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ANTECEDENTES:

"Con el avance y desarrollo del Derecho Internacional, Derechos Humanos, la violencia contra la
mujer es considerada actualmente como grave vulneración a sus derechos humanos, junto con
ello se ha desarrollado una corriente para denominar la violencia extrema contra las mujeres
como feminicidio. Sin embargo dicho término es un neologismo (lenguaje científico), anglosajón
(femicide) que al ser castellanizada deriva en dos acepciones femicidio o feminicidio (asesinato
de mujeres por su condición de genero por lo que siempre es perpetrado por un varón), cada
una de ellas con sus propias particularidades y estas han sido extendidas en Latinoamérica y en
el mundo de distintas formas, al que el Perú incluso no es ajeno. Por ello en el presente artículo,
trata de determinar cuál es la definición que recoge el artículo 108-B del código penal peruano,
a propósito de la disyuntiva entre femicidio y feminicidio.”

SOMETIMIENDO PREVIO A VILOLACIÓN SEXUAL O ACTOS DE MUTILACIÓN: (Ramiro Salinas


Siccha).

La agravante aparece cuando la víctima del feminicidio ocurrido en un contexto de violencia


familiar, coacción, hostigamiento, acoso sexual, abuso de poder, confianza, o de cualquier otra
posición o relación que le confiera autoridad al agente o cualquier forma de discriminación, es
una mujer a la previamente el agente a sometido a los denigrantes actos de violación sexual o
actos de mutilación. La agravante se verifica cuando el agente dolosamente antes de dar muerte
a la mujer, le ha impuesto el acto sexual en contra de su voluntad, o en su caso, le ha mutilado
alguno de sus miembros. (200 – En parecido sentido: Reátegui Sánchez, 2016, I, P 52.). La
agravante se justifica plenamente debido a que la conducta del agente es más reprochable
porque antes de dar muerte a su víctima a cometido un grave delito que es la violación sexual o
la mutilación de algún miembro. En ambos casos estamos ante un concurso real de delitos.

PACTO INTERNACIONAL DE DERECHOS CIVILES Y POLITICOS.-

Artículo 2.-

1. Cada uno de los Estados Partes en el presente Pacto se compromete a respetar y a garantizar
a todos los individuos que se encuentren en su territorio y estén sujetos a su jurisdicción los
derechos reconocidos en el presente Pacto, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma,
religión, opinión política o de otra índole, origen nacional o social, posición económica,
nacimiento o cualquier otra condición social.

2. Cada Estado Parte se compromete a adoptar, con arreglo a sus procedimientos


constitucionales y a las disposiciones del presente Pacto, las medidas oportunas para dictar las
disposiciones legislativas o de otro carácter que fueren necesarias para hacer efectivos los
derechos reconocidos en el presente Pacto y que no estuviesen ya garantizados por disposiciones
legislativas o de otro carácter.

3. Cada uno de los Estados Partes en el presente Pacto se compromete a garantizar que:

a) Toda persona cuyos derechos o libertades reconocidos en el presente Pacto hayan sido
violados podrá interponer un recurso efectivo, aun cuando tal violación hubiera sido cometida
por personas que actuaban en ejercicio de sus funciones oficiales;
b) La autoridad competente, judicial, administrativa o legislativa, o cualquiera otra autoridad
competente prevista por el sistema legal del Estado, decidirá sobre los derechos de toda persona
que interponga tal recurso, y desarrollará las posibilidades de recurso judicial;

c) Las autoridades competentes cumplirán toda decisión en que se haya estimado procedente el
recurso.

Artículo 26.-

Todas las personas son iguales ante la ley y tienen derecho sin discriminación a igual protección
de la ley. A este respecto, la ley prohibirá toda discriminación y garantizará a todas las personas
protección igual y efectiva contra cualquier discriminación por motivos de raza, color, sexo,
idioma, religión, opiniones políticas o de cualquier índole, origen nacional o social, posición
económica, nacimiento o cualquier otra condición social.

CONVECION INTERAMERICANA PARA PREVENIR SANCIONAR Y ERRADICAR


LA VIOLENCIA CONTRA LA MUJER: BELÉM DO PARÁ EN SUS ARTICULOS
SIGUIENTES:

Artículo 1: Para los efectos de esta Convención debe entenderse por violencia contra la mujer
cualquier acción o conducta, basada en su género, que cause muerte, daño o sufrimiento físico,
sexual o psicológico a la mujer, tanto en el ámbito público como en el privado.

Artículo 2: Se entenderá que violencia contra la mujer incluye la violencia física, sexual y
psicológica:

a. que tenga lugar dentro de la familia o unidad doméstica o en cualquier otra relación
interpersonal, ya sea que el agresor comparta o haya compartido el mismo domicilio que la
mujer, y que comprende, entre otros, violación, maltrato y abuso sexual;

b. que tenga lugar en la comunidad y sea perpetrada por cualquier persona y que comprende,
entre otros, violación, abuso sexual, tortura, trata de personas, prostitución forzada, secuestro y
acoso sexual en el lugar de trabajo, así como en instituciones educativas, establecimientos de
salud o cualquier otro lugar, y

c. que sea perpetrada o tolerada por el Estado o sus agentes, donde quiera que ocurra.

Artículo: “Segundo de los Derechos Humanos”:

Toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin
distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole,
origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición.

Además, no se hará distinción alguna fundada en la condición política, jurídica o internacional


del país o territorio de cuya jurisdicción dependa una persona, tanto si se trata de un país
independiente, como de un territorio bajo administración fiduciaria, no autónoma o sometida a
cualquier otra limitación de soberanía.

“Artículo Nº 108 – B numeral 2”.


En la carta magna “Constitución Política del estado Peruano”, en su artículo primero nos indica
que “LA PERSONA HUMANA” y el respeto de su dignidad es el fin supremo de la sociedad y
el estado, en su segundo artículo “DERECHO A LA VIDA”, es el derecho más importante que
abarca todo el resto de los derechos ya que sin vida no podría haber derecho a la libertad a la
igualdad, la vida es el derecho originario que abarca el derecho a la integridad física y moral; en
el inciso segundo nos origina que nadie debe ser discriminado por motivo de origen raza, sexo,
idioma, religión, opinión, condición económica o de cualquier otra índole, todos los hombres por
naturaleza somos libres e independientes y tiene ciertos derechos inherentes, toda ley debe
aplicarse por igual sin ningún particularismo o excepcionalidad, en el inciso sexto refiere al
derecho a la intimidad personal, le permite al individuo desarrollar su propia vida y en que todos
deben guardar reserva de los detalles de la vida de los demás, intimidad es la parte interior que
solamente cada uno conoce de sí mismo es el máximo grado de esencia es decir aquello que se
almacena en el interior.

CODIGO PENAL PERUANO:

Artículo Nº 106, 107, 108 – A, 108 – B, 108 – C, 108 – D.

Diana Russell, autora del término


Diana E. H. Russell (1938) es considerada autora del término en su
valía política. Doctora en psicología social y de origen sudafricano,
Russell redefine la voz de Carol Orlock “femicide". Esta autora es
una de las que impulsa en 1976 la organización del Tribunal
Internacional sobre Crímenes contra Mujeres en Bruselas, el mismo
que Simone de Beauvoir tilda de “principio de la descolonización
radical de las mujeres”.
Diana E. H. Russell (1938) nace en Cape Town, Sudáfrica, en una familia blanca angloparlante. Es la
cuarta de seis hermanos, precediéndola su hermano gemelo por 30 minutos. Su madre, perteneciente la
aristocracia británica, viaja a sus 21 años al continente africano, donde conoce al padre de Diana y quien,
viniendo de una familia pobre irlandesa, se hace hombre de negocios y llega a ser miembro del
Parlamento. Mientras, Diana Russell participa con su hermano gemelo en la Resistencia Africana (ARM, por
sus siglas en inglés), movimiento anti-apartheid.
Russell se gradua en 1956 por la universidad de Cape Town y trabaja dos años en Inglaterra antes de
comenzar estudios de posgrado en Ciencias Sociales y Administración en la London School of
Economics, estudios que cierra con mención de honor. Antes de embarcarse en la investigación durante
los próximos dos años, Russell obtiene una beca para trabajar en el Departamento de Relaciones Sociales de
la Universidad de Harvard, y así poder finalizar su doctorado en Psicología Social en 1970.
Obligada por su matrimonio a estar cerca de San Francisco, la Doctora Russell entra como asistente de
profesor al Mills College, un colegio privado sólo para mujeres de Oakland, California. Durante su primer
año allí co-imparte un curso sobre mujeres, una de las primeras personas en hacer algo parecido en el
país. Durante los 22 años siguientes la autora juega un papel fundamental en la introducción de la
perspectiva feminista en la institución.
De su larga producción bibliográfica, su libro The politics of Rape (1975) es una de las primeras obras
feministas en apuntar a la relación entre las nociones aceptadas de masculinidad y la perpetración de las
violaciones. Su negativa a aceptar la concepción patriarcal de que el acto de la violación es un acto
desviado, más que un acto conforme con los ideales de masculinidad, ayuda a revolucionar la
comprensión social de este tipo traumático y misógino de crimen.
En 1977 la Doctora Russell empieza a diseñar su gran trabajo en materia de violación y abusos
incestuosos en mujeres y niñas. Russell describe y analiza los resultados obtenidos mediante encuestas
en una serie de libros: Rape in Marriage (1982), Sexual Explotation: Rape, Child Sexual Abuse, and Workplace
Harassment (1984) y, su más aclamado hasta la fecha, The Secret Trauma: Incest in the Lives of Girls and
Women (1986), por el cual la Doctora Russell es galardonada con el prestigioso C. Wright Mills Award (libro
disponible online desde su web).
Russell redefine el término de Carol Orlock femicide, el asesinato de mujeres por hombres por el hecho de ser
mujeres y sobre el mismo co-edita junto a Jill Radford una antología titulada Femicide: The Politics of Woman
Killing en 1992.
Otro de los temas que trabaja ampliamente en su obra es la pornografía. En 1976 Russell cofunda la
primera organización feminista anti-pornografía de Estados Unidos y a nivel internacional, la WAVPM
(Women against violence in pornography and media). También esta entre las primeras en publicar un
análisis sobre pornografía en 1977 (On pornography) y en 1993 Russell publica una antología sobre el
tema, titulada Making Violence Sexy: Feminist Views on Pornography.
En 1987, la Doctora Russell publica un libro basado en entrevistas titulado Lives os Courage: Women for a
New South Africa (1989), donde incluye parte de las historias de 22 mujeres revolucionarias que
participaron en el movimiento de liberación anti-apartheid. Russell también publica dos libros y numerosos
artículos sobre abusos sexuales y violencia contra mujeres en Sudáfrica, entre los cuales destaca Behind
Closed Doord in White South Africa: Incest Survivors Tell Their Stories (1997).
Russell no solo es una de las pioneras de la segunda ola de feministas con su análisis sobre la violación, sino
que también publica libros sobre una amplia tipología de violencias contra mujeres y niñas, además de
numerosos materiales sobre supervivientes de violencia sexual en otros países, especialmente en
Sudáfrica.
Tiene una amplia historia de activismo en los EEUU, Sudáfrica y muchos otros países. En 1974 logra
movilizar a otras feministas para la organización del Tribunal Internacional sobre Crímenes contra
Mujeres. Este encuentro de cuatro días reúne en Bruselas a mujeres a nivel global para denunciar todas
las formas de opresión patriarcal, discriminación, y violación, al mismo asisten alrededor de 2000 mujeres de
unos 40 países. Según palabras de Simone de Beauvoir, aquel momento histórico supone “el principio de la
descolonización radical de las mujeres”. Dos años más tarde, y para documentar el evento, Russell junto a
la feminista belga Nicole Van de Ven, publican Crimes against Women: The Proceedings of the International
Tribunal (1976). Actualmente la Doctora Russell trabaja en su autobiografía y tiene planeado publicar otros
cuatro libros.
Su obra sigue siendo motor de fuerza para la lucha de otras mujeres a lo largo y ancho del mundo que
abogan por la erradicación de la violencia contra las mujeres. En este sentido, renombradas teóricas y
activistas en materia de feminicidio como las mexicanas Marcela Lagarde o Julia Monárrez o las
costarricenses Ana Carcedo y Montserrat Sagot, han basado su trabajo en la línea creada por Russell. Si bien
el término ha sido adoptado por movimientos de otros países donde el clima de violencia es también
extremo como Guatemala, Costa Rica, Chile, El Salvador y otros muchos países latinoamericanos.
Algunos de los cuales recoge la autora en su obra Femicide in a Global Perspective (2001).
Desde los distintos feminismos la deuda con Diana Russell es amplia. Lamentablemente a día de hoy
todavía la mayor parte de sus obras no han sido traducidas al castellano y muchas otras están
descatalogadas.
Por el momento, sus obras sobre feminicidio traducidas al castellano no están disponibles en la red. La
autora en su página web facilita el acceso directo a parte de sus publicaciones sobre diferentes temáticas
de su trabajo feminista.
Las informaciones aquí publicadas han sido obtenidas de la web oficial de Diana
Russell www.dianarussell.com
Definición de inconducente
adj. Que no conduce a un fin o propósito determinados.
CONCLUSIONES:

 “El que mata a una mujer por su condición de tal”, surge la interrogante
¿qué quiere decir el legislador con ello? ¿Se refiere al aspecto biológico o
al aspecto de género? Por ello cuando se está ante el delito el operador
jurídico no puede determinar con exactitud si es feminicidio, homicidio,
homicidio calificado o parricidio, la línea es muy delgada. Por tanto, el
artículo 108-B regulado en el código penal peruano, no se acoge en estricto
al femicidio o feminicidio, esbozado por las teóricas Diana Russell o
Marcela Lagarde o lo señalado por la Corte Interamericana de Derechos
Humanos.

 El legislador no basta que haya conocido los elementos del tipo objetivo
(condición de mujer, idoneidad lesiva de la conducta, probabilidad de la
muerte de la mujer, creación directa de riesgo al bien jurídico), sino que
además haya dado muerte a la mujer “POR SU CONDICIÓN DE TAL”.

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