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Aprendizaje basado en Talleres filosóficos (ATF).

Por: Einar Iván Monroy Gutiérrez, PhD.


Líder nacional programa de Filosofía.

Introducción.
Podemos afirmar que el Taller Filosófico es tan inicial como la
filosofía misma. Destaquemos sólo dos testimonios que nos permiten
corroborarlo. En el primero de ellos, Diógenes Laercio nos cuenta en un
pequeño relato que:
(Heráclito) habiéndose retirado al templo de Ártemis, jugaba a
las tabas con los niños; y cuando los Efesios se reunían a su alrededor,
él les decía: «¿por qué os sorprendéis miserables?, ¿no es mejor hacer
esto que participar con vosotros en el gobierno de la ciudad? (D.L. IX
3).
Ἀστραγάλαι astrágalos o tabas son piezas que antiguamente se
extraían de huesos de animales, sobre todo corderos, y como recurso
lúdico se utiliza en un juego de combinación (Hernández, 2003, p. 164.
Cfr. Homero, Ilíada, XXIII 88; Platón, Lisis, 206e). En dicho testimonio no
hay una declaración del filósofo como un ser apolítico, sino todo lo
contrario. La renovación política que Heráclito esperaba la veía
prefigurada en los niños de su ciudad y por eso jugaba con ellos, les
enseñaba en las gradas del templo de Ártemis efesia, un lugar que
tradicionalmente era asistido para los ritos y ofrendas a la diosa, en doble
actitud crítica de su religiosidad Heráclito lo frecuenta para el juego, para
el saber y para depositar su libro. Así, además de un sitio de culto,
también fue un lugar para el saber (D.L. IX 3).
Siglos después, Platón, en uno de sus diálogos de vejez, el Teeteto
o sobre el conocimiento, nos cuenta en boca de Sócrates en qué consiste
el arte de la mayéutica:
Ahora bien, lo más grande que hay en mi arte de parir es la
capacidad que tiene de poner a prueba por todos los medios si lo que
engendra el pensamiento del joven es algo imaginario y falso o
fecundo y verdadero. Eso es así porque tengo igualmente con las
parteras esta característica: que soy estéril en sabiduría. Muchos, en
efecto, me reprochan que siempre pregunto a otros y yo mismo nunca
doy ninguna respuesta [...] La causa de ello es que el dios me obliga
a asistir a otros, pero a mí me impide engendrar. Así que no soy sabio
en modo alguno, ni he logrado ningún descubrimiento que haya sido
engendrado por mi propia alma. Sin embargo, los que tienen trato
conmigo, aunque parecen algunos muy ignorantes al principio, en
cuanto avanza nuestra relación, todos hacen admirables progresos, si
el dios se lo concede, como ellos mismos y cualquier otra persona
puede ver. Es evidente que no aprenden nunca nada de mí, pues son
ellos mismos y por sí mismos los que descubren y engendran muchos
bellos pensamientos. Platón, Teeteto,150c-d.
Poner a prueba los prejuicios, presaberes, problematizar una
realidad en la que parece nos vamos acomodando; tener trato entre sí,
dialogar, exponerse ante el otro, hacer un acto de honestidad intelectual,
presentar los argumentos, pruebas, evidencias, criterios en un debate
abierto; descubrir y engendrar uno mismo o conceptualizar por sí mismo,
sin la tutela de los medios o de las instituciones que reproducen
intencionalmente un saber. Heráclito y Sócrates parecen ser los referentes
de la antigüedad griega sobre lo que hoy se ha dado en llamar Taller
filosófico.
Así pues, en la presente contribución nos proponemos mostrar el
sentido pedagógico y didáctico del Taller filosófico a la vez que presentarlo
como estrategia para el aprendizaje, no sólo en ambientes virtuales, sino
también para el desarrollo de competencias tales como la lectura crítica,
la comunicación escrita, e incluso las ciudadanas, toda vez que ellas se
entienden tanto un “ejercicio de derechos y deberes” y como
“participación activa en la comunidad a la cual se pertenece” (Calderón y
Piñeros, 2017, p. 43). Presentarlo en la comprensión actual de la escuela
francesa o Institut de Pratiques philosophiques quien retoma y desarrolla
el Taller Filosófico, caracterizarlo como estrategia de aprendizaje, exponer
sus fases o momentos, determinar los productos, las competencias y
aprendizajes que se derivan de ellos serán los apartes que expondremos
a continuación.
Comprensión actual desde la escuela francesa.
El Taller Filosófico o Atelier philosophique surge en la década de los
90´s, en Francia, como perfeccionamiento del Café Filosófico. De acuerdo
con los planteamientos de Arnaíz (2005, 2007 y 2011), Brenifier (2005,
2007, 2011), Corcuff (2011), Gutiérrez (2017), Millón y Brenifier (s.f),
Pürro (2013), Tozzi (2007), y Valent-Royère (2017), se trata de una
práctica en la cual, a partir de la cual, y con la cual se hace posible la
interacción y fortalecimiento de habilidades que permitan el desarrollo
integral y de un pensamiento crítico, cuya meta es la liberación de las
opiniones sin fundamento, y fundamentalistas, para aprender a pensar
por sí mismos, a partir de un diálogo vivo con otros, exponiendo lo
pensado, y construyendo acuerdos sobre las diferencias.

Brenifier (2011) compara el Taller Filosófico con un taller de pintura en el


que todos los participantes participan en forma activa, evitando ocupar
un rol pasivo en el ejercicio ya sea como observador o simplemente
oyente.
Igual que en un taller de pintura, de lo que se trata es de
producir. Y entendemos por «producir» el proceso de confrontarse a
una materia para conseguir un resultado. Sólo que la materia de la
actividad filosófica no es el color ni la textura, sino el pensamiento
individual, tanto oral como escrito. (p. 102).

Para producir pensamiento individual, Brenifier (2011, p. 103-105)


propone tres tipos de Talleres filosóficos: preguntas recíprocas, narración
y trabajo textual. El tipo de las preguntas recíprocas consiste en que los
participantes deben plantear una pregunta, formular una hipótesis,
revisar y criticar la hipótesis formulada; si la hipótesis no se mantiene a
la crítica se reformula o abandona y en caso que sea aprobada se
desarrolla. El ejercicio fundamental es la problematización de las
diferentes posturas. La narración es un ejercicio que parte de una
pregunta, es decir, también se constituye en una problematización, pero
no se desarrolla mediante la deconstrucción o crítica de la hipótesis, sino
a través de una narración de cualquier tipo y formato con el fin de inferir
las claves que permitan responder la cuestión planteada. El trabajo
textual parte de una lectura previamente seleccionada y consiste en
identificar la intención principal del autor, formular críticas a los
presupuestos y comprender las diferencias conceptuales.

En definitiva, se trata de confrontarse con los preconceptos,


presaberes, prejuicios, contrastarlos con las de los demás a fin de
identificar nuevas representaciones y, finalmente, reconocer ideas de
unidad o coherencia (Brenifier, 2011, p. 102).

Características y roles.

Para efectos de una aplicación efectiva en los cursos, no sólo


de filosofía, sino de otras ciencias sociales y humanas, nos
permitimos resumir las características y los roles que se desarrollan
en un Taller Filosófico.

1. El ATF tiene una “dimensión artesanal y cooperativa


(cooperación de individualidades)” (Corcuff, 2011).

2. En el ATF, el docente interviene para reformular y motivar al


pensamiento (Corcuff, 2011).

3. En el ATF se centra la atención en el proceso, en la


construcción de ideas y argumentos (Corcuff, 2011).

4. En el ATF “hay un proceso reflexivo de coproducción asistido


por el facilitador” (Corcuff, 2011).

5. En el ATF se fortalecen las Competencias Sociales y Cívicas,


tales como: civilidad, tolerancia, rechazo de prejuicios y estereotipos,
habilidades de comunicación (Pürro, 2013).

Roles.

Los roles que desempeñan tanto docentes como estudiantes


están fundamentados en las características señaladas de los
Talleres Filosóficos.

Estudiante:

1. Conocer los objetivos de aprendizaje y los propósitos a alcanzar.


2. Apropiarse de los contenidos facilitados por el docente.

3. Interactuar con el docente y los compañeros de curso o grupo a


través de los diferentes medios y mediaciones facilitados por la UNAD.
4. Llevar a cabo las actividades de acuerdo con los momentos en los
cuales se desarrolla el Taller Filosófico.

Docente:

1. Facilitar contenidos de calidad en multiformatos, elaborados


por él o por otros.
2. Proponer los objetivos de aprendizaje y los propósitos a
alcanzar.
3. Motivar al pensamiento y reconducir la discusión cuando
ésta se salga del cauce de temas o problemas.
4. Hacer seguimiento al desarrollo de la problematización,
conceptualización y argumentación.

5. Evaluar las actividades Lectura crítica, Escritura creativa y


Debate abierto y los trabajos académicos establecidos.

6. Propiciar una realimentación tanto al desarrollo de los


momentos, actividades y construcciones individuales y colaborativas.

Fases o momentos.

Dicha práctica entraña tres momentos, interdependientes y


circulares: problematización, conceptualización y argumentación.

Por su parte, la problematización es una actividad que no consiste


en inventar un problema, sino en articularlo, es decir, mientras que ante
un problema o proposición X preguntamos ¿por qué?, sólo estamos
apuntando al motivo o razón de ese estado, pero no deconstruye o rompe
con el estado de cosas, en contraste, es necesario formular cuestiones del
tipo: "¿Hay momentos en que esta proposición es falsa?", "¿Cuáles son
los límites de verdad de esta propuesta? ¿Cuáles son las condiciones de
verdad de esta proposición?" (Brenifier, s.f, p. 62). Por ejemplo: una
pregunta del tipo: "¿Pueden los valores morales oponerse entre sí?", sea
cual sea la respuesta entraña un problema. En el caso que sea "Sí", es
una respuesta que demanda el sentido común y la experiencia, ya que los
valores morales son bastante divergentes y relativos; en el caso que sea
“No” habrá que justificarlo toda vez que actuar según valores morales
implica deliberación, selección y desestimación de otros valores morales
opuestos en su contenido. Según Brenifier (2007, 2011), la
problematización se realiza a través de diversas formas, entre ellas:
sospecha, negación, interrogación, comparación. Pero donde la
encontramos mejor definida es en Millón y Brenifier, (s.f):

Suministrar objeciones o preguntas que permitan mostrar


los límites, los defectos o las imperfecciones de las proposiciones
iniciales, a fin de eliminarlas, modificarlas o enriquecerlas. Esto
se llama también pensamiento crítico. El postulado de esta
competencia es que todo enunciado, cualquiera que sea, plantea
de algún modo uno o más problemas. Se trata pues de
considerar todo enunciado como una simple hipótesis, posible o
probable, pero nunca necesaria o absoluta. «¿Tienes una
objeción o pregunta?», «¿Ves algún problema en esta frase?»
(p. 20).

Y por otro lado, la conceptualización supone la articulación del


pensamiento de “lo otro a partir de mí mismo” con la autocrítica en el
sentido de “pensarme a partir de lo otro” (Brenifier, 2007, p. 223-224), a
fin de “captar lo esencial en lo que ha sido enunciado distinguiendo,
apelando o utilizando los términos que fundamentan el sentido de un
discurso” (Millón y Brenifier, (s.f), p. 21). Es importante reconocer las
siguientes diferencias: mientras que la idea es una representación o
entidad general y la noción es un conocimiento, el concepto es una función
o relación que se mide por su claridad, universalidad y funcionalidad.
Como parte de la actividad con conceptos, Brenifier (s.f., p. 49-50)
proporciona las siguientes:

a. Conocer los conceptos engendrados y aprobados por la


tradición filosófica: consiste fundamentalmente en adquirirlos
y definirlos precisando su naturaleza, en otras palabras,
apropiárselos.
b. Reconocer un concepto general: cuando aparece implícito es
necesario hacer un ejercicio de abstracción y de percibirla
cuando aparece.
c. Crear un concepto específico: es el momento de creación
filosófica por excelencia pues en él se articulan las fuerzas y
el despliegue de una época. El término que se utilice puede
ser tan habitual como el de οὐσία –ousía- que en dialecto ático-
jónico significaba corrientemente la riqueza de algo, por
ejemplo, los nutrientes de un alimento, pero también
propiedad o posesión; sin embargo, Aristóteles lo eleva al
rango de fundamento o aquello que hace que un ente sea
como es, mantener su identidad, su esencia.

En definitiva, se trata de comprender que el concepto permite


resolver un problema o responder una pregunta. En otras palabras,
conceptualizar no es un momento en el que sólo se repite (a) o reconoce
(b) lo que dijo o lo que acuñó un autor en un libro o en el conjunto de su
obra, sino en el que se re-crea aquella realidad que le dio origen y de la
que da cuenta como concepto.

Finalmente, la argumentación es la puesta a prueba tanto del


pensamiento individual como grupal, en el que se pretende “conseguir
que cada participante sea consciente de su peculiar aprehensión del
mundo y de sí mismo, delibere sobre las posibilidades de otros esquemas
de funcionamiento mental y se comprometa en un proceso dialéctico que
le permita trascender sus propias opiniones” (Brenifier, 2007, p. 219).

Productos, competencias y aprendizajes.

Las actividades en las cuales se desarrollan los tres momentos del


Taller Filosófico, así como los trabajos académicos esperados son los
siguientes:

Problematización: Lectura Crítica: acercamiento al autor y


contexto en el que vivió, Lectura del texto, Establecer relaciones, Ampliar
información, reconocer el problema que aborda el autor y establecer una
interlocución. Trabajo académico esperado: Informe de lectura (se
sugiere Fichas de lectura).

Conceptualización: Escritura Creativa: reconocer y apropiar los


conceptos, afirmación o hipótesis, argumentos, y presentarlos rigurosa y
sistemáticamente. No debemos olvidar que el sentido definitivo es la
creación propia de conceptos. Trabajo académico esperado: Ensayo o
Artículo (máx. 5 páginas).

Argumentación: Debate Abierto: plantear las apuestas personales,


cuestionar objetivamente las propuestas de los compañeros, contrastar
las posiciones de los diferentes integrantes, concluir el ejercicio
reconocimiento los principales puntos de encuentro y desencuentro.
Trabajo académico esperado: contribuciones en los foros de trabajo
colaborativo (se sugiere tantas contribuciones como integrantes tenga el
grupo, es decir, cada estudiante deberá debatir la propuesta de cada uno
de sus compañeros activos o hacer una autocrítica). Los argumentos e
ideas con mayor peso deberán integrarse a la versión final del ensayo o
Artículo que entregarán los estudiantes.
Finalmente, se propone la siguiente gráfica en la que se integran los
momentos, actividades, productos del Taller Filosófico con los Entornos
de los Ambientes Virtuales de Aprendizaje.

Problematización

Apropiación de Contenidos
multiformatos y problemas Entorno de conocimiento
Lectura crítica. de la realidad y elaboración y de aprendizaje práctico.
de Fichas e informes.

Conceptualización

Entorno de aprendizaje
Escritura creativa. Ensayo o Artículo. colaborativo, práctico y
Seguimiento y evaluación.

Argumentación

Entorno de aprendizaje
Debate abierto. Discusión en el foro
colaborativo.

Fuente: Elaboración propia.

Competencias que se desarrollan mediante el ATF.

De acuerdo con Calderón, A. y Piñeros, M. (2017, p. 21-22),


consideramos que, mediante el Taller Filosófico, el estudiante, de
una parte, identificará la microestructura y macroestructura del
texto, reconocerá la intención comunicativa del autor y sus recursos
lingüísticos, las estrategias discursivas que permiten comprender
los enunciados, apropiándoselos mediante escritos en los que ocupe
una posición en un determinado contexto desde una perspectiva
hipotética.

De la otra, comprenderá problemas, los transformará mediante


procedimientos y estrategias, planteará soluciones adecuadas, y
presentará información cuantitativa y esquemática en distintos
formatos. (Calderón, A. y Piñeros, M. 2017, p. 32).

En tercer lugar, conocerá los fundamentos, derechos y deberes, así


como las formas de participación ciudadana; analizará y evaluará
las intenciones, solidez, coherencia, confiabilidad, validez e impacto
de los discursos desde diferentes perspectivas para comprender y
reconstruir la realidad sistémicamente. (Calderón, A. y Piñeros, M.
2017, p. 43-44).

Finalmente, el estudiante, mediante el uso adecuado de distintos


mecanismos planeará y desarrollará escritos relevantes,
coherentes, consistentes, claros y efectivos; sustentará
planteamientos, demostrará afirmaciones, justificará opiniones y
explicará puntos de vista; e integrará diferentes recursos
estilísticos. (Calderón, A. y Piñeros, M. 2017, p. 63-64).

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