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INTRODUCCION

La doctrina del liberalismo fue dedicada sobre la arena movediza las teorías
cambiantes de la crítica literaria, la teoría de la evolución y las ideas de los filósofos.
Los conceptos liberales del Jesús “histórico” y el reino de Dios y la idea del gradual
perfeccionamiento de la sociedad, sufrieron golpes devastadores.
El liberalismo había aceptado muchas de las conclusiones de los racionalistas,
humanistas y escépticos.
También al despojar a la Biblia de su autoridad, los liberales se dejaban a sí mismos
sin defensas contra el que rechace toda la Biblia. Su concepto de Dios es casi
invención humana y tiene poca validez. Presentan a Dios encerrado en su propio
universo, incapaz de actuar aparte de sus propias leyes. Colocan al hombre en el
lugar de Dios. Tergiversan en mensaje central del cristianismo: la salvación por
medio de Cristo.
Ante esos imperativos – la agresividad de los fundamentalistas y conversadores y
la declinación del liberalismo – se hacía necesaria en la mente de algunos la
reinterpretación de la ortodoxia. Nació en consecuencia la neo ortodoxia.
El libro Carta de Roma, escrito por Karl Barth y publicado 1919, cayó como una
bomba sobre el mundo teológico, a tal grado que hoy día se cuenta la era de la
teología contemporánea a partir del año 1919. Así apareció lo que se llama la neo
ortodoxia entendiéndose esto como un retorno a la ortodoxia, según al parecer de
algunos, pero es una ortodoxia diferente.
En este aspecto se están desarrollando algunas formas del pensamiento teológico.
Entre ellos podemos dar cita a algunos de ellos:
Karl Barth
Soren Kierkegaard
Emil Brunner
Reinhold Niebuhr

DATOS BIOGRAFICOS
Nació en Basilea, Suiza. Fue influenciado por los teólogos liberales Harnack y
Hermann. Llego a la conclusión de que los problemas del hombre eran demasiado
desesperantes para solucionarse con un simple cambio en las estructuras
económicas.
La publicación de su libro Carta de Romanos tuvo varios resultados.
Primero produjo una revolución en el campo teológico.
Segundo formo el movimiento conocido como teología dialéctica o teología de crisis.
Hans Küng, teólogo católico alemán, ha sido su mejor discípulo y ha introducido la
doctrina de la justificación por la fe y otras doctrinas en el seminario de Marburgo.
En 1957, el teólogo católico Hans Küng efectúa su tesis doctoral en teología en la
Sorbona de París con el tema: Justificación. La doctrina de Karl Barth y una reflexión
católica.
KARLBARTH
Cuando publica su Carta de Roma tiene algunas consecuencias: una revolución
teológica, se integra con otros teólogos como: Gogarten, Brunner, Metz y Bultmann,
ellos forman la teología dialéctica o de crisis.
Barth decide romper con los liberales por dos razones particulares: Construyen la
teología sobre el hombre y reduce el evangelio a una antropología; permitiendo que
la fe gire alrededor del hombre.
Algunas de sus doctrinas son: la transcendencia de Dios y su iniciativa en la
salvación, la pecaminosidad, la redención la centralidad de Cristo, la justificación
por la fe y la nueva vida que da el Espíritu. En cuanto a la transcendencia Barth
considera que Dios está en el universo, pero existe aparte del universo. Obra en el
mundo, pero es el “totalmente otro” esto significa que Dios es totalmente diferente
a los hombres.
En cuanto a la revelación y conocimiento de Dios Barth piensa que la revelación es
una perpendicular que viene de arriba y es Dios quien toma la iniciativa revelándose
en las circunstancias que el mismo determina.
En cuanto a la palabra de Dios para Barth hay tres formas: Cristo, Escritura y la
Predicación.
Cristo es la palabra de Dios y las Escrituras llegan a ser solo su vehículo, ya que
sus autores son testigos comisionados, tal como fueron los discípulos. La cristología
de Karl Barth puede caracterizarse como una reacción contra la tradición liberal.
La Biblia, según Barth, es la Palabra de Dios en la medida en que Dios habla a
través de ella. Por lo tanto, las escrituras son simplemente una revelación indirecta,
porque sirven como testigos o indicador de revelación. Barth desconfía de los
métodos formales que median el contenido de la palabra de Dios.
Por el contrario, Barth comenta la Escritura, al menos en un amplio sentido; expone,
utilizando las fuentes tradicionales, el contenido del testimonio bíblico de la
revelación de Dios. Las Escrituras emplean el lenguaje de tiempo y espacio, y Dios
está por encima de ellos, de modo que el lenguaje de ella es más metafórico y
analógico. No hay ningún apoyo para entender el contenido de la Escritura que la
Escritura misma.
La teología de Barth es teocéntrica. La teología está basada en la palabra objetiva
de Dios a nosotros. Esta palabra revela la perspectiva de Dios sobre las cosas; no
hay apelación alguna a la experiencia humana como si se tuviera una base positiva
para interpretar la revelación de Dios.
La teología de Barth es eclesiocéntrica; no es apologética ni hace esfuerzo alguno
para mediar o construir un puente entre la palabra de Dios y la cultura humana. El
sentido de esta teología procede desde la utoridad de la Escritura y de la palabra
de Dios, desde arriba; la palabra de Dios nos interpela, no descubrimos la palabra
de Dios.
La teología de Barth es cristocéntrica: Jesucristo es el centro ab-soluto de la historia,
y no hay conciencia auténtica de Dios aparte de Jesucristo.
La teología de Barth es sobrenaturalista; apenas hace esfuerzo alguno para
desmitificar el lenguaje bíblico o la terminología teológica clásica, aun cuando Barth
la entiende con matices. La perspectiva de Barth es que, como primer momento de
la salvación, Dios desciende desde arriba y entra en la condición humana
juzgándola duramente.
La teología de Barth es una teología de la proclamación; es una consecuencia y una
reflexión sobre la palabra proclamada de Dios. La teología de Barth es expositiva;
se lee como afirmaciones puras; la expli-cación está reducida al mínimo, pues la
razón humana tiene la tendencia a deformar la palabra de Dios dirigida a su
existencia. A Dios se le conci-be como contrario a la existencia humana que es
pecaminosa. La antítesis entre Dios y la existencia humana da a su teología un
constante tono de paradoja; Barth gusta de molestar al razonamiento humano

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