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Leslie C. Aiello y Peter Wheeler 90’. Mónica Salome 97’ La cuna africana del hombre, William R.

Leonard 2002 Comida para pensar. Cambios en la dieta fueron una fuerza conductora en evolución
humana, Robert Blumenschine 2008

Explicación de corte naturalista emergentista, en la que algunos científicos sugerían que un


cambio en la dieta de los homínidos, introduciendo el consumo relativamente abundante de
carne, habría dado lugar a cerebros más grandes en los que habría podido empezar a emerger la
inteligencia

Juan Luis Arsuaga. Los aborígenes. La alimentación en la evolución humana.

Argumento de inicio (Julio Mercader):

1) la arquitectura ósea de las manos de los Australopithecus no presente ningún impedimento


anatómico para tal habilidad.

2) los chimpancés actuales cascan las nueces.

3) supuesto que los Australopithecus partían nueces con piedras al igual que hoy en día lo
hacen los chimpancés.

4) cabría la posibilidad de que algunos de los yacimientos de hace dos millones de años fueran
lugares en los que ejercían esta actividad los predecesores del linaje humano

Sin embargo, no debemos de olvidar que no tenemos indicios firmes que nos confirmen que los
Australopithecus partieran nueces con piedras y mucho menos que lo hicieran con los huesos de
los animales fallecidos. Una afirmación de este estilo aunque posible, nos guste o no, no deja de
ser más que una mera conjetura.

Insiste en la idea de la emergencia natural de la inteligencia humana a partir de la reestructuración


y expansión del cerebro posibilitada por el aporte energético que proporcionaría el consumo de
carne.

Califica el descubrimiento de la carroña como fuente de alimentación como: “el acontecimiento


fundamental en nuestra evolución”. Punto de quiebre para abrir el camino hacia la humanización.

La explotación alimenticia de la carroña permitiría que se dieran una serie de cambios


morfológicos en los homínidos, que acabaron por hacernos como somos. ¡Comer carroña nos hizo
inteligentes!

Sin duda alguna, la incorporación en cantidad importante de productos de origen animal a la dieta
de los homínidos supuso el primer gran cambio en la historia de la alimentación humana.

La dieta con carroña permitió que algún individuo mutante con menos intestino pudiera sobrevivir
(y transmitir sus genes). Y permitió que mutantes con cerebro mayor pudieran sostenerlo (y
transmitir sus genes). Y un cerebro mayor permitió crear mejor tecnología (piedras, filos...), y la
mejor tecnología facilitó el acceso a más carne.
Comer carne fue un cambio cultural que abrió la vía a eventuales cambios morfológicos, que, una
vez verificados, permitieron otros cambios culturales” (La Vanguardia; 24-XI-2002).

Robert Blumenschine cuando declaró que: “los homínidos con cerebros relativamente grandes
fueron capaces de fabricar herramientas de piedra, y de emplearlas para descuartizar y descarnar
los restos de animales grandes; así pues, los individuos con cerebros grandes podían comer mejor,
podían tener más descendencia y, por tanto, esa característica fue seleccionada como ventaja
adaptativa”

Richard Byrne “el lenguaje apareció en la prehistoria a partir de las secuencias de movimientos
desarrolladas para preparar alimentos” (La Vanguardia; 16.X.2002); o lo que es lo mismo:
manipular alimentos tuvo como consecuencia, según Byrne, la aparición del lenguaje. Y aunque
este científico niega que el lenguaje sea la base del pensamiento, todo el mundo está de acuerdo
en que lenguaje e inteligencia guardan una estrecha relación.

Por otra parte, no todos los científicos están de acuerdo en que el cerebro humano no haya hecho
otra cosa más que crecer en los últimos dos millones y medio de años. Robert D. Martin afirma que:
“cada vez hay más pruebas de que el cerebro de los componentes de nuestra propia especie Homo
sapiens era antes mayor que ahora. Todo indica que se ha ido produciendo una reducción estable
del tamaño cerebral humano (sin disminución concomitante del tamaño corporal) durante los
últimos 20.000 años aproximadamente. Por tanto, el tamaño del cerebro humano ha
experimentado un descenso progresivo durante el mismo período en que se han producido los
avances más notorios de la cultura humana”5 , concluyendo que: “los cambios de mayor
trascendencia para la sociedad humana han ido acompañados de un descenso progresivo de
nuestro tamaño cerebral”6 . Martin acompaña estas afirmaciones con datos concretos, afirmando
que los humanos del Mesolítico (hace unos diez mil años) presentaban una media de encefalización
de 1593 cc. Los varones y 1502 cc. las hembras; en cambio los hombres actuales tienen un promedio
de 1436 cc. y las mujeres 1241.
Evolución, inteligencia y cultura

Qué es la inteligencia humana y qué tipos de inteligencia hay, para poder ver que abarcan todos
los campos de la realidad.
La inteligencia es la facultad cognitiva que más diferencia al ser humano del resto de los animales;
y es la capacidad que tenemos para conocer y comprender las cosas y formar nuevas ideas.
En esta facultad intervienen múltiples factores, no sólo intelectuales, y se podría decir que hay siete
tipos de inteligencia. Estos son: la lingüística, que está relacionada con nuestra capacidad verbal;
la lógico-matemática, la espacial, la musical, la kinestésica, la interpersonal y la intrapersonal.
Estas dos últimas son los precedentes de la teoría de la inteligencia emocional, que se refiere a la
capacidad humana de sentir, entender, controlar y modificar estados emocionales en uno mismo y
en los demás. Esta capacidad es otro rasgo diferenciador entre los animales y los humanos.

Cómo fue el desarrollo cerebral en el proceso de hominización, ya que esta evolución constituyó
la base de la cultura humana al aumentar la capacidad simbólica y permitir el uso del lenguaje.

El desarrollo cerebral que experimentó el ser humano en su proceso de hominización, hizo posible
la aparición de capacidades técnicas y simbólicas en los humanos, que facilitaron mucho su
adaptación al medio y la aparición del lenguaje. Gracias a la capacidad técnica, los humanos
fueron capaces de fabricar y utilizar instrumentos para modificar el entorno y adaptarse a él para
satisfacer sus múltiples necesidades. Pero me voy a centrar en la capacidad simbólica, cuya
manifestación fundamental es el lenguaje articulado gracias al cual el ser humano es capaz de
expresar realidades simples y complejas, a diferencia del resto de animales, que sólo pueden
expresar emociones básicas. Por eso, decimos que la capacidad simbólica y el lenguaje humano
constituyen los cimientos de la cultura humana, que es el factor humanizador más importante y
un gran rasgo diferenciador respecto al resto de seres.

Que es la cultura, sus características, y rasgos que nos diferencian del resto de animales
La cultura humana se puede definir como toda aquella información adquirida socialmente y
transmitida mediante el lenguaje. Gracias al lenguaje, se permite la transmisión de la información
a distancia, haciéndola dinámica y muy rica y variada, universal y abierta.
Hay tres tipos de información que se pueden distinguir en la cultura humana, según para lo que
sirva:
Descriptiva, que explica y representa la realidad y permite comprender el funcionamiento y las
características de nuestro entorno;
Práctica, que proporciona pautas para la acción y enseña a realizar tareas de forma eficaz;
Valorativa, que nos permite valorar lo que nos rodea, originando sentimientos de atracción o
rechazo hacia eso. Todo lo que el ser humano hace puede incluirse en alguno de estos tipos de
información cultural

Cómo “evoluciona” la cultura, es decir, la dinámica cultural


Los cambios socioculturales tratan de ser explicados por la dinámica cultural, y hay cinco tipos de
transformaciones culturales, que son:
La mutación cultural, consiste en la introducción de nuevos contenidos o en la modificación de
algunos ya existentes. Si se deben a una intención voluntaria se denominan invenciones, y si la
intención es involuntaria son errores.
La transmisión cultural, transporta informaciones de firma vertical, es decir, de generación en
generación, o de forma horizontal, entre personas de la misma generación.
El contagio cultural, supone el trasvase de elementos de otras culturas y la adopción como
propios. Esto puede ocurrir de forma espontánea o por imposición, hecho denominado
aculturación.
La deriva cultural, ocurre cuando una cultura se fragmenta en grupos o subgrupos culturales. Este
fenómeno es parecido al de la evolución biológica, donde el aislamiento de una población da lugar
a una diferenciación genética.
La selección cultural, ocurre cuando las innovaciones culturales que resultan eficaces se
mantienen porque los miembros del grupo las prefieren.

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