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FACULTAD DE EDUCACIÓN

CURSO: PSICOLOGÌA DEL ADOLESCENTE


CATEDRATICA: M.A. NANCY DÍAZ DE HERRERA

Documento de lectura, análisis y reflexión


LA CORRECCIÓN DEL COMPORTAMIENTO: PREMIOS Y CASTIGOS

Nuestro hijo de 14 años no deja de gritar por todo, contesta de forma grosera y nos
ha intentado levantar la mano. Le hemos obligado a ir a un psicólogo porque
estamos muy preocupados. Lleva cuatro meses pero lejos de mejorar, ha
empeorado ¿Qué puede estar ocurriendo?, estamos asustados.

Si un niño reacciona con agresividad o malhumor no nos da derecho a pensar que es así
porque lo ha heredado. Debemos preguntarnos en que forma el ambiente ha estado
reforzando a este adolescente a comportarse de dicha manera y si ha conseguido sus
objetivos con comportamientos poco adecuados.

Si un adolescente va a un psicólogo sin querer acudir, no va a realizar ningún proceso de


cambio ya que se siente todavía más señalado que antes como EL PROBLEMA. No sólo ha de
asistir el hijo sino también los adultos de referencia (los padres fundamentalmente). Se
debería plantear con el chico como que es una responsabilidad de todos cambiar la situación
y, de esta forma, tendremos más garantías de que acepte una intervención y esté en
disponibilidad de interiorizar los cambios. Es conveniente replantearse las técnicas
educativas que hemos aplicado, ya que posiblemente algunas han sido eficaces en otras
etapas evolutivas, pero ya no lo son en la adolescencia. Se puede comenzar por seguir un
plan similar al que se indica a continuación:

1. Definir con claridad la conducta y decir lo que el chico debería cambiar de la manera más
detallada posible. Por ejemplo: Diremos “grita cuando se le dice NO a las salidas con los
amigos”, “grita cuando se le insiste varias veces para que realice las tareas escolares”…, en
lugar de “es grosero” o “es un histérico”o “es un desobediente!, para no generalizar y
aprender a analizar en qué momentos se da concretamente la conducta- problema.

2. Para poder definir con claridad la conducta es necesario observarla. Estas observaciones
podemos hacerlas a lo largo del día, en momentos concretos, en situaciones específicas o en
otras condiciones que fijemos de antemano.

Por medio de registros adecuados, señalaremos la frecuencia (número de veces), la


intensidad (cuánto o la cantidad) y la duración de dicha o dichas conductas (tiempo que
dura).

3. Después aplicaremos los refuerzos o castigos que sean más adecuados y mediremos cada
semana si la frecuencia, la intensidad y/o la duración de la conducta ha disminuido. Si ha
sido así, continuaremos con la medida, sino, hemos de modificarla ya que no está siendo
eficaz.
Para facilitar la tarea de ofrecer refuerzos positivos (aspecto imprescindible para el cambio) y
castigos adecuados o su eficacia, sería de mucha utilidad que ambos padres se sentaran y
reflexionaran acerca de las siguientes cuestiones sobre su hijo:

- ¿Premia a su hijo cuando realiza una conducta apropiada?, ¿qué hace para que los
comportamientos “buenos” de su hijo se mantengan o aumenten?, ¿le dice a su hijo las
cosas que hace bien?, ¿qué premios son los más efectivos para su hijo?, ¿promete
recompensas que no cumple?, ¿a veces da la recompensa antes de que su hijo cumpla lo
acordado?

- ¿Qué hace para que los comportamientos inadecuados de su hijo desaparezcan?, ¿qué
castigos son los más efectivos para su hijo?, cuando castiga a su hijo ¿éste sigue ofreciendo
la conducta negativa?, ¿qué cree que gana su hijo con ello? (intente no contestar
“fastidiarme” porque no es real), una vez que se decide aplicar un castigo ¿lo cumple o cede
ante las presiones o promesas de su hijo?

- ¿Hay acuerdo entre usted y su pareja a la hora de premiar y castigar?, si se contradicen,


pierden la autoridad.

Si hay cuestiones que no se habían planteado o que no sabe contestar, háganlo juntos y
seguro que una vez ordenen sus planteamientos educativos, podrán realizar un plan de
actuación eficaz, firme y con mejores resultados que el que tenían, haciendo partícipe al
adolescente a posteriori de las conclusiones.

Fuente:

http://callerealfm.wordpress.com/2010/03/08/premios-y-castigos-en-los-adolescentes/
FACULTAD DE EDUCACIÓN
CURSO: PSICOLOGÌA DEL ADOLESCENTE
CATEDRATICA: M.A. NANCY DÍAZ DE HERRERA

Documento de lectura, análisis y reflexión


LA CORRECCIÓN DEL COMPORTAMIENTO: PREMIOS Y CASTIGOS

Un amigo que es profesor me dice que no está de acuerdo con el castigo, que lo
ideal es que ese niño se vaya dando cuenta por sí mismo de las cosas y no a base
de castigos. Nosotros creemos que debe tener una consecuencia lo que hace pero
con muchas dudas ¿cuál sería la actitud correcta?

Siempre es adecuado plantearse si las estrategias educativas funcionan o no o son


adecuadas o no, haciendo una comparativa con el futuro o la vida adulta del adolescente. Los
niños por sí mismos, no van a darse cuenta de determinadas conductas por falta de
capacidad. Todo el comportamiento, las normas, etc., se aprenden y se educan. Si lo
trasladamos al futuro que contestaríamos a estas cuestiones: ¿aunque incumpla en mi
trabajo el horario y no desarrolle mis funciones, mi jefe se va a plantear hacerme reflexionar
y dejarme un tiempo hasta que me de cuenta por mí mismo de que no lo debo hacer? ¿si me
comporto inadecuadamente con un amigo, él incondicionalmente me seguirá tratando de la
misma manera hasta que yo cese en mi comportamiento?, etc.

Si no realizáramos esta comparativa y no le enseñáramos a asumir las consecuencias de las


cosas, estaríamos creando como mínimo a una persona inadaptada y con dificultades para
crecer sano y adulto.

Fuente:

http://callerealfm.wordpress.com/2010/03/08/premios-y-castigos-en-los-adolescentes/
FACULTAD DE EDUCACIÓN
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CATEDRATICA: M.A. NANCY DÍAZ DE HERRERA

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LA CORRECCIÓN DEL COMPORTAMIENTO: PREMIOS Y CASTIGOS

A nuestros hijos adolescentes les damos buenas reprimendas cuando desobedecen,


pero últimamente les entra por un oído y les sale por el otro ¿hay maneras más o
menos adecuadas para dar reprimendas?

No convierta en hábito las broncas, el perder el control o el recurrir a los gritos, ello podría
dar por resultado o a un hijo colérico o que se acostumbre a ellos y no sirvan para corregir
ninguna conducta, como se puede comprobar que ha pasado en el caso expuesto. Además
existen muchas posibilidades de que repitan la conducta para dirigirse a la familia cuando
tenga que resolver un conflicto o no esté de acuerdo con algo. Por tanto, cambie su técnica
si no quiere que su casa se convierta en un sin fin de malas formas.

La reprimenda verbal debería ser:

- Puntual, es decir, el menor número de veces posible

- Enérgica pero no exaltada

- Firme pero no autoritaria

- Sin entrar en discusiones

- Objetiva y serena

- Con un mensaje claro y conciso donde se llegue a una conclusión

- Con sentido del humor y sin perder de vista los gestos de cariño

En muchos casos, la reprimenda conlleva otras formas inadecuadas de resolver conflictos con
los adolescentes. Éstas podrían ser las siguientes:

- Intentar persuadir a un hijo mediante argumentos, razonamientos, sermones o


preguntando ¿por qué hiciste eso? más de dos o tres veces. Es muy fácil que aprendan a
inventar excusas y disculpas porque averiguarán qué es lo que quiere escuchar el adulto.

- Amenazar con:

 Situaciones que los padres no pueden controlar (“te enviaré al hospital o a un


internado”…)
 Consecuencias que los propios padres no desean (“si ves otra vez a ese amigo dejarás
de existir para mí o no te querré más”…)

El hijo podría tomarlo en serio y nos veríamos obligados a echar marcha atrás o aprendería
muy bien a manejarse con nosotros a través de otras amenazas.

Fuente: http://callerealfm.wordpress.com/2010/03/08/premios-y-castigos-en-los-
adolescentes/
FACULTAD DE EDUCACIÓN
CURSO: PSICOLOGÌA DEL ADOLESCENTE
CATEDRATICA: M.A. NANCY DÍAZ DE HERRERA

Documento de lectura, análisis y reflexión


LA CORRECCIÓN DEL COMPORTAMIENTO: PREMIOS Y CASTIGOS

Tenemos una hija de 15 años. Mi mujer dice que es importante premiar si cumple
con sus responsabilidades, pero yo no estoy de acuerdo porque si recompensamos
sus obligaciones, no se acostumbrará a cumplirlas si siempre espera algo a cambio.
Además, si son obligaciones no hay que agradecérselas. ¿Esto es correcto?

La primera dificultad es que ambos padre no están en un mismo equipo. Es mejor


equivocarse juntos que acertar por separado… Es imprescindible la necesidad de que ambos
padres estén de acuerdo respecto a sobre qué comportamientos desean incidir, bien para
mantenerlos o incrementarlos, o bien para cambiarlos. Esta cuestión es importantísima, que
es necesario resolver antes de intervenir sobre una determinada conducta, ya que de ello
puede depender la eficacia de lo que hagamos. El desacuerdo de los padres suele tener unos
efectos perturbadores sobre el comportamiento de un hijo o hija: se sentirá confuso,
desconcertado e inseguro, ya que no sabrá exactamente qué es lo que se espera de él y no
sabrá qué hacer. En otras ocasiones aprenderá a sacar ventajas del desacuerdo o
inconsistencia de sus padres y podría manipular la situación a su antojo.

Segundo, premiar a tu hija con algo agradable para ella es absolutamente necesario porque
así encontrará satisfacción en cumplir las responsabilidades. La atención de los padres, las
palabras de elogio y aprobación, las caricias o los premios en general, dispensados por la
realización de una conducta correcta, aumenta la probabilidad de que esa conducta se repita
y se perfeccione, hasta que se interiorice sin necesidad de premiar. Por el contrario, si la
conducta no va seguida de consecuencias agradables, se debilitará y se extinguirá.

Por tanto, el refuerzo positivo es imprescindible para interiorizar hábitos, rutinas,


comportamientos…Se podría aplicar del siguiente modo:

 Siempre debe facilitarse después de que haya realizado la conducta adecuada, nunca
mucho después y menos, antes.
 Es fundamental acordar un premio que sea realista. Si no se cumple, no servirá e
incluso puede causar el efecto contrario. Asegúrese antes de que por tiempo, dinero,
etc., podrá llevarlo a cabo en el plazo que le ha dicho a su hijo/a.
 Puedes recompensarlo con cosas que le gusten (ropa, libros, materiales deportivos,
una comida que le guste…), o puedes permitirle un “extra” en sus actividades normales
(ver un programa de televisión, acostarse más tarde esa noche, llevarle al cine, dejarle
salir más tiempo, etc.), pero los premios más eficaces son: EL AFECTO, EL INTERÉS, LA
ATENCIÓN, LA PARTICIPACIÓN, LA ALABANZA O LA FELICITACIÓN.
 No alargar los premios en exceso y si puedes impedir dar recompensas que siguen a las
conductas problema de tu hijo lo más probable es que éstas desaparezcan. No le des si
no se lo gana y con ello inculcarás el valor del esfuerzo.
5.- Unos amigos nos han contado que cuando su hijo adolescente no se comporta
adecuadamente, no le prestan atención y les funciona. A nosotros nos da miedo
porque nos parece que es despreciarle. ¿Podría ser positivo en algunos casos?

Retirar la atención es ignorar las conductas inadecuadas del adolescente privándole con ello
de toda posibilidad de recibir refuerzos cuando la realice. Es la técnica educativa más
conveniente y eficaz.

Ignorar, no es despreciar, es no prestar atención a lo inadecuado para que el chico


compruebe que siempre que realice ese gesto o conducta, no va a conseguir reclamar
nuestra atención, ni conseguir nada de lo que se proponía con ello. No hay que entrar en la
provocación del adolescente aunque a veces sea muy fuerte. A la hora de poner en marcha
la retirada de atención puede ser conveniente tener en cuenta:

 Evitar mantener contacto ocular con el adolescente y no hacerle ningún tipo de seña no
verbal (gesto, mueca…)
 No mantener ningún contacto verbal. Si ha decidido ignorarle no debe decirle nada, ya
que sermonear o explicar son formas de prestar atención y, por tanto, de reforzar
conductas que no deseamos
 Durante la retirada de atención no se debe mantener ningún contacto físico, y si se
acerca es mejor apartarse sin decir nada
 Es importante comenzar a ignorar al niño tan pronto como la conducta comienza y
dejar de hacerlo cuando la conducta inadecuada termine. Una vez terminada, puede
comenzar a hacerle caso de nuevo, pero sin referirse para nada a lo sucedido
 Hay que tener en cuenta que la retirada de atención es un procedimiento de extinción,
por tanto, es esperable que en los primeros momentos de su puesta en marcha se
produzca un aumento de la frecuencia de la conducta y un agravamiento de la misma.
Por ello es necesario ser paciente, ya que es un procedimiento lento con una reducción
paulatina de la conducta y un esfuerzo por parte de la persona que lo lleva a cabo
 Es necesario mantener la retirada de atención de forma constante hasta que
desaparezca la conducta. Si de vez en cuando volvemos a prestar atención a dicha
conducta, en vez de eliminarla la estaremos reforzando de forma intermitente, lo que
hará que ésta se mantenga durante más tiempo
 Este procedimiento no debe ser empleado en aquellas conductas que puedan suponer
un daño para el propio chico o para otros, ya que primero es evitar el daño y después la
consecuencia.

Fuente:

http://callerealfm.wordpress.com/2010/03/08/premios-y-castigos-en-los-adolescentes/

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