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67-78
Jesús Conill
Universidad de Valencia
Valencia, Spain
Abstract
The harmonizing position for science, technology, and philosophy, developed by Ortega,
Zubiri and Aranguren, permits us to discover a new “horizon,” one in which the study of
the deepest strata of reason reveals a new form of understanding reality and of being now
intellectively in it. It is a horizon in which one can combine the contributions of the grow-
ing scientific knowledge (without falling into scientism) and of the risky power of technology
(without falling in technocratism) with the birth of a new metaphysics, capable of confront-
ing the vital abyss to which the nihilistic experience of the so-called “postmodern” times
exposes us. In this way it is possible to offer a new ethical way out of the crisis of the con-
temporary intellectual scene, and so to remedy the colossal failure of modernity—such as it
has developed—and the crisis of life that it has produced, despite the enormous develop-
ment of science and technology..
Resumen
La posición armonizadora de la ciencia, la técnica y la filosofía por parte de Ortega,
Zubiri y Aranguren permite descubrir un nuevo "horizonte", en el que el estudio de los es-
tratos más profundos de la razón desvela una nueva forma de entender la realidad y de
estar inteligentemente en ella. Un horizonte en el que se pueden combinar las aportaciones
del creciente conocimiento científico (sin caer en cientificismo) y del arriesgado poder de las
tecnologías (sin caer en tecnocratismo) con el alumbramiento de una nueva metafísica, ca-
paz de enfrentarse al abismo vital a que nos expone la experiencia nihilista en los tiempos
llamados “postmodernos”. Es posible ofrecer así una nueva salida ética a la crisis del pa-
norama intelectual contemporáneo, con la que remediar el fracaso de la modernidad -tal
como ha sido desarrollada- y la crisis vital que ha producido, a pesar del enorme desarrollo
de la ciencia y la técnica.
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poráneas y los acelerados cambios que pro- cribirlo así: “A solas con su pasar, sin más
ducen las nuevas tecnologías. apoyo que lo que fue, el hombre actual huye
Esta posición armonizadora de la cien- de su propio vacío (...) exprime las maravi-
cia, la técnica y la filosofía presupone que llosas posibilidades técnicas del universo,
Ortega y Zubiri han sido capaces de descu- marcha veloz a la solución de los urgentes
brir un nuevo “horizonte” para la filosofía, problemas cotidianos. Huye de sí mismo,
en el que el estudio de los estratos más pro- hace trascurrir su vida sobre la superficie
fundos de la razón desvela una nueva forma de sí mismo. Renuncia a adoptar actitudes
de entender la realidad y de estar inteligen- radicales y últimas (...) la existencia del
temente en ella. Un horizonte en el que se hombre actual es constitutivamente centrí-
pueden combinar las aportaciones del cre- fuga y penúltima”5.
ciente conocimiento científico (sin caer en Esta experiencia de abismo que hoy
cientificismo) y del arriesgado poder de las nos invade constituye el trasunto de la sos-
tecnologías (sin caer en tecnocratismo) con pecha de que en el fondo todo es contingen-
el alumbramiento de una nueva metafísica, te y caótico, que tan sólo contamos con un
capaz de enfrentarse al abismo vital a que orden funcional y convencional, y que care-
nos expone la experiencia nihilista en los cemos de arraigo en la realidad. Por eso
tiempos llamados “postmodernos”2. Ortega y considero que con lucidez anunció O. Külpe
Zubiri creen ofrecer así una vía de salida a a comienzos de siglo que en el umbral de la
la crisis del panorama intelectual contem- filosofía del futuro estaba el problema de la
poráneo, con la que remediar el fracaso de realidad6.
la modernidad -tal como ha sido desarrolla- Arrastramos también la “crisis” de la
da- y la crisis vital que ha producido, a pe- razón, percibida de modo trágico y angus-
sar del enorme desarrollo de la ciencia y la tioso por conspicuos representantes de
técnica. nuestra Generación del 98 (al menos, Una-
muno y Machado), y analizada por Husserl
y por Ortega como crisis de fundamentos y
I. Nuestra situación filosófica privación de instancias últimas (un “terre-
La filosofía es una “posibilidad históri- moto en la razón”); pero una crisis que no
ca”, una manera de afrontar intelectual- les condujo a abandonar la razón sino a
mente la vida, que confía en “el poder de la reformarla desde sus raíces, porque “no era
razón”, pero que -como advertía Ortega- toda la razón quien tuvo la culpa del fracaso
puede dejar paso a otras maneras postfilo- cultural, sino un modo de entenderla, in-
sóficas, si se resquebraja la “fe” en la razón adecuado al fondo de la vida humana”.
que le sirve de sustento. ¿Y no se ha “volati- Es cierto que, de entrada, la reflexión fi-
lizado” la confianza en la razón tradicional losófica en general parece importar bien
y, sobre todo, en la tradicionalmente mo- poco en una sociedad como la nuestra, que
derna, produciendo una crisis intelectual de vive casi exclusivamente de lo espectacular
fondo? ¿Se puede seguir pensando filosófi- y no de lo especulativo -¡a no ser en lo eco-
camente, cuando nos sentimos arrastrados nómico!
por las urgencias y el interés está volcado Por otra parte, hay que empezar reco-
en lo inmediato? “Consciente del carácter nociendo que la filosofía se ha “desutopiza-
histórico de toda situación, dominado el do”. Sea por cansancio -como creyó detectar
mundo por la técnica, acosado el hombre Husserl-, sea por exigencias pragmáticas, o
por las urgencias más apremiantes, ¿qué sea por un proceso de responsabilización7,
sentido puede tener el filosofar?”3. ya no estamos en los tiempos de aquellas
Como “para entender una filosofía hay utopías que con sus ensoñaciones nos ale-
que descubrir su horizonte”4, según Zubiri, jaban de la complejidad de lo real, sino que
cabría caracterizar el contemporáneo resu- la mayor parte de las filosofías contemporá-
midamente como aquél que se ha quedado neas se conforman con propuestas fragmen-
“sin mundo, sin Dios y sin sí mismo” y des- tarias y modestas.
que hemos estado reprimiendo aspectos tal, como es la que ha prevalecido hasta
que perviven en los entresijos de la vida y ahora. Esa nueva configuración evitaría al
en algunas formas de reflexión. menos algunos de sus desarrollos mons-
Autores como Ch. Taylor lo han ex- truosos y nos ahorraría las críticas más
puesto atinadamente12, tanto en su defensa habituales, algunas de las cuales se han
de una “ontología” moderna que reflexione recogido bajo el paraguas cultural de
sobre unos “hiperbienes” capaces de ofre- “postmodernidad”.
cernos el “significado de la vida”13, como a En este contexto puede comprenderse
través de su propuesta de superar la “fatal y el sentido innovador que tienen precisa-
terrible ilusión” que es propia de la “era mente las propuestas de “metafísica pos-
epistemológica” moderna. En ambos casos moderna” o “posmodernidad metafísica” a
se trata de superar el naturalismo y el posi- raíz de las filosofías de Ortega y Zubiri, en
tivismo, que nos están asfixiando vitalmente la medida en que ya en su momento pro-
al sofocar nuestras aspiraciones más pro- movieron un proyecto filosófico superador
fundas (“sofocan el espíritu”, dice Taylor), y del subjetivismo e idealismo de la epistemo-
de recuperar las fuentes de la vida, los bie- logía moderna y en favor de una nueva me-
nes constitutivos, los “hiperbienes”, aque- tafísica (postcriticista)18, pero siempre en
llos ideales que nos ilusionan y por los que consonancia con el desarrollo de la ciencia
realmente vale la pena vivir. Y, por otra contemporánea.
parte, Taylor rehabilita también la reflexión
transcendental kantiana ampliándola a III. La ciencia como fuente del pensa-
través de diversas modalidades de “argu- miento de Zubiri
mentos trascendentales”14 y revisando (des- En concreto, el pensamiento metafísico
enmascarando) las “creencias antropológi- de Zubiri ha contado desde siempre con
cas” que subyacen al prevalente enfoque una fuente privilegiada: la ciencia contem-
epistemológico moderno15. poránea. Así lo han puesto de relieve quie-
No obstante, a la hora de decidir acerca nes han narrado su biografía resaltando
de qué significa verdaderamente la supera- diversos episodios de su vida muy significa-
ción de la epistemología, es decir, de resol- tivos a este respecto19 y los concienzudos
ver la “pugna sobre el cadáver de la episte- estudiosos de la relación de las ciencias con
mología”, Taylor se encuentra con lo que su filosofía20, a los que remitimos.
considera “la disputa más dramática” -y Por nuestra parte, tras aludir breve-
que deja irresuelta-, la que se da entre la mente al sentido fundamental de la ciencia
posición nietzscheana y la de los “defenso- en la filosofía metafísica de Zubiri, presta-
res de la razón crítica”. remos una especial atención a la cuestión
De ahí que, a mi juicio, estas reflexio- de la técnica en el mundo actual y a las
nes exijan, entre otras cosas, por lo menos, aportaciones de Ortega, Zubiri y Aranguren
las siguientes: 1ª) ser conscientes de lo que para meditar sobre ella, pues me parece
significa el giro hermenéutico de la filosofía a que, por comparación, han recibido menos
partir de Nietzsche16 y 2ª) repensar radical- consideración y siguen siendo, a mi juicio,
mente la modernidad para ver si es posible muy relevantes para comprender “lo que
curarla de sus males y reconfigurarla por nos pasa” en una situación en la que hasta
otras vías más fecundas para sus propios y la ciencia se ha tecnologizado.
más profundos propósitos: he ahí la tarea La conexión zubiriana entre filosofía y
del giro práctico-aplicado contemporáneo17. ciencia es tan estrecha en Zubiri que Anto-
Y, aunque no todos lo vean así, estas nio Ferraz llega a afirmar incluso que la
dos líneas de reflexión -hermenéutica y ciencia es un tema fundamental en el pen-
práctica- deberían inducirnos a reconstruir samiento de Zubiri, precisamente porque es
una nueva metafísica, que sea capaz de un metafísico, un pensador abierto a la
desvelar una modernidad sustantiva y expe- realidad como problema. Zubiri hace su
riencial, frente a la meramente procedimen- filosofía contando siempre con las ciencias
que no hemos de entender desunido lo que que la tecnología se presente como moral.
originariamente estaba entrelazado26. La tecnología se convierte en el agente mo-
Hay que preguntarse por los crite- ralizador, que constituye al hombre en
rios con los que se realiza esta evaluación cuanto tal en su ser tecnológico, con una
de las tecnologías. ¿Cuáles son los modelos ética de la eficacia como horizonte. En este
de racionalidad práctica que utilizan las nuevo horizonte marcado por la técnica
evaluaciones sociales, morales y políticas, (como expresión de la voluntad de poder
de la tecnología? Porque lo que está claro es fáctica) se ha producido una transmutación
que la atomización y autonomización de los de los valores, en la que prevalece la razón
procesos tecnológicos es insuficiente para instrumental, la verdad como utilidad, el
evaluarlos adecuadamente, porque enton- bien como bienestar y el ideal de lo posible
ces se inmunizan a toda crítica que no se como factible.
rija por las razones de la presunta eficiencia No es mi intención, ni mucho menos,
(recortada). ¿Son las otras razones (presun- denostar la técnica, sino de practicar un
tamente externas) irracionales? ¿No supone discernimiento crítico ante este fenómeno
esta actitud una absolutización dogmática y cultural que está cambiando realmente la
reduccionista de un modelo de razón como faz de la tierra. Para saber estar (verdade-
válido, relegando cualquier otra posibilidad ramente bien) en la realidad, cuando y don-
por irracional? de lo artificial se ha convertido en natural;
¿Es irracional defender un (otro) estilo para acondicionar nuestra vida sabiendo
de vida, plantearse su sentido, así como el estar en la realidad tecnologizada, hace falta
sentido de la justicia y una vida con digni- meditar a fondo sobre la técnica y pregun-
dad? ¿No hay posibilidad de evaluar racio- tarse -desde las nuevas experiencias que
nalmente las repercusiones culturales, so- nos proporciona- qué es el hombre, qué
ciales, morales y políticas de la transmuta- quiere y puede llegar a ser, cuáles son sus
ción tecnológica que sufren y gozan nues- auténticas posibilidades vitales.
tras sociedades? Por ejemplo, en el plano En este contexto tiene pleno sentido la
laboral, en la cuestión de la nueva organi- fórmula nietzscheana y orteguiana del
zación del trabajo, dado que con el paro “animal fantástico”, en la medida en que
estructural se plantean temas y vivencias sirve para replantear el tema de la vida
que transmutan los valores habituales so- humana, sus formas de racionalidad, sus
bre la libertad, la justicia y el sentido de la ficciones y creaciones, su capacidad de
vida. crear el propio argumento vital. ¿Cuál es el
No basta pasar sin más de la ideología argumento vital del hombre tecnológico y su
política (como la marxista) a la ideología utopía? ¿Será una vida al margen del senti-
tecnicista a partir del “Racionalismo crítico”, do? La técnica nos ayuda a comprender el
tal como ha sido lo propio de cierta “no- misterio de la vida humana: la de un ser
menclatura” política hegemónica. La tecno- que inventa su vida, porque ésta no es sólo
logía parece haberse convertido en la nueva biológica sino invención, creación (¡hasta de
esperanza para generar la cohesión social, lo superfluo!).
tras el vacío religioso y moral. ¿Por fin libres
de contaminaciones religiosas y morales, b. La meditación orteguiana y zubiriana de
por fin solos con la pura racionalidad tecno- la técnica
lógica, la nueva sal de la tierra, la nueva Coincidiendo con la inauguración de la
utopía racional? Universidad de Verano de Santander, José
Las razones de eficacia que abogan por Ortega y Gasset impartió un curso sobre el
la racionalidad tecnológica van alimentando tema de la técnica, cuyas lecciones apare-
la figura de un “homo technologicus”, que cieron en La Nación de Buenos Aires y pos-
carece de otras normatividades, de modo teriormente fueron publicadas en 1939 con
que al final la tecnología determina los fi- el título “Meditación de la técnica”, junto
nes: el imperativo tecnológico va haciendo con “Ensimismamiento y alteración”, donde
Notas
1 Vid. J. Ortega, Prólogo para alemanes, La idea Gegenwart der Philo-sophie, Hamburg,
de principio en Leibniz (Obras completas, vol. Junius, 1993, pp. 41-70.
VIII), Origen y epílogo de la filosofía (vol. IX), 9 J. Conill, El crepúsculo de la metafísica,
Apuntes sobre el pensamiento: su teurgia y su Barcelona, Anthropos, 1988, cap. 12:
demiurgia (vol. V); X. Zubiri, Sobre el “Metafísica de la comunicación”.
problema de la filosofía (Fundación Xavier
10 J. Habermas, La inclusión del otro, Barcelona,
Zubiri) [en el que se recogen dos artículos de
Paidós, 1999.
1933 publicados en la “Revista de Occidente”,
CXV y CXVIII y otros inéditos]; Sobre el 11 Ibid., cap. 13: “¿Postmetafísica como utopía?”;
problema de la filosofía y otros escritos (1932- “Filosofía sin criptometafísica”, en Metafísicos
1944), Madrid, Alianza/Fundación Xavier españoles actuales, Fundación Fernando
Zubiri, 2002 (al cuidado de Germán Rielo, Madrid, 2003, pp. 67-89.
Marquínez); “Nuestra situación intelectual”,
12 Vid. Ch. Taylor, Las fuentes del yo (Barcelona,
en Naturaleza, Historia, Dios (Madrid, Alianza
Paidós, 1996) y Argumentos filosóficos
y Sociedad de Estudios y Publicaciones,
(Barcelona, Paidós, 1997).
1987, 9ª ed.).
13 “No podemos entendernos a nosotros mismos
2 Vid. Jesús Conill, El enigma del animal
o unos a otros”, “no podemos dar sentido a
fantástico, Madrid, Tecnos, 1991, Parte IV.
nuestras vidas o determinar qué hacer, sin
3 X. Zubiri, Naturaleza Historia Dios, p. 54. aceptar una ontología más rica que la que el
naturalismo nos permite al no pensar en
4 X. Zubiri, “Sobre el problema de la filosofía”, p.
términos de evaluación fuerte” (Ch. Taylor,
23.
Argumentos filosóficos, p. 65).
5 X. Zubiri, Naturaleza Historia Dios, pp. 56-57
14 Por ejemplo, en forma de indagación sobre las
6 Vid. Jesús Conill, El crepúsculo de la metafísica, innegables condiciones de la experiencia y de
Barcelona, Anthropos, 1988. la intencionalidad. En este punto es de
justicia aludir a los pioneros estudios de K.O.
7 Vid. H. Jonas, El principio de responsabilidad,
Apel sobre la versión transcendental de las
Barcelona, Círculo de lectores, 1997.
aportaciones de Heidegger, Wittgenstein y
8 K.O. Apel, “Transzendentale Semiotik und die Peirce en sus propuestas de “Pragmática
Paradigmen der prima philosophia”, en E. von trascendental”, “Hermenéutica trascenden-
Bülow y P. Schmitter (eds.), Integrale tal” y “Semiótica trascendental”, e incluso el
Linguistik, Amsterdam, 1979, pp. 101-138; aprovecha-miento de Merleau-Ponty en su
“Kann es in der Gegenwart ein “Gnoseoantropología”. Vid. K.O. Apel, La
postmetaphysisches Paradigma der Erten transformación de la filosofía, Madrid, Taurus,
Philosophie geben?”, en H. Schnädelbach y 1985, 2 vols.; A. Cortina, Razón comunicativa
otros (eds.), Philosophie der Gegenwart- y responsabilidad solidaria, Salamanca,
de mañana, Madrid, Taurus, 1973; La 33 Vid. Adela Cortina, Por una ética del consumo,
izquierda, el poder y otros ensayos, Madrid, Madrid, Taurus, 2002.
Trotta, 2005.