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Introducción

Antecedentes
El ganado bovino lechero ha llegado a su biotipo actual a través de una larga evolución, misma que
ha sido paralelamente apoyada por la acción del hombre.

Ningún bovino actual se diferencia en cárnico o lechero desde sus orígenes. Fue la domesticación
de estos animales y su explotación por el hombre, los que con el transcurso de los milenios llegaría
a generar una diferenciación funcional clara.

De hecho, toda vaca, cualquiera que sea su raza, tiene, como mamífero, capacidad de producir cierta
cantidad de leche, suficiente para que su cría se amamante unos 7 meses aproximadamente, lo cual
significa que la mayoría de las vacas podrían producir entre 400 y 900 Kg de leche en ese periodo
de tiempo, según el tipo de animal.

Para caracterizar de una manera mas clara, los atributos físicos generales que definen la vaca
lechera moderna son:

1. Apariencia general: Atractiva, femenina, vigorosa y con proporción de las partes corporales.
2. Carácter lechero: evidencia de habilidad lechera, angulosidad y libre de tosquedades
3. Capacidad corporal: cuerpo largo con relación al tamaño corporal que revele amplia
capacidad, fortaleza y vigor. Cuerpo en forma de cuna con la línea ventral divergente de
adelante a atrás y con relación a la línea dorsal.
4. Sistema mamario: Ubres grandes, bien implantadas, con pezones equilibrados y de tamaño
medio, de fina textura, indicadora de alta producción.

Raza: Holstein
Existen muchas razas de ganado bovino lechero en el mundo pero solo un puñado de ellas tiene
difusión mundial, debido a sus productividades. Entre estas razas, la numero uno en el ámbito
mundial es la raza HOLSTEIN FRIESIAN, seguida de la PARDO SUIZA y del JERSEY. En México la
principal raza que nos abastece de leche envasada y procesada es la Holstein.

Sinonimia: Holandesa o frisona.

Origen: Esta raza se originó en dos provincias


septentrionales de Holanda: Frisia Occidental y
país bajo del Norte o North Holland, poco se sabe
acerca de su más remoto origen, pero no hay duda
que fue Holanda el núcleo geográfico del cual se
disemino esta raza que sin objeciones es la más
formidable lechera de la historia.

Características físicas: La Holandesa es la más


pesada de las razas “lecheras””, presenta dos
variantes en cuanto a color de pelaje: el berrendo negro y el berrendo rojo. La variante dominante
es el berrendo negro, siendo de carácter recesivo la variante de color rojo.
Características productivas: La raza Holandesa, Holstein Frisona, es la más productiva de todas las
razas lecheras. El promedio de producción de la raza en Holanda es de 6500 Kg y en EUA se estima
entre 7500 y 8000 Kg, encontrándose fácilmente hatos con promedios en el rango de los 10-12 000
Kg / lactancia / vaca.

El promedio reportado por DHIR USA (Dairy Herd Improvement Registry U.S.D.A) es de 8105 Kg. en
305 días (25% superior del hato).

El peso y la altura de los animales varia según sean animales Frisones (Holanda) ó Holstein Friesian
(Americanos):

Peso
GANADO FRISON GANADO HOLSTEIN-FRIESIAN
Toro adulto 950 kg 1050 kg
Vaca adulta 650 kg 680 kg
Altura
Toro adulto 1.45 m. 1.52 m.
Vaca adulta 1.35 m. 1.45 m.

Los becerros pesan al nacer entre 38 y 42 Kg y las becerras pesan al nacer entre 34 y 38 Kg.

Al primer parto, la vaquilla de 24 meses debe pesar como mínimo 520 Kg para considerarla con buen
desarrollo corporal en dicho momento (Gasque-Gomez, 2008) (Gasque G. & Blanco O., 2001)

Etapa productiva: Becerras de reemplazo en pastoreo (clima


templado)
La cría de becerras es quizás la operación más trascendente en una ganadería lechera. La becerra
que hoy está en alguna etapa del proceso de crianza, será en un futuro cercano (1 - 2 años) una vaca
en fase de producción.

En la mayoría de los Hatos lecheros, de 20 a 30% de los animales en producción abandonan el


rebaño anualmente, lo cuál se significa que debe contarse con suficientes reemplazos para
mantener constante el número de cabezas del hato adulto.

El objetivo de un sistema de crianza de reemplazos es el de criar animales y permitir que alcancen


su potencial genético al menor costo posible. Muchos de los sistemas de pastoreo se han visto como
sistemas de bajo costo, amigables al medio ambiente y una manera más sana de criar reemplazos.
Si bien parte de esto es cierto, también se requiere de una mayor extensión de terreno y de un
mejor sistema de manejo que en explotaciones intensivas. Muchos de los sistemas de pastoreo
están basados en evaluaciones subjetivas de los recursos forrajeros, así como en los rendimientos
de los animales, en comparación con los sistemas de crianza intensivos donde hay una mayor
observación y ajustes a los programas de alimentación.

Tradicionalmente el promedio de edad de las vaquillas al parto en sistemas bajo pastoreo ha sido
de 29 meses (en otros lados es mucho más) comparado con otros sistemas que recomiendan que
las vaquillas paran entre los 25 y 26 meses de edad.
Utilizar el pastoreo intensivo rotacional permite maximizar la utilización de forrajes cuando la
topografía permite un diseño adecuado de potreros. Los tamaños de los potreros entre 0.5 ha y
1.5ha, aparentemente son los más deseables. Los forrajes son pastoreados intensivamente al mover
diariamente los cercos o movilizando a las vaquillas cada uno a 3 días en potreros permanentes.

Se deben mantener cultivos forrajeros sanos por medio de análisis de suelo rutinarios. No importa
cuál sea el sistema de pastoreo que se escoja, seleccionando las especies forrajeras que mejor se
adaptan al clima y al tipo de suelo. Se debe considerar renovar una pradera cuando existan especies
forrajeras no deseables o existan demasiadas malezas en muchas áreas ya que sembrar leguminosas
junto con los pastos ha sido una manera muy económica de incrementar el rendimiento nutricional
de la pradera. Las fertilizaciones deben hacerse según los análisis de suelo y los requerimientos de
los pastos.

La mayoría de los sistemas de pastoreo requieren de 0.26 a 0.5 de ha por animal, dependiendo de
la zona durante las estaciones de mayor crecimiento del forraje, se pueden hacer planes para ensilar
o empacar el exceso de forraje. De esta manera se pueden tener recursos forrajeros almacenados
para las épocas de estiaje o de menor disponibilidad forrajera. Dependiendo de la cantidad de
precipitación pluvial y del clima, las praderas requieren de 14 a 28 días de descanso. Casi en todo el
altiplano tiene riesgos de sequías, por lo tanto se deben de proporcionar suplementos alimenticios
a los animales o tener que vender prematuramente algunos ejemplares. Se debe conocer el historial
de las sequías para cada área y racionar el forraje respectivamente. Adicionalmente se debe
suministrar minerales y sal a libre acceso. La disponibilidad de agua fresca y de buena calidad debe
de tenerse en cuenta al diseñar su sistema de praderas.

De manera ideal los animales deben de ingresar a los potreros cuando el crecimiento está entre 20
a 30 centímetros y ser retirados cuando el tamaño del forraje está entre 7 y 10 centímetros. Las
vaquillas crecen muy bien cuando el forraje está alto, pero se puede perder mucho forraje debido
al pisoteo. Los efectos de un forraje mucho más maduro sobre el crecimiento de las vaquillas son
mucho menos evidentes que en el ganado en lactación.

Se debe permitir un periodo de transición para los animales que son liberados en los potreros
después de periodos de confinamiento. Instalaciones de transición que permiten una mayor
movilidad que los sistemas de confinamiento, pero menos que los potreros abiertos, deben de ser
utilizados para evitar la pérdida de peso.

Concentrados o suplementos nutricionales deben de ser ofrecidos durante este periodo.

El pastoreo de vaquillas antes de los 3-4 meses no es recomendable. Becerros predestetados son
especialmente susceptibles a problemas digestivos y son más propensos a infecciones parasitarias
cuando los obtienen a una edad temprana.

Se recomienda lotificar a las vaquillas. Una es la etapa previa a la inseminación, otra la etapa de
cubrición o inseminación y por último la etapa de preñez. Las vaquillas próximas al parto deben
acercarse al hato en producción para recibir los ajustes de la ración del hato productor de leche. El
pesaje rutinario de los animales nos indica qué tan bien está nuestro programa de alimentación.
Bibliografía
Gasque G., R., & Blanco O., M. Á. (2001). Zootecnia en Bovinos Productores de Leche. Ciudad de
México.

Gasque-Gomez, R. (2008). Enciclopedia Bovina. México, D.F.: Facultad de Medicina Veterinaria y


Zootecnia UNAM.

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