Sie sind auf Seite 1von 11

LOS ASIGNATARIOS

Los Asignatarios a título Universal o Herederos

Dice el artículo 1.097, inciso 1º “Los asignatarios a título universal, con cualesquiera palabras que
se les llame, y aunque en el testamento se les califique de legatarios, son herederos: representan la
persona del testador para sucederle en todos sus derechos y obligaciones transmisibles”. Lo que
reitera el artículo 951, inciso 2º “El título es universal cuando se sucede al difunto en todos sus bienes,
derechos y obligaciones transmisibles, o en una cuota de ellos, como la mitad, tercio o quinto”.

Lo que caracteriza, pues, fundamentalmente a los herederos es que suceden en todo el


patrimonio del difunto, o sea, en el conjunto de derechos y obligaciones transmisibles que lo
componen, o en una cuota de él. El heredero no recibe bienes determinados, sino que la

Clasificación de los Herederos.

Existen dos categorías fundamentales: herederos universales y herederos de cuota.

Heredero Universal es el que sucede en la herencia del causante sin designación de cuota.

Heredero de Cuota es aquel a quien se le indica la porción o parte alícuota en que sucede, como
un medio, tercio o cuarto.

Si por ejemplo, el testador dijere: Dejo todos mis bienes a mis tres hijos, y cada uno lleva un
tercio. Los tres son, pues, herederos universales.

En cambio si digo que le dejo a Juan dos octavos, a Pedro tres octavos y a Diego tres octavos,
ellos son herederos de cuota.

IMPORTANCIA DE ESTA CLASIFICACION. Dice relación con el derecho de acrecer que existe
entre los herederos universales mas no a favor de los de cuota.

Asignatarios a Título Singular o Legatarios.

Lo que caracteriza esencialmente a los legatarios es que no suceden, como los herederos, en la
universalidad del patrimonio, sino en bienes determinados, individuales, como un auto, una casa,
$10.000, etc. o en especies indeterminadas de cierto género, como cuarenta fanegas de trigo (art.
1.104)

a) No representan a la persona del difunto, a diferencia de los herederos; no hay -como


en los herederos- una identificación jurídica entre el patrimonio del causante y el del legatario.
b) No tienen otros derechos que los que expresamente se le confieran. Ejemplos: derecho
a la casa, al auto, a los $ 10.000.-
c) No tienen más obligaciones que las impuestas por el testador. Lego $10.000.- de los
cuales $1.000.- serán para Juan. El heredero, en principio, responde de todas las deudas hereditarias y
testamentarias del causante.
Excepciones:

1. El legatario tiene responsabilidad en subsidio del heredero. El acreedor hereditario demanda


primero al heredero y, a falta de éste, puede perseguir al legatario, pero solo hasta el límite del legado.

2. También puede sobrevenirle responsabilidad por el ejercicio de la acción de reforma.


Explicación: el testador efectúa sus legados con cargo a la parte de que pueda disponer libremente.
Puede excederla y entonces perjudica la mitad legitimaria o la cuarta de mejoras, las que debe
respetar. Si así ocurriere, los herederos pueden reclamar contra los legatarios mediante la acción de
reforma del testamento.

CLASES DE LEGADOS

1. De especie o cuerpo cierto. El objeto está individualizado en el cien por ciento; es decir es una
especie determinada de un género también determinado.
2. De género (el objeto está determinado genéricamente, es decir, es una especie indeterminada
dentro de un género determinado).

IMPORTANCIA DE ESTA CLASIFICACION: El legatario de especie requiere el dominio de la cosa


legada en el momento en que fallece el causante y directamente de él, por el modo de adquirir
llamado sucesión por causa de muerte.

DERECHOS QUE CONCURREN EN UNA SUCESION

En la sucesión por causa de muerte se presentan diversos derechos:


El derecho de transmisión (artículo 957).
El derecho de presentación (artículo 984).
El derecho de acrecimiento (artículo 1147).
El derecho de sustitución (artículo 1156).

Ya hemos estudiado el derecho de transmisión a propósito de las reglas generales, porque se


presenta en ambas especies de sucesión, y el derecho de representación, que opera solamente en la
sucesión intestada, salvas las excepciones legales.

I. EL DERECHO DE ACRECIMIENTO

En términos generales, podemos decir que el acrecimiento tiene lugar cuando falta un
asignatario.

Pero no siempre que falte un asignatario va a existir acrecimiento; la regla general es la


contraria: la ausencia del asignatario que falta beneficia a aquellas personas a quienes perjudicaba la
asignación, o bien a los herederos abintestato.

Por ejemplo: Instituyo a Pedro heredero de todos mis bienes y dejo a Juan un inmueble
determinado. Si falta Juan (se murió antes que el testador, por ejemplo), el inmueble legado
corresponde a Pedro, heredero universal a quien dicho legado lo perjudicaba. En este caso, la falta del
asignatario beneficia a Pedro; y si Juan no hubiese faltado, entonces la asignación perjudicaba a Pedro.

Segunda situación: Dejo un tercio de mi herencia a Pedro, Juan y Diego, pero este último
resulta indigno para suceder. El tercio perteneciente a este heredero de cuota va a los herederos
abintestato del causante, pues en esta parte el testamento no produce efectos.

Ahora bien, de acuerdo a lo que dicen los artículos 1147 y 1148, diremos que el derecho de
acrecimiento es: el derecho en virtud del cual existiendo dos o más asignatarios llamados a un mismo
objeto sin determinación de cuota, la parte del asignatario que falta aumenta la de los otros
asignatarios.

REQUISITOS

 sucesión testamentaria,
 varios asignatarios,
 llamados a un mismo objeto (conjunción real),
 sin determinación de cuota,
 falta de un asignatario,
 no debe haberse designado un sustituto para el asignatario que falta, y
 no debe haberse prohibido el acrecimiento.

I. La sucesión debe ser testamentaria.

Opera sólo en la sucesión testada, más no en la abintestado, pues:

1. La ubicación del Párrafo 8º, que trata del derecho de acrecer en el Título IV, de las asignaciones
testamentarias, a continuación de los legados y donaciones revocables.
2. Por otra parte, todo su articulado discurre sobre la base de que exista un testamento y
3. El derecho de acrecimiento no es sino una interpretación de la voluntad del testador por parte
del legislador.

II. Deben existir dos o más asignatarios.

Si hay uno solo y éste falta, su porción en la herencia no tendría asignatario a cuya porción
acrecer. En tal caso la sucesión será intestada y se aplicarán las reglas que ya conocemos.

III. Deben ser llamados a un mismo objeto.

Así se desprende del artículo 1.147, el cual dispone que “Destinado un mismo objeto a dos o más
asignatarios, la porción de uno de ellos, que por falta de éste se junta a las porciones de otros, se dice
acrecer a ellas”.
En realidad la expresión objeto está usada aquí en el sentido de asignación, y si el legislador
utilizó aquélla y no ésta, fue por razones literarias, para no repetir las palabras.

O sea, no quiso decir: “...destinada una misma asignación a dos o más asignatarios...”. Así lo ha
dicho la jurisprudencia.

El acrecimiento opera tanto el los legados como en las herencias. Como la ley se refirió a las
asignaciones, sin distinguir si eran singulares o universales, podemos decir que se presenta este
derecho tanto en las herencias como en los legados.

IV. No debe haber designación de cuota.

Esta es la exigencia característica y fundamental del acrecimiento es que los asignatarios sean
llamados sin designación de cuota.

Por ejemplo: el testador deja un tercio de sus bienes a Pedro, un tercio a Juan y un tercio a
Diego. Supongamos que este último falta por cualquier motivo (incapacidad, indignidad, murió antes
que el testador, etc.). En este caso no hay acrecimiento pues el testador dijo claramente lo que debían
llevar Pedro y Juan, de modo que su decisión no puede ser alterada por el acrecimiento.

Excepciones:
Hay dos casos en el Código que se citan como excepciones al principio de que el asignatario,
para tener derecho acrecer, no debe ser de cuota. Ambas están en el artículo 1.148. No son, de
verdad, tales excepciones.

Estos dos casos son de los asignatarios llamados por partes iguales y el de los llamados a una
misma cuota, pero sin determinárseles la parte que van a llevar en dicha cuota. Todo depende de la
verbalización

V. Debe faltar un asignatario.

Es necesario, para que haya lugar al acrecimiento, que al fallecimiento del causante falte
alguno de los asignatarios conjuntos, pues si al tiempo de abrirse la sucesión existen todos los
asignatarios conjuntos no opera el derecho de acrecimiento. O sea, habrá acrecimiento:
 Cuando el asignatario conjunto fallece antes que el testador;
 Cuando el asignatario conjunto sea incapaz o indigno;
 Cuando el asignatario repudia la asignación, y
 Cuando siendo asignatario condicional, de condición suspensiva, fallare la condición, es decir, no
llegue a cumplirse ésta.

Concurrencia del derecho de acrecimiento con el de representación.

En caso de colisión de estos dos derechos, ¿cuál prefiere?.


La verdad es que, en principio, no puede haber conflicto, porque el derecho de representación
sólo opera en la sucesión intestada y el de acrecimiento sólo en la testamentaria. Dicho así, no se ve
cómo podría haber colisión.

Pero sucede que el derecho de representación opera en la sucesión testamentaria respecto de


los legitimarios, pues éstos concurren, son representados y excluidos de acuerdo con las reglas de la
sucesión intestada (artículo 1.183).

La respuesta la da el artículo 1.190: “Si un legitimario no lleva el todo o parte de su legítima por
incapacidad, indignidad o exheredación, o porque la ha repudiado, y no tiene descendencia con derecho a
representarle, dicho todo o parte se agregará a la mitad legitimaria contribuirá a formar las legítimas
rigorosas de los otros, y la porción conyugal, en el caso del artículo 1178 inciso 2º”.

Quiere decir que en el ejemplo dado no hay acrecimiento a favor de Pedro y Juan, sino que la
porción de Diego la llevan sus descendientes en virtud de la representación.

Solución justa y lógica, pues, jurídicamente, en el caso propuesto, no falta el asignatario


Diego, porque en la virtud de la ficción legal de la representación pasa a ser representado por sus
hijos.

En la mitad legitimaria el derecho de representación prevalece respecto del de acrecimiento.

VI. No debe haberse designado un sustituto para el asignatario que falta.

El artículo 1.163 declara que la sustitución excluye el acrecimiento. La razón es la dicha: al


existir sustituto, jurídicamente no falta el asignatario.

Por otra parte, el acrecimiento es una interpretación de la voluntad del testador y si éste la
expresa designando a quien va a reemplazar al asignatario conjunto, no tiene razón de ser el primero.
Por ejemplo: Dejo mi casa a Pedro, Juan y Diego. Si falta Diego, sus derechos pasarán a
Antonio. Como en tal caso existe un sustituto si Diego fallece antes que el causante, sus derechos no
acrecen a Pedro y Juan, porque es reemplazado por Antonio.

VII. No debe haberse prohibido el acrecimiento.

El artículo 1.155 dice que “El testador podrá en todo caso prohibir el acrecimiento”.
Si así lo dice, debe respetar su voluntad, y no cabrá interpretación alguna.

EFECTOS DEL ACRECIMIENTO

El efecto fundamental ya lo conocemos: la porción del asignatario que falta se junta, se agrega
a la de los otros que así se aumentan.
Dice al respecto el inciso 1º del artículo 1.150: “Los coasignatarios conjuntos se reputarán por una
sola persona para concurrir con otros coasignatarios; y la persona colectiva formada por los primeros, no
se entenderá faltar, sino cuando todos éstos faltaren”.

Quiere decir que entonces el asignatario conjunto se entiende faltar solamente cuando falta en
su totalidad. Explicamos el precepto por medio de los siguientes ejemplos:
1. Digo: dejo mi casa a Pedro, Juan y Diego. Si falta uno de ellos (Pedro) su porción acrece a
Juan y Diego. No hay discusión alguna, porque falta un asignatario conjunto.
2. Digo: dejo un tercio a Pedro, un tercio a Juan y un tercio a Diego y Antonio. Si en este caso
faltan Pedro y Juan no hay acrecimiento posible, porque son herederos de cuota y su
porción pasa a los herederos abintestato.
3. En el mismo ejemplo: faltan Diego o Antonio: su cuota acrece a la del otro asignatario
conjunto y, así, la porción de Diego acrece a la de Antonio y viceversa. Entre Diego y
Antonio hay acrecimiento, pues han sido llamados a una misma cuota de la herencia, pero
sin designárseles la parte que llevarán en ella (artículo 1.148) y,
4. Puede suceder que falten tanto Diego como Antonio, en cuyo caso no existirá
acrecimiento en favor de Pedro o Juan, pues ellos han sido llamados con designación de
cuota; la porción de Diego y Antonio pasará a los herederos abintestato.

II. EL DERECHO DE SUSTITUCION.

La sustitución el cuarto derecho que opera en la sucesión por causa de muerte está tratada en
el Párrafo 9º y final del Título, de las asignaciones testamentarias.

La sustitución supone que en el testamento se designe la persona que reemplazará al asignatario


en caso de faltar éste, de modo que si el asignatario llega a faltar por cualquier causa, pasará a ocupar su
lugar el sustituto establecido por el testador.

Clases: según el artículo 1.156 “La sustitución es vulgar o fideicomisaria”.

a) Sustitución vulgar. Artículo 1.156 “La sustitución vulgar es aquella en que se nombra un asignatario
para que ocupe el lugar del otro que no acepte, o que, antes de deferírsele la asignación, llegue a
faltar por fallecimiento, o por otra causa que extinga su derecho eventual”.

b) Sustitución fideicomisaria. Artículo 1164, ”Sustitución fideicomisaria es aquella en que se llama a


un fideicomisario, que en el evento de una condición se hace dueño absoluto de lo que otra persona
poseía en propiedad fiduciaria”.

I. LA SUSTITUCION VULGAR

Consiste en designar en el testamento la persona que va a reemplazar al asignatario en caso de


que éste falte por cualquier causa legal. Ejemplo: Dejo mi casa a Pedro, y si éste no pudiere llevarla,
corresponderá a Juan.

Requisitos:
 Que se trate de una sucesión testamentaria.
 Que la sustitución sea expresa y
 Que falte el asignatario que va a ser sustituido.

 Que se trate de una sucesión testamentaria.

Al igual que en el acrecimiento tampoco en este caso cabe discusión alguna: la sustitución está
tratada entre las asignaciones testamentarias; todo el artículo referente a ella discurre sobre la base
que exista testamento. Por último, como es seguida veremos, la sustitución supone una manifestación
de voluntad de parte del testador y la ley no la presume nunca.

 Debe ser expresa.

El testador debe instituirla expresamente; lo que equivale a decir que no hay situaciones
tácitas, presuntas o legales.

El artículo 1.162 lo confirma al decir que “Si el asignatario fuere descendiente legítimo del
testador, los descendientes legítimos del asignatario se entenderán sustituidos a éste; salvo que el
testador haya expresado voluntad contraria”.

Por ejemplo: dice el testador dejar su auto a Pedro. Pedro premuere y deja los hijos legítimos.
No hay sustitución si el testador expresamente no ha manifestado su voluntad en tal sentido.

Y si en grados de parentesco tan cercanos como éste la sustitución requiere cláusula expresa,
es evidente que ella siempre necesita, para existir, voluntad manifestada por el testador.

Como consecuencia, tampoco operará nunca la sustitución en la sucesión intestada.

FORMAS QUE PUEDE ADOPTAR LA SUSTITUCION.

Puede ser directa o indirecta, es decir, existen sustituciones de diversos grados: de primer
grado, de segundo grado, etc. Así lo establece el artículo 1.158: “La sustitución puede ser de varios
grados, como cuando se nombre un sustituto al asignatario directo y otro al primer sustituto”.

Por ejemplo: dejo mi casa a Pedro, y si éste falta, a Juan. Si éste no puede o no quiere llevarla, a
Diego, y como sustituto de éste a Antonio.

Igualmente, según el artículo 1.159, se puede sustituir uno a muchos y muchos a uno.

Por ejemplo: dejo mi casa a Pedro y a falta suya lo sustituirán los hijos de Juan.

 Debe faltar el asignatario que va a ser sustituido.

El inciso 1º del artículo 1.156 enuncia los casos en que se entiende faltar un asignatario para los
efectos de la sustitución.
“Sustitución vulgar es aquella en que se nombra un asignatario para ocupar el lugar de otro que
no acepte, o que, antes de deferírsele la asignación, llegue a faltar por fallecimiento, o por causa que
extinga su derecho eventual. No se entiende faltar el asignatario una vez que acepte, salvo que se invalide
la aceptación”.

El precepto enumera dos casos en que se entiende faltar el asignatario: la repudiación y el


fallecimiento.

Y da una regla general: cualquiera otra causa que extinga su derecho eventual.

Quedan excluidos en esta expresión: la incapacidad, la dignidad, el hecho de que la persona no


sea cierta y determinada y la falta de cumplimiento de la condición suspensiva.

Se suele afirmar que ella comprende también el desheredamiento, pero Somarriva dice que no
es así, porque el desheredamiento es propio de los legitimarios y tratándose de éstos, si falta uno de
ellos, no hay sustitución sino representación o sino la asignación pasa a pertenecer a los demás
legitimarios (artículo 1.190).

Finalmente el artículo 1.157 se pone en el caso de que el testador hubiere designado al


sustituto para el evento en que faltara el asignatario por un motivo determinado, y dispone que la
sustitución se entenderá hecha para cualquier otro en que éste llegue a faltar, salvo si el testador ha
manifestado su voluntad expresa en contrario.

Por ejemplo: dejo mi casa a Pedro y si al fallecer yo aquél hubiere muerto, la casa pasará a Juan.
Resulta que al fallecer yo Pedro está vivo, pero repudia la asignación. De acuerdo con lo explicado, la
sustitución opera y Juan se lleva la casa.

Si el asignatario fallece después que el testador, no hay lugar a la sustitución pues opera el derecho de
transmisión.

Al igual que en el acrecimiento, el caso en el cual la falta del asignatario se debe a su


fallecimiento nos merece un mayor comentario, pues la sustitución sólo tiene lugar cuando este
fallecimiento sea anterior al del causante. Si el fallecimiento del heredero o legatario es posterior al del
causante, ya no falta el asignatario pues entra a actuar el derecho de transmisión. O sea, los herederos
del transmitente o transmisor pasan a ocupar el lugar de éste y pueden aceptar o repudiar la
asignación.

En efecto, el artículo 1163 dispone expresamente que el derecho de transmisión excluye al de


sustitución; igual cosa ocurre con el de acrecimiento, en conformidad al artículo 1153.
 Concurrencia del derecho de representación con el derecho de sustitución

Como vimos que ocurría en el derecho de acrecimiento, en principio no hay posibilidad de


colisión entre la representación y la sustitución, pues la primera opera en la sucesión intestada y la
sustitución en la testamentaria.

La dificultad sólo puede presentarse en la mitad legitimaria y en ésta debemos concluir que la
representación excluye a la sustitución. Recordemos al artículo 1.183: “Los legitimarios concurren y son
excluidos y representados según el orden y reglas de la sucesión intestada”.
Por ejemplo: dejo la mitad legitimaria a mis hijos legítimos Pedro (quien tiene dos hijos
legítimos) y Juan y si falta Pedro, instituyo heredero a mi hermano Diego.
Esta sustitución no tendría efecto, pues si falta Pedro entran a representarlo sus
descendientes legítimos.

El asignatario, en realidad, no ha faltado, porque ocupa su lugar jurídico sus descendientes legítimos.

II. LA SUSTITUCION FIDEICOMISARIA.

Es aquella en que se llama a un fideicomisario que en el evento de una condición se hace dueño
absoluto de los que otra persona poseía en propiedad fiduciaria (artículo 1.164).

En este caso nos hallamos ante un fideicomiso y por eso el inciso final del citado artículo
establece que esta institución se rige por lo dispuesto en el título de la propiedad fiduciaria (artículos
739 y siguientes).

Ejemplo: lego mi casa Pedro, la que pasará a Juan si se recibe de abogado.

El Código de algunas normas especiales respecto de esta clase de sustitución.

En primer lugar, según el artículo 1.166, la sustitución fideicomisaria no se presume, de modo


que en caso de duda debe entenderse vulgar.

“La sustitución no debe presumirse fideicomisaria sino cuando el tenor de la disposición excluye
manifiestamente la vulgar”

Dice el artículo 1.165 “Si para el caso de faltar el fideicomisario antes de cumplirse la condición, se
le nombrarán uno o más sustitutos, estas sustituciones se entenderán vulgares, y se sujetarán a las reglas
de los artículos precedentes.
Ni el fideicomisario de primer grado, ni sustituto alguno llamado a ocupar su lugar, transmiten su
expectativa, si faltan”.

Este precepto no es sino una aplicación del principio nuestra ley que no acepta los
fideicomisarios sucesivos. Los prohíbe el artículo 745.
COMO CONCURREN ESTOS DERECHOS EN LA SUCESIÓN.

Hemos dicho que en una sucesión pueden concurrir cuatro derechos: transmisión,
representación, acrecimiento y sustitución.

Veamos una síntesis de la forma en que estos derechos concurren y son excluidos en una
sucesión; en otras palabras veamos cuando se aplica uno y cuándo otro.

a. Como concurren el derecho de transmisión con el acrecimiento y sustitución.

Puede presentarse conflicto entre el derecho de transmisión y el acrecimiento y la sustitución,


pues el primero se aplica tanto a la sucesión abintestato como a la testamentaria y el acrecimiento y la
sustitución tienen su campo de acción en esta última.
Quiere decir, entonces, que todos estos derechos tienen un campo de aplicación común: la
sucesión testamentaria. En ella pueden, en un momento dado, jugar estos tres derechos.

Para este evento, la ley ha solucionado expresamente toda posibilidad de conflicto en los
artículos 1.153 y 1.163. En conformidad a ello, la transmisión excluye a la sustitución y al acrecimiento y
la sustitución prima sobre el acrecimiento.

El derecho de transmisión excluye al acrecimiento y la sustitución, porque estos últimos


suponen que falte el asignatario con anterioridad al fallecimiento del causante. Si el asignatario fallece
con posterioridad, y si lo hace sin alcanzar a pronunciarse respecto de la asignación testamentaria,
transmite a sus herederos la facultad de aceptarla o repudiarla.

Y la sustitución excluye al acrecimiento, porque jurídicamente si el testador designa un


sustituto ya no falta el asignatario, pues el sustituto pasa a ocupar su lugar.

b. El derecho de transmisión y el de representación no concurren entre sí.

Si bien tienen un campo común de aplicación (la sucesión intestada), la verdad es que no hay
posibilidad alguna de colisión entre ambos derechos.

Para que opere el derecho de transmisión es necesario que el asignatario fallezca con
posterioridad al causante, sin alcanzar a pronunciarse respecto de la asignación deferida, en cuyo caso
transmite a sus herederos la facultad de aceptar o repudiar la herencia o legado.

En cambio, en el derecho de representación el fallecimiento del representado debe haberse


producido con anterioridad al del causante. De modo que en primer lugar, no hay colisión posible en
caso de fallecimiento.

Tampoco la hay en el caso de que el asignatario falte por otro motivo, pues la transmisión
opera solo en caso de fallecimiento.
Así lo dice el artículo 957: “Si el heredero o legatario cuyos derechos a la sucesión no han
prescrito, fallece antes de haber aceptado o repudiado la herencia o legado que se le ha deferido,
transmite a sus herederos el derecho de aceptar o repudiar dicha herencia o legado, aún cuando fallezca
sin saber que se le ha deferido”

El derecho de representación sí opera en otros casos, además del fallecimiento, pero como no
va a tener lugar el de transmisión, no hay conflicto posible.

Y así, en efecto, va a operar la representación en caso de repudiación, incapacidad, indignidad


o desheredamiento. Si el representado repudió la asignación no cabe hablar de transmisión, pues ésta
supone precisamente que el transmitente o transmisor no se hayan alcanzado a pronunciar respecto
de la asignación.

Y en caso de incapacidad, indignidad o desheredamiento tampoco puede haber conflicto,


porque el transmitente pierde su derecho y no tiene nada de la sucesión del causante que transmitir a
sus herederos.

Queda entonces así demostrado que no hay posibilidad alguna de colisión entre el derecho de
transmisión y de representación.

c. Concurrencia de la representación con el acrecimiento y la sustitución.

Ya hemos solucionado el problema al hablar de este último de los derechos.

Dijimos que en principio no puede haber conflicto, porque la representación opera en la


sucesión intestada y los otros derechos en la testamentaria.

El problema podría únicamente presentarse en la mitad legitimaria, en la cual también opera la


representación, y, en tal evento, concluíamos que este derecho prima sobre el acrecimiento y la
sustitución. La razón es que en virtud de la representación, jurídicamente no faltaría el legitimario,
pues lo pasan a representar sus descendientes legítimos.

Y si jurídicamente no falta el asignatario no cabe aplicar el acrecimiento o la sustitución.

Das könnte Ihnen auch gefallen