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“LA ACTITUD FILOSOFICA EN EL MUNDO EN QUE VIVIMOS”

Empezaré el presente ensayo mencionando la siguiente interrogante, “¿Qué significa


filosofar?”, es una pregunta en sí filosófica: el hecho de meditar sobre la esencia de algo
implicar hacer filosofía. Por lo tanto, este planteo no tiene una respuesta única ni
definitiva, como la podría tener una pregunta más específica sobre una ciencia en
particular.
El acto de filosofar requiere saber trascender, es decir salir de uno mismo para
cuestionarse problemas de fondo, tener una actitud de contemplación ante los misterios
del mundo. En consecuencia, para filosofar es necesario que podamos ir más allá de
los problemas del negocio, del quehacer cotidiano, para especular sobre cuestiones
profundas de la vida personal y del entorno. Si bien la capacidad de trascender es
esencial en el hombre, ésta requiere un cierto esfuerzo voluntario de superar lo
cotidiano, una actitud contemplativa ante la vida.
El filosofar es una actividad libre, inalienable a fines intermedios, ya que el hombre no
filosofa porque le sirve, sino que lo hace por el saber mismo, por el conocimiento, por el
asombro. Esta característica de la filosofía la hace la más alta de todas las ciencias, ya
que no debe ordenarse o estar al servicio de otros saberes. La filosofía es un fin en sí
misma, es inutilizable, “inútil” para otros propósitos que no sea el del saber mismo. No
cumple la función de herramienta, de medio para alcanzar objetivos mayores, sino que
es un sí misma un objetivo mayor.
De acuerdo al libro de la civilización del espectáculo, se habla en primer lugar la tabla
de valores vigente que se ocupa en el entretenimiento, y donde divertirse, para escapar
del aburrimiento, como una pasión universal. La muerte de la cultura y su reemplazo por
el espectáculo y el simulacro constituye para Vargas Llosa la razón última de todas las
desgracias que aquejan al mundo, desde la crisis ética y económica hasta degradación
de lo que otrora fueron grandes quehaceres humanos como las letras, el arte, la política,
la religión, el sexo, etc. Es triste ver como la política se ha ido dañando o deteriorando,
por ahí dicen que la política no es mala, los malos son los que hacen política, también
dicen que es la política la que corrompe y degrada a la cultura. La publicidad es el
mecanismo más favorable con que cuenta el sistema capitalista para la circulación
masiva de productos, puesto que permite a éste un mayor radio cultural y la fetichización
de las mercancías. La publicidad política es un proceso en que los partidos políticos
aplican diferentes técnicas para conocer el mercado de votantes, diseñar una plataforma
electoral e ideológica, definir el perfil de su candidato y lograr posicionarlo buscando
captar el voto del ciudadano utilizando la persuasión a través de mensajes (discurso
publicitario) en los medios de comunicación masiva. Aquí podemos ver la teoría crítica
pues nos tratan de vender algo o convencer de algo que a lo mejor no queremos, pues
utilizan múltiples tácticas como lo es la estereotipación, fórmulas rígidas, el individuo es
un cliente.
La publicidad política tiene sus raíces en el desarrollo del capitalismo en el siglo xx. La
evolución del mercado hizo posible que se utilizaran técnicas de promoción de ventas
en un entorno altamente competitivo para tratar de buscar un posicionamiento que
diferenciara su producto y lograr penetrar un mercado, que buscaban aumentar el
consumo, llegar a un nuevo público y adaptarse a las nuevas necesidades como nos lo
enseña la teoría culturológica. Todo esto, que está sumado al gran avance de los medios
de comunicación que sirvieron como fundamentos para el desarrollo de la comunicación.
Aquí también se ve la teoría crítica pues los resultados son la pérdida de comprensión
de la realidad, debilitamiento de la capacidad de entender etc.
Teniéndose que parte del ensayo se da a conocer la banalidad y la frivolidad como
características que el autor le atribuye a la civilización del espectáculo a lo largo del
libro, ¿A dónde llega el hombre filosofando hoy en día, en un mundo de la diversión y el
entretenimiento?. Para responder a esta pregunta, el punto necesario de partida debe
ser el origen del filosofar, para saber el destino hay que tener claro el inicio. El hombre,
como ser vivo, es sujeto de dos actividades fundamentales: en primer lugar es, en
segundo lugar vive. El ser del hombre, la naturaleza humana implica ser sujeto de una
interioridad, es decir, un mundo interno y una capacidad de conocer y ser conocido. A
su vez, la persona humana vive y se desarrolló en un mundo concreto, en unas
condiciones naturales en las cuales existen y se mueve. Este mundo circundante es un
campo de las relaciones naturales que se dan entre seres vivos, entre éstos con el
ambiente mismo. Por lo tanto, el esencial al hombre la capacidad de establecer
relaciones. Éste es el mundo desde el que parte el filosofar, por lo tanto; sí es posible
filosofar aun en estos tiempos muy distintos a los que vivieron los primeros filósofos.
A su vez, el acto de filosofar requiere una actitud fundamental ante el mundo que nos
rodea: el asombro, la admiración y el ocio, éstos son los principios más importantes de
la filosofía, debido a que son el origen permanente de la filosofía, ya que permite al
hombre preguntarse por el ser más íntimo, por lo universal de las cosas. El hombre
como ser limitado no logra conocer todo lo que es y lo rodea, emprendiendo así un
camino hacia el conocimiento de las cosas como son, de la esencia de las mismas: éste
es el objetivo del filosofar. La persona humana es capaz de hacer suyo el mundo que lo
rodea conociendo la esencia de las cosas circundantes, haciéndolas parte de su
interioridad. Este proceso o camino del conocimiento filosófico implica un esfuerzo
personal para salir del mero asombro y buscar la verdad, la esencia de las cosas y
encontrar la felicidad, lo que llene sus más grandes anhelos.

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