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Etica judicial

Manuel ATIENZA

1. En los últimos tiempos, ha adquirido una gran un individuo -pongamos, un juez- puede tener
importancia la ética aplicada (a problemas ecológi- razones de diverso tipo (prudenciales, jurídicas,
cos, económicos, de política internacional, de medi- morales) para hacer algo, pero esas razones están
cina ...) y la ética de las profesiones (de los médicos, estructuradas, de manera que no tendría sentido
de los científicos, de los periodistas, de los empre- que alguien adujera razones de tipo prudencial o
sarios, de los jueces ...). Hay diversas razones que jurídico para hacer (o no hacer) lo moralmente co-
explican esta orientación de la ética. Una es el rrecto. Y que es única significa que los principios
pragmatismo (que no hay por qué entender necesa- de la moral son los mismos para todos los campos
riamente como un término peyorativo) que impregna de actividad. Lo que hay es una modulación de
nuestra cultura y forma de vida: importa que las co- esos mismos principios, de manera que, por ejem-
sas funcionen, que sirvan para algo, que resuelvan plo, en el campo de la ética médica, adquiere una
problemas; y la ética no se libra de esa exigencia. gran importancia el principio de autonomía y el de
Otra es la complejidad creciente de las profesiones paternalismo justificado (dada la asimetría de la
y que afecta no solamente a cuestiones técnicas, relación entre médico y enfermo), en el de la ética
sino también éticas: el ejercicio de una profesión periodística, el de libertad de expresión y el de
implica no sólo el manejo de conocimientos de tipo respeto de la intimidad (la profesión del periodista
instrumental, sino ciertos criterios sobre la justifica- debe estar encaminada a generar una opinión pú-
ción o no de los fines (y de los medios para alcan- blica libre), etc.
zar ciertos fines); la técnica no se basta a sí misma.
y una tercera es la desorientación que la compleji-
dad de la sociedad contemporánea y el cambio 4. En el caso de la ética judicial, los tres princi-
acelerado que estamos viviendo en los últimos pios rectores parecen ser el de independencia, im-
tiempos genera en el mundo de las profesiones: pa- parcialidad y motivación. El primero implica que las
recería que hemos dejado de saber con alguna pre- decisiones de los jueces tienen que estar basadas
cisión qué significa ser un buen médico, un buen exclusivamente en el Derecho y viene a ser una
profesor o un buen juez. consecuencia del papel institucional del juez: él tie-
ne el poder de dar la :Jltima respuesta social a un
conflicto. El de imparcialidad supone que el juez de-
2. En el caso de la ética judicial, a los anteriores be aplicar el Derecho sin sesgo de ningún tipo y de-
factores se unen, al menos, los dos siguientes. Uno riva de la posición del juez como tercero frente a las
es de carácter, por así decirlo, subjetivo: el mundo partes, ajeno al conflicto. Y el de motivación esta-
judicial (en particular, el español) ha perdido en los blece la obligación del juez de fundamentar su deci-
últimos tiempos la homogeneidad (en cuanto a ori- sión, pues ese es el principal mecanismo de control
gen social, ideología, etc.) que le caracterizaba; ello de su poder.
hace que los conflictos (también los de tipo ético)
que tiene que encarar la profesión ocupen un papel
más destacado, más visible, simplemente porque no 5. La ética judicial no se agota, sin embargo, en
hay acuerdo en cuanto a cómo resolverlos. El otro el plano de las normas. El concepto de "buen juez"
es de carácter objetivo, y tiene que ver con el au- no se deja definir exclusivamente en términos nor-
mento del poder judicial; esto último es una conse- mativos. El buen juez no es simplemente el que
cuencia del desarrollo de nuestros sistemas jurídi- cumple ciertas normas de conducta (y no incurre en
cos (del Estado constitucional de Derecho) que responsabilidad penal, civil o disciplinaria), sino el
lleva a que los jueces intervengan (controlen) ac- que ha desarrollado profesionalmente ciertos ras-
tuaciones que en el pasado pertenecían en exclusi- gos de carácter que constituyen las virtudes judi-
va al mundo de la política en sentido amplio (por ciales. También aquí, las virtudes de los jueces no
ejemplo, el control de la discrecionalidad adminis- pueden ser muy distintas de las que caracterizan a
trativa) y a que usen en su labor de aplicación del otras profesiones o prácticas sociales. Digamos que
Derecho instrumentos normativos -principios y las virtudes básicas (las virtudes cardinales de ori-
valores- que, inevitablemente, suponen cierto gra- gen griego) reciben una cierta modulación en razón
do de indeterminación. de las peculiaridades de la práctica judicial. Así, el
principio de independencia exige sobre todo auto-
rrestricción, modestia; el de imparcialidad, sentido
3. La ética judicial no puede, sin embargo, ser de la justicia y valentía; y el de motivación se co-
distinta a las otras éticas, puesto que la ética es necta especialmente con la virtud de la prudencia
única y es última. Que es última quiere decir que, que, en términos aristotélicos, implica una capaci-
en un razonamiento práctico, no puede haber ra- dad (tanto intelectual como moral) para aplicar los
zones que estén más allá de la ética; por ejemplo, principios a los casos concretos.

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6. Una forma usual de negar la ética judicial con- ciales de que hemos hablado y, por otro lado, de los
siste en postular su no necesidad. El argumento casos controvertidos, esto es de los ejemplos de
(una forma de formalismo ético o positivismo ideo- problemas éticos que el juez encuentra en su prác-
lógico) viene a ser el siguiente: el juez no necesita tica profesional, entendida en un sentido amplio;
preocuparse por la ética, pues lo que tiene que ha- esto último incluye tanto la práctica jurisdiccional en
cer, en cuanto juez, es exclusivamente aplicar el sentido estricto, como la actividad ciudadana del
Derecho; en eso consiste su moral, en seguir el De- juez, en la medida en que tenga que ver con su
recho. Ese planteamiento es equivocado, por varias profesión. La idea es que, a pesar de todo, hay un
razones: Una es que, como se acaba de ver, el cierto consenso básico entre los jueces, a la hora
comportamiento ético no está determinado exclusi- de decidir de una cierta forma los problemas éticos
vamente por normas (del tipo que sea): ser un buen de su profesión. Lo que habría que hacer es con-
juez significa algo más que cumplir unas normas. frontar esa práctica social (esa moral social) con los
Otra razón es que no se puede descartar la exis- principios éticos y las virtudes éticas a que me he
tencia de casos en los que el juez se enfrente al di- referido y proceder a un ajuste mutuo del que pudie-
lema de hacer lo que le dice el Derecho o lo que le ra resultar algo parecido a un código ético, un códi-
dicta su moral. Y una tercera es que si el juez resol- go deontológico.
viera que lo que debe hacer siempre es obedecer al
Derecho (incluso aunque eso signifique acciones
que él juzga moralmente incorrectas), esa opción es 9. Un ejemplo de lo anterior (referido no a la acti-
necesariamente de tipo moral. vidad puramente jurisdiccional) es el problema de
los límites a la libertad de expresión de los jueces.
Por supuesto, un juez puede incurrir aquí en res-
7. Otra posibilidad de negar la ética judicial, ponsabilidad penal, civil o disciplinaria. Lo que se
igualmente usual, es el escepticismo, el relativismo trata de ver es si se pueden establecer también
moral. Lo que se viene a decir en este caso es que comportamientos que, sin incurrir en ninguno de los
la construcción de una ética judicial es imposible, anteriores tipos de responsabilidad, son incorrectos;
pues el mundo de la ética es el mundo de lo irracio- o sea, cómo debería comportarse un buen juez,
nal o de lo arracional. Es imposible saber lo que más allá de lo que le ordena el Derecho positivo.
significa "ética judicial"; cada uno -cada juez- tie- ¿Deben, por ejemplo, los jueces criticar las decisio-
ne la suya, y no hay criterios racionales que permi- nes de otros jueces? ¿Pueden hacerla de la misma
tan optar a favor de una o de otra. Quien pretende manera que cualquier otro ciudadano? Si utilizára-
''tener razón", desde el punto de vista moral, es mos el método antes sugerido, mi opinión es que se
simplemente un fanático. La racionalidad en este podría llegar a esta doble conclusión: 1) es lícito e
caso consiste en relativizar el propio juicio: en ser incluso conveniente que exista ese tipo de críticas,
escéptico y, por lo tanto, tolerante. También este pues de esa manera se contribuye a la conforma-
punto de vista sobre la moral es equivocado, a pe- ción de una opinión crítica libre; 2) pero es reproba-
sar de su popularidad. El relativismo moral en senti- ble una crítica que no se centre en el contenido de
do fuerte (que consiste no en reconocer, como la motivación y que se dirija fundamentalmente a
cuestión de hecho, que existen diversas opiniones suscitar reacciones emotivas, en lugar de a favore-
morales sobre una misma cuestión, sino que uno es cer una discusión racional de la decisión.
escéptico con respecto a sus propios juicios mora-
les, esto es, que no emite juicios morales con pre-
tensión de que sean objetivamente correctos) es 10. Muchos parecen pensar que un código sin
una concepción inconsistente e infrecuente en la sanciones (como tendría que ser un código de éti-
práctica. En el caso de un juez supondría, por ca judicial) es inútil; o, como decía Ihering a propó-
ejemplo, que no puede justificar sus decisiones: si la sito de un Derecho sin coacción: un fuego que no
justificación jurídica tiene siempre un aspecto moral quema, una luz que no alumbra. Pero no tiene por
y la moral no es racional, entonces tampoco la jus- qué ser así. Podría servir, entre otras cosas: 1) para
tificación jurídica Uudicial) podrá serio. hacer que los jueces tuviesen que reflexionar sobre
su propia práctica; 2) para explicitar ciertos criterios
que, de hecho, inspiran su práctica y, en conse-
8. Un método para construir una ética judicial (o cuencia, para orientar la misma; 3) para facilitar (a
una parte de la misma) podría consistir en partir, otros) la crítica justificada de su profesión.
por un lado, de los principios y de las virtudes judi-

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