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PRINCIPIOS QUE MATERIALIZAN EL DEBIDO PROCESO MATERIAL EN EL

PROCEDIMIENTO ADMINISTRATIVO SANCIONADOR

PRINCIPLES THAT MATERIALIZE THE DUE MATERIAL PROCESS IN THE


ADMINISTRATIVE PROCEDURE SANCTIONER

Acosta Carrera, Lesslly (*)1


Atalaya Huamán, Tatiana (**)
Díaz Briones, Luz Fátima (***)2
Sánchez Huamán, Rocío (****)3

Sumario: I. Introducción. II. Principios que materializan el debido proceso


material en el procedimiento administrativo sancionador. 2.1. Motivación.
2.2. Principio de informalismo. 2.3. Principio de razonabilidad. III. Debido
proceso material. IV. Procedimiento administrativo sancionador. V. Análisis
y resultados. VI. Conclusiones. VII. Referencias.

Resumen: El presente artículo trata sobre el debido proceso material y cómo es


que este se materializa a través de principios en el procedimiento administrativo
sancionador, para lo cual se acude a la interpretación del Tribunal Constitucional
del Perú, el cual ha emitido en diversas ocasiones explicaciones acerca de la
importancia de los principios regulados en el ordenamiento jurídico. Analizando,
diversas decisiones tomadas por la administración, en donde se evidencia
claramente la vulneración de derechos y principios.

Palabras claves: Principio, debido proceso, procedimiento administrativo


sancionador.

Abstract: This article deals with the due process and how it is materialized through
principles in the sanctioning administrative procedure, for what refers to the

(*) Estudiante de VI ciclo de Facultad de Derecho y Ciencias Políticas


(*) Estudiante de VI ciclo de Facultad de Derecho y Ciencias Políticas
(*) Estudiante de VI ciclo de Facultad de Derecho y Ciencias Políticas
(*) Estudiante de VI ciclo de Facultad de Derecho y Ciencias Políticas
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interpretation of the Constitutional Court of Peru, which has been issued on different
occasions explanations about. The importance of the principles regulated in the
legal system. Analyzing, various decisions made by the administration, where the
vulnerability of rights and principles is clearly evident.
Keywords: Principle, due process, sanctioning administrative procedure.

I. Introducción
El debido proceso es fundamental para la existencia y garantía de otros derechos
fundamenta es, así mismo es útil y necesario en el desarrollo del procedimiento
administrativo.

En la actualidad, se debe entender al debido proceso; no solo como un derecho


fundamental de la persona humana que se resume a los procesos penales, sino
como uno llevado a cabo ante la jurisdicción o entes administrativos. De esta
manera, el Estado se encuentra en la obligación de cumplir con las garantías
que ofrece este derecho fundamental, de lo contrario ocasionaría
responsabilidades.

La Constitución Política del Perú, en el artículo 139 inciso 3 menciona que


ninguna persona puede ser desviada de la jurisdicción predeterminada por ley,
esta tampoco puede ser sometida a procedimiento distinto de los previamente
establecidos. En este sentido, cabe mencionar que en la Carta Magna, no se
establece una definición concreta de debido proceso, ante lo cual el TC se ha
pronunciado esclareciendo los límites de este. En el expediente N° 01858-2014-
PA/TC, del Tribunal Constitucional, se ha manifestado que el debido proceso
comprende una serie de garantías formales y materiales, las cuales en conjunto
garantizan el procedimiento o proceso en el cual se encuentra inmerso una
persona, cabe señalar que no solo se protege al derecho continente (debido
proceso), sino también a otros derechos que pueden estar comprendidos.

Muchas veces, en el afán de reivindicar una decisión justa en el proceso solo se


tiene en cuenta la manifestación formal de este, cayendo en el dogma de que
estas pautas garantizan a las partes una adecuada protección de sus derechos.
Es necesario señalar, que a pesar de la existencia de diversas normas que
regulen la importancia del debido proceso material, aún se muestran actuaciones
por parte de la administración que, dejan ver el carácter formalista sobre el cual

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se encuentra regulado. Al actuar de esta manera, se deja en un estado de
indefensión al administrado, ante lo cual, este tiene que hacer uso de alguna
garantía constitucional, siendo la más común el amparo. Para que de esta
manera se le reconozca un derecho, que en muchos casos es evidente la cesión
de este, y no se le debió haber interpuesto alguna sanción.

Generándose de esta manera, una figura imperativa de parte de la


administración, la cual solo se basa en el debido proceso formal sobre el
material, cabe señalar que el debido proceso material también se lo puede
evidenciar en el principio de legalidad. La administración ya en diversas
oportunidades haciendo uso del poder que tiene frente al administrado ha
impuesto sanciones indebidas y arbitrarias, sin tener en cuenta principios
regulados en el ordenamiento jurídico como por ejemplo: razonabilidad,
causalidad, proporcionalidad, presunción de licitud, irretroactividad.

En este sentido la formulación del problema es: ¿Cuáles son los principios que
materializan el debido proceso material en el procedimiento administrativo
sancionador?

En relación con lo anterior, se tiene como objetivo general: identificar los


principios que evidencian el debido proceso material en el procedimiento
administrativo sancionador, y como objetivos específicos: definir los alcances de
la motivación en el procedimiento administrativo sancionador, determinar la
operativización del principio de razonabilidad en el procedimiento administrativo
sancionador, analizar el principio de informalismo en el procedimiento
administrativo sancionador. Para lo cual se ha planteado la siguiente hipótesis:
los principios que materializan el debido proceso material en el procedimiento
administrativo sancionador son: el principio de informalismo, principio de
razonabilidad y la motivación.

Así, mediante el presente artículo, se evidenciará los distintos problemas que se


han suscitado al no establecer límites del debido proceso formal en el
procedimiento administrativo sancionador, teniendo como consecuencia
resoluciones emitidas sin ningún tipo de razonabilidad, regidas bajo el principio
de legalidad. Una vez agotadas las discusiones y delimitando su contenido, se

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analizará cuáles son los principios que materializan el debido proceso material
en el procedimiento administrativo sancionador, verificando si nuestra hipótesis
fue contrastada o no, finalizando con unas conclusiones.

II. Debido proceso material


En primer lugar, se hace indispensable definir en forma adecuada cuál es el
concepto que la doctrina maneja respecto al debido proceso. Es necesario tener
clara la complejidad de la institución que se está describiendo; esto es debido a
que, el debido proceso es, al mismo tiempo, un principio constitucionalmente
consagrado, es decir un derecho constitucional; ya que se encuentra estipulado
en el artículo 139 inciso 3 de la Constitución Política del Perú4.Por otro lado, la
doctrina y la jurisprudencia peruana y universal, reconocen dos modalidades de
debido proceso, el formal y el material. Para lo cual Bustamante (2000),
menciona que, el debido proceso formal implica el cumplimiento de las
formalidades del proceso, formalidades que se encuentran señaladas en la
Constitución y desarrolladas en las normas procesales pertinentes. Por otro lado,
el debido proceso material implica la emisión de una sentencia ajustada a
derecho, es decir, la realización de un proceso justo. Ello implica, que se cumplan
con criterios mínimos de razonabilidad, de proporcionalidad, de equidad, que
permitan vincular el debido proceso, no sólo con el cumplimiento de requisitos
formales, sino además con la satisfacción de la justicia como valor.

En cuanto a la doctrina y la jurisprudencia del país y parte del resto del mundo
consideran el derecho al debido proceso como un derecho, que no sólo es
aplicable a los órganos jurisdiccionales, sino también a los entes administrativos,
e inclusive, a las entidades privadas de naturaleza corporativa. Es por eso, que
Espinoza (s.f.), menciona que, dicho concepto no hace distinciones respecto a
la naturaleza del proceso al cual resulta aplicable el precepto acotado, razón por
la cual el concepto puede aplicarse sin mayores dificultades a procesos
judiciales, administrativos, e inclusive, a procesos que se dan en entidades
privadas de naturaleza corporativa.

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Constitución Política del Perú de 1993: Artículo 139°.- Son principios y derechos de la función jurisdiccional:
3. La observancia del debido proceso y la tutela jurisdiccional.
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En ese sentido, este derecho al debido proceso en sede administrativa tiene un
contenido que no está enfocado a todos los componentes de los que se le
reconocen al que se da en sede judicial. En primer lugar es preciso recalcar que,
no cabe hablar de cosa juzgada, sino tan sólo de cosa decidida; esto entendida
como, aquel acto contra el cual no procede recurso administrativo, vale decir, ha
quedado firme.

Las resoluciones administrativas, por regla general, son susceptibles de ser


impugnadas en la vía judicial; pero la Constitución Peruana reconoce la
existencia de dos tipos de resoluciones administrativas inimpugnables; la cuales
son, las emitidas por el Jurado Nacional de elecciones en materia electoral y las
emitidas por el Consejo Nacional de la Magistratura en materia de destitución de
magistrados.

Asimismo, Sáenz (1999) precisa que, cabe necesariamente adoptar como


elemento inherente al debido proceso en sede administrativa la garantía de la
instancia plural, dado que no toda entidad administrativa posee una instancia
superior. Esto último es claro en el caso de los entes reguladores, cuya
resolución agota la vía administrativa. Finalmente, por regla general, las
entidades administrativas carecen de la facultad de inaplicar una norma legal a
un caso concreto, facultad que si posee la judicatura, denominada control difuso
y contenido en el artículo 138 de la Constitución5.

Bustamante (2000), hace alusión a que existen evidentemente elementos


comunes a ambos ámbitos de aplicación del derecho al debido proceso, sea el
jurisdiccional o el administrativo. La doctrina y la jurisprudencia incluyen el
derecho de defensa, el derecho a la presentación de pruebas, el derecho a que
la entidad ante la cual se sustancia el proceso emplee necesariamente el
procedimiento preestablecido por la ley, la motivación de resolución emitida, el
derecho a un plazo razonable para la emisión de la resolución respectiva, entre
otros.

5
Constitución Política del Perú de 1993: Artículo 138°.- La potestad de administrar justicia emana del pueblo y
se ejerce por el Poder Judicial a través de sus órganos jerárquicos con arreglo a la Constitución y a las leyes.

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Ahora bien, el debido proceso en sede administrativa tiene ciertos elementos
diferenciales. En primer lugar, la posibilidad de impugnar judicialmente la
resolución emitida por la autoridad administrativa, posibilidad a la administrativa,
la cual se ha hecho referencia líneas arriba. Asimismo, la naturaleza reglada del
accionar administrativo genera un marco de acción más limitado respecto de la
entidad estatal que el que poseen en general los órganos jurisdiccionales.

Finalmente, es necesario dejar en claro que no nos encontramos en realidad


ante un derecho constitucional distinto, sino más bien ante una esfera de acción
distinta para un derecho constitucional, que la que tradicionalmente se le ha
conferido al mismo

III. Procedimiento administrativo sancionador


El procedimiento administrativo sancionador es un conjunto de actos destinados
a determinar la existencia de responsabilidad administrativa, esto es, la comisión
de una infracción y la consecuente aplicación de una sanción.

Su importancia presenta una doble dimensión, pues, de una parte, es el


mecanismo idóneo que tiene la Administración Pública para lograr su
finalidad pública y, de otro lado, constituye la vía que permite ofrecer al
administrado las garantías necesarias para el respecto de sus derechos
fundamentales. En la actualidad se ha sostenido el dogma de la unidad
de la potestad sancionadora estatal, y se ha considerado que esta
constituye un poder único que se expresa a través del Derecho Penal y el
derecho administrativo sancionador. (Ministerio de Justicia y Derechos
Humanos, 2017, p.12)

En esta línea, es necesario mencionar que se exige que se respeten las


garantías de los administrados, el Tribunal Constitucional en el expediente N°
00156-2012-PHC/TC, menciona lo enfatizado por la Corte Interamericana en la
sentencia del caso Baena Ricardo y otros vs Panamá del 2 de febrero del 2001
sobre el respeto del debido proceso en sede administrativa sancionadora, se
establece, que para proceder a la aplicación de una sanción administrativa se
debe otorgar al administrado la garantía del debido proceso con la finalidad de
alcanzar una decisión justa.

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Para poder entender mejor cuáles son los principios que materializan el debido
proceso material en el procedimiento administrativo sancionador es necesario
realizar el análisis de casos, los cuales se han tramitado a través de un
procedimiento administrativo sancionador, en donde se evidencia claramente la
vulneración de estos.

El primer caso, está contenido en el expediente N° 2050-2002-AA, en donde se


interpone una acción de amparo en contra de la Resolución Suprema N° 544-
2000-IN/PNP del 4 de octubre de 2000 y la resolución suprema ficta derivada
como consecuencia de la reconsideración formulada; todo esto como
consecuencia de hechos suscitados el 25 de noviembre de 1998 en la ciudad de
puno, en donde el hermano de la recurrente se desempeñaba como Alférez de
la PNP, siendo comprendido en una investigación arbitraria en donde no se tuvo
en cuenta que su condición era de víctima y no de agresor. Producto de esto fue
sancionado disciplinariamente en tres oportunidades por los mismos hechos, el
3 de enero de 1999 con 6 días de arresto simple; el 12 de enero de 1999 con 15
días de la misma medida y el 4 de octubre de 2000 con el pase a la situación de
retiro por medida disciplinaria.

Es en este contexto, que tampoco se tomó en cuenta que el Consejo Superior


de Justicia de la IV Zona Judicial de la PNP, con sede en Cusco, no sólo lo
absolvió de las supuestas infracciones funcionales, inclusive mandó abrir
instrucción contra otro efectivo policial, por haber cometido, en su agravio, delito
de insulto al superior. El Procurador Público del Ministerio del Interior a cargo de
los asuntos judiciales de la Policía Nacional contesta la demanda negándola y
contradiciéndola, por considerar que el demandante fue pasado a la situación de
retiro por medida disciplinaria, a causa de haber incurrido en graves faltas contra
el servicio, el honor, el decoro y los deberes policiales, por otra parte señala que
lo resuelto en la vía judicial es independiente y no afecta lo resuelto en la vía
administrativa. Es en esta medida que el tribunal constitucional falla a favor del
demandante y ordena su reposición a la Policía Nacional del Perú debido a que
un reglamento no puede tipificar una sanción que la ley no ha previsto,
estableciendo además que se debe tener especial relevancia a los derechos de
defensa y la prohibición de ser sancionado dos veces por el mismo hecho, cabe

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señalar que respecto a este último punto, la Entre estos derechos
constitucionales, especial relevancia tienen los derechos de defensa y de
prohibición de ser sancionado dos veces por el mismo hecho.

El segundo caso, está contenido en el expediente N° 1803-2004-AA, se tiene la


interposición de una acción de amparo contra la Superintendencia Nacional de
Administración Tributaria (SUNAT) Intendencia Regional Junín-Tarma,
solicitando la recurrente que se disponga la suspensión del procedimiento
coactivo iniciado en su contra, alegando que se han vulnerado derechos
constitucionales a la propiedad, libertad de trabajo, empresa y no de
confiscatoriedad de la propiedad. La recurrente manifiesta que fue notificada con
la resolución de Multa N° 134-02-0006188, en donde se establece un supuesto
incumplimiento de la obligación de entregar comprobantes de pago, contra la
cual, posteriormente se interpuso recurso de reclamación, que fue resuelto por
la Resolución de Intendencia N° 136-4-01814/SUNAT, la cual lo declaró
improcedente y, además, elevó en 30% el monto de la multa. Interponiendo la
recurrente un recurso de apelación, en donde se confirma la resolución apelada.

El Tribunal Constitucional acota que los actos administrativos, además de


adolecer de vicios de forma y fondo, son arbitrarios, pues, en primer lugar, la
administración no tomó en consideración el criterio de gradualidad dispuesto en
los artículos 3 y 6 de la Resolución de Superintendencia N° 112-2001/SUNAT,
que aprueba el Reglamento del Régimen de Gradualidad para las infracciones
consistentes en no otorgar comprobantes de pago u otorgar documentos sin los
requisitos y características para ser considerados comprobantes de pago: Indica
que en el caso concreto, no cabe la aplicación de una multa sin antes haber sido
notificada con una advertencia de sanción futura, y que la elevación exagerada
del monto de la multa y su cobranza coactiva conllevan la confiscatoriedad de su
propiedad; añadiendo que con ello se atenta contra sus derechos
fundamentales, ya que luego de agotar la vía administrativa, SUNAT derivó la
cobranza de multa a la vía coactiva, elevándose el monto en 50%. El Tribunal
Constitucional declaró fundada en parte, la demanda y ordenó inaplicar el cobro
excesivo a la demandante por vulnerar el principio de la interdicción de la
arbitrariedad y la razonabilidad de la multa.

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En esta sentencia se establece algo muy importante, lo cual está referido a que
la razonabilidad es un criterio íntimamente vinculado al valor Justicia y se
encuentra en la esencia misma del Estado constitucional de derecho. Se expresa
como un mecanismo de control o interdicción de la arbitrariedad de los poderes
públicos en el uso de las facultades discrecionales, y exige que las decisiones
que se toman en ese contexto, respondan a criterios de racionalidad y que no
sean arbitrarias, es decir implica encontrar justificación lógica en los hechos,
conductas y circunstancias que motivan todo acto discrecional de los poderes
públicos.

De ello, se puede evidenciar cómo es que en el procedimiento administrativo


sancionador se vulneran principios fundamentales y se emiten decisiones sin
razonabilidad ni una debida motivación, teniendo que recurrir a procesos de
garantías constitucionales, para que de esta manera se aseguren los derechos
fundamentales de una persona, los cuales debieron ser tomados en cuenta
desde el inicio de este procedimiento.

IV. Principios que materializan el debido proceso material en el procedimiento


administrativo sancionador
1.1. Motivación
Ahora bien, como sabemos el artículo 139 inciso 5 de la Constitución obliga
a los jueces a motivar todas sus resoluciones judiciales excepto aquellas de
mero trámite. No obstante, las resoluciones administrativas al ser definidas
como “Actos que se pronuncian sobre el fondo del procedimiento”
(MINJUSDH, 2014, p.16) constituyen un tipo de acto administrativo. Frente
a ello, en cierta oportunidad el TC ha mencionado que la motivación de los
actos administrativos constituyen una “(…) Exigencia o condición impuesta
para la vigencia efectiva del principio de legalidad, presupuesto ineludible de
todo Estado de derecho. A ello, se debe añadir la estrecha vinculación que
existe entre la actividad administrativa y los derechos de las personas.”
(Tribuna Constitucional, Exp. N.° 04123-2011-PA/TC)

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Así mismo, la Ley N° 27444,en el artículo IV del Título Preliminar así como
también en sus artículo 3, 4, 6.1, 6.2 y 6.3 señala que todo acto
administrativo para adquirir validez debe estar debidamente motivado, es
decir, tiene que estar relacionado a los hechos y al ordenamiento jurídico
con la finalidad de evitar cualquier actuación arbitraria de la administración
tal como se señala en la STC.EXP.N°04123-2011-PA/TC, cuando menciona
“La motivación constituye una garantía constitucional del administrado que
busca evitar la arbitrariedad de la administración al emitir actos
administrativos”. Por tanto, la motivación de los actos administrativos no
busca cubrir simplemente una mera formalidad, sino que “(…) Constituye un
elemento esencial para hacer posible el control judicial sobre los actos
administrativos de tal modo que estos podrían llegar a anularse si carecieran
de motivación o ésta fuera insuficiente.” (Rocha Fajardo, 2016).
No esta demás señalar que cuando la Administración emite actos en los que
resuelve controversias con los administrados, los cuales generan efectos
jurídicos en las esfera de estos, la motivación se manifiesta “Como uno de
los elementos que garantizan la coherencia de un sistema democrático por
considerarse una garantía elemental del derecho de defensa que comprende
a su vez el derecho fundamental a la tutela judicial efectiva” (Zegarra
Valdivia, 2011).

Por consiguiente, cuando en un procedimiento administrativo sancionador


se emita una resolución, esta tiene como requisito fundamental la
motivación, a fin de garantizar el derecho a la defensa del administrado, pues
“(…) El particular inculpado debe defenderse antes de que le sea impuesta
la sanción administrativa sobre la base de hechos establecidos en el
procedimiento, y también sobre la valoración jurídica sostenida en torno a
ellos”. (Zegarra Valdivia, 2011).

Por lo tanto, el derecho a la motivación de las resoluciones administrativas


es de especial relevancia, “Consiste en el derecho a la certeza, el cual
supone la garantía de todo administrado a que las sentencias estén
motivadas, es decir, que exista un razonamiento jurídico explícito entre los
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hechos y las leyes que se aplican”. (Tribunal Constitucional, EXP.N°04123-
2011-PA/TC).

Es por ello que la resolución producto de un procedimiento administrativo


sancionador contenga “Una exposición clara de los hechos, de las pruebas
actuadas y de los hechos probados a través de dicha actuación, así como
los fundamentos jurídicos y el pronunciamiento resolutivo” (Zegarra Valdivia,
2011), en ese sentido, la motivación debe ser expresa señalando la relación
concreta entre los hechos y las normas administrativas.

En igual línea menciona Mejía (2017), “(...) Puede motivarse mediante la


declaración de conformidad con los fundamentos y conclusiones de
anteriores dictámenes, decisiones o informes obrantes en el expediente, a
condición de que se les indique de modo certero y que por esta situación
constituyan parte integrante del respectivo acto.” (p.40)

Dicho de otro modo, la motivación de una resolución administrativa contiene


apreciaciones que justifican de manera suficiente y razonada su elaboración,
de no ser así, el artículo 10° de la Ley 274446 ante la falta de este elemento
opta por sancionarlo con nulidad.

1.2. Principio de informalismo


Es el principio que goza todo administrado, en un procedimiento
administrativo, que comporta que ante la actuación errónea insustancial del
administrado sus derechos e intereses no deben ser afectados por meros
formalismos, siempre que puedan ser subsanados, y no afecten al interés
público ni derechos de terceros. Este principio se encuentra regulado en el

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Ley de Procedimientos Administrativos N° 27444: Artículo 10.- Causales de nulidad. Son vicios del acto
administrativo, que causan su nulidad de pleno derecho, los siguientes:
1. La contravención a la Constitución, a las leyes o a las normas reglamentarias.
2. El defecto o la omisión de alguno de sus requisitos de validez, salvo que se presente alguno de los supuestos
de conservación del acto a que se refiere el Artículo 14.
3. Los actos expresos o los que resulten como consecuencia de la aprobación automática o por silencio
administrativo positivo, por los que se adquiere facultades, o derechos, cuando son contrarios al ordenamiento
jurídico, o cuando no se cumplen con los requisitos, documentación o tramites esenciales para su adquisición.
4. Los actos administrativos que sean constitutivos de infracción penal, o que se dicten como consecuencia de
la misma.
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El TUO de la Ley N° 27444, Ley de Procedimientos Administrativos, en el
artículo 1 numeral 6, que prescribe:

Las normas de procedimiento deben ser interpretadas en forma


favorable a la admisión y decisión final de las pretensiones de los
administrados, de modo que sus derechos e intereses no sean
afectados por la exigencia de aspectos formales que puedan ser
subsanados dentro del procedimiento, siempre que dicha excusa no
afecte derechos de terceros o el interés público.

Ahora bien, el propio ordenamiento jurídico, ha diseñado mecanismos de


protección ante la arbitrariedad de la entidad pública que lesione sus interés
y derechos del administrado basándose en meros formalismos, siendo estos
factibles de subsanación. Entonces, el principio de informalismo, busca
fundamentalmente dispensar al administrado de exigencias formales no
esenciales, tal es así, que los derechos e intereses de los administrados no
deben ser afectados por la exigencia de aspectos formales que puedan ser
subsanados dentro del procedimiento, todo ello, claro está, siempre que no
se afecten derechos de terceros o el interés público.

En ese sentido, cuando el administrado no cumpliese con las exigencias de


carácter no esencial, que reviste un procedimiento administrativo, estás
deben ser aceptadas por la entidad, valiéndose de la presunción, que lo
afirmado por él, es certero. Tal como, lo indica Molina (s.f), este principio “Se
relaciona estrechamente con los de celeridad y de presunción de veracidad.”
(p.260). Además, “(…) Cualquier duda que se plantee en el curso del
procedimiento, referida a las exigencias formales debe interpretarse a favor
del administrativo y favoreciendo la viabilidad del acto procesal de aquel.”
(Ivanega, 2011, p. 165)

De esta manera, el principio de informalismo tiene relación con el artículo


86° inciso 2 del TUO de la Ley N° 27444, dado que, las autoridades en los
procedimientos deben cumplir con: “Desempeñar sus funciones siguiendo
los principios del procedimiento administrativo, sin perjuicio previstos en el
Título Preliminar (…).” Asimismo, el inciso 3 del mismo artículo señala que,
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“Encausar de oficio el procedimiento, cuando advierta un error u omisión de
los administrados, sin perjuicio de la actuación que corresponda a ellos.”.

En concordancia a lo que estableció en su momento el Tribunal


Constitucional en el caso Pedro Noriega Mendoza, donde ordenó la
protección del trabajador adoptándose la condición más favorable para su
persona conforme el artículo 26 inciso 3 de la Constitución7, el mismo que, a
pesar que “(…) No haya efectuado los actos administrativos tendientes a
encauzar el procedimiento administrativo ni mucho menos ha emitido
resolutivo motivado, lo que constituye un acto arbitrario (…)” (EXP. N° 2218-
2004-AA/TC), se admitió su demanda ya que al no hacerlo se estaría
efectuando una lesión al derechos fundamental a percibir pensión de
jubilación.

Conforme se pudo advertir en líneas precedentes, es deber del administrado


respectar los principios establecidos en el ordenamiento jurídico, en especial
al TUO de la Ley N° 27444, con el fin de asegurar los derechos e intereses
del administrado ante los meros formalismos, pues este goza de excusa para
aquellos actos que no sean de carácter no esencial y puedan ser
subsanados, toda vez que no afecten los derechos de terceros ni el interés
público.

1.3. Principio de razonabilidad

El principio de razonabilidad es un principio regulado en el TUO de la Ley


N° 27444 Ley de Procedimientos Administrativos, en el artículo 1 numeral 4,
que establece:

Las decisiones de la autoridad administrativa, cuando creen


obligaciones, califiquen infracciones, impongan sanciones, o
establezcan restricciones a los administrados, deben adaptarse
dentro de los límites de la facultad atribuida y manteniendo la debida
proporción entre los medios a emplear y los fines públicos que deba
tutelar, a fin de que respondan a lo estrictamente necesario para la
satisfacción de su cometido.

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Artículo 26°.- En la relación laboral se respetan los siguientes principios:
3. Interpretación favorable al trabajador en caso de duda insalvable sobre el sentido de una norma.

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Esta garantía se refiere a que ante actuaciones y decisiones de la entidad
administrativa deben tener como referencia la lógica, es decir, deben
adaptarse a una debida proporción entre la decisión y con los derechos o
interés tutelables.

Desde esta perspectiva, Lucchetti (2005), bajo su punto de vista postula, que
una interpretación literal de la mencionada norma legal, se infiere tres
características para poder determinar el contenido del principio de
razonabilidad en materia de decisiones administrativas, que son:

a. El principio de razonabilidad se aplica a decisiones de la autoridad


administrativa, que creen obligaciones, califiquen infracciones, impongan
sanciones o establezcan restricciones a los administrados.
b. El principio de razonabilidad se aplica a decisiones de la autoridad
administrativa que deben adaptarse dentro de los límites de la facultad
atribuida.
c. El principio de razonabilidad obliga a que las decisiones de la autoridad
administrativa mantengan la debida proporción entre los medios a
emplear y los fines públicos que deba tutelar, a fin de que respondan a lo
estrictamente necesario para la satisfacción de su cometido.

Al respecto, Napurí (s.f), señala que el principio de razonabilidad involucra


a:

(…) Las decisiones de la autoridad administrativa, cuando crean


obligaciones, califiquen infracciones, impongan sanciones, o
establezcan restricciones a los administrados, es decir, respecto a los
denominados actos de gravamen, deben adaptarse dentro de los
límites de la facultad atribuida y manteniendo la debida proporción
entre los medios a emplear y los fines públicos que deba tutelar, a fin
de que respondan a lo estrictamente necesario para la satisfacción de
su cometido. La razonabilidad, en sentido estricto, implica que los
fines perseguidos por la limitación a los intereses de los administrados
sean válidos y legítimos en un Estado de Derecho. (p. 239)

Este principio se caracteriza por límites de lógica que debe aplicar la entidad
con el fin que resguardar derechos de los administrados, y a la vez, cumplir
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con lo establecido legalmente, rigiéndose por el principio de legalidad 8; y lo
que faculta su competencia a nivel administrativo. En ese sentido, se
aplicará cuando se esté en los supuestos en que la actuación administrativa
emita decisiones dentro las facultades que se les ha atribuido a la entidad de
la administración Pública.

Cabe precisar que, la razonabilidad es un criterio íntimamente vinculado al


valor justicia conforme al Estado constitucional de derecho, ya que se
manifiesta como aquel mecanismo de control de la arbitrariedad de los
poderes públicos en el uso de las facultades discrecionales, y exige que las
decisiones que se toman en ese contexto, contengan criterios de
racionalidad; y por ende, que no sean arbitrarias.

Teniendo en cuenta lo acotado, el Tribunal Constitucional ha señalado a


través del caso Carlos Callegari Herazo, que el principio de razonabilidad
implica: “Que es el acto estatal debe mantener su justificación lógica y
axiológica en los sucesos o circunstancias que fueran.”, además, este
guarda una “(…) Relación lógica-axiológica entre la circunstancia motivante,
el objeto buscado y el medio empleado.” En ese sentido, se ha establecido
que el principio de razonabilidad tiene una doble perspectiva 9:

a. Cualitativa; es aquella que pondera el contenido del proceso discursivo o


inferente que concluye con una regla simétrica o asimétrica de asignación
de facultades, derechos, deberes, o servicios, según sean iguales o
diferentes los hechos generados por las personas.
b. Cuantitativa; aquella que pondera el contenido del proceso discursivo o
inferente que concluye con un proposición lógica y axiológica valida.

En suma, lo que se pretende con este principio es que la administración


actúe de manera lógica y axiológica ante la emisión de un pronunciamiento,
el mismo que, ante el supuesto de crear obligaciones, como infracciones,
sanciones o restricciones que se impongan a los administrados, estas estar

8
TUO de la Ley N° 27444: artículo 1 inciso 1: El principio de legalidad.- Las autoridades administrativas deben
actuar con respecto a la constitución , la ley y el derecho, dentro de las facultades que le estén atribuidas y de
acuerdo con los fines para los que les fueron conferidas .
9
Expediente N° 0090-2004-AA/TC Lima, Caso Carlos Callegari Herazo.
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debidamente en propiciar a los medios a emplear y a los fines públicos; para
así concluir que efectivamente hay un debido proceso material.

V. Análisis y Resultados
Al principio se señaló la siguiente hipótesis: los principios que materializan el
debido proceso material en el procedimiento administrativo sancionador son: el
principio de informalismo, principio de razonabilidad y la motivación. Para lo cual
es necesario señalar que la hipótesis sí ha sido contrastada, debiéndose señalar
lo siguiente:

El principio que rige en el procedimiento administrativo sancionador y se puede


ver materializado en el debido proceso material, viene a ser el de razonabilidad;
principio base de todo el derecho, el cual debe ser respetado, ya que una
vulneración del mismo generaría que el administrado sufra consecuencias a lo
largo del procedimiento que se encuentra llevando a cabo. De esta manera, en
los casos analizados se puede notar claramente cómo es que este principio es
vulnerado, generando así que el administrado tenga que acceder a garantías
constitucionales, para que el Tribunal Constitucional resuelva sobre el derecho
fundamental vulnerado.

Ante los actos realizados por la Administración Pública, no existe justificación


alguna, para que deje de aplicar derechos fundamentales, es claro señalar y esta
debe tener en cuenta que no se trata de resolver por la facultad de imposición
que tiene sino hacerlo bajo parámetros. Es necesario mencionar, que no se
puede suprimir de una manera total la aplicación del debido proceso en el
procedimiento administrativo sancionador, restando todo su alcance. Se debe
tener en cuenta principios y garantías fundamentales para emitir resoluciones
justas sin dejar de lado la equidad procesal eliminando todo acto de arbitrariedad.

Tal como se ha reseñado, el principio de motivación constituye una garantía con


la que cuenta todo administrado ante una resolución emitida en un procedimiento
contencioso administrativo, por tal motivo, las autoridades administrativas se
encuentran obligadas a remitir los hechos probados en el caso específico así
como exponer las razones jurídicas y normativas que amparan su decisión. En
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esa línea, constituye uno de los principios que materializan el debido proceso en
un procedimiento administrativo a fin de evitar el estado de indefensión de un
administrado y una manera de controlar las decisiones administrativas. Ergo, el
principio de motivación de una resolución administrativa producto de un
procedimiento sancionador es una de las garantías del debido proceso, cuya
inexistencia en el acto administrativo conlleva a la afectación de un derecho
constitucional y además a la nulidad de la resolución emitida.

Por ello, para la materialización del debido proceso material en el procedimiento


sancionador debe aplicarse el principio de razonabilidad, siendo este el de mayor
transcendencia, ya que ayuda a que se efectivice de manera más concreta,
debido a que en su contenido está inmerso este principio. Ello implica, que el
debido proceso no solo se debe desarrollar conforme a lo normado y basándose
en un debido proceso formal sino que debe contener criterios de razonabilidad,
informalismo y motivación, en otras palabras, un debido proceso material para
su efectiva materialización.

De igual manera, el principio de informalismo, es elemental para que el debido


proceso material se plasme, ya que permite al administrado que en los actos que
haya errado de carácter no esencial, sea excusado de su cumplimiento siempre
que sea subsanable en el procedimiento, ello hace evidenciar que este principio
actúa de manera positiva para que se efectivice un debido proceso material en
el procedimiento administrativo sancionador.

De conformidad con lo acotado, el estudio que se ha dedicado en este artículo,


se ha contrastado que los principios que materializan al debido proceso en el
procedimiento administrativo sancionador versan en lo ya mencionados, es
decir, motivación, informalismo y razonabilidad, por lo que, la administración
debe tomarlos en cuenta a fin de que su labor sea efectiva y no vulnere sus
derechos e interés del administrado, además debe ampliar su visión respecto al
debido proceso y dejar de lado todas aquellas actuaciones que devienen de la
arbitrariedad.

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VI. Conclusiones
1. La administración pública, debe fundamentar de una manera razonada todas
las decisiones que emite, sin dejar de lado el debido proceso material, el cual
a su vez engloba el principio de razonabilidad.

2. Las actuaciones que emite la administración pública se dan de una manera


imperativa ante la administración, sin respetarse garantías fundamentales,
lo cual genera que estos utilicen otros mecanismos como las garantías
constitucionales, los cuales se interponen con la finalidad de reconocer
derechos fundamentales.

3. El derecho al debido proceso en sede administrativa puede fácilmente


justificarse a partir de la consagración del debido proceso como tal, así como
mediante la consideración de que, suponer su inexistencia, implicaría
permitir un accionar arbitrario de las entidades públicas.

4. En un plano material, el debido proceso otorga al administrado la garantía


de que podrá hacer valer sus derechos en el ámbito y escenario de la
administración. Con ello, el debido proceso, requiere de un control material
que verifique el contenido de una decisión que se apegue a los valores y
principios sobre los que se estructura el ordenamiento jurídico.

5. La motivación al ser un principio contenido en debido proceso garantiza el


derecho a la defensa del administrado, pues de no presentarse en la
resolución producto de un procedimiento administrativo sancionador da la
opción a que el administrado pueda pedir la nulidad de este en un proceso
contencioso administrativo.

6. El principio de informalismo, es uno de los principios que tiene más arraigo


en el debido proceso material a favor del administrado, dado que, su fin es
asegurar los derechos e intereses del administrado ante los meros
formalismos, pues este goza de excusa para aquellos actos que no sean de
carácter extrínseco y puedan ser subsanados, toda vez que no afecten los
derechos de terceros ni el interés público.

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7. El principio de razonabilidad, permite que la administración actúe de manera
lógica y axiológica ante la emisión de una decisión, esta debe ser equivalente
y proporcionable respecto de los medios a emplear y a los fines públicos.

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VII. Lista de Referencias

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