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DERECHO NATURAL
Concepción Cosmológica:
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Nace con la pretensión de ser derecho vigente, pero esa pretensión es compartida con
las normas emanadas de los órganos competentes con lo que se abre la posibilidad de
una contradicción entre el derecho natural y el derecho positivo. A partir de este
conflicto tenemos dos posiciones:
Caracteristicas
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A partir del conflicto entre el derecho natural y positivo surgen dos posiciones:
GRECIA
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Sófocles
Autor de “La tragedia de Antígona” relata la triste historia de la heroína epónima, quien
tenía un hermano que se revela contra el rey Creonte que gobernaba la ciudad, este
tirano manda a matarlo y prohíbe la sepultura del mismo, incurso en el delito de
traición. Antígona contrariando sus órdenes lo entierra enfrentándose al gobernante y
manifiesta que por encima de las leyes existían otras normas que la amparaban, que
eran superiores a la de él y a la de los dioses, que no se sabe de dónde han venido ni
hasta cuándo estarán, que están desde siempre y son las que autorizan enterrar a su
hermano.
Sofistas
Consideraban que lo natural en la conducta del hombre era lo que le convenía al más
fuerte, al más poderoso. El que más poder tiene debe hacer primar su voluntad sobre
el que menos poder tiene, lo lógico es que la fortaleza se impone sobre la debilidad, lo
natural es lo que quiere y decide el más fuerte en todo sentido, intelectual, económica
y políticamente.
Sócrates
Afirma que el primer conocimiento del hombre debe ser sobre sí mismo y para que el
hombre pudiera reconocer esos principios esenciales debía volcarse a lo más
profundo de su ser y viendo dentro de su interior iba a reconocer qué era los natural.
El primero es el puesto por los hombres que hoy está y mañana no está, porque el
legislador lo cambia, lo sustituye por otro. En cambio el derecho natural no está en las
leyes externas al hombre, sino en la conciencia del mismo y cualquiera puede
descubrirlo en la medida que se vuelque en su interior.
Aristóteles
Como los sofistas, distingue entre lo que es justo por naturaleza y lo que resulta serlo
porque así lo establecen las leyes humanas. En la “Ética a Nicómaco” establece esta
diferencia capital: lo que es justo en la ciudad (dikainon politikon) lo es, o por
naturaleza (dikainon physikon) o por la ley (dikainon nomikon).
Lo justo natural o por naturaleza es aquello que en todas partes tiene la misma fuerza
y no depende de las diferentes opiniones. Es expresión de una justicia objetiva,y como
tal, inalterable y permanente, sustraída a las diferentes soluciones que pueden
ofrecerse según las circunstancias.
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Lo justo legal o por la ley es aquello que, siendo de suyo indiferente, resulta ser justo
porque se establece como tal. Lo justo legal, en cambio, es aquello cuya justicia le
viene de que haya sido así establecido en las leyes humanas, siendo, por tanto, una
justicia ocasional, circunstancial, lo cual explica la variabilidad de las legislaciones
positivas, pues un comportamiento puede ser conveniente en un lugar o tiempo (y por
eso se ordena) e inconveniente en otros (y por eso se prohíbe).
En “La retórica” vuelve Aristóteles sobre la misma distinción, aunque ahora referida
más expresamente a las leyes (la distinción hecha en la ética a Nicómaco, afectaba a
las especies de justicia).
Aquí en “la retórica” se distingue según el ámbito de aplicación de cada tipo de ley.
Dice: “la ley es particular o común. Llamo ley particular a aquellas normas escritas
según las cuales se gobierna una ciudad, y ley común a aquellas normas que sin estar
escritas parecen ser admitidas por todos”.
Los estoicos
En una concepción muy simplista Ulpiano afirma que el derecho natural es lo que la
naturaleza enseña a todas las bestias, dando como ejemplo de leyes comunes a los
animales y a los hombres, la procreación, la alimentación y la educación de los hijos.
Ciceron
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La patrística
El derecho natural en este primer periodo que consideramos tiene un cierto tinte
pesimista y una restricción al mundo cristiano. Por razón del pecado el hombre se
siente inclinado hacia el mal y el derecho natural tiene entonces una función correctora
de esta proclividad maligna. Por otra parte, al querer vincular la ley natural a Dios sólo
quien crea en ese Dios podrá conocer los preceptos rectores de la vida moral, y por
ello es frecuente la identificación de la ley natural con el Decálogo, con la consiguiente
limitación del derecho natural al cristianismo, postura ésta que desdibuja una autentica
tesis iusnaturalista puesto que compromete la nota de universalidad tan característica
de todo derecho natural; no será este una preceptuacion para todos los hombres, sino
para los cristianos.
San Agustín
La patrística se extiende desde los orígenes del Cristianismo hasta Carlo Magno, y
tiene como contenido particular, comprender y formular conceptualmente la doctrina
cristiana.
De los padres de la Iglesia, el más destacado es San Agustín, con su obra sobre el
Estado y el Derecho “De citate Dei”. En ella, el Estado no aparece, como en los
griegos, como una necesidad natural, sino como una consecuencia del pecado, como
un mal que deriva de la culpa original, pues se dice que antes de esta, no existían ni
señoríos, ni juicios, ni propiedad, ni esclavitud, etc. Solo se reconoce a favor del
Estado, su misión de mantener la paz entre los hombres, lo cual ha de hacerse
siempre de un modo subordinado a la Iglesia.
Se distinguía entre derecho natural primario: principios puros que regian la conducta
humana en estado de gracia; y el derecho natural secundario: se podía distinguir
después del pecado
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La Escolastica: Santo Tomas de Aquino
Aparición de la Escolástica
Ley es, según Santo Tomas, una regla y medida de los actos que induce al hombre a
obrar o le retrae de ello, dada por la razón práctica para ordenar las acciones al bien
común o bienestar de la colectividad promulgada dicha regla por la multitud en su
totalidad o por aquel que lo representa. Define pues, a la ley, la concurrencia de los
siguientes elementos: 1°) una regla de conducta; 2°) dada por la razón práctica; 3°)
que induce al hombre a obrar; 4°) ordenando sus actos al bienestar general (bien
común); 5°) promulgada dicha regla por la colectividad o por quien la representa (la
autoridad).
Subordinadas a este concepto genérico de ley, distingue Santo Tomas varias especies
de leyes:
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1. La ley eterna que es la razón que gobierna todo el universo y preexiste en la
mente divina del Hacedor del mundo. Aunque nadie, sino dios, la conoce en su
esencia, toda criatura racional la conoce en parte por una especie de
irradiación o participación.
2. La ley natural que no es otra cosa que esa participación de todas las criaturas
en la ley eterna, participación en virtud de la cual todos los seres creados
tienen inclinación natural que los impulsa a sus propios actos y fines. El
pensamiento de Santo Tomas recuerda la frase de Ulpiano según la cual el
Derecho Natural era aquel que la naturaleza enseña a todos los animales
(quod natura omnia animalia docuit).
La lex naturalis es, asi, una versión imperfecta de la lex aeterna: es aquella
parte de la ley eterna que se refiere a la conducta humana y que puede ser
conocida racionalmente.
3. Pero la ley natural no brinda al hombre como regla de conducta sino algunos
primeros principios muy generales, evidentes e indemostrables, que por si
solos son insuficientes para regular los múltiples aspectos de la vida social. Es
necesario, por consiguiente, que la razón proceda a complementar
adecuadamente dichos principios de la ley natural, excesivamente generales,
con aplicaciones particulares. Este proceso es en un todo semejante al que se
produce en el campo de las ciencias en el cual la razón (especulativa) deduce
de ciertos principios generales evidentes, conclusiones particulares. Asi, en el
campo de la razón práctica, de los principios generales evidentes de la ley
natural se pasa a las disposiciones particulares contenidas en el tercer orden
de las leyes (leges humanae) que constituyen lo que denominamos derecho
positivo.
Las leyes humanas positivas son, como queda adelantado, las constituidas por los
hombres y dispositivas en particular de lo contenido en general en la ley natural.
La ley humana, deriva, pues, de la natural. Pero ¿Cómo se verifica esta disposición en
particular de lo contenido en general en la ley natural? Admite Santo Tomas que esta
derivación puede efectuarse por dos vías: 1°) por vía de conclusión (como en el
silogismo), es decir cuando el precepto particular se encuentra contenido
implícitamente en el general y no constituye, por lo tanto, sino explicitación del mismo
por vía puramente racional deductiva. Por ejemplo: la ley “no mates” es consecuencia
del principio “se debe hacer el bien y evitar el mal”, o “no hagas mal a nadie”; 2°) por
vía de determinación, de la forma en que lo determinado puede derivar de lo
indeterminado. Por ejemplo, la ley natural establece que los delincuentes deben ser
castigados, pero no establece con cual pena. Corresponde a la ley humana (derecho
positivo) determinar con qué tipo de pena se castigaran los diversos delitos.
Junto a estos tres órdenes de leyes que en sus relaciones –especialmente entre las
que median entre la ley natural y la positiva- definen el pensamiento jurídico de Santo
Tomas, coloca este autor una cuarta especie de ley que no interesa especialmente al
Derecho. Se trata de la ley Divina Positiva, que es la dada por Dios inmediatamente a
los hombres por signos externos para dirigirlos a su fin sobrenatural y está constituida
por el Viejo y el Nuevo Testamento.
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Tal, someramente expuesto, el pensamiento de Santo Tomas sobre el Derecho. El
ápice de la construcción lo ocupa la ley eterna, pero el centro de gravedad de la
misma lo constituye la ley natural. Ella es la que determina –como sus principios
absolutos y evidente- a la ley positiva (ley humana). ¿Cuáles son dichos principios de
la ley natural? ¿cómo se concilia su universalidad y autoevidencia con los cambios del
derecho en los diversos pueblos y tiempos?
Así como el ente es lo primero que aprehende la razón especulativa, así el bien es lo
primero que cae bajo la acción de la razón práctica. Y el primer principio que surge de
dicha aprehensión es el siguiente: “se debe hacer el bien y evitar el mal”
Para a dar dicho principio supremo un contenido es menester atender a las
inclinaciones naturales del hombre. Señala Santo Tomas las siguientes, a las que
corresponden, por lo tanto, principios evidentes de la ley natural:
Estos principios generales son universales y validos para todos los hombres. No
obstante, a medida que se particularizan las conclusiones, pueden perder
universalidad, ya que la razón practica se refiere a cosas contingentes, mutables,
variables. Asi, por ejemplo, si bien en general el deposito debe ser integrado a su
dueño, esta regla –que constituye una consecuencia de los principios de la ley natural-
no vale siempre y en todos los casos ya que v. gr., no debe restituirse un arma si su
dueño ha perdido la razón y puede cometer actos dañosos contra la comunidad. En
esta forma Santo Tomas concilia el carácter absoluto de la razón con la mutabilidad y
variedad de las circunstancias reguladas, insinuando asi un planteo desarrollado por
Francisco Suarez.
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Por otra parte, la vinculación esencial entre el Derecho y el bien (común) responde a
un planteo propio de la filosofía escolástica –para el cual el bien es un predicado
esencial del ser- que ha sido superado por el desarrollo de la filosofía contemporánea
de los valores, obviamente desconocida en los tiempos de Santo Tomas de Aquino.
En efecto, según las investigaciones de la mencionada corriente actual, los valores
presentan la característica de la bipolaridad y es la noción del valor, en su bipolaridad,
la que ilumina el sentido de la cultura. También las estatuas feas son estatuas. De
aquí que el interés del jurista se dirige tanto a lo licito como a lo ilícito, tanto a lo justo
como a lo injusto, porque su objeto se le brinda con esa bipolaridad axiológica, sin que
deje por ello de ser su objeto. Es menester distinguir un problema ontológico y uno
axiológico, cosa que el tomismo no alcanza a hacer en forma plena. De aquí que
mantenga la tesis de que la ley injusta no es Derecho, por lo cual “en cuanto tiene la
justicia en tanto tiene fuerza de ley”. Esta tesis hace imposible encarar el problema de
las relaciones entre Derecho y justicia, y aparece en divorcio con la realidad, que nos
señala inequívocamente la existencia de derecho injusto en numerosas instituciones,
en diversos pueblos y tiempos (por ej.: la esclavitud).
Los continuadores
La influencia de la obra de Santo Tomas fue tan vasta como prolongada. Sin referirnos
a la proyección de su obra en el campo de la teología y de la filosofía general,
ciñéndonos al aspecto jurídico de su doctrina, diremos que esta ejerció una
considerable influencia en la filosofía del Derecho, el derecho político y el derecho
internacional, influencia que, prolongada hasta nuestros días, define a la escuela
tomista.
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destaca la figura del padre Francisco Suarez (1548-1617), autor de un monumental
tratado De Legibus ac Deo Legislatore, que data de 1612.
Esa obra constituye probablemente “el más alto exponente y la más madura
elaboración del iusnaturalismo escolástico clásico”. Suárez desarrolla con gran
agudeza la idea que ya estaba planteada en Santo Tomas: la invariabilidad
fundamental de los primeros principios de Derecho Natural y la mutabilidad y
flexibilidad de su aplicación en preceptos más concretos. El precepto de Derecho
Natural exige que al variar la materia social sobre la que se aplica varíe
correlativamente el contenido del mismo. Y esta variación está contenida en el sentido
del precepto mismo, de modo que éste sigue siendo aplicación de un principio único:
“Así como la medicina da unos preceptos para los enfermos y otros para los sanos… y
no obstante no varian por esto las reglas de la medicina…” (Suarez).
Las ideas de Suárez son igualmente fecundas cuando se refieren al titular del poder
público, materia que interesa tanto a la filosofía del Derecho como al derecho político.
En este punto Suárez desarrolla nuevamente ideas que ya se encontraban en Santo
Tomas. Hemos visto, en efecto, que éste atribuye la promulgación de la ley a la
“totalidad de la multitud” o a quien hace sus veces. Suárez afirma que “por naturaleza
todos los hombres nacen libres y, por tanto, ninguno tiene jurisdicción política sobre
otro…”. Concluye de allí que dicho poder ha de encontrarse en la comunidad, en el
todo social. Ésta constituye una relación social total o perfecta ya que en ella el
hombre puede satisfacer todas las necesidades y fines de su naturaleza social. De
acuerdo con la tradición aristotélico-tomista, Suárez no atribuye a la comunidad
política un origen “contractual” sino “natural”, sin perjuicio de que el poder político
nazca de un “pacto político” entre la comunidad una línea dinástica.
Después de este gran florecimiento jurídico-filosófico en que España jugó el papel más
importante, la influencia del pensamiento tomista, si bien no excluyente, ha sido
siempre considerable, sobre todo en los países latinos. Ha contribuido a ello,
seguramente, la importancia que a dicho pensamiento ha sido asignado, en general, la
Iglesia Católica, sobre todo a partir de la encíclica “Aeternis Patris”, en la que León XIII
hizo alabanza del Aquinate y recomendó a los fieles el estudio de su doctrina. Ello
empero, hoy no es posible identificar “pensamiento cristiano” y “escolástica”,
especialmente después de Juan XXIII, el Concilio Vaticano II y Juan Pablo II.
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pueblos) y por la índole de sus preceptos (los de Derecho Natural responden a
la bondad o malicia intrínseca de las cosas respectivamente ordenadas o
prohibidas, mientras que las normas del Derecho de Gentes se refieren a
materias puramente contingente, cuya bondad o malicia resultará de lo que
determinen tales normas, de suerte que serán buenas las acciones prescritas y
malas las prohibidas).
Grocio
Ni el, ni Dios lo pueden modificar, por no ser producto de su voluntad. Grocio afirmó
que lo natural en el hombre es el apetito social y que de ahí parten los principios de
Derecho natural.
Hobbes
Describe el estado de naturaleza como una lucha perpetua de todos contra todos que
hace necesaria la constitución de la sociedad civil por medio de un pacto en que cada
uno deponga todo su poder en una única autoridad.
Pero la inseguridad y la lucha permanentes del status naturalis solo puede terminar si
esa autoridad a que los hombres se someten es total y absoluta, de tal suerte que
pueda adoptar sin traba alguna todas las medidas necesarias para mantener la paz, el
orden y la seguridad, por lo que es preciso que, al construir el Estado, todos y cada
uno de los individuos se despojen de su libertad y de su derecho a disponer de sí,
cediéndoselos al naciente Estado. Así, el mismo, que aparece con el pacto, ostenta un
poder absoluto sobre los individuos, renunciantes a todo derecho frente al mismo.
A ese Estado es al que denominamos Leviatán –palabra Hebrea que se aplica a los
animales astutos y solapados- y, también, Dios mortal, para dar una idea de su poder.
El estado de Hobbes es necesariamente absoluto y lo natural en el hombre es el
sentimiento de destrucción.
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Samuel Puffendorf
EL RACIONALISMO
Rousseau
En el Discurso sostiene Rousseau que los hombres son originalmente libres e iguales,
buenos como todo lo que emerge de la naturaleza, y felices. Este paradisiaco “estado
de naturaleza” fue alterado por la institución de la propiedad privada, a la que se unio
la dominación política; el primero que cerco un campo y dijo: “esto es mio”, fue el
primer factor de la infelicidad humana. Un régimen de desigualdad y dependencia
caracteriza la condición social del hombre, estableciendo asi una profunda antinomia
entre esta condición social y el estado primitivo de naturaleza en el que todos eran
libres e iguales.
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El Contrato Social retoma el hilo de estos pensamientos allí donde termina el Discurso.
Un retorno al estado de naturaleza es decididamente imposible. Se trata, en cambio,
de restituir al hombre la felicidad perdida, devolviéndole para ello el uso de los
derechos naturales de libertad e igualdad cuyo goce constituía la base misma de ese
envidiable estado primitivo. Se trata, en suma, de edificar la constitución política sobre
dicha base: como una garantía de la libertad e igualdad de cada uno. Con dicho
propósito, acude Rousseau a la idea, común en su tiempo, del contrato social, pero
con la consiguiente diferencia: para sus predecesores, el contrato social era un hecho
efectivamente acaecido en el que había tenido su origen la sociedad política o civil; en
cambio nuestro autor sabía muy bien que en un contrato semejante no había tenido
lugar jamás lugar: su propósito era señalar no cómo se originó (en los hechos) el
Estado, sino cómo debe ser constituido o concebido (racionalmente) el orden jurídico
para que socialmente sean conservados íntegros los derechos que el hombre tiene ya
por naturaleza. En palabras del mismo Rousseau: “Encontrar una forma de asociación
capaz de defender y proteger con toda la fuerza común la persona y los bienes de
cada uno de los asociados; pero de modo que cada uno de estos, uniéndose a todos,
solo obedezca a sí mismo y quede tan libre como antes”.
Kant
Kant empieza con una idea: la supuesta situación de naturaleza sin derecho, en la que
era posible la violencia entre los hombres. Dice que tal estado de naturaleza nunca
existió realmente, sino que es solo una abstracción lógica, constituida por la mente y la
imaginación, que implica solo una situación en la que no habría normas jurídicas, ni
jueces que resolvieran los conflictos. En tal estado de naturaleza nadie podía estar
seguro de que no iba a sufrir violencia.
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Dice que el contrato social al que llama Contrato Originario, es solo la expresión de
una idea para justificar el estado y para orientar la legislación de un modo justo. Ese
contrato originario, establece que todos y cada uno de los individuos de un pueblo
renunciaron a su libertad externa, con el fin de recibirla nuevamente todos juntos como
miembros de una republica. Por virtud de ese contrato, cada individuo abandona su
libertad con el fin de vivir en un Estado regido por leyes justas. Pero el Estado será
justo solo si su Constitucion y sus leyes son el resultado de la idea del contrato. Los
contratantes no ponen en las clausulas lo que les conviene, no se admite la posibilidad
de que alguien se sustraiga del pacto social, ya que el ingreso es coercitivo. Esta es la
diferencia con Rousseau, pues para este, cada uno es libre de entrar en la comunidad,
aunque los disconformes no validarían el pacto, sino que simplemente quedarían fuera
de él.
Kant tuvo el merito de haber reafirmado el significado puramente racional de los
principios de derecho natural. Sostiene que la idea de derecho demuestra el principio
de dignidad de la persona y de su libertad. Pero Kant no explica con claridad si el
derecho natural debe ser entendido como fundamento del derecho positivo o si debe
ser al mismo tiempo un sistema compuesto de normas lleno de contenido, al lado de
las leyes positivas.
Las normas las constituciones deben considerarse, respetarse y obedecerse, como si
hubieran nacido de un contrato, como si a todos y cada uno de nosotros hubiéramos
concurrido a firmar ese contrato y crear esa constitución que nos gobierne a todos. La
fuerza de esa constitución debe ser respetada como si hubiera nacido de la voluntad
simultanea de todos, de la voluntad que todos tenemos de dejar el estado de
naturaleza y pasar a ser una sociedad organizada.
Del Vecchio
Era un profesor muy criticado por los autores de su época, puesto que actuaba en
organizaciones de fascismo (sus críticos decían que él no tenia ninguna autoridad
moral para dar nociones acerca del Derecho Natural). No obstante Del Vecchio, en
oposición a Stammler, cree en un derecho natural invariable y absoluto, al que
equipara con la idea de justicia, derivado de la existencia del hombre como ser
racional. Entiende que la autonomía de la voluntad humana es la base de la justicia.
Sostiene que toda la relación social debe ser modelada y medida según la ley
universal de la personalidad. Todo ser humano puede exigir no ser tratado como un
mero instrumento u objeto.
Duguit
Autor francés, sostiene que el derecho es una rama de la sociología, porque lucha por
una ciencia del derecho mas aproximada a la vida social. Introduce una distinción
entre reglas constructivas, que son las normas positivas del derecho, y reglas
normativas, que son las que representan verdaderamente el derecho, es decir, los
hechos sociales. Se trata de un estatuto que obliga a todos por igual. El contenido y
fundamento de esas reglas esta constituido por la solidaridad, es decir, por la
interdependencia social. Esta regla normativa postula en su principio mas general, que
no hay que hacer nada que atente contra la solidaridad social.
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Esta doctrina lleva a Duguit a consecuencias revolucionarias en el derecho, ya que
niega la existencia de derechos subjetivos, pues ante el derecho objetivo, el único
existente, los particulares no tenían derechos, sino obligaciones. La diferencia con el
derecho natural clásico, está en que mientras éste era individualista, el de Duguit,
disfrazado de positivismo, es colectivista, socialista.
Stammler
El embate del positivismo fue tan violento que a finales del siglo XIX pudo haber quien
decretara la muerte definitiva del Derecho Natural.
Pero desde comienzos del siglo XX, los juristas empiezan a darse cuenta que no
puede prescindirse de unos principios rectores de los jurídico y que abandonar el
derecho positivo a la sola fuente de la voluntad del estado no puede conducir sino a la
dictadura del poder a través del derecho, al carecer el legislador de toda limitación a la
hora de promulgar la norma positiva.
No obstante para Stammler, el derecho natural es pura forma vacía en sí misma, nos
dirá qué es formalmente lo justo en todas parte y en todo momento, pero no lo que es
justo en cada momento, pues ello dependerá del contenido histórico que se dé a la
forma de lo justo. De ahí que la fórmula de Stammler se desrcriba como un derecho
natural de contenido variable.
Pese a todo ello, siempre habrá de reconocerse a Stammler el ser pionero de este
movimiento de restauración del iusnaturalismo,
En cambio la historia, suministra los contenidos concretos (materia social), que puede
variar, conforme varian los momentos históricos, las naciones, la realidad social. Por
eso puede decirse que Stammler establece un Derecho Natural de contenido variable.
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