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“El perjuicio que el Estado va a causar a la mujer embarazada al negarle esta elección es claro.
Puede involucrar daños directos y específicos, médicamente diagnosticables aún durante el primer
período del embarazo. La maternidad o hijos adicionales pueden imponer a la mujer una vida y un futuro
angustiosos. Los daños psicológicos pueden ser inminentes. La salud física y mental puede ser
sobrecargada por el cuidado del hijo. Existe también la angustia por todo lo concerniente y asociado con
el hijo no deseado y existe el problema de introducir un chico en una familia incapaz psicológicamente y
por otros motivos de cuidarlo. En otros casos, como en éste, las dificultades adicionales y el continuo
estigma de maternidad extramatrimonial pueden estar comprometidos. Todos éstos son factores que la
mujer y su médico responsable necesariamente considerarán en la decisión"1
“Se ha dicho muchas veces que el aborto es un „crimen clasista‟, y, en gran medida, es cierto”2
I. Introducción
No con agrado, nos encontramos nuevamente con que una mujer embarazada
debido a lamentables causas, debe recurrir no sólo a la justicia sino al máximo órgano
jurisdiccional de una provincia Argentina a fin de que se le permita realizar un acto que
legalmente esta permitido -lo redundante ha demostrado nuevamente lo ilógico del
sistema-.
Debo confesar la impotencia que genera estar, una vez más, frente casos como el
presente; casos que no debieran llegar a los estrados judiciales; sobre los que no debiera
opinar juez o abogado; casos en donde se somete a las mujeres a padecer una afronta a
sus derechos individuales en nombre de estériles discusiones relativas al inicio de la
vida o al momento en que comienza su protección jurídica; casos en los que,
desgraciadamente la justicia llega tarde.
*Abogado. Docente en la materia Derecho de Familia y Sucesiones, Facultad de Derecho, UBA. Alumno
de la Maestría en Derecho de Familia, Infancia y Adolescencia, UBA.
1
Traducción del caso “Roe vs. Wade” de la SC de los Estados Unidos, citado por Romina Faerman en:
“Algunos debates constitucionales…” en GARGARELLA, Roberto, (Coord)., Teoría y Critica del Derecho
Constitucional, Tomo II, Abeledo Perrot, Buenos Aires, 2009, pág. 672.
2
Simone de Beauvoir, El Segundo Sexo, trad. Juan García Puente, Ed. Sudamericana, Bs As, 2009, p. 467
Aquella justicia llegó para una joven mujer el día 8 de marzo del año en curso,
cuando el Superior Tribunal de la Provincia de Chubut emitió una sentencia declarando
que una menor de edad, embarazada producto de una violación perpetuada por su
padrastro, se encontraba autorizada por la norma del art. 82 inc. 2do. del Código Penal a
que se le practique la intervención correspondiente tendiente a poner fin al embarazo en
curso.
Finalmente, debe dejarse en claro, que no se pretende más que reiterar ideas, ya
formuladas y sobre las que no queda más que decir; sino mucho por hacer, o más bien
evitar.
3
Hay una término que la sentencia analizada utiliza en varias oportunidades (que también enuncia el
art. 86 del CP) que tiene un grave contenido ideológico y debemos conocer si vamos discutir la temática
del aborto. Nos referimos al término “madre”. Como bien señala la Dra. en Filosofía Diana Maffia
(profesora titular de Gnoseología de la Carrera de Filosofía de la UBA) “madre” es una propiedad de tipo
relacional y no una propiedad intrínseca. “Transformar a la mujer encinta por ese sólo hecho en ‘madre’,
significa darle a esta relación un fuerte carácter biológico y determinista en reemplazo de la función
maternal”, reduciendo la existencia de aquella mujer a una supuesta finalidad procreacional y habitando
a borrar el resto de sus atributos. Vease al respecto: MAFFIA, Diana, “Aborto no punible: Del amparo de
la ley al desamparo de la justicia” en Urbe et Ius, Revista de Opinión Jurídica, Año II, Newsletter Nro. 13,
Otoño MMVI.
II. Plataforma jurídica
El Código Penal, en el marco del Titulo de los Delitos contra las Personas,
capítulo Delitos contra la Vida, tipifica en el art. 85 el delito de aborto, estableciéndose
diferentes figuras penales con su correspondiente reproche. Si bien no se formula
definición alguna respecto de qué se entiende por “delito de aborto”, jurídicamente se ha
señalado que aquél importa la interrupción del embarazo de una mujer debido a la
muerte del feto causada por la gestante o por un tercero, con o sin expulsión del seno
materno.4
Por su parte, el art. 86 del ordenamiento penal nacional, que entró en vigencia en
1922, estableció desde entonces dos supuestos en los que en aborto no resulta punible y,
por ello, legalmente autorizado. Es decir, bajo los requisitos de que la intervención sea
realizada por un “médico diplomado” y con el “consentimiento de la mujer encinta”, la
norma penal permite el aborto cuando:
4
NÚÑEZ, Ricardo C., Derecho Penal. Parte Especial, Bs. As., 1977, p. 32; GIL DOMÍNGUEZ, Andrés, Aborto
Voluntario Vida Humana y Constitución, Ediar, 2000, pág. 135 y ss; GIL DOMÍNGUEZ, FAMÁ, HERRERA,
Derecho Constitucional de Familia, Tomo II, Ediar, 2006, p. 1019 y ss
5
SOLER, S. Derecho Penal Argentino, Buenos Aires, Tipográfica Argentina, Tomo III, 1976, p. 105.
Las diferentes discusiones doctrinarias que existían entonces desembocaron en la
reforma legislativa del año 19686 que modificó los incisos antes enunciados. Por un
lado se impuso el requisito de gravedad al peligro referido en el inciso primero del
artículo y, por otro, se eliminó en el segundo inciso la frase “o de un atentado al pudor
cometido sobre una mujer idiota o demente”; ello sin perjuicio de mantenerse la
necesidad de consentimiento del representante legal cuando “la víctima fuere una mujer
idiota o demente”. De esta forma se aclaró que la norma establecía una permisión
genérica de aborto en caso de violación y una especificación aplicable cuando el caso se
tratare de violación a una mujer menor de edad o “idiota o demente”.7
6
Decreto Ley 17.657, BO 12/1/1968-ADLA1967-C, 2867
7
BERGALLO, Paola; RAMÓN MICHEL, Agustina; “El aborto no punible en el derecho argentino”, en
despenalización.org.ar, Por la Despenalización del Aborto, Nro. 9, abril de 2009; RAMOS, Silvia; BERGALLO,
Paola; ROMERO Mariana; “El acceso al aborto permitido por la ley: un tema pendiente de la política de
derechos humanos en la Argentina” en Centro de Estudios Legales y Sociales. Derechos Humanos en
Argentina: Informe 2009, Siglo XXI editores, 2009, pag. 451 y ss.
8
BERGALLO, Paola; RAMÓN MICHEL, Agustina; “El aborto no punible en el derecho argentino”, Op. Cit.;
RAMOS, Silvia; BERGALLO, Paola; ROMERO Mariana; “El acceso al aborto permitido por la ley: un tema
pendiente (…)”, Op. Cit.
9
Así ha afirmado el Tribunal Constitucional Español en referencia las prácticas de interrupción de
embarazos provenientes de una violación, 11/4/1985, sentencia nro. 53/85, y la Corte Constitucional de
Colombia en la sentencia dictada el 10/5/2006, C-355
I. En cuanto al primer inciso del art. 86 CP, las decisiones contradictorias que
lograron trascendencia jurídica restringieron el alcance de las circunstancias de no
punibilidad que la norma detalla.
Aquella interpretación, que efectúa una distinción entre vida/salud, debe ser
rechazada desde que no se corresponde con el texto de la norma. Como se ha notado, la
norma utiliza el conector “o” y no el “y”; es decir, se establecen dos supuestos en los
que el aborto denominado terapéutico puede ser realizando con la aprobación legal, bien
cuando está en peligro la vida o cuando lo sea la salud.11
10
Así lo han hecho el magistrado Pettigiani en SCBA, “C. P. d. P., A. K s/ autorización” 27/6/2005, LLBA,
Julio 2005, 629 y Revista de Derecho de Familia, 2006-1, Lexis-Nexis, pág. 91 y ss., con nota de Edgardo
Donna.
11
FAERMAN Romina, “Algunos debates constitucionales…” en GARGARELLA, Roberto, (Coord)., Teoría y
Critica del Derecho Constitucional, Tomo II, Abeledo Perrot, Buenos Aires, 2009, pág. 672; BERGALLO,
Paola; RAMÓN MICHEL, Agustina; “El aborto no punible en el derecho argentino”, Op. Cit.
12
Así la “búsqueda” intelectual del interprete se encaminará a transformar el requisito de “peligro para
la vida o la salud” en “certeza de muerte de la madre”. A esta interpretación pareciera haber arribado,
sin aparente conflicto, el Procurador General de la Nación en el resonado fallo T. S. (CSJN 324:10). En
aquél se solicitaba la interrupción de un embarazo por padecer el feto de anencefalia. Entonces, se
afirmó que entre los requisitos que la norma impone la realización de la interrupción del embarazo se
encuentra el de la finalidad de evitar un “grave peligro” para la vida o salud de la mujer. Véase al
respecto lo anotado por la Lic. Diana MAFFIA, en Aborto no punible. “Del amparo de la ley al desamparo
de la justicia” en Urbe et Ius, Revista de Opinión Jurídica, Año II, Newsletter Nro. 13, Otoño MMVI.
13
Hay una cuarta interpretación que debe considerarse inadecuada y es aquella que restringe la
interrupción del embarazo bajo el pretexto de buscar los “otros medios” a los que alude la norma para
impedir la realización de la práctica. Al respecto, en la sentencia de primera instancia dictada en el caso
que se encuentra en análisis, la magistrada firmante sostuvo que si bien la norma ha realizando una
clara ponderación de derechos, prefiriendo la vida de la madre, e incluso su salud, sobre la del feto,
enunciado por la norma. Como se ha señalado, la salud puede ser tanto física o psíquica,
resultando entonces correcto que el Código Penal no efectúe distinción alguna.14
aquella preferencia se ha realizado bajo la exigencia de que el “peligro” al que se alude “no puede ser
evitado por otros medios” (Juzgado de Familia nro. 3, “F., A. L s/ medida autosatisfactiva”, expte. nro.
17/2010, 12 de febrero de 2010. Publicado www.pensamientopenal.com.ar y en
www.despenalizacion.org.ar.) Consideramos esta interpretación inadecuada porque escapa de cómo
debe ser interpretada la norma. Es decir, como veremos en este trabajo, las hipótesis de aborto
consagradas en el art. 86 del CP son constitucionales e integran lo que la doctrina ha denominado
“aborto voluntario”. La práctica de aquellos depende de la decisión tomada en forma conjunta por la
gestante y el profesional de la salud llamado a realizar la intervención abortiva. En consecuencia, no es
un juez quien debe autorizar interrupción alguna, ni es tampoco aquel quien debe decidir cuándo
existen los “otros medios” a los que refiere la norma penal.
14
FAERMAN Romina, “Algunos debates constitucionales…”, Op. Cit.; ZAFFARONI, Eugenio, Derecho Penal:
Parte General, Ed. Ediar, Bs. As. 2000, p 483 y ss. A esta conclusión llega también la Magistrada
disidente, Dra. Melero, en el fallo dictado por la Cámara de Apelaciones de la Circunscripción Judicial de
Comodoro Rivadavia, 25 de febrero de 2010, “F., A. L s/ medida autosatisfactiva, donde afirmó que
“mucho mayor será el daño psíquico que se cause a la menor negando la autorización que
concediéndola (…) Es contrario a la dignidad personal de aquella menor de quince años obligar a
soportar un embarazo derivado de una violación”. En fallo in extenso puede ver en
www.despenalizacion.org.ar. En similar sentido se ha expedido la Dra. Kogan en la sentencia “R., L. M”
de la SCBA, dictada el 31 de julio de 2006, causa Ac. 98.830; la Dra. Zampini, Cám. Correc. Crim. Mar del
Plata, “O., M. V”, sentencia dictada en fecha 21/2/2007. Asimismo, la noción de derecho de salud
entendida en forma integral, “como un completo estado de bienestar físico, psíquico y social” se
desprende tanto de la definición de salud que provee la Organización Mundial de la Salud, como
también de numerables fallos dictados por la Corte Suprema de Justicia de la Nación (Vg. CSJN 324:754 y
323:3235). Véase también: MACKINSON, Gladis, “El derecho a la salud”, en Estudios sobre la Reforma
Constitucional de 1994, cit. en GIL DOMÍNGUEZ, FAMÁ, HERRERA, Derecho Constitucional de Familia, Tomo II,
op. cit. p. 1024.
15
S.T.J. Ciudad Autonoma de Buenos Aires, “T., S. c/ Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires” 27/12/2000
madre, el bienestar de los hijos nacidos en la relación de pareja de esta con el Sr. A y la
protección integral del grupo familiar”16.
II. En cuanto al segundo inciso del art. 86, referido a la interrupción del parto
cuando el mismo es consecuencia de una violación, hemos adelantado en las primeras
líneas de este apartado desde qué plano se proyecta la discusión legal. Las dos
interpretaciones sostenidas a través del tiempo se han centrado en: aquélla que restringe
la permisión del aborto a la mujer “idiota o demente” violada; y aquélla otra que
entiende que la norma penal refiere a dos casos diferentes, uno genérico identificado
con la violación y otro específico, referido al “atentado al pudor” perpetrado sobre una
mujer “idiota o demente”. Lo cierto, es que la discusión penal, superficialmente, se
plantea al presuponer la existencia de una ambigüedad sintáctica ocasionada por el
hecho de que aquellos dos supuestos de permisión se encuentran separados el uno del
otro por la disyunción “o”; y no por una coma que distinga, claramente, dos
circunstancias de no punibilidad.
Desde lo sintáctico, debe afirmarse que las disyunciones no son antecedidas por
una coma, por que puede sin dificultad afirmarse que el inciso segundo del art. 86
estaría contemplando dos situaciones diferentes.17
16
Ver al respecto, GIL DOMÍNGUEZ, Andrés, Aborto Voluntario, Vida Humana y Constitución Ediar, Bs. As.
2000, pág. 140 y ss. Y, del mismo autor, “La constitución nacional y el aborto voluntario”, LLBA, p. 583,
año 5, nro. 5, junio de 1998.
17
FAERMAN Romina, “Algunos debates constitucionales…”, Op. Cit
18
El proyecto del Código Suizo establecía la no punibilidad del aborto “si el embarazo proviene de una
violación o de un atentado al pudor cometido en una mujer incapaz de resistencia o de un incesto. Si la
victima es idiota o enajenada, el consentimiento de su representante legal deberá ser requerido para el
aborto”.
que no procede del forzamiento físico o amenaza, sino de la incapacidad de consentir la
relación sexual. Es decir, si volcamos la tarea interpretativa en el análisis de las fuentes
legales, debemos también afirmar que la norma alude a dos causales de no
punibilidad.19
Finalmente, un cuarto argumento sostiene que la última oración del artículo (“En
este caso, el consentimiento de su representante legal deberá ser requerido para el
aborto”), claramente presupone: 1) la existencia de más de un supuesto y 2) que en uno
de ellos se requiere aquel consentimiento; caso contrario la referencia “en este caso” no
sería necesaria.
Se señaló también allí que sostener una postura que proclame una interpretación
restrictiva de la norma, traería consigo una clara vulneración al derecho de igualdad;
desde que se habilitaría a justificar un tratamiento diferente y discriminatorio respecto
de la situación de la mujer idiota o demente, abusada sexualmente y por ello
embarazada, respecto de la de la mujer violada, y por ello embarazada que no padece
ese tipo de afecciones.23
21
GIL DOMÍNGUEZ, FAMÁ, HERRERA, Derecho Constitucional de Familia, Tomo II, Op. Cit. P. 1045/46.
22
SCBA, “R., L. M”, 31 de julio de 2006, causa Ac. 98.830
23
Ibidem.
24
Juzg. de inst. Nº12, Gral. Roca, Rio Negro, “Asesora de Menores Penal s/ pedido”, 31/3/2008, causa
40.871-J12-IA, citado en BERGALLO, Paola; RAMÓN MICHEL, Agustina; “El aborto no punible en el derecho
argentino”, Op. Cit.; y Tri. Menores Nro. 1 de Mar del Plata, 14/2/2007, LLBA, Abril de 2007, 333.
25
Juzg. Inst. Crim. y Correc. Nro. II de Bariloche, “Incidente de solicitud de interrupción de embarazo
formulado por T. N”, 5 de abril de 2010, cuya sentencia ha sido declarada nula por la Cámara primera en
lo Criminal de Bariloche, desconociéndose el actual estado de la causa. En igual sentido, Cám. Apel. de
Comodoro Rivadavia, Sala A, expte. nro. 93/10, 19/3/2010. Ambas sentencias pueden consultarse en:
www.despenalizacion.org.ar.
26
Se ha señalado respecto de la norma comentada, que el inciso segundo claramente refiere a dos
causas de imputabilidad del aborto: la del aborto eugenésico (violación de la mujer idiota o demente) y
la del aborto sentimental o moral (violación de una mujer que no padece discapacidad mental), no
III. Sobre la constitucionalidad de la norma penal.27
siendo necesaria, en consecuencia, intervención judicial alguna que autorice un acto que se encuentra
permitido por la norma penal.
27
Se aclara en este estado que se va a obviar el análisis que el ordenamiento civil hace respecto al
reconocimiento de existencia de la persona desde el momento de la concepción en el seno materno
(arts. 70 y 74 del Código Civil) ya que el eje de discusión problemático es la existencia o no de
contradicción entre la norma penal – es decir, la punibilidad o no del aborto- y la Constitución Nacional.
28
FERRANTE, M., “Sobre la permisividad del derecho penal argentino en casos de aborto” en BERGALLO,
Paola; RAMÓN MICHEL, Agustina; “El aborto no punible en el derecho argentino”, Op. Cit.
29
GIL DOMÍNGUEZ, Andrés, Aborto Voluntario, Vida Humana y Constitución Ediar, Bs. As. 2000, pág. 137.
30
El derecho a la vida, sin adéntranos en especificaciones que veremos en lo que resta de este trabajo,
no ha tenido un reconocimiento expreso en la Constitución Nacional originaria de 1853. No obstante,
afirmar su inexistencia normativa sería un contrasentido, ya que nadie puede hablar de los restantes
derechos constitucionales sin el primero y preexistente a aquellos, el que proclama la protección de la
vida humana. En este sentido, Germán Bidart Campos ha afirmado que aquel derecho se encuentra
consagrado entre los que el art. 33 de la C.N. ha venido a llamar “derechos implícitos”; resultando de la
forma democrática de estado e inherentes a la naturaleza de la persona humana. Véase al respecto,
BIDART CAMPOS, Germán, Tratado Elemental de Derecho Constitucional Argentino, Tomo I-B, Ediar, 2006,
pág. 264 y ss.
ergo, cualquier forma de aborto, y bajo cualquier circunstancia, se encontraría prohibida
por el ordenamiento constitucional.
31
Nos estamos refiriendo a las aproximaciones que sobre el tema han efectuado GIL DOMÍNGUEZ, FAMÁ Y
HERRERA en la obra: Derecho Constitucional de Familia, Tomo I, Op. Cit. P. 524 y ss.
32
Se aduce al respecto que ya antes de la reforma constitucional esta era la forma de resolver la
cuestión por la C.S.J.N., desde donde se ha sostenido la “igualdad jurídica formal de derechos
constitucionales, proponiendo como sistema de valoración la armonización de los derechos
fundamentales mediante la determinación de los alcances de cada uno de ellos en cada caso concreto”.
Véase al respecto: GIL DOMÍNGUEZ, FAMÁ Y HERRERA, Derecho Constitucional de Familia, Tomo I, Op. Cit. P.
525
33
Ibídem.
Entre otros argumentos, los expuestos en dos votos de la instancia antecesora al
Superior Tribunal de la Provincia de Chubut, que se ha expedido en la sentencia que nos
encontramos analizando, sirven como ejemplo.34
El otro voto de interés es el del Dr. Nahuelanca. Aquél afirmó que la vida del
por nacer debe ser privilegiada, ello en virtud de encontrarse amparada por la normativa
constitucional. Luego, sin declarar expresamente la inconstitucionalidad del art. 86 del
Código Penal, señaló que resulta indiferente la interpretación, amplia o restrictiva, que
se adopte respecto de la norma penal desde que la reforma constitucional de 1994 ha
producido una “derogación tácita” de la norma en cuestión.
34
Excluimos del análisis al voto en disidencia de la Dra. Nélida Melero, los argumentos por aquella
utilizados para autorizar el aborto en tanto coinciden, en rasgos generales, con los expuestos por los
jueces del Superior Tribunal de Chubut.
35
SCBA, “C. P. de P., A. K.” 27/6/2005, en Revista de Derecho de Familia, 2006-1, Lexis-Nexis, pág. 91 y
ss., con nota de Edgardo Donna.
La Convención Americana sobre Derechos Humanos, que establece en su
artículo 4, primer párrafo, que “toda persona tiene derecho a que se respete
su vida. Este derecho estará protegido por la ley y, en general, a partir del
momento de la concepción. Nadie puede ser privado de la vida
arbitrariamente”
La declaración interpretativa emitida por Argentina en la ley que aprobó la
Convención de los Derechos del Niño, que señala “Con relación al art. 1º de
la Convención sobre los Derechos del Niño, la Republica Argentina declara
que el mismo debe interpretarse en el sentido que se entiende por niño todo
ser humano desde el momento de la concepción hasta los 18 años de edad”.
La cláusula enunciada en el art. 75 inc. 23 de la Constitución Nacional, que
asigna al Congreso la atribución de dictar “(…) un régimen de seguridad
social especial e integral en protección del niño (…) desde el embarazo hasta
la finalización del periodo de enseñanza elemental, y de la madre durante el
embarazo y el tiempo de lactancia”.
36
Creemos que como nota al pie es fundamental advertir la importancia que tiene esta resolución.
Sabemos bien que la Comisión Interamericana de DDHH una de las dos entidades del sistema
interamericano de protección y promoción de los derechos humanos en las Américas. Su mandato surge
de la Carta de la OEA y de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, y actúa en
representación de todos los países miembros de la OEA. Las decisiones que emite, puntualmente
relacionadas con la admisión de la demandas a tramitarse por violaciones de DDHH en la Corte
Interamericana (conf. procedimiento prescripto en secciones 3 y 4 del Pacto), son trascendentales desde
el hecho de que por medio de ellas “legitima” una denuncia de violación de un DDHH y la conduce a ser
discutida en la Corte Interamericana.
37
Comisión Interamericana de Derechos Humanos (Organización de Estados Americanos), Resolución
Nro. 23/81, caso 2141, 6/3/1981, en: http://www.cidh.org/annualrep/80.81sp/estadosunidos2141.htm.
circunstancias especiales y dentro de un determinado tiempo, también permite la no
incriminación del aborto.38
Asimismo, también debemos tener presente que los Estados, al firmar, ratificar,
aceptar o aprobar un tratado, o bien al adherirse al él, pueden efectuar reservas
destinadas a excluir o modificar los efectos jurídicos de determinadas disposiciones del
tratado en cuestión. Ahora bien, para que aquella “modificación” tenga efectos lo que
requiere es que sea aceptada por otro Estado; determinándose así obligaciones
particulares de cumplimiento entre el Estado que formuló la reserva y aquel o aquellos
que la aceptaron41.
38
En el párrafo 30 de la decisión se indicó: “a la luz de los antecedentes expuestos, queda en claro que
la interpretación que adjudican los peticionarios de la definición del derecho a la vida formulada por la
Convención Americana es incorrecta. La adición de la frase ‘en general, desde el momento de la
concepción’ no significa que quienes formularon la Convención tuviesen la intención de modificar el
concepto de derecho a la vida que prevaleció en Bogotá, cuando aprobaron la Declaración Americana.
Las implicaciones jurídicas de la cláusula ‘en general, desde el momento de la concepción’ son
substancialmente diferentes de las de la cláusula más corta ‘desde el momento de la concepción’, que
aparece repetida muchas veces en el documento de los peticionarios”
39
Esto mismo ha afirmado el juez Monterisi en el precedente de emitido por la Cam. Correccional y
Criminal de Mar del Plata, en la sentencia “O., M V” de fecha 21/2/2007
40
Arts. 26 y 27 de la Convención de Viena de 1969 sobre Derecho de los Tratados.
41
Arts. 19/23 Convención de Viena de 1969 sobre Derecho de los Tratados. Véase asimismo, BARBOZA,
Julio, Derecho Internacional Público, Ed. Zavalia, 2001, pág. 115 y ss.
derecho internacional y no forma parte del tratado; por lo que no existe obligación
internacional ni tampoco constitucional que obligue al Estado argentino a penalizar el
aborto en todo momento y circunstancia.42
42
A la misma conclusión arriba calificada doctrina citada en este trabajo. Al respecto, puede verse: GIL
DOMÍNGUEZ, FAMÁ, HERRERA, Derecho Constitucional de Familia, Tomo II, Op. Cit; BERGALLO, Paola; RAMÓN
MICHEL, Agustina; “El aborto no punible en el derecho argentino”, Op. Cit; RAMOS, Silvia; BERGALLO, Paola;
ROMERO Mariana; “El acceso al aborto permitido por la ley: un tema pendiente de la política de derechos
humanos en la Argentina”, Op. Cit.; FAERMAN Romina, “Algunos debates constitucionales…”, Op. Cit.;
MINYERSKY, Nelly, “Derechos Sexuales y reproductivos…” en Nuevos Perfiles del Derecho de Familia,
KEMELMAJER DE CARLUCCHI – GALLARDO Coordinadores, Rubinzal-Culzoni, 2006, p. 139; FAERMAN Romina,
“Regulación del aborto…”, en Nueva Doctrina Penal, 2006/B, Ed. Del Puerto, 2006, p. 587.
43
Ibidem. Véase, especialmente, GIL DOMÍNGUEZ, Andrés, Aborto Voluntario, Vida Humana y Constitución
Ediar, Bs. As. 2000, pág. 190 y ss. En aquella obra se analizan puntualmente los debates de los
convencionales constituyentes en oportunidad de la redacción del artículo.
44
GIL DOMÍNGUEZ, FAMÁ, HERRERA, Derecho Constitucional de Familia, Tomo II, Op. Cit. p. 1032; GULLCO, H.,
“¿Es inconstitucional el art. 86, inc. 2º, del Código Penal?”, cit. en FAERMAN Romina, “Algunos debates
constitucionales…”, Op. Cit.
45
Del voto del Dr. Caneo.
Asimismo, luego de merituar cuáles eran los intereses y bienes jurídicamente
protegidos, se determinó claramente el eje de discusión. Es decir, se afirmó que la
sentencia que se dicta “no decide sobre la vida del feto, sino sobre la salud de la
madre”46; y esto es, a mi entender, lo destacable del precedente jurisprudencial. Es
decir, previo a adentrarse a discusiones jurídicas y constitucionales, el Tribunal reafirmó
que la decisión tiene consecuencia sobre un alguien más, un “alguien” que supera al
reduccionismo que pretende considerarla como un mero receptáculo de portación de
embriones; un “alguien” a quien se le reconocen sus derechos como entidad individual;
derechos en clave de salud, libertad, intimidad e igualdad; los que también cuentan con
reconocimiento constitucional y cuyo incumplimiento importa no sólo una grave
responsabilidad internacional del Estado sino responsabilidades éticas particulares de
quienes deben tomar decisiones que pongan en jaque los derechos de las mujeres. A
aquellos, al menos sintéticamente, nos referiremos a continuación.47
Hemos señalado cuando en este trabajo fue analizado el contenido del art. 86 del
CP, cuáles son los bienes o intereses jurídicos que se tutelan como fin de proteger a la
mujer gestante. Así, referimos a la necesidad, ética y jurídica, de entender que el
derecho a la salud debe ser comprendido en su mayor extensión; incluyéndose tanto a la
salud física como psíquica.
46
Del voto del Dr. Royer, donde se cita las palabras de la Dra. Alicia Ruiz, en su carácter de magistrado
del Superior Tribunal de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en su voto emitido en el precedente “T.,
S”.
47
Como ha señalado la Corte Constitucional de Colombia “El legislador al adoptar normas de carácter
penal, no puede desconocer que la mujer es un ser humano plenamente digno y por tanto debe tratarla
como tal, en lugar de considerarla y convertirla en un simple instrumento de reproducción de la especie
humana, o de imponerle en ciertos casos, contra su voluntad o su bienestar, servir de herramienta
efectivamente útil para procrear”. Sentencia C-355/06, cit. en: Women’s Link Worldwide, “La liberación
del aborto en Colombia”, www.despenalizacion.com.ar, nro. 2/mayo 2007.
48
Si bien no se nos escapan las tan ricas discusiones de género que se han formulado con respecto a los
derechos de las mujeres, la igualdad y la forma en que deben ser implementadas las políticas sociales y
reformas legislativas, por motivos de orden metodológico, y de extensión del presente trabajo, aquellas
no serán analizadas en esta oportunidad.
mujer, ámbos profundamente ligado con el derecho a disponer del propio cuerpo y a
elegir un plan de vida. Así lo hacen el Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos (Art. 10.2, 12.1 y 12.2); la Convención sobre la Eliminación de todas las
formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW - Art. 10, 11.2, 11.3, 12.1 y 14.2) y
la Convención sobre los Derechos del Niño (Arts. 24.1 y 24.2)49. Puntualmente, la
CEDAW establece que los Estados firmantes tienen la obligación de asegurar a hombres
y mujeres en condiciones de igualdad “los mismos derechos a decidir libre y
responsablemente el numero de sus hijos y el intervalo entre los nacimientos y a tener
acceso a la información, educación y a los medios que les permitan ejercer tales
derechos”50, lo que obliga tener en cuenta la existencia de un marco de discrecionalidad
individual de la gestante que requiere medidas de protección por parte del Estado.51
49
Además de la normativa citada, resulta interesante destacar la referencia que hace el Tribunal
Superior respecto a la revinctimización a la que se somete a la niña sobre quien se solicitaba el aborto,
por parte de los organismos judiciales que la citaron infinidad de veces a entrevistas con los jueces
actuantes y demás profesionales de la salud intervinientes. Con cita de un informe médico se señala
entonces que “la adolescente ha sufrido un proceso de victimización primaria en manos de su
victimario, y actualmente continúan las vivencias de victimización por encontrarse expuesta a diversas
instancias de evaluación y abordajes institucionales”
50
Derecho relacionado también con el principio de autonomía personal, constitucionalmente
consagrado en el art. 19 de la CN.
51
En este sentido creemos necesario destacar lo expuesto por la Corte Constitucional Colombiana (C-
355/200) al afirmar que “la prohibición del aborto cuando esta en riesgo la salud o la vida de la mujer
puede constituir una trasgresión de las obligaciones del Estado Colombiano derivadas de distintos
convenios internacionales, como el art. 6 del PIDCyP, el articulo 12.1 de la CEDAW y el articulo 12 del
PIDESyC” y que “La obligación del Estado de adoptar medidas que protejan la salud no cobija
exclusivamente la salud física de la mujer gestante, sino también aquellos casos en que resulta afectada
su salud mental. Recuérdese que el derecho a la salud (…) supone el derecho al goce del mas alto nivel
posible de salud física y mental, y el embarazo puede causar una situación de angustia severa, o incluso
graves alteraciones psíquicas que justifiquen su interrupción según certificación médica”
52
A esto mismo han aludido los Dres. Soria y Kogan en el precedente citado en este trabajo “C. P, de P.,
A. K” del 27 de junio de 2005.
Penal Argentino. Así, en las observaciones finales efectuadas en el mes de marzo por el
Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas respecto de la aplicación del
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos en la Republica Argentina, se ha
expresado preocupación por “la legislación restrictiva del aborto contenida en el artículo
86 del Código Penal, así como por la inconsistente interpretación por parte de los
Tribunales de las causales de no punibilidad contenidas en dicho artículo. (Artículos 3 y
6 del Pacto). El Estado Parte debe modificar su legislación de forma que la misma
ayude efectivamente a las mujeres a evitar embarazos no deseados y que éstas no tengan
que recurrir a abortos clandestinos que podrían poner en peligro sus vidas. El Estado
debe igualmente adoptar medidas para la capacitación de jueces y personal de salud
sobre el alcance del artículo 86 del Código Penal”53
53
Organización de las Naciones Unidas, Comité de Derechos Humanos, 98º período de sesiones, Nueva
York, 8 a 26 de marzo de 2010, Examen de los informes presentados por los estados partes con arreglo
al artículo 40 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos. Observaciones finales del Comité de
Derechos Humanos respecto del Estado argentino.
altos exégetas jurisdiccionales de las constituciones provinciales y por lo organismos
internacionales encargados de interpretar los tratados derechos humanos.
54
Las obligaciones que se mencionan son aquellas identificadas por las autoras Paola Bergallo y Mariana
Romero de acuerdo al análisis por aquellas efectuado de la Observación General 14 del Comité de
Derechos Económicos Sociales y Culturales. Ver: BERGALLO, Paola; ROMERO Mariana; “El acceso al aborto
permitido por la ley: un tema pendiente (…)”, Op. Cit.
55
Recomendación General Nro. 19 (11avo periodo de sesiones 1992) y Recomendación General Nro. 24
(20avo periodo de sesiones de 1999). Se ha afirmado que “La negativa de un Estado parte a prever la
prestación de determinados servicios de salud reproductiva ala mujer e condiciones legales resulta
discriminatoria. Por ejemplo, si los encargados de prestar servicios de salud se niegan a prestar dicha
clase de servicios por razones de conciencia, deberán adoptarse medidas para que remitan a la mujer a
otras entidades que prestan esos servicios” y que “El deber de velar por el ejercicio de derechos
relativos a la salud impone a los Estados partes la obligación de adoptar medidas adecuadas de carácter
legislativo, judicial, administrativo, presupuestario, económico y de otra índole, en el mayor grado que
lo permitan los recursos disponibles, para que la mujer pueda disfrutar de los derechos a la atención
medica”
56
Véase la nota al pie nro. 31.
Con el fin de cumplir con estas obligaciones, algunas provincias han logrado
dictar regulaciones, en clave de protocolos o guías procedimentales, en las que han
establecido directrices para garantizar la prestación del servicio de aborto para los casos
encuadrados en el art. 86 del Código Penal, instruyéndose a los efectores de salud sobre
cómo proceder y así evitar las intervenciones judiciales innecesarias.57
57
Resolución Nº 304, 29/1/07, Ministerio de Salud de la provincia de Buenos Aires. Resolución Nº 1.174,
28/5/07, Ministerio de Salud del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Resolución Nº
1.380, 28/11/07, Ministerio de Salud y Seguridad Social de la provincia de Neuquén. Ordenanza 8.186,
14/6/07, Concejo Deliberante de la Ciudad de Rosario, provincia de Santa Fe. (véase al respecto:
BERGALLO, Paola; ROMERO Mariana; “El acceso al aborto permitido por la ley: un tema pendiente (…)”, Op.
Cit., p. 463.
58
Ibidem.
59
Véase: http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-146266-2010-05-24.html. Según informan los
medios gráficos, “un recurso de queja contra el veto del gobernador pampeano a la ley que
reglamentaba la aplicación de abortos no punibles llegó a la Corte Suprema. Lo presentaron un diputado
socialista y una organización de mujeres de esa provincia” (véase:
http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-143413-2010-04-07.html).
Asesoría General de la Provincia, a fin de que se expida en la situación concreta” y,
finalmente, agrega que la interrupción de un embarazo en los casos de aborto no
punible, “no requiere de autorización judicial (…) siendo, la imposición de exigencias
adicionales, considerada como atentatoria de los derechos de la mujer y la exposición a
incrementar el riesgo para su salud”.
V. Conclusión.
Al iniciar este trabajo se anunció que nada nuevo se iba a decir. Efectivamente,
la problemática de la discusión relativa a la forma en que se debe interpretar el art. 86
del Código Penal se ha agotado hace ya unos años.
Por último, y no por ello menos importante, hay un deber que muchas veces
queda pendiente: el de escuchar y entender a aquellas quienes realmente lo necesitan.
60
BERGALLO, Paola; ROMERO Mariana; “El acceso al aborto permitido por la ley: un tema pendiente (…)”,
Op. Cit., p. 491