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A pie de fama

de Alejandro Feijóo

“A pie de fama” narra los azares y desventuras de López Vallejo y Álvaro María, dos
personajes que, aun con un bagaje desigual, coinciden en la cola para participar en un
concurso televisivo.
La fila no es lo que se dice un dechado de dinamismo y para colmo una secretaria con
tintes militaristas vigila de cerca cada movimiento de las futuras estrellas, que se dedican
a compartir sus experiencias y expectativas más sentidas, sin el más mínimo resquicio de
competencia. O casi.

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Pasillo de una cadena de televisión. En la pared hay un cartel, “Líder por un día”. Dos o tres personas
forman una fila, esperan el turno. Todos llevan colgado del cuello un cartón con su nombre y la ciudad de
origen.
Uno de ellos es López Vallejo, de Sabihondos del Pedregal. No es tan joven, y lleva traje, corbata,
chaleco y pañuelo al cuello, una flor en el ojal y una carpeta en la mano: todo un señor.
Aparece Álvaro María Flores, de Sonseca. Es un poco más joven que López Vallejo, lleva gafas, es
apocado, vergonzoso, con pinta de paletillo.

Álvaro María: (A López Vallejo) Usted perdone, ¿ésta es la cola para participar en el
fantástico concurso “Líder por un día”?
López Vallejo: Qué va, chaval, aquí estamos para lo del jurado del Telecupón, que están
buscando uno que haga de notario ciego.
Álvaro María: Como ahí en el cartel pone que...
López Vallejo: Ahí pone lo que pone, pero si yo te digo es que aquí estamos para lo del
notario del Telecupón, va a misa. ¿Te enteras?
Álvaro María: Disculpe. ¿Y no sabrá más o menos por dónde puede caer la cola para
participar en el fantástico concurso “Líder por un día”?
López Vallejo: Pues no lo sé, pregúntale a aquella rubia, ¿ves, la secretaria? ésa que hay
ahí con pintas de sargento... (Álvaro va hacia allí, López Vallejo lo coge por
la espalda)... Ven, tú, dónde crees que vas. Que es aquí, hombre, dónde va
a ser, no ves el cartel
Álvaro María: Por eso mismo le decía anteriormente, como ahí se puede leer...
López Vallejo: Qué va, qué va, qué va... Con esa actitud no llegas tú ni a público de
Terelu... Para triunfar en este programa lo que se necesita es arrogancia,
poder de decisión. No alcanza con la cultura general, con los saberes
enciclopédicos que vosotros, los estudiantes, traéis de la universidad ¡Paso
firme!, ¡Atrás esos hombros! (Le pone atrás los hombros)... Eso es... Bueno,
algo ha mejorado...
Álvaro María: ¿Le parece?
López Vallejo: Por supuesto. Pero todavía nos queda mucho trabajo... ¿O crees que los
líderes se hacen de un día para el otro? ¿Que se levantan por la mañana,
se miran al espejo y dicen, mira por dónde, hoy voy a ser líder? Las cosas
no son así, muchachote. Fíjate en nuestro benemérito, si no...
Álvaro María: Nuestro benemérito...
López Vallejo: Sí, de cadete del movimiento a carismático presidente del gobierno...
Álvaro María: Ahora que lo dice... Un carrerón.
López Vallejo: Mira, te voy a hacer una pequeña demostración (Al oído) Una imagen vale
más que mil palabras... (Toma aire, saca pecho y le dice a la persona que
tiene atrás en la cola). Oye, tú, que este chaval es familiar mío, viene
directamente del pueblo y está bastante cansado del autocar, así que le
dejas que se ponga aquí conmigo, ¿eh? (El de atrás intenta una protesta,
pero López Vallejo lo interrumpe) ¡Chitón! (A Álvaro) ¿Lo ves? (Contento,
Álvaro intenta ponerse delante de López Vallejo, pero éste lo coloca detrás
de él). ¿Lo ves? Se es líder o no se es líder. Es algo que se lleva dentro...
Algo... perenne.
Álvaro María: ¿Innato?
López Vallejo: Eso, innato, como las hojas de los árboles.
Álvaro María: Es admirable. De verdad. Y eso que a simple vista...
López Vallejo: (Declama) El peso invisible de la experiencia...
Álvaro María: Pues yo me he enterado hace nada. Por un colega del instituto. Pero la
verdad es que no he tenido mucho tiempo para prepararme.

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López Vallejo: Un colega del instituto...
Álvaro María: Vamos, escuela de adultos...
López Vallejo: Mira, por lo que veo un par de consejos no te vendrán nada mal. Para ser
líder, lo mejor es practicar todos los días... La constancia, ¿entiendes?...
“No sólo hoy”, esa es una de mis frases favoritas, grábatela bien....
Cualquier mascota que tengas en casa te puede servir, un hámster, una
tortuga mismamente... Las parejas de periquitos dan mucho juego... Un gato
no te digo porque son de contradecir y ahí ya no respondo. Ahora, si ya
tienes un hermano pequeño, mejor que mejor.
Álvaro María: Hijo único. Lo de mis padres fue un romance de verano...
López Vallejo: Ya me parecía... Es igual. Escúchame bien. Éste es el mejor campo de prue-
bas. Ahora, cuando entres, no debes ser muy directo... Vamos, que no te
pongas a dar voces, que seguro te equivocas y la tienes con el director. No,
siempre conviene guardarse algo de toda la riqueza que uno lleva dentro.
Ya sabes, mano izquierda, diálogo... Liderazgo no tiene por qué ser
sinónimo de autoritarismo...
Álvaro María: No sé si le entiendo.
López Vallejo: Que espabiles, leches... (Le da una colleja) Lo que te digo es que una
mariconada a tiempo te hace ahorrar luego mucha saliva. Temple,
¿entiendes? La palabra precisa en el momento adecuado...
Álvaro María: (Por lo bajo) Pero usted, hace un momento, no fue de predicar con el
ejemplo, precisamente...
López Vallejo: Bah, a éste de aquí atrás lo tengo más visto... Si nos conocemos de cuando
Lina Morgan hacía sus pinitos en esto de la televisión... ¿Te acuerdas, tú? Y
de esto hace...
Álvaro María: Entonces usted ha estado antes en la tele... Qué apasionante... Con la
ilusión que tengo yo por conocer las entrañas de este mundo...
López Vallejo: Je, je, podría contarte las anécdotas más picantes, los secretos de bambali-
nas... Mira, en cierta ocasión, en un descanso del programa de la Gemio...
(Aparece la secretaria, alta, machona, vulgar, teñida, gritona, con paso firme. Álvaro y López Vallejo
guardan un “respetuoso” silencio)
Secretaria: Chist, chist, mucha cháchara hay por aquí. A ver si las cotorras nos
callamos que esto va para largo... Ahora mismo, el jefe de casting está muy
ocupado... No, no es la hora del bocadillo... Está eligiendo a las azafatas y
claro, eso le va a llevar su tiempo. Así que hay que esperar.
López Vallejo: (Sumiso) Perdón, ¿y no nos podemos sentar un ratito, no sé en algún
decorado que ahora mismo no estéis usando?
Secretaria: ¿Otra vez tú por aquí? No, no nos “podemos” sentar. Y el que no quiera
esperar que vuelva otro día. O hace zapping y se va a la cadena de al
lado... (Se ríe de su chiste). ¿Me habéis oído?
Todos: ¡Sí!
Secretaria: Perfecto. (A cámara, suave) Y ahora, unos minutitos de publicidad. (Sale)
Álvaro María: Todo un carácter.
López Vallejo: He ahí una líder... ¡Perenne!
Álvaro María: Innata.
López Vallejo: De toda la vida la rubia.

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Álvaro María: Estaba a punto de contarme sus primeros pasos por el fascinante mundo de
la televisión
López Vallejo: Mundillo, diría yo, el diminutivo le da un aire conspirativo que se adapta
bastante bien a lo que se ve aquí dentro.
Álvaro María: Creo que se dice conspirador.
López Vallejo: Sí, pero conspirativo es aún más conspirador, ¿no crees?... Mira, me caes
bien chaval, así que lo mejor es que te calles... Bueno, verdaderamente
necesitaríamos más de un programa para hacer un repaso a toda mi
carrera, pero trataré de hacerte un compendio de mis mejores momentos...
Álvaro María: Estamos cortos de tiempo...
López Vallejo: El tiempo es tirano en televisión...
Álvaro María: No da tiempo a nada. Con contarme lo que hace, de momento alcanza...
López Vallejo: Eh... Básicamente soy un free lance.
Álvaro María: Qué bien, ¿guionista, director?
López Vallejo: Bueno, lo mío son los concursos... Concursos, sorteos, algo de figuración,
alguna clac de vez en cuando, cámara oculta...
Álvaro María: (Decepcionado) Cámara oculta...
López Vallejo: Sí, cámara oculta, ya sabes, eso de esconderte en el cubo de la basura, o
dejarte pisar por un coche... Recuerdo una, memorable, en un fotomatón,
me tiré todo el día dentro de la máquina, un calor, allí con el flash. Estuve
ciego una semana, sabes, eso que cierras los ojos y ves estrellitas... Y ni
hablar de pedir la baja...
Álvaro María: Jolín con la cámara oculta, yo una vez caí en una...
López Vallejo: Es que engañan, vaya si engañan... Ya sé, tú pillaste ésa que aparecía un
diputado trabajando...
Álvaro María: No, qué va, caí en una que estaba dentro de un pozo, vamos, que era una
alcantarilla que tenía la tapa suelta, yo pasaba por ahí...
López Vallejo: Entiendo. Lo mío es ya más profesional. De hecho, vivo de esto...
Álvaro María: No me ha dicho que no estaba en nómina...
López Vallejo: Y no estoy en nómina de nadie, o tú crees que alguien como yo puede
circunscribirse a la política de una empresa determinada. Qué va. Yo voy
por libre, de concurso en concurso...
Álvaro María: Un picaflor...
López Vallejo: Concursos son amores...
Álvaro María: Debe usted estar forrado entonces.
López Vallejo: ¿Forrado yo? Soy un hombre esencialmente austero... Dos millones al año,
deducidos gastos e impuestos...
Álvaro María: No es para tirar cohetes...
López Vallejo: Estoy dentro de la media, que es lo importante. Esta profesión tiene unos
gastos que ni te imaginas... Trajes, taxis, 906, sellos, cupones, alguna
manzana para la secretaria de turno, cuando no unas flores, que siempre
quedas la mar de bien... Recuerdo una vez que le regalé una docena de
claveles a las hermanas Hurtado... Cuatro a cada una...
Álvaro María: Un, dos, tres, responda otra vez...
López Vallejo: Unas señoras, oye...
Álvaro María: Qué punto, tendré que empezar a pensar en ese tipo de detalles si quiero
llegar a ser algo en el ambiente...
López Vallejo: Evidentemente, evidentemente...
Álvaro María: Y tendrá alguien que le lleve las cuentas...
López Vallejo: Pues mira, no es mala idea... Justamente, hace nada, se me fue el santo al

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cielo con la economía doméstica y casi no llego a final de mes. Di que me
llamaron de 50 por 15 y saqué lo que necesitaba, que si no...
Álvaro María: Ya decía yo que me sonaba su cara. Usted es el que llegó a los cincuenta
kilos. ¡El hombre más buscado del país!
López Vallejo: Sí, por la fiscalía anticorrupción.
Álvaro María: Ahí ya no me meto.
López Vallejo: Escúchame, angelito. Estábamos todos sentados en esos pupitres, una ten-
sión, un calor, un aburrimiento... Total, que nos echan la pregunta de
selección y con mi habitual intuición, salgo el primero. Enseguida se creó un
clima de gran expectación en el plató. Entonces Carlos Sobera me mira, así
como te mira él, ni que estuvieras a punto de licenciarte en Deusto, y me
hace la primera pregunta, la de veinticinco mil. Lo recuerdo como si fuera
hoy... “¿Cómo se llama en un automóvil el bastidor o armazón que soporta
la carrocería?”, y las opciones eran, chasis, chotis, coxis o clítoris. Estaba
clarísimo, pero por las dudas me pedí el comodín del cincuenta por ciento.
Quedaron chasis y chotis. Chasis, grité enseguida. Y, por supuesto, era
chasis. Muy bien, señor López Vallejo, vamos a doblar, dijo él, y yo le digo,
eh, no, tranquilo, que yo me planto aquí.
Álvaro María: ¿Se plantó en la primera pregunta?
López Vallejo: Me planté en la primera pregunta. Y con dos comodines que me quedaban
todavía... ¿Qué?
Álvaro María: Que más vale pájaro en mano...
López Vallejo: Y tanto. Sobera se quedó pasmado, de la impresión creo que le quedó la
ceja paralizada (levanta la ceja) por un buen rato... Pero la dignidad es así,
si uno se deja cegar por los oropeles... luego no puede ver el bosque... Mis
necesidades eran de veinticinco mil, dos recibos de la comunidad que tenía
atrasados, un juego de Pokemon del todo a cien que le regalé a mi sobrina,
el abono del metro.. y poco más
Álvaro María: Pues ese programa no lo vi.
López Vallejo: Al final no lo echaron.
Álvaro María: Una pena, pero no crea que no entiendo su planteamiento... Tal vez le haya
faltado audacia.
López Vallejo: Llevas razón, Audacia me falta todavía, estoy esperando que me llamen...
Álvaro María: Allí como no sea líder de grupo...
López Vallejo: Justamente. Líder o nada.
Álvaro María: Un conspirador nato usted.

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Álvaro María: Esto no avanza.


López Vallejo: Ni patrás ni palante.
Álvaro María: Estarán todavía con las azafatas.
López Vallejo: Como para no estar.
Álvaro María: Pues para que sepa, yo el espectáculo lo llevo en la sangre, ¿sabe? Desde
pequeño.
López Vallejo: Cuéntame hijo mío.
Álvaro María: Aquí donde me ve, yo me crié en Nueva York.
López Vallejo: Así que en Nueva York.
Álvaro María: Sí, de toda la vida, de donde la 54, usted tira recto, sigue andando como un
cuarto de hora y un poco más adelante ya se topa usted con la parada del
autobús... mi padre era de allí, lo de Sonseca lo he puesto por mi abuelo,
que si no me mata...
López Vallejo: Pues hablas bien nuestro idioma.
Álvaro María: Y el inglés, no vea, y el francés, y el sueco, y el ruso, con el catalán me
defiendo también.
López Vallejo: Lenguas vivas, que se dice.
Álvaro María: Y no tan vivas, al sánscrito ya le estoy entrando, y en una época me había
dado por el latín, pero como no tengo con quién practicarlo se me fue
olvidando...
López Vallejo: Y dices que estás en una escuela para adultos.
Álvaro María: Es que soy autodidacta, pero mi madre me insiste en que me saque el
graduado escolar...
López Vallejo: La utopía del amor al arte, presente desde tiempos inmemoriales
Álvaro María: La del amor al arte ha sido mi madre, que se enamoró de un pintor
americano que veraneaba en nuestras playas... ¿recuerda lo del romance
de verano y tal?
López Vallejo: No.
Álvaro María: Pues nada. El americano era pintor y solía veranear en Torrevieja, allí
conoció a mi madre, que por entonces trabajaba de ayudante de cocina... Mi
padre estaba fascinado por la tranquilidad y la naturaleza salvaje de nuestro
litoral...
López Vallejo: ¿No ha vuelto por allí, verdad? El americano, digo...
Álvaro María: Mi padre murió, ahogado por las duras condiciones de su trabajo artístico.
López Vallejo: No le fueron bien las cosas, entiendo.
Álvaro María: Ni tiempo le dio a cotejarse con el gran público, un bastidor se le cayó en la
cabeza mientras preparaba lo que a la postre sería su obra póstuma.
López Vallejo: Gajes del oficio.
Álvaro María: Ni siquiera llegué a conocerle, sí a sus acreedores. Entonces mi madre
estaba embarazada, se dará cuenta lo duras que fueron las cosas para ella
allí.
López Vallejo: Normal, con tanto yanqui suelto no me extraña nada.
Álvaro María: Son implacables.
López Vallejo: No tienen compasión.
Álvaro María: Como las películas.
López Vallejo: Arsénico por compasión...
Álvaro María: Total, que por aquella época, ya sabe, la guerra de Vietnam, la era de
Acuario, las acampadas en el Central Park, un ambientazo... Bueno,
entonces ella, intentando pagar las deudas de mi padre y así salir de las
penurias económicas, se puso a hacer rosquillas del santo, que las había

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aprendido a hacer de mi abuela, cocinera del primer hotel que hubo en
Sonseca. Mi madre siempre fue muy apañada. Total, que se montó una
especie de chiringuito con una tela hindú que tenía y nada, a vender a
rosquillas...
López Vallejo: Que se vendían como churros...
Álvaro María: Al principio no tanto. En realidad no vendía ninguna. Al final del día íbamos
y se las tirábamos a los patos del estanque...
López Vallejo: Allí también.
Álvaro María: Sí, pero escuche, que un día apareció por allí John Lennon.
López Vallejo: ¿Imagine all the people?
Álvaro María: El mismo, con sus gafas y tal, pero vestido. Se conoce que había un follón
ahí que bueno bueno... Los hare krishna y los hippies, que por nada ya se
daban de ostias... La cuestión es que John Lennon bajó a poner un poco de
paz...
López Vallejo: Que era lo suyo.
Álvaro María: Exacto. Parece que no podía componer tranquilo del guirigay que habían
montado éstos... Y allí estaba mi madre, con su pañuelo hindú,
amamantándome. Entonces Lennon como que se apiadó, o no había
merendado, no sé, el resultado es que le compró una rosquilla del santo a
mi madre.
López Vallejo: ¿De las listas o de las tontas?
Álvaro María: Creo recordar que una de cada. No sé, una sería para él y la otra para Yoko
Ono. Ahí ya no me meto. Y me acarició la cara. ¡John Lennon me acarició la
cara! A partir de entonces las cosas cambiaron radicalmente...
López Vallejo: De Sonseca a Nueva York...
Álvaro María: Ida y vuelta... Un par de años más y ya nos volvimos. El Watergate nos
afectó profundamente...
López Vallejo: Y de ahí te viene entonces lo del espectáculo...
Álvaro María: Qué menos. Arte por todos los poros.
López Vallejo: Me has dejado pensando con lo que me dices de los krishna y los hippies...
Así que a ostias...
Álvaro María: La lucha por el poder, eso es universal...
López Vallejo: Sí, de acuerdo, pero, ¿y el amor libre, Easy Rider, buen día estrella, qué ha
quedado de todo eso?
Álvaro María: Yo de usted no me creería lo que dicen en la tele.

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(López Vallejo silba entre dientes Yellow Submarine de los Beatles)

Álvaro María: Y por casualidad, en su extensa carrera, no habrá tenido oportunidad de


presentarse al Gran Hermano.
López Vallejo: Qué va, yo paso de montajes.
Álvaro María: Pues a mí me hubiera encantado, estar con los chicos, la piscina, hacer el
camino de Santiago...
López Vallejo: Yo, a lo máximo que he llegado, y siempre por necesidad, es a hacer de
extra en un telediario. Sí, de esos que van por detrás del cristal, que parece
que están siempre trabajando. Yo estaba esperando que me hicieran una
prueba para el ballet de Pasa palabra, sí, ya sabes, por probar otro registro,
y resulta que era la hora de comer, allí se había bajado todo el mundo y no
había ni dios...
Álvaro María: Qué responsabilidad, procesar la candente actualidad.
López Vallejo: A mí me sentaron delante de un ordenador, me pusieron el Tetris, y a pasar
el rato.
Álvaro María: Haber aprovechado para chatear.
López Vallejo: Ya estoy un poco mayor para perder el tiempo con entretenimientos que no
llevan a nada, estoy en un momento de mi carrera en el que necesito
encontrar nuevos desafíos... Por ejemplo, la televisión por cable... Ahora,
con la fibra óptica, se abre un abanico de oportunidades inimaginable... ¿Te
has parado a pensar? Noventa cadenas, a dos o tres concursos por
cadena...
Álvaro María: La quimera del oro...
López Vallejo: Estoy pensando en buscarme representante...
Álvaro María: Cuidado con ésos. Tengo entendido que se llevan un pico.
López Vallejo: Se prevén negociaciones maratonianas.
Álvaro María: Si quiere puedo hablar con mi colega de instituto, el que me avisó de “Líder
por un día”. Está buscando hacerse con una cartera de clientes...
López Vallejo: Necesito tiempo para pensarlo...
Álvaro María: Yo creo que si vamos los dos igual se enrolla...
López Vallejo: Sí, pero más que el cable... ¿Sabes? Yo creo que el futuro pasa por la
sociedad de la información. He estado pensando seriamente en poner una
web-cam en casa...
Álvaro María: Ahí hay un mundo...
López Vallejo: Sí, y se gana dinero. Aún estoy con el estudio de mercado. No se puede
uno lanzar al ruedo así como así. Yo quiero una cosa seria, bien hecha.
Nada de sexo ni guarrerías con caballos. Yo lo que te digo es una web-cam
formalita, en familia, con su guión, su escaleta...
Álvaro María: Querrá decir escalera...
López Vallejo: Lo mío es un bajo, así que va a tener que ser escaleta... De hecho ya tengo
algo pensado, los trazos generales que se dice. ¿Quieres escuchar? Sabía
que te iba a interesar. Mira, te levantas de la cama y enciendes el aparato.
En lo que arranca y configura todo el cotarro y tal, da tiempo de sobra para
ir al servicio, hacer un pis, lavarse la cara, los dientes, bla, bla, un repasito
al pelo pero sin pasarse, que quede así como sauvage, como de recién
levantado pero menos, y plin, a rodar se ha dicho. En este caso el
desayuno. Que si un plano corto de la mantequilla, que si un contrapicado
del zumo de naranja chorreándote por la boca, que si un plano contraplano
entre una pantufla y otra...

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Álvaro María: Usted lo que quiere es revolucionar el medio...
López Vallejo: Como una nouvelle vague, pero en web-cam... ¿Tú sabes lo que es la
nouvelle vague?
Álvaro María: ¿Se refiere a la corriente cinematográfica surgida en la vecina Francia a
mediados de los años cincuenta, encabezada por Chabrol y Truffaut, que en
su intento de crear un cine de evasión...?
López Vallejo: Ya. Pues la web-cam que te digo es rollo nouvelle vague, pero con un pelín
más de ritmo, una propuesta artística más educativa, ¡más integral!
Álvaro María: Es lo que se lleva...
López Vallejo: Veo que has captado el sentido de mi propuesta. Es que ya está bien de
tanto folleteo, de tanto travelling en la ducha...
Álvaro María: Y hasta dentro de la taza del váter he visto yo... Lo que no entiendo es
luego cómo hacen para... para recopilar el material...
López Vallejo: Mejor ni preguntes.
Álvaro María: Bastante avanzada tiene la idea.
López Vallejo: Yo creo que puede funcionar... Pero antes tengo que terminar con el estudio
de mercado.
Álvaro María: Y qué tal lleva eso.
López Vallejo: Faltan unos detalles. Como todo, algunos son importantes y otros menos. El
sponsor no me preocupa tanto. Hoy día no faltan empresarios
emprendedores dispuestos a patrocinar con su inversión una idea
revolucionaria, como tú has dicho. Incluso había pensado en “Líder por un
día”... Vea en tiempo real cómo se prepara un líder... Su entorno familiar, su
dieta, sus coladas, a la gente le gustan los detalles...
Álvaro María: ¿Y qué cámara se ha pillado?
López Vallejo: Me tienen que traer el equipo todavía.
Álvaro María: Por lo menos un Pentium cuatro.
López Vallejo: Exactamente no lo sé. Son esos cupones que salen en la caja de cereales,
los del super. Estoy esperando que me llamen. De un momento a otro.
Álvaro María: Jo, qué suerte tiene.
López Vallejo: Igual te interesaba llevar todo lo del software, los virus...
Álvaro María: Sería como un sueño para mí.
López Vallejo: Pues mira, en un momento dado, te hacemos un contrato de aprendizaje...
Álvaro María: ¿Y usted se lavaría los dientes delante del espejo como hacía Ania?
López Vallejo: Una dentadura privilegiada esa chica...
Álvaro María: Tendríamos que buscar unas gallinas también...
López Vallejo: De eso nada, te he dicho que paso de guarrerías...
Álvaro María: Entonces por la piscina ni pregunto...
López Vallejo: Casi mejor, sí...

® Alejandro Feijóo

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