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Como se describe en los párrafos anteriores, Iquitos vivió una época dorada, en
donde fue una de las ciudades más ricas de Sudamérica. Sin embargo, alrededor
del año 1914, el monopolio cauchero amazónico terminó cuando las plantaciones
inglesas en Singapur y Malasia comenzaron a ser productivas para la cosecha del
caucho. Iquitos se sumió en la pobreza y en el aislamiento de las ciudades de la
selva, así como el abandono de los edificios de estilo europeo.
Pasaron muchísimos años desde aquel acontecimiento, y el flujo migratorio nacional
e internacional disminuyó. Sin embargo, esto no significaría que no hubiera
personas migrando a la ciudad. Los conflictos en la frontera hicieron que los
militares tuvieran que asentarse en Iquitos, razón por las cuales algunos
monumentos están bajo sus posesiones, como el ex hotel Palace en el malecón.
Otros edificios fueron alquilados y otros tuvieron la mala suerte de no tener
mantenimiento ni conservación.
“Hoy en día la ciudad nos muestra una zona monumental totalmente deteriorada
resistiéndose a morir, al perderse, perderíamos parte de nuestra historia, ya que
cada uno de ellos marca una etapa importante”. (PDU Iquitos Tomo 2, página 152).
En la década de los sesenta, Iquitos sufre otro aceleramiento migratorio debido a la
liberación de impuesto durante el primer gobierno de Belaunde Terry, aunque
después en 1968 se restringe en un 50% las exoneraciones tributarias concedidas
por el mismo gobierno. Este acontecimiento hizo que muchos edificios funcionaran
como comercios, manteniéndose así hasta nuestros días.
“La zona monumental hoy en día es caracterizada por su actividad comercial,
teniendo como eje principal, todo Jr. Prospero (antes Jr. Lima), encontrándose
totalmente saturada, desde sus equipamientos, así como también las vías; las
peatonales, por carteles y ambulantes; las vehiculares, por motos y motocarros
mostrándose como un estacionamiento, esto es resultados de las distintas
actividades que se generan en él y por el incumplimiento de las normas.” (PDU Iquitos
Tomo 2, página 152).
Quizás lo mejor que pueda hacerse por ahora sea el monitoreo de las actividades
que se realicen en la zona, se controle el aspecto exterior de los edificios, que no
se dejen pisotear por las actitudes de los disque empresarios que quieren hacer lo
que le da la gana (caso de la nueva discoteca en la calle Fizcarrald con Nauta), se
logre controlar el comercio ambulatorio y la contaminación visual, promover la
inversión en algunos edificios para que vuelvan a ser utilizados, el mejoramiento de
las vías y el espacio público. Como lo dijo la arquitecta Gabriela Vildósola, crear un
plan maestro para la zona monumental.
Se ha hecho poco, porque es una zona delicada y bastante compleja de manejar.
La batalla contra la informalidad y el abandono recién empieza, y queda mucho por
hacer.
Anexos:
El antiguo palacio municipal fue demolido arbitrariamente durante la gestión de Salomon Abensur.