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ROMA

“Las dos civilizaciones más importantes del Mediterráneo, la griega y la romana, sentaron de forma
fundamental las bases de la civilización occidental. Dentro de su inmenso legado cultural aparece con gran
importancia su legado urbanístico. En la antigüedad, Roma se convirtió en una de las civilizaciones más
importantes del mundo, ésta sentó una base muy importante para el desarrollo póstumo de las siguientes
ciudades.” (Terán, 1982, p.14).

Fernando Terán en su libro “El problema urbano” nos permite entender un poco más de la construcción y
desarrollo de esta civilización. Inicialmente, “los romanos habían heredado una serie de tradiciones
urbanísticas de un pueblo que les había precedido en el mismo territorio, los etruscos. Estos fundaban sus
ciudades según ritos religiosos que se manifestaban en un trazado regular ortogonal, condicionado por el
cruce de dos calles principales, orientadas en relación con el curso del Sol”. (p. 15).

Por otra parte, en el libro Atlas de Arquitectura de Müller Werner nos da a entender un contexto parecido
al describir “Roma se eleva desde sus orígenes aldeanos en la Prehistoria hasta convertirse en el centro
de un imperio. Centros religiosos y públicos, edificios de culto y representación constituyen los puntos
gravitatorios arquitectónicos en la imagen de la ciudad. Entre ellos se desarrollan, de una manera
anárquica, barrios residenciales y barriadas proletarias.” (p.215).

Roma a partir de su gran desarrollo, logró un crecimiento muy rápido por lo que “se cree que pasaba del
millón y medio de habitantes ya en el siglo II d. de C. Era una ciudad congestionada, de calles estrechas
en las que el tráfico de carruajes solo se permitía de noche. Las casas tenían hasta diez pisos. A cambio
de ello, contaba con 28 bibliotecas públicas, 11 foros, 1 O basílicas, 1 1 termas, 1.000 casas menores de
baños públicos, 2 anfiteatros, 3 teatros, 2 circos, 36 arcos y unas 4.000 estatuas. Sus 19 acueductos la
abastecían de agua para sus 15 fuentes monumentales y sus 1.352 fuentes menores, así como para hacer
funcionar su grandioso, aunque incompleto, sistema de cloacas”. (Terán, 1982, p.15). Este crecimiento
descontrolado no solo creó las estructuras anteriormente mencionadas, también tuvo sus desventajas en
cuanto a la organización de la ciudad. En el atlas, Müller nos dice “El rápido crecimiento (…) hace fracasar
siempre los planes de reorganización. Frente a ello, Roma funda en todas las provincias ciudades
regulares. Estas forman parte del concepto político-estratégico para la protección del imperio. Casi todas
se construyen según el mismo esquema básico probado: el castro romano. El campamento militar romano
establece un elemento de seguridad en una época de guerras permanentes”. (p.215).
Bibliografía.

1. Terán, Fernando. (1982). El problema urbano. Salvat Editores, Barcelona.


2. Müller, W. Vogel, G. (1984). Atlas de Arquitectura. Alianza Editorial.

BREINER ANDRÉS DE AVILA SANJUAN.

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