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: Dios está
en las cosas de un modo general por presencia, potencia y sustancia; y de un modo
especial se dice que está en algunos por gracia.
Hubo algunos, los maniqueos en concreto, que enseñaban que, así como las realidades
espirituales e incorporales eran tales por potestad divina, las realidades visibles y
corporales lo eran por potestad de su principio contrario. Contra ellos hay que decir
que Dios está en todos por su poder. Hubo otros que, aun cuando confesaron que todo
está sujeto al poder de Dios, sin embargo, negaban que la Providencia divina se
ocupara de las cosas de este mundo siguiendo lo que se dice en Job 22,14: Se pasea
por la bóveda del firmamento y se desentiende de lo nuestro. Contra éstos hubo que
decir que está en todas partes. Además, hubo quienes, aun cuando admitieron la
providencia de Dios sobre todo, sostenían que no todo había sido creado por Dios de
forma directa, sino que El creó de forma directa las primeras creaturas, y éstas crearon
otras. Contra esos hay que decir que está en todas partes por esencia. Así, pues, hay
que decir que
- está en todos por potencia en cuanto que todo está sometido a su poder; que está por
presencia en todos en cuanto que todo queda al descubierto ante El;
-que está en todos por esencia en cuanto que está presente en todos como razón de ser,
como se dijo (a.1).
Tomás de Aquino, Suma de teología, I, 8, 3, sc y c y ad 4. Si Dios está por doquier por
esencia, presencia y potencia.
2)
El subordinacionismo designa aquellas concepciones en las que el Hijo aparece
como inferior y subordinado ontológicamente al Padre. El término subordinacionismo
se aplica, a veces, a presentaciones del misterio trinitario elaboradas por autores que,
aun siendo sustancialmente ortodoxos, utilizan expresiones que parecen conllevar una
subordinación ontológica. Este subordinacionismo ortodoxo se fundamenta en algunos
textos evangélicos en los que Cristo dice que el Padre es mayor que Él (cfr, p.e., Jn
14,28; Mc 10, 18; 13,32). Por eso es necesario distinguir entre un subordinacionismo
real y un subordinacionismo verbal. El subordinacionismo verbal no es otra cosa
que una expresión imperfecta del orden existente en el seno de la Trinidad. Así se ve
en muchas expresiones de los Padres antenicenos, que nunca dudaron en afirmar la
divinidad de las tres Personas21. Teniendo en cuenta que la terminología teológica no
estaba todavía perfectamente desarrollada, estas expresiones no deben tomarse en
sentido herético, sino sólo como lo que son: expresiones imperfectas de una verdad
difícil de expresar. Este es el caso de autores como Justino, Tertuliano y Orígenes, que
nunca pusieron en duda que Cristo es Hijo del Padre en toda la radicalidad de la
expresión.
Fernando Ocáriz - Lucas F. Mateo-Seco - José Antonio Riestra, El Misterio de
Jesucristo, Eunsa, Pamplona, 20043