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David, estaba pasando por un mal momento, sufrió desprecio y difamación, más
el procuraba llevar una vida recta, conforme a la palabra de Dios.
David si vemos en todos los salmos la mayoría, son de un clamor sincero a Dios,
un clamor de protección de agradecimiento, todos los que uno lee, con un
corazón sincero, porque al fin y al cabo él es Dios, sigue siendo Dios
Los vaivenes de la vida uno no los conoce, no sabe en qué momento se dan,
siempre cada circunstancia de la vida que se nos presenta, la idea es que la
tomemos de la mejor manera, como cristianos decimos que es para nuestro
crecimiento, nuestra madurez. Pero como son altos y bajos, no siempre estamos
firmes, porque hay momentos en que nos encontramos decaídos, sin animo, no
querer nada. Y hasta dejamos de confiar en Dios que no contesto, que no
proveyó en mi necesidad, porque estoy mal económicamente, tengo problemas
y entra una desesperación y perdemos el gozo. Y como dice el salmista nuestra
alma se postra en el polvo, porque no vemos salida.
Pero el gozo no se fundamenta en lo temporal, no tiene nada que ver con lo que
tenemos, ni con la economía, ni con la familia, el gozo se fundamenta en Cristo y
Cristo solo se revela en su palabra. Ella es la que nos vivifica, ella es la que
produce gozo en medio de la amargura, la que nos fortalece cuando lloramos, la
que al caminar en sus mandamientos ensancha y fortalece nuestro corazón.
Hebreos 4:12 "Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que
cualquier espada de dos filos; penetra hasta la división del alma y del espíritu,
de las coyunturas y los tuétanos, y es poderosa para discernir los pensamientos
y las intenciones del corazón."
A Dios lo tenemos por sobre todo, a pesar de todo lo que pueda pasar Dios
siempre es Dios y aun en su infinita misericordia, nos guarda, nos ama. Y nos
aconseja de día o de noche. Si estamos atentos y callamos las voces de la duda o
la desesperación, lograremos escuchar su voz suave y amorosa mostrándonos lo
que debemos hacer. Debemos tomar tiempo para expresar lo que sentimos ante
él y pedirle dirección. Él nos guiará y nada nos hará caer.
Dejar que Dios nos hable en la noche en el sueño, que mejor que sea él que nos
diga hija, estas mal, hija confía en mí, hija descansa en mí, nos, Dios nos ama
tanto que de alguna u otra manera puede aconsejarnos y amonestarnos.
El salmista expone su camino al Señor. Uno le dice todo al Señor, nada puede
estar oculto, Podemos engañar a otros. Incluso a nosotros mismos pero no a
Dios.
Sea cuál sea nuestro caminar podemos y debemos llevarlo ante Dios. Su
respuesta nos aclarará muchas cosas. Nos ayudará a ver lo que está correcto y lo
que no. No hay nada de lo que no le puedas hablar, ya que lo sabe. Es el mejor
consejero que podemos encontrar.
Al exponerle sus caminos, le ruega que le enseñe los estatutos, las leyes por las
que guiarse y así no perderse, desviarse en su dirección.
Al exponerle sus caminos entiende que debe pedirle que los adecue al Suyo. Es
por ello que el salmista pide: Hazme entender el camino de tus mandamientos.
Vemos como el salmista expone ante Dios como se siente. Dice literalmente "se
derrite mi alma de pesadez". Si se encuentra de alguna manera así como el
salmista, que mejor que ir a las plantas de Dios y expresarle nuestro sentir, si no
todos los días son de color rosa, también hay días feos. Pero es mejor llegar a él
decirle derretir nuestra alma ante él, que a una persona, que no tendrá el mejor
consejo como el de Dios, que siempre él quiere el bien para sus hijos.
Ese compromiso que tomaba, David podemos tomarlo nos, si también podemos
adoptarlo. Confiados en que Dios oirá mi voz. Mantener firme una relación con
él, para así lo que quiera hacernos decaer, pase de largo, y Ud. Diga a mí no, con
Dios estoy segura el me salvará. Nos dice clamare y orare y el oirá mi voz. Claro
puede que no nos libre al instante de la enfermedad o la batalla que nos acecha,
el problema, bueno Ud. y Dios sabe. Pero sí nos puede conceder la paz que
necesitamos y nos da una nueva perspectiva. Nos recuerda que nuestra vida está
en sus manos y en él tenemos salvación