Sie sind auf Seite 1von 23

LA REORGANIZACIÓN DE LA PROPIEDAD EN LOS PROCESOS DE PAZ.

LA RESOLUCIÓN DE LOS CONFLICTOS DE TIERRAS Y EL PAPEL DEL


REGISTRO DE LA PROPIEDAD.
RESTITUCIÓN DE TIERRAS Y DERECHOS DE LAS COMUNIDADES INDIGENAS.

La temática de la presente ponencia en el caso de nuestro país, Chile, nos convoca


ineludiblemente a participar en ella porque se trata de un conflicto que se arrastra desde el
siglo 19 y que se prolonga en la actualidad, y en el que ningún gobierno ha sido capaz de
dar una solución integral y definitiva al problema de la tenencia de la tierra y a la propiedad
de ésta por y para los pueblos originarios, pese a que la ley vigente llamada “Ley Indígena”
N° 19.253 ( Diario Oficial 5-X-1993) que establece normas sobre protección, Fomento y
Desarrollo de los Indígenas, y crea la Corporación Nacional de Desarrollo Indígena,
constituye un avance en el tratamiento de las demandas de los pueblos originarios,
considerando que, como lo dispone la Corte Inter Americana de Derechos Humanos en
sentencia dictada en el caso de la Comunidad Mayagna Awas Tingni Vs. Nicaragua, “los
indígenas por el hecho de su propia existencia tienen derecho a vivir libremente en sus
propios territorios y que la estrecha relación que mantienen con la tierra debe ser
reconocida y comprendida como base fundamental de sus culturas, su vida espiritual, y su
supervivencia económica. Para las comunidades indígenas la relación con la tierra no es
meramente una cuestión de posesión y producción, sino un elemento material y espiritual
de que deben gozar plenamente, inclusive para preservar su legado cultural y transmitirlo a
las generaciones futuras. Y la importancia de esta relación está expresamente consagrada en
el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo1, sobre pueblos indígenas y
tribales, del cual nuestro país es signatario desde 2008, cuyo artículo 13 llama a los Estados

1 El Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo sobre pueblos indígenas y


tribales es una convención adoptada en Ginebra el 27 de Junio de 1989. Es el principal
instrumento internacional sobre derechos de los pueblos indígenas. Este instrumento fue
precedido por el convenio 107 de la Organización Internacional del Trabajo, adoptado en
1957 y se le considera como un precedente para la declaración de las Naciones Unidas
sobre los derechos de los pueblos indígenas de 2007. Nuestro país lo ratificó en Septiembre
de 2008, por la Presidenta Bachelet tras ser aprobado por ambas cámaras en el congreso. Y
entró en vigencia el 15/09/2009.
1
a respetar dicha relación agregando además que el territorio comprende “la totalidad del
hábitat de las regiones que los pueblos interesados ocupan o utilizan de alguna otra
manera”.
Y el Estado de Chile reconoce como principales etnias indígenas a la Mapuche (la más
numerosa, y que ocupaba la zona central del país), Aimará, Rapa Nui o Pascuense, la de la
comunidades Atacameñas, Quechuas, Collas y Diaguitas del Norte del País, las
comunidades Kawashkar o Alacalufe y Yámana o Yagán de los canales australes (artículo
1° inciso 2° de la Ley 19253), y que conforman una población de alrededor de 1.500.000
personas, casi un 9% de la población total, y la mayor cantidad de individuos pertenecientes
a los pueblos originarios se encuentra en la Región Metropolitana (un 30%) seguido por la
Región de la Araucanía, Temuco, al sur y a la costa.
Nuestro enfoque al problema está referido principalmente al pueblo Mapuche por ser el
más numeroso y el que sostuvo una larga y cruenta guerra con el Imperio Español, en
defensa de su territorio, conflicto que duró siglos y se focalizó en una extensa zona de
nuestro país, desde el Río Bío Bío al Sur, abarcando lo que constituyen actualmente las
Regiones 8°-9°-10°, precisamente zonas que actualmente son el foco de terrorismo y
violencia provocado por grupos radicales de la etnia mapuche, violencia vinculada
principalmente a la reivindicación de tierras por parte de las comunidades mapuches.
El conflicto se inicia con el descubrimiento de Chile por don Diego de Almagro en 1536, y
es un conquistador y soldado, don Alonso de Ercilla quien participando en el conflicto,
inmortalizó esta gesta, escribiendo un poema épico, “La Araucana”, una de cuyas estrofas
se enseña en las escuelas chilenas y que resalta la valentía tanto de los conquistadores como
la de los indígenas y que dice así:

“Chile, fértil provincia y señalada


en la región Antártica famosa,
de remotas naciones respetada
por fuerte, principal y poderosa;
la gente que produce es tan granada,
tan soberbia, gallarda y belicosa,

2
que no ha sido por rey jamás regida
ni a extranjero dominio sometida”

Efectivamente la Corona Española no logró jamás dominar al pueblo mapuche y ya


instaurada la República, el gobierno de Chile inició lo que se dio en llamar la “Pacificación
de la Araucanía” desde el Río Bío Bío hasta el Río Toltén por el sur, entre los años 1860 y
finales del siglo 19, que en el fondo fue la ocupación militar de la Araucanía en un territorio
que se había mantenido rebelde a partir de la Guerra de Arauco contra la Corona Española
durante la conquista de Chile en el Siglo 16 y durante todo el período colonial chileno, sin
que ningún bando venciere claramente, y una vez concluida la ocupación militar de la
Araucanía, el Estado Chileno empezó a entregar a los mapuches fundos y parcelas a través
de títulos de Merced y en virtud de la Ley de 4-XII-1866, denominada de Radicaciones,
dispuso la “Fundación de Poblaciones en el territorio de Indígenas y dio normas para la
enajenación de estas”, creó una comisión para deslindar tierras y determinó los terrenos
que se reputaban “baldíos” y de propiedad del Fisco. Estableció asimismo en los puestos
fronterizos indígenas un letrado con el título de Protector de Indígenas. Y lo más rescatable
de esta Ley es a nuestro juicio, su artículo 4 que estableció: “Los contratos traslaticios de
dominio sobre terrenos situados en territorios indígenas solo podrán celebrarse
válidamente cuando el que enajena tenga título inscrito y registrado competentemente”.
Por su parte el artículo 1° del Decreto de 6 de Julio de 1872, que fijó el procedimiento
para la extensión de las escrituras que indica en los Departamentos de Nacimiento, Angol,
Lebu e Imperial, estableció:
“Los Escribanos Públicos de los mencionados departamentos no extenderán en lo sucesivo
escritura alguna sobre venta, hipoteca, anticresis, arriendos o cualquier otro contrato que
tenga por objeto gravar o enajenar los terrenos de indígenas de aquellos departamentos,
sin que, por parte de los que pretendan celebrar estos contratos se les presente el
respectivo título inscrito y competentemente registrado, del cual se tomará razón en la
misma escritura anunciándose su fecha, nombre del Escribano que hizo la inscripción y
demás circunstancias que lo determinen y lo especifiquen”. Otra norma, un decreto de
05/09/1896 dictaba normas para reunir los protocolos de escrituras de terrenos indígenas,
debiendo los Notarios remitir a los archivos de los títulos de propiedad raíces.

3
Por último, la ley 4169 de 2/08/1927 que creó un Tribunal Especial de División de
Comunidades indígenas que tengan títulos de Merced, con asiento en Temuco, y cuyo
artículo 7° estableció: las hijuelas de la partición deberán inscribirse en el Registro de
Propiedad del Conservador de Bienes Raíces respectivo y en el Registro de Propiedad
del Conservador de Indígenas. “Inscripciones que serían gratuitas y con la obligación de
los Conservadores de Bienes Raíces de comunicar mensualmente el estado de ellos al
Presidente de Comisión Radicadora de Indígenas”.
Del análisis de estas leyes dictadas en distintos años 1866-1872-1896 y 1927, se puede
concluir que a los indígenas se les entregó el derecho de registrar sus tierras como
propiedad privada, y a lo largo de los años, y desde mucho antes, a partir de 1813 se
dictaron muchas otras, principalmente orientadas a regular los actos y contratos respecto de
tierras indígenas.
En consecuencia, todos estos títulos debían regirse e inscribirse en el respectivo Registro
del Conservador de Bienes Raíces, institución que había sido creada algunos años antes, en
1857 junto con la dictación del Código Civil, y ya en aquella época, nuestro legislador
consideraba al Registro de la Propiedad como una pieza importante en la regulación y
protección de los derechos territoriales indígenas.
Sin embargo, con el correr de los años y pese a que la ley especial de 4-XII-1866, dejó
vigente el Decreto N° 109 de 14-III-1853 que establecía normas de protección a las ventas
de tierras indígenas, prohibiendo las ventas de tierras indígenas a personas no mapuches,
muchos predios fueron cedidos, arrendados y finalmente inscritos por colonos chilenos y
extranjeros en los Conservadores de Bienes Raíces.
Influyó en este proceso también el desconocimiento de las normas jurídicas y
procedimentales para que los indígenas accedieran a los Registros Conservatorios, así como
lo extraño que resultaba para ellos todo este nuevo sistema, así como la lejanía de los
centros poblados en donde funcionaban estos Registros. En esta superposición de títulos, y
con los resquicios legales utilizados para quitar judicialmente y de hecho tierras a los
indígenas, y los inevitables conflictos de intereses surgidos, entre otras causas, está la raíz
del conflicto por la reivindicación de las tierras mapuches, que perdura hasta hoy, y que se
traduce entre quienes alegan tener un derecho ancestral sobre territorios originalmente
ocupados por los indígenas y quienes cuentan con una posesión inscrita posterior, regulada

4
por el Código Civil, ¿Qué debe prevalecer, los títulos de Merced, o de Comisario, o un
título de propiedad2?, ese es el conflicto esencial. Aunque la Ley Indígena en su artículo 58
a propósito de las normas especiales de los procedimientos judiciales, en los casos de
juicios reivindicatorios o de restitución de tierras, da una pauta que se traduce en la
siguiente:
Inciso 2°: “En caso de controversia acerca del dominio emanado de un título de merced o
de comisario vigente, estos prevalecerán sobre cualquier otro, excepto en los casos
siguientes:
1. Cuando el ocupante exhiba un título definitivo que emana del Estado, posterior al
4/XII/1866 y de fecha anterior al de merced.
2. Cuando el ocupante exhiba un título de dominio particular de fecha anterior al de
merced aprobado de conformidad con la ley de Constitución de la Propiedad
Austral.
Determinar cuáles son estos territorios es naturalmente una compleja labor en la que se
contraponen la necesidad de respetar el derecho de los pueblos indígenas a sus territorios
ancestrales, los derechos de los descendientes de los colonos que fueron localizados en el
territorio por el Estado y los intereses de los campesinos no indígenas que habitan en esos
lugares. Sobre el particular es interesante considerar el criterio de la Corte Interamericana
de Derechos Humanos, la que “ha cuestionado la aplicación irreflexiva de las normas

2 El artículo 12 de la Ley 19.253 determina que son tierras indígenas:


1) Aquellas que las personas o comunidades indígenas actualmente ocupan en
propiedad o posesión provenientes de los siguientes títulos:
a) Títulos de comisario de acuerdo a la ley de 10 de junio de 1823.
b) Títulos de merced de conformidad a las leyes de 4 de diciembre de 1866; de 4
de agosto de 1874, y de 20 de enero de 1883.
Los títulos de Comisario, denominados así por el nombre del funcionario encargado de
“posesionar” a los indígenas sus tierras.
Constituyen los primeros títulos de propiedad mapuche. Se promulgó la ley que les da
origen al 10/06/1823 (gobierno de don Ramón Freire) y a través de esta Ley el Estado
Chileno reconoce el territorio mapuche Huilliche a perpetuidad, y las tierras sobrantes
medidas y tasadas pertenecieron al Estado.
Los títulos de Merced como formas de titulación inmobiliaria, se entregaron en virtud de la
ley 4-XII-1866, una vez que el Estado chileno concluyó el proceso de ocupación por la
Comisión Radicadora de Indígenas, en las provincias de Bío Bío, Arauco, Malleco, Cautín,
Valdivia y Osorno, y terminando el proceso en el año 1929.

5
civiles sobre la posesión y propiedad y cuando se trata de tierras indígenas. Al respecto, ha
señalado que - a diferencia del derecho civil común, donde la prescripción extintiva opera
fundamentalmente por el transcurso del tiempo - aquí lo decisivo es la vigencia del vínculo
espiritual y material que los pueblos indígenas mantienen con sus tierras originales.
Mientras esta subsista, mantendrían su derecho a la reivindicación de sus tierras, más allá
de la aplicación de los plazos de prescripción de las acciones reivindicatorias del derecho
común”3. Criterio que ha sido acogido por algunas Cortes Chilenas, al sostener que cuando
lo reivindicado es tierra indígena, la teoría de la posesión inscrita4 no debe aplicarse de
forma estricta. Y así es como por sentencia sentencia de 6 de Enero de 2009, la Corte de
Apelaciones de Temuco sostuvo que la Teoría de la posesión inscrita no procedía de
manera estricta cuando se trataba de tierra indígena, por aplicación de la Ley N° 19.253 y
el Convenio N° 169 de la OIT; y Falló que:
Considerando Tercero que “Tratándose la cosa reivindicada de tierra
indígena, no corresponde aplicar de manera estricta la teoría de la
posesión inscrita consagrada en el Código Civil, en cuanto a que sólo
procedería la acción reivindicatoria, si el poseedor material demandado,
tuviera a su vez posesión inscrita de sus derechos, pues allí la
controversia sólo pasaría por determinar la prevalencia de las
respectivas inscripciones de dominio”.
Se dio por acreditada la posesión de la demandada, al haber explotado forestalmente el
predio hasta después de la interposición de la demanda. Se dijo que ella había realizado

3 “Los pueblos indígenas y el derecho”. De José Aylwin (coordinador). Matías Meza-


Lopehandía. Nancy Yáñez. Ediciones Lom.2013.- Página 496.
4 Teoría de la posesión inscrita, esto es, el conjunto de principios y preceptos del Código

Civil que se refieren a la adquisición, conservación y pérdida de los inmuebles. Gaceta


Jurídica. Año 2014. Junio N° 408. Página 103.
Y las bases sobre las cuales descansa esta teoría es la institución del Registro del
Conservador de Bienes Raíces y consagrando como la única manera válida y legal de
efectuar la tradición del dominio de los bienes raíces y demás derechos reales, exceptuadas
las servidumbres, es la inscripción del título en el Registro del Conservador de Bienes
Raíces.
6
actos de posesión (hechos positivos) de los que solo da derecho el dominio, sin
conocimiento del que disputa la posesión”5.
La ley indígena vigente sobre el particular dispone que “es deber de la sociedad en general
y del Estado en particular, a través de sus instituciones, respetar, proteger y promover el
desarrollo de los indígenas, sus culturas, familias y comunidades, adoptando las medidas
adecuadas para tales fines o Proteger las tierras indígenas” (artículo 1, inciso final).
Y acorde con esta disposición se establece en la misma Ley (artículo 13) una serie de
medidas de protección de las tierras indígenas prohibiendo que sean enajenadas,
embargadas, gravadas, ni adquiridas por prescripción, salvo entre comunidades o personas
indígenas de una misma etnia. Además no pueden ser arrendadas por un lapso superior a
cinco años.
Medidas de Protección que en lo sustancial se incorporaron ya en las primeras y sucesivas
leyes de protección de indígenas dictadas desde mediados del siglo 19 en adelante, y es
aquí donde cobra importancia el rol moderador y regulador del Registro de la Propiedad,
que debe cautelar que los Notarios y Conservadores, no obstante los términos de la ley que
en algunos aspectos presenta vacíos, en ocasiones, autorizan e inscriben contratos relativos
a tierras indígenas que son manifiestamente contrarios a la ley y a su espíritu y cuya
inobservancia implica la nulidad absoluta del respectivo acto o contrato (artículo 13 inciso
final, Ley 19.253).

5Aplicación de la Ley N° 19.253 en materia de contratos: Análisis jurisprudencial y


comentarios. Carolina Andrea Martínez Cid. Universidad de Concepción, 2012. Página 55.
“Curín con Bosques Arauco S.A.”. Corte de Temuco, 1864-2008, 6.1.2009, cons. 3º. LP.
Nº 41669. Agregó además la sentencia en su considerando3°“que en el caso en estudio,
para una justa solución del conflicto planteado, debemos tener presente los principios
recogidos en el artículo 1 de la Ley 19.253 y en el Convenio N° 169 de la O.I.T. sobre
Pueblos Indígenas y Tribales, publicado en el Diario Oficial el 14 de octubre de 2008, que
establece que al aplicar las disposiciones del convenio deberán reconocerse y protegerse
los valores y prácticas sociales, culturales, religiosos y espirituales propios de dichos
pueblos y deberá tomarse debidamente en consideración la índole de los problemas que se
le plantean tanto colectiva como individualmente; deberá respetarse la integridad de los
valores, prácticas e instituciones de estos pueblos (artículos 5, letras a) y b). Al aplicar la
legislación nacional a los pueblos interesados deberán tomarse debidamente en
consideración sus costumbres o su derecho consuetudinario (artículo 8 N° 1); las
autoridades y los tribunales llamados a pronunciarse sobre cuestiones penales deberán
tener en cuenta las costumbres de dichos pueblos en la materia (artículo 9 N° 2). Deberán
respetarse las modalidades de transmisión de los derechos sobre la tierra entre los
miembros de los pueblos interesados establecidos por dichos pueblos (artículo 17 N° 1).
7
Y es así como la Corporación Nacional de Desarrollo Indígena, ha observado venta de
terrenos indígenas a personas no indígenas o cuya calidad de tal es dudosa o de difícil
determinación, o inscripciones de cesiones de derechos hereditarios que recaen
determinadamente en tierras indígenas y contratos de arrendamiento con cláusulas de
renovación automática por largo periodo de tiempo y con un precio único pagado con
antelación por totales renovaciones. O la confusión en torno a que todo inmueble rural
porque su dueño sea persona con apellidos indígenas, es también indígena, etc., etc.
Pero estas irregularidades no debemos atribuírselas solo a los abogados u otros operadores
del sistema, puesto que como ya se ha observado la ley presenta vacíos legales, como el
referido a la alta complejidad en la determinación de la calidad de indígena de un inmueble
o los casos de personas que no cuentan actualmente con apellidos indígenas (por haberles
Castellanizado, y ocultado su ascendencia, celebrando contratos de compra venta de tierras
aparentemente indígenas, “lo que compromete la seguridad jurídica del trafico inmobiliario,
constituyendo una prolífica fuente de conflictos”6.
Otro vacío legal dice relación con las adjudicaciones a cónyuges no indígenas en la
liquidación de la sociedad conyugal, de tierras indígenas. Se discute sobre la validez de
estas adjudicaciones y de las compra ventas posteriores que ocurran a estas adjudicaciones.
Advertimos en la actual ley la ausencia de una norma que ordene a los Notarios y
Conservadores que, en el caso de dudas respecto del cumplimiento de sus disposiciones
requiera informe ahora de la Corporación Nacional de Desarrollo Indígena, o del Registro
Público de Tierras, como lo disponía el artículo 11 de la Ley 17.729 (Diario Oficial 26-09-
1972), precedente de la actual, informe que la institución requerida debía evacuar en todo
caso.
Enfatizaba esta norma además, que los Notarios y Conservadores de Bienes Raíces no
autorizaran escrituras, actos o contratos que puedan privar a los indígenas del dominio,
posesión o tenencia de las tierras indígenas, ni autorizaran su inscripción, en su caso, si se
hubiera omitido la autorización previa exigida para su validez.
Por último disponía que el Notario o el Conservador de Bienes Raíces que contraviniere las
disposiciones contenidas en el artículo mencionado, será sancionado en la forma

6 Breveanálisis de la ley 19.253. Manual de Practica Registral. Corporación Chilena de


Estudios de Derecho Registral. Mario Olmos Lopomo. Antonio Collados Sariego. Página
142.
8
establecida en el artículo 441 del Código Orgánico de Tribunales, esto es, si mediare
malicia, con la pena de presidio menor en su grado máximo.
Es obvio que lo más aconsejable para el Notario y Conservador en caso de dudas en la
aplicación de la Ley, y para salvar su responsabilidad es consultar al organismo técnico de
la Corporación Nacional de Desarrollo Indígena o del Registro Público de Tierras.
Como otra medida de protección que cabe resaltar, aunque limitante del derecho de
propiedad ya que solo excepcionalmente podrán constituirse es la relativa a la constitución
de derechos reales de uso que el artículo 17 de la Ley regula, y que dispone que los titulares
de dominio de tierras indígenas podrán constituir estos derechos reales de uso sobre
determinadas porciones de propiedad en beneficio de sus ascendientes y descendientes para
los exclusivos efectos de permitir a éstos su acceso a los programas habitacionales
destinados al sector rural. Y alterando las normas del artículo 819 del Código Civil dispuso
que este derecho real de uso será transmisible solo al cónyuge o a quien hubiere constituido
posesión notoria de estado civil de tal. En lo demás, se regirá por las normas del Código
Civil.
Pero, donde el manto protector del Registro de Propiedad se ve notoriamente mermado es
en relación a la nula protección que ofrece frente a la propiedad del subsuelo de los
territorios indígenas, sus bosques, y sus aguas y sus recursos naturales y mineros, ya que
por ejemplo cualquier particular, nacional o extranjero puede formular pedimentos o
manifestaciones mineras o constituir servidumbres mineras en terrenos indígenas,
sometiéndose naturalmente a las exigencias que impone la legislación minera, pese a que el
artículo 15 del Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo, establece que
los derechos de los pueblos Indígenas a los recursos naturales existentes en sus tierras
deberán protegerse especialmente. Derecho que incluye su participación “en la utilización,
administración y conservación de dichos recursos” (artículo 15. 1).
Se advierte la falta de una normativa que excluya expresamente a los terrenos indígenas de
estas intervenciones y así se hace necesario reformular, entre otras, las disposiciones del
Código de Minas (artículo 17 y siguientes) que regulan los permisos para ejecutar labores
mineras en determinados lugares, consignando expresamente la exclusión de estos terrenos,
y adecuando las normas mineras a la Ley Indígena.

9
Y es así, como en teoría en nuestro ordenamiento jurídico, y pese a las regulaciones
ambientales, es hipotéticamente posible el otorgamiento de Concesiones Mineras de
Exploración o de Explotación o Constituir Servidumbres mineras en predios indígenas, ya
que la ley indígena solo da protección a las tierras indígenas en un sentido restringido
sujetando todos los demás recursos naturales que comprende, al derecho común, alejándose
de esta forma del concepto de tierra que la citada convención 169 de la Organización
Internacional del Trabajo entrega, la que debe incluir el del “territorio” concepto más
amplio, que comprende el hábitat o medio ambiente de las áreas en que habitan los pueblos
originarios. En este sentido también habría que modificar las normas del Código de Minería
que regulan las oposiciones a la mensura (artículo 61 y siguientes) ya que “no se contempla
en el procedimiento constitutivo de una pertenencia mecanismos para oponer al
concesionario el mejor derecho de una comunidad indígena sobre el territorio y los
recursos naturales afectados por el otorgamiento de una Concesión Minera de Exploración
y/o Explotación”7.Y a propósito de las servidumbres y en abono de la tesis de la
improcedencia de constituir servidumbres mineras sobre predios superficiales indígenas se
argumenta que el artículo 13 de la Ley dispone que por exigirlo el interés nacional, las
tierras indígenas, entre otras limitaciones no podrán ser “gravadas” y las servidumbres
precisamente son gravámenes que se imponen sobre un predio superficial indígena en
beneficio de una Concesión Minera, de un Establecimiento de Beneficio o incluso de la
Facultad de Catar y Cavar.
Sin embargo los que alegan la procedencia de estos gravámenes se basan en que la ley
indígena, Ley común, no puede derogar o modificar una norma anterior y de rango
constitucional, como lo es la Ley Orgánica Constitucional sobre Concesiones Mineras (Ley
18.097 Diario Oficial 21-I-1982), cuyo artículo 8° concede a los concesionarios mineros
facultad a que se constituyan las servidumbres convenientes a la exploración y explotación
mineras tales como los de ocupación, tránsito, las establecidas en beneficio de empresas
concesionarias de servicios eléctricos, etc. En suma, la Ley indígena no reconoce derecho
alguno en relación con los recursos naturales, salvo el caso de las aguas de los pueblos
andinos según se dirá. Y es así, como tales derechos siguen siendo regulados por la

7Los pueblos indígenas y el derecho”. Obra Citada. De José Aylwin (coordinador). Matías
Meza-Lopehandía. Nancy Yáñez . Edición Lom. Página 218.
10
legislación sectorial: el Código de Aguas (1981), el Código de Minería y su Ley Orgánica
Constitucional (1983), la Ley General de Pesca y Acuicultura (1981) y sus modificaciones,
y la Ley sobre Concesiones de Energía Geotérmica (Ley 19.657 de 2000) y el D.L. 701 de
Fomento Forestal y sus modificaciones, las que desvinculan los derechos sobre la tierra de
los derechos sobre los recursos naturales que hay en ella, permitiendo su apropiación por no
indígenas, como ha ocurrido en el país en los últimas décadas, generando graves conflictos
en territorios indígenas8.
Y en materia de aguas sí, hay que señalar una excepción por cuanto la Ley indígena
reconoce a los pueblos Andinos (Aimaras de la Primera Región) y Atacameños (poblados
al interior de la 2° región), en los artículos 64 y 3° Transitorio, la obligación de respetar y
proteger las aguas de dichas comunidades, las que serán consideradas bienes de propiedad
y uso de la comunidad indígena, las aguas que se encuentran en los terrenos de la
comunidad, tales como los ríos, canales, acequias y vertientes, sin perjuicio de los derechos
de terceros que hayan inscrito de acuerdo al Código de Aguas. Asimismo no se otorgará
nuevos derechos de agua. Y por último se impone a la Corporación Nacional de Desarrollo
Indígena y a la Dirección General de Aguas, el establecimiento de Convenios para la
“Protección Constitución y Restablecimiento de los derechos de Aguas de Propiedad
Ancestral de estas comunidades (Aimaras y Atacameñas). No obstante estas normas
protectoras de excepción, estas comunidades han sufrido impactos negativos en su hábitat y
espacios territoriales principalmente por la expansión de proyectos mineros y geotérmicos
que presionan sobre sus ecosistemas particularmente sobre las aguas, fundamentales para el
desarrollo de la economía agropastoril propia de estas comunidades. Un ejemplo de esta
expansión es el del caso de las pretensiones de la Empresa de Servicios Sanitarios de
Antofagasta (ESSAN S.A.) que pretendió reivindicar derechos de agua inscritos, petición
que fue felizmente desestimada por los tribunales de primera y segunda instancia,
confirmados con fecha 22 de III de 2004 por la Excelentisima Corte Suprema, la que se
pronunció por primera vez desestimando la demanda reivindicatoria, reconociendo el
derecho preferente de las comunidades indígenas del norte fundado en sus derechos
ancestrales, y en sus usos inmemoriales (derecho propio) por la comunidad, lo que

8 Obra “Los pueblos indígenas y el derecho”. Obra citada. Página 184.


11
constituye dominio pleno por aplicación de los citados artículos, 3° transitorio inciso 2° y
64 de la Ley indígena.
En el fallo de primera instancia del Segundo Juzgado de Letras de El Loa-Calama, se
declaró que la comunidad es dueña del derecho de aprovechamiento de aguas superficiales
y corrientes de uso consuntivo, permanente y continuo en el Río Toconce, y que ordenó
además la inscripción del derecho en el registro de Propiedad de Aguas del Conservador
respectivo9.Y este reconocimiento de la jurisprudencia chilena en la protección de los
derechos de estas comunidades sobre sus aguas ha sido progresivo y confirmado por fallos
posteriores como por ejemplo, el caso de la Machi Francisca Linconao Huircapan y el de la
comunidad Chuzmiza-Usmagana.
En el caso de la machi se declaró ilegal y arbitrario la tala de los bosques aledaños a los
espacios territoriales indígenas en los que se recolectan hierbas medicinales y se afectan sus
aguas. Desarollando la corte un concepto amplio de medio ambiente que permite proteger
las fuentes de agua mapuche (menoko) y los espacios territoriales en los que origina la
medicina vernácula, la tierra y su particular importancia para los pueblos indígenas.
Corte Suprema Rol 7287-2009, ratificando la sentencia de la Corte de Apelaciones de
Temuco Rol N° 1773-2008.
Y en otro fallo similar de 25/XI/2008 la Corte Suprema reconoció que la comunidad
indígena de Chusmiza-Usmagana tienen derechos ancestrales de aprovechamientos de
aguas sobre la quebrada del mimo nombre, argumentado que estos se encuentran
refrendados por la Ley 19.253 de 1993 y el Convenio N° 169 de la O.I.T.10.
Con estos fallos debemos reconocer el criterio progresista y protector de nuestros
tribunales, que con sus fallos reconocen y reivindican derechos ancestrales muchas veces
desconocidos de nuestros pueblos originarios.
Finalmente cabe señalar que la legislación chilena también ha resguardado los derechos
indígenas por la vía de proteger los ecosistemas indígenas, específicamente vegas y
bofedales de la 1° y 2° región según lo establecido por la Ley 19.145. Diario Oficial 25-06-
1992, cuyos dos artículos, modificando los artículos 58 y 63 del Código de Aguas
disponen:

9 Cuarta sala Corte Suprema (recurso casación en el fondo 986/2003. Fallo 22-marzo-2004.
Comunidad Indigena Toconce v/s ESSAN S.A.
10 Obra citada “Los pueblos indígenas y el derecho”. Página 180.

12
Artículo 1°.- “Agrégase el siguiente inciso tercero al artículo 58 del Código de Aguas:
No se podrán efectuar exploraciones en terrenos públicos o privados de zonas que
alimenten áreas de vegas y de los llamados bofedales en las Regiones de Tarapacá y de
Antofagasta, sino con autorización fundada de la Dirección General de Aguas, la que
previamente deberá identificar y delimitar dichas zonas."
Artículo 2°.- “Agréganse los siguientes incisos al artículo 63 del Código de Aguas:
"Las zonas que correspondan a acuíferos que alimenten vegas y los llamados bofedales de
las Regiones de Tarapacá y de Antofagasta se entenderán prohibidas para mayores
extracciones que las autorizadas, así como para nuevas explotaciones, sin necesidad de
declaración expresa. La Dirección General de Aguas deberá previamente identificar y
delimitar dichas zonas”.
Aunque es necesario precisar que desde el punto de vista constitucional, y en teoría, las
tierras indígenas están suficientemente protegidas puesto que el artículo 19 N° 24 de la
Constitución Política dispone:
La Constitución asegura a todas las personas:
N° 24).- El derecho de propiedad es sus diversos espacios sobre toda clase de bienes
corporales o incorporales.
“En este sentido el propio Tribunal Constitucional - al realizar el control de
constitucionalidad del Convenio 169 sobre pueblos indígenas el año 2000, reconoce la
especial naturaleza de la propiedad indígena. Tribunal Constitucional. Rol 309 año 2000.
Considerando N° 77 - ha señalado que entre las especies de propiedad protegida por esta
disposición se encuentra la propiedad indígena. Asimismo el derecho a la restitución de las
tierras, consagrado en el Convenio 169, y reafirmado por la jurisprudencia de la Corte Inter
Americana de Derechos Humanos, puede ejercitarse mediante la expropiación legal
contemplada en el mismo artículo constitucional”11. Mecanismo de Expropiación que
puede ser por causa de utilidad pública o interese nacional, alternativa de solución muchas
veces reclamada por los pueblos indígenas y que no ha sido utilizada por los gobiernos para
hacer frente a una situación de injusticia histórica.

11 Matias
Meza Lopehandia-Biblioteca del Congreso Nacional, y reiterado en
“Los pueblos indígenas y el derecho”. Obra Citada. Página 374.
13
Es digno de destacar, en materia de participación en la utilización, administración y
conservación de los recursos naturales referidos en el artículo 151 del Convenio 169 el
acuerdo a que se ha llegado en nuestro país entre la Empresa Minera del Litio Albemarle
(U.S.A), uno de los principales productores del planeta con el consejo de pueblos
Atacameños (2 Región del País) y que responde al criterio de “licencia social para
operar”, al obtener el consentimiento de las comunidades indígenas y de grupos de interés,
para operar, lo que revela, que se generó confianza y se construyeron relaciones francas y
directas entre las Empresa y sus comunidades.
En la práctica, el acuerdo de cooperación, sustentabilidad y beneficio mutuo se traduce en
la entrega a las comunidades indígenas de la cuenca del Salar de Atacama*, el 3,5% de sus
ventas de carbonato de litio y cloruro de potasio producidas en la planta Salar. Convenio
que establece un nuevo paradigma en las relaciones entre las comunidades y la industria
minera, y es el resultado de un proceso de acercamiento y dialogo y colaboración iniciado
el año 2012 entre las partes, y culminado el presente año 2018.
Se trata de una iniciativa inédita y pionera y que abre el camino para que otros actores se
esmeren en obtener similar “licencia social para operar”12.
El breve análisis de los fallos analizados y el acuerdo de una gran Empresa Transnacional
con pueblos indígenas revela que el Convenio 169 de la O.I.T. ha ayudado a poner de
relieve la protección de los derechos de los pueblos originarios y la igualdad con la que
deben ser tratados.
Por eso, ante la inminencia de la denuncia por parte de nuestro país del citado convenio, al
marginarse reglamentaria y eventualmente de sus disposiciones, después de 10 años de
vigencia, posibilidad de denuncia cada 10 años, decisión que le corresponderá al recién
entrante gobierno de don Sebastián Piñera, tal posibilidad de denuncia, vulneraria o
limitaría los derechos de los pueblos originarios y seria enviar una muy mala señal política,
sobre todo por la tensa situación de terrorismo que reina en la Araucanía, y porque la firma
del Convenio ha sido una conquista muy importante en el reforzamiento y reivindicación de
sus derechos.

* El Salar de Atacama se ubica a 2.300 metros sobre el nivel del mar y a unos 270
kilómetros de Antofagasta, y es el principal reservorio de litio en el planeta y la principal
zona proveedora.
12 El Mercurio. 28-I-2018. Reportajes.

14
Algunos piensan que la llave que destrabar el debate y los reclamos de los pueblos
originarios seria el reconocimiento constitucional de éstos asegurando su participación y
representación política y un rediseño de la institucionalidad actual de la CONADI. Como
dato ilustrativo podemos señalar que de “34 países miembro de la OCDE, once cuentan
con pueblos indígenas, y son: Australia, Canadá, Chile, Dinamarca, Estados Unidos,
Finlandia, Francia, Japón, México, Noruega y Nueva Zelanda. De estos once países solo
Chile y Japón no reconocen formas de soberanía territorial indígena; tres de ellos (México,
Francia y Finlandia) reconocen formas limitadas o excepcionales de autonomía indígena, y
todos los otros están desarrollando formas más avanzadas de acuerdos de soberanía
indígena negociada13.

RÉGIMEN REGISTRAL ESPECIAL.


Otro aspecto registral relativo a la propiedad del suelo Indígena, dice relación con una de
las funciones de la Corporación Nacional de Desarrollo Indígena (organismo encargado de
implementar la política pública indígena del país), cual es la de mantener un Registro
Público de Tierras Indígenas sin perjuicio de la legislación general del Registro de la
Propiedad (artículo 39 letra G, ley 19.253) que al efecto dispone: “Mantener un Registro de
Comunidades y Asociaciones Indígenas y un Registro Público de Tierras Indígenas sin
perjuicio de la legislación general de Registro de la Propiedad Raíz” y el artículo 15 de la
ley dispone: “La Corporación abrirá y mantendrá un Registro Público de Tierras
Indígenas. En este Registro se inscribirán todas las tierras a que alude el artículo 12 de
esta ley. Su inscripción acreditará la calidad de tierra indígena. La Corporación podrá
denegar esta inscripción por resolución fundada.
Los Conservadores de Bienes Raíces deberán enviar al citado Registro, en el plazo de
treinta días, copia de las inscripciones que realice y que recaigan sobre los actos o
contratos, a que alude el artículo 13 de esta Ley.
El Archivo General de Asuntos Indígenas, a que se refiere el artículo 30, otorgará copia
gratuita de los títulos de merced y comisarios para su inscripción en este Registro Público.

13 Gonzalo Bustamante Rivera, académico Universidad La Frontera. Candidato a PH. D. en


Ciencias Sociales Aplicadas. Université du Québec en Outaouais. Canadá. “El Mostrador”.
6-XI-2017.
15
El Presidente de la República dictará un reglamento que fijará la organización y
funcionamiento de este Registro”, y el reglamento respectivo es el Decreto 150 publicado
Diario Oficial 17/IV/1994 del Ministerio de Planificación, complementado por la
Resolución Exenta N° 235 de 10-III-2006.
Este Registro que es de carácter nacional y permanente tiene como objetivo principal la
incorporación de las tierras a esta instancia que acredita su calidad de indígena. Precedente
de este Registro sería el “Registro Conservador de la Propiedad Indígena, creado por la ley
de 1866.
La inscripción solo acredita su calidad de Tierra Indígena y es solo una forma de
publicidad, pero la Tierra será indígena abstracción hecha de su inscripción en este
Registro, si cumple con los requisitos legales del artículo 12 de la Ley y no es necesario que
estén inscritos en el Registro Público de Tierras Indígenas.
Este Registro no tiene un carácter constitutivo aunque la jurisprudencia de los Tribunales
no es uniforme sobre el punto. Hay si una excepción respecto de las tierras provenientes de
la Reforma Agraria y que históricamente hayan ocupado, que para ser tierras indígenas
deben estar necesariamente inscritas en el Registro Público de Tierras Indígenas.
Por lo demás, el Registro Público de Tierras Indígenas no tiene registradas a todas las
tierras indígenas, pues pueden perfectamente existir tierras indígenas que cumplan los
supuestos taxativos del artículo 12 y que no estén inscritas en el Registro Público de Tierras
Indígenas. “En ese supuesto la única forma de argumentar la calidad de indígena ante
terceros es a través de un estudio de títulos que da cuenta el cumplimiento de artículo 12 o
tramitando un juicio declarativo sobre el punto”14.
Lo importante es que esta omisión de la inscripción no es una excusa para eximir a estas
tierras de su estatuto especial.
“El propósito de este registro es mantener un catastro actualizado de consulta permanente,
tanto para los beneficiarios indígenas como para personas naturales externas y este propio
servicio, lo cual permite dimensionar el territorio indígena para asumir la ejecución de
programas y proyectos, además de focalizar recursos de inversión pública y subsidios
hacia la población indígena a lo largo del país.

14 “La Tierra Indígena”. Profesor: Alvaro Morales Marileo. Agosto 2017.


16
Sin perjuicio de lo anterior, también es función de este Registro dar respuesta a las
consultas sobre la calidad Jurídica de las tierras emanadas de los Tribunales de Justicia,
Conservadores, Notarías, Municipalidades, diferentes servicios públicos y organismos
privados”15.

FUNCIONAMIENTO DEL REGISTRO PUBLICO DE TIERRAS INDIGENAS.


Funciona como un símil al funcionamiento del Registro Conservatorio de Bienes Raíces,
así, el artículo 3° del mencionado Decreto N° 150 que “fija el Reglamento sobre
Organización y funcionamiento del Registro Público de Tierras Indígenas” dispone que este
Registro deberá llevar dos libros denominados:
1. Repertorio, en el cual se anotarán los títulos que se presenten.
2. El Registro de Tierras Indígenas, en el cual se inscribirán todas las tierras a que se
refiere el artículo 12 de la ley, y;
3. Los libros Índices que sean necesarios.
La inscripción deberá materializarse dentro de treinta días contados desde la anotación en el
Repertorio y en él deberán inscribirse los títulos relativos a tierras indígenas definidos
como tales en el artículo 12 de la ley, es decir, los mismos títulos que deben acceder al
Registro de Propiedad de Conservador de Bienes Raíces. La solicitud de inscripción podrá
ser denegada por resolución fundada.
La inscripción de títulos contendrá requisitos similares a los contemplados en el artículo 78
del Reglamento del Registro Conservatorio de Bienes Raíces, tales como:
1. Individualización del predio y linderos del inmueble.
2. Fecha de la inscripción.
3. Nombre, apellido, domicilio de las partes y la comunidad indígena a la cual
pertenecieran.
4. Fecha del Título, su naturaleza y la oficina en que se guarda el original.
5. Firma y timbre del funcionario encargado del registro.
Existirá un libro de Registro por Comuna, el que podrá estar conformado por más de un
tomo. Cada libro tendrá una numeración independiente.

15 CONADI Corporación Nacional de Desarrollo Indígena - Registro Público de Tierras -


http://www.conadi.gob.cl/registro-publico-de-tierras.

17
Todas las inscripciones y certificaciones que emanan de este Registro de Propiedad serán
gratuitas.
Ahora bien, la incorporación de los actos jurídicos relativos a las enajenaciones, embargos,
gravámenes u otros que recaigan sobre Tierras Indígenas se efectuará practicando una
Subinscripción que contendrá la especie de acto o contrato, el nombre de las partes y la
fecha.
Y entendemos que esta Subinscripción se asentará al margen de la respectiva inscripción
cuyo título obviamente ha sido inscrito con la debida antelación en este Registro Público de
Tierras Indígenas, toda vez que el artículo 25 de la Resolución Exenta N° 235 de 10-III-
2006 exige en su letra d) que en cada inscripción asentada en el Registro Público de Tierras
Indígenas debe indicarse la foja, número y año de la respectiva inscripción de dominio del
Registro de Propiedad del Conservador de Bienes Raíces.
Nada dice la Ley y su reglamento en el caso de negativa a una solicitud de inscripción, pero
estimamos que debe seguir un procedimiento similar al contemplado en el artículo 15 del
Reglamento del Registro Conservatorio de Bienes Raíces, que contempla el procedimiento
a seguir en los casos de negativa de los Conservadores de Bienes Raíces, para ocurrir ante
el Juez Letrado Respectivo.
Las Subinscripciones y las Cancelaciones en el Registro Público de Tierras Indígenas se
regirán por las disposiciones contenidas en el título VIII del Reglamento del Registro
Conservatorio de Bienes Raíces que precisamente regula “De las Subinscripciones y
Cancelaciones”. Aunque es necesario señalar que la ley indígena considera una norma
complementaria similar al artículo 88 del Reglamento del Registro Conservatorio situado
en este título VIII al disponer en su artículo 59 que “La rectificación de los errores de
hecho existentes en los títulos de merced y en los títulos gratuitos de dominio a que se
refiere esta ley se resolverá, sin forma de juicio, por el Juez de Letras de Mayor Cuantía
del departamento respectivo, a solicitud del Instituto de Desarrollo Indígena o del
interesado. En este último caso, el Juez procederá previo informe de la Corporación”.
Es decir, además del Conservador de Bienes Raíces será también, el Juez de Letras
competente quien sin forma de juicio resolverá estas situaciones y a solicitud de la
CONADI o del interesado.

18
El Registro Público de Tierras Indígenas deberá remitir anualmente a los Conservadores de
Bienes Raíces competentes una nómina de las Tierras Indígenas Inscritas.
Por último, en relación a la inscripción de los títulos del artículo 12 de la Ley vigente, no se
regula la forma de hacer la inscripción de los títulos referidos, inscripciones que deben
sujetarse en cuanto a su operatoria y práctica, a la Ley común, esto es aplicando en su
integridad las normas del Reglamento del Registro Conservatorio de Bienes Raíces.
En cambio si es necesario señalar que la ley 17.279 de 26-09-1972 precedente de la actual,
modificada por la ley 18.113 de 16-04-1982, estableció que las inscripciones que debían
practicar los Conservadores de Bienes Raíces podían efectuarse incorporando a los
respectivos registros, formularios impresos, manuscritos o mecanografiados que
contendrían las menciones requeridas por el Reglamento del Registro Conservatorio de
Bienes Raíces.
De igual modo, no era necesario señalar los deslindes de los predios respectivos, norma
practica que no se mantuvo vigente por la actual Ley.

RÉGIMEN TRIBUTARIO ESPECIAL


Al efecto el artículo 12 inciso final dispone que: “las tierras indígenas estarán exentas de
pago de contribuciones territoriales”. Lo mismo disponía el artículo 66 de la Ley 17.729:
en su inciso 2° “Igualmente estarán exentas de todas las tasas, derechos notariales y de
Conservador de Bienes Raíces las asignaciones y transferencias efectuadas por el Instituto
de Desarrollo Indígena y las transferencias entre indígenas”. Ya, en los primeros años de
la República, los indígenas quedaron exentos de tributos y se les otorgó la ciudadanía
chilena, según Decreto de 3 de Junio de 1818, y 4 de marzo de 1819, en el gobierno de
Bernardo O’Higgins.

FRACASO DE LA POLITICA DE ENTREGA DE TIERRAS


Una política de entrega de tierras como hoy la conocemos se genera recién con la actual ley
indígena, dictada en 1993, cuyo párrafo 2° del título 2°, articulo 20 y siguientes crea el
“Fondo para Tierras y Aguas Indígenas”, que tiene por objeto reparar el daño causado por
el proceso de destitución de tierras sufrido especialmente por el pueblo mapuche.
Preferentemente tierras ancestrales. La política de restitución de tierras es considerada una

19
medida de compensación por la histórica destitución de tierras sufridas por los pueblos
originarios. Y este fondo administrado por la CONADI se financia con cargo a la ley de
Presupuesto anualmente y los objetivos que persigue, son:
1. Otorgar subsidios para la adquisición de tierras por personas o comunidades
indígenas.
2. Financiar mecanismos que permitan solucionar los problemas de tierras
especialmente provenientes de los títulos de merced o reconocidas por títulos de
comisario, y
3. Financiar la constitución, regularización o compra de derechos de Agua, o financiar
obras destinadas a obtener este recurso.
Y desde el punto de vista Registral el artículo 22 dispone que:
“Las tierras no indígenas y los derechos de aguas para beneficio de tierras indígenas
adquiridas con recursos de este Fondo, no podrán ser enajenados durante veinticinco
años, contados desde el día de su inscripción. Los Conservadores de Bienes Raíces,
conjuntamente con la inscripción de las tierras o derechos de aguas, procederán a
inscribir esta prohibición por el solo ministerio de la ley. En todo caso será aplicable el
artículo 13, el que regula las prohibiciones de no enajenar, embargar, gravar, etc., estas
tierras indígenas.
Inciso 2°) No obstante la Corporación, por resolución del Director que deberá
insertarse en el instrumento respectivo, podrá autorizar la enajenación de estas tierras o
derechos de aguas previo reintegro al Fondo del valor del subsidio, crédito o beneficio
recibido, actualizado conforme al Índice de Precios al Consumidor. La contravención de
esta obligación producirá la nulidad absoluta del acto o contrato”.
El profesor Sebastián Donoso Rodriguez16, profesor de legislación indígena de la
Universidad Católica, señala que la “llamada compra de predios en conflicto”, es parte del
problema, en la medida de que ha generado incentivos a la violencia, a la corrupción y al
clientelismo. Uno de los efectos del gran poder comprador que tiene la Corporación
Nacional de Desarrollo Indígena es el aumento de los precios por hectáreas, lo que
progresivamente ha significado que los mismos recursos sirven para comprar menos

16La Tercera. “Historia de los 20 años de Traspasos de Tierras a pueblos indígenas”. 25 de


Junio de 2014.
20
hectáreas, y por tanto benefician a menos familias indígenas. De seguir así, la situación
actual del conflicto podría extenderse indefinidamente.
También ha influido en el fracaso de entrega de tierras al hecho de que los predios son
entregados sin conexión de agua potable o pésimos caminos, escasa explotación productiva,
y principalmente falta de capacitación adecuada. Y de un acompañamiento productivo.
El Estado ha privilegiado el pago de altos valores especulativos a los propietarios legales de
tierras en conflicto, muchas veces usurpadas a las propias comunidades, en vez de aplicar el
mecanismo de la expropiación contemplado en la Constitución ya referido. No es un
mecanismo legal de restitución de tierras indígenas, si no que constituye uno de compra de
tierras, que no reconoce el legítimo derecho que tienen los pueblos originarios a reconstruir
sus territorios.
Pero, en general hay bastante consenso en que la política pública de tierras no ha
significado una disminución del conflicto y por el contrario éste se ha mantenido e
intensificado en grados de violencia inusitada como la quema de camiones, maquinaria,
galpones, cementeras, bosques, iglesias, casas y fundos, noticias que nos golpean casi a
diario. Se hace necesario separar de manera clara, la legítima reivindicación y demandas de
los pueblos indígenas, de los actos de violencia o terrorismo, aplicando todo el rigor de la
Ley a quienes no respetan el Estado de Derecho. Y asimismo se hace necesario escuchar y
aplicar el mensaje del Papa Francisco en su reciente visita a nuestro país en enero pasado,
quien en un discurso en la Universidad Católica nos instó a “prestar atención a los pueblos
originarios con sus tradiciones culturales. No son una simple minoría entre otras, si no,
que deben convertirse en los principales interlocutores, sobre todo a la hora de avanzar en
grandes proyectos que afectan a sus espacios”.

21
BIBLIOGRAFÍA

1. Obras
 “Los pueblos indígenas y el Derecho”
Jose Aylwin (Coordinador). Matias Meza Lopehandia y Nancy Yañez.
Ediciones Lom. 2013.
 “Aplicación de la Ley N° 19.253 en materia de contratos: Análisis Jurisprudencial
y Comentarios”
Carolina Andrea Martinez Cid.
Universidad de Concepción. 2012.
 Breve Análisis de la Ley 19.253. “Manual de Práctica Registral.”
Corporación Chilena de Estudios de Derecho Registral.
Mario Olmos Lopomo. Antonio Collados Sariego.
 “La Tierra Indígena”
Alvaro Morales Marileo.
Agosto de 2017.
 Gonzalo Bustamante Rivera.
Académico Universidad de la Frontera.
 “Registro Público de Tierras”
CONADI
http://www.conadi.gob.cl/registro-publico-de-tierras.

2. Revistas
 Gaceta Jurídica año 2014. Junio N° 408.

3. Leyes
 Reglamento del Registro Conservatorio de Bienes Raíces.
24-06-1857.
 Ley 17.729
“Establece normas sobre Indígenas y Tierras Indígenas”
Diario Oficial 26-09-1972

22
 Ley 18.113.
“Establece disposiciones relacionadas con la Legislación Agraria”
Diario oficial 16-04-1982
 Ley 19.145.
“Modifica artículos 58 y 63 del Código de Aguas”
Diario Oficial 25-06-1992
 Ley 19.253.
“Estable normas sobre protección, fomento y desarrollo de los Indígenas, y crea la
Corporación Nacional de Desarrollo Indígena”
Diario Oficial 05-10-1993.
 Decreto 236
“Promulga el Convenio N° 169 sobre pueblos indígenas y tribales en países
independientes de la organización internacional del trabajo”
Diario oficial 14-10-2008.

4. Jurisprudencia
 Corte de Apelaciones de Temuco. Rol 1864-2008.
“Curín con Bosques Arauco S.A. 06/01/2009”
 Corte Suprema. Recurso de Casación en el fondo. 986/2003. Fallo. 22-03-2004.
“Comunidad Indígena Toconce v/s ESSAN S.A.”

5. Diarios.
 El Mercurio. 28-01-2018.
 El Mostrador. 06-01-2017.
 La Tercera. 25-06-2014.

23

Das könnte Ihnen auch gefallen