Beruflich Dokumente
Kultur Dokumente
�·
Sociología y cultura
Los aportes principales
al ingresar en el Colegio • •
de Bourdieu a la sociolo
de Francia, un artículo
Pierre Bourdieu
gía de la cultura y a la
clave para entender su
.I.IJIJIII
L o s N o V E N T A
C U L T U R A C R Í T I C A D E N U E S T R O T I E M P O
PIERRE BOURDIEU
SOCIOLOGÍA Y CULTURA
Traducción:
MARTHA POU
LOS NOVENTA
.......
pone al alcance de los lectores una colección con los más variados
p,11'11 11
semanal, esta serie proporciona un amplio espectro del pensamien
MÉXICO, D.F.
Indice
Introducción:
Prólogo . . . . . . . . . . . . . . . •. • . • . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 51
Clase inaugural . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 55
D.R. © 1990 por EDITORIAL GRIJALBO, S.A. La "juventud" no es más que una palabra . . . . . . . . . . . . 163
Calz. San Bartola Naucalpan núm. 282 El origen y la evolución de las especies de melómanos . . . 175
Argentina Poniente 11230
La metamorfosis de los gustos ·. . . . . . . . . . . . . . . . !Rl
Miguel Hidalgo, México, D.F.
¿Cómo se puede ser deportista? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 193
y de cada página de SOCIOLOGÍA Y CULTURA, Espacio social y génesis de las "clases" . . . . • . . . . . . . . . . 281
son propiedad del editor. Queda estrictamente
Bibliografia seleccionada 311
prohibida la reproducción parcial o total
ISBN 968-419-&25-6
IMPRESO EN MD<ICO
7
Clase inaugural*
Señor Administrador
Estimados colegas
Señoras y señores
su presencia como cuerpo que, al ser así recibida por los maes
de Francia.
SS
56 SOCIOLOGIA Y CULTURA cLASE INAUGURAL
57
curso, tiene al menos la virtud de recordar una de las pro das que delimitan lo pensable y predeterminan lo pensado:
piedades más fundamentales de la sociología tal como yo la basta con evocar el universo de supuestos, de censuras y lagunas
concibo: todas las proposiciones que enuncia esta ciencia que toda educación exitosa logra que uno acepte o ignore, tra
pueden y deben aplicarse al sujeto que hace la ciencia. Cuan zando así el circulo mágico de la suficiencia desposeída en el cual ·
do no es capaz de introducir esta distancia objetivadora, por las escuelas de élite encierran a sus elegidos.
ende critica, el sociólogo da la razón a los que ven en él una La crítica epistemológica va siempre acompañada de critica
especie de inquisidor terrorista, disponible para cualquier ac social. Y para medir lo que nos separa de la sociología clásica,
ción policiaca simbólica. No se ingresa en la sociología sin basta con observar que el autor de las "Formes primitives de
desgarrar las adherencias y adhesiones que nos atan por lo ge ciassífication" nunca concibió la historia social del sistema
neral a ciertos grupos, sin abjurar creencias que son constitu de ensei\anza que proponía en L 'Bvolution pédagogique en
tivas de la pertenencia y renegar de todo vínculo de afiliación France como la sociología genética de las categorías del enten
o filiación. Asi, el sociólogo surgido de lo que se suele llamar dimiento profesora! para el cual proporcionaba, sin embargo,
el pueblo y que ha llegado a lo que se llama la élite sólo puede todas las herramientas. Quizá porque al propio Durkheim,
alcanzar la lucidez especial asociada con el extrallamiento so quien recomendaba que la gestión de los asuntos públicos se
cial denunciando la representación populista del pueblo que · pusiera en manos de los científicos, le costaba trabajo tomar,
no engalla más que a sus autores, y la representación elitista de I en relación con su posición social de maestro de pensamien
las élites, hecha precisamente para engañar tanto a los que to, la distancia social necesaria para pensarla como tal. De
pertenecen a ellas como a los que están excluidos. la misma forma, sólo una historia social del movimiento
Al considerar la inserción social del científico como un obs obrero y de sus relaciones con sus teóricos internos y externos
táculo insuperable para la construcción de una sociología podría comprender por qué aquellos que hacen profesión
científica, se olvida que el sociólogo encuentra armas en de marxismo nunca han sometido realmente el pensamiento
contra de los determinismos sociales en la propia ciencia que de Marx, y sobre todo los usos sociales que se le dan, a la
los saca a la luz, es decir, en su conciencia. La sociología de la prueba de la sociología del conocimiento, cuyo iniciador fue
sociología, que permite movilizar en contra de la ciencia que Marx; sin embargo, sin llegar a creer que la critica histórica y so
se está haciendo los logros de la ciencia que está ya hecha, es ciológica logre jamás desalentar la utilización teológica o terro
un instrumento indispensable del método sociológico: uno rista de los escritos canónicos, podríamos al menos esperar de
hace ciencia- y en especial sociología- tanto en contra de su ella que decida a los más lúcidos y resueltos a interrumpir el
preparación como con su preparación. Y sólo ia historia sueño dogmático para poner en acción, es decir, a prueba, en
puede librarnos de la historia. Así, con la condición de conce una práctica científica, teorías y conceptos a los que la magia
birse también como una ciencia del inconsciente, dentro de la de una exégesis siempre recomenzada garantiza la falsa eterni
gran tradición de epistemología histórica ilustrada por Geor dad de los mausoleos.
ges Canguilhem y Michel Foucault, la historia social de la Aunque no hay duda de que esta interrogación crítica al
ciencia social es uno de los medios más poderosos para librar go debe a las transformaciones de la institución escolar que
se de la historia, es decir, del dominio de un pasado incorpo autorizaba la certitudo sui magistral del pasado, ne, debe
rado que se sobrevive a sí mismo en el presente, o de un pre comprenderse como una concesión al espíritu antinstitu
sente que, como el de las modas intelectuales, ya es pasado en cional que flota en el ambiente actual. Se impone, en efec
el momento de su aparición. La sociología del sistema de ense to, como la única forma de evitar ese principio sistemático de
ñanza y del mundo intelectual me parece primordial justa error que es la tentación de la visión soberana. Cuando se
mente porque contribuye al conocimiento del sujeto de cono abroga el derecho, que hay quien le reconoce, de determi
cimiento, al introducir, de manera más directa que todos los nar los limites entre las clases, las regiones o las nacíones, de
análisis reflexivos, en las categorías de pensamiento impensa- determinar con la autoridad de la ciencia si existen o no las
58 SOCIOLOGÍA Y CULTURA CLASE INAUGURAL 59
clases sociales, y hasta qué punto tal o cual clase social sificados, los mal clasificados pueden rechazar el principio de
-proletariado, campesinado o pequei\a burguesía-, tal o clasificación que les impone el peor lugar. De hecho, como lo
cual unidad geográfica -Bretai\a, Córcega u Occitania-, es demuestra la historia, ha sido casi siempre bajo la dirección de
una realidad o una ficción, el sociólogo asume o usurpa las aspirantes al monopolio del poder para juzgar y clasificar, a /
funciones del rex arcaico, investido, según Benveniste, del poder menudo seres mal clasificados, al menos en ciertos aspectos, ·
de regere fines y de regere sacra, de determinar las fronteras, los como los dominados han podido escapar a la atadura de la clasi
limites, es decir, lo sagrado. El latin, que invoco también en ho ficación legítima y transformar su visión del mundo al liberarse
menaje a Pierre Courcelle, posee otra palabra, que es menos de esos limites incorporados que son las categorías sociales de
prestigiosa y más próxima a las realidades de hoy, la de censor, percepción del mundo social.
para designar al poseedor estatutario de ese poder de constitu Así pues, descubrir que se está inevitablemente comprome
ción que pertenece al decir autorizado, capaz de hacer que exis tido en la lucha por la construcción y la imposición de la
tan en las conciencias y en las cosas las divisiones del mundo so taxonomía legítima viene a ser lo mismo que adoptar como
cial: el censor, como responsable de. una operación técnica objeto, pasando al segundo grado, la ciencia de esta lucha, es
-census, censo- que consiste en clasificar a los ciudadanos decir, el conocimiento del funcionamiento y las funciones de
según su fortuna, es el sujeto de un juicio que se parece más al las instituciones que se encuentran comprometidas en ella, co
de un juez que al de un científico; éste consiste, en efecto -y mo lo son el sistema escolar o los grandes organismos ofi
cito a Georges Dumézil-, en "situar (a un hombre, un acto o ciales de censo y de estadistica social. El concebir como tal el
una opinión, etcétera) en el lugar jerárquico que le correspon espacio de la lucha de las clasificaciones -y la posición del
de, con todas las consecuencias prácticas de esta situación, y sociólogo dentro de este espacio o en relación con él- de nin
ello mediante una justa estimación pública". guna manera lleva a aniquilar a la ciencia en el relativismo.
Para romper con esa ambición, que es propia de las No hay duda de que el sociólogo ha dejado de ser el árbitro
mitologías, de fundamentar las divisiones arbitrarias del or imparcial o el espectador divino, único capaz de determinar
den social, y ante todo la división del trabajo, y dar así una dónde se encuentra la verdad -o, expresándose como el sen
solución lógica al problema de la clasificación de los hom tido común, que tiene razón-, esto equivale a identificar la
bres, la sociología debe tomar como objeto, en lugar de caer objetividad con una distribución ostensiblemente equitativa
en ella, la lucha por el monopolio de la representación legi de las culpas y las razones. Ahora es aquel que trata de decir
tima del mundo social, esa lucha de las clasificaciones que la verdad de las luchas que tienen como objeto -entre otras
es una de las dimensiones de cualquier tipo de lucha de clases, cosas- la verdad. Por ejemplo, en lugar de zanjar la discu
bien sea de clases definidas por la edad, el sexo o las clases so sión entre los que afirman y los que niegan la existencia de
ciales. La clasificación antropológica se distingue de las una clase, de una región o de una nación, se concentra en es
taxonomias zoológicas o botánicas por el hecho de que los ob tablecer la lógica específica de esa lucha y en determinar, por
jetos que coloca en su lugar -o desplaza- son sujetos clasifi medio de un análisis de la relación de fuerzas y de los mecanis
cadores. Basta con pensar lo que ocurriría si, como en las fá mos de su transformación, cuáles son las posibilidades de los
bulas, los perros, los zorros y los lobos pudieran opinar en lo diferentes bandos. A él le corresponde construir el modelo
que se refiere a la clasificación de los canídeos y a los limites verdadero de las luchas por la imposición de la representación
de variación aceptables entre los miembros reconocidos de la verdadera de la realidad que contribuyen a crear la realidad
especie, y si la jerarquía de los géneros y las especies pudiera tal y como se presenta en el momento de ser registrada. Asi
determinar las posibilidades de acceso a la pitanza, o a los procede Georges Duby cuando, en lugar de aceptarlo como
premios de belleza. En pocas palabras, con gran desespera una herramienta indiscutida del historiador, toma como obje
ción del filósofo-rey que al asignarles una esencia quiso obli to de análisis histórico el esquema de las tres órdenes, es decir,
garlos a ser y hacer lo que por definición les incumbe, los eta- el sistema de clasificación a través del cual la ciencia histórica
60 SOCIOLOGIA Y CULTURA 61
cLASE INAUGURAL
acostumbra concebir la sociedad feudal; para descubrir que puede aparecer como una forma de justificar, o incluso de
este principio de división, que es a la vez el objeto y el produc disculpar? Ante la servidumbre de la cadena de montaje o la
to de las luchas entre los grupos que aspiran al monopolio del miseria de las ciudades perdidas, sin habl.ar de !� t?rtura o
poder de constitución, obispos y caballeros, contribuyó a pro la violencia de los campos de concentracion, el as, son las
ducir la propia realidad que permite pensar. De la misma for cosas" que podemos pronunciar junto �on Hegel ante las
ma, la observación que en un momento determinado estable montañas reviste el valor de una complicidad cnnunal. Pues
ce el sociólogo respecto de las propiedades u opiniones de cuando se trata del mundo soci�l, no hay n_ada menos neutro
las diversas clases sociales, y los propios criterios de clasi que el enunciar el ser con autoridad, es decir, con el poder de
ficación que deben utilizar para esta observación, son tam hacer ver y hacer creer que confiere la capacidad reconocida
bién producto de toda la historia de las luchas simbólicas que de prever; las observaciones de la ciencia ejercen inevit_a�le·
han tenido como objeto la existencia y la definición de las clases mente una política eficaz, que puede no ser la que quisiera
y han contribuido así, de manera muy real, a hacer las clases: en ejercer el científico.
, gran parte, el resultado presente de esas luchas pasadas depende Sin embargo, aquellos que deploran el pesimismo desalenta
del efecto de teoría ejercido por las sociologías del pasado, en es· dor o los efectos desmqvilizadores del análisis sociológíco cuan
pecial por las que contribuyeron a hacer la clase obrera, y con do éste formula, por ejemplo, las leyes de la reproducción social
ella las demás clases, al contribuir a que ella creyera, a que se tienen tan poco fundamento como aquellos que reprocharan a
creyera, que existe como proletariado revolucionario. A me Galileo el haber desalentado el sueño de volar al construir la ley
dida que progresa la ciencia social, y que progresa su divulga de la caída de los cuerpos. El enunciar una ley social como la
ción, los sociólogos se encontrarán cada vez más, realizada en que establece que el capital _cultural. va al capital cultural
su objeto, con la ciencia social del pasado. equivale a presentar la posibilidad de introducir entre las cir
Pero basta con pensar en el papel que asignan las luchas cunstancias que han contribuido al efecto que la ley prevé
políticas a la previsión, o a la simple observación, para -en este caso particular la eliminación escolar de los niños
comprender que hasta el sociológo que con mayor rigor se li más desprovistos de capital cultural- los "elementos modifi
mita a describir será sospechoso de prescribir o proscribir. En cadoces" de los que hablaba Augusto Comte; éstos, por débi
la vida diaria, prácticamente sólo se habla de lo que es para les que sean por sí mismos, pueden bastar para transformar
decir, por añadidura, que es o no conforme a la naturaleza de en el sentido que deseamos el resultado de los mecarusmos.
las cosas, normal o anormal, bendito o maldito. Los nombres Por el hecho mismo de que, tanto en este campo como en
son provistos de adjetivos tácitos, los verbos de adverbios si otros, el conocimiento de los mecanismos permite determinar
lenciosos que tienden a consagrar o condenar, a instituir co las condiciones y los medios de una acción dirigida a domi
mo digno de existir y persistir en el ser o, por el contrario, de narlos, en todos los casos se justifica el rechazo del sociologis
destituir, degradar o desacreditar. Así pues, no resulta fácil mo que trata lo probable como un destino; y allí están los mo
desprender el discurso de la lógica del proceso en el cual vimientos de emancipación para probar que cierta dosis de
quieren hacerlo funcionar, aunque no fuera más que para utopismo, esa negación mágica de lo real que se consideraría
otorgarse la libertad de condenarlo. Así, la descripción en otros casos como neurótica, puede incluso ayudar a crear
científica de la relación que guardan los más desposeídos de las condiciones políticas de una negación práctica de la obser
cultura con la alta cultura se comprenderá muy probablemen vación realista. Pero, sobre todo, el conocimiento por sí solo
te como una forma hipócrita de condenar al pueblo a la igno ejerce un efecto -que me parece liberador-e- cada vez que
rancia o, por el contrario, como una forma disimulada de una parte de la eficacia de los mecanismos cuyas leyes de fun
rehabilitar o celebrar la incultura y demoler los valores de la cionarniento estable depende del desconocimiento, es decir,
cultura. ¿ Y qué decir de los casos en que el esfuerzo para cada vez que se enfrenta a los fundamentos de la violencia
explicar -y en eso consiste siempre el trabajo de la ciencia- simbólica. En efecto, esta forma particular de violencia sólo
62 SOCIOLOGÍA Y CULTURA CLASE INAUGURAL 63
puede ejercerse contra sujetos cognocentes cuyos actos de co como competidores, los adversarios cómplices se ponen de
nocimiento, empero, por ser parciales y mistificados, en acuerdo para que quede enmascarado lo esencial, es decir, los in
cierran el reconocimiento tácito de la dominación que está tereses vinculados con el hecho de participar en el juego y la co
implicado en el desconocimiento de las bases reales de la do lusión objetiva que de ello resulta.
minación. Se explica el hecho de que constantemente se nie Es demasiado evidente que no se puede esperar que la refle
gue a la sociología la categoría de ciencia, sobre todo entre xión de los limites dé acceso a una reflexión sin limites: lo
aquellos que requieren de las tinieblas del desconocimiento cual equivaldría a resucitar con forma diferente la ilusión
para ejercer su comercio simbólico. formulada por Mannheim, de "la intelligentsia sin atadur�
Nunca se impone de manera más absoluta la necesidad de re ni raíces", una especie de sueño o vuelo social que es sustituto
pudiar la tentación regia como cuando se trata de concebir histórico de la ambición del saber absoluto. Con todo, cada
científicamente el propio mundo científico, o, de manera más nuevo logro de la sociología de la ciencia tiende a reforzar la
general, el mundo intelectual. Si ha sido necesario revisar de arri ciencia sociológica al incrementar el conocimiento de las deter
ba abajo la sociología de los intelectuales, ello se debe a que, por minantes sociales del pensamiento sociológico, y por ende la
la importancia de los intereses que están en juego y por la magni eficacia de la crítica que cada cual puede opone; a los efecios
tud de lo que se ha consentido invertir, a un intelectual le es su de esas determinantes sobre su propia práctica y la de sus
mamente dificil evadir la lógica de la lucha en la que cada cual se competidores. La ciencia se refuerza cada vez que se refuerza
apresura a convertirse en sociólogo -en el sentido más bru la crítica .c!entífica, es decir, de manera inseparable, la cali
talmente sociologista- de sus adversarios, al tiempo que se d_ad cíentifíca de las armas disponibles y, para poder triunfar
convierte en su propio ideólogo, según la ley de las cegueras y lu científicamente, la necesidad de utilizar las armas de la ciencia
cideces cruzadas que regula todas las luchas sociales por la ver y sólo éstas. En efecto, el campo científico es un campo de
dad. Sin embargo, sólo si aprehende el juego como tal, con las luchas como cualquier otro, pero en él las disposiciones
apuestas, las reglas o las regularidades que le son propios, las in críticas que suscita la competencia sólo pueden verse satis
versiones específicas que se generan y los intereses que se satisfa fechas cuando logran movilizar los recursos científicos acumula
cen en él, logrará simultáneamente, por un lado, zafarse de él dos; cuanto más avanzada está una ciencia, y tiene pues un
por y para la distancia constitutiva de la representación teórica, logro colectivo importante, mayor es el capital científico que
y, por otro descubrir que está involucrado en él, en un lugar de supone la participación en la lucha científica. La conse
terminado, con apuestas e inversiones determinadas y determi cuencia es que las revoluciones científicas no son producto de
nantes. Cualesquiera que sean sus pretensiones científicas, la los n:'ás desprovistos sino de los más ricos en ciencia. Estas leyes
objetivación está destinada a ser siempre parcial, por ende, falsa, sencillas permiten comprender que ciertos productos sociales
mientras ignore o se niegue a ver el punto de vista a partir del transhistóricos, es decir, relativamente independientes de sus
cual se enuncia, es decir, el juego en conjunto. El construir el condiciones sociales de producción, como las verdades científi
juego como tal, es decir, como un espacio de posiciones objeti cas, puedan surgir de la .historicidad de una configuración
vas que es causa, entre otras cosas, de la visión que pueden tener social singular, es decir, de un campo social como es el de la
los ocupantes de cada posición sobre las demás posiciones y sus física o la biología actualmente. En otras palabras la ciencia
ocupantes, es obtener el medio de objetivar científicamente el soci'.11 pu_ede explicar el progreso paradójico de un; razón que
conjunto de las objetivaciones más o menos brutalmente reduc es histórica de parte a parte y, sin embargo, irreductible a la
cionistas a las que se entregan los agentes metidos en la lucha, y historia: si hay una verdad, ésta es que la verdad es un objeto
de percibirlas como lo que son, como estrategias simbólicas diri de lucha; pero esta lucha sólo puede conducir a la verdad
gidas a imponer la verdad parcial de un grupo como la verdad de cuando obedece a una lógica tal que la única forma de vencer
las relaciones objetivas entre los grupos. Es descubrir, por añadi al adversario sea empleando contra él las armas de la ciencia y
dura, que, al dejar en el olvido el propio juego que los constituye cooperando así al progreso de la verdad científica.
SOCIOLOGIA Y CULTURA
64
CLASE INAUGURAL 65
con que se pudiera exigir prácticamente que todos los partici contrario, encuentran en estos excesos una excusa para justi
pantes y aspirantes dominaran los co�ocimientos -que son ya ficar la abdicación que implica a menudo la prudencia irre
inmensos- obtenidos dentro de esta disciplina para que desapa prochable de la minucia ideográfica.
recieran del universo ciertas prácticas que descalifican a la profe La ciencia social sólo se puede constituir rechazando la de
sión. Pero en el mundo social, ¿a quién le interesa que exista una manda social de instrumentos de legitimación o de manipula
ciencia autónoma del mundo social? En todo caso, no será a los ción. El sociólogo puede llegar a deplorarlo, pero no tiene
que son científicamente más po?res: como estructu�almente más mandato ni misión que los que él se asigna en virtud de la
tienen tendencia a buscar en la alianza con las potencias exter lógica de su investigación. Aquellos que, por <.na usurpación
nas, cualesquiera que sean, un apoyo o �na venganza en esencial, se sienten con derecho o se imponen el deber de
contra de las presiones y los controles surgidos de la compe hablar por el pueblo, es decir, en su favor, pero también en su
tencia interna, siempré pueden encontrar en la denuncia politíca lugar, aunque fuera, como lo he hecho yo en alguna ocasión,
un sustituto fácil de la critica científica. Tampoco será a los de para denunciar el racismo, el miserabilismo o el populismo de
tentadores de un poder temporal o espiritual, que no pueden los que hablan del pueblo, ellos siguen hablando por sí mis
más que ver en una ciencia social realmente autónoma la compe mos; o al menos, hablan aún de sí mismos, en la medida en
tencia más temible; sobre todo, quizá, cuando renuncia a la que con ello tratan, en el mejor de los casos -por ejemplo en
ambición de legislar, por la que llega la heteronomía, y reivin el de Michelet-, de adormecer el sufrimiento relacionado
dica una autoridad negativa, crítica, es decir, crítica de sí mis con la ruptura social haciéndose pueblo en la imaginación.
ma y como implicación, de todos los abusos de ciencia Y de to Pero en este punto tengo que abrir un paréntesis : cuan d o , co
dos l¿s abusos de poder que se cometen en nombre de la ciencia. m o acabo de h acerlo, el sociólogo enseña a remitir l os actos o
Se comprende que la existencia de la sociología como d_is los discursos más "puros", los del sabio, el artista o el mili
ciplina científica se vea siempre amenazada. La vulnerabili t ante, a las c ondiciones sociales de su producción y a los ínre
dad estructural que provoca la posibilidad de hacer trampa reses especificos de sus productores, de ninguna manera ali en
con los imperativos científicos a través del juego de la politi ta el pe rjuicio de reducción o demolición con el qu e se solazan
zación hace que tenga tanto que temer de los poderes que � la a critud y la a margura, sino que sólo trata de proporcionar
peran demasiado de ella como de los que desean su desapari e l medio para despojar de su im pecabilidad o bj e t i v a y subjeti
ción. Las demandas sociales vienen siempre acompañadas de va al rigorismo, o incluso terrorismo, del resentimiento; em
presiones, conminaciones o seducciones, y el mayor_ bien que pez ando por aquel que nace de la t ran s m u tación de u n deseo
se Je pueda hacer a la sociología es quizá el de no pedirle nada. de venganza social en reivindicación de un igua lit arismo com
Paul Yeyne observaba que "se reconoce de lejos a los grandes p ensador.
escriben". ¿Qué decir de los sociólogos que se ven constante m ente situado , como sujeto social socialmente determinado
mente incitados a rebasar los límites de su ciencia? No es tan la historia, es decir, la sociedad en la que ésta se sobrevive a sÍ
fácil renunciar a las gratificaciones inmediatas del profetismo misma, se vuelve un momento hacia sí, reílexioó.a sobre sí; y a
cotidiano, sobre todo considerando que el silencio, por defini través de él rodcs os
l :.¡¡ entes sociales pueden saber un poco
ción está destinado a pasar inadvertido y deja el campo libre a la m ejor o que son, y lo que hacen.
l P ero ésta es justamente la
inanidad sonora de la falsa ciencia. Así, por no repudiar las am t�rea q ue menos desean confiar al sociólogo todos aquellos qu e
biciones de la filosofía social y la seducción del ensayismo, que tie nen como cómplices al desconocimiento, la negación, el
está en todo y para todo tiene respuesta, hay quien se puede re chazo al saber, y que están dispuestos de buena fe a recono
pasar toda la vida situándose en terrenos donde la ciencia en cer como científicas todas las f ormas dé discurso q ue no
su estado actual está derrotada de antemano. Otros, por el h ablan del mundo social o que hablan de él de manera tal que
cesita declararse en censuras expresas; en efecto, puesto que untarse si tienen derecho a existir una actividad que supone Y
Ja ciencia rigurosa supone rupturas decisorias con las eviden �roduce la negación de una denegación c�lectiva; pe�o no hay
cias, basta con dejar que actúen las rutinas del pensamiento nada que les permita impugnar su caracter cíentifico. No
común o las inclinaciones del sentido común burgués para ob hay duda de que no existe una demanda social prop1a�ente
tener las consideraciones infalsificables del ensayismo plane dicha de un saber total sobre el m u n d o . social; _Y. solo la
tario o los conocimientos a medias de la ciencia oficial. Buena autonomía relativa del campo de producción c1ent1f1co. Y los
parte de lo que el sociólogo se esfuerza por descubrir no está intereses específicos que en él se generan pueden auto�1�r Y
oculto en el mismo sentido que lo que tratan de sacar a la luz favorecer la aparición de una oferta de productos científicos,
las ciencias de la naturaleza. Muchás de las realidades o rela es decir, por lo general, de críticas, que precede cualquier tipo
ciones que revela no son invisibles, o lo son, al menos, sólo en de demanda. En favor del bando de la ciencia, que es más qu_e
el sentido de que "saltan a la vista", según el paradigma de la nunca el del Aufktarung, de la desmitificación, poddamos li
carta robada que tanto gusta a Lacan; me refiero, por ejem mitarnos a invocar un texto de Descartes que Martial Gue
plo, a la relación estadística que vincula las prácticas o las roult solía citar: "No apruebo que uno trate de engañarse a sí
preferencias culturales con la educación recibida. El trabajo mismo alimentándose de falsas imaginaciones. Por ello, al_ver
necesario para mostrar a la luz del día la verdad, y lograr que que es una mayor perfección. conocer la verdad, aunque esta
se le reconozca una vez mostrada, se topa con los mecanismos sea en perjuicio nuestro, que ignorarla, confieso que más va!e
de defensa colectivos que tienden a garantizar una verdadera estar menos alegre y tener más conocimiento."• La sociología
denegación, en el sentido de Freud. Puesto que el rechazo a descubre la self-deception, la mentira dirigida a sí mismo que
conocer una realidad traumática está en relación directa con se mantiene y alienta colectivamente y que en todas las so
los intereses que se defienden, se comprende la extrema vio- - ciedades es la base de los valores más sagrados, Y con esto, de
lencia de las reacciones de resistencia que suscitan entre los toda la existencia social. Enseña junto con Marce! Mauss que
detentadores del capital cultural los análisis que sacan a la luz "la sociedad se paga siempre a sí misma con la falsa mon�da
las condiciones de producción y reproducción negadas de la de su sueño"." Esto equivale a decir que esta ciencia ico
cultura; a gente entrenada para concebirse con el carácter de noclasta de las sociedades que están llegando a la vejez puede
lo único y lo innato, esos análisis no les hacen descubrir más contribuir al menos a darnos, aunque sea sólo en parte, el do
que lo común y lo adquirido. En este caso, el conocimiento de minio y la posesión de la naturaleza social al lograr el avance
sí es efectivamente, como lo afirmaba Kant, "un descenso a los del conocimiento y la conciencia de los mecanismos que son la
Infiernos". Al igual que las almas que, según el mito de E t , base de todas las formas de fetichismo; me refiero, claro está,
deben beber el agua del río Ameles, portadora de olvido, an a lo que Raymond Aron, que tanto ilustró esta enseñanza, lla
tes de volver a la tierra para vivir las vidas que ellas han elegi ma la "religión secular", ese culto de Estado que es un culto
do, los hombres de cultura deben sus goces más puros sólo a del Estado sus fiestas civiles, sus ceremonias cívicas y sus mi
la amnesia de Ja génesis que les permite vivir su cultura como tos nacionales o nacionalistas, siempre dispuestos a suscitar o
un don de la naturaleza. Siguiendo esta lógica que el psico justificar el desprecio o la violencia racista, y que no es sólo
análisis conoce bien, no retrocederán ante la contradicción pa característica de los Estados totalitarios; pero también me
ra defender el error vital que es su razón de ser y salvar la in refiero al culto del arte y de la ciencia, los que, como ídolos
tegridad de una identidad basada en la conciliación de los sustitutos, pueden contribuir a la legitimación de un orden social
contrarios: recurriendo a una forma del paralogismo del cal fundado en parte sobre una distribución inequitativa del capi
dero tal como lo describe Freud, podrán así reprochar a la ob tal cultural. En todo caso, al menos se puede esperar de la cien
jetivación científica a la vez su absurdo y su evidencia, por en cia social que haga retroceder la tentación de la magia, esa
Los enemigos de la sociología tienen todo el derecho de pre- • Versión del traductor.
CLASE llllAUGURAL 69
68 SOCIOLOGÍA Y CULTURA
de lo social, es decir, entre la historia objetivada en las cosas, un profesor titulado de literatura como una forma particular de
en forma de instituciones, y la historia encarnada en los cuerpos, una relación de la que la oposición medieval entre el auctor y el
en forma de esas disposiciones duraderas que yo llamo habitus. lector, o el antagonismo entre el profeta y el sacerdote son tam
El cuerpo está en el mundo social, pero el mundo social está en el bién manifestaciones. Cuando está orientada por un principio de
cuerpo. Y la incorporación de lo social que realiza el aprendizaje pertinencia que le permite construir los datos con vistas a la com
es el fundamento de la presencia en el mundo social que suponen paración y la generalización, incluso la lectura de los diarios pue
la acción que es un éxito social y la experiencia común de este de convertirse en un acto científico. Poincaré definía la mate
mundo como algo que cae por su �so. mática como "el arte de dar el mismo nombre a cosas diferen
Sólo un verdadero análisis de caso, que requeriría una expo tes"; de la misma forma, la sociología -que los matemáticos
sición demasiado larga, podría mostrar la ruptura decisiva me perdonen la audacia de esta asimilación- es el arte de con
con la visión común del mundo social determinada por el cebir cosas que son fenomenológicamente diferentes como se
hecho de sustituir la relación ingenua entre el individuo y la mejantes en su estructura y funcionamiento, y de transferir lo
sociedad por la relación construida entre esos dos modos de · que se ha establecido en relación con un objeto construido,
existencia de lo social, el habitus y el campo, la historia hecha como por ejemplo el campo religioso, a toda una serie de ob-
cuerpo y la historia hecha cosa. Para ser totalmente convincente . jetos nuevos, como el campo artístico, o el político, etcétera.
y constituir como crónica lógica la cronología de las relaciones Esta especie de inducción teórica que hace posible la generali
entre Monet, Degas y Pissarro, o entre Lenin, Trotski, Stalin y zación sobre la base de la hipótesis de la invariación formal
Bujarin, o aun entre Sartre, Merleau-Ponty y Camus, habría que dentro de la variación material, no tiene nada que ver con la
obtener un conocimiento suficiente de esas dos series causales inducción o la intuición de base empírica con la que a veces se
parcialmente independientes que son, por un lado, las condi le identifica; gracias al uso razonado del método comparativo
ciones sociales de producción de los protagonistas o, para ser al cual confiere su plena eficacia, la sociología, al igual que
más precisos, de sus disposiciones duraderas y, -por otro, la las demás ciencias que, según decía Leibniz, "se concentran a
lógica específica de cada uno de los campos de encuentro en medida que se extienden", puede aprehender un número cada
los que comprometen estas disposiciones, el campo artístico, vez más extenso de objetos con un número cada vez más redu
el político o el intelectual, sin olvidar, claro está, las presiones cido de conceptos y de hipótesis teóricas.
coyunturales o estructurales que se ejercen en estos espacios El pensar en términos de campo requiere una conversión de
relativamente autónomos. toda la visión común del mundo social que se fija sólo en las
Concebir cada uno de estos universos particulares como cam cosas visibles; en el individuo, ens realissimum, al cual nos liga
po, es obtener el medio para entrar en el detalle más singular de una especie de interés ideológico primordial; en el grupo, que só
su singularidad histórica a la manera de los historiadores más lo en apariencia está definido únicamente por las relaciones tem
minuciosos, al tiempo que se les construye de manera que se per porales o duraderas, informales o institucionalizadas, entre sus
ciba en ellos un "caso particular de lo posible", según decía miembros; incluso en las relaciones comprendidas como interac
Bachelard, o, más simplemente, una configuración entre otras ciones, es decir, como relaciones subjetivas realmente efec
de una estructura de relaciones. Esto supone, una vez más, que tuadas. De hecho, al igual que la teoría de Newton sobre la
uno debe estar atento a las relaciones pertinentes, que suelen ser in gravitación no se pudo construir más que como ruptura con el
visibles o pasar inadvertidas a primera vista, entre las realidades realismo cartesiano que se negaba a reconocer un modo de ac
directamente visibles, como las personas individuales, designa ción física que no fuera el choque, el contacto directo, así la
das por nombres propios, o las personas colectivas, a la vez noción de campo supone una ruptura con la representación
nombradas y producidas por el signo o la sigla que las constituye realista que lleva a reducir el efecto del medio al efecto de la
como personalidades jurídicas. Así, será posible concebir tal o acción directa que se efectúa en una interacción. La estructu
cual polémica situada y fechada entre un crítico de vanguardia y ra de las relaciones constitutivas del espacio del campo es la
72 SOCIOLOGÍA Y CULTURA 73
CLASE INAUGURAL
que determina la forma que pueden revestir las relaciones vi cibidas como algo insoportable que nacen de la cofxisten-
de lo peor. No acabaríamos nunca de enumerar los errores, teológica del primer motor lo deja ver, aquellos que expresan
11
las mistificaciones o las mlsticas que se engendran en el hecho las fuerzas inmanentes del campo -lo cual no es poca cosa
de que las palabras que designan instituciones o grupos, como más que los que las producen o dirigen.
Estado, Burguesía, Patrones, Iglesia, Familia o Escuela, También habría podido tomar el ejemplo del circo-hipó
pueden constitutirse en sujetos de proposiciones con formas dromo de Constantinopla según el análisis ya clásico de Gil
como "el Estado decide", o "la Escuela elimina", y, con bert Dagron. No es sin duda una casualidad que esta realización
ello, en sujetos históricos capaces de plantear y realizar sus paradigmática del campo político se presente en forma de un
propios fines. Así, ciertos procesos cuyo sentido y fin no con espacio de juego socialmente instituido que transforma ¡,eriódi
cibe ni plantea nadie en realidad, sin que sean por ello ciegos camente al pueblo reunido en asamblea popular, investida del
o aleatorios, se encuentran ordenados por referencia a una in poder de impugnar o de consagrar ritualmente la legitimidad im
tención que no es ya la de un creador concebido como perso perial. El espacio institucional donde todos los agentes sociales
na, sino la de un grupo o una institución que funciona como -el emperador, colocado en posición de árbitro, los senadores,
causa final capaz de justificarlo todo, con el-menor costo, sin los altos funcionarios, pero también el pueblo, en sus diferentes
explicar nada. Sin embargo, es posible demostrar, apoyán funciones- tienen su lugar asignado produce en cierta forma
dose en el célebre análisis de Norbert Elias, que esta visión las propiedades de aquellos que lo ocupan y las relaciones de
teológico-política no se justifica ni en el caso aparentemente más competencia y conflicto que los oponen; en este campo cerra
adecuado para confirmarla, es decir, en el de un Estado monár do, los dos bandos, los Verdes y los Azules, se enfrentan de
quico, que presenta en grado superlativo, incluso para el propio manera ritual siguiendo una lógica que tiene que ver a la vez
monarca - "el Estado soy yo" - , las apariencias del "Aparato": con la lógica de la competencia y con la de la lucha política; Y
la sociedad de la corte funciona como campo de gravitación en el la autonomía de esta forma social, como una especie de taxis
cual se ve atrapado el propio detentador del poder absoluto, a instituida y, por ello, trascendente de ambos bandos, tagma,
pesar de que su posición privilegiada le permite extraer la mayor que no deja de engendrar, se afirma en el hecho de que "se
parte de la energía engendrada por el equilibrio de las fuerzas. El presta a la expresión de todo tipo de conflictos", desalentan
principio del movimiento perpetuo que agita el campo no reside do los esfuerzos por encontrar para estos antagonismos una
en algún primer motor inmóvil -en este caso el Rey Sol- sino base social o política precisa y constante.
en las tensiones que produce la estructura constitutiva del campo Como lo muestra perfectamente el caso de este juego social
(las diferencias de rango entre príncipes, duques, marqueses, del todo ejemplar, la sociología no es un capitulo de la mecá
etcétera) y tienden a su vez a reproducirla. Hay en las acciones nica, ni los campos sociales son campos de tuerzas, sino campos
y reacciones ciertos agentes que, a menos de excluirse del de luchas destinadas a transformar o conservar estos campos de
juego, no tienen más remedio que luchar por mantener o fuerzas. Y la relación, ya sea práctica o pensada, que man
mejorar su posición en el campo, con lo cual contribuyen tienen los agentes con el juego forma parte del juego y puede
a imponer sobre todos los demás presiones a menudo per- ser el principio de su transformación. Los campos sociales
74 SOCIOLOGIA Y CULTURA CLASE INAUGURAL 75
más diversos, como la sociedad de corte, el campo de los de el juego desde afuera, desde el punto de vista del especta
partidos políticos, el de las empresas o el campo universitario, dor imparcial que no invierte nada en el juego ni en las apues
sólo pueden funcionar mientras haya agentes que inviertan -en tas. Este punto de vista del extraño que se ignora a si mismo
los diferentes sentidos de la palabra- que comprometan en lleva a ignorar que las inversiones son ilusiones bien funda
ellos sus recursos y persigan lo apostado contribuyendo así das. En efecto, a través de los juegos sociales que propone, el
por su propio antagonismo a conservar la estructura o, en mundo social procura a los agentes algo que es mucho más y
ciertas condiciones, a transformarla. que es diferente de lo que son las apuestas aparentes o los
Como estamos siempre más o menos atrapados en uno de fines manifiestos de la acción: la cacería cuenta tanto como la
los juegos sociales que ofrecen los diferentes campos, no se presa, o quizá más que ella, y existe un beneficio de la acción
nos ocurre preguntar por qué hay acción en vez de nada -lo que excede los beneficios que se persiguen de manera explici
cual, a menos de suponer una propensión natural a la acción ta, como un sueldo, un premio, un trofeo, un título o una
o al trabajo, no es nada obvio. Todos sabemos por experien función, y que consiste en salir de la indiferencia y afirmarse
cia que lo que atrae al alto funcionario puede dejar indiferen como agente actuante, atrapado en el juego, ocupado, habi
te al investigador y que las inversiones del artista serán tante del mundo habitado por el mundo, proyectado hacia
siempre ininteligibles para el banquero. Esto quiere decir que ciertos fines y dotado, en forma objetiva, y por ende, subjeti
un campo sólo puede funcionar si encuentra individuos so va, de una misión social.
cialmente dispuestos a comportarse como agentes respon Las funciones sociales son ficciones sociales. Y los ritos de
sables, a arriesgar su dinero, su tiempo, en ocasiones su honor institución hacen a aquel que instituyen como rey, caballero,
y su vida, para perseguir las apuestas y obtener los beneficios sacerdote o profesor, forjando su imagen social, moldeando
que propone, los que vistos desde otro punto de vista pueden la representación que puede y debe dar como persona moral,
parecer ilusorios, y siempre lo son ya que descansan en la rela es decir, como plenipotenciario, mandatario o portavoz de un
ción de complicidad ontológica entre e'l'-habitus y el campo grupo. Pero también lo hacen en otro sentido. Al imponerle
que es el principio del ingreso al juego, de la adhesión al un nombre, un título que lo define, lo instituye, lo constituye,
En la relación entre el juego y el sentido del juego es donde que deberá ser, le ordenan que llene su función, que entre en
se engendran las apuestas y se constituyen ciertos valores que, el juego, en la función, que juegue el juego, cumpla la fun
aunque no residen fuera de esta relación, se imponen en su in ción. Confucio no hacía más que enunciar la verdad de todos
terior con una necesidad y evidencia absolutas. Esta forma ori los ritos de institución cuando invocaba el principio de la
ginaria de fetichismo es el principio de toda acción. El motor "justificación de los nombres", al pedir que cada uno se con
-lo que se llama a veces la motivación- no está ni en el fin formara con su función en la sociedad, que viviera conforme
material o simbólico de la acción, como lo afirma el finalismo a su naturaleza social: "Que el soberano actúe como sobera
ingenuo, ni en las presiones del campo, como lo afirma la vi no, el sujeto como sujeto, el padre como padre y el hijo como
sión mecanicista. Está en la relación entre el habitus y el cam hijo." Al entregarse en cuerpo y alma a su función, y, a través
po que hace que el habitus contribuya a determinar aquello de ella, al cuerpo constituido que se le confía, que sea éste
que lo determina. No hay sagrado más que para el sentido de universitas, collegium, societas, o consortium, como decían
lo sagrado que se encuentra sin embargo, con Jo sagrado co los canonistas, el heredero legítimo, el funcionario o el digna
mo plena trascendencia. Esto es cierto para cualquier tipo de tario contribuyen a garantizar la eternidad de la función, que
valor. La i/lusio en el sentido de inversión en el juego sólo se existía antes que él y le sobrevivirá -Dignitas non moritur-,
convierte en ilusión en el sentido originario de acción de enga y la del cuerpo místico que él encama, y del cual participa, par
º de mala fe -en el sentido de Sartre- cuando se aprehen- Aunque para constituirse deba rechazar todas las formas
76 SOCIOLOGÍA Y CULTURA
CLASE INAUGURAL
77
cias sociales reduciéndolas a invariantes antropólogicas, la social, y éste es un mandato para dar sentido, explicar, o
sociología sólo puede comprender el juego social en lo más incluso poner orden y asignar fines. Por ello no están en la me
esencial que tiene si toma en cuenta algunas de las característi jor situación para comprender la miseria de los hombres sin
cas universales de la existencia corporal, como el hecho de cualidades sociales, ya sea la resignación trágica de los an
existir en estado de individuo biológico separado, o de estar cianos abandonados a la muerte social de los hospitales o los
confinado a un lugar y un momento, o aun el hecho de estar y hospicios, la sumisión silenciosa de los desempleados o la
saberse destinado a la muerte, todas las cuales son propieda violencia desesperada de los adolescentes que buscan en la ac
des que se han comprobado de manera más que científica y ción reducida a la infracción un medio para acceder a una forma
que no se incluyen jamás en la axiomática de la antropología reconocida de existencia social. Y quizá porque, como todo el
positivista. Condenado a la muerte, ese fin que no puede to mundo, necesitan de manera demasiado profunda la ilusión de
marse como fin, el hombre es un ser sin razón de ser. Es la so la misión social como para reconocer ante si cuál es su principio,
ciedad, y sólo ella, la que dispensa en diferentes grados las les cuesta trabajo descubrir el verdadero fundamento del poder
justificaciones y las razones de existir; ella es la que produce exorbitante que ejercen todas las sanciones sociales de la impor
los negocios o las posiciones que se consideran "importantes", tancia, todas las sonajas simbólicas, como condecoraciones, cru
ella produce los actos y I_os agentes que se juzgan "importan ces, medallas, palmas, Legión de Honor, etcétera, pero también
tes" para si mismos y para los demás, como personajes que han todos los apoyos sociales de la illusio vital, como misiones, fun
recibido una garantía objetiva y subjetiva de su valor y han sido ciones y vocaciones, mandatos, ministerios y magisterios.
así arrebatados a la indiferencia y la insignificancia. Por más que La visión lúcida de la verdad de todas las misiones y todas
diga Marx, existe una filosofia de la miseria que se acerca más a las consagraciones no condena ni a renunciar ni a desertar.
la desolación de los ancianos pordioseros e irqsorios de Be Siempre es posible entrar en el juego sin ilusiones, por una de
ckett que al optimismo voluntarista que se asocia tradicional cisión consciente y deliberada. De hecho, no llegan a tanto las
mente con el pensamiento progresista. Miseria del hombre sin exigencias de las instituciones comunes. Pensemos en Jo que
Dios, decía Pascal. Miseria del hombre sin misión ní con dijo Merleau-Ponty sobre Sócrates: "Da razones para obede
sagración social. En efecto, sin ir tan lejos como Durkheim, cer a las leyes, pero ya es demasiado el tener razones para obe
quien dice "la sociedad es Dios" yo diría: Dios no es nunca decer[ . . . ] Lo que se espera de él es justamente lo que él no
más que la sociedad. Lo que se espera de Dios nunca se puede puede dar: el asentimiento a la cosa misma y sin consideran
recibir más que de la sociedad, que es la única con el poder de dos."> Si a los que tienen por cómplice al orden establecido,
consagrar, de arrebatar a la facilidad, a la contingencia, al ab cualquiera que éste sea, no les gusta la sociología, ello se debe
surdo; pero -y esto es quízá la antinomia fundamental- só a que ésta introduce una libertad con respecto a la adhesión
lo lo hace de manera diferencial, distintiva: todo sagrado primaria que hace que la propia conformidad tome cierto ca
vulgaridad y la competencia por la existencia social conocida Así habría sido sin duda la lección de una lección inaugural
y reconocida que libera de la insignificancia es una lucha a dedicada a la sociología de la lección inaugural. Un discurso
muerte por la vida y la muerte simbólica. "Citar -decían los que se toma a sí mismo como objeto no llama tanto la aten
Kabiles- es resucitar." El juicio de los otros es el juicio final y ción sobre el referente, que podría sustituirse por otro acto
la exclusión social es la forma concreta del infierno y la con cualquiera, como sobre la operación que consiste en referirse a
denación. Porque el hombre es un Días para el hombre, es el lo que se está haciendo y sobre lo que la distingue del hecho de
hombre un lobo para el hombre. hacer simplemente lo que se hace, de estar entregado a Jo que
Sobre todo cuando son adeptos a una filosofía escatológica se hace. Cuando este volverse hacia sí mismo se realiza en la
visación un texto escrito de antemano, aspiran a probar y a Una ciencia que incomoda*
hacer sentir que el orador está entregado a lo que hace, que
que está investido. Introduce así una distancia que amenaza Comencemos por las preguntas más evidentes: ¿Las ciencias so
con aniquilar, tanto en el orador como en su público, la ciales, Y la sociología en particular, son verdaderamente cien
creencia que es condición ordinaria para el buen funciona cias? ¿Por qué siente usted la necesidad de reivindicar su carácter
Pero esta libertad respecto a la institución es quizá el único • Me parece que la sociología posee todas las propiedades que
homenaje digno de una institución de libertad que se ha dedi defmen a una ciencra, Pero, ¿hasta qué pu n t o ? Esta es la pre
cado siempre a defender la libertad respecto a las instituciones gunta. Y la respuesta q ue se puede dar varía mucho según los
que es condición de toda ciencia, y ante todo de una ciencia de sociólogos. Lo único que diré es que hay mucha gente que se
las instituciones. Es también la única muestra de agradeci dice Y se cree sociólogo y a la que difícilmente reconozco como
miento digna de los que quisieron acoger aquí a una ciencia tal, lo_ con'.ieso. De cualquier modo, hace ya mucho tiempo que
poco querida y poco segura, entre quienes debo distinguir a la sociologia ha sahdo de la prehistoria, es decir, de la era de las
André Miguel. La empresa paradójica que consiste en utilizar grandes teorías de la filosofía social con la cual suelen identi
una posición de autoridad para decir con autoridad lo que es ficarla los profanos. El grupo de sociólogos dignos de llamarse
hablar con autoridad, para dar una lección, pero una lección así concuerda en un capital c o m ú n de conocimientos adquiridos
de libertad respecto a todas las lecciones, sería simplemente conceptos, métodos y procedimientos de verificación. Lo cierto
inconsecuente, incluso autodestructíva, si la ambición misma es que, por razones sociológicas evidentes -entre otras, porque
co en todo caso, que estos enunciados paradójicos que enun la palabra), desde varios puntos de v ista. Esto explica que la
cian o denuncian el principio mismo del poder que ejercen. socioiogia tenga e l aspecto de una disciplina div idida, más pare
destruir el delgado velo de fe o de mala fe que les da el encan p roblema: si uno es tan p untilloso sobre el carácter científico de
79