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Teoría keynesiana

Durante la Gran Depresión de los años treinta, la teoría económica del momento no

pudo explicar las causas del grave derrumbe económico mundial ni tampoco brindar una

solución adecuada de políticas públicas para reactivar la producción y el empleo. El economista

británico John Maynard Keynes encabezó una revolución del pensamiento económico que

descalificó la idea entonces vigente de que el libre mercado automáticamente generaría pleno

empleo, es decir, que toda persona que buscara trabajo lo obtendría en tanto y en cuanto los

trabajadores flexibilizaran sus demandas salariales. El principal postulado de la teoría de Keynes

es que la demanda agregada, es decir, la sumatoria del gasto de los hogares, las empresas y el

gobierno, es el motor más importante de una economía. Keynes sostenía asimismo que el libre

mercado carece de mecanismos de auto-equilibrio que lleven al pleno empleo. Los economistas

keynesianos justifican la intervención del Estado mediante políticas públicas orientadas a lograr

el pleno empleo y la estabilidad de precios.

El principio central de esta escuela de pensamiento es que la intervención del Estado puede

estabilizar la economía, según Keynes, para lograr el retorno del equilibrio y mantener una plena

ocupación, es necesaria la intervención del Estado, ya que es éste quien puede mantener el nivel

del gasto y de la inversión, ya sea controlando las tasas de interés mediante una adecuada política

monetaria y crediticia y, ejercitando un control en los tipos de inversión, de este modo el

Estado puede intervenir sobre la propensión al consumo aumentando el poder de compra de los

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sectores más pobres, a través de pensiones y subsidios, o bien, a través de una

política impositiva que favorezca los ingresos mínimos.

Keynes argumentaba que una demanda general inadecuada podría dar lugar a largos períodos de

alto desempleo, esto debido a que un simple cambio negativo en las expectativas de los

empresarios podía provocar una disminución de su demanda de bienes de inversión lo que

originaría una serie de reacciones en cadena en la que se irá perdiendo empleo sucesivamente en

diferentes ramas industriales, la consiguiente disminución en la capacidad adquisitiva de los

trabajadores puede agravar el círculo prolongando indefinidamente la situación de desempleo, a

su vez Keynes también sostenía que el producto de bienes y servicios de una economía es la

suma de cuatro componentes: Consumo, Inversión, compras del gobierno y exportaciones

netas. Cualquier aumento de la demanda tiene que provenir de uno de esos cuatro componentes.

La descripción keynesiana tiene tres elementos fundamentales del funcionamiento de la

economía:

• En la demanda agregada influyen muchas decisiones económicas, tanto públicas como

privadas. Las decisiones del sector privado pueden a veces generar resultados macroeconómicos

adversos, tales como la reducción del gasto de consumo durante una recesión. Esas fallas del

mercado a veces exigen que el gobierno aplique políticas activas, tales como un paquete de

estímulo fiscal. Por lo tanto, el keynesianismo apoya una economía mixta guiada principalmente

por el sector privado pero operada en parte por el Estado.

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• Los precios, y especialmente los salarios, responden lentamente a las variaciones

de la oferta y la demanda, algo que genera situaciones periódicas de escasez y excedentes, sobre

todo de mano de obra.

• Las variaciones de la demanda agregada, ya sea previstas o no, tienen su mayor impacto a

corto plazo en el producto real y en el empleo, no en los precios. Los keynesianos creen que,

como los precios son un tanto rígidos, las fluctuaciones de cualquier componente del gasto

(consumo, inversión o gasto público) hacen variar el producto. Si el gasto público aumenta, por

ejemplo, y todos los demás componentes se mantienen constantes, el producto aumentará,

pero durante una recesión, suelen intervenir fuerzas poderosas que disminuyen la demanda al

caer el gasto. Por ejemplo, al caer la economía, la incertidumbre a menudo disminuye la

confianza de los consumidores, que reducen entonces sus gastos, especialmente en compras

discrecionales como una casa o un automóvil. Esa reducción del gasto de consumo puede llevar a

las empresas a invertir menos, como respuesta a una menor demanda de sus productos, es decir,

las industrias no utilizan toda su capacidad, al notar que los artículos que producen no se venden,

propiciando un bajo crecimiento y el anuncio de una posible crisis permanente, caracterizada por

el desempleo masivo. Así, la tarea de hacer crecer el producto recae en el Estado. Según la teoría

keynesiana, la intervención estatal es necesaria para moderar los auges y caídas de la actividad

económica, es decir, contrarrestar las fallas que el mercado generalmente tiene.

Lo que distingue a los keynesianos de otros economistas es su creencia en las políticas

intervencionistas para reducir la amplitud del ciclo económico, que colocan entre los más

importantes de todos los problemas económicos. En vez de considerar los desequilibrios

presupuestarios del Estado como perniciosos, Keynes propugnaba políticas fiscales anti cíclicas,

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que actúan en sentido contrario al del ciclo económico. Por ejemplo, los

keynesianos propondrían incurrir en un gasto deficitario destinado a proyectos de infraestructura

que demanden mucha mano de obra para estimular el empleo y estabilizar los salarios cuando la

economía se contrae, y elevarían los impuestos para enfriar la economía y evitar la inflación ante

un abundante crecimiento de la demanda. La política monetaria también podría utilizarse para

estimular la economía, por ejemplo, bajando las tasas de interés para alentar la inversión

De esta forma, durante una recesión, donde el capital privado no tiene expectativas de ganancia

que fomenten su inversión, es el déficit público el que debe expandirse para poder restablecer el

equilibrio económico. De la misma forma, lo inverso debe ocurrir durante la fase creciente del

ciclo, en los periodos de prosperidad el Estado debe aumentar la recaudación, creando un

superávit para pagar sus deudas y formar un fondo de reserva que pueda ser utilizado durante los

periodos de recesión o depresión económica.

John Maynard Keynes también propuso el modelo del sistema del gasto agregado, este sistema

propuesto por Keynes hace especial énfasis en el Gasto Agregado y no la Demanda Agregada,

cabe aclarar, entonces, que la diferenciación entre ‘Demanda Agregada’ y ‘Gasto Agregado’

radica en que la demanda agregada se refiere a los bienes y servicios demandados y su relación

con el nivel de precios, mientras que lo segundo se refiere más bien a los bienes y servicios

demandados y su relación con el ingreso. Esta especial orientación hacia el gasto agregado

responde a la inquietud de Keynes de conocer también la forma en que la gente tomaba sus

decisiones de gasto y cómo estas podían estar influenciadas por el ingreso. Por otro lado, el

hecho de centrarse en el ingreso y no en los precios para la determinación del equilibrio, tiene

Una fuerte implicancia en el sentido de que el análisis keynesiano asume un nivel general de

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precios fijo. Sin embargo, este modelo también permite apreciar los efectos en el

nivel de precios a través del análisis del equilibrio entre la demanda agregada y la oferta

agregada keynesiana. El gasto agregado (en la opinión de Keynes) es la clave de la actividad

económica, es decir, lo que las familias, los negocios y el gobierno piensan comprar determina lo

que las empresas acabarán produciendo.

En conclusión la teoría de Keynes explica como a través del gasto público se genera empleo y

por ende una variación positiva en la demanda agregada es decir, los ingresos, el consumo que

lleva a que se mejoren los niveles de bienestar de los trabajadores, esta teoría se centró en el

análisis de las causas y consecuencias de las variaciones de la demanda agregada y sus relaciones

con el nivel de empleo y de ingresos. El interés final de Keynes fue poder dotar a unas

instituciones nacionales o internacionales de poder para controlar la economía en las épocas de

recesión o crisis. Este control se ejercía mediante el gasto presupuestario del Estado, política que

se llamó política fiscal. La justificación económica para actuar de esta manera, parte sobre todo,

del efecto multiplicador que se produce ante un incremento en la demanda agregada.

Referencias bibliográficas

http://files.pucp.edu.pe/departamento/economia/LDE-2012-02a-07.pdf

https://www.imf.org/external/pubs/ft/fandd/spa/2014/09/pdf/basics.pdf

Economía Keynesiana, Bien explicada. YouTube, https://youtu.be/ittq4j4MDKE

http://obligaciones.uniandes.edu.co/doku.php?id=keynesianismo

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