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Durante la primera mitad del siglo XX, las columnas empacadas fueron diseñadas robus 19
columnas pequeños. En el año de 1950, la situación empezó a cambiar con el desarrollo de
empaques tales como los anillos Pall, con lo cual los diseñadores empezaron a considerar el uso de
las columnas empacadas a nivel comercial(Fair y Bravo, 1990).
Las torres empacadas, utilizadas para el contacto continuo del líquido y del gas tanto en el flujo a
contracorriente como a corriente paralela, son columnas verticales que se han llenado con
empaque o con dispositivos de superficie grande. El liquido se distribuye sobre estos y escurre
hacia abajo, a través del lecho empacado, de tal forma que expone una gran superficie al contacto
con el gas.
Son dispositivos que funcionan como contactores gas-líquido, lechos, rellenos o empaques en
columnas de separación y que proporcionan una gran superficie para facilitar el contacto entre el
líquido y el gas, existiendo también los tipos aleatorios, de platos (bandejas), de limpieza por
vénturi y cámaras de aspersión (McCabe, 1991).
Los empaques de alta eficiencia para columnas industriales se construyen de varios materiales:
metálicos de diversas aleaciones, de plástico o polimérico, cerámico y de carbón: de placa o malla
corrugada. Se suministran en varios tamaños con distintos ángulos de corrugación y forman
canales de flujo triangular. La naturaleza de la superficie del empaque, así como las dimensiones
del canal de flujo son variables. Por su acomodo interno (apilamiento en secciones dentro de la
columna de manera ordenada), los empaques o contactores líquido – gas se clasifican en dos
grupos: aleatorios (por ser descargados o vaciados al azar dentro de la columna de separación), de
primera, segunda y tercera generación, y los denominados estructurados, integrales o regulares
(Kister, 1992), por su geometría regular. Estos últimos ofrecen una menor caída de presión, sin
sacrificar eficiencia de separación o capacidad.
Estos pueden ser apilados bajo patrones geométricos (en forma paralela, oblicua y
adyacentemente) que aseguren una mayor área de contacto entre las fases gas y líquida
reduciendo el volumen desperdiciado y disponiendo de una distribución de las fases favorable
(Fair y Bravo, 1990) creando celdas de mezclado entre los canales y las hojas adyacentes,
produciendo una dispersión radial tanto del gas, como del líquido. Dichos empaques han resultado
ser una inversión redituable cuando se comparan con las columnas de plato o empaques
aleatorios en diversas operaciones industriales. Actualmente, 21 las columnas empacadas se
consideran apropiadas para todas las operaciones de contacto gas-líquido (Bravo, 1997).
Algunos de los trabajos relacionados son: a) Absorción de gases ácidos con monoetanolamina
(MEA) (Wilson, 1992; Svendsen et al., 2001; Aaron and Tsouris, 2005; Alie Colin, 2004; Chapel et
al., 1999). La ventaja de la MEA es que reacciona rápidamente con los gases para formar
compuestos con buena estabilidad química, de los cuales en una etapa posterior, los gases son
separados.
e) Con hielo basado en que el agua forma cavidades y los gases ácidos son atrapados (Pruschek et
al., 1997).
f) La utilización de un portador activo (catión o anión) redox ya que atrapa o libera el gas
dependiendo de la oxidación o reducción del portador (Chávez et al., 2007).
g) La reacción de los gases ácidos con gas amoniaco y vapor de agua el cual permite la separación
del bióxido de carbono y del nitrógeno de otros gases (Li et al., 2003). Las columnas empacadas
son los absorbedores más utilizados para el control de la contaminación de gases, los métodos
empleados para el control de contaminantes a la atmósfera, han sido cuidadosamente analizados,
quedando como una alternativa óptima el uso de columnas absorbedoras conteniendo material de
empaque, así como soluciones acuosas de monoetanolamina (MEA).
2. Poseer las características deseables del flujo de fluidos. Esto generalmente significa que el
volumen fraccionario vacío, o fracción de espacio vacío, en el lecho empacado debe ser grande. El
empaque debe permitir el paso de grandes volúmenes de fluido a través de pequeñas secciones
transversales de la torre, sin recargo o inundación; debe ser baja la caída de presión del gas.
3. Ser químicamente inerte con respecto a los fluidos que se están procesando.