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Este es el barco que espero desde niña. estas dos pobres rosas extinguidas?
Y el mar, cuyo sabor aún no conoce mi boca ¡Un milagro, sin duda, las conserva
madura.
aquí, sobre mi falda todavía!
Me ciñen apretados adioses
mi sien húmeda.
A un desconocido
Barquero que ya tiene la misteriosa orden,
Lenta apoyo en tu mano semibárbara
para que la travesía se cumpla.
mi mano palidísima.
Voces me nombran para retenerme;
(1939)
Palidez más extraña no vi nunca;
más allá de las paredes que me cercan! La ciudad, amigos, me clavó sus garras
Con qué amargo delirio le echo llave a la puerta! Y así soy ahora / de turbia y extraña.
Pero me duele aislarlo en la verde lejanía del mar bosteza el profundo / cansancio de mi alma.
Es un profundo abismo azul eléctrico
Nos borramos en la hora, amigo mío; Qué lejanos, Dios mío, de este rincón eterno!
Logran ahuyentar esta espectral atmósfera Noche de plenilunio, blanca noche de plata.
en que, como la luz, nos disolvemos. Todo el jardín se empolva con el claro de la luna.
Somos dos sombras en la sombra, en tanto Todo el parque palpita de una vida irreal.
Se deshace la rosa del silencio. Yo sueño con los ojos glaucos de la quimera
En mi frente desnuda, su caricia Camino entre las rosas, con mi túnica leve
Descanso. Perfume
Las copas de los árboles enhiestos, ¡Es Arabia, es Arabia, bien lo dice
que se posan tenaces como moscas cruzar las manos, olvidar mi cuerpo
Y el encuentro imprevisto
y regalar palabras.
bajo el cielo plomizo I tus ojos, que han contemplado todos los
paisajes de la tierra
y en un hondo silencio.
viajan ahora por mis sienes tibias,
lleno el pecho de luna i de un oscuro anhelo, Puntos verdes, azules, en las sombras
de tu silencio i de tu fantasía.
El viejo libro
Más que a la muerte temo a la cárcel del límite Se diría que en estas claras páginas
tras la imaginación que me inventé horizontes vive un poco de tu alma, de tus ojos,
Estoy insomne y hago a las tinieblas son de ese verde turbio, casi negro
de los pantanos. Mi cabellera es como un humo pálido
no sé qué de macabro.
Y hay una fina sombra morada en torno nuestro. Pero yo vuelvo indiferente y triste;
Logran ahuyentar esta espectral atmósfera Oh, la luna encendida como un gran globo
ardiente
en que, como la luz, nos disolvemos.
en esa noche llena de sugestiones cálidas
y este viento que ondula como enorme serpiente Llovizna
te contemplo todavía
bajo el profundo cielo de azul fosforescente! Estás más triste que nunca
nada más que tu alma y la mía y a lo largo del cuerpo caídas las trenzas
ojeras moradas;
claridad divina de este sueño mío que fueran cual rojas pulpas de granadas
y es mi propia imagen
y es mi imagen misma
me borraban el paisaje.
en el aire se agita.