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Iter criminis

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Iter criminis es una locución latina, que significa «camino del delito», utilizada en
Derecho penal para referirse al proceso de desarrollo del delito, es decir, las etapas que
posee, desde el momento en que se idea la comisión de un delito hasta que se consuma.

Por lo tanto, el iter criminis es un desarrollo dogmático, creado por la doctrina jurídica,
con idea de diferenciar cada fase del proceso, asignando a cada fase un grado de
consumación que permita luego aplicar las diferentes penas.

El iter criminis o camino del delito son las diferentes fases que atraviesa una persona
desde que en su mente se produce la idea de cometer un delito hasta que efectivamente
lo lleva a cabo. Lo importante de estas fases es diferenciar cuál de ellas es relevante
para el Derecho Penal. Diferenciamos por tanto dos fases: fase interna y fase externa del
camino del delito.

El iter criminis, más conocido como el camino del delito en la cual se representa el
camino que un sujeto activo (o delincuente) atraviesa desde el momento en que idea
llevar a cabo un delito, pasando por la preparación y ejecución de los pasos intermedios
del mismo hasta acabar en la consumación del acto criminal.

El delito, es un fenómeno psíquico-físico, pues este nace en la mente del autor y se


consuma materialmente a través de la ejecución de una acción que produce un resultado,
el delito también es una infracción del deber ético-social. A esta estructura que sigue el
delito se le denomina, iter criminis, y se inicia desde la idea delictiva hasta la
consumación del delito, en este trayecto pueden distinguirse varios momentos.

Palabras claves: delito, tentativa, consumación y punibilidad.

El delito no aparece de improviso, obedece a un proceso, lo que los clasicos


denominaban, el "camino del delito" o iter criminis.

Para llegar a la consumación del delito, es necesario seguir un camino, que va, desde la
idea de cometerlo que surge en la mente del sujeto, hasta la consumación, ese conjunto
de actos para llegar al delito, se denomina iter criminis o camino del delito.

¿Qué debe entenderse por Iter criminis o camino delictivo?: La serie de etapas, de fases,
por las cuales atraviesa la vida del delito, desde el momento en que el sujeto activo
concibe la idea de perpetrarlo hasta la consumación del delito.

Teniendo en cuenta lo mencionado, se podría afirmar que el iter criminis es un proceso


que se inicia con la toma de decisión por parte del individuo de cometer un hecho
delictivo y culminaría con la ejecución del acto en sí.

Pero, además, engloba una suerte de fases, en las que la persona avanza hacia la
culminación del delito, alcanzando en cada una de ellas un grado de consumación por
las que se podrá aplicar la pena correspondiente, siendo alguna de estas irrelevantes
penalmente hablando y otros actos serán punibles.

Al respecto de esto, también se señala es el conjunto de actos sucesivos que sigue el


delito en su realización. En muchos casos el delito no aparece de pronto, sino que sigue
un proceso que los clásicos denominaban “iter criminis” o “camino del delito”. Antes de
producirse el resultado, partimos de la simple idea de cometer un delito, idea que surge
en la mente del delincuente o agresor, y que termina con la consumación de ese ilícito
penal. Todos los actos que van desde la ideación del delito, hasta su consumación es el
“iter criminis”. Por lo tanto, desde el surgimiento de la idea acerca del hecho criminal
en la mente del sujeto, hasta el agotamiento del delito, existen diversos momentos o
etapas que se dan en la realización del mismo. La importancia de las distintas fases
reside en que algunos de los actos son punibles, pero otros no los son. Con relación al
denominado “iter criminis” el derecho penal interviene en el momento en que comienza
a exteriorizarse la voluntad del autor.

Índice
 1 Fases del delito
o 1.1 Fase interna
o 1.2 Fase externa
 1.2.1 Actos preparatorios
 1.2.2 Actos ejecutivos
o 1.3 Delito consumado y frustrado
o 1.4 Tentativa de delito
 2 Bibliografía
 3 Véase también

Fases del delito


Fase interna

La fase interna del delito es la que sucede en la mente del autor y no puede, en ningún
caso, ser objeto del Derecho penal, porque es necesaria la exteriorización mediante
acciones u omisiones de ese hecho delictivo. Todo ello se basa en el principio
cogitationis poenam nemo patitur, aforismo latino que significa que con el mero
pensamiento no es punible (sancionable). Se produce la ideación, la deliberación y la
resolución del delito.

La fase interna se halla constituida por todos los momentos del ánimo a través de los
cuales se formaliza la voluntad criminal y que preceden a su manifestación. Se
distinguen: la ideación del delito, la deliberación y la resolución criminal. La fase
interna es por sí sola irrelevante, el derecho penal interviene a partir de la manifestación
de la voluntad. Como sabemos el derecho penal sanciona conductas y no pensamientos.

Fase externa
En cuanto a la fase externa es la materialización de la idea, y en esta fase sí que ya
puede intervenir el Derecho Penal. El problema en este caso es determinar a partir de
qué momento nos encontramos ante una acción u omisión punible, y para ello la
doctrina ha diferenciado dos grandes grupos, los actos preparatorios y los actos
ejecutivos.

Actos preparatorios

En esta fase el autor del delito se provee de los materiales o conocimientos necesarios
para llevar a cabo su delito. Éstos son actos equívocos y multívocos: es decir, tienen
varios significados y varios sentidos posibles, siendo actos susceptibles de varias
interpretaciones. Los actos intermedios se consideran un momento intermedio entre la
fase interna y la ejecución del delito, y pueden ser considerados punibles. Tienen tal
consideración los siguientes:

1. Conspiración: se trata del concierto entre dos o más sujetos para ejecutar un
delito y resolución ejecutable. Para que se produzca es necesario :
1. El concurso de dos o más personas que reúnan las condiciones necesarias
para poder ser autores del delito
2. El concierto de voluntades entre ellas o pactum scaleris
3. La resolución ejecutiva de todas y cada una de ellas, o decisión sobre la
efectividad de lo proyectado
4. Que dicha resolución tenga por objeto la ejecución de un delito concreto,
y que este sea de los que el legislador ha considerado especialmente
merecedor de punibilidad
5. Que exista un lapso relevante entre el proyecto y la acción que permita
apreciar una mínima firmeza de la resolución, ya que no puede ser
repentina y espontáneamente
6. Que no se haya dado comienzo a la ejecución delictiva, pero sí se haya
tomado la decisión de iniciar una actividad concreta que manifieste la
voluntad de delinquir
2. Proposición: se trata de un acto preparatorio en su modalidad de resolución
manifestada, que implica una ausencia de actos ejecutivos. Se le denomina a este
acto preparatorio de inducción frustrada o tentativa de inducción. Los requisitos
para que se produzca son los siguientes:
1. Resolución firme del proponente para la ejecución del hecho.
2. El propósito de intervenir directa o personalmente en la ejecución del
hecho delictivo.
3. La búsqueda de otra persona para participar en el hecho,
independientemente que sea o no aceptada por la persona a que se
proponga.
4. Ausencia de inicio de ejecución, ya que en el CP no se exige que el
proponente tenga real intención de participar realmente en la ejecución
del hecho.
3. Provocación para delinquir: se trata de procurar la perpetración de un delito.
En este caso, el provocador no necesariamente ha de tomar parte directa y
materialmente en el acto, solo se exige que intente determinar en otros la
ejecución de un hecho delictivo. Se requiere:
1. Iniciativa para la ejecución de hechos delictivos
2. Que el destinatario lo perciba, ya sean uno o varios destinatarios
3. Que tenga la finalidad de convencer a los receptores del mensaje
4. Ausencia de inicio de la ejecución

Actos ejecutivos

En cuanto a los actos ejecutivos: el principio es contrario, es decir, que todos los actos
son punibles. Se han utilizado varias teorías para diferenciar los actos preparatorios y
los actos ejecutivos:

1. Teorías subjetivas: serían aquellas para las cuales lo determinante es la opinión


del autor sobre su plan criminal.
2. Teoría objetivo-material: según esta teoría, los que se encuentran unidos a los
actos ejecutivos de manera que son parte de aquellos.

Los actos ejecutivos, en definitiva, son aquellos en que el sujeto comienza la ejecución
del delito, independientemente de que este se termine produciendo o no: es decir, que
sea consumado (parcial o totalmente) o que se quede en tentativa de delito.

Delito consumado y frustrado

Artículo principal: Delito frustrado

En el Derecho penal español, el delito se entiende consumado desde que hay inicio de
ejecución, sin atender si se producen o no los resultados esperados. No obstante, la
doctrina y algunas legislaciones extranjeras distinguen entre el delito efectivamente
consumado y el que no alcanza a serlo:

 Delito consumado: Cuando el delito se desarrolla y produce sus efectos en forma


integral.
 Delito frustrado: Tiene lugar cuando alguien ha realizado, con el objeto de
cometer un delito, todo lo necesario para consumarlo y, sin embargo, no lo ha
logrado por circunstancias ajenas a su voluntad. Se diferencia de la tentativa de
delito en que, en este caso, el fracaso en la obtención del resultado delictivo se
debe a la voluntad de un tercero, pero si que se hayan ejecutados todos los actos
necesarios para la consumación.

Tentativa de delito

Artículo principal: Tentativa

Con respecto a la tentativa, puede ser de dos tipos, acabada (donde el sujeto realiza
todos los actos para la comisión del delito), como inacabada (en la que el sujeto realiza
solo una parte de los actos). La diferencia entre estas dos clases de tentativa deviene con
respecto a la determinación de la pena, es decir, en el plano práctico, ya que según el
art. 62 del CP, «a los autores de tentativa se les impondrá una pena inferior en uno o dos
grados a la señalada por la Ley para el delito consumado, en la extensión que se estime
adecuada».

La tentativa consta de una estructura diferenciada por dos tipos, tipo objetivo que es el
comienzo de ejecución propiamente dicho; y el tipo subjetivo o dolo, es decir, la
voluntad del sujeto de querer realizar el tipo objetivo. Podemos por ello confirmar que
posee la misma estructura que el delito consumado.

En este punto, hemos de hacer referencia al desistimiento del delito en grado de


tentativa, que se produce cuando un sujeto renuncia a la consumación del delito iniciada
ya la fase ejecutiva, y al que se considera una causa personal o excusa absolutoria. Para
que se produzca ese desistimiento, se exigen dos requisitos:

1. Ha de ser una decisión voluntaria del sujeto: se trata de una actitud psíquica del
que desiste. Hay que distinguir entre: si el intento aún no ha fracasado y depende
de la voluntad del que desiste conseguir la voluntad; o si por el contrario, si el
sujeto, tras un primer intento fracasado, puede aún conseguir su objetivo. Lo
importante por tanto es que además de posible sea también definitivo, es decir,
basta con que desista de su propósito originario, siendo independiente que en el
futuro vuelva a intentarlo de nuevo. Si embargo, hay que diferenciar si el
desistimiento es voluntario (se desiste por motivos éticos), que sea involuntario
(se desiste por motivos interesados), en cuyo caso no exime de responsabilidad
penal.
2. Ha de evitar la consumación del delito: se puede desistir en dos situaciones,
cuando ya estamos ante tentativa acabada o en supuestos de tentativa inacabada.
Si a pesar de desistir, el resultado consumativo se produce, se ha de tratar como
concurso real entre tentativa del delito doloso con la atenuante de
arrepentimiento u otra análoga y el resultado consumado por imprudencia, si se
dan los requisitos.

En estos casos de desistimiento, los sujetos quedarán exentos de responsabilidad penal,


salvo que hayan ejecutados actos constitutivos de otros delitos o faltas. En caso de
desistimiento, la eficacia excluyente de responsabilidad penal alcanza únicamente al que
desiste, ya que es una excusa absolutoria personal.

Bibliografía
 Muñoz Conde, Francisco; García Arán, Mercedes (2007). Derecho penal: parte
general (7ª edición). Valencia: Tirant lo Blanch. ISBN 9788484569336. OCLC 434457213.
 Álvarez García, Francisco Javier; Andrés Domínguez, Ana Cristina (2007). Doctrina
penal de los tribunales españoles (2ª edición). Valencia: Tirant lo Blanch.
ISBN 9788484568209. OCLC 183330085.

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