. Modo

El modo en las obligaciones de hacer, viene a ser la forma o manera y características en


que deben ejecutarse o cumplirse las obligaciones de hacer. Son los requisitos con los
que debe cumplir el deudor, para cumplir con el objeto (bien, cosa o servicio) que
constituyen el contenido de la prestación de hacer, en base a los requerimientos del
acreedor, por ende, estos deben estar en principio, señalados de manera expresa o
tácita.

Ejemplos:

El grupo musical “Los vakanes” (deudores) se comprometen a tocar y cantar para


el día 24 de octubre de este año, fecha del cumpleaños de la hija de Irma Saldaña
Ascona (acreedora) desde las 8:00 de la noche hasta las 11:00 de la noche, con la
presencia de su cantante principal Rafael Romero y con todos los instrumentos que
siempre utilizan en sus conciertos. Si el día señalado se presenta el grupo sin el
cantante principal y sin todos los instrumentos acordados, la obligación de hacer
no se consideraría cumplida en la forma o modo establecido por las partes.

Entonces, la importancia en la observancia del modo en las obligaciones de hacer radica


en que si el obligado hiciese el servicio de manera distinta, se tendrá por no hecho; y,
por lo tanto, no podrá exigir la contraprestación, o podrá destruirse lo que fue mal
ejecutado.

5. CLASIFICACION
Aunque la doctrina varia en determinar las clases de obligaciones de hacer, la mayoría se inclina
por clasificarlas en fungibles, infungibles, de resultado y de medios o de mera actividad.

5.1. Obligaciones de hacer fungibles


Es fungible la prestación cuando la actividad debida no necesariamente debe ser
desarrollada por el deudor, por lo que el interés del acreedor podría ser satisfecho sea
quien fuere que desarrolle la actividad.

Ejemplo:
María Zapata Bravo (deudora) se compromete a hacer un juego de muebles de
comedor de madera caoba, tapizado en color marrón claro para el día 15 de
diciembre de este año frente a Carmela Cazorla Rojas (acreedora). A la acreedora le
resulta indiferente quien hiciera el juego de muebles, lo que le importa es que la
obligación de hacer sea cumplida, por esa deudora o por otra (o), lo que prima en la
acreedora es que la prestación sea cumplida y de ese modo ver satisfecho en su
beneficio su obligación.
5.2. Obligaciones de hacer infungibles
Es infungible cuando la actividad debida solo puede ser realizada por el deudor para
satisfacer el interés del acreedor, pues existe un intuitupersonae que hace insustituible a
quien debe prestar la actividad.
Ejemplo:
Piero Flores Villena, un abogado de renombre, (deudor) se compromete a informar
oralmente el día 15 de octubre de este año, en el proceso penal; juicio oral por
el delito de peculado que se viene tramitando en la Tercera Sala Penal de la Corte
Superior de Lima, frente a Jorge Bautista Claros (acreedor). Al acreedor sí le importa
que ese deudor elegido al constituirse la obligación realice u efectúe el informe oral
en el día programado y, por ende que la prestación no sea cumplida por otro abogado
asociado al estudio del deudor
Podemos considerar que la regla general es que las obligaciones de hacer se consideran
impersonales (fungibles), y más bien el que sean personalísimas (no fungibles) la
excepción. En general, no es necesario que el deudor cumpla en persona aquello que
prometió hacer; lo esencial es que el acto prometido se ejecute del modo en que fue la
intención de las partes que se ejecutara el hecho.
Por ello, la prestación puede ser ejecutada por una persona distinta al deudor en aquellos
casos en que la obligación no fue establecida teniendo en consideración las cualidades de
la persona del deudor, su capacidad o habilidad para la realización de la prestación, esto
en concordancia con el artículo 1149° del Código Civil; es decir, que no sean
intuitupersonae. Si la obligación fuese “personalísima” ella no podrá ser cumplida por un
tercero.
5.3. Obligaciones de medios
La prestación debida consiste en una pura actividad del deudor y no en un determinado
resultado de tal actividad. El deudor debe solo desplegar diligentemente su actividad sin
garantizar el resultado de la misma. Tal es el caso del deber del médico que debe prescribir
a su paciente la mejor terapia pero no puede asegurar su curación, o la del abogado que
le debe a su cliente la más diligente asesoría o defensa, pero que tampoco puede asegurar
el resultado de una gestión o de un proceso.

Ejemplo:
El Dr. Víctor Morón Berny (deudor) se compromete a defender en un proceso penal
planteado por el delito de homicidio culposo a Angélica Quispe Porras (acreedora)
hasta que el Órgano Jurisdiccional respectivo emita sentencia. El deudor no puede
comprometerse frente a la acreedora a que ésta salga en libertad (ello es incierto):
la obligación del Dr. se irá cumpliendo con su participación procesal debida, es decir,
que durante todo el tiempo que dure el proceso, el cumpla con los plazos procesales,
presentación de escritos, asistir a las audiencias e informes que sean necesarios para
la defensa de la acreedora.
5.4. Obligaciones de resultados
La prestación debida esta individualizada por la descripción de un cierto resultado que el
acreedor espera y que es garantizado por el deudor, como podría ser el caso de una
empresa constructora que debe construir una obra conforme a un proyecto elaborado
por el propio comitente.

Ejemplo:
Lourdes Galindo Pérez (deudora) se compromete en hacer la decoración de una
fiesta infantil con todos los arreglos: globos, torta, piñata y sorpresas de Superman
para la fiesta del hijo de Manuela Ramírez López (acreedora) que empezará a las 4
de la tarde del día 30 de septiembre de este año. La obligación se tendrá por
cumplida y en consecuencia se extinguirá si la deudora cumple con todo lo prometido
y, el acreedor queda satisfecho con dicha prestación.

6. ACCIONES DEL ACREEDOR ANTE EL INCUMPLIMIENTO

Art. 1150° El incumplimiento de la obligación de hacer por culpa del deudor, faculta
al acreedor a optar por cualquiera de las siguientes medidas:

1. Exigir la ejecución forzada del hecho prometido, a no ser que sea necesario
para ello emplear violencia contra la persona del deudor.
2. Exigir que la prestación sea ejecutada por persona distinta al deudor y por
cuenta de éste.
3. Dejar sin efecto la obligación.

El artículo 1150° del Código Civil peruano está referido al supuesto en el cual el deudor hubiese
incumplido con ejecutar la totalidad de la obligación (no el supuesto de que la haya ejecutado
sólo parcialmente). En esta norma se establecen una serie de medidas por las cuales podrá optar
el acreedor ante dicho incumplimiento, que se explican a continuación:

6.1. Se podrá exigir la EJECUCIÓN FORZADA del hecho prometido, a menos que sea necesario
emplear violencia contra la persona del deudor.
Esto quiere decir que, en todos aquellos casos en que el deudor se niegue a hacer algo, el
acreedor no podrá exigir a dicho deudor el cumplimiento de la prestación si para lograrlo
requiere ejercer violencia contra su persona.

El deudor debe cumplir exactamente la obligación y el acreedor tiene derecho de obligarle


a este exacto cumplimiento con el amparo del Poder Público. Pero el derecho a la ejecución
forzada tiene una doble limitación, la primera en el respeto a la libertad personal, que no
permite emplear contra el deudor sino medios indirectos que se dirigen contra sus bienes;
y la segunda en la naturaleza misma de las cosas, que no permite obtener que el deudor
realice contra su voluntad el acto o servicio que no quiere ejecutar. Es por esto que la
indemnización de daños y perjuicios queda siempre como medida subsidiaria a la que
puede recurrir el acreedor en la imposibilidad de obtener el cumplimiento específico de la
obligación.

Señala que en las obligaciones de hacer, el deudor es un elemento esencial para el


cumplimiento; habiéndose visto que en las de dar resultaba indiferente, en tanto exista la
cosa que debe entregarse y que su oposición era tan sólo un obstáculo para el
cumplimiento; en cambio, en las de hacer, es la actividad del deudor la que constituye
ejecución, existe un mínimo de respeto de la persona humana que no puede excederse;
cabe, sin embargo, toda forma de coerción que no suponga utilización de la fuerza contra
la persona del deudor.

Sin embargo, queremos hacer aquí una distinción. En lo que respecta al hacer propiamente
dicho de la obligación, esta norma alcanzará plena vigencia, pero distinto será el caso en
el cual el deudor ya hubiese cumplido con el hacer propiamente dicho, pero le faltase el
dar para concluir con la ejecución de su prestación.
Pongamos un ejemplo.
Si el acreedor hubiese encargado a un escultor la elaboración de una obra de arte,
será evidente que si el escultor rehusase esculpir no se le podría forzar a ello, pues
para estos efectos sería necesario emplear violencia contra su persona; pero distinto
sería el caso en el cual dicho escultor ya hubiese terminado la escultura encargada,
pero, como le agradó su resultado, no deseara entregarla al acreedor. En este caso
sí se podrían emplear medios violentos para que se concluyera con la ejecución de
dicha prestación, ya que solamente sería necesario extraer la obra del taller del
deudor para llevarla al domicilio del acreedor; y esta acción no estaría dirigida
contra la persona del deudor, sino simplemente contra bienes materiales.

De no poderse optar por la medida a que se refiere el inciso primero del artículo1150° del
Código Civil peruano, por las razones señaladas, el acreedor tendría que ejercer cualquiera
de las otras dos alternativas previstas por esa norma.

6.2. Exigir que la prestación sea EJECUTADA POR PERSONA DISTINTA al deudor y por cuenta de
este.

La ejecución de esta opción también deberá hacerse por la vía judicial, y para poder
encargar la ejecución de la prestación a persona distinta del deudor, por cuenta de éste,
será necesaria la existencia de una resolución judicial en tal sentido. De existir esta
resolución, se podrá encomendar la ejecución de la prestación a una tercera persona,
ajena a la relación obligacional.

Resulta obvio que el tercero no ejecutará la prestación gratuitamente, sino que cobrará
por dicho concepto. Pues bien, el mayor importe que perciba dicho tercero y que deberá
ser asumido en primera instancia por la persona del acreedor, podrá ser posteriormente
cobrado por este último al deudor incumpliente. Justamente por ello se exige autorización
judicial.

Es evidente que esta segunda opción podrá ser adoptada por el acreedor de una prestación
no contraída intuitu personae, o por el acreedor de prestación intuitu personae que
encuentre un tercero en quien confíe que ejecutará la prestación de un modo semejante
o igualmente idóneo que el deudor original.

Naturalmente todos estos medios coactivos se deberán realizar, como lo hemos


expresado, no por mano propia del acreedor, sino a través de un proceso judicial que
concluya con una resolución autoritativa. En ausencia de tal resolución es posible el
cumplimiento por un tercero, pero en este caso el acreedor no tendrá la certidumbre de
lograr el verdadero resarcimiento por el mayor costo que la ejecución pueda originar.

EDUARDO B. BUSSO explica que, para el empleo de esta segunda alternativa, que en el
caso peruano se contempla en el inciso segundo del artículo 1150° del Código Civil, resulta
indispensable el concurso de dos condiciones: la voluntad del acreedor y la autorización
del juez.

a) Voluntad del acreedor.- Puede decirse que dependerá de si éste considera conveniente
seguir el mencionado camino, lo que en buena cuenta implica descartar las opciones
previstas en los incisos primero y tercero del ya mencionado artículo 1150° del Código
Civil. Adicionalmente, será necesario que se trate, tal como ha sido explicado en su
oportunidad, de prestaciones fungibles, vale decir, que pudieran ser ejecutadas por
cualquier persona distinta al deudor, indistintamente. A pesar de que la prestación
que el acreedor decida ejecutar por un tercero, previa autorización judicial, sea de
naturaleza no fungible, el deudor no podría oponerse a la sustitución so pretexto de
que el acreedor tiene derecho a resistirse a ella, ya que la infungibilidad de la
prestación produce sus efectos en interés exclusivo del acreedor, y el derecho
correspondiente es, sin duda, renunciable.

b) Autorización Judicial previa.- Según el mencionado autor, esta formalidad se explica,


por una parte, porque en general la posibilidad para el acreedor de actuar sin el control
de la autoridad judicial implicaría una violación de la máxima, según la cual, nadie
puede hacerse justicia por sí mismo; agrega que parece necesario, para autorizar la
medida coercitiva aquí señalada, que se halle previamente comprobado el
incumplimiento culpable de la obligación por parte del deudor, incumplimiento del
que la ejecución forzosa no es más que una consecuencia; la comprobación de este
hecho sólo puede ser de carácter judicial.

6.3. Dejar Sin Efecto La Obligación.

Por último, el tercer supuesto faculta al acreedor para dejar sin efecto la obligación.
Respecto de este punto deseamos efectuar ciertas precisiones. El artículo 1150° establece
tres supuestos. Resulta evidente que al acreedor que se vea imposibilitado de hacer valer
su derecho a través de cualquiera de las dos primeras alternativas planteadas, sólo le
quedará optar por la tercera, vale decir, demandar judicialmente que se declare sin efecto
la obligación incumplida.

Pero consideramos que este no será el único caso en el cual se pueda optar por la solución
prevista por el inciso tercero del artículo 1150°, ya que bien podría demandarse la rescisión
o resolución del contrato, teniendo aún la posibilidad de acogerse a cualquiera de los dos
primeros incisos.
Podría optarse por el inciso tercero, por ejemplo, si el acreedor ya no tuviese interés en el
cumplimiento de la obligación, ni por parte del deudor originario, ni con el auxilio de un
tercero, o simplemente por el mero incumplimiento de dicho deudor.

7. CUMPLIMIENTO PARCIAL, TARDÍO O DEFECTUOSO POR CULPA DEL DEUDOR

Art. 1151° El cumplimiento parcial, tardío o defectuoso de la obligación de hacer por culpa
del deudor, permite al acreedor adoptar cualquiera de las siguientes medidas:

1. Las previstas en el artículo 1150°, incisos 1 o 2.


2. Considerar no ejecutada la prestación, si resultase sin utilidad para él.
3. Exigir al deudor la destrucción de lo hecho o destruirlo por cuenta de él, si le fuese
perjudicial.
4. Aceptar la prestación ejecutada, exigiendo que se reduzca la contraprestación, si
la hubiere.

a) Ejercer las opciones previstas en los incisos 1 o 2 del artículo 1150°. Esto es:
1. Exigir la ejecución forzada del hecho prometido, a no ser que sea necesario para ello
emplear violencia contra la persona del deudor.
2. Exigir que la prestación sea ejecutada por persona distinta al deudor y por cuenta de éste.
b) Considerar no ejecutada la prestación, si resultase sin utilidad para él.
Podría ocurrir que una ejecución que no revista un cumplimiento perfecto de la prestación
en los términos convenidos, haga dicho resultado inútil para el acreedor, en cuyo caso éste
tendría la opción de considerarla como no ejecutada.

Sería el caso en el cual se construya una pared con triplay la misma que estaba destinada a
soportar un segundo piso, y que debió ser hecha de material noble (ladrillos, cemento y
fierro). En este ejemplo, dicha construcción no será de utilidad para el acreedor, de acuerdo
con sus necesidades.

c) Exigir al deudor la destrucción de lo hecho o destruirlo por cuenta de él, si le fuese perjudicial.-
Sobre la base del mismo ejemplo citado para ilustrar el caso anterior, el acreedor podría
optar por exigir que su deudor destruya la pared que construyó, o, incluso, si éste no quisiese
destruirla, hacerla destruir y cobrar al deudor los gastos que irrogue tal destrucción.

Naturalmente que, si se optase por este segundo camino, se requeriría de una resolución
judicial que facultara el actuar del acreedor. De lo contrario, no podría cobrar al deudor lo
gastado, y sólo podría accionar por la vía de la indemnización de daños y perjuicios, cuyo
monto es discrecional. Esta autorización judicial es indispensable, porque de no exigirse,
podría haber connivencia o incluso negligencia del acreedor para contratar al tercero,
pagando una suma enorme.

d) Aceptar la prestación ejecutada, exigiendo que se reduzca la contraprestación, si la hubiere.-


Por último, en el supuesto de que la prestación ejecutada no revista todas las condiciones
previstas, pero aun así fuese de utilidad para el acreedor, podrá ocurrir que éste prefiera
darla por ejecutada, salvando los defectos que se hubieran podido haber cometido en su
cumplimiento.
Sería el caso en el cual una persona encargue a otra el pintado de una casa con una pintura
de primera calidad, y dicho pintor la hubiera pintado con materiales de calidad inferior a la
pactada. Aquí el acreedor podría considerar como no ejecutada la prestación o, si le es
tolerable el resultado, aceptarlo, exigiendo una reducción de la contra prestación a su cargo,
si la hubiere. El Código Civil no resuelve el supuesto en el cual no se trate de un contrato de
prestaciones recíprocas, pero pensamos que, de ser éste el caso, el acreedor mantendrá las
mismas opciones planteadas por el artículo1151°; Y que, de optar por la contemplada en
este apartado, simplemente se limitaría a la aceptación de la prestación ejecutada, no
pudiendo exigir nada adicional al deudor.

8. INDEMNIZACIÓN POR INCUMPLIMIENTO

Artículo 1152° En los casos previstos en los artículos1150° y 1151°, el acreedor también
tiene derecho a exigir el pago de la indemnización que corresponda.

Como hemos expresado al referimos a los artículos 1150° y 1151° del Código Civil peruano, al
acreedor que se viese perjudicado por el incumplimiento total de la prestación o por un
cumplimiento parcial, tardío o defectuoso, le asiste el derecho al reembolso de los daños y
perjuicios que dicho incumplimiento le hubiese ocasionado.

Es evidente la razón que sustenta el principio recogido por el artículo 1152° del Código Civil
peruano, ya que siendo la obligación un lazo de derecho, no puede haber obligación cuando
aquel que ha prometido hacer o no hacer una cosa, puede dejar impunemente de hacerla.

Así, resulta obvio que puede dejar impunemente de ejecutarla, cuando ya no tiene interés
alguno justipreciable de que haga o no lo que ha prometido; pues que de ello no puede resultar
para con él indemnización de daños y perjuicios por la inejecución de su promesa, ya que la
indemnización de daños y perjuicios no es otra cosa que la estimación del interés que tiene el
acreedor en la ejecución de la obligación.

Debe tenerse en cuenta que la obligación de indemnizar daños y perjuicios al acreedor no es


una facultad del deudor, quien no puede librarse del cumplimiento de la obligación ofreciendo
el pago de un resarcimiento; lo que equivale a decir, que no puede ofrecer la sanción para
cometer el ilícito.

Por último, es preciso señalar que la imposibilidad de ejecución podría haberse originado, por
ejemplo, por una disposición de la autoridad, como la prohibición de construir un edificio, caso
en el cual no sería ni ejecutable, ni habría culpa del deudor.

9. PRESTACION IMPOSIBLE POR CULPA DEL DEUDOR

Artículo 1154° Si la prestación resulta imposible por culpa del deudor, su obligación queda
resuelta, pero el acreedor deja de estar obligado a su contraprestación, si la hubiere, sin
perjuicio de su derecho de exigirle el pago de la indemnización que corresponda.
La misma regla se aplica si la imposibilidad de la prestación sobreviene después de la
constitución en mora del deudor.

El incumplimiento de la prestación puede deberse no solo a la falta de colaboración del deudor


para satisfacer el interés del acreedor. Son a un evento que haya determinado la imposibilidad
objetiva de la realización de la actividad.
Si esa imposibilidad objetiva de cumplimiento es imputable al propio deudor (culpa) el artículo
1154° del CC. Señala que “la obligación queda resuelta”. En tal supuesto el acreedor queda
liberado de su contraprestación (de haberla), pero tiene derecho a exigirle a su deudor el pago
de la indemnización que corresponda.

Tendrá las mismas consecuencias si la imposibilidad de la prestación sobreviene (sin culpa del
deudor) después de su constitución en mora.

Esta responsabilidad por culpa deriva para toda clase de obligación. Conforme al artículo 1321°
del Código Civil: “queda sujeto a la indemnización de daños y perjuicios quien no ejecuta su
obligaciones por dolo, culpa inexcusable o por culpa leve…”.

Si dicha prestación resultase imposible, es lógica la consecuencia prevista por la norma, vale
decir, que la obligación del deudor quede resuelta. Si se tratase de un contrato de prestaciones
recíprocas, el acreedor dejaría de estar obligado al pago de la contraprestación.

Si estamos ante un contrato de prestaciones autónomas o de un contrato unilateral, el acreedor


tendrá derecho a exigir del deudor que hizo imposible el cumplimiento de una prestación de
hacer, la correspondiente indemnización de daños y perjuicios (naturalmente si los hubiese
sufrido).

El segundo párrafo del artículo 1154° no trata del supuesto en el cual la prestación resulte de
ejecución imposible por culpa del deudor después de la constitución en mora de éste; pues si tal
fuera el caso, dicho segundo párrafo sería absolutamente reiterativo e innecesario.

Sabemos que las prestaciones de hacer pueden consistir en prestaciones intuitu personae (o
infungibles) o en prestaciones que no revistan estas características. EUGENIO GADEA REIDNER
expresa, dentro de esta distinción, que en el caso de las primeras obligaciones (las
intuitupersonae), la imposibilidad de la prestación se podría dar en las siguientes hipótesis: si el
deudor muere o deviene física o mentalmente incapaz para aquella prestación; o si por otras
causas no dependientes de su voluntad no puede realizar la prestación, citando como ejemplo
el servicio militar.

En relación a la imposibilidad de la prestación en las obligaciones de hacer de naturaleza fungible,


Gadea señala que en este caso nunca hay imposibilidad, puesto que, si el deudor no se encuentra
en la facultad de cumplir, será factible que un tercero ejecute la prestación por cuenta de él;
agrega que aquí también existe la regla general de la ley, consistente en que si ella prohíbe
determinada actividad, será imposible cumplir la obligación concertada sobre dicha prestación.

El segundo párrafo del artículo 1154° del Código Civil peruano se refiere al supuesto en el cual la
prestación resulte imposible sin culpa del deudor, situación que en un caso típico no acarrearía
sanción alguna. Pero como aquí el deudor ha sido constituido en mora, y como esta situación
jurídica exige la culpa o el dolo (artículo 1336°), aunque la inejecución no le sea imputable,
responderá -justamente por su condición de moroso- de daños y perjuicios.

La consecuencia de esta norma es clara, ya que la constitución en mora hace variar radicalmente
el tratamiento del mismo caso en una situación usual. Si el deudor no estuviese en mora, se
aplicaría el artículo 1153° del Código y no el segundo párrafo del artículo 1154°.

10. PRESTACION IMPOSIBLE POR CULPA DEL ACREEDOR.


Artículo 1155° “Si la prestación resulta imposible por culpa del acreedor, la
obligación del deudor queda resuelta, pero éste conserva el derecho a la
contraprestación, si la hubiere.”
Igual regla se aplica cuando el cumplimiento de la obligación depende de una
prestación previa del acreedor y, al presentarse la imposibilidad, éste hubiera sido
constituido en mora.
Si el deudor obtiene algún beneficio con la resolución de la obligación,
su valor reduce la contraprestación a cargo del acreedor.

Como se observa, el primer párrafo del artículo 1155° está referido a un supuesto de
imposibilidad de la prestación por culpa del acreedor. En este caso, ante la imposibilidad de que
sea ejecutada, se resuelve la obligación. Sin embargo, el deudor conservará el derecho a la
contraprestación, si se tratase de un contrato de prestaciones recíprocas.

En cuanto al segundo párrafo, podría suceder, por ejemplo, que el cumplimiento de la prestación
por el deudor dependa necesariamente del previo cumplimiento de alguna prestación a cargo
del acreedor.

Ejemplo:
Así, el pintor al cual el acreedor le ha encomendado un retrato con su imagen, no estaría en
aptitud de ejecutarlo si el acreedor no cumple con posar durante un determinado lapso. Si en
este supuesto el acreedor hubiese sido constituido en mora por el deudor a fin de que cumpla
con su prestación (que la estaría inejecutando por dolo o culpa), y más tarde la prestación
resultase imposible sin culpa del acreedor (ni tampoco del deudor), las consecuencias de
dicha imposibilidad le serían imputadas al acreedor, pues si bien la imposibilidad no se
produjo por su culpa, su incumplimiento de la prestación previa y necesaria, determinaron
que el deudor no pudiese ejecutar la prestación.

Podría tratarse, por ejemplo, del advenimiento súbito de un defecto físico sobreviniente al
deudor sin su culpa, que lo imposibilitara para seguir pintando.

Por último, el tercer párrafo del artículo 1155°, vinculado a los dos párrafos que le anteceden,
se refiere al supuesto en el cual la prestación resultase imposible o por culpa del acreedor o sin
culpa de este, pero habiendo sido previamente constituido en mora por el deudor. Si éste
obtiene algún beneficio con la resolución de la obligación, tal beneficio reducirá el monto de la
contraprestación, si la hubiere, a cargo del acreedor.

11. PRESTACION IMPOSIBLE SIN CULPA DE LAS PARTES

Artículo 1156° “Si la prestación resulta imposible sin culpa de las partes, la obligación
del deudor queda resuelta. El deudor debe devolver en este caso al acreedor lo que
por razón de la obligación haya recibido, correspondiéndole
los derechos y acciones que hubiesen quedado relativos a la prestación no cumplida.

Si la imposibilidad de la prestación se ha producido por causa no imputable a ninguna de las


partes, queda liberado el deudor de la obligación sin responsabilidad alguna. Asimismo, el
artículo 1316° del Código Civil dispone que: “la obligación se extingue si la prestación no se
ejecuta por causa no imputable al deudor”.
Igualmente, el artículo 1317° del Código Civil agrega que: “el deudor no responde de los daños y
perjuicios resultantes de la inejecución de la obligación, o de su cumplimiento parcial, tardío
defectuoso, por causa no imputable, salvo que lo contrario este previsto expresamente por la ley
o por el título de la obligación”.

No debemos olvidar que existe en derecho el principio de que; “nadie está obligado a lo
imposible y el acontecimiento imprevisible” y el acontecimiento imprevisible o irresistible, ajeno
a la voluntad o participación del deudor que le impide absolutamente cumplir con su obligación,
le exonera del compromiso. “extinguiéndose por la imposibilidad de ejecución, sin
responsabilidad de su parte”.

Sin culpa de ninguna de las partes, aplicamos la Teoría del Riesgo. El primer efecto de ello será
que el deudor ya no debe realizar su prestación, el segundo efecto, que el acreedor tampoco
tiene que realizar la suya y como tercer efecto que si el deudor recibió parte o la totalidad de la
contraprestación, deberá devolverla. Esta norma, en consecuencia, prevé que el riesgo de la
contraprestación lo sufre el deudor.

Respecto a los derechos y acciones que hubiesen quedado relativos a la prestación no cumplida,
ellos corresponderían al deudor. Esta regla acoge el mismo principio -de justicia evidente- que el
consagrado por el inciso quinto del artículo 1138°, relativo a la teoría del riesgo en las
obligaciones de dar, y por el artículo 1160°, referente a las obligaciones de no hacer.

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