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Introducción

La corrupción es un fenómeno que afecta la gobernabilidad, la confianza en las instituciones y los


derechos de las personas. Se trata de un fenómeno que no es unitario ni unidireccional, en tanto
no se concentra en un solo sector económico, en una sola institución, y no se explica por un solo
factor.

Por el contrario, la corrupción tiene diferentes formas y aparece de manera diversa en el


escenario social, político y económico de nuestro país. Desde la afectación en el acceso a servicios
ocasionados por prácticas de pequeña corrupción, hasta los grandes desvíos de fondos públicos
que la gran corrupción ha producido en los últimos años, es claro que la corrupción afecta a la
economía del país y a la economía doméstica de los ciudadanos, pero también afecta derechos,
acceso a servicios, así como a la gobernabilidad y la confianza en el Estado y en sus funcionarios.

El Estado es incapaz para responder a las exigencias de la sociedad, sus respuestas no


corresponden a las expectativas de los grupos sociales o de los individuos o no respetan el
procedimiento debido. Muchas veces, aun cuando este procedimiento es respetado y la
respuesta es la adecuada, la intervención del Estado genera, a causa de la corrupción, resultados
diferentes de los que deberían producirse regularmente.

Los medios a través de los cuales la corrupción es provocada son irrelevantes: pagos ilegales,
chantaje, extorsión, connivencia, exacción.

Es igualmente indiferente el hecho que aquellos que participan en la corrupción se encuentren


dentro o fuera de la administración del Estado. Lo que es decisivo para caracterizar la corrupción
es la valoración que permite considerar que la actuación o la intervención del Estado no es
conforme, ni en el fondo ni en la forma, a las normas establecidas previamente y de acuerdo a
las vías regulares.

 CAUSAS ENDÓGENAS:
Las causas que hacen posible este problema se podrían clasificar en los niveles sociales,
económico y político. En lo social, la falta de un servicio profesional que fiscalice los actos de los
gobernantes; insuficiente participación ciudadana en actos de fiscalización y evaluación de
la gestión pública. En lo económico, el insuficiente pago a los trabajadores públicos genera un
descontento y hace posible que la corrupción tenga cabida en las accionespúblicas; asimismo, el
desinterés de conocer que hacen las autoridades con nuestros recursos, el cual conlleva a que
dichas autoridades manejen los recursos públicos sin ninguna inspección.
Algunas de estas causas endógenas son:
 Ambición
 Codicia
 Falta de valores
 Falta de conciencia social
 Desconocimiento de lo legal e ilegal.
 Falta de valores humanistas
 Carencia de una conciencia social
 Falta de educación
 Desconocimiento legal
 Baja autoestima.
 CAUSAS EXÓGENAS:
 La impunidad de los actos de corrupción. Los modelos sociales que trasmiten ideas erróneas
creando anti-valores. El soborno internacional. Salarios demasiados bajos.
El control económico o legal sobre los medios de comunicación que impiden se exponga a
la luz pública y de los procesos de decisión. Falta de transparencia en
la información concerniente a la utilización de los fondos públicos y de los procesos de
decisión.
 Paradigmas distorsionados y negativos (materialistas Como elementos exógenos de la
corrupción (los que dependen de la sociedad), tenemos.
 Impunidad en los actos de corrupción
 Modelos sociales que transmiten anti valores (valores negativos).
 Excesivo poder discrecional del funcionario público
 Concentración de poderes y de decisión en ciertas actividades del gobierno.
 Soborno internacional.
 Control económico o legal sobre los medios de comunicación que impiden se expongan a la
luz pública los casos de corrupción.
 Salarios demasiado bajos.
 Falta de transparencia en la información concerniente a la utilización de los fondos públicos y
de los procesos de decisión.
 Poca eficiencia de la administración pública.
 Extrema complejidad del sistema.
 CONSECUENCIAS.
Las consecuencias de la corrupción son:
 CONSECIENCIAS POLÍTICAS :
 Pueden perjudicar el funcionamiento de las instituciones públicas.
 Se pueden eliminar leyes que pueden ser de gran ayuda en la sociedad.
 CONSECUENCIAS ECONÓMICAS:
 Menos inversionistas quisieran invertir en nuestro país.
 CONSECUENCIAS SOCIALES:
 Las personas humildes tienen que vivir en la informalidad para subsistir.
 Puede perjudicar gravemente el buen funcionamiento de las instituciones públicas.
 Muchas veces este tipo de soborno sirve para la manipulación de aprobación o no de leyes en
beneficio de la corrupción.
 Excedan a la regla.
 Sin embargo estos aparentes "beneficios" a largo plazo solo generarían que menos
inversionistas quieran invertir en nuestro país.
 Actualmente la corrupción generalizada en los gobiernos contribuye a la crisis en el sistema.
 PREVENCION DE LA CORRUPCION
¿Cómo prevenimos la corrupción?
Tal vez nos parece una pregunta con una difícil respuesta e incluso sin respuesta, sin embargo,
hay una solución. La mejor arma contra la corrupción es la educación.
Para esto hay que preparar a los niños, jóvenes, a la gente común para que no crezcan en
un ambiente de ignorancia respecto a la corrupción, ya que para estos, los corruptos, abusan de
su poder y los engañan fácilmente.
Si aprendemos bien que es la corrupción podremos vacunarnos de este mal. Debemos enseñarles
a ser suyos los valores de honestidad, solidaridad, respeto verdad, justicia, benevolencia y
caridad
Para prevenir la corrupción debemos hacer que se viva en un ambiente de compañerismo y
solidaridad, que sólo así se podrá atender de fondo este problema y encontrar
verdaderas soluciones a los problemas de corrupción que el mundo ha sufrido y seguirá
sufriendo.
Para combatir la corrupción a nivel mundial es importante que todas las naciones y países del
mundo se unan y trabajen juntas para luchar contra la corrupción, ya que cada país por sí solo no
puede luchar contra ella. Para esto es importante evitar las diferencias, los conflictos y los
problemas que se puedan tener entre ellos.
 ANALISIS SOBRE LA CORRUPCION A NIVEL NACIONAL
El Perú es quizá uno de los países que mejor ilustra, durante la década de los noventa, el
indicado movimiento sucesivo de apertura y clausura en el ámbito jurisdiccional, de esperanza
de cambio y realidad retardataria en el terreno de las estructuras judiciales.
La perversión y frustración del proceso de «reforma judicial» desarrollado bajo el régimen
fujimorista precisamente evidencia, de manera harto dramática, dicho movimiento pendular: la
reforma, que pudo al inicio haber despertado entusiasmo y adhesiones, no fue en esencia otra
cosa, como a la postre se hizo patente, que un instrumento de sometimiento de la magistratura
a los designios de una camarilla corrupta y ávida de perpetuarse, por vía autoritaria y fraudulenta,
en el poder del Estado.
La peor corrupción que ha vivido el Perú, por su gravedad, magnitud y generalización. Lo que
impero en los noventa fue un régimen político íntegramente dedicado a saquear los recursos del
estado, en un país con el 50% de pobreza y 20% de extrema pobreza. Un régimen que diseño para
ello un engranaje perverso maquiavélico, sin ningún tipo de límite o escrúpulo: crímenes,
extorsión, violaciones de derechos humanos, control y manipulación de instituciones, compra
de medios de comunicación, tráfico de armas, narcotráfico, operativos psicosociales, etcétera. Y
engranaje que busco y logro, además cómplices en todos los sectores y ámbitos del país.
 PRINCIPALES FACTORES QUE GENERAN CORRUPCIÓN EN LA JUSTICIA
 Falta de comunicación, coordinación e información entre los distintos organismos del Estado.
 Delegación indebida y/o ilegal de funciones en el ámbito interno, tanto en el Organismo
Judicial como en el Ministerio Público.
 Concentración de funciones en la Corte Suprema de Justicia.
 Inexistencia de mecanismos transparentes para la selección y nombramiento de jueces,
magistrados, fiscales y policías.
 Política salarial deficiente.
 Falta de criterios objetivos y claros en la adjudicación de casos.
 Excesiva burocracia.
 Falta de desarrollo de las carreras Judicial, Policial y Fiscal.
 Deficiente funcionamiento y falta de autonomía de las instancias de control interno.
 Educación legal deficiente, con mal formación para el trabajo en el PJ.
 UN MARCO NORMATIVO CONTRA LA CORRUPCION
Normas constitucionales anticorrupción. La Constitución de la República es el fundamento de
las leyes y acciones del Estado. Los tratados y convenios internacionales suscritos y ratificados,
son las únicas normas de igual jerarquía con la Constitución de la República. Todas las leyes deben
ser constitucionales, pues la inconstitucionalidad de una ley implica su nulidad. La Constitución
de la República establece fundamentos normativos en relación con la corrupción que son
desarrollados en leyes de menor jerarquía.
 LA PERCEPCIÓN DE LA CORRUPCIÓN HA CAÍDO EN PERÚ.
Perú ha obtenido 38 puntos en el Índice de percepción de la Corrupción que publica la
Organización para la transparencia Internacional. Con esa puntuación Perú empeora su situación
hasta el puesto 85 del ranking de percepción de corrupción formado por 174 países.
Perú se ubica en el cuarto lugar de la región y en el puesto 78 a nivel mundial con un IPC de 3.5.
Éste índice clasifica a los países puntuándolos de 0 (percepción de altos niveles de corrupción) a
100 (percepción de muy bajos niveles de corrupción) en función de la percepción de corrupción
del sector público que tienen sus habitantes.
En la tabla mostramos la evolución de la posición de Perú en el Índice de Percepción de la
Corrupción. Puedes ver un listado con la clasificación de todos los países clicando en Índice de
Percepción de la Corrupción y ver toda la información económica de Perú en Economía de Perú.
 LEY Nº 29703, QUE MODIFICA EL CÓDIGO PENAL RESPECTO DE LOS DELITOS CONTRA
LA ADMINISTRACIÓN PUBLICA.
Según Profesor Iván Meini, especialista en Derecho Penal, acerca de la polémica Ley 29703 y sus
lamentables consecuencias.
 ¿Cuáles son los principales cambios propuestos por la ley 29703?
Los cambios más preocupantes se encontrarían en lo referido al delito de colusión, pues
favorecerían a las personas ya procesadas y condenadas, pero eso lo podemos ver más
detalladamente en un momento. En general, esta ley pretende modificar algunos delitos contra
la administración pública cometidos por funcionarios públicos. Básicamente, propone un
aumento no muy significativo de penas, así como la incorporación de una modalidad de soborno
internacional no tipificada antes.
Sin embargo, también desaparece algunas penas de inhabilitación, por ejemplo, para el delito de
enriquecimiento ilícito. En este caso, la ley da unos márgenes de interpretación tan amplios que
este tipo de inhabilitación no se extendería lo suficiente. Con ella se incorpora también un
supuesto agravado al peculado en función al monto o valor que pueda tener el bien.
 ¿En qué consiste la colusión y qué cambio acarrea la nueva ley al respecto?
Históricamente, la colusión es un delito que sanciona al funcionario público que se pone de
acuerdo con un particular interesado en un contrato con el Estado. El funcionario interviene y
favorece al particular gracias al cargo público que posee, sin importar si este acuerdo perjudicaba
patrimonialmente al Estado o no. Es decir, era un delito de los funcionarios públicos contra la
administración pública, no contra el patrimonio del Estado. La nueva ley modifica el delito pues,
ahora, para que se configure el delito, es necesario que, además del acuerdo colusorio, se
produzca el perjuicio patrimonial real al Estado.

LA CORRUPCIÓN: UNO DE LOS GRANDES PROBLEMAS


García Enterría2
apunta a la corrupción generalizada como uno de los dos grandes
problemas para el funcionamiento efectivo de las democracias occidentales. La describe
esencialmente como un fenómeno de colonización del Estado por la sociedad (a
diferencia de lo que ocurre con la administración pública en un Estado partidocrático, en
donde el fenómeno es el inverso: la colonización de la sociedad por el Estado), es decir,
como un fenómeno de injerencia distorsionaste del sector privado en el funcionamiento
del servicio público.
Y es que la corrupción, en el contexto actual, presenta tres aspectos singulares que la
hacen potencialmente lesiva al desarrollo de nuestras incipientes sociedades
democráticas.
En primer lugar, se evidencia una conexión peligrosa entre la novedosa criminalidad
organizada y la administración pública. Si bien la criminalidad organizada no es un tipo
de criminalidad absolutamente nueva, dado que su estructura no cambia en nada la
clásica división entre los delincuentes y los vigilantes de la ley, sí lo es su connivencia
con los propios órganos estatales encargados de su control y persecución. Como señala

1
José Hurtado Pozo, “Corrupción: el caso peruano”, en Pena y Estado. Corrupción de funcionarios
públicos, Buenos Aires, 1995, p. 156.
2 Eduardo García de Enterría, Democracia, jueces y control de la administración, Ed. Civitas,
Madrid,
1996, p. 88 y ss.
el profesor Winfried Hassemer, la criminalidad llegaría a una situación paradójica de
tener que combatirse a sí misma3
.
En segundo término, el avance tecnológico e industrial en campos como la banca o las
finanzas permiten modalidades nuevas y encubiertas de corrupción que hacen difícil su
develamiento y persecución. Ejemplo de lo señalado puede verse en las millonarias
transferencias bancarias provenientes de fondos públicos, realizadas por los testaferros
del ex asesor presidencial Vladimiro Montesinos, a cuentas privadas en organizaciones
financieras ubicadas en paraísos fiscales, lo que ha dificultado enormemente su
ubicación y eventual repatriación.
Finalmente, la globalización y los procesos de integración supranacional han conllevado
la configuración de una forma de criminalidad de carácter transnacional con enorme
capacidad de desestabilización de mercados, así como de corrupción internacional de
funcionarios públicos4
. Ejemplo de esta característica lo muestra el caso, durante el
gobierno del ex presidente Fujimori, de la compra por parte del Estado de armamento
militar o policial a proveedores de países extranjeros, el cual terminó “desviándose” a
las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Este acto complejo de
corrupción termino comprometiendo a dos países, además del Perú.
CAUSAS
Determinar las causas de este fenómeno es realmente una tarea que escaparía a una
modesta exposición como la presente, sin embargo, diversos investigadores han
planteado algunos factores que condicionan la aparición y desarrollo de la corrupción:
– La ausencia de valores en la sociedad, lo que explica la interesada poca claridad para
determinar lo correcto de lo incorrecto en el ejercicio de la función pública. Un
ejemplo de lo mencionado lo encontramos en las declaraciones del líder político Luis
Bedoya Reyes cuando, respecto del proceso penal seguido contra su hijo, Bedoya de
Vivanco, por complicidad en delito de peculado realizado por Vladimiro Montesinos,
señaló que su hijo había cometido, en todo caso, un pecado, pero no un delito.
– La distribución política del poder en la administración pública de forma
intolerablemente concentrada, discrecional y sin ejercicio transparente del mismo5
.
Puede citarse como ilustración los innumerables decretos supremos secretos emitidos
por el gobierno del ex presidente Fujimori, por medio de los cuales se dispuso
transferir fondos de los ministerios de Defensa y del Interior al Servicio de
Inteligencia Nacional. Precisamente, gran parte de estos fondos sirvieron para
“sobornar” a múltiples funcionarios públicos (congresistas tranfugas, magistrados
judiciales y fiscales y oficiales militares) y empresarios (publicistas y dueños de
medios de comunicación) para mantenerlos adheridos al régimen de turno, abdicando
de sus deberes esenciales de independencia en el ejercicio de sus funciones.

3 Winfried Hassemer, “Posibilidades jurídicas, policiales y administrativas de una lucha más eficaz
contra
la corrupción”, en Pena y Estado. Corrupción de funcionarios públicos, No 1, Buenos Aires, 1995.
4
Jesús María Silva Sánchez, La expansión del derecho penal. Aspectos de la política criminal en las
sociedades postindustriales, Ed. Civitas, Madrid, 1999, pp. 70-71.
5
Señala Seymour Martín Lipset (“Repensando los requisitos sociales de la democracia. La
democratización y sus límites”, en La política No 2) que la corrupción es inherente a los sistemas
construidos sobre la pobreza. El Estado debe asignar los recursos que controla, pero cuando es
pobre
prioriza en tal asignación criterios personales, partidarios, etc.
– La coyuntura de una sociedad subdesarrollada que encara un periodo de crecimiento
y de modernización6
. Esta es la coyuntura que atraviesa actualmente el Perú, por lo
que debe mantenerse mucha atención y no relajar los sistemas de control sobre el
gasto público.
– Factores sociales y políticos de raigambre histórica (esencialmente desde el
Virreinato) en el Perú que han determinado que los funcionarios públicos perciban al
Estado como un botín a conquistar y aprovechable, prescindiendo de las normas y
reglas establecidas.
– Finalmente, se nos presenta un aspecto singular propio del desarrollo político de
nuestro país en la década de los años 90. Me refiero al sistema político autoritario
impuesto por el régimen de ese momento y que engendró un acentuado nivel de
corrupción política sin precedentes en el país. Corrupción de corte instrumental a
efectos de mantener el poder gubernamental sin posibilidad de control. De ello da
cuenta la situación que atravesó el Poder Judicial, el Ministerio Público, el Congreso
de la República, la Academia Nacional de la Magistratura, el Tribunal
Constitucional, la prensa, entre otros entidades estatales y privadas.
Esa concentración del poder determinó que la corrupción avanzara a niveles que
ninguno de nosotros imaginó. A eso se debe la importancia de un sistema de
administración de justicia independiente en el contexto de un Estado democrático que
necesita consolidarse.
EFECTOS
Pues bien, esta generalidad y extensión de la corrupción, así como las nuevas
características que viene adquiriendo en este último tiempo, llevan consigo efectos
sumamente graves en la vida política, económica y social de un país7
.
1. En el ámbito político, efectivamente, la corrupción influye en la inestabilidad política
de los Estados. Los cambios de régimen, en mayor o en menor medida, son
explicables desde la constatación de factores de corrupción precedente. Y es que este
fenómeno socava brutalmente la confianza de la ciudadanía en el funcionamiento
regular de las instituciones políticas. Esta desconfianza detiene precisamente el
desarrollo de estas instituciones y encuba situaciones que pueden determinar un
explosivo ambiente de insatisfacción social. Como señala la profesora Ackerman, “la
corrupción sistemática socava la legitimidad de los gobiernos, especialmente la de
los democráticos, los que incluso pueden verse amenazados por golpes de Estado
dirigidos por líderes totalitarios” Rose Ackerman, Transparencia en la
contratación estatal, Fundación Interamericana de Abogados – BID, 1997, p. 28.
Paradójicamente afirma esta autora que en los países no democráticos, esto es,
autoritarios o dictatoriales, la corrupción no siempre es desestabilizadora,
aunque –señala– siempre opera contra las reglas de un poder abierto y justo8.

6
José Hurtado Pozo, Op. Cit.
7 De acuerdo con Pásara, esta es también la visión del Banco Mundial al señalar en un texto lo
siguiente:
“La corrupción tiene un efecto pernicioso, frecuentemente devastador, en el desempeño
administrativo y
en el desarrollo económico y político” (tomado de Luis Pásara, “La corrupción (el estado de la
cuestión)”,
en Boletín de la Comisión Andina de Juristas, No 41, p. 19.
8 Rose Ackerman, Transparencia en la contratación estatal, Fundación Interamericana de
Abogados –
BID, 1997, p. 28. Paradójicamente afirma esta autora que en los países no democráticos, esto es,
autoritarios o dictatoriales, la corrupción no siempre es desestabilizadora, aunque –señala–
siempre opera
contra las reglas de un poder abierto y justoº
Como puede apreciarse, esta frase de Ackerman es ciertamente aplicable a la realidad
política peruana, si no, recordemos el periodo del régimen del gobierno aprista que
precedió al régimen autoritario que gobernó el Perú durante la década de los años 90.
Finalmente, la corrupción también reproduce y consolida la desigualdad social,
consolida el clientelaje político y perpetúa la ineficacia de la burocracia y, por lo
tanto, impide contar con una administración pública eficiente al servicio de la
satisfacción de los derechos de los peruanos.
2. Económicamente, los especialistas señalan a la corrupción como un factor de
ineficiencia y desperdicio en el aprovechamiento de los recursos y en la
implementación de las políticas públicas9
. En efecto, cuando el soborno se convierte
en práctica corriente, los contratos gubernamentales, las concesiones, las licitaciones,
las privatizaciones no son adjudicadas a los postores más eficientes y profesionales,
sino a los que tienen mejores contactos y carecen de escrúpulos. Ello, evidentemente,
perjudica los intereses del Estado y por ende los intereses de todos los ciudadanos.
Igualmente, la corrupción conlleva a que la redistribución de la riqueza se reasigne a
favor de aquellos que detentan alguna forma de poder monopólico, esto es, de
sectores con mayor capacidad adquisitiva, en perjuicio de las capas menos
favorecidas y a las que generalmente van destinados los fondos públicos.
Así mismo, algunos estudios econométricos nos indican que existe una “correlación
negativa entre crecimiento y altos niveles de corrupción”10, lo que significa que a
mayores niveles de corrupción menores serán los índices de crecimiento económico
de un país.
3. Pero el efecto más grave, y en ello compartimos las ideas de Pásara, es que la
corrupción atenta contra una de las condiciones necesarias de la vida en sociedad: la
confianza recíproca entre los ciudadanos y en la colectividad, debido a lo
imprevisible del comportamiento entre unos y otros. Este sentimiento de
desconfianza en las instituciones y entre los propios conciudadanos quiebra las bases
del contrato social llevándonos a un clima de anomia y desestructuración social.
Como bien señala Díez Picazo, “es cierto que los gobernantes no encarnan el Estado
en su conjunto y es asimismo cierto que concretos casos de criminalidad gubernativa
no convierten al Estado en una organización criminal; pero es incuestionablemente
cierto que los gobernantes son órganos del Estado, y sobre todo que representan la
imagen visible del mismo. La conclusión es evidente: la criminalidad gubernativa
tiende a difuminar la ecuación entre Estado y legalidad y, por consiguiente, tiende a
deslegitimar el Estado ante los ciudadanos”11
.De plano, todo este panorama de causas y efectos que hemos expuesto nos muestra
un fenómeno cuya represión desborda su tratamiento meramente jurídico penal y nos
exige poner atención, además, en otro tipo de políticas de carácter extrajurídico o
extrapenal.
Sin embargo, antes de entrar a una revisión de todas estas políticas, creemos preciso
compartir algunas positivas experiencias comparadas de lucha contra la corrupción.
EXPERIENCIAS COMPARADAS
11 Luis María Díez Picazo, La criminalidad de los gobernantes, Ed. Crítica, Barcelona, 2000, p. 14.
Antes del develamiento de la corrupción montesinista, ¿cuál era nuestra percepción
sobre la corrupción?
Generalmente observábamos en la ciudadanía una actitud pesimista al momento de
plantear estrategias o medidas viables para enfrentar una extendida situación de
corrupción. Esa sensación se aprecia incluso en un sector importante de nuestra
población, la cual se encuentra aún incrédula frente al desenlace de esta operación de
manos limpias en nuestro país.
Sin embargo, pocos saben que existen diversas experiencias comparadas, de alguna
manera exitosas, que nos han dejado algunas herramientas valiosas que pueden ser
utilizadas en nuestro país a efectos de disminuir los niveles de corrupción. Las líneas
siguientes dan cuenta de estas experiencias:

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