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INTEGRACIÓN ECONOMÍA Y ECOLOGÍA: CAMBIO DE PARADIGMA PARA

UN DESARROLLO SOSTENIBLE.

1. INTRODUCCIÓN:

En los últimos años, se ha visto necesario un cambio de paradigma en cuanto a


nuestro sistema económico, que hasta el momento se ha visto abusivo con el
ambiente.

La sociedad industrializada en la que vivimos, ha venido ignorando los límites de


su crecimiento trayendo desequilibrio ecológico, que a su vez se traduce en
disparidades sociales, ya que la actividad económica no favorece a toda la
población.

La finalidad de este informe es revisar el cambio de estrategia que es necesaria


para poder llevar un estilo de vida más adecuado, en el cual nuestra toma de
decisiones en cuanto a la adquisición de “bienes” (productos y servicios) no
conlleve a la degradación de recursos naturales y a la contaminación de la
ecología global. Lograr engranar nuestras necesidades con la responsabilidad
ambiental.

2. ANTE NUEVOS PARADIGMAS PARA LA SOSTENIBILIDAD DEL


SISTEMA GLOBAL.

(Mapa nro. 1)

3. APROXIMACIÓN DE LA ECONOMÍA A LA PROBLEMÁTICA


AMBIENTAL Y LA SOSTENIBILIDAD.

El estudio de los recursos ecológicos y su sostenibilidad a través de una economía


respetuosa, es la principal problemática ambiental actual.

Sin duda necesitamos una economía que forme parte de la solución y no sólo
parte del problema, ello precisa una teoría que integre la asignación eficiente de
los recursos del medio ambiente con un uso racional y equitativo. Si la economía
debe ser una ciencia de lo “real”, también debe ser una ciencia de lo “vivo, un
sistema de mercado para regular eficientemente los intercambios entre los
agentes económicos, con independencia del medio ambiente.
Iniciamos concibiendo el plano económico en términos de sistemas, reconociendo
las limitaciones del crecimiento material dentro del ecosistema global, aceptar la
superioridad de las leyes ecológicas y termodinámicas sobre las leyes del
mercado y finalmente reconocer los principios de la sostenibilidad del desarrollo.
Es una forma distinta de mirar las relaciones económicas con el entorno natural
viendo que el subsistema socioeconómico debe de integrarse en el sistema
ecológico global y que la economía forma parte del medio ambiente y no al revés
como se ha contemplado por la economía neoclásica.

Comprender las relaciones no lineales, el holismo, la evolución y la complejidad


del mundo viviente donde se asienta la actividad económica. La concepción de
una economía integrada en la ecología, simbiótica y coevolutiva y con visión
transdisciplinaria emerge como un eje estructurante de los procesos de cambio y
transformación hacia el desarrollo sostenible.

- Entre la “Economía Ambiental” y la “Economía Ecológica”

Partimos de la idea de aproximar conceptual y operativamente, la economía y


ecología. Históricamente tenemos dos conceptos base, la “Economía Ambiental”
gestada a principios de los años setenta y, posteriormente, la “Economía
Ecológica” planteada a finales de los ochenta. Ahora, nos preguntas si ¿acaso no
son lo mismo?, y llegamos a la comparación entre “¿gato blanco y gato negro?
¿Lo importante no es que cacen ratones?”.

Y seguro que lo más importante es que la Economía tanto como ciencia y también
como actividad asuman (“cacen”) las reglas de evolución y funcionamiento de la
naturaleza como ecosistema global que alberga al sistema socioeconómico.

La crisis global del ambiente se debe esencialmente al “mal funcionamiento” del


sistema socioeconómico con relación al entorno natural. La solución a la crisis es
engranar la economía mundial con la ecología global para poner en marcha un
proceso de desarrollo sostenible limpio, justo y económicamente viable a largo
plazo. ¿Cómo lograrlo? Retrocedemos a la noción de “Economía ecológica” en la
que complementar los fundamentos de la economía de mercado con las variables
ambientales, integra la economía con la ecología en la toma de decisiones a todos
los niveles, siempre con racionalidad económica en el reconocimiento de la
escasez de la biosfera.
4. INTEGRACIÓN ECONOMÍA – ECOLOGÍA EN MARCO DE LA
SOSTENIBILIDAD ¿“ECONOLOGÍA”?, ¿“ECOLONOMÍA”?.

La idea parte de que la lógica de lo económico debe ajustarse a la lógica de la


sostenibilidad en la biosfera. Este proceso contrubuye a permitir la “ecologización
de la economía” y la “economización de la ecología” para plantear nuevos
sistemas de administración de la “escasez global” y de los “bienes comunes
globales”, además de los diferentes ecosistemas y sus poco valorados servicios a
la humanidad.

Con esa hibridación científica entre economía y ecología en busca de su


integración operativa se incorporan nuevos mecanismos e instrumentos que
trasciende el objetivo de lo monetario y lo cuantitativo para aspirar a la
supervivencia global de forma sostenible. Esta nueva versión, la mezcla entre
conceptos, tiene nuevas denominaciones, como “Ecolonomía” o también
“Econología”. Nos planteamos así, el reconsiderar el papel del mercado y los
precios con nuevos criterios éticos intergeneracionales para una gestión del capital
natural con un cambio en la concepción económica de “valor” y anteponiendo,
sobre todo, el análisis de los flujos físicos de materia y energía que transmitan por
el sistema económico.

4.1 El juego del mercado y los precios.

Nos encontramos con la incógnita latente, ¿Hasta qué punto es posible reinventar
una economía ecológica (teoría y actividad) para vertebrar un modelo de
desarrollo sostenible sin trasformar radicalmente el orden económico y social y los
estilos de vida? cualquiera que pudiera ser la respuesta de la economía a las
nuevas realidades, se debe pensar en los mecanismos de los precios. Hay que
encontrar instrumentos capaces de dotar al capitalismo de un “rostro humano y
vital”, e incluir en el sistema de precios, mecanismos de corrección apropiados,
cualquier error en el sistema de precios puede poner en peligro la sostenibilidad
del desarrollo.

Aunque “los precios no deban mentir”, porque deben expresar la “verdad


ecológica” del valor del uso ambiental y su escasez, existen ciertos aspectos del
sistema ambiental que no pueden ser valorados por un sistema económico. Esto
produce que algunos objetivos ambientales serán medidos por el poder público
más que por el mercado.

En este aspecto, la Economía Ecológica ofrece una racionalidad cualitativamente


superior frente a la Economía Ambiental. Ambas, sin embargo, aunque en
diferente grado, reconocen la necesidad de renovación de los métodos de
valoración de los costes y beneficios asociados al medio ambiente, considerando
aspectos de mejora potencial, compensaciones sobre las preferencias nos sólo de
los individuos de la generación actual, sino también de las generaciones
venideras.

4.2 Más allá de las externalidades ambientales.

Hablando de la nueva escuela de pensamiento económico-ecológico, podemos


concluir que es más rica, profunda y radical que el enfoque convencional de la
Economía Ambiental. El carácter distintivo de la Economía Ecológica es que va
mucho más allá de las consideraciones sobre el control de las “externalidades
ambientales” dando un precio al medio ambiente y aplicando el Principio “Quien
Contamina Paga”, que básicamente ha sido el fundamento de la Economía
Ambiental. En la economía ecológica se ven los problemas como “externalidades”
que tienen solución en el contexto del mercado, se trata de buscar niveles
“óptimos”.

La economía tradicional basada en la “internalización de las externalidades


ambientales”, valoración de costes y beneficios, y en la corrección de los fallos del
mercado para la asignación eficiente de los bienes y recursos del medio ambiente,
se muestra insuficientes para dar una respuesta coherente e incitar al responsable
político a tomar decisiones apropiadas sobre los cambios planetarios, los procesos
irreversibles y los riesgos catastróficos. La Economía Ecológica abarca el contexto
físico de la actividad económica y trata de analizar los impactos que ésta provoca
en el entorno considerando los flujos de materia y energía, así como la
biodiversidad y la coevolución de los sistemas ambientales y humanos sin olvidar
los conflictos de la internalización de externalidades, la distribución y la equidad
intergeneracional.

Para enfrentarse a la problemática ambiental y a la sostenibilidad todavía se


requieren muchas acciones sociales que vayan también mucho más allá de los
instrumentos económicos.

4.3 Principios operativos de una economía sostenible atendiendo a los flujos


físicos

La Economía Ecológica, proporciona pautas racionales para el uso y gestión del


medio ambiente en su doble calidad de fuente de recursos y sumidero de
residuos:
a. Una economía que no podría procesar los recursos vivos a una velocidad mayor
que la de su renovación (la tasa de uso de los recursos renovables no puede
exceder a su renovabilidad).

b. Un economía que no acabaría con los recursos agotables antes de encontrar


sustitutos duraderos (la tasa de uso no debe sobrepasar la tasa de sustitución por
otros recursos renovables)

c. Una economía que tampoco contaminaría más allá de capacidad de absorción


biológica de la naturaleza. (la actividad económica no puede generar residuos por
encima de la capacidad de carga de los ecosistemas).

Además de la consideración de los flujos físicos, hace falta incluir otros principios
para gestionar equitativamente el futuro con una nueva idea del contrato social
intergeneracional para una sociedad con aversión a la incertidumbre. De aquí, la
importancia de integrar el “principio de precaución”, ante la vulnerabilidad del
cambio global, la baja sustituibilidad del capital natural o la imposibilidad de
internalización de externalidades para la salvaguarda de "capitales críticos"
(insustituibles y no compensables) y la consecución de "niveles mínimos de
seguridad” (buscando un equilibrio entre las preferencias morales y el libre uso de
los sistemas ambientales).

Finalmente buscamos que esta reestructuración económica se define en base a


criterios de “eco-eficiencia”, para producir más y mejor con menos recursos
materiales y energéticos y generando, a la vez, menos contaminación; imitar la
naturaleza a la hora de reconstruir los sistemas productivos humanos, con el fin de
hacerlos compatibles con la biosfera (Benyus, 1997; Riechmann, 2003). En este
sentido, si lo que se produce debe ser reintegrable al ciclo económico habría que
tender al abandono de sustancias peligrosas (no biodegradables), alejarse de los
productos sintéticos, y reducir la complejidad de bienes (Riechman y Fernández
Buey, 1996)

4.4 Compromisos político - sociales y equidad.

Se debe incluir compromisos políticos que abarcan de la sostenibilidad ambiental,


y también la redistribución justa de la riqueza y del poder, pasando por el fomento
de la democracia participativa, la diversidad cultural, el control social de las
fuerzas de mercado y el desarrollo cualitativo personal y social. Se obtiene un
mayor alcance conceptual en este tema con una “Economía Socioecológica”
(Jacobs, 1996)
En el ámbito de la economía ecológica, la dimensión política se suele ceñir al
análisis de los “conflictos ecológicos distributivos”, y se ha definido más
específicamente como “ecología política” (por similitud a la “economía política”,
que aunque fuera el nombre histórico de la economía, se ha venido usando
recientemente para estudiar las relaciones de distribución económica y equidad)
(Martínez Alier, 1999),

El desarrollo sostenible es una preocupación mundialmente reconocida, pero los


países desarrollados tienen una especial responsabilidad pasada, presente y
futura, dada su contribución a los impactos ambientales y su potencial para
contribuir a paliar la pobreza y frenar los procesos de insostenibilidad en todo el
mundo.

4.5 Valores ambientales en la economía de la sostenibilidad: un cambio


axiológico con una nueva ética.

Partimos del reconocimiento de nuevos esquemas de valoración de la naturaleza


en base a su propia existencia y por las funciones ecológicas que prestan los
sistemas naturales y los servicios de soporte, regulación, producción e información
que ofrecen para mejorar el bienestar humano. Esta idea se enmarca en una
nueva visión ética menos antropocéntrica y más biocéntrica que reclama un nuevo
papel del ser humano en la biosfera (una ser singular en el entramado ecológico
de la vida, pero no el dueño absoluto de la naturaleza). Y también para reajustar el
propio concepto de valor y las formas de valorar este patrimonio, ampliando el
tratamiento económico hoy día predominante.

La mayor parte del “capital natural” (el stock de riqueza que produce un flujo
valiosos de bienes y servicios en el tiempo) no puede ser sustituido por “capital
hecho por el hombre” (bienes de producción para producir) y su preservación
resulta imprescindible para el mantenimiento de la vida y la continuidad del
bienestar humano a lo largo del tiempo. Una economía orientada por la eco-lógica
hacia la sostenibilidad se preocupa por ajustar los valores del capital natural y se
esfuerza por enseñarnos a “vivir de los intereses” que éste produce sin agotarlo.
Bajo esta premisa, se trata de construir una Contabilidad Ecológica
(contabilización de los stocks y flujos de materia y energía) integrada con la
Contabilidad Económica (cuentas económicas) donde se incorporen los costes y
los desgastes de los activos ambientales vinculados a los procesos económicos
de consumo y producción.

Las materias primas que suministra la naturaleza al proceso productivo, así como
muchos de los servicios de los ecosistemas, no están mínimamente reflejados en
los precios de mercado, una gestión sostenible de los recursos naturales exige un
cambio en la concepción económica del “valor”, tanto si se usan como si no, para
actuar sobre opciones que no pertenecen al mercado.

Debemos crear conciencia de que hasta hoy seguimos dependiendo de los


servicios que presta la biosfera a través sus ecosistemas y del flujo de servicios
que éstos prestan desinteresadamente. Se requiere un enfoque armónico entre
diferentes disciplinas, perspectivas filosóficas y escuelas de pensamiento (enfoque
“transdisciplinario”, ya que el actual proceso decisorio no reconoce en toda su
amplitud el propio valor de los ecosistemas y el de los servicios que prestan para
el desarrollo económico y el bienestar humano.

Referente a de los servicios proporcionados por los sistemas ecológicos se


reconoce que su valor “fuera de mercado” (en su mayor parte) supera
ampliamente el valor de la producción material medida por el “Producto Nacional
Bruto Global” (Costanza, 1997).

Los servicios que prestan los ecosistemas se traducen en beneficios obtienen que
las personas y, por tanto, los cambios que experimentan estos servicios afectan el
bienestar humano a través de los impactos en la seguridad, las necesidades
materiales básicas para el buen vivir, la salud y las relaciones sociales y
culturales.

Los nuevos enfoques de una economía sostenible sobre la valoración económica


del medio ambiente tienen que hacer referencia al “valor primario de la naturaleza”
(valor intrínseco "no antropocéntrico" del capital natural) y explícitamente a los
valores de uso y de no uso que conforman el Valor Económico Total (VET),
entendido como la suma del “valor de uso directo” (alimentos, biomasa), del “valor
de uso indirecto” (funciones ecológicas de los ecosistemas) y valor de “opción”
(para uso directo o indirecto en el futuro), conjuntamente con el “valor de no uso”
en sus condiciones de valor de “existencia” (valor por el mero hecho de existir y
más relacionado con la noción de valor intrínseco), y valor de “legado” (para
herencia de los descendientes) (Munasinghe, 1992).

Una decisión social, democrática y racional sobre el valor del capital natural y el
uso y conservación de los ecosistemas se enmarca más en el ámbito de la
política, dado que no puede considerarse como una decisión meramente
económica. En cualquier caso, para sustentar adecuadamente las decisiones y
que sean políticamente coherentes es necesario disponer de modelos integrados
que abarquen las interacciones complejas entre los sistemas ambientales y
humanos, a diferentes escalas, y que aborden escenarios sobre los cambios a
medio y largo plazo, incorporando información tanto científica formal, como
conocimiento tradicional o local.

Se trata de conjugar múltiples disciplinas científicas con otras sabidurías


populares, porque la consideración de futuros ambiguos y de incertidumbres
cuantificables no sólo necesita mayor rigor científico académico, sino también
experiencia, democracia participativa y credibilidad.

4.6 Transdisciplinariedad e instrumentos de acción.

La economía ecológica orientada por los principios de la sostenibilidad, trata de


evitar reduccionismos tanto de tipo ecológico, como de lenguaje científico o de
método; viene evolucionando mediante un proceso interactivo entre diversas
escuelas de pensamiento, combinando diferentes presupuestos científicos e ideas,
al menos parece que una de las premisas básicas y generalmente compartida de
esta nueva disciplina es que la sostenibilidad del sistema socioeconómico en su
conjunto está limitada por la capacidad de carga del ecosistema global y el
equilibrio de sus mecanismos de regulación y evolución.

La visión transdisciplinaria es uno de los rasgos distintivos de esta nueva


perspectiva frente a la visión disciplinaria estándar, en la cual se definen fronteras
exactas entre disciplinas y coexisten los espacios vacíos entre los territorios, que
ninguna disciplina cubre. Sin duda es una dimensión superior a la visión
interdisciplinaria donde hay diálogo e interacción y las disciplinas se superponen
para llenar los espacios vacíos en el escenario intelectual, pero manteniendo sus
territorios claves.

Veamos gráficamente las tres visiones disciplinaria, interdisciplinaria y


transdisciplinaria.

(Mapa nro. 2)

Si la perspectiva de la economía ecológica parte de un enfoque científico


transdisciplinar su aportación de instrumentos de acción deben ser también
transdisciplinares para enfrentarse a objetivos múltiples, ecológicamente
sostenible, ser económicamente eficientes y socialmente justos.

4.7 Posmodernidad, Ciencia Posnormal y Sabiduría.

El pensamiento actual orientado desde la sostenibilidad, está configurando una


corriente de pensamiento que podría denominarse “sostenibilista” que necesita
fundamentos “posmodernos”, donde la única norma es la ausencia de norma ,así,
se ha cuestionado las bases del conocimiento científico que han conformado el
pensamiento moderno, se niega la objetividad de la ciencia, el determinismo, la
cultura unitaria, la racionalidad de la relación entre objeto y sujeto (el hombre
racional frente a un mundo de cosas), mientras que admite la fragmentación, la
discontinuidad y lo caótico.

ALTO
TIPOS DE CIENCIA
RIESGOS DE LA DECISIÓN

INGENIERÍA
CIENCIA
APLICADA
APLICADA
NORMAL CIENCIA
ASESORÍA
PROFESIONAL POSNORMAL
BAJO
BAJA INCERTIDUMBRE DEL SISTEMA ALTA

El grado de incertidumbre de los sistemas y los niveles de riesgo de decisión, se


pueden establecer tres tipos de ciencia. La ciencia normal basada en la
simplificación de la complejidad mediante disciplinas especializadas que supone
una racionalidad capaz de establecer hechos, superar la incertidumbre y plantear
acciones, todo ello en condiciones de baja incertidumbre y bajo riesgo; en un
contexto de conflictos de valoraciones y altos riesgos aparece la ciencia
posnormal ante fenómenos complejos e inciertos (cambio climático, por ejemplo) y
cuando las decisiones son urgentes.

Se debe reconciliar la razón con la pasión, en lugar de tratar de descubrir hechos


puros conquistando la ignorancia por el poder de la razón y creyendo que la
incertidumbre es el resultado de las pasiones humanas, tal como se ha venido
admitiendo por la ciencia normal, respetando la calidad y la incertidumbre,
incluyendo la diversidad, el diálogo y el debate, ampliándose la comunidad
científica de “evaluadores” en un proceso de democratización científica, donde
caben los actores sociales implicados y las comunidades locales con
conocimientos específicos.

Necesitamos una información útil y responsable para pasar de la sociedad de la


información a la sociedad del conocimiento, actualmente el volumen de
información en “Internet”, como medida de expresión simple del avance
informativo actual, se dobla cada tres meses, mientras que el stock de ciencia
válida aumenta mucho más despacio, aunque se dobla cada 15 años. El nivel de
sabiduría de hoy no es mucho mayor que hace tres mil años, y no sabemos cómo
producirla o al menos no al ritmo que producimos conocimiento.

Concluimos en que el conocimiento científico nos dice lo que puede ser a partir de
los datos, combinando deducción e inducción, el saber muestra lo que merece ser
hecho entre todo lo que se puede hacer: qué amar, qué rechazar, qué conservar.

5. CONCLUSIONES

- Como sociedad industrializada, en un nuevo paradigma económico, está en


nosotros el superar el reto de renunciar a la mercantilización de la biosfera,
respetando sus límites y asumiendo su lógica, la lógica compleja de un mundo
viviente y evolutivo. Generar nuevos beneficios a partir de una mejor distribución
de los bienes materiales y no materiales.

- La economía (“ciencia de la administración de la casa”), y la ecología (la “ciencia


de la casa”), no deben ser ciencias que respondan a lógicas diferenciadas, debe
existir una coherencia que las integre racionalmente. De esta forma lograr una
coevolución del conjunto global y la humanidad dentro de la biosfera.

- Si nos centramos en el marco biofísico de Gaia podemos lograr reintegrar la


economía con las ciencias naturales y sociales, optando por un sistema
socioeconómico duradero; que respete sobre todo la ética y justicia distributiva y
trabaje con eficacia.

- Como sociedad global tenemos el gran reto de lograr llegar a un consenso


general, de qué es lo que debe ser sostenible hacia el futuro y objetivos de
desarrollo compartidos en el planeta.

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