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LA FORMACIÓN CAPITALISTA DEPENDIENTE: LA

“REPÚBLICA ARISTOCRÁTICA” Y EL ENCLAVE IMPERIALISTA

La Guerra con Chile significó la destrucción de la capacidad productiva del país y la pérdida
de los territorios salitreros, lo cual hizo que el Perú se encuentre una vez más
económicamente postrado y políticamente segmentado.
Esta segmentación política nos hizo reconocer la falta de integración nacional, la cual se
debía a diferencias entre costa y sierra. Así nació la necesidad de integrar estas regiones,
incorporando la economía serrana con la forma capitalista de la costa, para tener como
resultado una entidad mestiza.
García Calderón se planteó las soluciones para los dos problemas que afectaban la
existencia del
Siendo así el capital extranjero nuestra ayuda para la reconstrucción luego de la Guerra con
Chile. Se entregaron las más importantes fuentes de producción a la Peruvian Corporation
mediante el contrato Grace.
Después de la crisis económica de los setenta las propiedades pasaron a capitales
extranjeros con una notoriedad y rapidez mayores, comercializando la producción y
comenzando así un lento proceso de industrialización, del que destacaría la industria textil.
Entre 1898 y 1918 las exportaciones aumentaron ocho veces debido a un espectacular
crecimiento del cobre y petróleo, monopolizados por el capital norteamericano.
La asociación entre capital imperialista y pre capitalista determinó el actual desarrollo
desigual y combinado y la heterogeneidad estructural; la costa se fue haciendo cada vez
más capitalista configurándose un patrón “criollo”; mientras que en la sierra se mantuvieron
las formas arcaicas de producción, cristalizándose lo “indígena”. En la costa, por ejemplo,
las haciendas se dedicaron a la producción de arroz, sobre la base de “enganche”.
CONSIDERACIONES DE CARÁCTER HISTÓRICO
El fin de la Segunda Guerra en 1945 dio paso a un nuevo período en la historia del
desarrollo del capitalismo a escala mundial, signado por el indiscutible ascenso de los
Estados Unidos como potencia hegemónica. Esa nueva hegemonía fue sustentada en la
creación de diversos organismos internacionales que, aun en la actualidad, operan como
garantes de la influencia norteamericana en el resto del mundo. 7 De tal suerte, podemos
advertir, en primer lugar, la creación en 1945 del Fondo Monetario Internacional (FMI)
y el Banco Mundial (BM) como parte de la estrategia económica norteamericana que le
permitió exportar capitales a Europa, continente devastado por la guerra, para la inversión
en empresas de manufactura y hacia América Latina para la extracción de materias
primas, con lo cual aseguraba para sí el predominio en la toma de decisiones de carácter
económico y el establecimiento del dólar como moneda de cambio internacional. En
materia política, con la creación, también en 1945, de la Organización de Naciones
Unidas (ONU) Estados Unidos logró legitimar un mecanismo que le ha permitido a lo
largo de estos años intervenir en los asuntos internos de los países que conforman la
mencionada organización. En lo que respecta a América Latina, en 1948 se creó, por
medio de la ONU, la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) con el objetivo
"formal" de contribuir con el desarrollo económico de la región. De este organismo
surgieron un conjunto de tesis que con el tiempo recibieron el nombre de desarrollismo,
las cuales intentaron explicar las razones del subdesarrollo latinoamericano, adquiriendo
un gran valor de tipo ideológico que persiste hasta la actualidad2. Dichas tesis las
podemos sintetizar con el siguiente planteamiento: los economistas de la CEPAL, entre
quienes destacaron Raúl Prebisch y Aldo Ferrer de Argentina, Celso Furtado, Antonio
Barros de Castro y María Conceição Tavares de Brasil, Aníbal Pinto y Osvaldo Sunkel
de Chile, Horacio de la Peña de México y José Mayobre de Venezuela, entre otros,
consideraron a América Latina como una región "atrasada" con respecto a las naciones
industrializadas del mundo debido, en primer término, a la herencia colonial que limitó
nuestras economías a la exportación de materias primas y agrícolas, mediante mano de
obra esclavizada o servil y a la importación de productos manufacturados; y, en segundo
lugar, a la prevalencia de estructuras semifeudales, y por tanto atrasadas, que coexistían
al interior de nuestras formaciones socioeconómicas, lo cual nos llevó a un ingreso tardío
y, en

LEGUÍA CONSOLIDACIÓN DE LA DOMINACIÓN IMPERIALISTA Y


EMERGENCIA DE LAS FUERZAS POPULARES ANTI OLIGÁRQUICAS
“Antes del gobierno de Leguía, el sector burgués de la clase dominante se expandió a la
sombra de los enclaves imperialistas. Existía un carácter de clientela que se había
establecido entre terratenientes y capitalistas, y entre éstos y los enclaves, lo cual
determinó que los propietarios nacionales no se comportaran con intereses comunes y
autónomos. Esta disgregación no permitía a su vez ampliar la participación de la
burguesía nacional en el nuevo patrón de desarrollo y centralizar el aparato estatal.
• Leguía pretendió suplir estas deficiencias desarrollando una activa política centralista
que

El aparato burocrático creció sobre la tasa de crecimiento natural de los sectores medios
urbanos satisfaciendo sus requerimientos de empleo e ingresos.
• Se atropellaban las leyes para imponer las de la “Patria Nueva”. Sólo así Leguía pudo
reelegirse en 1924- y en 1929. Su justificación era que el país no estaba preparado para
regirse bajo las reglas democráticas debido a su atraso económico, social y moral, en esas
condiciones un régimen democrático no significa otra cosa que el desorden, tal como se
había visto durante los cien años de existencia republicana, era necesario un “caudillo
constructor” para organizar al país y fomentar el desarrollo económico, solo entonces se
podrían crear estructuras políticas democráticas.
• La rearticulación política hecha por Leguía, al desplazar a la oligarquía civilista se
realizó conformando nuevas clientelas con individuos hasta entonces segregados del
poder. La única forma de mantenerlas satisfechas y sujetas al poder central era crear y
multiplicar el número de prebendas, donaciones y concesiones para que usufructuaran los
recursos públicos.

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