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Neoliberalismo: la raíz ideológica de todos

nuestros problemas
Desde el colapso económico hasta el desastre ambiental, pasando por el
ascenso de Donald Trump: el neoliberalismo ha desempeñado un papel en todos
ellos. ¿Cómo es posible que la izquierda no haya planteado una alternativa?
The Guardian - George Monbiot
63 comentarios
01/05/2016 - 20:22h

La exprimera ministra británica Margaret Thatcher y el expresidente


estadounidense Ronald Reagan, en una imagen de 1990. FIONA
HANSON/ZUMA PRESS

Imaginen que los ciudadanos de la Unión Soviética no hubieran oído hablar del
comunismo. Pues bien, la mayoría de la población desconoce el nombre de la
ideología que domina nuestras vidas. Si la mencionan en una conversación, se
ganarán un encogimiento de hombros; y, aunque su interlocutor haya oído el
término con anterioridad, tendrá problemas para definirlo. ¿Saben qué es el
neoliberalismo?

Su anonimato es causa y efecto de su poder. Ha sido protagonista en crisis de


lo más variadas: el colapso financiero de los años 2007 y 2008, la externalización
de dinero y poder a los paraísos fiscales (los "papeles de Panamá" son solo la
punta del iceberg), la lenta destrucción de la educación y la sanidad públicas, el
resurgimiento de la pobreza infantil, la epidemia de soledad, el colapso de los
ecosistemas y hasta el ascenso de Donald Trump. Sin embargo, esas crisis nos
parecen elementos aislados, que no guardan relación. No somos conscientes de
que todas ellas son producto directo o indirecto del mismo factor: una filosofía
que tiene un nombre; o, más bien, que lo tenía. ¿Y qué da más poder que actuar
de incógnito?

El neoliberalismo es tan ubicuo que ni siquiera lo reconocemos como ideología.


Aparentemente, hemos asumido el ideal de su fe milenaria como si fuera una
fuerza natural; una especie de ley biológica, como la teoría de la evolución de
Darwin. Pero nació con la intención deliberada de remodelar la vida humana y
cambiar el centro del poder.

Para el neoliberalismo, la competencia es la característica fundamental de las


relaciones sociales. Afirma que "el mercado" produce beneficios que no se
podrían conseguir mediante la planificación, y convierte a los ciudadanos en
consumidores cuyas opciones democráticas se reducen como mucho a comprar
y vender, proceso que supuestamente premia el mérito y castiga la ineficacia.
Todo lo que limite la competencia es, desde su punto de vista, contrario a la
libertad. Hay que bajar los impuestos, reducir los controles y privatizar los
servicios públicos. Las organizaciones obreras y la negociación colectiva no son
más que distorsiones del mercado que dificultan la creación de una jerarquía
natural de triunfadores y perdedores. La desigualdad es una virtud: una
recompensa al esfuerzo y un generador de riqueza que beneficia a todos. La
pretensión de crear una sociedad más equitativa es contraproducente y
moralmente corrosiva. El mercado se asegura de que todos reciban lo que
merecen.

Asumimos y reproducimos su credo. Los ricos se convencen de que son ricos


por méritos propios, sin que sus privilegios (educativos, patrimoniales, de clase)
hayan tenido nada que ver. Los pobres se culpan de su fracaso, aunque no
puedan hacer gran cosa por cambiar las circunstancias que determinan su
existencia. ¿Desempleo estructural? Si usted no tiene empleo, es porque carece
de iniciativa. ¿Viviendas de precios desorbitados? Si su cuenta está en números
rojos, es por su incompetencia y falta de previsión. ¿Qué es eso de que el colegio
de sus hijos ya no tiene instalaciones de educación física? Si engordan, es culpa
suya. En un mundo gobernado por la competencia, los que caen pasan a ser
perdedores ante la sociedad y ante sí mismos.

La epidemia de autolesiones, desórdenes alimentarios, depresión,


incomunicación, ansiedad y fobia social es una de las consecuencias de ese
proceso, que Paul Verhaeghe documenta en su libro What About Me?. No es
sorprendente que Gran Bretaña, el país donde la ideología neoliberal se ha
aplicado con más rigor, sea la capital europea de la soledad. Ahora, todos somos
neoliberales.

No es sorprendente que Gran Bretaña, el país donde la ideología neoliberal


se ha aplicado con más rigor, sea la capital europea de la soledad.

El término neoliberalismo se acuñó en París, en una reunión celebrada en 1938.


Su definición ideológica es hija de Ludwig von Mises y Friedrich Hayek, dos
exiliados austríacos que rechazaban la democracia social (representada por
el New Deal de Franklin Roosevelt y el desarrollo gradual del Estado del
bienestar británico) porque la consideraban una expresión colectivista a la altura
del comunismo y del movimiento nazi.

En Camino de servidumbre (1944), Hayek afirma que la planificación estatal


aplasta el individualismo y conduce inevitablemente al totalitarismo. Su libro, que
tuvo tanto éxito como La burocracia de Mises, llegó a ojos de determinados ricos
que vieron en su ideología una oportunidad de librarse de los impuestos y las
regulaciones. En 1947, cuando Hayek fundó la primera organización encargada
de extender su doctrina (la Mont Perelin Society), obtuvo apoyo económico de
muchos millonarios y de sus fundaciones.

Gracias a ellos, Hayek empezó a crear lo que Daniel Stedman Jones describe
enAmos del universo como "una especie de Internacional Neoliberal", una red
interatlántica de académicos, empresarios, periodistas y activistas. Además, sus
ricos promotores financiaron una serie de comités de expertos cuya labor
consistía en perfeccionar y promover el credo; entre ellas, el American Enterprise
Institute, la Heritage Foundation, el Cato Institute, el Institute of Economic Affairs,
el Centre for Policy Studies y el Adam Smith Institute. También financiaron
departamentos y puestos académicos en muchas universidades, sobre todo de
Chicago y Virginia.

Cuanto más crecía el neoliberalismo, más estridente era. La idea de Hayek de


que los Gobiernos debían regular la competencia para impedir monopolios dio
paso entre sus apóstoles estadounidenses −como Milton Friedman− a la idea de
que los monopolios venían a ser un premio a la eficacia. Pero aquella evolución
tuvo otra consecuencia: que el movimiento perdió el nombre. En 1951, Friedman
se definía neoliberal sin tapujo alguno. Poco después, el término empezó a
desaparecer. Y por si eso no fuera suficientemente extraño en una ideología
cada vez más tajante y en un movimiento cada vez más coherente, no buscaron
sustituto para el nombre perdido.

Ideología en la sombra

A pesar de su dadivosa financiación, el neoliberalismo permaneció al principio


en la sombra. El consenso de posguerra era prácticamente universal: las recetas
económicas de John Maynard Keynes se aplicaban en muchos lugares del
planeta; el pleno empleo y la reducción de la pobreza eran objetivos comunes de
los Estados Unidos y de casi toda Europa occidental; los impuestos al capital
eran altos y los Gobiernos no se avergonzaban de buscar objetivos sociales
mediante servicios públicos nuevos y nuevas redes de apoyo.

Pero, en la década de 1970, cuando la crisis económica sacudió las dos orillas
del Atlántico y el keynesianismo se empezó a derrumbar, los principios
neoliberales se empezaron a abrir paso en la cultura dominante. En palabras de
Friedman, "se necesitaba un cambio (...) y ya había una alternativa preparada".
Con ayuda de periodistas y consejeros políticos adeptos a la causa, consiguieron
que los Gobiernos de Jimmy Carter y Jim Callaghan aplicaran elementos del
neoliberalismo (sobre todo en materia de política monetaria) en los Estados
Unidos y Gran Bretaña, respectivamente.

El resto del paquete llegó enseguida, tras los triunfos electorales de Margaret
Thatcher y Ronald Reagan: reducciones masivas de los impuestos de los ricos,
destrucción del sindicalismo, desregulación, privatización y tercerización y
subcontratación de los servicios públicos. La doctrina neoliberal se impuso en
casi todo el mundo −y, frecuentemente, sin consenso democrático de ninguna
clase− a través del FMI, el Banco Mundial, el Tratado de Maastricht y la
Organización Mundial del Comercio. Hasta partidos que habían pertenecido a la
izquierda adoptaron sus principios; por ejemplo, el Laborista y el Demócrata.
Como afirma Stedman Jones, "cuesta encontrar otra utopía que se haya hecho
realidad de un modo tan absoluto".

"Me siento más cerca de una dictadura neoliberal que de un gobierno


democrático sin liberalismo", dijo Hayek en una visita al Chile de Pinochet

Puede parecer extraño que un credo que prometía libertad y capacidad de


decisión se promoviera con este lema: "No hay alternativa". Pero, como dijo
Hayek durante una visita al Chile de Pinochet (uno de los primeros países que
aplicaron el programa de forma exhaustiva), "me siento más cerca de una
dictadura neoliberal que de un gobierno democrático sin liberalismo".

La libertad de los neoliberales, que suena tan bien cuando se expresa en


términos generales, es libertad para el pez grande, no para el pequeño. Liberarse
de los sindicatos y la negociación colectiva significa libertad para reducir los
salarios. Liberarse de las regulaciones estatales significa libertad para
contaminar los ríos, poner en peligro a los trabajadores, imponer tipos de interés
inicuos y diseñar exóticos instrumentos financieros. Liberarse de los impuestos
significa liberarse de las políticas redistributivas que sacan a la gente de la
pobreza.

La autora canadiense Naomi Klein explica que los neoliberales propugnan el uso
de las crisis para imponer políticas impopulares, como se hizo tras el golpe de
Pinochet, la guerra de Irak y el huracán Katrina.

En La doctrina del shock, Naomi Klein demuestra que los teóricos neoliberales
propugnan el uso de las crisis para imponer políticas impopulares, aprovechando
el desconcierto de la gente; por ejemplo, tras el golpe de Pinochet, la guerra de
Irak y el huracán Katrina, que Friedman describió como "una oportunidad para
reformar radicalmente el sistema educativo" de Nueva Orleans. Cuando no
pueden imponer sus principios en un país, los imponen a través de tratados de
carácter internacional que incluyen "instrumentos de arbitraje entre inversores y
Estados", es decir, tribunales externos donde las corporaciones pueden
presionar para que se eliminen las protecciones sociales y medioambientales.
Cada vez que un Parlamento vota a favor de congelar el precio de la luz, de
impedir que las farmacéuticas estafen al Estado, de proteger acuíferos en peligro
por culpa de explotaciones mineras o de restringir la venta de tabaco, las
corporaciones lo denuncian y, con frecuencia, ganan. Así, la democracia queda
reducida a teatro.

La afirmación de que la competencia universal depende de un proceso de


cuantificación y comparación universales es otra de las paradojas del
neoliberalismo. Provoca que los trabajadores, las personas que buscan empleo
y los propios servicios públicos se vean sometidos a un régimen opresivo de
evaluación y seguimiento, pensado para identificar a los triunfadores y castigar
a los perdedores. Según Von Mises, su doctrina nos iba a liberar de la pesadilla
burocrática de la planificación central; y, en lugar de liberarnos de una pesadilla,
creó otra.

Menos sindicalismo y más privatizaciones

Los padres del neoliberalismo no lo concibieron como chanchullo de unos pocos,


pero se convirtió rápidamente en eso. El crecimiento económico de la era
neoliberal (desde 1980 en GB y EEUU) es notablemente más bajo que el de las
décadas anteriores; salvo en lo tocante a los más ricos. Las desigualdades de
riqueza e ingresos, que se habían reducido a lo largo de 60 años, se dispararon
gracias a la demolición del sindicalismo, las reducciones de impuestos, el
aumento de los precios de vivienda y alquiler, las privatizaciones y las
desregularizaciones.

La privatización total o parcial de los servicios públicos de energía, agua, trenes,


salud, educación, carreteras y prisiones permitió que las grandes empresas
establecieran peajes en recursos básicos y cobraran rentas por su uso a los
ciudadanos o a los Gobiernos. El término renta también se refiere a los ingresos
que no son fruto del trabajo. Cuando alguien paga un precio exagerado por un
billete de tren, sólo una parte de dicho precio se destina a compensar a los
operadores por el dinero gastado en combustible, salarios y materiales, entre
otras partidas; el resto es la constatación de que las corporaciones tienen a los
ciudadanos contra la pared.

Los dueños y directivos de los servicios públicos privatizados o semiprivatizados


de Gran Bretaña ganan fortunas gigantescas mediante el procedimiento de
invertir poco y cobrar mucho. En Rusia y la India, los oligarcas adquieren bienes
estatales en liquidaciones por incendios. En México, Carlos Slim obtuvo el control
de casi toda la red de telefonía fija y móvil y se convirtió en el hombre más rico
del mundo.
Carlos Slim se convirtió en el hombre más rico del mundo tras hacerse con el
control de casi toda la red de telefonía de México. EFE

Andrew Sayer afirma en Why We Can't Afford the Rich que la financiarización ha
tenido consecuencias parecidas: "Como sucede con la renta, los intereses son
(...) un ingreso acumulativo que no exige de esfuerzo alguno". Cuanto más se
empobrecen los pobres y más se enriquecen los ricos, más control tienen los
segundos sobre otro bien crucial: el dinero. Los intereses son, sobre todo, una
transferencia de dinero de los pobres a los ricos. Los precios de las propiedades
y la negativa de los Estados a ofrecer financiación condenan a la gente a
cargarse de deudas (piensen en lo que pasó en Gran Bretaña cuando se
cambiaron las becas escolares por créditos escolares), y los bancos y sus
ejecutivos hacen el agosto.

Sayer sostiene que las cuatro últimas décadas se han caracterizado por una
transferencia de riqueza que no es sólo de pobres a ricos, sino también de unos
ricos a otros: de los que ganan dinero produciendo bienes o servicios a los que
ganan dinero controlando los activos existentes y recogiendo beneficios de renta,
intereses o capital. Los ingresos fruto del trabajo se han visto sustituidos por
ingresos que no dependen de este.

El hundimiento de los mercados ha puesto al neoliberalismo en una situación


difícil. Por si no fuera suficiente con los bancos demasiado grandes para dejarlos
caer, las corporaciones se ven ahora en la tesitura de ofrecer servicios públicos.
Como observó Tony Judt en Ill Fares the Land, Hayek olvidó que no se puede
permitir que los servicios nacionales de carácter esencial se hundan, lo cual
implica que la competencia queda anulada. Las empresas se llevan los
beneficios y el Estado corre con los gastos.

A mayor fracaso de una ideología, mayor extremismo en su aplicación. Los


Gobiernos utilizan las crisis neoliberales como excusa y oportunidad para reducir
impuestos, privatizar los servicios públicos que aún no se habían privatizado,
abrir agujeros en la red de protección social, desregularizar a las corporaciones
y volver a regular a los ciudadanos. El Estado que se odia a sí mismo se dedica
a hundir sus dientes en todos los órganos del sector público.
De la crisis económica a la crisis política

Es posible que la consecuencia más peligrosa del neoliberalismo no sea la crisis


económica que ha causado, sino la crisis política. A medida que se reduce el
poder del Estado, también se reduce nuestra capacidad para cambiar las cosas
mediante el voto. Según la teoría neoliberal, la gente ejerce su libertad a través
del gasto; pero algunos pueden gastar más que otros y, en la gran democracia
de consumidores o accionistas, los votos no se distribuyen de forma equitativa.
El resultado es una pérdida de poder de las clases baja y media. Y, como los
partidos de la derecha y de la antigua izquierda adoptan políticas neoliberales
parecidas, la pérdida de poder se transforma en pérdida de derechos. Cada vez
hay más gente que se ve expulsada de la política.

Chris Hedges puntualiza que "los movimientos fascistas no encontraron su base


en las personas políticamente activas, sino en las inactivas; en los 'perdedores'
que tenían la sensación, frecuentemente correcta, de que carecían de voz y
espacio en el sistema político". Cuando la política deja de dirigirse a los
ciudadanos, hay gente que la cambia por consignas, símbolos y sentimientos.
Por poner un ejemplo, los admiradores de Trump parecen creer que los hechos
y los argumentos son irrelevantes.

Judt explicó que, si la tupida malla de interacciones entre el Estado y los


ciudadanos queda reducida a poco más que autoridad y obediencia, sólo
quedará una fuerza que nos una: el poder del propio Estado. Normalmente, el
totalitarismo que temía Hayek surge cuando los gobiernos pierden la autoridad
ética derivada de la prestación de servicios públicos y se limitan a "engatusar,
amenazar y, finalmente, a coaccionar a la gente para que obedezca".

Los admiradores de Trump parecen creer que los hechos y los argumentos son
irrelevantes. EFE

El neoliberalismo es un dios que fracasó, como el socialismo real; pero, a


diferencia de este, su doctrina se ha convertido en un zombie que sigue
adelante, tambaleándose. Y uno de los motivos es su anonimato. O, más
exactamente, un racimo de anonimatos.

La doctrina invisible de la mano invisible tiene promotores invisibles. Poco a


poco, lentamente, hemos empezado a descubrir los nombres de algunos.
Supimos que el Institute of Economic Affairs, que se manifestó rotundamente en
los medios contra el aumento de las regulaciones de la industria del tabaco,
recibía fondos de British American Tobacco desde 1963. Supimos que Charles
y David Koch, dos de los hombres más ricos del mundo, fundaron el instituto del
que surgió el Tea Party. Supimos lo que dijo Charles Kock al crear uno de sus
laboratorios de ideas: "para evitar críticas indeseables, debemos abstenernos de
hacer demasiada publicidad del funcionamiento y sistema directivo de nuestra
organización".

Las palabras que usa el neoliberalismo tienden más a ocultar que a esclarecer.
"El mercado" suena a sistema natural que se nos impone de forma igualitaria,
como la gravedad o la presión atmosférica, pero está cargado de relaciones de
poder. "Lo que el mercado quiere" suele ser lo que las corporaciones y sus
dueños quieren. La palabra inversión significa dos cosas muy diferentes, como
observa Sayer: una es la financiación de actividades productivas y socialmente
útiles; otra, la compra de servicios existentes para exprimirlos y obtener rentas,
intereses, dividendos y plusvalías. Usar la misma palabra para dos actividades
tan distintas sirve para "camuflar las fuentes de riqueza" y empujarnos a
confundir su extracción con su creación.

Franquicias, paraísos fiscales y desgravaciones

Hace un siglo, los ricos que habían heredado sus fortunas despreciaban a
losnouveau riche; hasta el punto de que los empresarios buscaban aceptación
social mediante el procedimiento de hacerse pasar por rentistas. En la
actualidad, la relación se ha invertido: los rentistas y herederos se hacen pasar
por emprendedores y afirman que sus riquezas son fruto del trabajo.

El anonimato y las confusiones del neoliberalismo se mezclan con la ausencia


de nombre y la deslocalización del capitalismo moderno: Modelos de franquicias
que aseguran que los trabajadores no sepan para quién trabajan; empresas
registradas en redes de paraísos fiscales tan complejas y secretas que ni la
policía puede encontrar a sus propietarios; sistemas de desgravación fiscal que
confunden a los propios Gobiernos y productos financieros que no entiende
nadie.

El neoliberalismo guarda celosamente su anonimato. Los seguidores de Hayek,


Mises y Friedman tienden a rechazar el término con el argumento, no exento de
razón, de que en la actualidad sólo se usa de forma peyorativa. Algunos se
describen como liberales clásicos o incluso libertarios, pero son descripciones
tan engañosas como curiosamente modestas, porque implican que no hay nada
innovador en Camino de servidumbre, La burocracia o Capitalismo y libertad, el
clásico de Friedman.

Cuando las políticas económicas de laissez-faire llevaron a la catástrofe de


1929, Keynes desarrolló una teoría económica completa para sustituirlas.
En el año 2008, cuando el neoliberalismo fracasó, no había nada.
A pesar de todo, el proyecto neoliberal tuvo algo admirable; al menos, en su
primera época: fue un conjunto de ideas novedosas promovido por una red
coherente de pensadores y activistas con una estrategia clara. Fue paciente y
persistente. El Camino de servidumbre se convirtió en camino al poder.

El triunfo del neoliberalismo también es un reflejo del fracaso de la izquierda.


Cuando las políticas económicas de laissez-faire llevaron a la catástrofe de
1929, Keynes desarrolló una teoría económica completa para sustituirlas.
Cuando el keynesianismo encalló en la década de 1970, ya había una alternativa
preparada. Pero, en el año 2008, cuando el neoliberalismo fracasó, no había
nada. Ese es el motivo de que el zombie siga adelante. La izquierda no ha
producido ningún marco económico nuevo de carácter general desde hace
ochenta años.

Toda apelación a lord Keynes es un reconocimiento implícito de fracaso.


Proponer soluciones keynesianas para crisis del siglo XXI es hacer caso omiso
de tres problemas obvios: que movilizar a la gente con ideas viejas es muy difícil;
que los defectos que salieron a la luz en la década de 1970 no han desaparecido
y, sobre todo, que no tienen nada que decir sobre el peor de nuestros aprietos,
la crisis ecológica. El keynesianismo funciona estimulando el consumo y
promoviendo el crecimiento económico, pero el consumo y el crecimiento
económico son los motores de la destrucción ambiental.

La historia del keynesianismo y el neoliberalismo demuestra que no basta con


oponerse a un sistema roto. Hay que proponer una alternativa congruente. Los
laboristas, los demócratas y el conjunto de la izquierda se deberían concentrar
en el desarrollo de un programa económico Apollo; un intento consciente de
diseñar un sistema nuevo, a medida de las exigencias del siglo XXI.

Traducción de Jesús Gómez

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COMENTARIOS
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#1 nocente | 01/05/2016 - 20:50h


Un artículo básico para primero de Bachillerato. Para mí, de obligada lectura.
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o 39

o 1
#4 JesusPM | 01/05/2016 - 23:54h
El obispo polaco Wojtyla, fue elegido, ante la sorpresa de todos, Papa de los
católicos en octubre de 1978, cuando Polonia aún era un país comunista,
tutelado por la Unión Soviética lo mismo que todos los demás de lo que durante
la guerra fría se llamó los países del Este, más allá del telón de acero. La
conservadora británica Thatcher, declarada neoliberal -anticomunista,
antikeynesiana, discípula de Hayek-, fue nombrada Primera Ministra en mayo de
1979 con un programa explícitamente contrario al Estado de Bienestar y por ello
mismo, al pacto socialdemócrata que lo fundamentaba. En noviembre de 1980
fue elegido Presidente de los Estados Unidos de América el Republicano
Reagan, también anticomunista (el Imperio del Mal, así llamaba a la Unión
Soviética) y, quizá sin saberlo neoliberal, empeñado en desregularizar el sistema
financiero y reducir el gasto público y los impuestos (aunque realmente solo hizo
lo primero). O sea, en el plazo de 28 meses tres dirigentes anticomunistas de
tres potencias coinciden en el poder.
En septiembre de 1979 el PSOE de González abandonaba el marxismo como
ideología oficial.
Pues eso.
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o 22

o 2

#6 Eingel | 02/05/2016 - 08:22h


La izquierda sí ha planteado una alternativa. Pero todo lo que suena a opuesto
del neoliberalismo acaba recibiendo el nombre de comunismo. Y ya conocemos
la historia: el comunismo fracasó lo que demuestra que es un gran error, mientras
que el capitalismo, como es el único sistema válido para el mundo, cada vez que
fracasa es rescatado por los poderes públicos
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o 21

o 1

#5 casaabiertaescorial | 02/05/2016 - 00:54h


Pues claro que existe una ideología para sustituir al neoliberalismo
perfectamente adaptada a los tiempos actuales, se llama decrecentismo, un mal
nombre que o sustituiría por teoría del lujo compartido. Por desgracia, la mayoría
de líderes de izquierdas no se atreven a abanderarla y presentan soluciones
keynesianas, sabedores de que la prensa neoliberal, osea toda la gran prensa,
los desollaria ante la opinión pública. Si podemos por presentar soluciones
socialdemócratas keynesianas es vista por los grandes medios como un partido
populista, chavista y totalitario, imaginar que harían con un líder con opciones
que propusiera un programa decrecentista
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o 19

o 2

#3 nocente | 01/05/2016 - 22:16h


« Hoy todo entra dentro del juego de la competitividad y de la ley del más fuerte,
donde el poderoso se come al más débil. Como consecuencia de esta situación,
grandes masas de la población se ven excluidas y marginadas: sin trabajo, sin
horizontes, sin salida. Se considera al ser humano en sí mismo como un bien de
consumo, que se puede usar y luego tirar. Hemos dado inicio a la cultura del
"descarte" que, además, se promueve. Ya no se trata simplemente del fenómeno
de la explotación y de la opresión, sino de algo nuevo: con la exclusión queda
afectada en su misma raíz la pertenencia a la sociedad en la que se vive, pues
ya no se está en ella abajo, en la periferia, o sin poder, sino que se está fuera.
Los excluidos no son "explotados" sino desechos, "sobrantes"
Así como el mandamiento de "no matar" pone un límite claro para asegurar el
valor de la vida humana, hoy tenemos que decir "no a una economía de la
exclusión y la inequidad".».
.
Sin embargo la cadena COPE y 13 TV de la conferencia episcopal española,
todos los días defienden con sus "tertulianos" y comentaristas el neoliberalismo,
incluso el más radical.
.
¡Ah! ¡Casi se me olvida! Las frases anteriores son de Francisco, el Papa.
¡Y los obispos españoles enseñando todos los días su falta de vergüenzas!
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o 17

o 1

#8 atilaelhuno | 02/05/2016 - 09:00h


Educación gratuita desde la primaria a la universidad; sanidad pública gratuita
en todas sus especialidades; derecho universal al trabajo y el pleno empleo;
vivienda pública gratuita; jornada laboral máxima de 7 horas...reducida según
penosidad del trabajo realizado; derecho a pensión de jubilación al cotizar 20
años; derecho al permiso de maternidad durante un año completo; derecho a
disfrutar del tiempo libre y promoción de actividades culturales, deportivas y de
ocio en general por parte del Estado; derecho a la Energía gratuita (gas y
electricidad domésticas); transporte público gratuito (metro y bus); derecho a una
tecnología eficiente y de calidad (justo lo contrario de la obsolescencia
programada capitalista expoliadora de recursos naturales)...
Éstas eran algunas de las nimiedades de las que disfrutaban los Trabajadores
en la Unión Soviética como Derechos inalienables recogidos en su Constitución.
Sí que hay una alternativa a esta nueva Edad Media en que ha devenido el
Capitalismo; se llama Comunismo.
Lo único en lo que hay que poner especial atención es a no volver a repetir las
causas que dieron origen a la dictadura de partido en la que devino y esas causas
se resumen en la anulación del poder de las Asambleas de Trabajadores
(soviets). El Comunismo en origen es una Democracia Directa y Asamblearia
que ejerce el poder de Abajo hacia Arriba.
Hay que quitarse el polvo de la propaganda capitalista; no hay cosa más
terrorífica para esta chusma de Oligarcas que volver a ver las banderas rojas
frente a sus palacios!!
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o 13

o 0

#2 viaje_itaca | 01/05/2016 - 21:05h


Hay algunas cosas que señalan el nivel de mentira de esta ¿ideología? más
bien estafa pura y simple: las expresiones de la metafísica implícita. Esta frase
no tiene desperdicio: "La desigualdad es una virtud: una recompensa al esfuerzo
y un generador de riqueza que beneficia a todos. La pretensión de crear una
sociedad más equitativa es contraproducente y moralmente corrosiva. El
mercado se asegura de que todos reciban lo que merecen." Está utilizando las
palabras "virtud" y "merecen", intentando que cuelen sin crítica. No explicita qué
criterios sigue, pero se puede echar un vistazo si hay tiempo al libro de Max
Weber "La ética protestante y el "espíritu" del capitalismo". Aunque hayan
abandonado la cuestión religiosa, el asunto se basa en que el que tiene éxito es
porque tiene la gracia de Dios. ¡Ojo!
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o 12
o 0

#13 Kvothe | 02/05/2016 - 11:34h


Bueno que decir de este artículo de obligada lectura. Simplemente grandioso.
Describe a la perfección la ideologia en la que estamos sometidos, el
neoliberalismo. El texto se explica perfectamente y lo triste de esto es que todo
lo que nombra es cierto. Artículos como estos, hace que uno este muy orgulloso
de ser socio de eldiario.es y también de esta magnifica colaboración con el The
Guardian. Seguid así.
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o 11

o 0

#7 CandeloLo | 02/05/2016 - 08:53h


Lo hicieron muy bien, y no porque instauraran su sistema de mercado en
prÁcticamente todo el mundo, que también, si no porque lo instauraron en
nuestras cabezas. Incluso hoy, para aquellos que nos hemos dado cuenta de la
falacia y la autodestrucción hacia la que nos lleva un sistema como este, cuando
hablamos, muchas veces, usamos sus conceptos de manera inconsciente.
Trabajar con nuestros hijos, y trabajar con la gente de manera incansable. Ese
es el camino. Y eso si, sin convertirnos en el el típico tipo que siempre esta
regañando a la gente por su ceguera, muy típico de la izquierda y gran fallo de
la misma, con ilusión, empatía, y sonrisas. Les hemos regalado las sonrisas y
nos hemos quedado con los ceños fruncidos para nosotros durante demasiado
tiempo, no hay que cederles ese arma a ellos en exclusividad.
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o 6

o 0

#23 gonzalo64 | 02/05/2016 - 12:49h


#15
Cuando leo sus comentarios, siempre pienso que Vd. se debería dedicar a
ilustrarnos sobre los papeles de Panamá del ministro liberal Soria o las
defraudaciones de Hacienda de su admirado Aznar, de la liberal Rita Barberá o
de la liberal Aguirre, gran amiga del chorizo liberal Granados.
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o 5

o 1

#11 Luis M. Peña | 02/05/2016 - 10:13h


Muy recomendable el artículo, un curso (super)acelerado para tanto "apolítico"
(idiota en términos del griego clásico) y "extremo-centrista".
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o 1

#18 cerdo_peligroso | 02/05/2016 - 12:19h


Luego los que no pensamos como ellos -teledirigidos por el neocón-, somos anti
sistema, revolucionarios chavistas, recolectores de dinero del eje del mal y no se
cuantos calificativos más que se vomitan desde esas bocas que todo lo fagocitan
sin compasión alguna.
Todavía habrá gente que opine que el Zar Nicolás, era un santo y que el
comunismo revolucionario iba de la mano del diablo y no de la desesperación.
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o 0

#19 cerdo_peligroso | 02/05/2016 - 12:21h


#17
Sin duda es mucho más compasivo con los pueblos el neoliberalismo, que la
socialdemocracia. Y nos quedamos tan panchos diciendo tales barbaridades.
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o 0

#9 mascato7 | 02/05/2016 - 09:23h


Cuánto me alegra que se hable de la "Doctrina del Shock" aunque sea con 30
años de retraso. Anda por YouTube un vídeo de la propia Naomi Klein que vale
la pena ver. Y, a propósito, ¿por qué no se habla más en los medios de
comunicación de esta peste de "Doctrina"?. Sería cuestión de chivárselo a
Cebrián y a Lara a ver si es que no se enteraron y no hablan en sus potentes
medios de la dichosa "Doctrina" por desconocimiento. Teniendo en cuenta
cuanto aman estos dos (y otros como Berlusconi) la libertad de expresión se
partirían el culo denunciando la trampa en la que nos metieron los "Neoliberales".
Si dios existiera ya los tendría ardiendo en las calderas de Pedro Botero.
¡Quién sabe! igual algún día....
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#38 Calavera2000 | 02/05/2016 - 16:14h


Muy buen articulo. Todo el define muy bien el neoliberalismo, o sea, LIBERTAD
PARA EL QUE TIENE DINERO... A MENOS DINERO, MENOR LIBERTAD
TIENES.
Aunque hay varias frases con las que discrepo.
Eso de "el socialismo fracasó"... pues no fue asi exactamente. El socialismo ruso
funcionaba, pero el idiota y timorato de Gorbachov se tragó los cantos de sirena
de occidente. Le hicieron creer que la perestroika traeria a los rusos un nivel de
vida occidental y el tonto se lo creyó.
Y una vez se habian cargado el mayor sistema economico donde la vivienda, el
trabajo, la vida digna y la cultura eran un derecho para los obreros, el capital ya
pudo caer sobre las clases trabajadoras como un buitre voraz.
Y desde entonces el trabajo digno es casi un lujo... los salarios de la juventud
son de miseria... una vivienda solo para quien pueda pagarla... igual que la
educacion... etc. Y ya no tenemos a la URSS para mirar hacia alli y decir "alli
todo eso es un derecho".
Los politicos han aprendido a retorcer la palabra, a tomarnos el pelo, a
"meternosla doblada" y aun asi, todavia hay idiotas qe votan a politicos
neoliberales.
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#39 Calavera2000 | 02/05/2016 - 16:50h


#21
Pues yo te respondo:
Los politicos de derecha.no dicen " os vamos a pagar sueldos de miseria"... sino
"moderacion de salarios".
Tampoco dicen "vamos a facilitar que os despidan"... dicen "haremos reformas
estructurales".
Tampoco dicen "si te pones enfermo y no tienes dinero te jodes"... dicen " la
privatizacion hara la sanidad mas eficiente".
Tampoco dicen "la vivienda os va a costar el triple"... dicen "la liberalizacion del
mercado de la vivienda sera beneficioso para todos".
Tampoco dicen "no vais a tener derechos laborales"... dicen "flexibilidad del
mercado de trabajo".
Tampoco dicen "nuestra politica economica va a hacer que los ricos sean mas
ricos y los pobres esten todavia peor"... dicen "vamos a gobernar para todos los
españoles".
El capitalismo sin la mentira no tendria exito. Por eso ha de mentir y asi logra
que una legion de ceporros palurdos acriticos les voten.
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#40 Calavera2000 | 02/05/2016 - 17:02h


#20
¿Sabes que la.primera red de telefonia.movil se creó en al URSS?.
No vengas ahora a vendernos que el capitalismo trae todo eso que dices. En
Cuba y en la URSS tenian libros, telefonos, farmacos ... etc.
Y lo de "con el capitalismo la gente es mas libre que nunca"... bueno, cuando te
deshaucian eres libre de irte a dormir debajo de un puente... a un banco del
parque... a un cajero automatico... etc.
Y cuando te quedas parado y no te conceden ningun subsidio, eres libre de ir a
buscar comida a la basura del Eroski... del Alcampo... del Carrefour... del Dia...
etc.
Con lo de "la gente es mas libre que nunca" te refieres a eso, ¿No?.
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#28 Joseph | 02/05/2016 - 14:02h


#4
Pues a ver si ahora, con líderes como Francisco (en vez de Wojtila), Sanders
(en vez de Reagan), Corbyn (en vez de Thatcher) y a nivel nacional, Podemos-
IU (en vez de Felipe González) logramos revertir un poco la aberración
neoliberal.
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#29 Joseph | 02/05/2016 - 14:33h


#21
Infórmate sobre las condiciones en que se producen todos esos maravillosos
productos que las multinacionales ponen en el mercado. Infórmate sobre los
desastres sociales y medioambientales derivados de este capitalismo neofeudal.
Infórmate acerca del aumento de las desigualdades (y los probelamas
económicos derivados, como el hundimiento de la demanda y la parálisis de las
economías nacionales) debido a la aplicación ciega del credo neoliberal.
Infórmate acerca de la disolución de la clase media y el empeoramiento de las
condiciones de vida de las mayorías sociales y entonces el fracaso estrepitoso
de las creencias neoliberales a la hora de ofrecer unas condiciones dignas a la
mayoría de la población te será algo evidente. Infórmate también acerca del
período de crecimiento económico mayor de todas las economías nacionales y
de reducción de las desigualdades que se dio en el período 1945-1980, por
ejemplo, y verás que no es complicado construir una alternativa al
neoliberalismo. Simplemente, a la 'corporate class', los multimillonarios dueños
de esas multinacionales que compran gobiernos y que también son los dueños
de los mayores medios de comunicación (o de persuasión más bien), no les
interesa en absoluto que se redistribuya mínimamente, aún dentro del
capitalismo, y que se reduzcan las desigualdades. Pues ese aumento de la
distancia entre ellos y el común de los mortales es lo que siempre han buscado.
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#34 Onoff | 02/05/2016 - 15:48h


#21
Este artículo no está hablando de capitalismo. Es otra cosa. Una variante más
agresiva y mortal del virus. Meter en el saco del capitalismo todo para defender
las cosas buenas del mundo actual es dar la razón al artículo.
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#14 Esthereo | 02/05/2016 - 12:00h


Yo agradeceria un enlace al articulo original!
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#30 Kristy | 02/05/2016 - 15:25h


Artículo de 10, lo mejor que he leído en mucho tiempo. Esta es la pura verdad
de la crisis actual, ni más ni menos. Y para la izquierda, es primordial plantear
alternativas y destruir de una vez a este "zombie", personalizado en los millones
de personas sin empleo en Europa y condenadas a la pobreza.
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#31 Kristy | 02/05/2016 - 15:27h


#20
El fracaso del neoliberalismo se aprecia precisamente en discursos como el
suyo, que se remontan a la Edad Media para tratar de reivindicarse, ignorando
la crisis económica más grave que ha sufrido Europa desde la II Guerra Mundial,
y que estalló en 2008.
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#22 Crosscheck | 02/05/2016 - 12:32h


Extraordinario, imprescindible artículo. El "anticristo" en formato político-
económico está ya entre nosotros y sus raíces son profundas.
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#57 Javier Dominguez Martín-Sánchez | 02/05/2016 - 21:25h


La gran prensa no ha criticado al neoliberalismo. Aceptó como salvadora la
privatización, el mercado total, el estado mínimo, la desregulación financiera, la
bajada de impiuestos, y lo más grave: que la finalidad de la economía no es la
administración de los recursos escasos, que era dogma, sino el beneficio del
capital privado y la rentabilidad. La crítica al neoliberalismo se ha hecho en en
medios de comunicación de poca monta y jamás en la tele. Los grandes medios
de comunicación, el PP y el PSOE la unón europea en general es neoliberal. El
neoliberalismo pone los estados y los cuidadanos al servicio de los beneficios
del gran capital.. Una aberración que se puede considerar un fascismo
financiero, que se ha hecho con el poder en Europa y Estados Unidos.
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#25 Padi51 | 02/05/2016 - 13:05h


#12
Sí, sobre todo para la banca.
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#27 Pirluit | 02/05/2016 - 13:57h


En el 2008 perdimos una gran oportunidad de dejarlos caer a ellos. Esos mismos
que dicen que son demasiado grandes para caer. No se lo crean. Son tan
estúpidos que vuelven a las andadas. Los demás tenemos que prepararnos para
que esta vez sí caigan con todo el estrépito posible. A los demás mortales no
nos pasará nada. Nos recuperaremos en poco tiempo a un coste mucho menor
del que nos ha supuesto tener que rescatar a tanto estfador.
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#17 Julio Lozano | 02/05/2016 - 12:15h


El origen de todos nuestros problemas es mas bien la socialdemocracia.
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#49 SHC | 02/05/2016 - 18:45h


Neoliberalismo es lo mismo que Bilderberg, les suena. El grupo manipulador de
la riqueza del mundo, creador de guerras y mafias, con el fin de enriquecerse
ellos y sus camadas. Artículo que le vendría bien leerlo a mucho IMBECIL
votante de la derecha.
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#32 Restituto | 02/05/2016 - 15:41h


#14
http://www.theguardian.com/books/2016/apr/15/neoliberalism-ideology-
problem-george-monbiot
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#54 Monosabio | 02/05/2016 - 20:43h


Es un error tildar al neo liberalismo de ideología, es simplemente afán de poder,
clasismo y en definitiva egoísmo.
Eso siempre va a estar ahí lo llamemos como lo llamemos.
Tampoco han cambiado sus métodos, como meter miedo "Si gana Podemos
España se arruinara" o garantizar un empleo que luego Rajoy sacara a relucir,
pero no hablan de que es a media jornada, con sueldos de pobreza y jefes
caciques.
.
Cualquier experto en economía dirá que aumentando los sueldos aumenta el
consumo y se dinamiza la economía
Cualquier empresario dirá: Que suban los sueldos los demás...
.
A quienes están en lo alto de la pirámide les interesa que esta sea nuestra
formula social, por que les hace privilegiados, diferentes. A ellos la gente que se
queda en el camino no les quita ni 5 minutos de sueño
.
¿Que harían ellos si todos ganásemos lo mismo? ¿Como viajarían si no hubiera
asientos de primera clase en los aviones? ¿A quien le importaría que tengas
mansión y yate si eso lo tienen todos?
.
La clase política en su mayoría se ha vendido a los encantos del lujo y el poder
y de esa forma el mundo esta en mano de los multimillonarios y las
corporaciones, es decir en manos de un club de egoístas carentes de toda ética
.
Sres Gonzalez y Aznar renuncien a sus sueldos de ex presidentes ya que
trabajan para el sector privado y dejen de hablar como si tuvieran sus palabras
alguna relevancia
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#35 pitxurri | 02/05/2016 - 16:05h


La Esperraca es la Margaret de Spañistan. O eso le Gustaría. y El menistro, de
Interiores Ronald. HEDIODO@S .
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#36 pitxurri | 02/05/2016 - 16:06h


#21
La ISLA de PEREJIL,.
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#62 curiosoforever | 03/05/2016 - 02:45h


Muchos taxistas hemos sabido de primera mano lo que es el neoliberalismo con
la llegada de UBER a España,es una buena metáfora lo que querian hacer con
un servicio público regulado en manos de autonomos con tarifas controladas por
los gobiernos municipales,pasarlo a un servicio
desregularizado,precarizado,fuera de toda fiscalidad etc etc...pues pienso que
es cuestión de tiempo que empresas así termininen entrando en España,con el
TTIP ya estan aporreando la puerta!!!!
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#41 Calavera2000 | 02/05/2016 - 17:28h


#24
¿Prefieres que los.menores piensen que trabajar y cobrar 400€/mes es lo
normal?.
Lo dicho. El capitalismo sin la mentira y la desinformacion no ganaria nada.
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#37 karurosu | 02/05/2016 - 16:12h


"La doctrina neoliberal se impuso en casi todo el mundo −y, frecuentemente, sin
consenso democrático de ninguna clase−". Sin dejar de estar de acuerdo con el
fondo del artículo, este tipo de frases son las que a uno le hacen dudar de la
honestidad intelectual de ciertos escritores. Tampoco recuerdo que hubiese un
referéndum mundial para aplicar "las recetas económicas de John Maynard
Keynes [que] se aplicaban en muchos lugares del planeta". Hay argumentos que,
siendo perfectamente válidos para ambas (y más) corrientes, parece que solo se
usan en contra de la que nos interesa.
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#24 Ataulfo GArcía | 02/05/2016 - 12:57h


#1
ya quieres adoctrinar a los menores?
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#10 alfanumerico | 02/05/2016 - 10:04h


Neoliberalismo:
la raíz ideológica de todos nuestros problemas
para desastre ambiental tenemos el mar Aral, se calcula 2 millones de muertos,
silencio como siempre que actual la izquierda
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#26 alb2k | 02/05/2016 - 13:13h


#23
Sobre los papeles de Panamá, mejor pregunte a Manuela Carmena que me
parece que uno de sus concejales sabe mucho al respecto.

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#16 alb2k | 02/05/2016 - 12:13h


#10
Es que los soviets supremos eran en realidad neoliberales camuflados.

Naturalmente, no le cuentes a esta gente que el movimiento ecologista nació y


creció en el occidente capitalista y democrático donde existía libertad de
expresión y poder criticar y oponerse a las decisiones del gobierno es un derecho
individual reconocido. ¿Alguien se imagina a Stalin permitiendo una Greenpeace
protestando en las centrales nucleares de la madre Rusia? Les hubiera mandado
a plantar pinos...a Siberia.
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#12 ciudadanoscambio | 02/05/2016 - 11:30h


El intervecionismo y comunismo siempre ha sido el mayor de los desastre,
hechos probados
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#20 alb2k | 02/05/2016 - 12:25h


#6
Sí, el capitalismo ha fracasado de tal manera que hoy la gente es más rica, vive
más, tiene mejor salud y es más libre que nunca.

Es tal el fracaso del capitalismo que, por culpa de la industria farmacéutica, se


comercializan medicamentos y vacunas que curan enfermedades que antes
mataban a millones de personas. Por culpa de la industria editorial todo el que
que quiera puede comprar libros a precios asequibles, no como en los buenos
tiempos que hacía falta ser conde para poder tener un libro. Tal es el fracaso del
capitalismo, que la malvada industria de las telecomunicaciones nos obliga a
tener un teléfono con el que comunicarnos con quién queramos y dónde
queramos o a conectarnos a esa pérfida red llamada internet para informarnos
de lo que pasa en el mundo.

Que malo que es el capitalismo, con lo bien que se vivía en la edad media, sin
vacunas, sin electricidad, sin agua corriente, sin coche y dependiendo de los
caprichos de un conde o un marques.
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#21 alb2k | 02/05/2016 - 12:31h


Y cada vez que escriben un artículo de estos diciendo lo malo es el capitalismo
yo siempre hago la misma pregunta y nunca consigo respuesta ¿Alguien es
capaz de decirme el nombre de un país democrático no capitalista? Y no me vale
la boutade de que los países capitalistas no son democracias.
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#15 alb2k | 02/05/2016 - 12:08h


Vaya sarta de tonterías se marcado el autor de este artículo. Empezando por el
hecho de que eso del "neoliberalismo" no existe, el artículo es todo un ejemplo
de la falacia conocida como "la del hombre de paja": me invento un enemigo, le
asigno todos los defectos del mundo y a partir de ahí le sacudo de lo lindo.
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o 11

#42 Ebros | 02/05/2016 - 17:57h


La avaricia que rompe el saco, nunca duerme mientras q la ingenuidad
descansa plácidamente ;p
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#59 Sharikov | 02/05/2016 - 22:50h


Menos mal que el comunismo arreglo todos nuestros problemas en la Union
Sovietica.... Jua, jua, jua,...Volvamos a aquellos tiempos... Jua, jua, jua,... Viva
Stalin... Jua, jua, jua,...
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#43 alb2k | 02/05/2016 - 18:11h


#40
No, me refiero a que hay libertad de opinión, de expresión, de credo, de
conciencia, de oposición de reunión, de sindicación y de movilidad. Si tengo que
explicarte esto no me extraña que se trague los cuentos de los "anticapitalistas"
con Iphone que utilizan todos los medios y libertades que les ha dado ese
malvado capitalismo para criticarlo. Cosa a la que tienen perfecto derecho, que
afortunadamente no estamos en un régimen socialista de esos que por hacer lo
mismo que hace el autor te mandaban de vacaciones pagadas a Siberia.
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#45 puente | 02/05/2016 - 18:25h


#26
El que mejor conoce ese tema es Soria, y el pobre hombre ha tenido que dimitir.
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#47 Ebros | 02/05/2016 - 18:40h


Con el neoliberalismo nos quieren colar el CAPITALISMO SALVAJE que como
su nombre indica apesta.
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#48 alb2k | 02/05/2016 - 18:43h


Bueno, hace ya seis horas que pregunte si alguien conocía alguna democracia
no capitalista y, boutades e intentos de desviar el tema, nadie ha sabido
responder. Mira que la pregunta era sencilla pero es que la respuesta es más
sencilla todavía: no existe ninguna democracia no capitalista porque no puede
haber democracia sin capitalismo. Es más, es el capitalismo con su
"democratización" de la riqueza la que trae la democracia política. Todo sistema
que pretenda erradicar el capitalismo a la vez está condenado a erradicar la
democracia y las libertades individuales en beneficio de una mal entendida
"colectividad" que no deja de ser una tiranía en manos de unos pocos que dice
trabajar para el pueblo cuando en realidad se aprovechan de este para mantener
sus privilegios de conquista (del poder político).
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