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Walton y Tindale: Falacias y buenos

argumentos
Falacias:

Argumentos:
Se caracterizan por una estructura (premisas y
conclusión) y una serie de intenciones: persuadir a
una audiencia, resolver una disputa, alcanzar un
acuerdo en una negociación, recomendar una
acción o completar una investigación.

Falacias: una falacia es una clase de error


argumental. Se trata de un error tipificable de modo
independiente a un contenido particular, y que
socavaría el poder de la razón en un argumento.
Una idea central de Walton y de su seguidor Tindale,
es que hay estrategias argumentales que admiten
aplicaciones falaces y aplicaciones no falaces.

Consideraremos fundamentalmente las aplicaciones


de las siguientes estrategias:

•  Construcción de un espantapájaros
•  Argumentos ad hominem
•  Argumentos por apelación a la autoridad
•  Argumentos por apelación a la ignorancia
1. Construcción de un espantapájaros

Esta estrategia consiste en la atribución a una


persona de una posición que no es real o
exactamente la posición sostenida por ella, para
luego atacar esta posición como si fuera su posición.

Tradicionalmente, todos los casos de aplicación de


esta estrategia han sido considerados falaces.

¿Cómo podría haber buenas aplicaciones de esta


estrategia? Para contestar esta pregunta Tindale
apela al concepto de relevancia.
Para introducir esta noción consideremos las siguiente
falacia de construcción de un espantapájaros:

Esto es un pasaje del 2001 de un versión de un proyecto


de la legislación del estado Louisiana, EEUU:

“….los escritos de Charles Darwin, padre de la teoría de la


evolución, promovieron la justificación del racismo, y sus libros Sobre
el origen de las especies por medio de la selección natural……
postulan una jerarquía de razas superiores e inferiores.
Por lo tanto, habiendo la presente legislación de Louisiana resuelto
rechazar todas las ideologías racistas, rechaza por este medio las
conceptos centrales de la ideología darwinista de que ciertas razas
humanas son inherentemente superiores a otras, y por ello condena
el que estas filosofías hayan sido usadas para justificar y aprobar
prácticas racistas”.
Señala Tindale que el carácter falaz de una
argumentación por construcción de un
espantapájaros no reside en un intento deliberado
por engañar: podría suceder que en el caso
anterior quienes redactaron el proyecto de ley
sinceramente creyeran que Darwin sostuvo la
posición que le atribuyen.

Observa Tindale que el carácter falaz de una


aplicación de la presente estrategia consiste en la
irrelevancia de las consideraciones presentadas (p-
ej. la inmoralidad del racismo) a los efectos de
rechazar o aceptar la posición realmente sostenida
por el oponente.
Relevancia

La relevancia es una relación. Cuando se declara


que algo es irrelevante, puede preguntarse:
¿irrelevante respecto a qué?

Respecto a los argumentos puede hablarse de dos


clases de relevancia/irrelevancia:

1.  Relevancia/irrelevancia probativa: se trata de la


relevancia o irrelevancia de las premisas respecto
de la conclusión.
2.  Relevancia/irrelevancia del argumento respecto
al contexto en que es presentado.
En los casos falaces de la estrategia bajo
consideración, el argumento sería irrelevante respecto
al contexto. La irrelevancia detrás de estás falacias no
es probativa (interna al argumento) sino contextual
(externa al argumento).

Las consideraciones presentadas (premisas) son


irrelevantes para rechazar la posición realmente
sostenida por el oponente, aunque sean
probativamente relevantes respecto a la conclusión
extraída en el propio argumento.
Preguntas críticas para analizar una posible
aplicación de esta estrategia

1.  ¿Ha sido la posición del oponente tergiversada?

2.  ¿Es esta tergiversación la base para un ataque o


rechazo de la posición del oponente?

Para responder a estas preguntas respecto a un caso


particular, debemos atender al contexto.
Nótese que, según lo dicho en la sección acerca de
la relevancia, para que haya una falacia del
espantapájaros se requiere que la respuesta a las
dos preguntas anteriores sea “sí”.

En el caso en que deba responderse “sí” a la


primera pregunta y “no” a la segunda, estaremos
frente a una aplicación no falaz de la estrategia de
construcción de un espantapájaros.
Respecto a la segunda pregunta, señala Tindale:

“El punto detrás de esta pregunta es evitar rechazar un


argumento como una falacia del espantapájaros
simplemente porque no se representa fielmente una
posición o se exageran algunos de sus aspectos, aunque
aún así se logre atacar la posición original. (…) Para juzgar
si una tergiversación es la base para un ataque a una
posición, debemos primeramente ser capaces de
distinguir entre la posición real y la tergiversación. Luego
podemos evaluar el grado en que la atención ha sido
desviada de la posición real y el ataque ha sido
efectuado (sólo) contra la caricatura. De nuevo,
simplemente tergiversar una posición, no constituye una
falacia. La falacia surge cuando el argumento construido
es irrelevante al contexto porque responde (sólo) a la
posición tergiversada.
Apelación a la autoridad

La falacia de apelación a la autoridad fue


primeramente identificada por Locke. Locke no
distinguió la autoridad basada en el conocimiento de
la autoridad basada en otras fuentes.

Los casos obviamente falaces señalados por Locke


son aquellos donde la autoridad no es cognitiva.

En la contemporaneidad los argumentos de


apelación a la autoridad son asimilados a argumentos
de apelación a un experto.
La forma superficial de un argumento de apelación a la
autoridad sería la siguiente:

A asevera p.
Por lo tanto, p es verdadera.

Tindale identifica dos formas argumentales obtenidas


añadiendo a la forma anterior una premisa implícita:

1. Todo lo que A dice es verdadero.


A asevera p.
Por lo tanto, p es verdadera.

2. La mayoría de lo que afirma A respecto al tema T es


verdadero.
A afirma p y p es acerca de T.
Por lo tanto, p es verdadera.
La primer forma argumental es deductiva, y se ajustaría
a las falacias de apelación a la autoridad identificadas
por Locke, donde la autoridad no es necesariamente
cognitiva. La primera premisa inmuniza el argumento
frente a toda posible crítica, por lo que todas las
instancias de esta forma serían falaces.

Ejemplo:
Todo lo que el presidente dice es verdadero.
El presidente dice que Irak tiene armas de destrucción
masiva.
Por lo tanto, Irak tiene armas de destrucción masiva.
La segunda forma es no deductiva y admitiría
buenas y malas instancias (daría lugar a argumentos
falaces y no falaces). La segunda forma hace del
argumento de apelación a la autoridad un
argumento de apelación a un experto.

Ejemplo de un caso posiblemente falaz:

La mayoría de las afirmaciones de Bono respecto al


SIDA en África son verdaderas.
Bono afirmó que el SIDA en África es la peor
epidemia en 600 años.
Por lo tanto, el SIDA en África es la peor epidemia en
600 años.
Según Tindale, para determinar si este argumento es
o no falaz debemos responder interrogantes como:

¿Es el SIDA en África un campo de especialización


tal que nos permite hablar de expertos acerca de
él?

¿En qué consiste ser un experto en este campo?

¿Es Bono un experto en este campo?

¿Tiene Bono un interés personal por ser asociado


con la posición que sostiene?
A partir de estas consideraciones, Tindale extrae, de
modo preliminar, tres preguntas críticas a considerar
para determinar si un argumento de apelación a un
experto es o no falaz:

1.  ¿Es la persona a cuya autoridad se apela una


fuente legítima de autoridad?

2.  ¿Ha hecho esta persona la declaración que se le


atribuye?

3.  ¿Son el experto y la declaración que se le


atribuye relevantes respecto al tema
considerado?
Estas preguntas críticas preliminares darían lugar a seis
criterios que conjuntamente permitirían determinar si un
argumento de apelación a un experto es falaz.

1. La cuestión de la identificación: ¿Quién o qué es la


fuente de autoridad experta apelada y cuáles son sus
credenciales?

El experto (persona o institución) debe ser identificada


y debe poseer credenciales en un campo de
especialización.

Ejemplo de falacia:
Estudios científicos recientes han vinculado el
edulcorante Aspartame al cáncer en animales de
laboratorio. Dada la prevalencia de Aspartame en
bebidas dietéticas, debe ser retirado del mercado.
2. La cuestión acerca del campo: ¿En qué consiste
un campo de especialización? ¿Existe un campo de
especialización respecto al tema tratado?

La persona a cuya autoridad se apela debe ser un


experto en un campo de conocimiento
especializado.

Ejemplo de falacia:
Es llamativo que todavía se dude de que la Tierra ha
sido visitada por extraterrestres en el pasado
distante. Erich von Däniken, el escritor de obras que
no son de ficción más exitoso de todos los tiempos a
nivel mundial, ha escrito 26 libros sobre el tema y ha
vendido más de 63 millones de copias en todo el
mundo.
3. La cuestión de la relevancia: ¿La afirmación del
experto es acerca de un tema perteneciente a su
campo de especialización? ¿Esta afirmación es
relevante respecto al tema bajo consideración?

La afirmación del experto debe ser acerca de un


tema perteneciente a su campo de especialización, y
su afirmación debe ser relevante respecto al tema
que está siendo considerado.

Ejemplo de falacia:
El Dr. Spock dijo que “ningún humano, ningún niño,
ningún adulto necesita tomar leche de vaca –se trata
de un engaño promovido por el gobierno. Por lo
tanto, no me escuchen a mí. Atiendan el consejo del
Dr. Spock, probablemente el pediatra más influyente
de todos los tiempos.
4. La cuestión de la comprobabilidad: ¿Es en principio
posible comprobar lo que el experto ha afirmado?

A pesar de que sea prácticamente imposible


comprobar personalmente lo que el experto ha
dicho, debe de haber un método disponible para
hacerlo.

Ejemplo de falacia:
La existencia de experiencias extra-corporales ha sido
fuertemente apoyada por el experimento reportado
en 1980 por Osis y McCormick. El sujeto del
experimento fue un psíquico, Alex Tanous, quien tuvo
una experiencia extra-corporal durante la que
identificó targets remotos que normalmente sólo
podrían verse desde un lugar específico.
5. La cuestión de la inclinación personal: ¿Tiene el
experto un interés personal por hacer su afirmación?

El experto no debe beneficiarse por hacer su afirmación,


de modo que pueda atribuírsele tal interés.

Ejemplo de falacia:
Las afirmaciones de que fumar pasivamente representa
un riesgo serio para la salud han sido sobreevaluadas.
Considérese, por ejemplo, un estudio reciente (estudio
publicado el 17 de mayo de 2003 por la revista British
Medical Journal) conducido por un equipo de
investigadores de la Escuela de Salud Pública de UCLA.
El investigador principal, el Dr. James Enstrom, reportó:
“No encontramos un efecto medible causado por fumar
pasivamente, ni un aumento en el riesgo de contraer
una enfermedad coronaria o cáncer de pulmón”.
Este ejemplo parece una buena apelación a la
autoridad de expertos, pero si uno investiga el
estudio citado se encuentra con que fue financiado
por el Center of Indoor Air Research, que es un arma
de Philip Morris y otras compañías tabacaleras.
6. La cuestión del consenso: ¿Hay consenso en el
campo de especialización respecto a la cuestión
considerada?

Para que la apelación a la autoridad de un experto sea


legítima debe de haber consenso en su campo de
especialización.
Ejemplo de falacia:
Debemos ser cautelosos en seguir la línea del
acuerdo de Kyoto acerca del cambio climático.
La existencia de un cambio climático
humanamente causado no cuenta con
evidencia suficiente como para que
modifiquemos nuestro comportamiento.
Después de todo, los editores del Wall Street
Journal (21 de junio de 2015) observan que “la
justificación científica…parece siempre débil” y
que “desde la votación Byrd-Haegel hace 8
años, el vínculo entre los combustibles fósiles y el
calentamiento global se ha vuelto aún más
dudoso.
Argumentos ad hominem

Esta categoría se remonta a Aristóteles, pero fue


luego reintroducida por Locke.

En Aristóteles, estos argumentos consisten en criticar


una posición o argumento desviando la atención
desde la posición o argumento presentado hacia la
persona que lo presenta.

En Locke, estos argumentos suponen señalar una


inconsistencia en quien presenta una posición o
argumento que va más allá de una inconsistencia
en la posición o argumento mismo.
En ambos casos se trata de criticar una posición o
argumento mediante a un ataque a la persona
que lo presenta.

Tradicionalmente, todos estos argumentos han sido


considerados falaces.

Tindale –siguiendo a Walton- busca mostrar que la


argumentación ad hominem es una estrategia que
tiene buenas y malas aplicaciones.
Tindale identifica dos formas básicas propias de
los argumentos ad hominem:

1. La persona X sostiene que P.


X es no confiable o presenta ciertos defectos.
Por lo tanto, es falso que P.

2. La persona X sostiene que P.


X es no confiable o presente ciertos defectos.
Por lo tanto, no estamos justificados en creer
que P basados en que X sostiene que P.

Tindale entiende que todos los argumentos que


exhiben la primer forma son falaces, mientras
que hay buenos y malos argumentos con la
segunda forma.
Ejemplo de falacia con la forma 1:
X sostiene que P. Pero, ¿cómo puede esto ser cierto?
Después de todo, X tiene un historial de hacer
afirmaciones extravagantes, ninguna de las cuales a
resultado estar justificada.

El que alguien que sostiene P no sea una fuente


confiable, no nos habilita a concluir que P es falsa.

Lo único que podemos concluir es que no estamos


justificados en creer que P basados en que esta
persona sostiene que P.
¿Qué criterios utilizar para distinguir las buenas y las
malas instancias de la forma 2?

Tindale observa que (i) puede suceder que los


rasgos atribuidos a la persona en la segunda
premisa sean irrelevantes respecto a la posición
que esta persona sostiene o (ii) puede suceder
que la atribución sea fácticamente incorrecta.

Ejemplo de falacia con la forma 2:


El abogado X afirma que P, donde P involucra una
cierta interpretación del las leyes acerca de la
familia. X tiene un historia de problemas familiares.
Por lo tanto, no estamos justificados en aceptar
que P basados en que X sostiene que P.
Ejemplo de posible buen argumento con la forma 2:
No deberías confiar en el diagnóstico del Dr. X de
que tienes cáncer. El Dr. X tiene un amplio historial de
diagnósticos equivocados.

Como veremos, Tindale entiende que para que este


argumento no sea falaz, debemos contar con
buenas razones para sostener la segunda premisa de
la forma 2, la cual aquí establece que el Dr. X tiene
un amplio historial de diagnósticos equivocados.
Habría así tres modos en que un ataque a la persona
puede resultar falaz:

1.  Quien presenta el ataque concluye que la


posición defendida por el atacado es falsa
(aplica la forma 1).

2.  Las características atribuidas al atacado son


irrelevantes respecto a la posición que éste
sostiene.

3.  En el contexto de un diálogo, el atacante


simplemente descalifica a su opositor de modo
de evitar que presente su posición. Aquí el
atacante ni siquiera presenta un argumento.
Esto nos conduce a las siguientes preguntas críticas:

1.  ¿Se ha realizado un ataque a una de los


participantes de un debate argumentativo?

2.  ¿Se ha focalizado el ataque exclusivamente en la


persona (su carácter o circunstancias), evitando
toda consideración de su posición?

3.  En caso de que el atacante haya presentado un


argumento crítico, ¿son los rasgos atribuidos al
atacado por la segunda premisa relevantes para
evaluar su posición, y tenemos bases para creer que
la atribución es fácticamente correcta?

4.  En caso de que los rasgos atribuidos sean relevantes,


¿es apropiada la conclusión extraída?
Tindale, siguiendo a Walton, distingue dos clases
principales de argumentos ad hominem:

•  Argumentos ad hominem abusivos, donde se


ataca directamente el carácter de una persona.

Cuando la respuesta a la pregunta 3 es negativa, por


lo general estamos frente a un ad hominem abusivo.

•  Argumentos ad hominem circunstanciales, donde


se ataca las circunstancias de la persona en
conexión con el tema bajo consideración.

Por ejemplo: X sostiene que P. El que aceptemos que


P favorece a la persona que sostiene que P. Por lo
tanto, no estamos justificados en creer que P basados
en que X sostiene que P.

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