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J. A. “Tony” Ruano
Bienes Raíces
Sexta edición, 2016
©Autor: J. A. “Tony” Ruano
www.ruanoart.com
truano7@gmail.com
©Diseño de portada: Gabriel Zubiat
©Corrección y estilo: Vilma E. Muises
©Maquetación: ENZOft Ernesto Valdes
©Fotografía: Adria L. Ruano
Quién me pide consejos está comprando una casa en cien mil dólares y
cuenta con veinte mil dólares para la transacción, y quiere saber que resulta
más conveniente en su caso:
a) Emplear los veinte mil dólares como capital inicial, solamente, y
financiar los gastos de cierre por el período de tiempo de la hipoteca.
b) Utilizar parte de ese dinero como cuota inicial, y la parte restante
para pagar los gastos inherentes al cierre de la propiedad.
Lo primero que hay que considerar es el efecto futuro de la inversión.
En este preciso caso el capital a emplear, con que cuenta el comprador, es
exactamente el veinte por ciento del valor de la propiedad, lo que significa
que, de utilizarlo completamente como cuota inicial, la hipoteca será de un
ochenta por ciento del valor total de la propiedad. Lo cual le exime de pagar
el seguro de hipoteca exigido por las instituciones financieras, cuando la
hipoteca es mayor del ochenta por ciento con relación al valor de la
propiedad.
Desde luego, al financiar los gastos de cierre sobre la hipoteca, la
correlación de valores sufrirá alteraciones y el pago del seguro de hipoteca
será inevitable. También se debe tener en consideración que el
financiamiento de los gastos de cierre será por todo el período que dure la
hipoteca, lo cual los multiplicará, en su efecto y esencia, por el tiempo que
dure la misma. En ocasiones, es preferible tratar de conseguir un préstamo,
aparte, para los gastos de cierre, por un corto tiempo, aunque haya que pagar
un interés ligeramente más alto que el obtenido para la compra de la
propiedad.
Si por el contrario, se aplica parte del capital como cuota inicial, y se
liquidan los gastos de cierre de la transacción con el dinero restante,
primeramente, existe la necesidad de pagar seguro de hipoteca hasta que se
arribe, con el tiempo y los pagos mensuales, a tener un valor acumulado del
veinte por ciento del total del valor inicial de la propiedad con relación a la
hipoteca, y por consecuencia, las mensualidades a pagar serán mayores en los
primeros años.
Ahora bien, las nuevas estadísticas muestran que el ciudadano
promedio, en los Estados Unidos de América, cambia de casa cada siete años
aproximadamente. Sabido es que nadie piensa en mudarse en cinco o siete
años, apenas esté comprando la propiedad en que ha de vivir con su familia;
pero ocurre normalmente. Entonces, lo más inteligente resulta tratar de
amortizar la mayor cantidad posible, mediante el pago mensual de la
hipoteca, con el fin de tener una plusvalía mayor al momento de vender.
1.6 RENTA CON OPCION A COMPRA
¿Cuánto trabajo cuesta reunir cien mil dólares? Algunos dirán que poco
trabajo; pero yo aseguro que serán los menos. La verdad es que aquel que ha
luchado y sudado la camisa, en arduo trabajo honesto, bien sabe apreciar que
de la nada, nada viene.
¿Cuál calificativo sería el adecuado para aquel que pierde cien mil
dólares, por pecar de confiado? En realidad el nominativo no interesa, lo que
verdaderamente importa es tener la sagacidad necesaria y oportuna para no
perderlos.
Preguntar es de sabios. Aquel que carece de conocimiento acerca de
algo y pregunta para ilustrarse, puede aparentar ser tonto por el tiempo que
dure el aprendizaje; pero si no se interesa en aprender, y no gana
conocimiento en la materia que le concierne, será tonto para toda la vida. Al
menos es mi filosofía y considero que un amable lector la comparte conmigo.
En días pasados recibí una pregunta, vía correo electrónico, que me hizo
abandonar mis tareas para dar inmediata respuesta a la misma. El que escribía
preguntaba si era necesario contratar un abogado para cerrar los trámites de
una propiedad que estaba comprando. El contrato ya había sido aceptado por
ambas partes, por lo cual ya era legal y la parte que se retractara de
continuarlo podría ser demandada. Agregaba además que todo lo había
dejado en manos del agente de bienes raíces y de una compañía de cierres
que el mismo agente había seleccionado. Cerraba su información diciendo
que la compra era de contado y que la inversión era de cien mil dólares. Mi
respuesta fue que contratara un abogado de inmediato.
Existen ocasiones en que las personas pueden darse el lujo de cerrar una
transacción de compra-venta de bienes inmuebles sin la asistencia de un
abogado; pero son muy contadas y no dejan de tener un alto nivel de riesgo.
Pero cuando se compra de contado, sin la participación de terceros en el
financiamiento, los cuales, en la mayoría de las ocasiones toman mayores
riesgos y tienen mayores intereses que defender que los compradores,
siempre; pero siempre, siempre, siempre se debe contar con el asesoramiento
legal de un abogado especializado en bienes raíces.
Hasta para los mas versados en la materia, realizar una transacción de
compra-venta de bienes raíces es un desafío. Detalles insignificantes pueden
convertir lo que aparente ser un magnífico negocio en la peor de las
pesadillas. Algunos ejemplos hablan por sí solos:
a) Se tomó la decisión de no realizar el levantamiento topográfico del
terreno para ahorrarse unos pocos dólares.
Resultado: Quizá usted no esté comprando lo que considera estar
comprando.
b) Fue acordado no realizar inspecciones a la propiedad porque aparenta
estar en excelentes condiciones y así se ahorran unos centavos adicionales.
Resultado: Tal vez las apariencias engañen y sean muchos dólares el
valor de las reparaciones para corregir los daños no observados a simple
vista.
c) No se contrató un abogado, especializado en bienes raíces, para
ahorrar dinero.
Resultado: Riesgos tomados, indebidamente, en una inversión a largo
plazo.
Y no es que personalmente me guste tirar el dinero; pero después de
conocer las consecuencias e inconvenientes que puede acarrear una inversión
mal realizada, en bienes raíces, jamás he vuelto a ejecutar alguna sin el
asesoramiento de mi abogado.
1.8 COMPRANDO SIN AYUDA
Según dice mi amigo Paco, “el día en que no se aprende algo es día
perdido.” Paco tiene razón; Pero a mí me gustaría agregar a esa filosofía, que
con gozo compartimos mi buen amigo y yo, que, el día en que no disfrutamos
verdaderamente de algo, también es día perdido.
Lunes, diez y media de la mañana. Mi secretaria entra a mi despacho y
me dice: “Hay un señor que insiste en hablar con usted en la línea dos. Yo le
dije que usted estaba ocupado; pero él sigue insistiendo en hablarle. Dice que
es un lector de su columna. ¿Qué le digo?.” En realidad estoy ocupadísimo y
he dado instrucciones de no ser molestado; pero al fin le digo que me pase la
llamada. Quien llama quiere una cita para hablar conmigo, en mi oficina.
Acordamos que sea para el día siguiente.
En vez de uno, fueron dos hombres los que asistieron a la cita, padre e
hijo. Si el padre hubiese sido menos canoso, pudieran haber pasado por
mellizos. Tanto así el parecido físico. El hijo, sosegado, analítico, sopesando
cada palabra antes de hacer un comentario. El padre, eléctrico, dinámico, tan
rápido como un ordenador electrónico procesando ideas y arrojando
resultados. Pensé yo: “La pareja ideal para hacer inversiones.” Y en verdad lo
eran. Habían hecho una pequeña fortuna en la bolsa de valores y venían a que
les ayudara a comprar una casa donde vivir.
El padre había traído con él una colección completa de mis artículos y
una carta que una vez hube de contestarle y que yo, honradamente, no
recordaba. Después de mostrarme su trofeo, me dijo: “Le advierto que tenga
cuidado con lo que me dice; yo me sé de memoria todo lo que usted ha
escrito aquí.” Lo que el señor no podía imaginar siquiera es que ya, a esas
alturas, yo había trazado para ellos un plan de acción combinada, que les
permitiría disfrutar de vivienda propia y gozar de todos los privilegios y
ventajas que un inversionista puede poseer.
Mi primera pregunta fue: “¿Están ustedes dispuestos a mudarse tres
veces al año?” Se miraron entre sí, y fue el padre quien dijo: “¿Por qué tantas
mudadas?” “¿Les gustaría crear una cartera de propiedades mientras disfrutan
de casa propia?” -dije yo. El padre, dijo: “Sí”. El hijo asintió.
De ahí en adelante todo fue hacerles saber que ellos podían comprar una
propiedad para dos familias (duplex), con el mínimo de entrada, ya que ésta
sería su residencia principal. Pasados cuatro meses de la primera compra,
podrían adquirir una vivienda para cuatro familias (fourplex), con el objetivo
de vivir en ella, si dejaban el duplex alquilado. Y cuatro meses más tarde
podrían comprar otra propiedad, para cuatro familias (fourplex), si se
mudaban a ella como vivienda principal, dejando las otras dos propiedades
alquiladas. Podrían hacerlo todo con el mínimo de entrada requerido y en un
orden perfectamente legal. O sea, en un año iban a ser propietarios de diez
apartamentos de alquiler, en tres propiedades, y tendrían que invertir sólo el
mínimo requerido, siempre que la inversión justificara el financiamiento.
El miércoles ya habían entrado en un contrato para la compra de su
primera propiedad: un duplex, y además ya habían corrido los primeros
trámites para la solicitud de financiamiento. El cierre de negociaciones
ocurrió en 30 días.
Personas como éstas ayudan a hacer grande un país y fortalecen su
economía; y son las que convierten en disfrute el ejercicio de la profesión.
¿Cierto o no, Paco?
2 VENDIENDO PROPIEDADES
Son pocas las personas que alquilando una propiedad recuerdan sus
obligaciones, para con el propietario del inmueble, durante el tiempo de
ocupación y al momento de hacer entrega de la misma. No faltan los dueños
que también olvidan sus deberes, para con los inquilinos, a los que están
supuestos a brindar un servicio eficiente en todo momento.
La queja que escucho con más frecuencia, de parte de los propietarios,
es que los inquilinos no pagan su renta cuando les corresponde. Esta actitud
produce inestabilidad financiera, puesto que el dueño de la propiedad debe
cumplir con obligaciones que están estrechamente vinculadas con el hecho de
la colección de alquileres.
Aparte de ello, existe también la queja de que son frecuentes los daños
ocasionados a la propiedad, por aquellos que abandonan el lugar, sin tener
consideración de los futuros costos de reparación que dejan detrás de ellos, en
su inconsciencia.
Los inquilinos, por su parte, presentan quejas por negligencia en el
mantenimiento de la propiedad. Protestan por la demora en responder a
cualquier pedido de atención al mantenimiento del inmueble, e inclusive
califican de indolente la actitud de muchos dueños a problemas de ambiente y
convivencia entre vecinos.
Considerando que la explotación de propiedades inmobiliarias es un
negocio como cualquier otro, los dueños deben:
1. Mantener la propiedad en condiciones que permitan su entero
disfrute.
2. Procurar un ambiente de armonía entre los vecinos del inmueble.
3. Responder, con la mayor brevedad, a toda llamada de emergencia.
4. Darle solución, de inmediato, a los problemas que se presenten.
5. Reintegrar, dentro del tiempo establecido por la ley, los depósitos
pertenecientes a
6. los inquilinos, luego de verificar el estado físico de la propiedad
desocupada.
Teniendo en cuenta que alquilar una propiedad no es otra cosa que
disfrutar de un inmueble, que no nos pertenece ni se puede comprar en esos
precisos momentos, con todos los derechos, privilegios y beneficios de un
propietario, todo inquilino debe:
1. Pagar su renta a tiempo.
2. Mantener la propiedad que disfruta en las condiciones que le fue
entregada.
3. Mantener un ambiente de armonía con los restantes ocupantes de la
propiedad.
4. Dar aviso inmediato, al encargado de la propiedad, de cualquier
problema que pueda afectar el disfrute individual o colectivo del inmueble.
5. Facilitar el acceso, a la propiedad, a inspectores y personal de
mantenimiento.
6. Responder por los daños causados al inmueble.
Si inquilinos y propietarios observaran los derechos y deberes que
corresponden a cada cual, con seguridad viviríamos en una comunidad mejor,
más saludable y menos agresiva.
3.3 PAGO POR DESPERFECTOS Y ROTURAS EN PROPIEDADES
ARRENDADAS.
Para aquellos que son propietarios de su casa y utilizan una parte de ella
como local para oficinas, relacionadas directamente con una labor que genere
una considerable parte de su entrada de capital anual, existe una deducción de
impuestos, al momento de rendir su informe al departamento de rentas
internas.
La misma excepción puede aplicar para aquellos que alquilan casa y
realizan una labor principal, vinculada a su trabajo, en una de las habitaciones
de la propiedad que rentan.
Para reclamar la excepción es necesario presentar, al momento de rendir
el informe tributario, prueba del tiempo que se residió en la propiedad
señalada en el informe, presentar pruebas fehacientes de que la labor
realizada en el sitio forma parte de una actividad principal en la economía de
quien reclama, e informar la cantidad exacta de correlación dimensional que
existe entre la habitación que se reclama como oficina y el total de pies
cuadrados de la propiedad que se renta.
Profesionales, corredores de bienes raíces e hipotecas, corredores de
bolsa, inversionistas en el mercado de valores, vendedores, en fin, con los
adelantos de hoy día muchos trabajan desde su casa y pueden reclamar esta
deducción; pero eso sí, téngase siempre presente la seguridad de que se está
reclamando algo debido.
Antes de efectuar reclamación de índole alguna, visite la oficina de su
contador o su asesor de impuestos, en la seguridad de que allí podrá encontrar
la orientación que está buscando.
3.7 “SECCION 8”. UNA ALTERNATIVA.
Este trabajo está basado en una disertación ofrecida por el Sr. Francisco
“Paco” Ferrer, ante un auditorio de inversionistas en Miami, Fla., en
1993
La principal preocupación de aquellos que invierten en edificios de
vivienda múltiple, es mantener estable el flujo de entradas procedentes de la
renta. Quien logre reducir, a su mínima expresión, las pérdidas por concepto
de unidades rentadas a destiempo o mal rentadas, puede decir que tiene el
noventa por ciento de la pelea ganada.
Encontrar buenos inquilinos no es tarea fácil. Pero si observamos las
reglas básicas para calificarlos, los riesgos se reducen. Un mal vecino hecha a
perder un edificio, es por ello que, por más medidas que se tomen al respecto,
jamás serán suficientes.
Las reparaciones a realizar, cada vez que un apartamento se desocupa,
dependen directamente de la calidad del inquilino que haya ocupado el
mismo.
Los gastos de abogados y corte, relacionados con el desahucio de
inquilinos morosos o indeseables, también se reducen si un buen trabajo de
selección es realizado.
El mayor problema que trae consigo la entrada de un elemento
discordante a una propiedad, es el daño moral que causa al ambiente de la
misma. Y una vez afectada la moral, consumirá tiempo traerlo todo de nuevo
a la normalidad.
Para calificar a un inquilino el primer paso a dar es solicitar la relación
de personas que van a vivir en la propiedad y obtener autorización, por
escrito y firmada, para investigar crédito, empleo y referencias, de todo aquel
que tenga dieciocho años o más.
Para investigar el crédito de los aspirantes basta hacer una llamada a un
Buró de Crédito local. Esto, vinculado a una investigación de la licencia de
conducción, de quien la posea, podrá dar una imagen del grado de
responsabilidad de los que aplican.
La información que obtenga del empleo o centro de estudios, de todo
aquel que cuente con dieciocho años o más, será una información más que
valiosa para calificar las personas que pretendan ocupar el lugar, sobre todo,
en lo que a disciplina se refiere.
La verificación de personalidad, a través de terceros, es recomendable
siempre que no existan lazos familiares o amistosos. Se debe considerar que
un empleador raras veces da un informe negativo de uno de sus trabajadores.
Que un casero frustrado y amargado con un inquilino, dirá que es el mejor del
mundo, con tal de salir de él. Que en muy contadas ocasiones se escucha un
mal criterio de labios de alguien que haya sido señalado como referencia.
Que si alguien ha tenido problemas con su crédito, no es necesariamente un
irresponsable y aún más, alguien puede tener su licencia de conducir
suspendida y ser una excelente persona. Entonces… ¿Qué hacer?
Como bien dice mi amigo Paco: “Hágalo todo, y después que esté
complacido con los resultados obtenidos, visite el lugar de residencia en el
cual radica quien pretende ser su inquilino, en la seguridad de que: así como
viva donde vive, de igual forma vivirá en lo suyo.”
3.10 EL ARTE DE ADMINISTRAR PROPIEDADES
Cada día son más los dueños de bienes inmuebles dispuestos a pagar,
gustosamente, una cuota por el mantenimiento por su propiedad, cuando la
misma forma parte de una asociación de propietarios. Abundan las quejas en
referencia a los servicios y no falta aquel que nunca esté de acuerdo, cuando
la imposición de un gravamen se hace necesaria, con el objetivo de realizar
mejoras en el lugar; pero las Asociaciones de Propietarios ganan adeptos a
diario.
Quien no haya estado, de cuerpo presente, en reuniones de Asociaciones
de Propietarios, de bienes inmuebles, no podrá, por mucho que así lo desee,
imaginar siquiera los problemas, discusiones, malentendidos y demás, que se
presentan en ellas al momento de plantear cambios en la propiedad colectiva,
los servicios o las cuotas a pagar. Pero, ante todo, lo que más asombra es la
indiferencia al esfuerzo ajeno, en bien del colectivo, y el poco deseo de
cooperación de la mayoría de los integrantes.
Para mí la pregunta siempre ha sido la misma: ¿Por qué proliferan, cada
día más, estas organizaciones a pesar de la apatía, las quejas, los descontentos
y el poco reconocimiento al trabajo de juntas directivas, que dedican su
tiempo libre a servir al colectivo a cambio de nada o casi nada?
Una respuesta puede ser lo cómodo, barato y eficaz que resulta pagar
una cuota mensual y librarse de toda preocupación, responsabilidad y
esfuerzo en reparaciones.
Aquellos que sean propietarios de casas unifamiliares no tendrán reparo
en admitir que el mantenimiento de un bien inmueble es algo interminable,
costoso y agotador, si deseamos tener la propiedad como debe ser, o como
nuestra “media naranja” pretende que sea.
Muy en cuenta debe tenerse que una propiedad ubicada en un
vecindario donde el mantenimiento exterior de los edificios y las áreas verdes
sea apropiado, mantendrá el valor con mayor facilidad que aquellas existentes
en lugares donde los vecinos no sienten ni manifiestan el orgullo de ser
propietarios.
En la mayoría de los casos, el pago de mantenimiento incluye
reparaciones del área exterior del inmueble y techo. Mantenimiento de las
áreas verdes comunales y del patio frontal de la vivienda. Seguro de
inundación. Seguro de reemplazo del inmueble. Seguro contra reclamaciones
por daños y perjuicios. Mantenimiento de las áreas comunales
(estacionamientos, parques, lagos, piscinas, campos de golf, etc.) Servicio de
vigilancia. Servicio de televisión por cable. Servicio de recogida de basura y
en ocasiones hasta servicio de agua, aire acondicionado y calefacción.
¿Por qué proliferan cada día más estas organizaciones? ¿Por qué los
propietarios están cada día más dispuestos a pagar una cuota mensual que los
libere de responsabilidades y les deje un poco más de tiempo libre, a pesar de
sacrificar un poco de control en sus propiedades? Ustedes tienen la palabra.
7.2 ANEXIONES DE LAS ASOCIACIONES DE CONDOMINIOS
Cuentan que por allá por los años sesenta, un inmigrante compró unas
tierras en un sitio inhóspito, al cual sólo se alcanzaba llegar por caminos
polvorientos y prácticamente intransitables.
Dicen también que cuando llovía los lodazales hacían imposible el
acceso al terreno. Se escucha, además, que de noche era peligroso aventurarse
por aquellos angostos senderos rodeados de pantanos y frecuentados por
desamparados, ladrones y animales salvajes.
Algunos dijeron que el hombre estaba loco. Que la lejanía de la Tierra
Madre, sus costumbres, la familia y los amigos le habían trastornado,
convirtiéndolo en un ser huraño. Hubo hasta quienes afirmaron que aquel
hombre se había vuelto ermitaño, o que se había convertido a una nueva
religión que así lo exigía.
Lo cierto es que aquel inmigrante era un hombre de negocios, el cual
había abierto una “guarapera” (establecimiento donde se vende jugo de caña),
en Miami, aprovechando la avalancha de cubanos a la ciudad. Y como la
caña de azúcar se le hacía un poco costosa, decidió pedir un préstamo y
comprar un pedazo de tierra, en las afueras de la ciudad, para sembrar sus
propios cañaverales.
Con el andar del tiempo, alrededor de aquellas tierras inhóspitas, los
caminos intransitables se convirtieron en calles pavimentadas y en anchas
avenidas. Aparecieron vías de tránsito rápido, semáforos, modernos centros
comerciales y elevados edificios de oficinas.
Los constructores, en pleno frenesí, construían almacenes, edificios de
vivienda múltiple, pequeños centros comerciales y erigían repartos de casas
modernas y funcionales, incesantemente, alrededor de las nuevas escuelas, el
nuevo hospital y los centros comunales que demarcaban el área.
Y pasó lo que tenía que pasar. Un buen día, aquel hombre
incomprendido, vendió en millones las tierras por las que había pagado unos
pocos miles.
A muchos lectores les parecerá ésta, una historia de ficción. Otros
encontrarán en ella un pedazo de la historia de lo que hoy en día es el
Condado Miami-Dade, en La Florida.
Pero no todos aquellos que han invertido sus dineros en tierras han
tenido tanta suerte.
Cuando se invierte en tierras hay que tener en consideración: su enclave,
posibilidades de desarrollo, economía circundante, restricciones y posibilidad
de reventa, entre otras cosas. Generalmente, realizando una investigación
previa, la compra de tierras es un negocio lucrativo que demanda poco
esfuerzo en su mantenimiento, y promete grandes recompensas..
En la compra de tierras la asistencia de un agente de bienes raíces, un
topógrafo y un abogado especializado en propiedades inmobiliarias son,
prácticamente, necesarias. Recuerde además que, por lo general, LA
COMPRA DE TIERRAS ES UNA INVERSION A LARGO PLAZO.
8.30 COMPRANDO PARA REPARAR.
Según un artículo que leí hace años, el capital pasivo debe distribuirse
de la siguiente forma:
a) Acciones en la Bolsa de valores. Fondos Mutuos. Bonos
Gubernamentales.
b) Metales y piedras preciosas.
c) Capital efectivo.
d) Inversiones en bienes raíces.
Es cierto que esta distribución garantiza solidez; pero encierra el riesgo
de estancar el crecimiento del capital, de no aplicase en las correctas
proporciones. Veamos los aspectos más destacados de cada uno de estos
elementos.
INVERSIONES EN LA BOLSA DE VALORES.
La constante fluctuación de la Bolsa de Valores conlleva al análisis
diario de la actividad financiera nacional e internacional. Requiere, además,
entrenamiento y asesoramiento especializado de forma constante. También
hace dependiente a la mayoría de los inversionistas, a pesar de la revolución
cibernética, de los conocimientos, destreza, orientación y honradez del
corredor que representa la cuenta.
En la Bolsa de Valores las pérdidas y ganancias de capital son la razón
misma de su existencia y sólo aquellas personas conocedoras y dedicadas al
giro bursátil llevan las de ganar. La ventaja y conveniencia principal de
invertir en la Bolsa de Valores es la liquidez de las acciones.
INVERSIONES EN METALES Y PIEDRAS PRECIOSAS.
Cuando se contempla la inversión de capital en oro, plata y piedras
preciosas, el concepto sólo aplica al valor intrínseco de estos elementos. La
labor de orfebrería, montaje y mercadeo, aportada por el hombre, carece de
valor para los fines especulativos.
El valor de los metales y piedras preciosas es regularmente estable. Los
cambios, en la cotización, son predecibles. Aunque es recomendable seguir
las altas y bajas del mercado muy de cerca. Debido a su liquidez resulta un
elemento imprescindible en la cartera de un inversionista.
CAPITAL EFECTIVO.
La tenencia de capital efectivo, a la mano, o en cuentas bancarias de
fácil acceso, aparte de ser recomendable, es una necesidad, aún hoy día, en
medio de la revolución del dinero plástico. La desventaja que presenta, aparte
de su seguridad, es la constante pérdida de valor que sufre el dinero cuando
no está invertido, y el bajo interés que ofrecen las instituciones bancarias en
sus instrumentos de inversión.
INVERSIONES EN BIENES RAICES.
Una inversión en bienes raíces bien realizada, conlleva poco riesgo. La
actividad es fácil de aprender y ejecutar y ofrece participación directa en su
administración y desarrollo. Además de representar una gran ventaja a la hora
de hacer la declaración de impuestos, no resulta difícil incrementar la
inversión inicial, debido al constante aumento de valor de la propiedad raíz.
Por ser considerada una inversión a largo plazo, su liquidez no es inmediata;
aunque por su solidez y seguridad representa una inversión principal en la
cartera de todo buen inversionista.
9.13. LA RESPONSABILIDAD DE LOS PROPIETARIOS I
ÍNDICE
PRÓLOGO.
SOBRE EL AUTOR DE ESTE LIBRO.